54.

Habia llegado al suelo finalmente aquella bestia. El "Dragón de la Reima Roja".

Su verdadera mascota, que en sus tiempos libres va a alimentarlo o incluso peinarlo o acariciarlo.

¿Quién diría que semejante criatura fuera tratado como una mascota cualquiera?

Al llegar,destrozó el jardin Blanco, ya que habia caído allí.

Solo se quedaba allí, vigilando, con los ojos llenos de ira hacia Gaster.

-No se moverá hasta que se lo pida o... Vuelvas a siquiera tocarme.-dijo Ink.

Error aún no se lo creía. Sabia que Ink a veces decia "Voy a cuidar de mi dragón,ya vuelvo" pero no pensó que fuese verdad.

Tambien cuando en el plan menciono que debia mostrarse preocupado por Ink, para que así Gaster le atacara primero, logrando llamar a su dragón.

-Oh, ¿Me tratas de amenzar?- preguntó Gaster.

-Más que amenaza, una advertencia. ¿O eres tan inculto que ni sabes la diferencia?- Ink sonrió para luego proseguir. -Ríndete ahora, y consideraré tener piedad contigo.-

-¿O qué? ¿Esa bestia me matará?-

-Los colmillos que destruyen, las garras que zarpan.-dijo Ink.

El dragón se acercó donde Error y con sus garras destruyó las raices, liberandolo.

A Error casi le daba un ataque al verlo tan de cerca, le aliviaba saber que la bestia estaba de su lado.

-Puede con tus pequeños trucos, Padre.-

Gaster comenzó a reir.

-Solo necesito quedarme aqui de pie para ganarte, por más tiempo. ¿Acaso lo olvidaste? Incluso ese animal enorme.-dijo mientras lo señalaba.

A pesar de que antes el dragón estaba antes muy bien, ahora se comenzaba a tambalear, y su cola comenzaba a perder visibilidad, como si desapareciera.

-La razón mia para tener la corona, es que a pesar de ser un rey blanco, no soy de su cuento. Te irás, y yo tendré el poder.-

Ink se quedó un momento en silencio, por un momento se le habia olvidado aquella maldición.

Tenia que acabar todo de manera rápida...

Pero no podia hacerlo aún. Necesitaba tiempo.

Aún si significaba sacrificar a su querido dragón.

-Mátalo.-Ordenó Ink.

El Dragón sin esperar más, volvió a la normalidad y fue rápidamente volando contra el Rey Blanco.

-Y lo intentas siquiera... que tonto, estás en mi territorio, Ink. Y si yo quisiera...-

Justo al terminar de hablar, antes de que el dragón llegara donde El, un rayo le cayó, haciendo que quedara en el suelo.

-Tú dragón no duró nada. ¿Qué planeas, Ink?-

Ante las preocupaciones de Ink, Error puso la mano en su hombro.

-Estoy aqui. No tienes que preocuparte.- 

Aquellas palabras tranquilizaron su preocupada alma.

-Por favor, pequeño, no juegues a hacerte el muerto.-dijo Ink.

En ese momento el dragón volvió a levantarse, ahora la energia del rayo recorria su cuerpo, tras eso, le lanzó fuego.

Pero cuando se detuvo, el Rey Blanco no estaba.

-¡No puedes matarme así, por así! ¿Lo olvidas? Antes de que pase ya me fuí.-Dijo Gaster atrás de Ink.

Error con un brazo abrazó a Ink de manera protectora, y con el otro no perdió la oportunidad y con la espada lo apuñalo en el estomago.

-¿No te veias venir esa, verdad? Tú tambien puedes sangrar,imbécil.- dijo Error.

Tras ls apuñalada se alejo, desapareciendo y apareciendo más lejos.

-Parece que... Tú pulgoso si tiene garras.- Respondió Gaster. -Pero necesitas más que eso para matarme.-

Ink no pudo evitar sonrojarse levemente al sentirse protegido de esa manera por Error. Pero no era el momento.

-¡Mátalo!-ordenó.

-¿Me lo dices a mi? Por que puedo.-

El dragón volvió a ir contra el rey Blanco.

-No queria tener que hacer esto, ¡Me agradaba!- Gaster desapareció.

El dragón comenzó a buscarlo, desconcertado. Entonces Gaster aparece atrás con una espada.

-¡Aquí estoy, Tonto!- llamó.

El dragón se giró para quemarle, pero Gaster aprovechó la cercania y le cortó la cabeza.

-Tú tienes al dragón, pero nosotros tenemos la espada contra el dragón. Estúpido Hijo.-dijo para luego verle.

-Tranquilo, no te dejes manipular de El.-dijo Error en un susurro a Ink.

-Oh, ya se como hacerte rendirte. Tus preciados seguidores. Ahora mismo vienen de camino acá. Parecen apurados y preocupados... ¿Qué pasaria si derrumbo el castillo sobre ellos?-

-No te atrevas...-

Antes de que se dijera algo más, Cross llegó.

-¡Reina Roja!- llamó, a lo que Ink giró a verle.

Le lanzó una daga, vieja, incluso se podria decir que desgastada.

Ink la atrapó, rápidamente lo reconoció, Cross hizo bien su trabajo.

-Dile a todos que se vayan.-Dijo Ink.

-¿Qué?-Cuestionó Error.

-Tú tambien, Rurú. Si yo quiero liberar a todos, necesitaré encargarme de El. Por mi cuenta y... no puedo hacerlo si estan aquí.-

-¡Nadie se irá de aquí!- al decir eso,se pudo sentir como la tierra tembló. Ante eso, la estructura del palacio cedió, cayendo.

-No se preocupe, majestad. Los demas ya estaban afuera. Nadie debio resultar herido.-dijo Cross llendo donde Ink.

-Por favor, mantengase lejos.- dijo Ink.

Cross asintió, Error no estaba muy de acuerdo.

-¿Ahora qué? Ink. Dime, ¿Es verdad que  si mató a esa mascota tuya... morirás tú tambien? Escuche que el amor es veneno para una Reina roja.-

Ink se quedó en silencio.

-Si sigues hablando, me harás enfadar.- dijo Error dando un paso adelante de Ink.

-Oh, que haré... Un lobo idiota quiere intentar ganarme.-

-Erro-Ink fue interrumpido.

-Dame la daga, por favor.- pidió.

-No, tú no debes encargarte de eso, soy yo el que--

-Un rey debe proteger a su reina, ¿O no?-dijo para luego sonreirle.

Ink desvio la mirada, un cálido sentimiento le abordaba.

Diferente a aquel doloroso veneno.

No queria darle la daga, era su deber, y no queria arriesgarse a dejar ir a aquella persona que le amaba.

-Déjame cuidarte.-

Ink sin responder, solo le entregó la daga.

-No seas estúpido, y... No mueras. ¡Es una orden! Te lo prohibo.-dijo Ink con voz temblorosa.

Error pudo notar que estaba apunto de romper en llanto.

-Lo prometo.-

Tras eso, Error guardó la daga y tomó la espada de antes, seguido miró a Gaster.

-Bueno, suegro. Esto es entre nosotros ahora.-









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