69.
Hace años...
-Supe que me llamabas.-dijo Gerson entrando al cuarto de Ink.
-Así es.-dijo Comyet.
Gerson se sorprendió al ver lo que tenia en manos su hermana.
Una cuerda.
-...No me digas que...-
-Lo siento, Gerson.-
-No, no. De verdad que no te entiendo, mira, podemos arreglar algunas cosas. No todo está perdido.-
Comyet dejo de verlo y miro a la cama de Ink.
Habian dos cartas, para dos diferentes personas.
Gerson se acercó a ver.
-Una a tu hijo... ¿Y otra al rey blanco?-preguntó molesto diciendo lo último.
-Una es para hoy, la otra será cuando no este.-
-¿Te has vuelto loca?-
-Es gracioso que lo preguntes ahora...-
-Podemos buscar otra alternativa.-
-Ya todo esta planeado, Hermano.-
-¿Cómo planeas hacerle esto a tu propio hijo? ¿Sabes cómo se sentirá cuando te vea?-
-Sí. Lo sé. Es exactamente por eso que deje una carta y lo haré.-
-... ¿Porqué?-
Comyet suspiró sin ver a Gerson ni un solo momento a la cara.
Por más que se veia decidida, sus manos temblaban con la cuerda en sus manos.
-Podemos expandir el rumor de que estas muerta y no ser cierto.-
-Si no muero ahora, Ink no será capaz de gobernar.-
-Puedes entregarle la corona.-
-¿Cómo podria?- dijo mientras su voz se quebraba y comenzaba a llorar.
-Ven...-Dijo para luego abrazarla.
-El definitivamente me odia y... es mejor así. ¿Porqué debería seguir aquí si solo lo lastimo? No puedo... de un dia a otro ser perdonada o incluso cambiar.-
-Todas las noches, mientras duerme, lo visitas para susurrarle disculpas y acariciarle la cabeza. ¿Crees que el no siente eso?-
-Si Ink siente amor, morirá. Así como yo estoy muriendo lentamente.-
-Nunca me agrado la maldición de que las reinas rojas no puedan amar.-
-Súpongamos que es algo justo teniendo en cuenta que por ello un Rey rojo, hizo un trato con el demonio.-explicó Comyet.
-¿De donde surge despues de todo?-
-El último deseo de aquel rey blanco, fue maldecir a las reinas rojas, para que no puedan amar o ser amados, pues morirían.-
-Entonces, creo que es algo justo.-
-Quizás.-
Ambos hermanos se quedaron en silencio, pero Comyet seguia llorando.
-¿Enserio no puedo hacerte cambiar de opinión?...-
Comyet negó.
-Esto es lo que yo construí, yo misma haré mi tumba. Es... por un bien mayor. Y la verdad, no quiero morir por una maldición.-
-¿Quieres... Que le cuente de esto a Ink?-
Comyet sonrió, nostálgica. Luego negó con la cabeza.
-Solo quiero que jamás se culpe por nada que yo hice. Que no se arrepienta. A ese niño... le he quitado muchas cosas. Quiero que viva libre.-
-Básicamente lo estás tirando a los lobos con este plan tuyo.-
-Si no es lanzado donde los lobos, jamás sabrá como tolerarlos. Además, no creo que exista alguien más cruel que yo, estará listo para todo.-
-... ¿Sabes que puedo matar a alguien y traerte de vuelta un dia, cierto?-
-Ya cargas demasiado peso en tu conciencia... quisiera poder borrar todos esos malos recuerdos de tu cabeza. Y que tambien vivas libre. No quiero que me revivas.-
-Te extrañaré.-
-¿Y tu crees que yo no?-
-...¿Porqué no solo me matas y ya?-
-Por que... soy débil. Nunca... podría lastimar a la única persona que no se aparte de mi, ni me dice que soy un monstruo. Eres lo único que tengo.-
-¿Y qué hay de tu querido hijo?-
Comyet sonrió.
-Zephyr es un buen niño... me hubiera gustado poder pasar más tiempo con El. Mientras que Ink... estará mejor sin mi. Incluso hará una fiesta celebrando mi muerte.-
-Quisiera que todos te vieran como yo.-
-Oww, eres tan dulce. Pero,mejor dejalo así, ¿Bien? Será divertido ser recordada como la Reina Roja que está loca.-
-Nunca logro entenderte completamente...-
-Eso está bien. Soy una reina roja despues de todo, soy tan impredecible, y por más que me case, nunca le perteneceré a nadie.-
Gerson sonrió.
-Súpongo que las reinas rojas nacen para ser libres.-
-Así es.-
-¿Pero... No te entristece no haber podido amar?-
-Tonto. ¿Acaso no me escuchas? Estoy muriendo. ¿Y sabes porqué? Por amar. Puede que quizás no tuve un matrimonio feliz, pero, tuve una gran familia. Te tengo a tí, y a mi querido hijo.-
-...Entonces, espero verte denuevo.-
-No hagas una expresión tan triste,me haces sentir culpable.-
-Por favor. No lo hagas.-
-Las cartas están listas, y mi plan ha estado circulando desde que me encontré por primera vez con Gaster. No puedo solo rendirme ahora.-
-...Entiendo.-
-Así que, por favor. Cuida a mi pequeño niño. Lo he educado lo más que pude, pero será un niño rebelde.-
-¿Cómo tú?-
-La verdad, quisiera que no se pareciera en nada a mi. ¿Puedes evitar que termine estando tan loca como su madre?-
-No estás loca.-
-Solo cuidalo. A los dos. De ser posible.-
-Lo prometo.-
-Gracias.-
-¿Ahora tu vas a...?-
Comyet asintió.
-Ya veo...-
-No te lastimes más, solo vete ya.-
Gerson asintió.
Pero antes de irse, Comyet lo abrazó.
-Gracias por ser mi hermano.-
Gerson, por primera vez, no pudo evitar el llorar.
Correspondió al abrazo mientras ambos lloraban.
Tras eso, Gerson se fue.
Comyet se limpió las lagrimas, y se ahorcó, en el cuarto de su hijo.
Dejando dos cartas.
Una para Ink.
Y la otra para el Rey Blanco.
-¿Porqué me llamaste? Estaba tan feliz pasando el rato con mi querida pareja.- dijo Ink con cierto tono de molestia.
-Solo queria contarte una historia.-dijo sonriendo Gerson sentado en un sofá.
-Hace mucho que no me cuentas una.-dijo sonriendo Ink.
-Entonces, ponte comodo, será algo larga.-
-Entiendo.-dijo Ink y tomó asiento.
-Todo comenzó hace muchos años... con dos hermanos, un futuro Rey blanco, y su hermana, una futura reina roja...-
-Espera, ¿No te referirás a...-
-Tu madre y yo.-
-¿Kiky?- Dijo Error extrañado al ver como Ink volvia a su cuarto.
Error se quedo sentado en la cama de Ink esperando el regreso de este.
Ciertamente habia tardado mucho y se habia comenzado a aburrir.
Pero la expresión de Ink era casi indescriptible.
No sabia si estaba molesto o triste.
Sin decir nada, Ink solo abrazó a Error.
Error solo suspiró y le dába palmaditas en la espalda mientras le abrazaba.
A veces los gestos eran más que suficientes que palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top