19. Paseo nocturno

–Toma, hoy hemos pedido a otro sitio –dijeron Rosa, acordándose de darle a Violet el café para llevar.

–No hace falta, insisto en que no tengo paladar –murmuró la vampira, bebiéndoselo igualmente.

–Para que sepas que pensamos en ti durante el día –contestaron con una amplia sonrisa.

–Ojalá venga alguien más a la residencia y así no os enfoquéis tanto en mí –rumió Violet poniendo en marcha la cafetera con agua rosada.

–Ah, lo que nos recuerda que Chispas nos ha dicho que ayer vio una mujer interesante en la carretera del bosque –informaron sentándose en la encimera–. Podría ser una senderista, o podría ser alguien interesada en alojarse aquí.

–No me creo que alguien venga a la Colina Terrorífica a hacer senderismo –opinó Violet suspicaz.

–Ah, entonces estará interesada en la Residencia –resolvieron Rosa.

–Sí, pero en qué sentido –rumió saliendo de la cocina–. Agh, las reformas son un asco, la casa está ahora peor que antes –se quejó pisando desgarbada en los huecos entre cables tirados por el suelo, sin llegar a pisarlos.

–Pero luego estará mejor, seguro.

Seguro –repitió sarcástica.

–Y podríamos tener un consola para jugar –añadieron entusiasmadas.

–Antes tendrás que encargarte de que haya una instalación eléctrica segura que no se cargue los electrodomésticos –señaló Violet asomándose al porche.

–Claro, claro, primero electricidad, luego los juguetes.

–Voy a salir a dar una vuelta –anunció la vampira–. Tú vete a dormir.

–Sí, ahora mismo –prometieron, pero en cuanto Violet salió por la puerta, Rosa regresaron a su empeño de desahuciar los colchones.

Aquella vez también sacaron las camas de acero corroído y las de madera tan carcomida que fueron deshaciéndose en serrín por el camino.

–¿Voy a tener que noquearos? –amenazó de repente una sombra.

–¡Ah, Violet! –exclamaron intentando mantener la compostura–. Sí, íbamos a dormir, pero hemos pensado que podrías haber ido a buscar a esa mujer y queríamos saber tu veredicto –improvisaron con una gran sonrisa, apoyándose en la columna de una cama.

Violet las miró con ojos entrecerrados. La columna de madera carcomida cedió y Rosa se fueron al suelo con gran estrépito.

–Sí, hay alguien rondando la Residencia –informó Violet–. Y diría que no es humana. Desconozco sus intenciones, así que me andaría con cuidado –recomendó lúgubre.

____________________________

¿Quién será~?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top