| 25; Incompatibilidad |
—Joven.
El rubio dio un brinco al sentir que le tocaban el hombro, al parecer se estaba quedando dormido, era la misma enfermera, indicándole que ya podía ir a ver a la pelinegra.
—Hola, cariño —ingresó con lentitud—. ¿Cómo te sientes?
La habían dejado en un pequeño cuarto de paso mientras la monitoreaban.
—Seishu —ella le sonrió, se veía cansada—, oí que me desmayé.
—Hm —se acercó a ella y le dio un suave beso en los labios pálidos—, me alegra que estés bien. Me diste un buen susto, cariño.
Hanna se acurrucó un poco en el pequeño sillón donde la habían dejado conectada a la intravenosa. El rubio acercó una silla plástica hacia ella y le tomó de la mano.
—¿Crees que debamos pasar la noche aquí? —miró la bolsa del medicamento cerca a acabarse ya—. No me gustan los hospitales...
No, decir que no le gustaban era poco, los aborrecía, odiaba los hospitales y el olor que le recordaban los últimos días de vida de su madre. Apretó la mandíbula, en días así volvía a ser la niña pequeña de seis años que corría a los brazos de Shinichiro o Haruki para llorar.
Pero Shinichiro y Haruki ya no estaban.
—Te darán alta tan pronto tu presión esté estable.
Seishu le acarició la cara con adoración, él era así siempre, le recordaba las caricias de Keisuke y eso la hacía sentir terrible. Por un momento las palabras de Draken y Emma la hicieron sonreír.
¨Él es un buen chico, Hanna, un buen chico¨
Inupi se ganó la confianza de Ryoko, Draken y Emma en cuestión de días. Lo miró de reojo, la forma en que la cuidaba hacía flaquear su corazón, pero no podía evitar recordar a Keisuke.
—¿Sabes cuál es la diferencia entre Emma y yo?
Seishu recordó las palabras de Draken sobre una vez que alguien hizo esa misma pregunta.
—¿Que Emma bendice a las personas y les dice que les vaya bien —ladeó la cabeza—, mientras tú maldices a las personas y les deseas que las atropelle un tren?
—¿Qué?
Hanna no pudo evitar reír al notar la referencia.
—También —aceptó entre risas—, pero me refería a... No, déjalo, creo que esa es la diferencia.
Ambos hablaron un rato más sobre Emma hasta que Hanna recordó la realidad y se quedó callada, Seishu intentó aligerar el ambiente cambiando de tema, hablando sobre el embarazo.
—Y en el libro que leímos el otro día —Inupi comentó—, decía que...
Hanna lo veía hablar, preguntándose si Keisuke sería así, probablemente sí y dolía. No podía parar de pensar en él, aún así respondía a Seishu con tranquilidad.
—Hm... ¿Sabías que solo el cinco por ciento de las fechas estimadas del parto son precisas? —murmuró Hanna—. ¿Qué se supone que signific-? Debo ir al baño.
—¿Ahora?
—Yep —asintió varias veces—, esto de ir al año cada cinco minutos es realmente agotador. ¿Por qué las mujeres somos las que tenemos que aguantar esto?
Seishu no supo qué responder, siempre que ella preguntaba cosas así se quedaba sin palabras, lo único que pensaba en momentos así era que...
Estaba tan enamorado de ella y sus ocurrencias.
Luego de que Hanna volviera del baño con ayuda de la enfermera que le acompañó, Seishu le sonrió, ella se veía un poco más tranquila.
—Ey, toca aquí —le agarró la mano y la puso sobre su abdomen con una sonrisa—, te está saludando.
—Oh —acarició esa zona con una sonrisa y se acercó—, um, hola, Daisuke. Soy Seishu, el que te canta por las noches cuando tu mamá se pone gruñona.
—¡No me pongo gruñona! —gruñó—. Agh.
Inupi sonrió.
—Entonces...
Hanna se acomodó en la silla de nuevo y lo miró con curiosidad brillando en sus ojos.
—Um —se acercó a él—, ¿ganamos?
—Sabes que sí —le dio un beso en la frente—. Pero es una lástima, Izana y Kakucho...
—Oh... Es cierto —ella bajó la cabeza—, tampoco pudimos traer a Koko de vuelta.
Su cabeza no dejaba de pensar en Emma y el dolor en su pecho le complicaba respirar, además haber visto a Koko e Inui pelear le había roto el corazón terriblemente. No era lo único.
Izana... y Kakucho, huh.
Apretó los labios.
¿No somos muy jóvenes para esto...?
—Sobre Koko —él sacó su teléfono y le mostró los mensajes—. ¿Quieres... hm, que venga?
—Tú... ¿quieres que venga? —le preguntó ella entonces, acariciando su cicatriz—. Sé que te hirió bastante, Seishu, no tienes que pretender que estás bien conmigo.
El ojiverde sintió sus ojos cristalizarse.
—No estoy listo.
—Entonces no —sonrió—. Por ahora concentrémonos en salir de aquí, dile que no quiero verlo.
—Está bien —le dio un beso en la mejilla—, voy a buscarte algo de comer.
—¡Por favor, me muero de hambre!
Había una diferencia entre Hana Yagami y Hanna Yagami, igual que la diferencia entre Manjiro Sano y Mikey.
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Hana Yagami era consciente de qué le pasaba a su cuerpo y que su vida tenía fecha de caducidad. Quizá la primera vez que lo supo fue más difícil, Keisuke había llorado y la señora Baji había aceptado un segundo trabajo para asegurarse de mejorar su situación.
Porque creía ciegamente que podría sobrevivir.
—¿Cómo te fue en el trabajo hoy?
Keisuke trabajaba medio tiempo en una tienda de mascotas, era el más feliz de todos con su trabajo, le gustaba y además podía ayudarlas en casa así que se sentía poderoso.
—Me va bien —replicó con una pequeña sonrisa, viéndola de reojo—. ¿Cómo está el bebé?
—Bien —sonrió.
Y así decía que era el menos emocionado por su bebé.
—¿Entonces... irás con Emma esta noche?
A veces solía pensar en la posibilidad de su muerte y se sentía culpable, por más que no fuera su culpa. Solía hablar con Keisuke todos los días sobre lo que harían en el futuro, pero ella solo pensaba ¨¿qué hará si muero?¨ Ella sólo esperaba que Baji la dejara ir.
Él sería padre soltero si eso pasaba.
—Sí —ella se sentó a horcajadas de Keisuke y lo abrazó—, voy a pasar la noche con ella.
Así que el día en que hicieron esa promesa sintió su corazón pesarle como nunca.
—Está algo triste porque Draken no parece prestarle atención.
—Es un idiota —el pelinegro le abrazó de vuelta—, dale mis saludos a Emma entonces.
—¿Qué harás tú? —preguntó ella con una sonrisa.
—Um —lo pensó un momento—, supongo que estaré con Chifuyu.
—¿De nuevo? —lo miró de reojo.
Keisuke sólo asintió con la cabeza, abrazándola de vuelta, sus manos se colaron levemente por la camiseta de la menor, disimuladamente. Según él, claro.
—¿Sabes? A veces se me hace que tu amistad con Chifuyu —arqueó una ceja con una sonrisa burlona—, es como la de Hakkai con Mitsuya... Sospechosa.
—¡Hanna! —la regañó.
Ella soltó una risa mientras le daba un beso en la mejilla.
—Sólo déjame saber si quieres que Chifuyu y tú s-
—No digas eso —apartó la mirada, pero Hanna pudo ver el sonrojo en su nuca, Keisuke frunció el ceño entonces—. ¿Acaso no te dan celos?
—¿De Chifuyu? —ladeó la cabeza.
—Uh... ¿sí?
—Mi amor... Incluso lo convenciste de tener un tr-
Baji la calló con un beso mientras la miraba serio, ella soltó una risa en medio del beso. Keisuke trataba de no recordar ese día porque a veces le daba celos, aunque él fue quien lo ofreció como broma, Hana no era tímida ni a palo.
Lo sorprendente de toda la situación fue que el Matsuno accediera, supuso que era el calor del verano.
—No es así —afirmó, tomando su mano y entrelazando sus dedos con una sonrisa.
O sus sentimientos por Baji.
—¿No te importo acaso, Hanna?
—No es eso —negó—, es sólo que... Tengo una mente abierta, Kei.
El pelinegro se apartó un poco para verla.
—Yo sólo quiero que seas feliz —le sonrió con los ojos cerrados, apreciando los dedos que acariciaban su espalda y cintura bajo su camiseta—. Sea como sea esa felicidad, yo la aceptaré con mi corazón y mente abierta, lo prometo.
—¿No te aterra que te deje?
—Sí.
Él la sintió temblar ante la sola idea.
—¿Entonces...?
—Keisuke Baji —atrapó el rostro del pelilargo entre sus manos, forzándolo a ver sus ojos—. ¿Oíste al médico, no? El bebé y yo...
Los ojos marrones comenzaron a cristalizarse con sus palabras.
—Si muero —le dijo con la mandíbula apretada—, quiero que seas feliz, no pienses en mí.
—Hanna.
