Capítulo 2

Las campanas marcando las 12 del mediodía se hicieron presentes en ese día tan soleado, los plebeyos salían a hacer las compras del día para llevar comida a sus casas y alimentar a sus familias, los nobles estaban encerrados en sus fincas pues ya estaban deleitando sus paladares con la comida de sus chefs.
En la finca del Conde Marcus estaban comiendo en el comedor, el mayor cortaba la carne con el cuchillo y vio que su hermano menor le estaba costando un poco cortar su carne haciéndolo que sonría un poco y se acercó para ayudarlo.

-uff...-inflaba sus cachetes- la carne está un poco dura...

-logra cortar la carne en dos segundos- no, lo que pasa es que no sostienes bien el cuchillo, Louis.

-p-pero... ¡Es que si estaba dura!

-no alces la voz, recuerda que mamá está muy sensible y no hay que hacer mucho ruido, por su bien

-si... Mamá ha estado muy triste desde que papá falleció...-dijo el muchacho de cabello albino con la mirada cabizbaja- la verdad es que yo también lo extraño mucho... Ojalá hubiese pasado más tiempo con el así como tu Marcus

- losé, la vida no es justa como nos gustaría pero te prometo que haré todo a mí alcance para que sigamos adelante, como el lo pidió antes de irse.

Cuando el mayor dijo eso, Louis no pudo evitar en pensar en su padre, lo que lo impulsó a abrazar fuertemente a su hermano. Aferrado a él, derramó algunas lágrimas pero también sonreía, se podía sentir un ambiente melancólico y al mismo tiempo felíz, porque se tenían el uno al otro.

-¿Sabes? Te pareces mucho a papá -le dijo Marcus a su hermanito,pues había heredado el cabello blanco de su padre-

-gracias Marcus...

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A las lejanías del reino, había una masacre, la tierra era bañada por la sangre de varios soldados caídos pues se enfrentaban en una guerra contra un reino enemigo que quería apoderarse de ese reino también, no habían muchos de pie, los caballeros luchaban con todas sus fuerzas y eran dirigidos por el capitán, un caballero misterioso de cabello rojo y largo, era reconocido por ganar muchas batallas y aunque su clase social no era de las más altas, era muy respetado. Iba acompañado de su mano derecha, el joven Argos, un muchacho de 23 años con cabello rubio y unos bellos ojos dorados, siempre vestía de negro y así era tambien su armadura. Era temido por sus compañeros y sus enemigos por esa aura oscura que inspiraba en los demás, y sus grandes hazañas lo convirtieron en el segundo mejor caballero del reino, no solo eso, era muy amigo de Erick, el hijo del capitán, el cual era muy presumido y arrogante pero no dejaba de ser un joven de buen corazón y como su padre compartía el cabello rojizo.

-¡Cada vez llegan más soldados! -advirtio Erick que estaba con ellos- 

-Descuida, también los mataremos sean cuánto sean, el número no importa -respondió el rubio con un semblante serio en su rostro tallado por los mismos dioses aún manchada con sangre se veía bien- ellos solo siguen órdenes de su rey, nosotros tenemos el deber de proteger nuestras tierras y eso es más importante

-no me vengas con tus palabrerias y mejor ayudame antes que me maten!! -grito Erick en modo de ataque y el rubio se acercó para juntos, acabar con esa pila de soldados - padre, no estaría de más que nos ayudes aquí

-no son tantos aparte les cuido la espalda -respondió con tranquilidad, no lo diría si no estuviera tan seguro-

-con un padre así para que quiero enemigos... -rodo los ojos y junto a Argos pelearon ferozmente contra los soldados enemigos y después el capitán se unió para ayudar a terminarlos más rápido -

Media hora después los caballeros que seguían de pie gritaron por la victoria,lograron proteger la entrada de su reino aunque sabían que no sería la última vez, se aseguraron que no hayan más y decidieron volver. Los pueblerinos al ver su regreso sonrieron y aplaudieron orgullosos que volvieran, algunos malheridos y los otros solo llenos de sangre enemiga. Al frente iba el capitán y como siempre cubría su rostro con su casco, por eso lo llamaban "el caballero misterioso".
Caminaron hasta la entrada del palacio, allí estaban la familia real viendo el regreso de sus caballeros, el Rey Dante solo los miró y asintió levemente la cabeza en señal que estaba agradecido con ellos por su buen trabajo. Isabella ve al capitán y luego a su esposo en silencio.

