Un par de meses atrás
Mediados de Julio
—Nee, Kei-chan —la pelinegra fue hasta la sala—, hay algo que tengo que decirte... Algo muuuy importante.
Hanna se sentó a su lado en el sofá de la casa. La mamá de Keisuke estaba trabajando así que no volvería hasta la noche, Baji le miró curioso.
—¿Sí? Soy todo oídos, mi reina —apagó la televisión sin importarle que ese fuera un capítulo especial sin repetición de su serie favorita—. Dime.
Nada era más importante que ella para Keisuke.
Aunque en el fondo debió pensar en ponerla a grabar antes de apagarla así como así. A veces no pensaba mucho.
—¿Hm? No sé... cómo decirlo...
Keisuke se la quedó mirando, nervioso, porque ella usualmente decía las cosas sin pensarlo tanto. ¿Habría roto algo accidentalmente de nuevo?
—Sólo dímelo —le agarró la mano—, me pones nervioso.
Como la vez que rompió el jarrón favorito de su mamá, Keisuke mintió diciendo que fue él cuando estaba barriendo, sólo porque la chica había llorado demasiado al enterarse.
—¿Recuerdas el otro día que fui con tu mamá al hospital porque tenía daño de estómago?
Keisuke arrugó la nariz. Sí, su linda novia había estado enferma del estómago últimamente, lo cual no era muy raro pero su madre la había llevado al médico tras verla faltar a clases.
—Hm... Sí —asintió—. ¿Pasó algo?
Hanna no le había dicho cómo les fue ese día ni el día que fueron a ver los resultados de los exámenes así que él supuso que todo estaría bien. Sus manos comenzaron a sudar.
—Bueno, no tenía daño de estómago —ella se puso una mano en el mentón—, en realidad...
Keisuke palideció y puso sus manos en los hombros de la menor, pensando lo peor. De nuevo, Keisuke Baji era bastante exagerado cuando se trataba de ella, desde pequeñito.
—¡No me digas que...!
Sus ojos se cristalizaron enseguida.
—Sí —los ojos grises se empañaron también—, es cierto, Keisuke.
¿Se iba a morir? Hanna, en los ojos de Baji, era como un tamagotchi. Si la descuidabas un momento huía de casa o se moría, así que se preguntó si ese era el caso. Especialmente con él conociendo al derecho y al revés su historial médico.
—¿Te vas a morir porque tienes una enfermedad terminal?
Para la sorpresa de Hanna, él estaba llorando ante el pensamiento de perderla. Ella parpadeó por un momento, procesando la información y luego ladeó la cabeza.
—¿Acaso eres idiota, estúpido? —lo golpeó en la nuca con un ojo temblando—. ¡No me voy a morir! Que yo sepa...
—¿Ah, no?
La pelinegra rodó los ojos, y tomó el rostro de Baji entre sus manos para verlo en los ojos. Necesitaba que la información llegara a su cerebro.
—Escúchame bien, Keisuke Baji —le dijo, él asintió atento—. Estoy em-ba-ra-za-da.
—Ahh —sonrió despreocupado—, sólo era eso... Me asusté pensando que te ibas a mori- ¿...Cómo dices que dijiste?
Los ojos de la menor sólo se quedaron fijos en los suyos, sin decir nada, Baji intentó procesar la información un poco en su cerebro.
'Em-ba-ra-za-da'
—¿Cómo... cómo fue que pasó eso? —Keisuke titubeó, sus palmas picaron—. Es decir...
Muy bien, mastícalo, mastícalo...
Era lo que se decía a sí mismo, pero no importaba cuantas veces lo repitiera en su cabeza no lograba procesarlo lo suficiente. ¿Cómo era eso posible? Se estaban cuidando.
—Pues cuando una pareja se quiere mucho, tienen sex-
Al menos por el shock, Baji había dejado de llorar.
—¡Eso no! —le tapó la boca, sonrojado—. ¡Lo otro!
—Ah, ¿recuerdas el día que saliste de la ducha con el cabello mojado y sólo una pequeña toalla alrededor de la cintura? —inquirió con una sonrisa burlona—. Se me hace...
Keisuke volvió a estar tres veces más rojo.
—Que fue ese día... Aunque también pudo ser el día en que me viste con Hajime y te pusiste celoso —murmuró—. Podría ser más es-
—¡No estaba celoso!
—Claaaro —no le creía nada.
El sólo hecho de pensar en ese día le generó demasiadas emociones en un solo instante. Primero los celos que sí que había sentido, segundo el recuerdo de las horas que pasó junto a Hanna recordándole en la sala, la cocina, el baño y la cama que ella era suya solamente y finalmente, el baldado de agua fría.
¿La embarazó?
Keisuke intentó calmarse un poco y respirar, Hanna sólo sonreía por su reacción.
—Osea que —hizo una breve pausa—, tú y yo... seremos padres.
—Hm, sí, normalmente cuando uno va a tener hijos ese título viene detrás.
—Juntos.
—Ni modo que separados —alzó una ceja—. No te voy a dejar bien parado si me dejas, mi amor.
—Los dos.
Baji era... Baji. Le hacía falta un poco de pensamiento crítico, aún sabiendo que su novia fácilmente lo dejaría en la abstinencia luego de darle una paliza si no se callaba pronto.
—Keisuke... ¿Acaso quieres que te golpee con la puerta? —tenía un tic en el ojo—. Sé honesto.
—¡Lo siento —se cubrió la boca—, es que-! E-Esto es demasiado inesperado.
—Sí...
Baji todavía no lograba entenderlo. ¿Iba a ser papá? Era algo que no se esperaba, bueno, claro que no era precisamente el más juicioso y no podía evitar sus hormonas cuando la veía, pero...
¿A quién quiero engañar? Todo el tiempo tengo mis manos sobre ella.
No había que ser muy inteligente para saber que 1+1 era igual a 2. Como en este caso, Hanna + Él era igual a un bebé. Se aplaudió mentalmente por el cálculo.
—Papás...
—Sep.
—Los dos...
—Keisuke Baji —su mirada era seria.
Chale, ya la cagué, ¿verdad?
—Imagina la cara que hizo tu mamá cuando se enteró —señaló su rostro, imitando a la cara de la señora Baji cuando el doctor les dijo que su 'daño de estómago' en unos meses tendría que tener nombre y seguro médico—. Fue increíble.
Baji palideció.
—Ah, si, dijo que luego hablaría de eso contigo —le sonrió burlona—, sólo que yo quería decírtelo primero.
—Ella me va a matar.