—Así que si muero, Kei, dile a Chifuyu cómo te sientes —afirmó, besándolo entonces—. Si no muero, por otro lado, estarás atrapado sólo conmigo... para siempre. ¿Sabes?
Keisuke sonrió entonces y besó su cuello.
—Entonces si yo muero antes, tú tienes que darle una oportunidad a Mikey —le señaló el meñique—. ¿Promesa?
Hanna sólo lo había mirado y tras una breve sonrisa, agarró su meñique con el de él.
—Bieeen, lo prometo —se recostó sobre el pecho de su novio—, pero sólo si él quiere.
—Estoy seguro que querrá —se burló.
—Pero si de verdad mueres antes que yo —Hanna se escondió en el cuello del mayor mientras movía sus caderas más cerca—, Keisuke...
Te seguiré hasta en el infierno.
—Probablemente yo quiera seguirte —susurró—, no quiero saber que es una vida sin ti.
En aquel entonces, Keisuke sólo la había besado y asegurado que él no moriría antes que ella.
Pero la vida tenía otros planes, huh.
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Frunció el ceño al escuchar el teléfono sonar, saliendo de sus recuerdos.
—Hanna-sama? I saw your text —le dijo—: Vi su mensaje, Hanna-sama.
—Ah... Y'know, that job I told you before —apretó la mandíbula—. Tú sabes, el trabajo del que hablé antes.
El frío del medicamento pasando por sus venas la hizo tiritar un momento.
—I have the money now, make it happen today —dijo enseguida—: Tengo el dinero, haz que pase hoy.
—Finally, huh? That's fine then, we'll collect the money after it's done —respondió—: Finalmente, ¿huh? Eso está bien entonces, recogeremos el dinero cuando esté hecho.
—Make sure he suffers when it's done —Hanna miró como la enfermera entraba—: Asegúrate que él sufra cuando lo hagan.
—You're such a sadist, I wouldn't want you as an enemy —le escuchó reír—: Eres tan sádica, no me gustaría tenerte como un enemigo.
—Gotta go, we'll talk once it's been completed —colgó para luego darle una sonrisa a la mujer—: Me tengo que ir, hablaremos cuando esté completo.
La enfermera le sonrió tiernamente y le comentó acerca de los otros exámenes que hicieron.
—Debes aplicar el ungüento en las heridas de tu rostro para evitar cicatrices —afirmó la enfermera—, no parece haber ningún otro problema por ahora. Sin embargo...
Hanna la escuchó atentamente, luego hizo un par de bromas respecto a su situación actual que hizo a la enfermera preocuparse. Su mecanismo de defensa siempre fue el humor, era la única forma en que pudo vivir todo este tiempo.
—Deberíamos rezar mejor para que no mueras durante el parto.
Ella solo estaba agradecida de que Seishu no estuviera escuchando aquello...
O eso creía.
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—¡No te desconcentres, idiota!
Kisaki lo golpeó.
—¡Ríndete de una buena vez, Kisaki! —lo lanzó al piso de un puño en la cara—. ¡Ya perdiste! Lo único que sabes hacer es manipular a los demás. ¡Moebius, Valhalla y Tenjiku!
Continuó golpeándolo.
—¡No puedes hacer nada por tu cuenta!
Kisaki le detuvo el golpe.
—¡¿Eres idiota?! —le gritó—. ¡No siempre se necesita fuerza bruta para llegar a lo más alto!
Kisaki le dio un cabezazo.
¡Mierda, qué cabeza dura!
—¡La clave para llegar a la cima —hizo una pequeña pausa—. Es un plan perfecto!
Takemicchi se tocó la nariz, le dolía.
—¿Un plan perfecto? —volvió a lanzarse contra él en el suelo—. ¿Un plan perfecto es suficiente para acabarme?
—¡Cállate!
Kisaki comenzó a forcejear contra él también hasta que lo tuvo debajo.
—¡Mi destino es ser el héroe en las sombras! —declaró, dándole un golpe—. Mi primer plan fue matar a Draken y tomar su puesto en la Toman, controlando todo desde las espaldas de Mikey.
Kisaki estaba furioso.
—¡El segundo fue hacer un grupo de ¨ángel sin cabeza¨ para destruir la Toman y así poner a Mikey en la cima! —volvió a golpearlo—. ¡El tercero fue instigar a Tenjiku y destruirlos a todos ustedes! ¡Controlar a Mikey y gobernar todo el bajo mundo!
Le puso ambas manos en el cuello de la chaqueta.
—¡Todo estaba perfectamente planeado! —le gritó—. ¡Era imposible que fallara!
Rechinó sus dientes, Takemicchi solo frunció el ceño.
—¡Excepto que alguie-!
—¡Oagh! —Takemicchi lo levantó de un golpe.
Observó el lugar con el ceño fruncido, era una ironía del destino que estuvieran ahí.
—En aquel momento...
Apretó su mano en un puño.
—Parado frente a las llamas y el humo... juré que llegaría a la cima de Toman.
Kisaki lo miró confundido, levantándose también.
—En este mismo lugar... Doce años en el futuro, tú mataste a Hinata Tachibana —apretó sus manos en puños—. Esta maldita pelea interminable yendo y viniendo del futuro... ¡Se resolverá aquí, Kisaki!
—Jaja, ¡como pensaba!
Kisaki sonrió de lado.
—¡Realmente eres un viajero del tiempo!
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—Koko...
—Creí que no querías hablar conmigo —fue lo primero que dijo el pelinegro al contestar.
—Escuché algo que no debí escuchar —confesó el rubio.
Koko se detuvo un momento donde estaba al escucharlo llorar, su corazón dio un brinco.
—¿Qué... sucedió?
—Fui por comida para Hanna —le contó—, cuando estaba volviendo la enfermera hablaba con ella sobre su situación de salud actual, Koko.
—¿Y bien? —su corazón latía terriblemente fuerte.
Sólo escuchó su respiración agitada y sus hipidos por un breve momento, poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba.
—¡Mierda, Inupi —chilló—, dime rápido!
—Hanna... Dijo que es posible que... no soporte el parto —susurró, sin poder parar de llorar.
Cuando escuchó aquello venir de los labios de la pelinegra Seishu quiso pensar que era alguna clase de broma, pero cuando la enfermera dijo que era mejor prepararse bien y rezar para evitar que ambos perdieran la vida, fue como un balde de agua frío cayendo sobre su cabeza.
—¿Qué...?
Cálmate, Hajime, no va a pasar, no puede...
Koko trató de procesar, en su mente no podía evitar sentirse igual que ese día. Cerró los ojos.
Ella... ella no puede morir y dejarlo, no.
—¿Qué se...?
Se puso una mano en la boca y se mordió un dedo para calmarse.
—¿Qué se puede hacer? —completó la oración por fin.
—No lo sé —tomó una breve inspiración—, no dijeron nada más.
Estaba sentado en el suelo de uno de los pasillos, llorando mientras se pasaba la mano por el cabello, desesperado.
—Sólo... Yo no —suspiró, abrazándose a sí mismo—, no sabía a quién llamar.
—Descuida, Inupi.
Koko sabía que esto no era porque lo hubiera perdonado, era porque no tenía a nadie más que pudiera comprender bien la situación como él, se pasó una mano por la cara.
—Uh... Envíame la dirección del hospital —pidió—, iré personalmente a hablar con ellos.
—Está bien —sollozó, colgando y escribiéndole la dirección enseguida—, te la enviaré ahora.
Miró en dirección al cuarto donde habían pasado a la chica porque tendría que quedarse esa noche ahí en orden de asegurarse que estuviera todo bien, se levantó y caminó al baño para lavarse la cara antes de ir con ella.
No quería preocuparla.
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—¡Ya veo —Kisaki no paraba de reír—, con que era eso!
Takemicchi estaba confundido, había tenido una extraña visión cuando tocó a Kisaki antes, miró a Kisaki cagándose de la risa como si no hubiera mañana y frunció el ceño.
—Kisaki... ¿Cuál es tu problema con Hina?
Kisaki paró de reír y lo miró.
—Sé que quieres controlar a Toman y por eso te enfocaste en Mikey —le dijo—, ¡¿pero por qué matas a Hina una y otra y otra vez?!
—Ya veo... Entonces —Kisaki miró al cielo, incrédulo—, fallé, huh.
Otra vez...
Esa escena se repitió en su cabeza, Kisaki y Hina en el futuro, esta vez pudo notar que Kisaki tenía un anillo en sus manos. La voz de Hina diciendo ¨Perdón¨ retumbó por un momento en sus oídos. Hinata yéndose mientras Kisaki se quedaba atrás tras ser rechazado, bajo la nieve.
—Kisaki...
En este lugar, pensó Takemicchi mirando a Kisaki, sorprendido.
¿Él le propuso matrimonio a Hina... en el futuro?
—No me digas que tú...
Kisaki sacó el arma y lo apuntó con ella.
—Nuestro destino termina aquí y ahora así que —lo miró—, te lo contaré todo.
Takemicchi lo observó en silencio, escuchando como Kisaki era llamado un niño prodigio cuando estaba pequeño, como fingía que no le importaba, como le gustaba Hina y pensaba que le gustaban los prodigios como él.
