Capítulo 6: Calma

Tras lo sucedido con el intento de asesinato, Irene había aumentado las medidas de seguridad en su casa mediante hechizos muy avanzados. Se encontraba leyendo un libro, hace tanto tiempo que no lee que lo había echado de menos.

—Tranquilidad y un libro, la combinación perfecta—pensaba mientras pasaba las paginas.

Desde que había perdido la habilidad de transformarse en dragón y su humanidad se sentía mas ligera. Podía sentir los sabores de las comidas, hacer una vida normal y lejos de aquel infierno por el cual tuvo que pasar.

Sin darse cuenta las horas fueron trascurriendo, las manecillas del reloj iban moviéndose hasta que termino el libro. Había disfrutado de la lectura.

—Hola Irene—saludo una voz.

—Kyaaaa—grito ella asustada.

—No te asustes, soy yo—dijo Natsu saludando con la mano.

No lo entendía, había puesto trampas y hechizos...¿no funcionaban?.

—¿A que has venido Natsu?—pregunto ya algo repuesta.

—Necesito algo...espero que puedas ayudarme...—empezó este.

—¿De que se trata?—esta sentía curiosidad.

—¿Puedes eliminar mi debilidad de marearme en los trenes y transportes?—se acerco con una sonrisa y ojos de cordero.

Ella suspiro.

—Veré que puedo hacer...—alzo su mano y un aura rodeo a este.

Durante un minuto estuvo en silencio.

—Vale...creo que ya esta.

—No siento nada—se dijo mirando sus manos.

—Es normal, pero hazme caso.

El mago dio saltos de alegría imaginando la cantidad de misiones que podría hacer ahora que no contaba con dicha debilidad.

—Muchas gracias—se lanzo y le dio un gran abrazo sorprendiendo a la maga.

—Na-Natsu...—se avergonzaba ya que la última vez que alguien le hizo eso fue el hombre que amo hace mas de 400 años.

Este la soltó mientras reía. Se sentía energético.

—Bueno, ¿como te lo puedo agradecer?—pregunto.

—No...no debes agradecer nada...yo...¿qué le pasaba?, ¿porque estaba nerviosa cuando estaba él?—se preguntaba.

Una voz les interrumpió.

—Natsu...madre—era la primera vez que lo decía.

—¿Erza?—estaba sorprendida de verla allí.

—Debo disculparme por mi comportamiento hasta ahora—dijo inclinando su cabeza.

—No, soy yo quien debe hacerlo...te abandoné...—al decir eso se rasco el brazo mientras mantenía su cabeza agachada.

—Sin eso...nunca me hubiera convertido en lo que soy hoy—dijo firmemente.

—¿Te apetece un pastel?—pregunto ella.

Erza ya estaba sentada esperando el pastel al segundo de comentar su madre la comida. Parecía una niña pequeña. Ella saco del congelador un gran pastel con una muy buena pinta.

—Toma Natsu, también hay para ti—dijo feliz.

Durante el resto de la tarde estuvieron comiendo, contando anécdotas y charlando como si fueran una gran familia. Hasta que llego la hora de irse.

—Bueno, debo ir a Fairy Hills, algún pervertido ha ido robando ropa interior—comento Erza seria.

—Suerte con ello—dijo Natsu dando a esta unas palmadas.

Ella fue la primera en marcharse. Natsu ayudo a la mujer a recoger todo y se fue hasta la puerta.

—Natsu...espera—dijo deteniendo el avance de este.

—¿Qué ocurre?—se dio la vuelta.

—Quiero comprobar algo—respondió ella tímida.

Se acerco y con el permiso de Natsu le dio un pequeño beso en los labios. Luego se separo.

—¿Qué sientes?—pregunto ella.

—Yo...no sé—dijo pensativo.

—Ya veo...es igual, gracias por ayudarme—este se despidió y se marcho sin darle mas vueltas.

—Supongo que él no siente lo mismo...o tal vez...es muy despistado. Yo...no quiero volver a pasar por lo mismo...¿he hecho mal?—se pregunto caminando por toda la casa.

Mientras tanto Natsu seguía su camino a casa.

—¿Qué se comprueba con un beso en los labios?. Es igual, seguro que no es nada. Pero le preguntare a Happy—pensó mientras aceleraba el paso debido a que ya anochecía.

Continuara...

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