Su madre lo iba a matar totalmente, no iba a haber nada ni nadie que lo pudiera salvar de la tremenda paliza que le iba a dar.
—Por supuesto que no —el pelinegro no le creyó y ella sonrió—. No me dejaría ser madre viuda, así que te dejará vivo.
No ileso, vivo.
—¿Es por eso que ha estado tan atenta contigo? Yo creo que estaba jugando favoritos solamente —pujó—. Ahora lo veo...
—¿Todavía sigues ofendido porque compró ramen en lugar de yakisoba el otro día?
—¡Y sí! —frunció el ceño—. ¿En verdad tienes un mini yo ahí dentro?
—Que sí.
—¿No quieres tener dos?
—¿De qué estás hablando? —el rostro de Hanna se tornó coqueto tras un segundo—. ¿De qué estás hablando?
Keisuke negó con la cabeza al verla sonreír así.
Menudo par de calenturientos, por eso estamos como estamos.
Hubo un par de minutos en silencio en los que ella se acurrucó en el sofá y Keisuke sólo veía la televisión, apagada, en frente de ellos.
—Vaya —masculló entre dientes cuando le caló la situación—, menuda mierda...
Keisuke sabía que tenía que haberle hecho caso a Draken cuando le daba esas clases sobre usar preservativos y cuidarse, ahora se arrepentía un poco por no haberle prestado atención, especialmente porque su mamá lo iba a matar, se masajeó la sien.
Dios mío, ¿qué he hecho?
Ya podía imaginarla alegando que si no fueron suficientes las cincuenta cajas de preservativos ocultas en, literalmente, cada esquina de la casa. Cada bolsillo, ¿al menos iría al cielo? Se mordió el labio.
Me voy a ir al infierno por estúpido.
—¿...Keisuke?
Volteó a verla, saliendo de sus pensamientos y sus ojos cristalizados hicieron que se diera cuenta que no había dicho nada, y lo único que sí dijo podría ser completamente malinterpretado.
—¡Lo siento, mi amor! Yo... Es que... estoy sorprendido —la abrazó y le dio un beso en la frente—. Tú... Hm, ¿tú como te sientes al respecto?
—No lo sé —susurró—, es... una responsabilidad grande.
—Sí...
Siempre le dijo que tendrían diez hijos, pero luego de ser mayores, nunca se había esperado esto. Una parte de él quería bromear más se contuvo al ver que la pelinegra lucía asustada.
—¿Quieres... quieres que lo tengamos? —musitó Hanna con la voz temblorosa—. Si no es así, no te obligaré a..
—Cariño, tú eres la que va a parir —la alejó un poco para que le viera a los ojos—, es tu cuerpo el que va a tener las mayores consecuencias, si tú no quieres tenerlo, este es un buen momento par-
—Sí quiero —tragó fuerte—, es tuyo y mío, nuestro...
Keisuke sonrió, sintiéndose terriblemente culpable de la felicidad que estaba sintiendo. Estaba feliz.
Tendrían un bebé.
Un bebé de los dos.
Un bebé con su nena.
—Es cierto, entonces... Creo que tendré que empezar a buscar formas de ganar dinero para que podamos comprarle muchas cosas —le besó la nariz—. ¿Sabes? Estoy feliz.
—¿Sí? —sus ojos brillaron.
Keisuke observó esto con su corazón llenándose de orgullo. Finalmente veía de nuevo ese brillo en sus ojos aunque la situación era un tanto capciosas.
—Sí, voy a tener un bebé con el amor de mi vida, ¿cómo no estarlo? Si es quizá un poco temprano —meneó la cabeza—, pero al final del día eso no importa porque lo importante es que es nuestro, estamos... Estamos embarazados, mi amor.
Keisuke se inclinó hacia ella y la besó con ternura, Hanna sonrió.
—Tengo que contarle a todos —dijo al separarse—. Ah, tus hermanos dragones me pondrán una paliza que Dios me guarde.
Ni Dios lo iba a salvar del golpe que se iba a llevar de parte de Draken y Mitsuya. ¿Debería escribir un testamento? En caso de que lo mandaran al otro lado.
Nah, no la dejarían sola.
—No te atrevas —Hanna le dio un pequeño golpe en el hombro—, los primeros meses son difíciles, así que creo que será mejor decirles más adelante.
Oh, también está Mikey.
Se va a poner muy mal cuando se entere.
Pero bueno, qué demonios.
—¿Ah, sí? Está bien, lo que mi señora diga —hizo una extraña pose militar—. Mi mujer... De tanta broma y broma, si la hicimos abuela a mi mamá...
Ambos soltaron varias carcajadas entonces, no paraba de pensar qué linda era la vida.
—Pero ya, en serio, ¿cómo pasó?
La pelinegra, que ahora estaba sentada a horcajadas sobre él, lo miró fijamente y en silencio antes de sonreír.
—¿Quieres que te lo recuerde? —movió sus caderas, sacándole un gemido de inmediato—. ¿Te hago una demostración, mi amor?
—Mierda, sí —gruñó—. Por favor...
—Seguro que quieres que te demuestre también lo orgullosa que estoy de ser tuya —susurró en su oído—, ¿no es cierto?
—Hanna —la miró seriamente—. ¿Sabes que sólo llevamos uno de diez? Ven acá.
Luego de eso, por supuesto, ambos se llenaron de besos, cariños y otras cositas más.
—¿Hasta que la muerte nos separe, Hanna?
La pelinegra asintió, rodeando su cuello con una sonrisa mientras veía el choker que le regaló de pequeños antes de jalarlo hacia ella con esta.
—Hasta que la muerte nos separe, mi amor —lo besó suavemente antes de gemir entre sus movimientos—. ¡Edward!
—¿Qué? Ya estás embarazada —soltó una risita—. No tengo que usar esa mierda de nuevo. ¿O sí?
—Eres un idiota —masculló entre besos.
—¿Hah? —se separó brevemente, con sus brazos a cada lado de su cabeza y sonrió—. ¿A quién le dices idiota, idiota?
La vio arrugar la nariz cuando su cabello le caía encima de la misma, se veía tan hermosa y perfecta que no podía soportarlo. Volvió a besarla mientras se empujaba hacia adentro.
—¡Keisuke!
La felicidad que ambos compartieron ese día hacia que su corazón latiera con fuerza, solo para llenarlos de un sentimiento indescriptible que era difícil de explicar.
Desearía que este día no acabará nunca, Keisuke.
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31 de octubre del 2005
Batalla contra Valhalla
Por supuesto Mikey no había perdido y en un par de minutos dejó a Kazutora y sus secuaces completamente fuera del "ring" para sorpresa de Valhalla.