—Pero cierto ¨héroe¨apareció...
Takemicchi se sorprendió.
—Robándome su corazón...
Kisaki le contó que era él, Takemicchi, el ¨héroe¨ que robó el corazón de Hinata, como lo comenzó a seguir y la primera vez que escuchó que el término de ¨héroe¨ para Takemicchi Hanagaki eran los pandilleros, los más grandes de Japón.
—¿Qué son los pandilleros...? —murmuró—. ¿Puede alguien así ser un héroe?
Observó cómo eran, contactó con algunos como con Osanai de Moebius, pero no era quien estaba buscando, y nunca logró hallar al ¨terror de Shinjuku¨ llamado Whitesnake por lo que siguió buscando, una y otra y otra vez.
—Finalmente tras una larga búsqueda —murmuró—, lo encontré a él.
¨Manjiro Sano, líder de la Tokyo Manji Gang, el invencible Mikey¨
La persona que sería su catapulta al éxito, a su visión de héroe, así que empezó a idear su plan. Le contó a Takemicchi de aquel día en que se volvieron a encontrar, donde solo pensaba lo grande que sería una vez que completase su plan.
"Tú... eres Manjiro Sano, ¿no?"
Aquel día, Mikey estaba durmiendo en el pasto con la tranquilidad de un hombre que lo tenía todo a sus pies.
"¿Y tú... quién mierda eres?"
Manjiro Sano era un líder innato que tenía un carisma ejemplar, la mirada en sus ojos era aburrida la mayor parte de tiempo, pero a medida que lo fue conociendo notó la oscuridad que podía explotar.
—La mejor opción para convertirse en el número uno —aseguró.
Takemicchi abrió la boca un momento y volvió a cerrarla.
—Mi plan tomaría aproximadamente diez años...
En el primero se ganaría su confianza, controlar a Mikey por completo tardaría dos años, luego de eso dominaría Tokyo en tres años y en los otros cuatro años... Dominarían juntos todo Japón.
—Era mi plan perfecto para ser el pandillero número uno en todo Japón —concluyó—. Y por último me le declararía a Hinata Tachibana.
Takemicchi no podía creerlo.
—¡Mi plan casi se ve arruinado varias veces por Keisuke Baji y esa zorra de Pandora!
—¡No llames a Hanna-san de esa forma! —estalló, furioso de ver que Kisaki realmente estaba chiflado—. ¡¿Estás loco?!
—¡Y tú también! —gritó Kisaki, apuntándolo con el arma todavía—. ¡¿Cuántas veces viajaste en el tiempo?! ¡¿Por qué te metiste en camino?!
Takemicchi apretó la mandíbula.
—Entonces la mataste... todas estas veces... ¡¿Sólo porque te rechazó?!
—¡Cállate! ¡Jamás dejaré que esté con un tipo como tú! —gritó, furioso—. ¡Si alguien se le acerca, lo mataré!
Takemicchi lo oyó quejarse: ¨¿Por qué no pude ser yo? ¿Por qué después de todo lo que hice por ella? ¿Por qué no me eligió a mí?¨ No sabía que decir al respecto.
—¡Todo es tu culpa! —escupió entonces—. ¡Tenías mi respeto, pero me traicionaste! ¡Tendría que haberte matado antes!
Takemicchi no lo soportó más y mandó a volar la pistola de una patada, Kisaki parpadeó entonces, recordando que Hanna Yagami era Whitesnake, la líder de Pandora que se convirtió en el terror de Shinjuku por la purga que hizo años atrás.
—¿Y Yagami...?
La novia de Keisuke Baji y la mujer que Mikey cuidaba tanto que nunca le pudo hacer nada.
—¿Qué hay de esa zorra? —Kisaki preguntó entonces—. En el futuro...
Ella siempre parecía conocer sus movimientos, las pocas veces que hablaron la mujer lo sacó de sus casillas y si no fuera porque Mikey fue muy claro en su amenaza, se habría deshecho de ella a la primera.
—¿Sigue sin respetarme?
Takemicchi frunció el ceño.
—¡¿Estás loco?!
No podía creerlo, ¿realmente preguntaba eso? La imagen de Hanna sonriendo borracha y drogada en aquella línea de tiempo, sus ojos que pedían ayuda silenciosa para que salvara a Chifuyu, el sólo recuerdo le dolía.
¿Y todo eso fue por qué?
—Kisaki —negó con la cabeza.
Kisaki había matado a Baji y a Emma, había logrado enloquecer a Hanna, había cometido tantos actos malvados. No podía entenderlo. En el futuro todo lo que hizo también.
¿Todo eso que hizo solo porque Hinata lo había rechazado?
Agarró la pistola entonces en sus manos y lo apuntó.
—Desde el inicio...
Las palabras de Naoto retumbaron en su cabeza.
Las cosas no cambiarían mientras Kisaki siguiera ahí.
—Tendría que haber hecho esto.
Kisaki se sorprendió.
—Muere... ¡Kisaki!
Takemicchi llegó a una conclusión rápida luego de oír lo que dijo Kisaki:
Si lo mataba ahí, Hina se salvaría.
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Koko se dirijo al cuarto apenas terminó de hablar con la enfermera y el doctor.
—Hana...
Se asomó por la ventana para verla a ella durmiendo en aquella cama y a Seishu recostado sobre sus piernas en una incómoda posición mientras acariciaba la mano de la pelinegra.
Sus ojos chocaron un momento.
—¿Cómo llegamos a esto...? —suspiró.
Se sentó en el asiento de afuera de la habitación y se dispuso a descansar un rato, pasándose una mano por la cara. Realmente estaba destrozado, física y emocionalmente.
¿Qué estaba pasando?
Las palabras del médico que estaba a cargo de Hanna ese día seguían retumbando en sus oídos.
—Hanna —se masajeó la sien.
¿Cuánto tiempo...?
¨La sangre del bebé y la suya no son compatibles, es por eso que su cuerpo rechaza al bebé, es bueno que haya tenido la inyección...¨
¿Por cuánto tiempo lo supo?
¨Pero su estado mental actual podría ser un problema, en realidad es sorprendente que haya conseguido llegar a este término del embarazo, pero es probable que no soporte el parto...¨
¿Por qué nunca les dijo nada?
¨De igual manera necesitará otra dosis, serán 69.000¥¨
—¿Cómo diablos pagó la primera? —masculló entre dientes.
No era mucho, si pensaba en cuanto costaba el tratamiento para Akane y todo el dinero que él podría hacer, pero él conocía las finanzas de Hanna porque era quien administraba sus presentaciones.
—¿De dónde sacó el dinero...?
Y aunque era cierto que ahora ganaban bien con las presentaciones, no creía que pudiera haber tenido suficiente dinero. ¿Qué hacía Hanna? ¿Cómo consiguió ese dinero? ¿Cuánto tiempo...? Sentía que le dolía la cabeza.
—Koko...
Dio un sobresalto al escuchar al rubio, este le hizo una seña para que se mantuviera en silencio mientras cerraba suavemente la puerta del cuarto. Seishu se abrazó a sí mismo con una mano.
—¿Qué te dijeron...?
—Necesitará una inyección —respondió.
—¿En serio? —vio el brillo de los ojos verdes volver por un instante—. ¿Sólo eso? Entonces...
No quería darle falsas esperanzas, pero realmente él también estaba confundido con la situación. Hanna llevaba un intento de... Su estado mental no era óptimo, incluso los doctores de un hospital general lo sabían con sólo un vistazo.
—Cuesta 69.000 yenes, Inupi.
—Oh.
El rubio palideció.
—¿Por qué...?
—Quizá sea porque son pocos los casos de este tipo —comentó.
Ahora se sentía algo mal de haber asegurado que la chica estaba con él solo por su dinero y se recordó las veces que ella le dijo que no se tratara como una billetera humana.
¿Cuánto tiempo lo supo ella y no les dijo nada?
Era como si... no quisiera decirles al respecto, ni siquiera cuando vieron su historial médico notaron ese pequeño detalle. Apretó la mandíbula.
¿Acaso simplemente pensaba... dejarlos y ya?
—¿De este tipo? —parpadeó—. Entonces te dijeron qué es lo que tiene. ¿Por qué... está así?
—Aparentemente es un tema de incompatibilidad de RH —miró al suelo—, parece que su bebé es positivo mientras el de ella es negativo.
—Ah.
Inupi no comprendió, pero supuso que era un problema grave si podía llegar a costarle la vida.
—Su cuerpo está rechazando al bebé, pero...
Koko le contó que Hanna decidió poner a su bebé, incluso por encima de ella y que ese tipo de inyecciones, en su caso, eran necesarias dos dosis para que ambos sobrevivieran.
—Al parecer la primera la tuvo alrededor de la semana 28 de su embarazo, como a los siete meses si no estoy mal —comentó—, pero en el momento del parto es igual de importante.
Inupi apretó sus labios. ¿Cómo no supieron nada de eso? No lo entendía.
—Creo que Hanna no tiene el dinero para esto y...
Koko tampoco lo entendía.
—Simplemente se rindió por eso.
