Más que un deseo .
Sumario: "Dicen que en este mundo hay cosas que aún no se han descubierto y que para muchos solo están en sus mentes llenas de imaginación"
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La vegetación se extiende cada vez más a medida que avanzaba, diferentes tonos de verde relucen a lo largo del camino, gracias al sol radiante. Llevaba consigo una mochila con lo necesario para esta ocasión, el chico rubio no podía contener la emoción en sí mismo. Tan solo unos pasos y su recorrido ya estaría completo.
¡Su excursionismo a solas sería todo un éxito!.
Tan solo vasta inhalar un poco para sentir el frescor de la tierra. El camino rocoso de un principio, había cambiado, ahora eran ramas y hojas las que crujían bajos sus pies a medida que caminaba. Unos cuantos pasos bastaron para llegar a un espacio abierto, en el centro un lago cristalino lo esperaba.
Algo que amaba era la tranquilidad que este lugar le causaba al llegar.
El chico de gafas sonrió próximo al borde del lago.
―Hi! ya llegue .
Avisó sin obtener respuesta. Probablemente había llegado antes de lo acordado, revisó el reloj de su muñeca verificando que, sí había llegando unos 10 minutos antes de lo pactado.Sería por su entusiasmos que no se percato de ese hecho.
Alfred decidió espera en el piso sentado, posó su mochila a su costado con sumo cuidado para no dañar lo que en ella guardaba. La brisa suave removió su cabellera rubia, no pudo evitar cerrar los ojos y disfrutar de ella.
Hoy era un día de lo más importante para él.
El sol brillante comenzaba a esconderse, las nubes se tiñen de un anaranjado a medida que este desaparecía del cielo, justo en ese instante un ruido lo atrae a la realidad.
Del lago un cuerpo femenino surge, cabellos castaño oscuro y unos ojos verde jade mirándolo atentos.
―Alfred, ¿Qué mierda haces aquí?― Pregunta de manera mordaz la chica acercándose al borde del lago. En su cabello lacio se aprecia una exótica flor de tonalidades moradas. Cada vez que se mueve se ve que en la parte desnuda de su pecho escamas brillantes como gemas, cubren por completo su busto.
― Mary llegas tarde ― Señala a la chica. Ella alza una ceja sin comprender.
―A ver me vas bajando el tonito, ¿sí?― Ella toma asiento al lado del chico, revelando en el proceso que en ves de piernas, poseía una aleta que combinaban con sus ojos.
Jones parecía acostumbrando aquello. Hablar con una chica con cola de pez, claro muy normal. Para él.
―Mary hoy es un día muy especial. Logré pasar el tramo rocoso sin ayuda. ¡Soy increíble!― Afirma eufórico .
―Lastima que no te caíste, así ya no tendría a un ladilla visitándome cada ratico ―Bromea con fingida inocencia.
―Me estrañarías, eso es seguro―Comenta él, la chica rueda lo ojos. Alfred ríe, para sacar algo de su mochila. Un par de sándwichs de crema de maní y un envase con jugo de naranja.
―Sorry, era lo único que alcance a traer -Rasca su nuca apenado. María a tomado uno restándole importancia para darle un mordisco, Alfred la imita iniciando una charla sobre el trayecto que tubo que recorrer.
Conversaron amenamente por horas, cuando se dieron cuenta la luna los alumbraba conjuntos a las estrellas.
―Mary, ¿sabes qué se celebra hoy?― Pregunta Alfred mirando las pequeñas luces del cielo. la chica niega. Él baja su mirada hasta la de ella. Zafiro y Jade se encuentran
― Hoy exactamente se cumple díez años desde que nos conocimos.― Sonríe
―Díez años, el tiempo pasa rápido. Cómo olvidar el día que me encontré con un catirito que no paraba de llorar ― María despeinó al rubio como gesto de cariño.
Eso mismo pensaba Alfred, cómo olvidar el día que él junto con Matthew desobedecierón a Arthur adentrándose a ese Bosque sin compañía. Eran niños con ganas de explorar, (claro más él que su hermano).
Sin saberlo se había adentrado a lo profundo del bosque, eso que sentían causaba una gran euforia que conjunto a la adrenalina, hacia del momento algo increíble.
Alfred caminaba sobre un tronco que se extendía a lo largo de uno de los costado del lago. Ya Matthew no se encontraba con él. El tronco estaba resbaloso y por eso había caído de él, esa parte estaba más profunda por lo que le costaba nadar. Todo se había vuelto negro en un parpadeo. Cuando abrió su ojos nuevamente, unos jades lo miraban atento.
Una chica semidesnuda lo había salvado.
Después de eso cada cierto tiempo se adentraba al lugar , llevando consigo una hamburguesa como agradecimiento aquella chica.Le había tomado alrededor de un año para que ella se dejara ver.
―Así que toma, Mary―Le extendió un cupcake de chocolate con una pequeña vela ―Feliz aniversario. Pide un deseo.
María lo tomó con cuidado ante la atenta mirada de Alfred que le regalaba una radiante sonrisa.
―Cierra lo ojos y pide uno.― Le invitó.
―¿Qué desear? ,haber que tal...―Comenzó hablando en voz alta― Que Afred le de diarrea y no me visite por tres días. ¿Qué te parece?
―¡María, se supone que es un secreto!. Y deja de decirme cosas mala que se que te encanta mi compañía.
―Perdón, cariño es a ti que te fascina mi presencia.―En eso tenía razón ,Él no hace más que admirar cada cosa de ella .― Pidamos un deseo los dos junto―María acercó el pequeño panecillo al rostro de Alfred.
―Bien― Ambos cerraron sus ojos deseando aquello que su corazones más anhelaban. Ahí bajo la noche estrellada, el sentimiento de dos seres que se apreciaban pedían ser correspondido.
Ambos abrieron los ojos .
Los ojos esmeralda de María parecían más brillante ante la luz que les brindaba aquella vela, sus labios semiabierto parecían tentarle.
―¿Qué haz pedido?―Habló María a poco centímetros de su rostro.Ya no podía negar lo que le pasaba.
―Valor ―Habló seguro. Una chispa de energía aprecia María en lo ojo de aquel rubio, que estaba en su corazón.
―¿Valor, para qué? ―Susurró atenta a él.
―Para ésto― Junta sus labios con los de María en un comienzo de manera desesperada, Como un intento para mantener el contacto lo más posible.Ella se hace querer, recibiendo aquel beso con gusto.
Es por falta de oxigeno que se separan, Alfred posa su frente con la de ella .
―I Lov...―La chica pone un dedo en sus labios, callándolo.
―No lo diga, las acciones hablan más que mil palabras―Dicho esto atrajo el chico a ella para besarle.
Aquella acción era motivada por una fuerza que emanó del fondo de su corazón para desplazar todas las inseguridades y dar paso a lo que verdaderamente sentían.
Amor.
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