Al mismo tiempo, sin embargo, cayó de rodillas sobre aquel auto haciendo que todos los de Valhalla vieran aquello como una oportunidad para arremeter.
—¡Mikey-kun! —Takemicchi comenzó a correr hacia él.
Hanna abrió los ojos con intriga al ver que no fue la pulga teñida quien salvó a Mikey de ser golpeado de nuevo, fue Kisaki. Hanna chasqueó la lengua y rodó los ojos al oír como fingía ser el salvador de Mikey, aunque a juzgar por las reacciones del resto de Toman así lo veían ellos.
—Comienzo a aburrirme —murmuró—. ¿Dónde mierda está Keisuke?
—Es un maldito genio —le dijo Senna, refiriéndose a Kisaki—, el hijo de puta esa.
Yuki lo miró de reojo.
—¿Por qué lo dices?
—Gane o pierda Toman, él gana —dijo—. Si la Toman pierde, será absorbida por Valhalla, pero si pierde... Hacer cosas como salvar a su líder y eso sería beneficioso para subir de rango.
Hanna asintió, sacando un bombón y llevándolo a su boca, odiaba a Kisaki porque por su culpa Keisuke había decidido dejar su sueño con tal de conseguir evidencias. Ah, ella le había dicho que le dejara encargarse, pero era hombre y no quería que su chica hiciera algo peligroso.
Si no hubiese estado embarazada...
—Todo siempre es más fácil si usas el dinero a tu favor —masculló, mordiendo el bombón—, pero tiene que ser hombre...
—¿Sigues enojada porque no quiso usar tu plan?
—Por supuesto que sí —se quejó—, era infalible.
Antes de que Baji decidiera unirse a Valhalla le había comentado sobre Kisaki, ella había dicho que si quería evidencias podría hacer que sus chicas las recolectarán o decirle a su pequeño patrocinador que resolviera todo con dinero como siempre hacía cuando no quería involucrarse. Baji no estuvo de acuerdo.
—A lo mejor lo que no quería es que los vieras y ya sabes —alzó las cejas, sugestivamente.
—¡B-Baka! No haría eso así como estoy —se sonrojó.
—Para Baji eres capaz de cualquier cosa con tal de obtener los resultados que esperas —afirmó la castaña.
Bueno, eso era verdad.
Hanna bajó la mirada a su cartera donde tenía la foto que Keisuke le había regalado dos días después de que su madre le diera la charla sobre su embarazo y las responsabilidades, Ryoko también le había dicho que era necesario que fuera más expresivo con su amor.
Mientras miraba la foto con una sonrisa, no podía evitar sentir que era gracioso. 'Hana, Te amo' Era lo único que se le había ocurrido escribir al mayor, aunque en sí era algo tierno que fuera así.
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—¡KISAKI!
La voz de Baji hizo que volviera su vista a la pila de autos donde justo en ese momento su querido novio había lanzado a Kisaki de un fierrazo hacia otro auto.
Uh... Eso tuvo que doler.
De nuevo, todos quedaron estupefactos. Menos ella.
—Kisaki, voy a arreglar tu puta cara —sentenció el pelinegro—, aquí y ahora.
—Ni volviendo a nacer la puede arreglar —ella chasqueó la lengua—, pero bueno. Se agradecerá el esfuerzo.
Sus capitanes se rieron.
—¡Vinimos a traerte de vuelta —gritó Mitsuya—, Baji!
Baji pensó en responder, pero fue interrumpido al momento que el ayudante de Kisaki en la Toman lo agarró del cuello de la chaqueta atrás y lo lanzó lejos haciendo que Takemicchi y Hanna gritaran su nombre angustiados. Senna la sujetó del hombro.
—Se lo prometiste —le recordó en voz baja—, que no interferirías, pase lo que pase.
Hanna apretó la mandíbula.
¿Porqué prometí semejante estupidez?
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—Siempre zumbando como una maldita mosca a mi alrededor —Kisaki miró a Baji desde arriba luego de pararse—. Aplástenlo hasta matarlo —ordenó.
—¡Hah, quiero verte intentarlo —Baji se levantó también—, Kisaki!
Takemicchi sentía su corazón latir fuertemente, a este paso iban a terminar matando a Baji en frente suyo, por lo que veía Hanna estaba en el mismo lugar de antes y no parecía en peligro.
Quizá debía concentrarse en Baji primero.
Chifuyu se puso en frente de Baji sin pensarlo dos veces con los brazos bien abiertos.
—¿Chifuyu...? —se sorprendió—. ¿Qué mierda estás haciendo?
—Baji-san, no hagas esto, si derrotas a Kisaki ahora, ¡te pondrás en contra de Mikey! —Chifuyu estaba temblando—. Si quieres salvar a la Toman de Kisaki, ahora no es el momento para es-
Baji lo golpeó con una barra metálica que había por ahí.
—Quédate fuera de esto, Chifuyu.
—Pero Hanna-san...
—No la metas en esto —masculló, comenzando a subir otro auto para volver donde estaba Kisaki.
Chifuyu se levantó.
—¡Soy el vicecapitán de la primera división, y estoy aquí para protegerte Baji-san! —levantó la mirada, al menos con el ojo que no tenía cubierto por el parche de la última vez que lo golpeó Baji—. Si realmente quieres pasar por encima de mí... No voy a contenerme.
—Házlo.
Chifuyu apretó la mandíbula. ¿Era en serio? Aunque quisiera golpearlo hasta que recapacite, Chifuyu sabía perfectamente que tocarle un sólo pelo sería ganarse el odio de Hanna y posiblemente ella iría por ellos. ¿Podría hacerlo? No...
—Te daré diez segundos —dijo Baji.
En el fondo, a él realmente no le importaba lo que opinara Hanna, sólo quería a Baji.
—Diez...
Quería poder tomar su mano y decirle que enfrentarían a Kisaki juntos.
—Nueve...
Que no tenía que hacerlo solo, que siempre estaría ahí para él.
—Ocho...
Sin importar qué, siempre... siempre estaría para él.
—Siete... Seis, ¿qué pasa? —Baji ladeó la cabeza—. Cinco... ¿No que no ibas a contenerte?
Hanna les vio con tristeza, Baji estaba llevando a Chifuyu a su límite, era un idiota si creía que eso sería suficiente para romperle el corazón al vicecapitán de la primera división. ¿A dónde quería llegar con eso? El amor del menor no era algo que podía abandonar así como así.