Ambos miraron a la chica dormitando tranquilamente dentro del cuarto. Hana siempre ocultaba su dolor detrás de la sonrisa, pero en el mes que durmieron en su casa podían ver como seguía teniendo pesadillas.
La forma en que gritaba, aterrorizada por su pasado
Inupi cerró los ojos. Luego de la muerte de Baji, Hana se apagó y por más que fingiera estar bien, para él que la conocía de toda la vida y la había observado todo ese tiempo, era fácil saber que no lo estaba. Hana perdió su intención de vivir aquel 31 de octubre.
—¿Realmente se rindió solo porque no tenía el dinero...?
¨¿O porque ya estaba cansada de seguir viviendo?¨
Se miraron entre ellos con tristeza.
—Koko... Quizá tú y yo...
—Está bien, lo entiendo —le sonrió—. ¿Cómo... la vamos a compartir?
—¿Qué somos? —bufó—. ¿Un par de divorciados peleando por la custodia de la niña?
Koko sonrió.
—Yo me pido los sábados —bromeó—, tú te la quedas los domingos...
Seishu lo fulminó con la mirada.
—¿No? Entonces uno y uno...
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Antes que siquiera pudiera jalar el gatillo del arma y matar a Kisaki, escuchó una voz llamándolo.
—¡Takemicchi-kun!
Kisaki se volteó a ver primero, encontrándose con Hinata y Mikey.
—Hina...
Takemicchi parpadeó al verlos ahí.
—¡Kisaki!
Mikey gritó al verlo correr.
—¿Qué? —Takemicchi volvió a mirar y notó que estaba huyendo—. ¡No huyas, cobarde!
Takemicchi salió corriendo detrás de él, no podía dejar que escapara o todo seguiría así.
—¡Todo se terminó —le gritó—, todos saben lo que hiciste!
Kisaki no paraba de correr haciendo que Takemicchi suspirara.
—¡Nadie volverá a confiar en ti —continuó—, no podrás cumplir tus patéticos sueños!
—¡Nada terminó —gritó—, puedo empezar una y otra vez! ¡Algún día Tachibana será mía!
Takemicchi frunció el ceño.
—¡Te lo aseguro!
—¡Ni lo pienses! —se negó Takemicchi—. ¡No dejaré que eso pase, no dejaré que vuelvas al futuro!
En medio de la calle, Kisaki se detuvo entonces y lo volteó a ver, sorprendiéndolo.
—¿Volver al futuro?
Takemicchi lo vio sonreír entonces.
—¿En serio crees... que puedo viajar en el tiempo?
¿Qué...?
Takemicchi balbuceó.
—¿Tú...no?
¿Acaso era posible que Kisaki no... no viajase en el tiempo? Parpadeó. ¿Cómo era posible que pareciera prever sus movimientos? ¿Todo era realmente sólo su inteligencia? Kisaki iba a hablar.
—Yo...
Más no logró completar aquella oración jamás.
¡CRASH!
Takemicchi se tensó.
¿Un camión acababa de...?
—¿...Kisaki?
Su mirada pasaba del camión que acababa de chocarse a Kisaki, tratando de comprender lo que acababa de pasar.
¿...Atropellar a Kisaki?
Lo vio tratar de levantarse, sus dedos y brazo parecían... rotos, era claro que tenerlo así de torcidos no era físicamente posible de otro modo. Su rostro estaba desfigurado y al rojo vivo.
—¿Qué... mierda?
Kisaki al intentar mover su mano, soltó un grito. ¨Su pierna también...¨ La imagen era demasiado para que su cerebro lograse comprenderlo del todo, no podía registrarlo.
—¡Maldición —lo escuchó gritar—, maldición!
—Kisaki...
—¡¿Por qué no me puedo levantar?!
Takemicchi estaba sin comentarios, no era eso lo que se imaginaba ver.
—¡Mierda, yo... no puedo morir! —la sangre seguía brotando de la cabeza de Kisaki—. ¡No quiero morir!
—Kisaki...
Takemicchi volvió a parpadear, con los labios entreabiertos vio como Kisaki perdió el conocimiento tras unos minutos de agonía. Mikey y Hina llegaron después, sin entender qué había ocurrido.
Era el verdadero fin.
Hina se cubrió la boca al ver a Kisaki y Mikey le tapó la vista al notarlo.
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Por otro lado, Hanma se dejó caer al suelo tras una larga pelea con Draken, lo había molido a golpes, primero por haber noqueado a Hanna y también por ayudar a Kisaki en todo lo que hizo. Hanma se dejó caer al suelo, tocándose el abdomen donde tenía la herida que Hanna le hizo.
—No puedo más —se dejó caer contra la pared.
No importa, Kisaki está bien, así que valió la pena la herida.
—¿Qué...? —Draken no podía creerlo—. ¿Qué te pasa? Aún no termino contigo.
Ahora iría a buscarlo y huirían juntos.
—Él ya debería haber escapado —sonrió de medio lado.
Luego podían continuar su camino, juntos.
Lamentablemente, se dijo a sí mismo cuando vio aquella escena, Kisaki no logró escapar de su destino. Draken observó la escena detrás de la espalda de Hanma con una mueca.
—Qué... gran manera de morir —fue lo que dijo, sonriendo entre sus lágrimas.
Supuso que así se sentía un corazón roto, no le agradó el sentimiento.
Kisaki...
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¨El incidente de Kanto culminó con cinco detenidos y tres víctimas fatales.¨
Los cinco detenidos eran Madarame, Muto, Mochizuki y los hermanos Haitani.
Los fallecidos fueron Emma Sano, Izana Kurokawa y Kisaki Tetta.
Por el asesinato de Emma Sano e Izana Kurokawa en el incidente de Kanto hubieron dos personas que fueron declaradas culpables: Kisaki Tetta y Shuji Hanma.
Kisaki, finalmente, estaba muerto.
.
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Unos días después.
—¿Qué sucedió? —el viejo se le quedó mirando—. ¿Otro incidente?
Él se terminó la comida mientras se tocaba el abdomen donde la herida comenzaba a sanar.
—Estos días estuvieron muy peligrosos —comentaba el cocinero.
No podía parar en Kisaki.
—La verdad... Se están volviendo muy aburridos —Hanma sonrió—. Gracias por la comida...
Se montó a la motocicleta mientras tarareaba una canción de Hana, ahora entendía el significado real de esa canción y la razón por la que Yagami solía tararearla siempre.
—Esto de ser fugitivo es bastante agotador —murmuró entre dientes—. Kisaki...
El dolor que le dejó... Él había creído sinceramente que había podido escapar, cuando vio su cuerpo sin vida... Era difícil de describir el sentimiento. Kisaki era... todo.
Shuji Hanma, por otro lado, vivía su vida como un fugitivo.
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Después del incidente de Kanto
Hospital
—Hola... ¡Kaku-chan!
El mayor estaba recostado en su camilla con la mirada hacia la ventana.
—Al final... siempre sobrevivo, ¿eh?
—No digas eso —murmuró—. Izana no podrá descansar en paz si escucha eso.
Kakucho se recostó en la camilla del todo, del accidente que se llevó su familia al incidente de Kanto que se llevó a su rey. ¿Qué tenía de sentido la vida? No lo entendía. ¿Cómo... podía Hanna seguir viviendo pese a perder a todos, incluso a su pareja?
—Kisaki murió... Los sueños de Tenjiku... Todo se destruyó —comentó.
Realmente estaba triste de haber perdido a Izana, más sabiendo que todo terminó tan fácil como empezó. Nunca podría haber creído que se tardaron tanto tiempo para llegar a esto.
—Eso... depende de ti —comentó Takemicchi, arrugando la nariz—. Mantener esos sueños.
—Depende de mí —apartó la mirada—, huh.
Takemicchi miró al suelo, triste.
—Sí... con Kisaki muerto —Kakucho lo miró—, mi pelea terminó.
Takemicchi se miró la mano y la apretó.
—Es sólo que... desde que pasó eso —se sostuvo la muñeca con la otra mano—. No puedo parar de temblar.
Kakucho lo observó en silencio un momento.
—¿Cómo está Hanna...?—murmuró—. Oí que está en este hospital
Takemicchi asintió.
—Voy a visitarla también...
Takemicchi a veces olvidaba que Hanna era una persona que tenía conexiones con todos, por un momento le picaron las manos, curioso de conocer su historia completa, sabía un poco sobre su historia con Inupi, Koko e Izana...
¿Cómo conoció a Mikey?
Curioso de la historia que llevó a Mikey y ella tener esa relación tan ambigua donde no eran novios, pero ambos actuaban como si el uno fuera la mitad del otro y no pudieran vivir sin el otro.
—¿Quieres que le diga algo? —preguntó.
Kakucho negó con la cabeza.
—Ya se lo diré cuando salga de aquí —afirmó con una sonrisa triste—. Gracias.
Takemicchi asintió, se quedó hablando un momento con Kakucho antes de ir con Hanna.
¿Qué pasaría ahora?
Cuando llegó a la habitación adecuada, tocó la puerta y esperó hasta ver como Inupi la abría. Hanna estaba sentada en una silla al lado de la camilla, llevaba un vestido más pegado que de costumbre por lo que pudo ver, por primera vez, su pancita de embarazo.
