| Prólogo |
Una chica de cabellos negros y unos enormes ojos que no decían mucho, pero cuando sonreía, parecían decirlo todo. La chica que Mikey estaba mirando en ese momento con adoración, nunca había visto a Mikey tener esa mirada en su rostro. La chica sólo estaba ahí, pero Takemicchi no tenía dudas de que había algo sobre ella...
—¿Quién es ella?
—¿Hm? —Draken se sentó a su lado, bebiendo jugo. Miró donde Takemicchi señalaba para ver a la chica de cabellos negros—. Ah, es Hanna. Aún no me acostumbro a que se vea tan diferente.
—¿Diferente?
Takemicchi entrecerró los ojos, hasta ahora nunca había oído de ella y nunca le había visto, pero por alguna razón la forma en la que estaba parada y la ropa que usaba le recordaban a Mikey.
—Sí —Draken no dijo nada más y solo se paró para caminar hacia el líder de la Toman.
Takemicchi suspiró, recostándose sobre el suelo y sonriendo. Había logrado evitar que el conflicto entre Mikey y Draken se diera así que Draken viviría, se sentía tranquilo al respecto.
—¡Takemicchi-kun!
—¡¿Hina?! —El rubio se levantó de un salto, sorprendido de verla ahí.
—También estoy aquí, ¿sabes? —Emma, atrás de la pelirroja, se quejó.
—Ah, ¿qué tal? —las miró confundido.
—Um...
—Vamos, sólo pregúntale —la codeó la rubia.
—¿Estás libre el 3 de agosto? —se animó a preguntar por fin.
—¿Ah?
—Quiere ir a la festival contigo, Takemicchi —Emma se paró detrás de ella y sonrió, señalándola.
—¡Oh, claro! Iré contigo —Aceptó enseguida, por supuesto que iría.
—¿Ves? Te dije que diría que sí. Es tu novio, ¿lo olvidas? —Emma se rió pero sus ojos se desviaron al final—. ¡Huh!
—¡Hola, Emma! —Draken le saludó con una sonrisa.
Detrás de él, Mikey jugaba con la pelota en su cabeza y la chica de nombre Hanna sonreía levemente, mientras Akkun alegaba lo bueno que era. La rubia no sabía qué le sorprendía más en aquella escena. Si ver que Draken y Mikey no estaban peleando, ver a la chica o verlos a los tres simplemente ahí, juntos, sin ningún problema.
Era algo realmente sorprendente, casi no podía creerlo.
—¡Se reconciliaron! —optó por decir.
—Callate, Emma —Mikey gruñó, soltando una risita al final.
—¡Antes estaban que se cortaban las gargantas! —exageró ella enseguida y miró a la chica, quien solo le sonrió—. ¡Y tú... Tú también!
—¿Yo? —se señaló a sí misma, incrédula—. Pero si yo acabo de llegar...
—¿Así estábamos? —preguntó entonces.
—No lo sé —respondió Draken.
Se miraron entre ellos y entonces los tres se rieron.
—¡Estaba tan preocupada! —gritó Emma, aliviada.
Takemicchi no supo en qué momento el patio de su casa se había vuelto la sala de juegos pero ahí estaban ellos jugando pelota con Mikey y Draken mientras Hina y Emma hablaban sentadas. La chica que Draken llamó Hanna estaba parada en la esquina con las manos en los bolsillos de su pantalón y una sutil sonrisa en su rostro.
—¿No planeas integrarte? —preguntó Emma, ella la miró de reojo—. Ella es Hina-chan, la novia de Takemicchi, el rubio llorón y gritón de allá.
La pelinegra se acercó y sonrió de lado.
—Soy Hanna, un placer. Oí que tú novio ayudó a Ken y Manjiro a reconciliarse, gracias —dijo.
—Yo no hice gran cosa —Hina se rascó la mejilla, apenada.
La chica solo encogió los hombros y les dio una pequeña sonrisa, sin saber que el rubio le observaba en silencio con ojos curiosos a unos metros de allí. Hanna sólo se despidió y desapareció del mismo modo en que había aparecido, cosa que intrigó a Takemicchi.
.
.
.
Agosto 3, 2005.
Festival.
—¡Draken-kun! —por fin lo había encontrado. Takemicchi estaba tan asustado.
Demonios, justo cuando creía que todo había terminado llegó lo de Kiyomasa y entonces Peyan también. Su cabeza daba vueltas. Cuando llegaron al estacionamiento Draken estaba rodeado, sangrando levemente en la cabeza y respiraba entrecortado. Aún así, tenía un hombre agarrado del cabello y se mantenía firme con todos los que ya había derrotado en el piso.
—Hey, Mitsuya, Takemicchi —saludó casual.
—¡Takemicchi, Mitsuya! —Emma les gritó desde lejos, cubriéndose con una sombrilla de la lluvia.
—¡Peyan, idiota! ¿Qué diablos haces con Moebius? —gritó Mitsuya, visiblemente molesto.
—Cierra la boca, Mitsuya. O te mataré también —replicó con molestia.
—¡Peyan! Cobarde, ¡Lo atacaste por la espalda con un bate! —Bueno, eso explicaba la sangre que brotaba de la cabeza del rubio con el tatuaje del dragón. La rubia gruñó—. ¡Y trajiste un ejército contigo! ¡¿Así te haces llamar hombre?!