—Si no me matas... No serás capaz de detenerme —continuó el pelinegro—. Cuatro... Tres...
¿Qué mierda le pasaba? ¿Por qué no podía moverse? Chifuyu mordió su labio y sus ojos se cristalizaron, sabía lo que tenía que hacer. ¿Por qué... Por qué no podía moverse? Tembló.
—Dos... Uno... Cero —terminó la cuenta regresiva y estaba por moverse cuando sintió un peso en su abdomen. Chifuyu abrió grande los ojos al verlo.
—¡¿Takemitchy?!
—¡Chifuyu, Chifuyu! —gritó—. ¡Deténgamos a Baji-kun juntos!
Era inútil, Chifuyu se dijo a sí mismo, no podía moverse, no podía hacerle frente. No podía...
—No puedo, Takemitchy.
—¡¿Qué?!
—Yo... No puedo golpear a Baji-san —la lágrima que tanto quería salir, por fin lo hizo.
Rodando por su mejilla mientras Chifuyu aceptaba que no podría hacerle daño a Baji jamás.
—¡¿Qué estás diciendo, Chifuyu?!
Baji sólo golpeó a Takemicchi y lo apartó por un momento, claro que este no se iba a dejar tan fácil, estaba poniendo todo en juego en ese momento. Lo abrazó tan fuerte como pudo y se agarró de la otra mano para no soltarlo.
—¡Voy a salvarte así tenga que hacerlo sólo! —masculló.
Si no lo detengo, Kisaki va a matarlo... ¿Hm?
Pero... No fue Kisaki quien mató a Baji.
Fue Kazutora.
Takemicchi al recapacitar, empezó a buscar por todos lados con la mirada a Kazutora. Según lo que recordaba, Kazutora había apuñalado a Baji y cuando Hanna lo notó, ella se lanzó contra él de inmediato, llevándose una apuñalada también.
Mierda, mierda, ¿dónde? ¿Dónde está?
—Muere, Baji...
—¡¿Kazutora-kun?! —le vio acercarse a Baji y de inmediato lo empujó.
Sus ojos se movían asustados entre Kazutora y Baji.
—¡Baji-kun! —gritó, asustado—. ¿Estás bien?
Hanna sintió la mano de Senna detenerla.
—Él está bien —aseguró el pelimorado—, tranquila... Cálmate, si te metes, algo malo podría ocurrirle.
La pelinegra tenía el corazón latiéndole a mil por hora, ¿acaso Kazutora había intentado matar a Baji? Se tapó un ojo con su mano.
No, esto no estaba bien.
Kazutora sabía bien lo que ocurriría si le tocaba un pelo a Keisuke, sabía que ella lo mandaría a conocer a su creador. ¿No es cierto? Agh... De nuevo, esas malditas náuseas no la dejaban pensar bien.
—Sólo fue un rasguño —Keisuke estaba parado con tranquilidad—. Gracias por salvarme, Takemicchi.
Takemicchi parpadeó.
¿Salvé a Baji-kun?
Miró hacia los autos donde estaba Hanna, ella seguía ahí, se veía pálida y como si fuera a vomitar, pero no parecía dar indicios de que se movería. Tragó en seco.
¿Había logrado cambiar el futuro entonces?
—¡Kazutora! —Chifuyu arremetió contra el de cabellos bicolor—. ¡¿Qué mierda intentas hacer?!
—Estoy... Estoy agradecido de que estés vivo —le dijo a Baji.
—¿Hah? —el pelinegro le vio cual bicho raro—. ¿Cuál es tu problema...? No sé cuál es tu problema, sólo cállate y observa, Takemitchy.
El teñido sólo quería entender qué estaba pasando.
La pelea empezó y Mikey-kun cayó, Kisaki lo salvó, Baji-kun golpeó a Kisaki, Kazutora-kun apuñaló a Baji-kun... No tenía idea de qué hacer.
—Esto es un desastre —musitó.
Piensa, Takemicchi...
Detuvo a Kazutora de matar a Baji así que Hanna no se había entrometido y tampoco la habían apuñalado, ya no perdería a su bebé y a Baji así que el motivo por el que Mikey mató a Kazutora no estaba, así que el futuro cambiaría. Miró a Baji.
Sólo tenía una última cosa por hacer.
—Voy a acabar con Kisaki —le aseguró al pelinegro—, y así podré convertirme en el líder de la Toman.
—¡Chifuyu!
—Sí.
—En serio —sonrió de lado—. ¿Ustedes contra Kisaki?
—¡Déjanos pelear a tu lado!
Hanna pudo recobrar un poco de aliento y volvió la vista hacia Keisuke, lo vio golpear a ambos.
—¿Por qué...?
Baji sólo se acercó a Takemicchi de nuevo y lo pasó de largo.
—¡No tienes que hacerlo todo tú solo!
—Cuida a Mikey por mí.
Chifuyu se preguntó por qué tenía tanta prisa.
—Ahora... cincuenta chicos del tercer escuadrón contra mí —Keisuke tomó una liga para el cabello y lo ató en una coleta alta, sonriendo—. ¡Veamos qué es lo que tienen!
Baji no tardó mucho tiempo en deshacerse de aquellos cincuenta y finalmente estuvo frente a Kisaki, con un tubo afilado en su cuello. Ya había dejado a su segundo al mando fuera de lugar.
—Jaque mate, Kisaki —dijo.
—Adelante —Kisaki frunció el ceño. Ese maldito era el único que había visto a través de su plan y era una peste que debía eliminar, era una lástima que Kazutora hubiera fallado—. ¡Mátame si es que puedes!
Y contrario a lo que todos esperaban.
Baji no mató a Kisaki en ese momento.
De su boca salió sangre y Keisuke sólo sonrió. De modo que así era, pensó, cayendo de rodillas inconsciente.
—¡Kei-chan!
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.
.
—¡Baji-san! —Chifuyu corrió hasta ponerse en frente de Kisaki—. ¡Kisaki-teme! ¿Qué le hiciste?
—¿Ah, no viste? —bufó—. Yo no he hecho ni mierda.
Chifuyu frunció el ceño y se agachó frente al pelinegro, sentía un nudo en la garganta.
—¡Baji-san! —notó entonces un charco y palideció—. ¿Sangre...? ¿Fuiste apuñalado, te apuñalaron? ¡¿Cuándo?!
Takemicchi palideció, Baji-kun había dicho que era sólo un rasguño, pero realmente fue de gravedad.
No...
Miró a los autos de nuevo, no veía donde estaba Hanna ahora.
No, no, no.
—¡KAZUTORA! —Chifuyu gritó con toda su fuerza.
