Capítulo 3: Erza
Natsu e Irene continuaron haciendo misiones por doquier, ganaban mucho dinero y parecía que el Consejo Mágico había descendido en cuanto a vigilancia. El dragon slayer visitaba con frecuencia la casa de la maga dejando ya casi de ir a casa de Lucy quien tras ganar dinero y ahorrar trataba de convertirse en una gran escritora.
Irene estaba sentada leyendo un libro sobre la magia cuando tocaron a la puerta, abrió topándose con Erza quien paso por su lado y se sentó.
—¿Qué deseas?—pregunto algo incomoda.
—Yo...vengo a pedirte perdón—comenzó ella frotando sus manos y mirando al suelo.
Aquello sorprendió a la maga que se sentó para asimilarlo todo. Erza durante unos cuantos minutos le dio los motivos de su remordimiento, en parte tenía razón pero eso no era causa para detestar a la mujer que la trajo al mundo.
—De verdad...lo siento—agacho la cabeza.
—No tienes porque, yo fui muy cruel también—luego reino el silencio.
Ambas se miraban como si fueran a hablar pero cuando iban a hacerlo callaban. Cuando Irene fue a decir algo finalmente, la puerta se abrió dejando entrar al joven pelirosa que entraba gritando como era costumbre.
—Natsu, ¿cuantas veces debo decirte que no entres así en las casa?—pregunto Erza enfadada.
—Er-Erza esta en la casa—dijo atemorizado.
—He venido a disculparme con mi madre—respondió para después levantarse para irse.
—Gracias por venir y hablar del tema—Erza solo asintió y se marcho.
Mientras tanto, en algún lado cerca de la ciudad, unos encapuchados con una foto de Irene deseaban asesinarla por orden de su jefe. A sus oídos llegaron noticias de que la mujer había cambiado por lo que no era tan macabra como en la guerra. Muchos no perdonaban que matara a personas cercanas y que el Consejo Mágico hiciera casi la vista gorda.
—Esperaremos a la noche para entrar y tomar su cabeza—decía uno del grupo.
—¿Qué haremos con Natsu?—pregunto uno preocupado.
—Cuando sea de noche actuaremos, estará sola—respondió secamente.
Erza caminaba por las calles pensando en que se ha quitado por fin un peso muy grande de encima, de hecho se sentía hasta más ligera. Todo el asunto de su madre que trato de matarla y ahora es una más del gremio...la presión y el agobio había hecho mella durante mucho tiempo pero ahora todo era parte del pasado, tocaba pensar en el futuro.
—Natsu, ¿quieres algo?—pregunto Irene retomando su libro.
—Estaba aburrido y pensé pasar a saludar—la maga suspiro.
—Ahora entiendo a Lucy—dijo cabizbaja.
—¡Oye!—el mago parecía molesta por el comentario.
Por todo lo que ha hecho por ella, la maga invito a cenar a este a una rica comida casera. Natsu devoraba todo con gran rapidez asombrando a la mujer que no terminaba de acostumbrarse a verle comer tan deprisa. Como llovía le dijo que durmiera en el cuarto de invitados para no pescar un resfriado.
Aquella noche cuando se despertó para ir al baño, se acerco al cuarto de Natsu para verle dormir, sentía curiosidad.
—De paso, le pintare algo en la cara—pensaba tratando de contener la risa.
Pero lo que vio fue sangre, Natsu estaba con una herida fatal en el costado y unos individuos trataban de matarlo. Irene al ver en ese estado a su amigo, entro en cólera pues ya había sufrido bastante, sabía que venían por ella y ahora un inocente estaba a punto de morir por su culpa.
Continuara
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