Capítulo 5: Acechando
Irene dormía de manera placida en su cama pensando en el joven dragon slayer que en poco tiempo se había convertido en un gran apoyo para ella. Se despertó a media noche algo sudada por el calor que hacia en aquella habitación.
—Debería hacer algo con este tiempo—pensaba mientras se levantaba a por agua.
Cuando dejo el vaso encima de la encimera sintió un poder mágico algo débil proveniente del comedor.
—Han vuelto—pensaba ella tratando de hacer como que no los había sentido.
Se desperezo y restregó los ojos para que la actuación fuera convincente. Uno de ellos aprovechando la poca luz se acerco por detrás, alzo el cuchillo y cuando iba a clavarlo una barrera le produjo un calambre que sacudió todo el cuerpo cayendo al suelo mientras un humo negruzco salía de este.
—Salid de ahí, panda de inútiles—los restantes se abalanzaron sobre ella al mismo tiempo y desde ángulos diferentes.
Con un ligero movimiento la maga los paro usando su magia para luego estampar a todos contra el suelo. Su poder no había disminuido lo más mínimo, sino que se había mantenido e incluso incrementado gracias a los consejos de Makarov.
—Digan quien les envía y les perdonare la vida—dijo enfadada y con su bastón casi clavado en la garganta de uno de ellos. Hablen—miro a otro y se enfado.
Este en aquella posición podía ver la ropa interior de la mujer debido al vestido corto que llevaba puesto por el calor.
—¿Donde estás mirando?—bramo enfadada golpeando los ojos del pobre joven.
—Nos envía un tal Aber, no sabemos nada mas, nos prometió mucho dinero si alguno te mataba. Te lo ruego no sabemos nada mas—lloraba uno de ellos.
—Mmmm, entiendo, que no os vuelva a ver o os matare a todos,¿esta claro?—grito enfadada asustando a todo el grupo.
Irene se fue a dormir cansada, tanta lucha y preocupaciones le estaba pasando factura.
—Debería de tomarme unas vacaciones—comento para si misma mientras volvía a dormir.
Lejos de allí el mago Aber se acariciaba la gran barba blanca que tenía, era muy mayor, con muchas arrugas, calvo y una pequeña panza. Sentado en su sillón meditaba la manera de matar a la maga, necesitaría algo muy poderoso para hacer frente a semejante poder.
—Necesitare algo que pueda servirme—no paraba de darle vueltas.
Un pequeño enano apareció ante él.
—Señor, ¿y si utiliza al mago ese?, el llamado Natsu—propuso el pequeño.
Al escucharlo se mantuvo un rato en silencio. Luego empezó a reírse con grandes carcajadas que retumbaban por todo el lugar.
—Claro, eso es. Muy bien Lory, toma—dijo dándole una prenda.
—El amo le ha dado a Lory un calcetín, ahora es un enano libre—dijo dando saltos de alegría.
—Por supuesto Lory, disfruta de tu libertad—le apunto con el dedo y un rayo le atravesó la frente provocando una muerte en el acto.
El enano cayo sin vida al suelo aún agarrando el pequeño calcetín. Luego Aber se levanto para ir al almacén, su paso fue lento debido a su avanzada edad.
—Aguarda Irene...he esperado todos estos años para matarte, estuve a punto de morir por tu culpa...no eres más que un monstruo...tu...y esa niña a la cual llamas Erza—susurro para luego toser. Su esperanza de vida era bastante reducida.
Continuara...
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