Era la pancita que ocultaba con ropa tres tallas más grande que ella.
—¡Hanna-san! —Hanna volteó a verlo—. ¿Estás... bien?
Ya no tenía las curitas en su rostro aunque todavía se veía algo lastimada, tenía sus manos acariciando su vientre abultado. Takemicchi se sintió nervioso al verla así, se veía tan... indefensa.
¿A dónde se había ido la chica que peleó con tanta ira el otro día?
Era como ver una persona completamente distinta, más cansada y... sin ganas de vivir. Ese pensamiento lo hizo tensar, ¿podría Hanna recuperarse de todo? Esperaba que sí.
—Pulga teñida —ella le sonrió, como si nada—. Yo sí, ¿qué hay de tu pie?
¿Cómo podía sonreír así siempre?
—Oh, sólo debo cuidarlo bien —prometió con una sonrisa—, y estaré como nuevo.
Con la ayuda de sus muletas fue hasta una silla y se sentó, Inupi dijo que iría por algo de comer y los dejó a solas. Hanna se acariciaba el vientre con cuidado y una sonrisa.
—¿Realmente estás... bien?
—Hm —asintió y lo miró—, me darán de alta enseguida. Sólo querían monitorearme en caso de que se me volviese a bajar la presión. ¿Sabes?
—Eso es bueno —sonrió.
Pero, la miró de reojo, él estaba más curioso por su estado mental que el físico.
—¿Qué hay de ti...? —ella cruzó sus brazos—. No has parado de temblar desde que entraste.
Ah, ella siempre era tan perspicaz que lo asustaba.
—Kisaki está muerto —respondió, mirando sus manos temblar.
No obtuvo respuesta y Hanna no pareció sorprendida ni siquiera por un instante.
—Lo atropelló un camión...
De nuevo, su rostro no mostró ningún tipo de reacción, incomodándolo. Un rato más, en silencio, Hana miró sus manos y apretó la mandíbula. Kisaki estaba muerto, pero eso no los traería de vuelta así que no podía evitar odiarse.
—Ya veo —fue lo único que dijo y lo miró de reojo—. ¿Sufrió mucho o... fue instantáneo?
—Sufrió bastante...
Hanna solo asintió con la mirada vacía.
—Estuvo consciente un buen tiempo antes de...
—Ya veo.
Takemicchi la observó en silencio un momento, incapaz de entender su falta de sorpresa o reacción, dio por hecho que a lo mejor sabiendo que Kisaki finalmente estaba muerto había perdido la preocupación.
—Terrible —Hana parpadeó robóticamente—, oremos.
Aunque para él fuera igual, no podía evitar temblar.
¿Es porque lo vio todo en persona...?
—¡Hana!
Takemicchi se asustó cuando escuchó a una mujer gritar mientras corría dentro del cuarto.
—Ryoko-san...
Takemicchi vio a la mujer de apariencia joven e igual a Baji abrazar desesperada a Hanna.
—¡Gracias a dios que estás bien, cariño!
La señora Baji le jaló entonces de la oreja con una pasivo-agresividad que hizo Takemicchi parpadear, sorprendido por la situación.
—¡¿Qué te dije de pelear?!
—¡Ay, ay, ay! —ella soltó un quejido—. ¡Gomen, Ryoko-san!
Aquello le causó gracia. Incluso la gran y poderosa líder de Pandora, Hanna Yagami, era capaz de verse completamente indefensa ante una madre.
—¡Juro que no fue intencional! —cerró los ojos y puso sus brazos para cubrir su rostro—. ¡Ellos pusieron en peligro a mi bebé, tenía que hacerlo!
Ryoko suspiró y la miró con la ceja alzada.
—¿Al menos ganaron?
—¡Por supuesto —sonrió grande—, la Toman siempre gana!
Ryoko sintió que era como ver a su hijo por un momento y soltó un gran suspiro. ¿Qué iba a hacer con ella? Necesitaba unas vacacione urgente, se masajeó el puente de la nariz.
—Eso está bien, pero realmente nada de peleas —le jaló la oreja de nuevo—. Me diste un gran susto.
Hubo un silencio entonces y la señora Baji le miró con tristeza. Cuando escuchó lo que ocurrió con Emma no pudo evitar recordar como en las fechas especiales siempre veía a esos cuatro correr y jugar, además sabía bien como Hanna adoraba a la rubia.
—Escuché lo de Emma... Lo siento tanto, cariño —le acarició el rostro—, sé lo mucho que la amabas y lo buenas amigas que eran.
Volvió a abrazarla con fuerza, Hanna rompió a llorar en los brazos de la mayor como si fuera una niña pequeña. Takemicchi se removió incómodo después de un rato, como si estuviera viendo algo que no debería.
La forma en que Hanna lloró le rompió el corazón.
Un par de minutos pasaron cuando Hanna desvió su mirada a él tras ver a Keisuke mirarla.
— ¡Ah, Takemicchi! —Hanna recordó su existencia, por fin—. ¡Ella es... Ryoko Baji!
La pelinegra mayor se dio vuelta lentamente y sonrió.
—Oh, no sabía que tenías visitas, disculpa —se rió suavemente—. Es un placer, ¿Takemicchi-kun?
—¡Ha-Hai!
—Es la madre de Keisuke —comentó la menor entonces, sonriendo.
—¡Es un placer conocerla, señora Baji! —el menor se inclinó hacia ella enseguida, como podía—. ¡Soy Takemicchi Hanagaki!
Ella sonrió.
—Gracias por visitar a mi niña.
—¡Es un placer!
—Sólo venía a dejarte un cambio de ropa, cariño —comentó entonces, volteándose a ver a Hanna—. Ah... Seishu-kun dijo que él te llevará a casa después.
Ella asintió y ambos se miraron entonces cuando la señora Baji salió, Takemicchi lucía preocupado así que ella sonrió levemente.
—Es niño —le dijo, señalando su vientre—. Aún no le he dicho a Mikey o a los demás...
Takemicchi asintió.
—Por ahora sólo Ryoko-san, Koko —miró al techo—, Inupi y Draken lo saben... Y tú.
—¡Oh! —Takemicchi recordó, de nuevo, que se suponía que en este momento no sabía de eso y sonrió grande—. ¡Eso es genial, Hanna-san! ¿Cómo... se llamará?
—Daisuke —replicó con una sonrisa de ojos cerrados—. Aunque eso ya lo sabías... ¿verdad?
—¿Eh?
—Porque vienes del futuro —murmuró ella—, te escuché cuando le dijiste a Hina en el hospital.
Oh, cierto.
Takemicchi lo había olvidado por completo.
—¿Podrías... decirme sobre él?
—¿Sobre quién?
—Sobre mi hijo —sonrió—. ¿Se parece a mí o a Keisuke?
—Oh... Es idéntico a Baji-kun —aseguró—, es su viva imagen.
Eso le recordó que en la línea de tiempo en que Hana tuvo a su bebé no pudo ser feliz a su lado porque tuvo que abandonarlo en orden de protegerlo de Kisaki, ahora que no estaba sería un futuro donde Hana podría ver crecer a su hijo, eso lo hizo sonreír.
—Tú... estás muy feliz de tenerlo.
Hanna sonrió.
—Y yo... ¿Estoy viva entonces?
Esa pregunta lo confundió.
—Bu-bueno, sí, en la línea de tiempo con Daisuke —tragó fuerte, sin saber cómo explicarle—, um...
Sólo la vio sonreír tranquila entonces.
—¿Por qué...?
—Es bueno saber que...
¿Escuchaste mi amor?
Sonrió, al menos sabía que sobreviviría el parto y podría ver a su niño crecer.
—No lo dejaré solo —la escuchó decir, acariciándose el vientre.
Takemicchi se sentía feliz de verla mejor.
—Así que... La señora Baji...
Al parecer tenían una muy buena relación, casi se sentía como si fueran madre e hija.
—Se lleva muy bien contigo, eh.
—Sí —Hanna sonrió tranquila—, nos conocemos de toda la vida.
Hanna pensó por un momento en las múltiples ocasiones donde Ryoko, como ese día, la había regañado incluyendo cuando se unía a Haruki para darles palizas por hacer alguna travesura o cuando se escaparon a la playa. Keisuke y ella siempre fueron...
Ah, mierda, cómo lo extrañaba.
.
Cuando Takemicchi salió de ahí, vio a Inupi ingresar de nuevo y las risas de Hanna hicieron que se sintiera un poco más tranquilo, parecía estar yendo por un mejor camino esta vez, se preguntó cómo sería el futuro para ella esta vez.
Al salir se encontró, para su sorpresa, a Koko.
—Oh... Koko-kun.
—Haganaki —Koko se vio incómodo.
—Um... ¿Vienes a visitar a Hanna?
—No, yo... Sí, pero no le digas —suspiró, pasando una mano por su cabello—. Es.. un secreto.
—¿Um... pasó algo?
—Ah, eso no importa por ahora —Koko sacó su lengua y miró hacia el pasillo una vez más—. Tampoco le digas a Inupi que me viste, ¿sí? Estamos... distantes.
—¡Okay!
