57.
Al irse el demonio rojo, el cielo volvio a su estado normal, un color rojizo, mostrando como el sol ya se estaba ocultando.
Cross pudo volver a moverse, mientras mantenia una respiración agitada y tocaba el suelo. No era una sensación grata, era casi como una paralisis del sueño.
-¿Estás bien?-Preguntó Ink mientras se acercaba a donde estaba Cross.
-Lo estoy, si.- respondió Cross mientras recuperaba el aliento y se ponia de pie.
-Eso es bueno.-Ink sonrió.
-Entonces... ¿Ya todo acabo?- preguntó Error.
-Permíteme comprobarlo.-dijo Ink para luego mirar a lo que fue el castillo blanco, en escombros.
Murmuró algo, y entonces, el castillo volvio a su estado original.
Tambien tocó con una mano su estomago y las heridas sanaron.
-Sí. Tengo los poderes del Rey Blanco.- respondió Ink.
-Ahora debemos regresar con los demas.- dijo Error sonriendo.
En realidad, en todo momento Error no paró de mover la cola, por cada momento en el que deberia sentir miedo, recordaba las palabras de Ink. En las cuales demostraba su afecto.
-Oh, claro, Solo...- Ink no paró de hablar cuando iba a caer al suelo al sentirse débil, pero Error le tomó en brazos.
-No, no... ¿Estás bien? No me digas que la maldición...-
-Tonto, solo estoy cansado.-respondió sonriendo Ink.
Error le cargó al estilo princesa.
-Vamos con los demás.-dijo Error.
-Cross, adelantate.-ordenó Ink.
Cross iba a decir algo, pero se detuvo y asintió.
-Como ordene.-dijo para seguido, retirarse.
Entonces, solo La Reina Roja y El lobo feróz estaban allí en aquel jardín.
-¿Porqué no preguntas? Antes eras tan curioso, lobito.-dijo Ink.
Error dudó. Pero por darle el gusto a la Reina, habló.
-¿Qué fue lo que deseaste, Ink?- preguntó.
-¿Porqué no me besas y lo compruebas?-
-Pero--
-Aunque sea dame un último beso, rurú.-
Error iba a ceder, pero se detuvo rápidamente al reaccionar por lo dicho por Ink.
-¿Qué has dicho?...-
-Ups, lo heché a perder.-
-¿A qué te refieres?-
-Error, creo que ya es tiempo de que dejes de ser mi mascota. Tú castigo ya lo has pagado.-
-Me quiero quedar contigo.-
-¿Sabes cual es uno de los poderes del rey blanco? Puedo borrar recuerdos. Manipularlos a mi gusto. No debí meterte en esto.-
-Yo lo quise.-
-No lo hiciste, solo querias pagar tu castigo. Ahora, puedes ser libre.-
-No. No quieto olvidarte. Mi aburrida vida o tú. Ya deberias saber la respuesta. Solo porque estás tú en mi vida, me siento feliz. -
-Rurú... Podrás volver a vivir nuevas experiencias, todo estará bien. Podrás seguir donde quedaste, ¡Ya no hay ninguna atadura! Todos podrán vivir y morir como les plazca.-
-Ya vivi mucho. Disfrute. Pero ten en cuenta mis deseos, pues son mis recuerdos despues de todo. -
-¿Qué es lo qué quieres tú?-
-Me llamaste tu rey. Me enamoré de tí, Ink. Siendo tú, no la Reina Roja. Disfrute cada momento contigo, incluso el poder haber hecho algo por tí. Incluso... me confiaste tu alma. Kiky... Te amo demasiado. ¿Tú me quieres lejos? ¿Qué es lo que tú quieres?-
"¿Qué es lo que quieres?" Hace mucho tiempo no escuchó aquellas palabras.
Siempre viviendo siguiendo lo que su madre ideó. Incluso siempre que pretendia hacer algo, era por el bien del reino. Nunca pensó lo que quería.
Sin darse cuenta, comenzo a derramar lagrimas.
-Te quiero a tí. No quiero dejarte ir, pero... no quiero que te sientas obligado a vivir con todos estos recuerdos...-
-Todos estos recuerdos, te incluyen a tí. Por lo que soy feliz cada que recuerdo.-dijo Error sonriendo.
-Tonto, me haces llorar...-
-Oh, dios, que descuidado que soy.-
Error bajó un momento a Ink, este ya podia ponerse de pie sin problemas.
-¿Qué sucede?-Cuestionó Ink.
-No tengo un anillo ahora, pero no quiero dejar pasar el momento ahora que se que me correspondes.-
Ink dió una leve risa.
-¿Entonces?-
Error se arrodilló.
-Querida Reina Roja, Ink, Kiky... ¿Me haria el gran honor de ser su pareja?-
Una calidez grande le invadió. Junto a una inmensa alegria y emoción. Era como si pudiese probar todos los pasteles del mundo en un solo bocado, un sentimiento tan dulce...
¿Así era como realmente se sentía el amor?
Al romperse la ley universal, ya no existia la maldición de las reinas rojas.
Porque ahora ese titulo de "Reina Roja" solo es una etiqueta para el siguiente en la corona. Lo único que existia era el poder que tenian.
No sentía dolor alguno ya, solo una inmensa alegria. No habia parado de llorar.
Rapidamente abrazó a Error.
Error cayó sentado e Ink no le soltó del abrazo.
-¡Claro que sí! Lobo tonto.-dijo para luego sonreir Ink.
Error sonrió, volvió a tomarlo en brazos mientras se ponia de pie.
-No sabes lo feliz que me has hecho.-dijo Error
-Solo cállate y besame.-
Error dió una leve risa e hizo caso.
Al separarse del beso, ninguno paraba de sonreir.
-Toc toc, disculpen si interrumpo la escena, tortolitos, pero necesito hablar con ustedes.-Dijo Reaper sonriendo desde la puerta.
Ambos quedaron totalmente rojos de verguenza.
-A-Adelante.-dijo Ink.
-Majestad, el carruaje está listo. Le espera. Aparte... ¿Qué hará con su mascota?-preguntó Reaper señalando al dragón.
-Oh... cierto.-Ink le tocó el hombro a Error, un gesto que este comprendió y le bajó.
Ink se acercó a el dragón.
-Oh, mi dulce dragoncito... Te han maltratado tanto... Lo siento.-Dijo para luego tocarlo con ambas manos el estomago. Luego comenzó a murmurar palabras.
El cadaver del dragón se fue deshaciendo de manera rápida, como si el tiempo de descomposición pasara hasta no quedar nada, ni huesos.
Entonces, una pequeña luz brillaba en manos de Ink, hasta hacerse un huevo de dragón.
Luego miró a Error sonriendo.
-Creo que ya serás padre.-
-¿Qué? Pero, es una--
-No te atrevas a decir mascota.-
-...Bien.-
-Ya es hora de irnos.-Ink tomó con una mano el huevo y la otra se la ofreció a Error. -¿Vamos, rurú?-
Error tomó su mano.
-Claro que sí, Kiky.-respondió Error.
-Oigan, sigo aquí.-dijo Reaper.
Y los tres, salieron del castillo blanco.
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