—Ah, mierda, estoy exhausto —Draken se quejó.
—¡Draken-kun! ¿Estás bien? —Takemicchi estaba asustado, no entendía bien que estaba pasando.
—Parece que veinte hombres son mi límite —Draken se sentó en el suelo para tomar un descanso y respirar—. El resto son todos tuyos, Mitsuya. La cabeza me está matando.
—Bien —Mitsuya asintió.
—¿Creen que pueden con todos nosotros solo ustedes dos? —un chico de Moebius se rió.
—Cállense, imbéciles —murmuró—. Mátenlos, a los tres.
De repente, justo cuando Takemicchi sintió que iba a perder la cordura, se escuchó el rugido de una motocicleta seguida de la risa de Draken. Takemicchi parpadeó confundido, mirándolo.
—Ya era hora —murmuró.
—Ese tubo de escape —Mitsuya sonrió.
—Es la CB250T de Mikey —Draken estaba sonriendo.
Conforme pasaban los segundos, el sonido se escuchaba más y más claro. Hasta que finalmente se escuchó como la moto derrapaba y se estacionaba con violencia en frente de la multitud.
—Oigan, ¿qué no es...?
—¡No puede ser! No era parte del plan —se asustaron.
—Mikey —Draken sonrió.
Sí, Manjiro Sano estaba justo en frente de ellos en su motocicleta mirándolos a todos fijamente.
—¡Mikey-kun! —Takemicchi estaba aliviado.
Al menos con Mikey cerca, Peyan se detendría y sería más fácil para él evitar la muerte de Draken.
— Ya veo —dijo él, bajándose de su motocicleta—. Me enviaron a otro lugar para que pudieran atacar a Kenchin. Y luego iban a culparme por esto para dividir a la Toman —se puso frente a Peyan con la mirada fría que solía poner cuando estaba molesto.
—¡Hago esto por Pachin! —gritó.
—¡Tú no eres así! —entrecerró los ojos—. ¿Quién te incitó a hacerlo, Peh?
—Vaya, pero qué sorpresa —otra voz se escuchó de la nada, captando la atención de todos—. Parece que no eres puro músculo —Mikey se giró.
Era un tipo con una extraña apariencia y un mechón amarillo en el cabello.
—¿Y tú quién eres?
El susodicho estaba fumando y tenía un tatuaje que decía ¨pecado¨ en la mano con la que llevaba el cigarrillo.
—Qué aburrido —caminó hacía el rubio, su rostro era algo extraño—. Realmente no importa quién soy yo. Pero digamos que de momento soy quien dirige Moebius, Hanma.
—¿Tú eres el miserable que está detrás de todo esto? —Mikey frunció el ceño.
—Eres todo un fastidio, Mikey —para sorpresa de muchos, dicho personaje detuvo la patada que Mikey lanzó. Incluso Mikey se sorprendió al ver su pie detenido.
—Eso dolió —Hanma murmuró, se le cayó el cigarrillo al suelo por detener la patada.
—¿Detuvo la patada de Mikey? —Mitsuya no podía creerlo.
—No tengas tanta prisa, Mikey. Nuestra meta es acabar con la Toman. Habría sido mejor que se autodestruyan... Pero esto tampoco está tan mal —comentó Hanma.
Mikey solo lo miraba.
—Después de todo, esto me permitirá... ¡Matar al invencible Mikey con mis propias manos! —su otra mano, la que tenía la palabra castigo tatuada, cubrió la mitad de su cara mientras sonreía—. ¡Moebius cuenta con cien hombres y la Toman solo con cuatro! Ni se les ocurra acobardarse.
Se volteó a ver a los hombres que venían con él.
—¡Yo no soy tan permisivo como Osanai! ¡Perseguiré a los que huyan y los golpearé hasta dejarlos sin dientes! Tanto Mikey como Draken... Son hombres muertos —sonrió, mirándolos.
Takemicchi se sorprendió cuando Mitsuya a su lado sonrió, el ruido se incrementaba de a poco.
—Llegaron a tiempo —murmuró.
Más allá, todo una manada de motos se disipaban. Mikey se giró a ver hacia atrás como los demás y su rostro se suavizó al verle. La primer persona en bajar de una de las motocicletas fue ella seguida del pelinegro mayor, la chica sonrió grande al ver que Mikey ya estaba ahí.
Mikey no sonrió al verla ahí, por el contrario, frunció el ceño. Molesto.
—Hanna —Draken murmuró al verla—. ¿Qué demonios...?
Takemicchi parpadeó y la miró, a su lado un chico de pelo negro largo que bajó de la misma motocicleta, un pelirrojo y un hombre muy alto venían detrás de ella. La vista de aquella chica había dejado perplejos a todo Moebius, Takemicchi trató de comprender qué hacía ella ahí.
—Miren el lío que se formó —Yasuhiro Muto, el capitán de la 5 división de la Toman, se quejó—. Las peleas internas no son lo mío.
—Pero podemos pelear sin contenernos contra Moebius —Nahoya Kawata, capitán de la 4 división de la Toman, estaba completamente reído. Aunque la pregunta sería, ¿cuándo no?
—Parece que la pelea estelar se adelantó a esta noche —Keisuke Baji, capitán de la 1 división, murmuró con una liga entre sus colmillos.
Baji le miró de reojo.
