Capítulo 12: Castigo

No era un día feliz, Lisanna había muerto y todos en el gremio estaban en shock tras escuchar aquella terrible noticia. Elfman al saberlo permaneció dos-tres días inconsciente. El haberla perdido una vez fue duro pero dos...era excesivo.

Natsu no pudo ocultarlo y se cargo medio gremio. Mirajane estaba más débil, apenas comió aquellos días. Lucy y las chicas compraron un ramo de flores cada una. Eran rosas blancas, las favoritas de Lisanna.

Aquel día estaban todos reunidos en el cementerio para dar el último adiós a la joven. Uno tras otro fueron depositando su ramo enfrente de la lápida como muestra de afecto. Lucy colocó las de Natsu y ella porque él estaba tan frustrado que seguramente se volverían cenizas como Lisanna era ahora.

—Hoy despedimos a Lisanna Strauss, gran amiga, compañera...hermana...cuida de nosotros desde el cielo—Elfman lloraba a lagrima viva cuando pronunciaba aquellas palabras.

—Natsu—Irene agarro la mano del joven que no pudo hacer gran cosa salvo aferrarse a la que ahora es su pareja.

Ella le dio un tierno beso en la frente y luego un abrazo para que el dragon slayer llorase todo lo que tenia que llorar.

Mira no dijo nada, coloco el ramo y se quedo contemplando la tumba hasta que cerrasen. Makarov y Gildarts se quedaron para cuidar de ella por si atacaban mientras estuviera sola.

Transcurrieron dos días desde el funeral y parecía que la cosa iba yendo a mejor. El estado de animo parecía estar más tranquilo. Mira se tomo un descanso para estar a solas, nadie se opuso. Mientras, Elfman se marchó a hacer misiones y alejarse lo más lejos del pueblo durante un tiempo. Necesitaba relajarse y volverse fuerte para matar a aquel bastardo.

—¡Erza!—entró Kana corriendo al gremio.

—Kana, ¿porqué gritas?—pregunto extrañada.

—¡Es Kagura!—al escucharlo supo que algo andaba mal.

Ella junto al resto del grupo siguieron a Kana hasta cierta parte alejada del pueblo. 

—Me han dicho que algo ha pasado con ella—comentó esta.

Cuando llegaron se toparon con la escena. Kagura estaba desnuda y amarrada a un árbol inconsciente y con claros signos de violencia.

—Ese bastardo...lo matare—amenazo la chica apretando los puños.

Alejaron a los curiosos para después desatarla y bajarla del árbol. Erza saco unas ropas y se las puso para poder cubrirla.

—Nunca damos con él, es como si siempre fuera un paso por delante—maldijo la pelirroja.

Erza llevo en brazos a su amiga mientras el resto inspeccionaban el lugar en busca de pistas que pudieran dar con el paradero de este. Irene utilizó su magia en busca de huellas.

Mientras, lejos de allí el hombre satisfecho por el trabajo realizado miraba el panel donde estaban todas las fotos.

—Ya sé, esta es la siguiente—dijo con una sonrisa.

El ataque no paso desapercibido y el Consejo Mágico tuvo que poner vigilancia.

Aquella noche Juvia paseaba junto a Gray. Ella como siempre se pegaba como una lapa a él.

—Juvia esta feliz de tener a Gray-sama—comentó con los ojos en corazones.

—Yo también—aquellas palabras sacaron una gran sonrisa a la chica.

—Gray-sama lo amo—dijo feliz.

La mirada de Juvia se detuvo, miro hacia abajo y pudo ver un cuchillo clavado.

—¿Gray-sama?—al alzar la vista ya no estaba Gray sino el hombre que mato a Lisanna.

—Manda recuerdos a tus amigos—enseñó los dientes antes de sacar el cuchillo para después desaparecer.

Juvia fue descubierta por dos guardias del consejo que lograron detener la hemorragia y salvar su vida.  Ya era otra víctima y otra vez se les ha escapado.

Continuara.

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