52.
-¿Enserio ahora estaran del lado del reino rojo ahora?- cuestionó Gaster.
Antes de que Zephyr dijera algo, Ink interrumpió.
-Todas tus amenazas son mentiras. ¿Matarme con tus propias manos? Si asi lo puedes hacer solo, lo hubieras hecho antes. Pero aquí estás. Utilizando el poder del reino blanco a tu antojo junto a sus pobres habitantes... Ahora estos estan bajo mi protección,-
Gaster no se veia para nada feliz.
-Entonces, dejame deshacerme deesta farsa... ¿No lo crees, Zephyr? Anda, devuelveme mi corona.-
Zephyr se quitó la corona en silencio, nunca le perteneció, solo se la ponia para aparentar tener el control.
La verdad es que su padre nunca se la heredó.
Sin acercarse, le tiró la corona.
-Por fin puedes lograra algo que quiero.-dijo para luego tomar la corona y ponersela.
-Eres demasiado molesto para ser un rey de verdad.-dijo Ink.
-Tienes demasiada confianza, Hijo mio. ¿Quizás tú naciste con mis agallas? Creo que eres el que más se parece a mi.-
-Prefería cuando me comparaban con mi madre.-respondió.
-Bueno,ahora si, hablemos como reyes decentes que somos. Entrega la corona o tendré que asesinar a toda tu gente. Comenzando por esa mascota tuya.- dijo mientras señalaba a Error.
-¿Amenazar es lo único que sabes hacer bien? Vaya, que tonto. No sirves ni para negociar, puedes tener la corona,pero nunca serás un rey digno.-
-...Mira, trato de ser bueno, Ink. Te estoy avisando con tiempo.-
-Oh, sobre eso... Mi madre te dejó una carta antes de morir.-dijo Ink para luego extender la mano a Error.
Error entendió el gesto y de su bolsillo sacó la carta, para luego entregarla.
-¿Tú madre?-cuestionó Gaster.
-Así es. De Ella misma.- dijo para luego extendersela.
Gaster dudó de si tomar la carta o no.
-Respeta sus últimos deseos. Me pidió específicamente que te lo diera.-
Gaster tomó la carta, miró de reojo a Ink.
-Donde esto sea una maldita broma...-
-Nunca.- dijo Ink sonriendo.
-...Bien.-
Gaster tranquilamente tomó asiento donde antes estaba sentado Zephyr.
Miraba la carta con cuidado,cierto sentimiento le invadió por dentro.
Un recuerdo, más bien.
-¿Otra?- dijo Gaster mientras sonreía al revisar el buzón de fuera de su hogar.
Comyet siempre le mandaba cartas, antes de casarse, ya que permanecia ocupada a veces, solo le escribia.
-¿Porqué siempre eres tan atenta?...-Dijo mientras abria la carta y la leía.
Suspiró y entró a su hogar.
Prosiguió a guardar la carta en una caja de madera, junto a todas las demas.
A pesar de haber sido todo aquello una farsa, no podia evitar sonreir al leer una nueva carta de su amada.
Tampoco evitar esperar con más frecuencia una nueva carta.
Las guardaba solo porque... sentía en alguna parte la necesidad de hacerlo.
Pero nunca supo porqué. No encontraba una razón lógica.
¿Amor? No, eso es un sentimiento que no existe. No debería. Y no lo hace.
-¿Piensas leerla?-preguntó Ink.
Gaster salió de sus pensamientos y finalmente abrió la carta, sacando el papel de dentro.
-Lo haré, y apreciaría esperaras mientras lo hago.-
-Por supuesto.-Dijo sonriendo Ink.
Todos quedaron algo desconcertados, ¿De verdad estaban en una charla en ese momento?
Pero confiaban en La reina roja, asi que no dudarón.
Seguido, Gaster comenzó a leer.
"Querido Gaster;
De verdad espero que Ink pueda haberte dado esta carta, no importa el momento, pero debia de ser luego de mi muerte,por que ahora quería presumirte como reinaba mi amada hija.
Si estás leyendo esto, entonces mi sueño se cumplió.
Quiero decirte tantas cosas ahora mismo... como preguntarte si extrañas mis cartas o el momento que pasamos juntos...
¿Sabes? Yo... No lamento nada, idiota.
¿De verdad creiste que esta carta estaría llena de pura idiotez y romance? No, desde hace mucho sabia que esto era un fraude, ¿Creias que tú eres el que llevaba el control? Eres tan tonto en ese caso. Caíste en tu propia trampa, Cariño.
Te tengo una noticia, te dí esa corona, sabiendo lo que harias.
¡Felicidades! Eres un Rey Blanco. Y... otra noticia... Esa corona será tuya hasta el dia de tu maldita muerte.
Pudrete con ella, si gustas.
Mi amado Zephyr tuvo que pasar martirios bajo tu cuidado... pero hay cosas que debian de pasar. ¡No lo entenderías! Despues de todo, nunca perteneciste a ningún lugar.
Sí tan solo hubieses aceptado la mano que te brinde... pero no, la guerra comenzó cuando mataste a mi madre.
Era odiosa, pero siempre cumplía mis pedidos.
Era mi única familia.
Tu no tuviste una, no supiste lo que era amor. Yo si. Esa es nuestra diferencia.
El punto de esta carta, a parte de insultarte, era felicitarte por cumplir tú meta, mi amor.
¡Eres un rey blanco! Esa corona te hizo uno, y entre más tiempo pasa, más poder de rey blanco tienes.
Eres perfecto para sustituir a mi hermano Gerson.
¡Felicidades, Gaster!
Eres un rey blanco. Y por tanto...
Un excelente sacrificio.
¿Eso era lo que querias, no?
Ay, cariño... No sabes nada del Reino Rojo, no sabias lo que querias al desear una corona maldita. Ahora la tienes.
Feliz corona de la muerte, te haré un espacio en el infierno.
Att. La Reina Roja, Comyet. "
Gaster quedó totalmente desconcertado, ¿A qué se supone que se refería? ¿Una especie de broma? ¿Sacrificio?
-¿Has escuchado... del demonio del reino rojo?-Dijo Ink sonriendo. -Hay que alimentarlo... es muy exigente pero... le encanta devorar a los reyes blancos y... ¡Oh, que sorpresa! Tú eres uno.-
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