Capítulo 8: Amor
Erza pudo despertar al cabo de una media hora. Sentía como le dolía algo la cabeza, los recuerdos inundaron su mente para saber exactamente lo que había sucedido.
—¿Te encuentras bien?—pregunto Irene.
—Si, ya me encuentro algo mejor—respondió roja.
Ahora recordaba todo, el beso entre Natsu y su madre, pensaba que había sido un sueño pero no. Todo había sido real.
—Madre...¿te gusta Natsu?—pregunto mirando el suelo.
—¿Es que acaso de te gusta a ti?—eso hizo ponerla aún mas roja.
—No, claro que no, es mi mejor amigo solo que...me sorprende...ademas eres muy mayor para él—dijo en forma de regañina.
—Te recuerdo que tenemos 400 años ambos cariño—respondió tajante.
Erza se enfado un poco.
—Aún así es mi amigo, no quiero que sea mi...pa...pa...padre—dijo finalmente avergonzada.
Irene se echo a reír.
—¿Eso es lo que te preocupa?, ¿mas que la felicidad de tu propia madre?—pregunto lanzando puyas.
Natsu entro a la habitación y vio que estaba ya despierta.
—Me alegra verte bien, menudo porrazo te has dado—comento con una sonrisa.
—Natsu, ¿estás saliendo con mi madre?—pregunto de forma directa y mirando a los ojos de este.
—¿Salir?, ¿como que salir?...bueno si—aquello hizo a Erza abrir la boca—salimos a misiones—ambas cayeron al estilo anime.
—Me refiero a...ser pareja—dijo casi en voz baja.
—Somos pareja en las misiones ya que vamos los dos—otra vez cayeron.
—Es igual, lo mejor sera que descanses—Natsu se marcho a hacer unos recados dejando el cuidado de esta a su madre.
—Sabes...creo que Natsu es un poco...despistado—Irene se reía.
—¿Solo un poco?—ella se echo a reír también.
La tarde transcurrió sin mucho mas, Erza ya estaba totalmente recuperada del golpe y Irene recogió algunas cosas antes de que llegara Natsu. La maga invito a su hija a quedarse a cenar pero ella se negó.
—Debo hacer unas cosas pero agradezco la invitación. Y en cuanto a la relación...supongo que tendré que aceptarlo—dijo mirando al suelo.
Irene abrazó a su hija como nunca antes lo pudo hacer.
—Le cuidare bien—dijo guiñando el ojo.
Y así se despidieron.
Natsu regreso al cabo de unas horas tras haber realizado todos los recados que tenía que hacer debido a que formaba parte de un castigo impuesto por Makarov por haber destruido tantos lugares por culpa de su poder.
—Ya estoy—dijo saludando tan informal como de costumbre.
—Hola Natsu, te he preparado algo de carne—dijo vestida de ama de casa y colocando un plato encima de la mesa con la comida.
—Me muero de hambre—se sentó muy feliz.
Durante la cena, estuvieron hablando de todo un poco e Irene quería saber la opinión al respecto sobre lo sucedido. Las manos le sudaban un poco debido al nerviosismo.
—Natsu...¿me ves como a una mujer?—pregunto mirando su plato. No podía verle a la cara.
—¿Acaso eres un hombre?—pregunto sorprendido este.
—¡Claro que no idiota!—le dio un golpe en la cabeza en un instante.
—Auch...ya se de donde Erza ha sacado su mal genio—esta se abalanzo encima suya y le dio un par de golpes mas en plan broma y enfadada.
Pero la trifulca acabo con ella besando al mago que de nuevo no entendía nada de nada. No podía apartarse y pensaba que si aquello hacia feliz a la mujer...¿porque negarse?. Y se quedaron un ratito mas de aquella guisa.
Continuara.
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