Takemicchi no entendía qué sucedió, pero realmente no tenía cabeza suficiente para preguntar. Luego de decir eso Koko se fue con las manos en los bolsillos de su pantalón y cabizbajo, Takemicchi creyó que era demasiado extraño, pero no dijo nada al respecto y sólo suspiró.
Bueno, eso pasaba.
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Mikey pensó en Emma mientras se arreglaba para su funeral, no pudo evitar recordar la conversación que tuvieron el otro día sobre sus sentimientos con Hanna, sobre Baji...
Miró el espejo.
—Hay tantos peces en el mar, tantas más mujeres en este mundo —ella le había mirado entonces—. ¿Por qué tiene que ser ella, Mikey?
—Yo sólo... Lo sé —miró al techo de su dormitorio—. Emma, para mí no hay otro pez, no hay otras mujeres, sólo está ella.
Para Mikey, la única mujer a la que sería capaz de amar era Hanna, siempre Hanna. No había otros peces en el mar, ni otras mujeres en el mundo, sólo podía verla a ella. Esa era la única verdad que tenía en su corazón y probablemente sería así por el resto de su vida.
Incluso si no estaban juntos.
—Soy incapaz de amar a otra persona —aceptó, pasándose una mano por el rostro—. Probablemente me mataría hacerlo. No puedo vivir sin ella.
Emma lo miró, triste.
—¿Sabes...? Mikey —apretó sus labios, sentía que estaba confesando un crimen—. Me rompió el corazón verte triste cuando supiste que estaban saliendo, aunque yo... lo ayudé.
—¿Qué...?
Emma suspiró.
—La verdad es que... Yo le ayudé a Baji a hacerla su novia —dijo en un suave murmullo—. Baji... vino a pedirme ayuda porque estaba dispuesto... a hacer la pregunta que tú nunca quisiste hacer.
Mikey miró a Emma con ojos cristalizados. Había pasado cierto tiempo de aquello, pero aún lo recordaba bien, sabía perfectamente a qué se refería Emma.
—La estabas destrozando con tu forma de amar —afirmó la rubia con seriedad—. Siempre fuiste así. La besabas pero decías que no la querías, eras como... sí, no y sí pero entonces no. Nunca le diste seguridad de tus sentimientos.
Mikey apretó el puño.
Es verdad.
Mikey siempre titubeó con Hanna porque sabía bien lo mucho que ella valoraba su amistad por encima de cualquier otra cosa, sentía que si arruinaba esa relación con su verdadero yo... Hanna nunca lo perdonaría y la perdería para siempre.
—Eres un cobarde, Mikey —Emma fue sincera—. Y los cobardes... nunca acaban con la chica guapa de las películas, ¿verdad?
Quiso llorar cuando la escuchó pero no lo hizo. Su propia hermana se lo estaba diciendo y era un asco total, se sentía como un puño en la garganta. A él, el ¨invencible¨ Mikey, lo único que podía hacerlo flaquear siempre fue Hana, ella era su única y más grande debilidad.
—Yo... De verdad creía que iba a ser feliz —se miró los pies—, para siempre, porque Baji la quería tanto como tú.
En parte sentía que era culpa suya que Hanna sufriera ahora la pérdida del amor de su vida.
—Tal vez... Si no le hubiera ayudado —se tapó la cara—, no hubiesen estado juntos...
Empezó a llorar. Si ella no hubiese ayudado a Baji quizá Hanna no se habría enamorado de él así, hubiera continuado viviendo su vida... No, Hanna probablemente seguiría en ese mundo donde el amor no existe y sólo existía el placer en orden de llenar sus vacíos.
—Y ella no tendría que sufrir así —balbuceó.
O... quizá, Baji hubiese encontrado la forma de conquistarla por sí solo, sin su ayuda. Como fuera, Emma estaba segura que Mikey nunca se habría decidido y sólo haría las heridas que Hanna ya tenía, más y más grandes.
—Pero...
Tomó aire y le miró a los ojos.
—Yo... probablemente lo volvería a hacer en otra vida —dijo, Mikey supo que lo decía sinceramente—. Porque Hanna se merece a alguien que pueda ser un hombre. Como Baji o... Inui-kun.
Mikey había fruncido el ceño cuando escuchó eso de los labios de Emma. ¿Inui? Arrugó la nariz. ¿Por qué Inui...? Miró a la menor, curioso, ella conocía a Hanna completamente así que quizá la había oído hablar de él.
—Así que —balbuceó—, estás diciendo que... ¿No soy suficiente para Hanna, Emma?
—Lo eres —lo contradijo ella—, pero sólo si estás dispuesto a hacerle esa bonita pregunta.
Él negó con la cabeza. ¿Hacer esa bonita pregunta? No estaba seguro de poder hacerlo, incluso le mintió a Hanna diciéndole que no la amaba aunque así era.
—Yo no...
¿Qué pasó con todos los días de cumpleaños, festivales, halloweens y navidades detrás de donde él era tan sincero como Baji? Cuando ambos estaban jugando el mismo juego por quién ganaba su corazón.
¿Cuándo... empezó a encerrarse en sí mismo?
—No creo, Emma, que...
Un día sólo dejó que se la robaran.
Volvió a mirar al techo, una parte de él recordó cuando estaba hablando con Haruchiyo sobre Hanna, la forma en que su rostro cambió cuando le dijo que Hanna sería su reina en el futuro y la manera en que se había ido de ahí como si lo estuvieran persiguiendo, era algo raro de él.
¿Por qué recordaba eso ahora?
Frunció el ceño.
—No creo que esté preparado todavía —murmuró.
Él siempre creyó que era algo que simplemente pasaría al final, fue cuando la perdió por primera vez, porque Baji sí hizo esa estúpida pregunta que él no y Hanna aceptó. ¿Por qué no la hizo él en aquel tanabata? La había besado bajo la luz de la luna y luego... Cerró los ojos, adolorido.
—Entonces déjala ir —dijo Emma—. Déjala estar con alguien que pueda proteger y sanar su corazón, Mikey.
—Yo...
—Si no estás preparado —le puso la mano en el hombro, Emma siempre titubeaba entre ellos dos—, ten en cuenta que siempre habrá alguien que sí lo esté.
Una parte de ella quería que su hermano fuera feliz, pero también quería ver a Hanna feliz y Emma lo sabía bien.
—Hanna está débil, Mikey —murmuró, moviendo sus pies de un lado al otro—, perdió al amor de su vida y será madre soltera pronto.
Mikey no podría hacerla feliz en ese estado.
No sería hasta que Mikey se diera cuenta que si no actuaba, la perdería para siempre, que quizá se animara a actuar.
—Sabes que ella siempre ha sido indecisa —agregó—, pero si tú finalmente te decides, te aseguro que ella se aferrará a ti, con todo el amor que te tiene. Y no te dejará ir jamás.
Hanna no ayudaba, ella seguía dejando que Mikey la lastimara con su indecisión.
De la misma forma que ella hizo años atrás.
A lo mejor Hanna creía que era el karma que debía pagar, se dijo Emma, de no ser capaz de hacer una decisión cuando eran más pequeños y por eso permitía que Mikey jugara con ella como le placía.
—Emma...
—Escucha Mikey —lo miró seria—, primero le mentiste, ¿verdad?
—Sí.
—Luego mentiste sobre mentirle —agregó—, luego mentiste sobre mentirle sobre... mentirle. ¿Sí? Osea que antes de que mintieras sobre mentirle sobre la mentira, sobre... mentirle... ¡Deja de mentir!
Mikey parpadeó. ¿Cuántas veces dijo mentir en una sola oración? Es decir, sí, primero le mintió diciéndole que no le amaba, luego mintió diciéndole que no era una mentira, luego...
¡Agh, basta, Manjiro!
Era demasiado complejo para entenderlo, lo peor es que era él quien lo volvió así, se pasó la mano por el rostro y miró a Emma.
—Sólo tienes que decirlo —miró a los ojos negros en un suspiro—, dile que la amas, Mikey, o piérdela para siempre.
—¡Emma!
¿Por qué tenía que ser tan drástica? No iba a perder a Hanna de nuevo, ¿verdad? Es decir... Si Hanna realmente lo amaba, ella esperaría por él, el tiempo que fuera necesario. Como él por ella... ¿No es verdad?
—Me disculpo —susurró la ojimiel—, por ayudarle a él en vez de a ti, Mikey.
Él le sonrió, de todas formas no podía estar enfadado con su hermana pequeña mucho tiempo.
—Pero no me arrepiento de haberlo hecho —aseguró entonces—, porque... si las cosas no se hubieran dado así, creo que Hanna sería la más feliz con Baji y su bebé.
Ah, sí, ¿cómo podía olvidarse a veces del bebé?
Hanna esperaba el bebé de Baji, eso era algo que lo mantenía a dos metros de ella. Él no podría... tocarla como tanto quería hacerlo, sabiendo que era la chica de Baji.
No la suya.
A pesar de que Baji ya no estaba allí y no podía volver, se sentía como traicionar a su amigo de la infancia de alguna manera.
—Hanna es una chica hermosa —sonrió—, es mi mejor amiga y la quiero más que a nada en este mundo.