—¿Segura que quieres estar aquí? —le susurró—. Creo que nuestra cita tendrá que esperar un poco.
—Siempre estoy a tu lado, Kei —miró de reojo a Mikey—. ¡Mikey! Perdón por la tardanza, tuvimos que hacer una pequeña parada porque una abuelita necesitaba ayuda —fingió inocencia.
Mikey la miró un momento enojado, pero con esa sonrisa no podía hacer nada en contra, sólo le sonrió de vuelta. Los comentarios sobre la presencia de una chica no tardaron mucho en escucharse pero fueron callados por la otra parte de la multitud prácticamente asustada de ver a toda la Toman ahí.
—Chicos...
—¡La Tokyo Manji ya está aquí, imbéciles! —Baji se recogió el cabello con la liga. La pelinegra se sentó en la motocicleta del mismo—. Hanna, trata de no meterte en problemas.
—No me meteré en problemas —ella no dejaba de sonreír—, al menos no sin provocación...
Keisuke la observó un momento a los ojos antes de suspirar, resignado y volver su atención a los hombres de Moebius. Había estado anticipando una pelea en los últimos días y finalmente llegó.
—¡Bien! ¿Quién quiere morir primero? —Kawata sonrió alegremente.
—¡Pe, serás el primero al que mate! —sentenció Yasuhiro.
Hanma puso su mano en la cabeza de Peyan para detenerlo de huir.
—Vaya, vaya, esto se pone interesante —murmuró.
Draken se levantó y bostezó por un momento, estiró sus brazos también.
—Una enorme pelea callejera el día del festival hace que a uno le hierva la sangre —se puso a un lado de Mikey—. ¿No, Mikey?
El rubio soltó una risita burlona.
—Tienes razón, Kenchin —se quedó en silencio un momento y luego comenzó a correr—. ¡Vamos!
Y así, todos comenzaron a correr contra los demás, listos para pelear. Takemicchi comenzó a hiperventilarse, necesitaba encontrar a Draken antes de que Kiyomasa lo encontrara. Sin embargo, no era tan fácil encontrarlo entre tanta gente... Y eso que era enorme.
Se cayó por culpa de un charco que había en el suelo, luego de tropezar un par de veces más y entonces en medio de su crisis existencial escuchó una risita, que lo hizo levantar la mirada.
—¿Qué crees que haces besando al suelo? No es momento para eso —era esa chica otra vez, ¿quién demonios era y por qué estaba ahí? Frunció el ceño. Ella le tendió la mano y por un momento le pareció un ángel—. Anda ya, pareces apurado. ¿Acaso quieres huir?
Takemicchi parpadeó, aceptando su mano para pararse, secó sus lágrimas con su brazo y la miró. Claro que no iba a huir, tenía que cambiar el futuro. Negó con la cabeza.
—Muy bien, trate de no caerte en tu camino otra vez —le dijo con una sonrisa dulce que pronto se convirtió en una expresión seria—. Si te vuelvo a ver en el piso, te voy a pisar la cara hasta romperla —sonrió dulcemente y se fue de nuevo a la moto.
Takemicchi abrió y cerró su boca tres veces, la chica le causó escalofríos. Bueno, eso no importaba mucho justo ahora, se dijo a sí mismo. Tenía que encontrar a Draken a como diera lugar, era todo o nada y no tenía mucho tiempo.
—¡Peh! —el grito de Mikey alertó a todos.
—¡Mikey! —el susodicho palideció.
Tres hombres de Moebius se jactaron de que podrían vencer al líder y corrieron pero Mikey ni siquiera se inmutó antes de vencerlos a todos con un golpe a cada uno, su mirada no se movió del rostro de Pehyan en ningún momento.
—Peh, ¿por qué atacaste a Kenchin?
—¡Infeliz! —otro de Moebius se acercó molesto por lo de sus compañeros pero resultó en el mismo fin. La chica soltó una carcajada al ver eso, negaba con la cabeza cada que alguien intentaba golpear a Mikey, todos eran unos idiotas llenos de testosterona y no mucho cerebro.
—¡Sabías que había hecho las paces con Kenchin! —Mikey seguía hablando mientras se deshacía de los idiotas que trataban de golpearlo—. Incluso involucraste a Moebius, ¡ya deja de actuar como un cobarde!
Pehyan frunció el ceño.
—¡No me importa que volvieran a ser amigos! —refutó—. ¡No aceptaré lo que pasó!
—¡El tema de Pah ya está resuelto! —Mikey se acercó poco a poco.
—¡No lo está!
La chica suspiró, al parecer esa riña iba para largo y comenzaba a aburrirse en ese punto. Su mirada chocó con un extra de Moebius que le miró con intenciones no muy agradables a la vista, arqueó una ceja al notarlo.
—¿Tú qué miras, insecto? —gruñó, mentiría si dijera que no quería pelear. El hombre se mostró molesto y comenzó a acercarse más a ella—. ¿Qué? No des un paso más —advirtió.
En realidad estaba esperando que diera un paso más para que contara como defensa personal.
—¿Asustada, gatita? —y lo hizo.
Ella sonrió de lado.
—Voy a rezar por tu alma —afirmó antes de noquearlo de un golpe en la sien y al verlo en el suelo, rió levemente—. Nah, no es verdad.
Volteó a ver a Mikey y aún hablaba con Peyan.