El susodicho estaba abajo de todos, rodeado por hombres de Valhalla como de Toman.
No...
Si Baji muere realmente y...
Hanna va contra Kazutora.
Todas las fichas de Kisaki caerían en su puesto cual dominó, de la forma en que él quería que cayeran.
—¡Ya veo! —escuchó a Kisaki detrás de él—. Atrajo a Baji a Valhalla, ¡para poder matarlo cuando menos se lo esperara!
Takemicchi quedó asombrado de aquella estúpida mentira.
—¿No es así... Líder?
—M... Mikey-kun...
No, no... El pasado...
Por otro lado, Hanna estaba viendo rojo en ese momento.
¿Dónde estaba Kazutora? Lo mataría.
Juraba que lo mataría por romper su promesa y tocar a Baji, no le importó que las náuseas le hicieran trastabillar o que Senna estuviera intentando detenerla, no importaba nada.
Si Keisuke...
Si Keisuke moría entonces la única familia que tenía... Su hijo, no podía dejar sin padre a su hijo.
—He querido matarte apenas salieras del reformatorio, iba a matarte, pero quien me decía que no lo hiciera... Era Baji —Mikey comenzó a bajar de donde estaba—. Baji dijo...
“Kazutora sólo quería hacerte feliz, Mikey. Aunque mató a tu hermano, es por eso que no puede aceptarlo. Él trató de hacerse creer que no es el malo, así que no tuvo otra opción que creer que tú lo eras.”
—Mikey.
Mikey no parecía enojado, contrario a lo que esperaban todos.
—Kenchin... Esta pelea acabó —dijo Mikey.
“No importa quién sea, si le tocan un sólo pelo a Keisuke... Los mataré.”
Las palabras de la pelinegra lo estaban manteniendo despierto en lugar de sucumbir a la rabia, ella probablemente intentaría matar a Kazutora así que antes de dejar que se convirtiera en una asesina necesitaba...
—¡Oe, oe, Mikey! ¿Cómo que la pelea acabó? —Hanma se puso frente a él—. ¿Me estás jodiendo? Eso no es algo que tú decidas.
Mikey lo tiró al suelo de una patada.
—Acabó. ¿Ves?
Los hombres de Valhalla no pudiendo creer aquello comenzaron a dispersarse, los hombres fueron menos y entonces Hanna los vio. Mikey estaba frente de Kazutora... ¡Bingo!
—La gente puede traicionar a quien sea —murmuró Kazutora, levantándose del suelo con una sonrisa—. Terminemos esto, Mikey. ¿Morirás tú o moriré yo?
No obtuvo una respuesta, pero la patada de Hanna fue suficiente para dejarlo en el suelo. Mikey abrió grande los ojos, Takemicchi también.
¿En qué momento ella...?
¿Cuándo llegó ahí? La pelinegra no podía pensar, estaba viendo rojo, su vista se desenfocó.
Ah, conocía bien esos sentimientos.
—Kazutora... El único que morirá hoy eres tú —Hanna se agachó y lo agarró del cuello de su camisa, el mayor tragó fuerte al verla así—. Tú, maldito... ¿Cómo te atreves?
—Ha-Hanna.
—¿Cómo te atreves a tocar a Keisuke? —la menor tenía lágrimas en los ojos y las mejillas rojas de la ira—. Realmente quieres morir, ¿verdad? Te cumpliré tu deseo —puso sus manos alrededor de su cuello y lo golpeó contra el suelo.
Entonces le susurró al oído—: Ve a saludar a los demonios en el maldito infierno —masculló—, y que sepas que yo no rezaré por ti.
Kazutora palideció e intentó apartarse, pero recibió un golpe de parte de ella en la nariz. Kazutora sin pensarlo dos veces intentó defenderse.
No sabía si por la adrenalina o porque hasta una rata acorralada sacaba los dientes.
Pero no logró ni siquiera rozarla porque Mikey lo agarró del brazo y lo empujó hacia atrás de nuevo.
—¡Kenchin —Mikey gritó—, sostén a Hanchin!
No pasó mucho tiempo antes de que Draken la separara e inmovilizara, Hanna comenzó a patearlo, pero el más alto nunca la soltó o aflojó el agarre. Takemicchi miró a Chifuyu.
—¡Mikey, dile que me suelte —ordenó—, tengo que matar a este maldito desgraciado!
—Líder de Pandora —Mikey habló frío—, no te entrometas en esto.
Hanna abrió la boca y volvió a cerrarla, nunca le había oído hablarle así. Takemicchi miró a Mikey, luego a Hanna y finalmente a Kazutora antes de parpadear.
¿Qué demonios está pasando?
—Kazutora... Si lo único que puedes hacer es destruir las cosas que me importan...
Se acercó a él.
—Entonces voy a destruirte —declaró, golpeándolo una y otra, y otra vez—, aquí y ahora.
—Mikey —Draken musitó.
Hanna se quedó quieta por un momento pero no levantaba su vista del suelo.
Mi amor, ¿qué está pasando?
Takemicchi no podía creerlo, el futuro no cambiaría si Mikey terminaba matando a Kazutora.
—Mikey va... a matar a Kazutora —Mitsuya estaba estupefacto—. Nadie puede detenerlo.
Kazutora por otro lado comenzó a llorar silenciosamente, realizando que él había destruido a la única persona que había estado para él, recordó cuando Baji y Hanna lo iban a visitar y darle comida.
Lo siento, Baji, pronto estaré contigo...
—Mikey.
Todo quedó en silencio por un momento, Chifuyu abrió grande los ojos al verlo levantarse.
—¡Mikey! —gritó.
Mikey detuvo su golpe a la mitad y Hanna levantó finalmente su mirada, su cabello cayendo sólo lo suficiente para que pudiera verle. Baji se movió hacia adelante.
—¿Te enfadaste por mí? —sonrió—. Gracias, hombre.
—¡¿Baji-kun?!
Takemicchi abrió grande los ojos, sorprendido.
—¡Tienes que estar quieto —gritó Chifuyu—, Baji-san!
—Keisuke...
—Hanna, mi niña —hizo una mueca—, perdón por asustarte.
—¡Eres un idiota, mi amor —le gritó, llorando—, un idiota!
—Sí... Lo soy —bajó la voz, ella supo que algo andaba mal cuando lo admitió—, lo siento.
Normalmente ella lo llamaría idiota y él le respondería "¡Hah! ¿A quién llamas idiota, idiota?" Era lo suyo... No admitir ese tipo de cosas.
¿Por qué?
Su corazón se rompió un poco.
