64.
Hace años...
-Has venido.-Dijo Comyet sin voltear a ver al recien llegado.
-Así es, Hermana.- dijo Gerson.
-¿Qué paso ahora? ¿Gaster te hechó?-
-Quise venir a verte.-
-Se supone que estas muerto. Y siendo sincera, me gustaria que fuese así.-
-Duele escuchar eso de tí. Pero entiendo tu punto.-
Hubo silencio un tiempo.
Ambos estaban en la habitación de Ink. El pequeño niño dormía tranquilamente mientras su madre estaba a un lado de su cama. Gerson permanecía en la puerta viendolos.
-Ink es un buen niño, ¿No?- Dijo Gerson.
-¿De qué sirve ser bueno en este mundo? Uno donde todos tienen un destino y no son libres de vivir.-
-Entiendo tu punto. Pero... Ser bueno tambien ayuda a una vida feliz.-
-No hay nada feliz en ser una reina roja. Nisiquiera tienes derecho a amar.-
-¿Ink tendrá el mismo destino que tú?-
-No. Lo sé, Gerson. Este chico... lo he preparado para lo que sea. -
-Y no lo dudo. Pero... ¿Era tan necesario todo?-
-Somos el reino rojo. El reino de la sangre, el reino de la muerte. Poseemos un dragón, e incluso, en un pasado, a un demonio. Era necesario todo.-
-Gaster no puede morir.-
-Lo sé.-
-Pero tú un dia morirás.-
-Lo sé.-
-¿Qué harás con Ink hasta entonces?-
-Escucha, Hermano... Este niño. No tendrá un camino fácil. Tuve que enseñarselo. Solo te pido, que lo cuides cuando no este. Se que será toda una Reina Roja ejemplar.-
-Un rey malcriado.-
-Te puedo mandar a la guillotina por tus groserias.-
-Se supone que estoy muerto. Y además no deberia verte.-
Comyet suspiró.
Se sentó a un lado de la cama de Ink y le acariciaba la cabeza.
-Cuando supe que aún estabas vivo, no sabia como tomarlo. Estaba molesta. Pero... feliz, de saber que no estoy sola.-
-Lo siento mucho. Me hubiera gustado hacer más por tí.-
-Haces suficiente.-
-Gaster me obligó a esto. No podia decirte una palabra o...-
-Me mataria. Ya lo sé. ¿Pero de verdad crees que me dejaría matar tan facil por El? ¿Por quién me tomas?-
Gerson sonrió.
-Lo siento, se me olvidaba que me referia a tí. Mi temeraria hermana.-
Comyet tambien sonrió.
-Gerson.-
-¿Sí?-
-Se que no estaré aqui para el futuro. Pero quiero pedirte algo.-
-Oye, probablemente muera yo antes que tú.-
-Lo dudo, eres como una cucaracha.-
-¡Oye!-
Comyet dió una leve risa, baja, para no despertar a Ink.
-De verdad quiero ver a mis dos hijos reinar y a Gaster pudriendose en el infierno.-
-Eso súpongo.-
-No estaré allí, Gerson. Pero... ¿Podrias... tú verlos reinar por mi? Cuidalos mucho.-
-Los cuidaré muy bien.-
-Siempre se te dio bien cuidar niños y escribir... todo un digno rey blanco, amable, agradable. Pero... -
-Está bien, estoy muy bien así como ahora. Puedo verte todo el tiempo.-
-No todo el tiempo.-
-Pero puedo verte. Con eso me es suficiente.-
-Eres todo un rey afectuoso.-
-Lo sé. Súpongo que ese es mi fuerte.-
-...Cuidalos. Por favor.-
-Eso haré.-
Comyet abrazó a Gerson.
-Ya es tiempo que me vaya.-dijo Gerson
-Cuidate tambien tu. No sea que te duela la espalda por la edad.-
-¡Oye!-
-Anda, vete.-
Comyet se separó del abrazo.
Gerson se despidió y se fue.
Comyet suspiró y miró a Ink.
-Lo siento...-Susurró, y luego se retiro.
-Oye, hermana. ¿Sabias que tu hijo es exactamente toda una Reina Roja ejemplar como decias?-dijo sonriendo Gerson.
Ahora mismo estaba en el antiguo cuarto de la Reina Roja. Mirando a un cuadro de ella.
-Los cuidaré. Te lo prometí...-
-Oye, anciano, no te quedes desenpolvando los cuartos y ven.-Dijo Ink mientras entraba sin tocar.
-Si que eres un Rey malcriado. Entras donde se te da la gana sin avisar.-
-Pues este es mi castillo, ¿Porqué debo ser educado? Hago lo que quiero.-
-Eres un maleducado.-
-Y tú un gruñón.-
-Sigue así que este anciano aún tiene mucho que dar.-
-Cuidado se te caen los dientes falsos, fósil.-
Luego, ambos comenzaron a reir.
-Anda, Vamos, te espero en la sala principal.- dijo Ink mientras se retiraba.
Gerson sonreia mientras le veia irse.
-Si... Es justo como tú.- murmuró.
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