—Esta es la cita más aburrida hasta ahora —miró a Keisuke pelear—, ara, ara. ¿Qué voy a hacer? Quería venir al festival, pero estos malditos se entrometieron en la diversión.
Suspiró y agachó la mirada a sus zapatos que se estaban ensuciando por el lodo. Era bastante molesto.
—¡DRAKEN-KUN!
El grito hizo que levantará la mirada asustada. Mikey y Emma también voltearon enseguida.
—¿¡Qué sucede, Takemitchy!? —gritó Mikey mientras peleaba contra unos idiotas de Moebius que lo habían apartado de Peyan.
Hanna se empinó para tratar de ver dónde estaban.
—A Draken-kun... ¡Lo apuñalaron! —Takemicchi estaba llorando. Claro que estaba llorando, tenía miedo. Draken podría morir y todo saldría mal, no podía, no sabía qué hacer.
Hanna sintió un leve mareo al escucharlo, ¿qué? Seguro había oído mal, buscó con la mirada a Emma, estaba llorando. ¡Mierda! Comenzó a correr entre la multitud, tenía que llegar rápido.
—¡Quitense, déjenme pasar! —Mikey seguía peleando, quería ir con su amigo y no podía. La frustración despertaba una horrible sensación.
Hanma lo detuvo riendo.
—¡Por fin te encontré, Mikey!
Hanna logró verlo por fin, empezó a correr pero dos hombres se pusieron en su camino. Frunció el ceño. ¿Ahora si querían pelear? Se cruzó de brazos, no era el momento. No tenía nada a la mano con lo que pudiera defenderse más que sólo sus puños... Y sus piernas, por supuesto.
—¿Qué hace una linda chica como tú aquí?
—¿Estás perdida? Yo puedo llevart-
Lo pateó en la ingle, no tenía tiempo para eso, había escuchado que apuñalaron a Draken. El otro al ver esto la agarró de los hombros, Mikey entornó la mirada cuando vio que un maldito extra se había atrevido a tocarla pero Hanma logró atinar un puñetazo gracias a esto.
—Demonios, Mikey, concéntrate en tu estúpida pelea —le reclamó con el ceño fruncido, éste asintió y comenzó a esquivar los golpes de Hanma.
—¡Takemicchi! —gritó, esquivando un golpe que iba dirigido de nuevo a él—. ¡Encárgate de Kenchin!
—Mierda —Hanna gruñó antes de correr en dirección al pequeño rubio que ahora cargaba a Draken en su espalda. Miró a Emma en el proceso—. ¡Emma, llama una ambulancia!
La chica se sorprendió de verla pero asintió enseguida y sacó su teléfono mientras la pelinegra corría hacia ella entre la multitud. No llevaban mucho corriendo cuando se encontraron con la novia de Takemicchi y comenzaron a buscarlos.
—¡Takemicchi-kun! —gritó Hinata apenas lo vio.
El teñido se detuvo y volteó a mirar.
—¡Hina, Emma-kun! —su mirada se centro también en la chica que iba detrás de ellas.
De nuevo, su apariencia se le hacía era muy parecida a la de Mikey.
—¡Pedimos una ambulancia! —informó su novia.
—¡¿Y Draken?!
—Tranquilas, sigue vivo —afirmó, viendo como la chica de cabellos negros se acercaba a él y lo ayudaba a bajarlo—. ¿Tardará mucho la ambulancia?
—Esperemos que no —la chica miró a Emma y enseguida la rubia se acercó a Draken.
Takemicchi fue arrastrado hacia atrás por Hina, se quedó observando como ambas chicas miraban al chico lleno de sangre recostado.
—¿Va a estar bien, verdad? —Emma susurró entre llantos.
Hanna la observó en silencio un momento y luego sonrió.
—Es Draken, ¿recuerdas? —le puso la mano en el hombro mientras intentaba sonreír—. No va a dejarnos, y si lo hace, te juro que lo traeré hasta del mismo infierno de vuelta.
Emma sonrió entre lágrimas.
—Hina, dijeron que esperemos aquí, ¿no?
—Sí, pero... No ha de ser fácil llegar con la lluvia y el festival —Hinata agachó la cabeza—. ¿Takemicchi? —parpadeó cuando lo vio caminar hacia adelante.
Seis hombres se acercaban caminando, llamando la atención de Takemicchi y Hanna.
—¿Cómo? ¿Draken sigue vivo?
—Oigan... ¿Qué hace aquí, tontomichi?
—¿Qué crees que haces, sabandija? —ese era Kiyomasa.
Hanna se levantó con el ceño fruncido. Admiró por un momento como la pelirroja se había hecho adelante de ellos con su mano estirada, era tierno como intentaba protegerlos. Se puso en frente de ella y le guiñó el ojo. ¨Yo me encargo de esto¨ le susurró. Hina retrocedió.
—¡Oi! ¿Qué mierda creen que están haciendo aquí? —les dijo.
—¡¿Hah?! ¿Quién es la putita? —la miró de arriba abajo.
Hanna apretó la mandíbula. ¿Podía golpearlo y decir que se sintió atacada emocionalmente?
—¡Oye, tú! —Hanna frunció el ceño, furiosa—. ¡Si vuelves a hacerlo, yo voy a romper-!
De repente recordó que nadie ahí sabía que ella también era una pandillera y carraspeó.
—¡Voy a romper... a llorar! —lo amenazó.
