Lección de aritmética
Sumario: "A María se le dificulta una materia y Alfred planea ayudarla"
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Llevaban alrededor de 2 horas en lo mismo, los cuadernos y las notas se encontraban extendidos a lo largo de la mesa conjunto a los libros que se apiñaban uno sobre otros, de tal manera, que era difícil que cabiera algo más que no fueran ellos dos en tan abrumado espacio.
Sus labios se curvaron en una sonrisa placentera al haber terminado antes del tiempo un problema. Gustoso cerró el cuaderno, para estirar sus brazos cansados.
Una queja femenina llegó por lo bajo a los oídos de Alfred. María estaba agobiada, de vez en cuando fruncía el ceño como claro gesto de frustración, teniendo una pose rígida frente al cuaderno tratando de comprender el bendito ejercicio.
"¿No que ella podía con eso y más?" Se preguntó el rubio entretenido por la situación. Ya comenzaba a entender el por qué María se había negado en un comienzo a practicar en casa de ella. La castaña se le dificulta la matemática.
Él debía ayudarla ¡Claro que sí! ¿Qué clase de boyfriend sería si no socorría a su Queen? Aunque María se la ponía difícil con lo obstinada y orgullosa que es. Sería más que obvio que se negaría a recibir "tutorías".
Bueno, ¿No se pierde nada con intentar? ¿O sí? Por sí a las moscas, su heroico ser tenía un grandiosa plan por lo que nada saldría mal.
Con la mano derecha Alfred hizo a un lado los libros posicionándose al costado de María. La chica le observó tratando de comprender que planeaba él. Fue demasiado tarde cuando se dio cuenta de lo que pensaba hacer el rubio. Éste ya tenía el cuaderno en sus manos.
― Devuelve ese cuaderno, Alfred ― María objetó mientras jalaba fuertemente un extremo y Alfred del otro.
― Solo quiero ver qué tal vas, Mary. Solo un vistazo y ya―La chica chocó su mano contra el rostro del rubio de manera brusca. Causando una mueca de dolor en él. Había recibido un buen golpe en la nariz, tanto así, que los lentes acabaron en el piso gracias al impacto.
―Auch, Eso dolió― Habló entre diente masajeando con una mano la zona afectada, aún sin soltar el agarre sobre el cuaderno. María ignoró la queja del rubio, jalando con más fuerza el causante de tanto bullicio, el cuaderno.
― ¡Ya basta! Suelta el cuaderno ¡Ya!― Alfred aprovechando la contrariedad de María, jaló el cuaderno con más fuerza. Haciéndolo suyo al fin.
Al echar una ojeada, comprobó lo que sospechaba. Donde se suponía debía estar el ejercicio ya resuelto, solo se apreciaba un espacio blanco con múltiples borrones. María no había podido resolverlo. El cuerpo de la castaña se tensó cuando unas leves risitas se escucharon de Alfred.
El miserable se estaba burlando de ella. Rechinó los dientes conteniendo la ira.
― Sí te vas a burlar de mí, es mejor que te largues― Señaló molesta la puerta a cuanto pasos de ellos. Tratando de contenerse las ganas de meterle un zape al chico.
El cuerpo de Alfred daba pequeños brincos mientras trataba de controlar las risas. Ya pequeñas lagrimitas se apreciaban en los costados de sus ojos. Hasta mordió sus labios en un intento fallidos de evitar las risitas.
― JA. JA. JA. No encuentro la gracia― La morena hizo un mohín cruzándose de brazos. A Alfred solo le causó ternura.
Era una niña orgullosa en el cuerpo de una joven bella.
― ¿Estas molesta? ― Preguntaba a la par que recogía sus lentes para colocárselos de nuevo. María respiró profundo. ¿A caso no era evidente?
― ¿Sabes? Piensa lo que se te dé la gana ― Comentó con ganas de levantarse de la silla. Sin embargo, una mano la sujetaba de la muñeca.
El de lentes la acunó entre sus brazos, sentado a María en el regazo de sus piernas. La chica se negaba en un inicio, luego de apoco se convence de dejarse hacer mimos.
― No te estoy diciendo que seas tonta o algo, Mary. Solo que en la mayoría del tiempo el alumno no entiende gracias al que el profesor no busca la manera de que capte más rápido la información. ¡Y Yo tengo la manera de explicarte! ― Bajó a María de sus piernas.
― Así ¿Cuál, Alfred?
― Teacher― Corrigió serio tratando de mostrar autoridad pero causando las carcajadas de María.
―Ajá. "Teacher" ― Habló haciendo comillas con sus dedos ― ¿Qué lección va enseñarme? ― Lo miró juguetona.
―Querida, ya verás―Dijo chocando su aliento contra los labios de María. ― Entenderás muy rápido la lección― Recorrió con su dedo pulgar la comisura de los carnosos labios de la muchacha.
La Distancia fue acabada, él depositaba besos mientras ella gustosa se dejaba. En un comienzo un simple rose que de apocó fueron otros, siendo besos de los que te roban el aliento.
― Esto es suma― María lo mira atenta, para a traerlo ella.
Ahora besos tras besos son devueltos, él la carga para sentarla en la mesa.
― Y esto es retas― Dice ella, captando la lección.
El profesor sonríe viendo que ella ya entendió. Ambos se miran con complicidad para alargar la lección.
Ya los libros no importan, terminan tirados en el piso. Mientras ellos dos se devuelven los besos risueños.
― Aquí ahí multiplicación― Los dos continúan la lección.
Cuando los besos sobran. Alfred siente que lo jalan de la ropa separándolo de la dama. Sin previo aviso a invitación, Papá Antonio hace aparición.
― ¡Joder! y esto es una buena división ― La puerta se ha abierto y Alfred termina siendo corrido de la casa de su amada ― ¡Adiós, chaval! y no vuelvas ― Le cierra la puerta en la cara.
Ya adentro Antonio sacude sus manos gustosos nadie le sonsacaría a su bebe. María molesta lo mira pidiendo explicación.
― No me mires así señorita. Ese crío se estaba pasando de la raya. ― Le reta con la mirada. La chica se cruza de brazos.
― Es mi novio, no le veo nada de malo. Además, me estaba explicando algo― Se justifica. Antonio se adentra al comedor. Si no se hubiera asomado probablemente ese rubiecito estuviera haciendo otra cosa que no estudiar con María.
― Novio, ni quién sea. En mi casa no se hace cochinadas, ni mucho menos a ti. Escuchaste― María solo negó con la cabeza.
Ella necesitaba estudiar para por fin poder pasar el bendito examen. Ahora Alfred ni se asomaría. Bueno, Antonio dijo que en su casa no se estudiaría ¿no? Nunca menciono que ella no podría ir a donde Alfred.
*
*
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El rubio se golpeaba mentalmente, él tan solo quería besitos de su novia. Claro, también que ella entendiera los ejercicios. Es que un besito no se le niega a nadie.
Su móvil vibro. Un mensaje de su Queen querida.
"Voy a tu casa, llevare tus cosas. Terminaremos de hacer lo que comenzamos"
No todo estaba perdido. Ahí estaba claro. María quería seguir con sus mimos.
Rió con Ganas. María pervertida.
Otro mensaje llegó.
"Solo estudiar, pendejo. Deja de pensar cochinadas."
Bueno, sería solo estudiar.
Aunque, quien quita y María le dé más que un besito para la próxima.
[...]
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