Mikey no podría ver a ese bebé y aceptarlo... Miró a Emma.
—Quiero que sea feliz, Mikey —apretó los labios—, ya... ya ha sufrido bastante.
Mikey asintió, sin palabras y la vio salir corriendo. Draken entró en la habitación y se quedó bastante confundido cuando vio que Emma salía tan pronto él cruzó la puerta.
—¿Por qué...? —miró hacia atrás—. ¿Por qué lloraba Emma?
Miró a Mikey, completamente serio. A pesar de que Mikey era hermano de Emma, no le gustaba ver llorar a Emma y, aunque fuera Mikey, le daría una lección por hacerla llorar.
—Ella ayudó a Baji —le respondió, todavía procesando la información—, a confirmar su relación con Hanna.
Draken se quedó boquiabierto.
—¿Lo hizo?
—Así que ella estaba... disculpándose —observó a Draken, quien ahora estaba sentándose en el sofá a su lado—. Tú... ¿Tú también piensas como Emma?
Draken frunció el ceño sin comprender.
—¿También crees que hay más peces en el mar? —inquirió—. ¿Otras... mujeres en el mundo?
—Hm, probablemente las haya.
Aunque, para él, sólo existía Emma en el mundo.
—Pero sé que sólo la amas a ella.
Del mismo modo que, para Mikey, sólo existía Hana.
—Sí —su expresión mostraba su tristeza—, sólo ella puede ser mi reina. Ella es la única mujer en el mundo entero para mí.
Eso le recordó a la canción que cantaba Hanna cuando empezó. ¨La única chica del mundo¨ fue una canción que Hanna cantó en las primeras veces, dijo que la compuso para él luego de ese día. Habían cientos de canciones de aquel año que mostraban lo enamorada que estuvo de él.
Quizá, pensó, Hana fue clara con sus sentimientos. Él sólo fingió que no lo sabía.
¨Eres un cobarde, Mikey¨
Emma tenía razón.
—¿Qué puedo hacer? —miró a Draken.
¨Manjiro, hagamos una promesa y colguémosla¨ La voz de Hanna aquel día era... suave, pero consistente. Emma tenía razón, siempre fue él quien se acobardaba en el último momento.
—Mikey, si la amas... Deberías ir a por ella.
Mikey elevó las cejas, Draken le estaba diciendo que ¨fuera a por ella¨ cuando él no podía hacerlo con Emma.
—Sólo tienes que pedirle una cita o que sea tu novia —sacudió los hombros y sonrió—. El problema contigo es que estás en plan sí, no, tal vez... todo el tiempo.
Cuando Draken dijo las mismas palabras que Emma, Mikey sólo pensó en que realmente estaban hechos el uno para el otro, eso le hizo sonreír.
—De verdad —dijo—, creo que se volvió aburrido desde la segunda vez que la rechazaste, ¿sabes?
Mikey apretó su sonrisa.
—Sólo dile que salgan —propuso—, para empezar.
—¿Cómo puedo —se rió—, hacer algo así?
—Eres tan estúpido, Mikey —soltó una carcajada y le agarró de los hombros—. Tienes que acorralarla y decirle ¨¿Vas a ser mi novia, sí o no?¨
—¿Así de simple?
—A veces lo es...
Ese misma noche, Emma volvió a disculparse con él por lo de Baji y le dijo que estaría con él, que si estaba dispuesto a perseguir a Hanna, ella lo apoyaría con todo hasta que estuvieran juntos.
—Mikey, quiero que seas feliz —le dio un beso en la mejilla—. Te prometo que te ayudaré.
.
.
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Pero... Emma ya no podría ayudarlo.
—Esta vez, mi hermana Emma...
Hanna miró en silencio la fotografía de Emma, sin poder creer donde estaba en ese momento, estaba rompiéndose por dentro mientras entendía que Emma realmente no volvería nunca.
Desearía que fuera yo en ese cajón, Emma.
Inupi y ella miraban en silencio, el mayor sólo le tenía la mano agarrada para darle fuerza, sabiendo que ese día estaba más emocional de lo normal. Por otro lado, Mikey mantenía su cabeza en alto a pesar de ser el funeral de Emma.
—Emma-chan —Takemicchi bajó la mirada.
Un rato más tarde, Takemicchi y Hanna vieron en silencio como Draken se hacía al frente de los Sano.
—Yo... amaba a Emma —dijo, inclinándose ante ellos, poniendo su frente en el suelo—. Lo siento mucho. No pude... protegerla.
Takemicchi no pudo evitar llorar al escucharlo, hubo un silencio por un rato.
—Ya veo... También la amabas —fue el abuelo de Mikey quien habló—. Estoy seguro que ella está descansando en paz.
—¡Ugh!
Draken no pudo contener más lágrimas y comenzó a llorar en voz alta, Hanna miró la foto con una sonrisa rota.
Emma... Mi hermano por fin lo confesó.
Chifuyu, Mitsuya y Hina lo siguieron de inmediato. Inupi apartó la mirada al suelo y Hanna solo soltó una lágrima mientras se levantaba, los muchachos se voltearon a verla cuando ella se hizo a un lado de Draken y se agachó lo que pudo con ayuda de su hermano.
—Hanna-chan —el abuelo de Mikey la saludó—, no te fuerces, querida.
—Yo... escribí, había... canción y que... para, yo... Me gu-gustaría... Por favor —ella sollozó al ver que no podía unir las palabras correctamente—, ¿puedo... cantarla?
Mikey la miró entonces, inexpresivo.
—Hanna... se expresa por medio de canciones —le explicó a su abuelo.
—Ya lo sé —el abuelo estiró su mano hasta la espalda de la pelinegra y le dio unas palmaditas—. Adelante, niña, canta para nosotros.
Ella asintió, restregándose la cuenca de los ojos, Keisuke se sentó a su lado con ropa de luto.
Keisuke...
Un momento más tarde ella comenzó a cantar, para sorpresa de todos, en japonés.
♪Ha sido un largo día sin ti, mi amiga♪
♪Y te diré todo acerca de eso cuando te vea de nuevo♪
♪Hemos viajado un largo camino desde que comenzamos♪
♪Oh, te diré todo acerca de eso cuando te vea de nuevo♪
♪Cuando te vea de nuevo♪
A medida que cantaba, los recuerdos de Emma iban golpeando su cabeza como flashes.
—¡Hola! —su timidez al principio—. ¿Emma, verdad?
—Sí... ¿Hanna? —la rubia le había sonreído con alegría—. ¡Qué bueno que viniste! Pasa, pasa.
—Con permiso —ella se sintió apenada ante la radiante sonrisa de la rubia.
Recuerda que en aquel momento jamás se imaginó lo importante que se volvería en su vida.
♪Maldición, ¿quién lo diría?♪
♪Todos los planes que hicimos, las buenas cosas que pasamos♪
♪Que estaría aquí frente a ti hablándote de esto♪
♪Acerca de otro camino, sé que nos encantaba salir a la carretera y reír♪
—Hanna luce sumida en sus pensamientos.
Chifuyu asintió ante las palabras de Takemicchi.
♪Pero algo me decía que eso no iba a durar♪
—Está algo mejor de lo que esperaba —comentó de vuelta—. Por ahora...
Realmente creyó que estaría más destruida de lo normal, pero se veía extrañamente compuesta si ignorabas el hecho de que sus ojeras no paraban de crecer y sus pómulos de perder grasa.
—¿Eh? —miró a Chifuyu sin entender por qué decía ¨por ahora¨ como si supiera algo más.
♪Tuve que cambiar, mirar las cosas de manera diferente, ver el panorama general♪
♪Esos fueron los días, el trabajo duro siempre paga♪
♪Ahora te veo en un mejor lugar♪
♪Uh♪
Hanna recordó con una pequeña sonrisa el día en que Koko consiguió su primera presentación.
—¡¿Eh?! —Emma había comenzado a saltar de la emoción—. ¡¿Qué dices? ¡Es genial!
—Te ves más emocionada que yo —se burló, mientras comía un taiyaki.
—¡Por supuesto que lo estoy —dejó de brincar para abrazarla—, Hanna! ¡Vas a cumplir el sueño de ser cantante en honor a Haruki, estoy muy feliz, amiga!
—Ya, sólo es un pequeño bar —le picó la mejilla—, no es para tanto.
—¡Sí es para tanto —le había gritado, apretándole las mejillas—, es genial! Cuando te presentes, llámame, te maquillaré para que te veas como una estrella.
Ese recuerdo la hizo sonreír.
♪¿Cómo no hablar de la familia cuando la familia es todo lo que tenemos?
♪Todo lo que pasé, tú estabas a mi lado♪
♪Ahora tú vas a estar conmigo para el último viaje♪♪Ha sido un largo día sin ti, mi amiga♪
♪Y te lo diré todo al respecto cuando te vea de nuevo♪
♪Hemos recorrido un largo camino desde que empezamos♪
—Entonces finalmente se te declaró...
—Literalmente se tiró al suelo y me agarró de la pierna hasta que le diera una respuesta...
—¡Jaja, eso es tan Baji! —las carcajadas de Emma siempre le alegraban el día—. ¡¿Entonces?!