—¡Hanna-san! —Takemicchi se sorprendió.
—¡No llores! —se burló Draken.
Hinata y Emma sólo se la quedaron viendo confundidas.
—¡Que alguien me traiga cinta adhesiva! —gritó Kiyomasa a sus lacayos. Hanna ladeó la cabeza.
—¿Cinta adhesiva? —murmuró entre dientes, confundida.
Todos los hombres de Kiyomasa rieron.
—Hace un rato... usaron cinta adhesiva con Takemicchi —susurró Hinata para ella, sorprendiéndola. Ella volteó a ver a Takemicchi, este comenzó a retroceder.
—¿Qué clase de pervertidos son estos tipos? No entiendo —hizo un mohín.
Hubo un minuto de silencio que la hizo dudar de si iban a pelear con ellos o sólo estaban tratando de joderles la existencia.
—Takemicchi —la voz de Draken los dejó petrificados.
Hanna se giró enseguida y el aludido también.
—¿Draken-kun?
—No te muevas —Emma lo estaba sosteniendo de los hombros, Hanna se tensó cuando lo vio apartar con su mano a la rubia, sin poder evitar el impulso de golpearlo en la cabeza.
—¡Oi! —Draken soltó un quejido y le miró serio antes de suspirar, consciente de que ella no toleraba la más mínima falta de respeto contra una mujer.
No por nada solía ser la defensora número de uno de las chicas en su escuela, hasta tenía su propia brigada, que a sus ojos parecía una pandilla disfrazada de chicas con labor social.
—Gracias, Takemicchi... Huye con Hina y Emma —le dijo entonces, poniendo una pequeña sonrisa. Hanna apretó la mandíbula—. Hanna es testaruda y seguramente no vaya contigo, pero...
—No iré a ningún lado, idiota —se quejó, cruzándose de brazos.
—¿Ves? —se rió—. Voy a estar bien —le aseguró al teñido.
Hanna no entendía de que se iban esos dos.
—¿Que huya? —Takemicchi se sintió conflictuado.
—Date prisa, Takemicchi —el tiempo estaba corriendo, Hanna se puso en frente de Draken y lo miró con fiereza—. No voy a... pedirte que te vayas, pero... no pelees —le dijo.
—No voy a dejarte pelear solo, Ken —masculló con molestia—. Eso no es lo que hacen los hermanos.
Takemicchi gritó, haciendo que todos lo miraran.
—¿Takemicchi-kun? —Hinata se preocupó.
—¡Soy patético!
—Sí —Hanna aceptó, encogiéndose de hombros—. Y te ves patético también...
Draken intentó ocultar su sonrisa por su comentario, negando con la cabeza.
—¡¿Para qué demonios vine aquí?! —Takemicchi se puso las manos sobre la cabeza—. Hina, aléjate. Lo siento, Draken-kun, gracias por darme valor...
—¿Takemicchi?
—¿Ara? Parece que la pulga sí tiene agallas, después de todo —Hanna sonrió de lado cuando el ojiazul comenzó a caminar hacia Kiyomasa—. ¿Debería meterme... o dejo que le den una paliza?
—Ya te dije que no pelees —se quejó Draken, respirando con dificultad.
La chica lo miró de reojo.
—¿Hah? Kei me dijo lo mismo —suspiró—, par de aguafiestas...
A Draken le tembló el ojo.
—¿Qué te pasa? —Kiyomasa soltó un bufido—. ¿Quieres morir tú también?
—¿Seguro que no quieres huir, Tontomicchi? —los cinco que estaban junto a Kiyomasa se rieron.
—No pienso huir —declaró Takemicchi, con el corazón latiéndole a mil—. No voy a huir esta vez. Por todo lo que me pasó en la vida... ¡Juro que voy a vengarme!
Hanna se acercó lentamente, captando la mirada de Kiyomasa, quien frunció el ceño al verla.
—Kiyomasa —Takemicchi le habló, haciéndolo volver la mirada a él—, aún tenemos cuentas pendientes. No terminamos nuestra pelea a puño limpio.
—¿Qué? —Kiyomasa frunció el ceño.
Hanna arqueó una ceja, ¿en serio esa pulga se había peleado con aquel grandulón?
—¿De qué demonios hablas? —habló el otro chico—. Por lo que vimos, está claro que perdiste.
—No perdí —aclaró Takemicchi.
La pelinegra chasqueó la lengua.
—Vaya, en ese caso... Apuesto cien millones por Takemicchi —Draken sonrió, sorprendiendo a todos—. Es una ridiculez, pero qué más da.
—¡Yo también apuesto cien millones por él! —Hinata se puso la mano en el pecho, segura.
—¡Yo trescientos millones! —Emma gritó.
—¡¿Hina, Emma-chan?! —Takemicchi se sorprendió.
Draken la miró.
—¿Yo también?
Lo vio entrecerrar los ojos.
—¡Sí... Yo también! Apuesto que la pulga teñida te dejará en el suelo, Kiyomisa o como sea que te llames —afirmó ella.
Takemicchi sólo la miró con los ojos entrecerrados un momento. ¿A quién le llamaba ¨pulga teñida¨? Sólo era un par de centímetros más bajo que ella y definitivamente iba a crecer más.
—¿Qué dicen estos imbécile-?