¿Por qué no había respondido como siempre?
—Kazutora...
Keisuke estaba sangrando, Hanna volvió a removerse entre los brazos de Draken, pero aunque quisiera.
—Mi amor —lo llamó de nuevo.
Mikey negó con la cabeza porque no quiso que la soltara ante el temor a que saliera lastimada de algún modo así que Draken no la soltó.
—Mi amor —él la miró un momento—, perdón...
De todos modos, se dijo Draken, no la soltaría porque sabía lo loca que estaba su hermanita y no quería que cometiera una locura. Baji lo sabía también, que ella mataría a Kazutora en serio si la soltaban.
—No voy a morir —se dirijo a Kazutora—. Esta herida... ¡No va a matarme!
No, esa se veía como una herida mortal.
Takemicchi estaba preocupado.
—Así que no te preocupes por eso —deslizó una navaja fuera de su bolsillo—, Kazutora.
Hanna sintió su corazón detenerse.
¿Mi amor...?
Mikey sintió que su estómago se contrajo.
Baji...
Takemicchi se quedó pasmado donde estaba.
¿Qué demonios está pasando?
Y Kazutora no supo si sus ojos lo traicionaban o realmente estaba viendo aquello.
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.
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—¡Kazutora, tú... Tú —se apuñaló a sí mismo en el abdomen—, no serás quien me mate!
—¡KEISUKE!
—¡BAJI-SAN!
Su grito y el de Chifuyu hicieron a todos comprender que eso realmente sí estaba pasando.
—Baji...
—Kei...
Draken por el shock aflojó su agarre en ella, lo suficiente para que con un par de forcejeos se pudiese liberar y correr hasta donde estaba su novio.
—¿Mi... amor?
Para cuando llegó, Chifuyu lo estaba sosteniendo entre sus brazos con la mirada de alguien que acaba de perder al amor de su vida, no podía creerlo.
—¡Baji-san —gritó—, ¿por qué?!
Hanna se dejó caer de rodillas frente a ellos.
—Tú, maldito idiota —sollozó—. ¿...Qué demonios te sucede?
Kazutora se levantó y miró a Mikey, ambos estaban tan impresionados como el otro.
—Eres el siguiente —murmuró el de cabellos bicolor—. Morirás con él.
—Cállate —Mikey frunció el ceño—. O te golpearé hasta la muerte.
Takemicchi caminó hasta estar detrás de Hanna.
—Baji-kun... ¿Por qué lo hiciste? —no lograba comprenderlo—. No lo entiendo. ¡¿Por qué?!
—Takemicchi —Hanna apretó la mandíbula.
¿Estaba idiota?
¿Por qué le estaba gritando?
Ni siquiera yo...
La persona con más razones para gritarle hasta de que se iba a morir era ella, lo cual no tenía mucho sentido en ese momento considerando su estado.
—Keisuke, te mato... te mato.
Baji una vez le había dicho que la mataría si hacia que la matasen en una pelea o intentaba quitarse la vida de nuevo. En ese tiempo ella se había reído, pero en ese momento realmente quería matarlo por hacerle pasar por ese dolor.
—Duele... me estás desgarrando el corazón —susurró—, Keisuke.
Su abdomen dolía.
—¡¿Qué ganabas con apuñalarte a ti mismo?! —Takemicchi continuó su interrogación.
Hanna no paraba de llorar, Chifuyu igual.
—Takemitchy, acércate —le dijo, el menor hizo lo que le pidió—. Kisaki... Kisaki es el enemigo.
Los tres que estaban más cercanos a Baji lo miraron con una cara entre preocupada y estupefacta.
—Me di cuenta cuando Pah apuñaló a Osanai. ¨Sacaré a Pah de prisión, a cambio nómbrame capitán de la tercera división¨ —comentó—. Simplemente me topé con Kisaki proponiéndole eso a Mikey...
Takemicchi miró a Hanna, ella sólo desvió su mirada, confirmando que ella lo sabía.
—Kisaki no es... el capitán de nuestra tercera división —afirmó—. Toman fue construido por nosotros seis.
—Kei...
—No importa lo que suceda... Pah es el único capitán de la tercera división —afirmó.
—Baji-san...
—Pah-chin, Mitsuya, Draken, Kazutora, Mikey... Los miembros fundadores de la Toman son mi tesoro —sus ojos se cristalizaron y miró a Hanna—. Por supuesto, mi nena también lo es y...
Los labios de Hanna temblaron cuando entendió ese vacío y acarició su rostro.
—Daisuke... Me... Me preguntaste qué nombre me gustaría —murmuró, Hanna sintió que su corazón se rompía—. Si es niña... Harumi.
Chifuyu parpadeó y la miró, aún no sabía acerca de ese pequeño detalle.
—Kei-chan, idiota... ¿Cómo te atreves? No sólo... no sólo que me convertiste en una madre adolescente, también me vas a convertir en una madre soltera —frunció el ceño, las lágrimas no dejaban de caer—. ¿Qué es esto, hm? ¿El tercer mundo?
Keisuke le tendió una gran sonrisa.
—Perdóname, mi amor, por todo —se disculpó—. Quería...
Keisuke admitió para sus adentros que fue algo egoísta de su parte haber pensado en salvar a Mikey y Kazutora.
Antes que pensar en ella y su bebé.
Especialmente recordando como la pelinegra solía decir que quemaría el mundo por él. Una parte de él deseó por un momento poder viajar al pasado y evitar todo eso de raíz, como Hanna solía decir que le gustaría hacer.
—Quería arreglar esto por mí mismo —confesó—, debí hacerte caso.
Chifuyu apretó sus labios.
—Pero simplemente no pude —tosió levemente—. Chifuyu... Quería decirte cuando tuviera un regalo preparado, pero... ¿Te gustaría ser el padrino... de nuestro bebé?
—No me dijiste que... Yo... Sí, Baji-san —sollozó, asintiendo—. Te juro que los protegeré con mi vida.
—Más te vale —sonrió, el dolor hizo que se quejara—. Yo... moriré por mi propia mano.
Miró a Takemicchi esta vez.
—Mikey no tiene motivos para matar a Kazutora.
La sonrisa adolorida de Takemicchi hizo que Baji entornara la mirada.
Debía estar enloqueciendo.
—Ya es mi hora, estoy empezando a alucinar —dijo—. Takemitchy, de alguna manera me recuerdas a Shinichiro-kun. Así que... a Mikey, Hanna y a toda la Toman...
Takemicchi sintió su corazón latir fuerte.
—Los dejo... en tus manos.