-me complace su regreso, fieles caballeros de nuestro amado reino, una vez más nos han puesto a salvo, admiro su fuerza y su voluntad, el reino escarlata ,mí esposa y mis hijas y yo estamos agradecidos, como agradecimiento es justo que les paguemos por su victoria -se dio la vuelta y sus tres hijas con la reina le entregan unas bolsas con monedas de oro a cada uno-.

-solo hicimos nuestro deber como escarlatenses -dijo el capitán recibiendo el oro junto a los demás - es un honor ser un caballero, sus majestades

-talvez no lo saben ya que estuvieron afuera defendiendo nuestro reino, en una semana se dará una gran fiesta en el palacio en celebración al cumpleaños de la princesa heredera y están también invitados ¿Cierto hija?

-me gustaría mucho que asistieran por mí cumpleaños -sonrie dulcemente la joven rubia encantando a todos con su bella sonrisa-

-seria un honor -respondió algo impulsivo el pelirrojo más joven, a lo que recibió la mirada de su padre-

-ejem....estaremos en su fiesta, princesa -hizo una reverencia- gracias por la invitación

La chica sonríe una vez más, estaba ansiosa y sus hermanas solo la miraron de reojo. Aunque ya sabían cómo era la mayor, estaban acostumbradas a qué Perla le gustará llamar la atención.

Los caballeros se retiraron, debían ir a sus casas para recuperarse de la batalla. Cuando se iban, Scarlet los vio a cada uno, le llamo la atención aquella apariencia sombría del muchacho rubio, desvío la mirada y entro al palacio seguida de su hermana.

-parece que no solo Perla está ansiosa por un romance...-dijo Annabelle mirando y acercándose a su hermana de ojos azules -

-¿Cómo? -la miró confundida- no entiendo a qué te refieres

-te ví como veías a los caballeros retirarse, sobre todo por el que vestía de negro, uhmm siempre me pareció un hombre muy raro pero muy guapo

-sigo sin entender

-¡Que te vi mirando al caballero sombrío,Argos! -exclamo, aunque era la menor sabía más de ese tipo de cosas más que su hermana mayor- ¿Te gusta verdad?

-claro que no, solo me preguntaba porque usa una armadura negra en vez de plateada, debería respetar el color de la armadura

-pues talvez quiere destacar o diferenciarse de los demás, quien sabe

-(pero... Esa apariencia tan sombría...me llamó mucho la atención) -piensa la pelirroja-

-¿Sabes que más he notado allí afuera? Muy pocos tienen el cabello rojizo además de ti... Solo lo noté en el capitán y en su hijo

-¿A si? Debe ser una simple coincidencia -desvio la mirada desinteresada en esa tema, ignorando las otras palabras de su hermana menor yendo a su habitación, dejando hablando sola a la de cabello castaño-

-¡Scarlet no me dejes hablando sola! -se quejó, haciendo que la mayor sonría un poco y siguió ignorandola-  

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Un coche estaba llegando al reino, adentro iba una mujer con dos plebeyos, la mujer parecía de rango alto y tenía el cabello morado y unos ojos verdes, era muy bonita y esbelta, iba mirando por las cortinas de ese coche viendo el vecindario.

-que bueno que ya llegamos, marquesa...

- así es, ya extrañaba mi tierra natal -dijo con un tono de voz delicado y suave y mira a sus sirvientes- ¿No los emociona este regreso? Después de tres años, al fin estamos de vuelta

-me alegro que esté tan feliz marquesa -le respondió el chico, tenía cabello castaño al igual que sus ojos y a su lado iba su hermana-

-el reino escarlata parece muy bonito...

-lo es -vuelve a sonreir- y pronto será mío.

Los hermanos se miraron, la joven plebeya de cabello largo y castaño bajo la mirada y el chico no quitaba sus ojos de la joven marquesa.








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Muchas gracias por leer ☺️ La Reina Despreciada

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