—Si Draken cree que ganará... Es porque lo hará —sentenció, mirando a Kiyomasa.
—¡Ha! Parece que todos ustedes perdieron la cabeza —sus lacayos y él comenzaron a reír.
—No —la voz de Draken lo interrumpió—. Takemicchi va a ganar.
—Gracias, chicos —Takemicchi dio un paso al frente—. ¡Vamos, Kiyomasa, pelea!
—¡Mierda! —Hanna se quejó al notar lo que acababa de pasar.
Kiyomasa había atravesado con un cuchillo la palma de Takemicchi, seguido del grito del susodicho.
—Qué sorpresa —Kiyomasa se rió—. A juzgar por tu reacción, creí que te había matado.
—¡Takemicchi-kun! —Emma logró detener a Hinata antes de que le alcanzara.
—¡No vayas, Hina, es peligroso!
—¡Suéltame, Takemicchi está...!
Hanna se puso a un lado de Takemicchi, mirándolo de reojo, este se sostenía la mano.
—No es una pelea a puño limpio —sentenció el pelinegro—, es tu ejecución
Sus hombres lo alababan.
—¿Estás bien? —le preguntó ella, sin parar de mirar al hombre frente a ellos.
—Te voy a matar, Hanagaki —afirmó Kiyomasa.
—¿Qué te hace creer que lo permitiré? —ella se puso frente a él—. ¿Acaso eres tanta escoria que te atreverías a golpear a una mujer?
Ella fingió ser dulce por un momento.
—¡Hanna! —Draken gritó, asustado al verla tan cerca del pelinegro grandulón—. ¡No!
Kiyomasa rió.
—Qué ridículo, ¿en serio crees que pelearía contra una mujer? ¡Ey, chico! —llamó a uno de sus lacayos y la señaló—. Dale una lección a esta estúpida zorra —la apartó hacia el otro de un manotazo.
—¡Sí, jefe!
Igual que Kiyomasa con Takemicchi minutos antes, éste intento de hombre la recibió con un cuchillo que fue a parar en su pierna gracias a sus reflejos, Hanna mordió la mano del hombre que intentó rodearla, haciendo que mascullara entre dientes del dolor.
—¡Espero que tengas seguro médico, idiota —le gritó—, porque te voy a volver mierda!
—¡Hanna-chan!
Emma y Hina se asustaron al ver como ella se caía al suelo con la pierna sangrando. Takemicchi abrió grande los ojos y se sacó el cuchillo de la mano de un golpe, lanzándolo lejos, empuñó su mano pero cayó al suelo del golpe que le dio Kiyomasa. Hanna soltó un quejido cuando se sacó el cuchillo también y miró al que la había apuñalado con motivación.
—Pídele a dios que se apiade de tu alma —masculló, enfundando el cuchillo y parándose con dificultad.
Le costaba apoyar la pierna por el dolor punzante.
—Porque te juro que vas a morir esta noche —afirmó.
—¿Qué pasa, Hanagaki? No me has dado ni un golpe —Kiyomasa lo estaba provocando—. Te voy a matar a golpes.
—¿Qué es eso? ¿Morir dices? —el hombre se rió mientras le daba una cachetada.
Draken empuñó la mano al ver esto, era difícil concentrarse en una pelea a la vez, mientras golpeaban a una al otro también. Debía hacer algo pero Emma no lo soltaba y no quería lastimarla.
—¡Takemicchi! —Hinata gritó al ver cómo lo golpeaban de nuevo.
—¡Hanagaki, quedarás mal en frente de tu chica! —se mofó otro—, ¡una mosca pega más fuerte que tú!
—¿Sólo puedes agarrarte? —le gritó—. ¿Podrías ser más patético?
Para suerte de Hanna, todos estaban más concentrados en la pelea de Takemicchi contra Kiyomasa que en ¨una chica peleando¨. Sabía que Draken y Keisuke le darían tremendo sermón cuando salieran de esto así que pensó que al menos debía ganar, por el sentido de pertenencia. Hizo una mueca inconscientemente.
—¡Lo mordió!
Ella miró hacia allá, riendo. ¿En verdad lo había mordido? La pulga no se iba con juegos.
—¡Deja de hacer el ridículo, Tontomicchi!
—¡Pareces un niño!
—Mantén tu mirada aquí —la volvió a golpear en la cabeza—, no porque seas niña voy a ir fácil contigo.
Hanna devolvió su mirada al hombre, su cabello cubriendo medio rostro, sonrió de lado.
—Entonces no voy a contenerme tampoco aunque seas un mediocre intento de hombre.
Kiyomasa estaba golpeando a Takemicchi en su intento de que dejara de morderlo.
—¡Suéltame, desgraciado!
¡Vaya, como dolían esos golpes! Pero Takemicchi no se iba a rendir, iba a ganar, tenía que ganar. En un par de golpes más, consiguió poner a Kiyomasa entre sus piernas.
—¡Me da igual no poder ser como Mikey! —gritó—. ¡Yo soy Takemicchi Hanagaki!
—¡Suéltame! —gritó Kiyomasa.
Hanna volvió a darle otro golpe al idiota, estaba más concentrada en la pelea de Kiyomasa contra Takemicchi así que no había acabado con él aún, pero la mirada de Draken le dio a entender que debería apresurarse. Hizo una mueca.
—¡No lo sueltes, Takemicchi! —Draken gritó.