—¡No, Baji-kun, no digas eso!
¡No puedes morir!
Hanna entonces tragó fuerte y se dejó caer completamente al suelo, sus rodillas ya no querían soportar su peso, miró a Chifuyu con pena.
—Mi amor.
—Mi amor —le sonrió levemente.
Chifuyu no sólo nunca tuvo las agallas de declarar su amor, ahora se enteraba de la peor manera de su embarazo, le hizo una pequeña señal a Keisuke.
—Chifuyu —por suerte, él entendió—. Ahora mismo mataría por un peyoung yakisoba.
Chifuyu estuvo un momento en silencio.
—Te compraré algunos —se le secó la boca.
—¿Y los compartiremos, verdad?
Chifuyu no respondió porque su llanto no le permitió hacerlo, pero Baji lo entendió todo.
—Gracias... Fuyu.
—¿Baji-san?
Hanna apretó la mandíbula, quería gritar, pero no podía. Su abdomen dolía demasiado.
—¡BAJI-SAAAAN!
—Keisu...ke...
Mi amor...
—¡AAAAAAGH! —El grito de Chifuyu hizo que Hanna sonriera levemente.
Realmente fuiste amado, idiota.
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—¡Voy a matarte —repetía, golpeando a Kazutora—, voy a matarte!
—Takemitchy... Baji-san no era un traidor de la Toman, después de todo —murmuró.
Hanna observó en silencio con el dolor de su abdomen incrementando cada segundo, sentía que estaba perdiendo las fuerzas, no creía que pudiera soportarlo.
—Yo lo sabía... Lo sabía —agregó Chifuyu—, pero... ¡No fui capaz de protegerlo! ¡No fui capaz de salvarlo!
Miró a Keisuke en silencio.
¿Cuántas veces...?
Ya no lo iba a ver cuando fueran a dormir o en las mañanas al despertar, ya no lo oiría ser regañado por la señora Baji... La señora Baji, se detuvo en sus pensamientos.
¿Cómo le iba a decir que su hijo...?
—Señora Baji, perdón —sollozó, abrazando por fin la inconsciencia—, perdón.
Chifuyu abrió grande los ojos al verla caer a un lado de Baji, sujetándose el abdomen con una mueca de dolor.
—Ha...Hanna-san.
El grito de Takemicchi hizo que Mikey parpadeara, se había interpuesto entre él y Kazutora.
—Muévete o también te voy a matar —advirtió.
—¡Tienes que parar esto, Mikey-kun!
Mikey lo apartó de un golpe antes de patear a Kazutora.
—¡Baji-kun no quería esto!
—No hables sobre Baji —gruñó.
—¿Que no hable sobre Baji? —Takemicchi quería reír, ahora tendido sobre el suelo en una miserable pose luego de haber sido apartado de un solo golpe—. ¡Baji-kun está muerto, maldita sea!
Se levantó, tambaleándose, sin siquiera darse cuenta que al hacerlo aquel amuleto se había caído de su chaqueta, captando la atención de Mikey.
—¡¿Por qué no lo entiendes?! —gritó—. ¡¿Por qué crees que Baji-kun murió en primer lugar?!
Mikey le miró.
—¡Fue por ustedes dos, por Toman! Baji-kun no fue asesinado por Kazutora. ¡Él decidió matarse a sí mismo porque no quería que Kazutora-kun se sintiera responsable! —tomó una bocanada de aire profunda—. ¡Porque él quería que perdonaras a Kazutora-kun!
Se limpió las lágrimas con el dorso de las manos.
—¡Lo hizo porque los amaba, chicos!
—Takemitchy —Chifuyu intentó llamarlo.
—¡¿Por qué no lo puedes entender?! Maldita sea...
Mikey no dijo nada, sólo se agachó y recogió el amuleto.
—Takemitchy, ¿de dónde sacaste este amuleto...?
—Lo encontré durante esa reunión en el santuario —se sorbió los mocos.
—¿Un amuleto...?
—¡Ese es...!
—Baji... tuvo esto...
Mikey miró en silencio el amuleto.
—¿Todo el tiempo?
Kazutora entreabrió los labios y miró hacia Baji, notando a Hanna en el piso y la mirada preocupada de Chifuyu en el proceso. Frunció el ceño.
¿Qué le había pasado a Hanna?
¿Se desmayó?
No, era imposible, ella no se desmayaría...
¿O sí? Kazutora pensó en el pasado, todos los momentos que vivió junto a Baji y ella lo atormentaron de repente. Hanna amaba a Baji más que a sí misma, se recordó, así que probablemente sí se había desmayado.
Era el dolor de perderlo.
Su mejor amigo, Keisuke Baji .
Y su novio.
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El recuerdo de Junio dos años atrás donde compraron aquel amuleto hizo que Mikey sonriera.
—Yo no creé Toman, Baji lo hizo...
"Si uno de nosotros sale herido, vamos a protegerlo, quiero una pandilla que sea todos para uno y uno para todos."
—En eso se fundó nuestra pandilla —dijo, volteándose hacia donde Baji estaba—. Lo lamento, Baji.
Sus ojos entonces fueron a la pelinegra y palideció, mirando a Chifuyu.
—Parece que se desmayó, estaba... Llorando demasiado —comentó en respuesta a la pregunta todavía no formulada de Mikey—. Sería mejor... llevarla al hospital.
Las sirenas de policía comenzaron a escucharse.
—Todo este estrés no es bueno en su estado —Draken se agachó y la cargó en sus brazos—. Llamaré a Emma, es necesario que la llevemos al hospital para monitorear el bebé.
¡El bebé!
Takemicchi abrió grande los ojos. ¡Lo había olvidado por completo! Todos se comenzaron a dispersar, Kazutora se puso en frente de Baji.
—Yo me quedo aquí —les dijo cabizbajo—, es mi culpa... Ustedes váyanse, quiero tomar mi responsabilidad.
—Kazutora-kun...
—Entendido.
Draken dio la señal a la Toman de que era hora de irse, los de Pandora se acercaron a ellos.
—Debemos llevarla al hospital —Yuki fue la primera en hablar—, nosotros la llevaremos.
Draken miró a Mikey, quien negó con la cabeza.
—No, esto sucedió por culpa de un miembro de la Toman, nosotros nos hacemos responsables de ello —explicó—. Ustedes... pueden ir con nosotros también, pero no la dejaremos sola.
Yuki y Senna se miraron entre sí antes de asentir.
Takemicchi dio un último vistazo a Kazutora con Baji.