—¡Desgraciado! —ambos hacían fuerza.
Fue cuando las piernas de Kiyomasa fallaron y cayó de rodillas al suelo que Hanna pudo por fin respirar de vuelta, aunque fuera extraño que le cayera encima a Takemicchi.
Takemicchi había ganado la pelea, dejando inconsciente a Kiyomasa.
—¿Gané? —Takemicchi sonrió, soltando sus brazos por fin—. Por fin pude... vengarme.
—¡Takemicchi-kun!
—¡No vengas, Hina! —se quitó de encima el desmayado y sonrió, tratando de respirar.
—¿Terminaste?
—¡Das asco, Kiyomasa! —lo comenzaron a abuchear.
Aprovechando que todos estaban distraídas ella volvió a moverse, empuñando el cuchillo.
—¡AH! Maldita bruja —las miradas se fueron entonces a la chica que acababa de enterrar el cuchillo en la pierna del que la había apuñalado—. ¡Maldita bruj-!
—Una apuñalada por otra —se rió, mientras lo noqueaba de un sólo golpe. Se sostuvo el hombro con molestia—. Habría acabado contigo más rápido si no estuviera distraída —murmuró.
—¡Le ganó una chica!
Todos, menos Draken, se sorprendieron pero se aliviaron de ver que había terminado todo.
—Pueden llevarse esto al infierno —otro de ellos también estaba jugando con un cuchillo.
—¿Dónde está maldita promoción de cuchillos... o es que se los robaron a sus mamás? —masculló Hanna al ver otro empuñando otro cuchillo—. Un poquito de creatividad, te pido.
Takemicchi se levantó como pudo.
—Hina... Sal de aquí con Emma-chan —murmuró.
—Takemicchi-kun...
—Haz lo que dice —la chica se sostuvo la pierna sangrante mientras se ponía a su lado.
—¡Ya veré como me las arreglo! —le sonrió a su chica.
—Pero...
—Estaré bien —afirmó él—. Te juro que estaré bien. ¡Por favor!
Hanna la miró y le sonrió, era una forma sutil y silenciosa de decirle que iba a estar con ellos. Hinata asintió entonces y con la mano de la rubia comenzaron a correr, dejando a Draken respirando fuerte en el suelo, a Takemicchi con una mano herida y a la pelinegra con la pierna. Ella comenzó a reír.
—Todos tenemos una herida de cuchillo, ¿eso nos hace hermanos o qué? —se rió.
Ambos la miraron como si fueran un bicho raro antes de sonreír.
—¿Estás aceptando a Takemicchi como tu hermano?
Ella miró al más bajo y arrugó la nariz. Aún no, se dijo.
—Draken-kun, Hanna-san —Takemicchi miró hacia el cielo—, ¿alguna vez se han preguntado cómo es el cielo?
—Yo sí, creo que es lindo —meneó la cabellera negra—. Te juro que cantan ahí toooodo el día.
¿Dónde había dejado su liga? Ah, en el asiento trasero de la moto del Baji, chasqueó la lengua. Draken se rió y comenzó a levantarse sin apartar su mano de su herida en el costado.
—¿De qué hablas? —Draken bufó—. Ustedes dos se van a ir al infierno.
—Pero si no he hecho nada malo —Takemicchi se rió.
—Qué malo, Ken-chan —hizo un puchero.
—¿Oh? —sonrió al ver a Draken levantado—. Miren quien agarró un segundo aire...
—Ya me tienen harto —se quejó el aludido—. ¿Por qué no se van a la mierda? Queda a la vuelta.
—¿Les doy direcciones —continuó ella—, o los mando personalmente?
Takemicchi los miró, le dolía la mano... Y todo.
—Por poco —Takemicchi perdió el equilibrio por un momento.
—Podría derribarte con un dedo, Takemicchi —se burló Draken.
—Mira quién habla, Draken-kun —se rió.
Ambos sonrieron y la chica solo negó con una sonrisa.
—¡Matenlos a todos! —los cuatro restantes comenzaron a correr hacia ellos.
Incluso Hanna con su pierna lastimada se enderezó en ese momento y se puso en posición de pelea, los tres listos para contraatacar, incluso cuando uno de ellos se le acercaba con un cuchillo a Takemicchi.
Hanna suspiró cuando un chico pelirrojo lo golpeó, apartándolo contra una reja a su lado.
—¿Qué haces gimoteando, héroe llorón? —el recién llegado se dirijo a Takemicchi.
—¡Akkun!
De repente otros tres chicos se pararon en frente de ellos haciendo poses extrañas.
—¡Somos los cinco de la secundario Mizo! —declaró el pelirrojo—. Nos llamó Tachibana.
—¡Nosotros nos encargamos!
—¡Nunca nos acobardamos a la hora de la verdad! —hizo una pose rara—. ¡Volamos como mariposa...!
Hanna arqueó una ceja mientras se cruzaba de brazos, viéndoles con gracia.
—¡Y picamos como abeja!
Claro, uno de ellos se volteó donde ella estaba y carraspeó, llamando la atención de los chicos.
—¡Una chica! —se avergonzaron enseguida, ella soltó una risa.
—Ah, aquí vamos de nuevo —rodó los ojos, Draken rió levemente.
—Miren como se acumula la basura... ¿Qué creen que pueden hacer? —agarró al pelirrojo del cabello, todos estaban peleando mientras Draken y Takemicchi observaban en silencio a un lado de la chica de cabellos negros—. ¡Vamos, digan algo!
—Draken-kun, lo siento... No pude protegerte yo solo —Takemicchi se disculpó.
—Dejen de resistirse en vano —masculló.
—Puede que parezca en vano pero aun así... ¡Hay veces en las que no puedes rendirte! —gritó el pelirrojo, girándose con una sonrisa—. ¿No es verdad, Takemicchi?
Todos los chicos sonrieron, aunque les estuvieran dando una paliza, y Hanna entendió que era lo que veían Ken y Manjiro en aquel muchacho. Tenía el don de nunca rendirse y de inspirar a otros, cualidades dignas de un líder que algún día lograría algo en el mundo.
Como Shinichiro-kun.
—¡No pienso perder!
El sonido de la ambulancia acercándose hizo que Hanna alzara la mirada hacia atrás, vio a Hinata y a Emma corriendo en sus lindos vestidos hacia ellos.
—¡Demonios —gritaron—, la policía!
—¡¿Qué hacemos, Red?!
Todos le miraron con una sonrisa, dispuestos a seguir peleando de ser necesario.
—¡Hay que salir de aquí! —respondió el tal ¨Red¨ mientras comenzaba a correr.
—¡¿Qué hay de Kiyomasa?!
—¡Déjenlo!
Hanna chasqueó la lengua, negando con la cabeza mientras apretaba la mandíbula, cada vez le costaba más mantenerse de pie. No tardó mucho en dejarse caer sobre el suelo lo más suave que pudo mientras se tocaba la pierna, Draken la miró.
—¡¿Estás bien?!
—Cálmate, dragón, solo estoy cansada —le sonrió con melancolía y suspiró, mirando su pierna. Se preguntó si era una herida muy profunda o superficial, gracias a la adrenalina del momento no podía sentir bien el dolor así que no lograba identificarlo.
Los demás chicos también dejaron de estar erguidos para relajarse un poco, todos estaban exhaustos.
—Metí la pata... una y otra vez haciendo cosas en las que no soy bueno, pero nada de ello fue en vano —Takemicchi sonrió—, porque nada pasó desapercibido.
—¡Lo hicimos, Takemicchi!
—¿Vieron mi golpe super milagroso?
—No, pero sí vi como te golpearon —le respondió.
—¡Ey, reaccionen! —Akkun se acercó a la chica, quien le miró con los ojos adormilados—. ¡Hay que llevar a estos tres a la ambulancia!
La pelinegra parecía quedarse dormida por momentos, Akkun se agachó y la alzó de la cintura hasta que ella estuvo medianamente parada sobre la otra pierna. La miró en silencio, preocupado de que si la soltara se fuera a caer.
—Puedo caminar, ayuda a Draken —le guiñó el ojo, mientras el chico asentía y corría a ayudar.
Arrastró levemente su pierna hacia allá, luchando contra el repentino sueño que tenía.
—¡Chicos, no veo la ambulancia!
—¡Es por aquí, deprisa! —se escuchó a las chicas—. ¡Chicos, por aquí! ¡Rápido!
Detrás de ellas venían los paramédicos con una camilla, perdió el conocimiento tras ver a uno de los paramédicos sentarle dentro de la ambulancia.
Y entonces ahí estaban los tres en aquella ambulancia. Draken estaba acostado con una mascarilla, Takemicchi estaba rezando a su lado y Hanna había perdido la consciencia luego de que la sentaran. ¿Y ahora qué?
—¡Un paro cardíaco! —Hanna se despertó, entre asustada y confundida al oír esto—. ¡Atrás!
—Vía respiratoria despejada.
—¡Iniciando RCP! Uno, dos, tres, cuarto, cinco...
Hanna parpadeó y volteó la mirada solo para darse cuenta que Draken estaba frente a ella siendo atendido por los paramédicos. Le estaban haciendo RCP, sintió un nudo en su garganta.
—¡No reacciona!
—¡De nuevo!
—Ken-chan...
Takemicchi al oírla giró su rostro, compartiendo un rostro de agonía que ella también tenía.
—¡Draken-kun! —chilló también.
.
.
.
¡Hello〰️♡!
Soy Amnesia, la persona detrás de esta novela.
Voy por cualquier pronombre... Él, ella, elle, autor/a-kun, su majestad.
Whatever you would prefer to call me, it's fine... Que como prefieran llamarme está bien para los que sólo hablan español jsjs〰️♡.
Además de presentarme por si no me conocían ah *badum, tsss* Quería darles las gracias por estar aquí el día de hoy y por darle una oportunidad a esta bella(?) historia.
¡No olviden seguirme, darle like y comentar! (muy youtuber de mi parte xd)
Ahora lxs dejaré con unos momazos rikolines que hice (probablemente si tengo el tiempo trataré de hacerlos en todos los capítulos o en su mayoría).
Si los comparten (ya quisiera) por favor, dénme crédito >:v
También pueden seguir la novela en tiktok (link en mi perfil uwur) Es una cuenta manejada por mi beta reader pero también a veces subo cosas chidas.
No olviden tomar mucha agua y dormir al menos un par de horas.
Bueno, bye〰️♡
.
Hanna presentación:
.
.
Hanna Yagami cuando quería llegar a Draken y la interrumpían:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top