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Ese 31 de octubre del 2005, 150 de la Tokyo Manji Gang y 300 de Valhalla, el ganador impredecible de este conflicto fue la Toman, además hubo una muerte y un arresto.
Un final desafortunado para esta batalla.
Ese día, más tarde, fue conocido como "El Halloween sangriento"
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—Daisuke... O Harumi.
Tal y como en el pasado, Hanna estuvo en el hospital durante dos semanas, pero esta vez aunque estuvo en riesgo de hacerlo debido a la situación de estrés
No perdió a su bebé.
Aun así, Takemicchi podía ver que algo había muerto dentro de ella junto con Baji. Su mirada estaba vacía.
—Daisuke o Harumi... huh.
No paraba de repetir aquellos nombres, sólo tocaba su vientre y las ojeras bajo sus ojos dejaban a Takemicchi entender cuantas noches había pasado en vela.
—¿Qué será...? —miraba a su lado, como si hubiera alguien ahí—. ¿Qué será, Keisuke?
Los chicos de la Toman iban a visitarla seguido, ese día en particular estaban Mikey, Draken y él ahí, pero era como si no estuvieran porque ella no se dignaba a mirarlos.
—Nee, Manjiro —fue lo primero diferente que dijo en todo ese tiempo. Mikey le miró, sorprendido—. ¿Crees que sea niño o niña?
Takemicchi pudo ver el dolor en los ojos negros de Mikey.
—Um... ¿Qué te gustaría que sea?
La pelinegra ladeó la cabeza.
—No lo sé... Sólo espero que se parezca a Keisuke —murmuró—, así no olvidaré su rostro nunca.
Mikey abrió la boca para decir algo, pero Draken lo detuvo con su mano y negó con la cabeza.
—Tienes razón —dijo Draken—, es su hijo así que seguro que se parecerá.
Una pequeña sonrisa afloró en el rostro de la chica, quien asintió.
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—¿Segura que quieres que estemos aquí?
Mikey dudó, pero ella solamente asintió.
—Muy bien...
Emma y Draken se sentaron en el suelo mientras ella comenzaba a cantar.
—Estamos aquí —afirmó Emma con los ojos cristalizados—, contigo.
Takemicchi sólo observó en silencio el computador donde sonaba la pista con la música, Hanna y su extraña necesidad de escribir sus canciones en inglés, pero dejar que vieran la letra en japonés... Como si quisiera que pudieran entenderla.
♪Amando y peleando, acusando y negando♪
♪No puedo imaginarme un mundo sin ti♪
♪La alegría y el caos, los demonios de los que estamos hechos♪
♪Estaría perdida si me dejas sola♪
Takemicchi apretó los labios, Chifuyu se sentó a su lado en silencio, también a leer con él.
N/A: En la versión original dice "You locked yourself in the bathroom, lying on the floor when I break through / Te encerraste en el baño, estabas tirado en el piso cuando logré entrar" pero lo voy a cambiar por "You stabbed yourself in the afternoon, lying on the floor when I get there / Te apuñalaste a ti mismo, estabas tirado en el piso cuando yo llegué" para que haga más sentido.
♪Te apuñalaste a ti mismo en la tarde♪
♪Acostado en el suelo cuando llegué ahí♪
♪Te acerco para sentir tus latidos♪
♪¿Puedes escucharme gritar? Por favor, no me dejes♪
—Hanna...
Mikey contuvo la respiración cuando vio la letra.
♪Espera, todavía te quiero...♪
♪Vuelve, todavía te necesito♪
♪Déjame tomar tu mano, lo haré bien♪
♪Juro que voy a amarte toda mi vida♪
♪Espera, todavía te amo♪
Chifuyu dejó una lágrima caer.
♪Déjame tomar tu mano, lo haré bien♪
♪Juro que voy a amarte toda mi vida♪
♪Espera, todavía te necesito♪
Aquella frase... Había sentido aquello demasiado personal.
♪Larga e interminable carretera, estás a mi lado en silencio♪
♪Conduciendo una pesadilla de la que no puedo escapar♪
♪Orando impotente, la luz no se apaga♪
♪Ocultando mi shock y el frío de mis huesos♪
Takemicchi la miró de reojo, ella también estaba llorando mientras cantaba.
♪Te pusieron lejos sobre una mesa♪
♪Me muevo de un lado para otros, tu te quedas quieto♪
♪Te acercan para sentir tus latidos♪
♪¿Puedes escucharme gritar?♪
♪Por favor, no me dejes♪
—Hanna —Draken intentó detenerla, pero ella siguió cantando aunque por momentos su voz se rompiera.
♪Espera, todavía te quiero... Vuelve, todavía te necesito♪
♪Déjame tomar tu mano, lo haré bien♪
♪Juro que voy a amarte toda mi vida♪
♪Espera, todavía te necesito♪
—Baji-san —sollozó Chifuyu.
♪No quiero dejarte ir♪
♪Sé que no soy tan fuerte♪
♪Yo solo quiero oírte decir♪
♪¨Cariño, vamos a casa¨♪
♪Vamos a casa♪
♪Sí, sólo quiero llevarte a casa♪
—Baji —murmuró Mikey, bajando la cabeza.
♪Espera, todavía te quiero♪
♪Vuelve, todavía te necesito...♪
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—Baji-san... Es igual que cuando nos conocimos.
Chifuyu estaba sentado frente a la tumba de los Baji, dejó la comida a la mitad frente a ella, había llorado mientras escuchaba la canción que compuso Hanna en el hospital. Por un momento sintió que todos sus sentimientos fueron puestos en una canción sólo para ellos dos.
—Te compré uno, justo como lo prometí —mencionó entonces—. La mitad para ti...
Y se rompió a llorar.
¿Por qué?
¿Por qué no pudo detenerlo?
¿Por qué tenía que perderlo?
Recordaba cuando lo conoció.
—Baji-san...
Todo lo que pasó para que Baji lo aceptara en la primera división y, cuando supo que salía con Hanna, él se dio cuenta de sus sentimientos y pensó:
"Es mejor perder en ese ámbito y ser sólo su amigo que perderlo por completo"
Ahora estaba seguro que definitivamente dolía más perderlo por completo lo había matado.
—Baji-san... ¿Qué se supone que haga...? —sollozó—. ¿De ahora en adelante...?
Juró que se vengaría aunque tuviera que hacerlo sólo, bajó la mirada, Hanna no estaría en condiciones, una parte de él pensó en lo que dijo la señora Baji sobre Hanna en el médico.
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Aquí unos memes para ver si no lloramos tanto jaja.
Mis traumas, mis chistes, ¿oc?
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