—Me besó.
—¡¿Qué?! —y sus reacciones también—. ¡¿Y lo correspondiste?!
—Bueno, ahora somos novios —ella le había sonreído y Emma dio varios saltitos—. Tu plan de los celos se salió un poquito de las manos. ¿No crees?
—¡Pero funcionó —la señaló—, ahora es mi turno! ¡Ahí te voy, Draken!
A medida que cantaba sus lágrimas seguían cayendo, pero su sonrisa se ensanchaba ante los recuerdos que atacaban su mente sin piedad.
♪Sabes dónde empezamos♪
♪Oh, te lo diré todo algún día cuando te vuelva a ver♪
♪Cuando te vuelva a ver♪♪Ah-oh, ah-oh-oh♪
♪Ooh-ooh-ooh-ooh-ooh-ooh-ooh♪
—Emma...
—¡¿Por qué no le puedo gustar?! —el escucharla llorar le rompía el corazón—. ¿No soy suficiente?
—No digas eso, cariño —extrañaría acariciar su rostro—, tú eres muy guapa, lista e inteligente... Él es un idiota.
—¡Pero yo amo a ese idiota!
—Retira lo de inteligente de la lista —bromeó.
Emma le había lanzado un cojín y segundos después estaban haciendo una pelea de almohadas como si nada hubiera pasado.
♪Sí.. Primero ambos salen de su camino y la vibración se siente fuerte♪
♪Y lo que es pequeño se convierte en amistad y la amistad se convierte en vínculo♪
♪Y ese vínculo nunca se romperá♪
♪El amor nunca se perderá♪
—¡Entonces Mikey me dijo que...!
Hanna la miró con la ceja alzada.
—¡¿Qué?!
—Nada, sólo estaba pensando que... Eres muy bonita, Emma.
—¡No te compraré dulces!
—Pero muy mala...
Hanna y Emma, cuando se veían a diario, solían quejarse de todo lo que les pasaba. Ya no tendría esos momentos en los que sus problemas lucían pequeños a su lado.
♪Y cuando la hermandad es lo primero, entonces la línea nunca se cruzará♪
♪Establecimos por nuestra cuenta cuando esa línea debe ser dibujada♪
♪Y esa es la línea que alcanzamos♪
♪Así que recuérdame cuando me haya ido♪
—¿Sabes? Creo que si tuviera una familia y tú estuvieras ahí —Hanna la abrazó, había estado llorando—. Tú definitivamente serías mi hermana mayor favorita.
En el aniversario de la muerte de su madre, Keisuke o Emma siempre se turnaban para estar con ella. ¿Qué iba a hacer ahora que no estaban ninguno de los dos?
—¿Incluso más que Haruki-san?
Miró al techo, sus labios temblaron así que hizo una pequeña pausa en la canción.
—Hm... Es verdad, sí tengo una hermana mayor —había palidecido—. No le digas que dije eso.
Las risas Emma siempre calmaban su corazón triste.
♪¿Cómo no hablar de la familia cuando la familia es todo lo que tenemos?
♪Todo lo que pasé, tú estabas a mi lado♪
♪Ahora tú vas a estar conmigo para el último viaje♪
—¡¿Qué hiciste qué?! —Emma siempre la regañaba cuando hacía algo mal—. ¡¿Estás loca?!
—Un poquito.
—¡Matar a alguien no es sólo un poquito!
Y le jalaba las orejas cuando lo necesitaba, igual que Haruki.
—Un poquito... mucho.
—¡¿Dejaste evidencia?!
—Por supuesto que no —se quejó.
Poniéndose una mano en el pecho como queriendo decir ¨¿con quién crees que estás hablando?¨ Emma solo había rodado los ojos.
—Muy bien... No podemos tenerte yendo a la correccional —le había pinchado la mejilla—. Si alguien te pregunta... ¡Yo seré tu coartada! Estuviste conmigo toda la mañana.
—Fue en la tarde...
—¿Y yo qué dije? —ladeó la cabeza. Hanna suspiró.
Si Emma era su coartada... ¿Qué le esperaba en la vida? Sonrió.
Hanna creía en Emma como si ella fuera un ídolo al que rendirle devoción, ahora que no estaba... Continuó cantando.
♪Así que deja que la luz guíe tu camino, sí♪
♪Conserva cada recuerdo a medida que avances♪
♪Y camino que tomes♪
♪Siempre te llevará a casa♪
—¿Realmente... te voy a perder?
Emma comenzó a llorar.
—No me vas a perder —le prometió con una sonrisa—, volveré como fantasma a jalarte los pies. ¡Lo prometo!
La rubia sólo le había mirado mal.
—¡¿Por qué simplemente te rendiste?! Te odio, te odio —hizo un puchero—. ¡Te odio!
—Ey, todavía hay posibilidades de que sobreviva... No me mates todavía —la abrazó y apretó contra ella—. Mientras tú vivas, Emma, yo siempre estaré con vida. Te lo prometo.
—¿Promesa de princesa?
—Sip —unieron sus meñiques con una sonrisa—. Eres una niña todavía jaja.
—Deberías prometer también... Si yo me muero antes que tú —le dijo—, cantarás en mi funeral.
Aquellas palabras pesaban hoy más que nunca antes.
—¿Por qué...? No digas esas cosas, Emma... Si tú te mueres, yo me moriré también —afirmó.
—No, tú debes vivir y darme muchos sobrinos —la agarró de los hombros—. ¿Okay? ¡Incluso si Mikey no se deja!
Hanna sonrió al recordar esa promesa.
Era la ironía de la vida que al día de hoy ella realmente estuviera cantando en su funeral.
—Hana —Mikey la miró con tristeza.
Jamás creyó que tendría que hacerlo... Creyó que realmente vivirían juntas toda su vida. Pero el destino era tan cruel con ella, que no sólo le arrebató a su hermana mayor una vez, sino dos.
♪Ha sido un largo día sin ti, mi amiga♪
♪Y te diré todo acerca de eso cuando te vea de nuevo♪
♪Hemos viajado un largo camino desde que comenzamos♪
♪Oh, te diré todo acerca de eso cuando te vea de nuevo♪
♪Cuando te vea de nuevo♪
Daisuke llamaría a Emma ¨tía¨ a pesar de no tener relación de sangre.
—Ella quería decirte algo ese día —le contó Takemicchi entonces en aquella habitación del hospital—. Dijo que... sentía no poderte arreglar para tu presentación como lo prometió.
Hanna sintió su voz quebrarse mientras cantaba.
♪Ah-oh, ah-oh-oh♪
♪Ooh-ooh-ooh-ooh-ooh-ooh-ooh♪
♪When I see you again♪
♪Cuando te vuelva a ver♪
♪Oh, oh♪
♪Cuando te vuelva a ver♪
Se soltó a llorar cuando terminó la canción, sólo dejó que sus lágrimas y quejidos llenaran la habitación un momento. Su pecho dolía tanto, ¿qué iba a hacer con ese dolor? Inupi apretó la mandíbula al verla así y Mikey apartó la mirada.
¿Por qué no me mataron a mí en vez de a ti, Emma?
—¡Emma! —gritó entonces, mirando la fotografía de Emma.
Draken y Mitsuya se miraron entre ellos, preocupados, mientras que Chifuyu hizo una mueca.
Voy a mantenerte en mi corazón hasta el día en que muera.
Se sostuvo el pecho mientras lloraba, comenzaba a faltarle el aire.
Te prometo que viviré por las dos.
—¡Yo cumplí... mi promesa!
.
.
.
Inupi salió sólo de aquel lugar ya que Hanna se quedaría en la casa de los Sano como solía hacer cuando Emma estaba, se imaginó que querría dormir en la cama de su amiga para entender que realmente ya no estaba ahí.
Que ya no habrían más pijamadas con su amiga...
Porque su amiga ya no estaría más.
—Hola...
Levantó la mirada al escuchar pasos y su voz, vio a Kokonoi frente a él.
—Koko...
Aún estaba molesto, no iba a negarlo, e incluso con el tema de Hanna era incómodo para él verlo. Koko no parecía realmente molesto, pero quizá era bueno algo de distancia entre ellos.
—¿Cómo está ella —preguntó al ver que Seishu no decía nada—, Seishu?
—Está bien, Hajime —se miraron a los ojos—. Gracias por... pagar la cuenta.
Él asintió.
—Es lo menos que puedo hacer —susurró, podía ver que estaba temblando.
¿Estaba molesto?
—Hanna... No dejes de verla porque tú y yo... Estemos así —murmuró entonces, mordiéndose el labio—. Ella te quiere demasiado para dejarte a un lado por mí.
—No pensaba dejarla sola —se sintió ofendido—, lo prometo.
El rubio bajó la mirada.
¿Qué hay de él...?
—Seishu —puso su mano sobre el hombro contrario—, desde ahora seguiré mi propio camino.
Él lo miró, se sentía extraño que ahora que se estaban separando le llamara por su nombre.
—Ya no estaré para ayudarte, así que... No vayas por el camino equivocado —sacó la lengua y le sonrió—, ¿de acuerdo?
Inupi sólo lo miró, sin expresión.
—Supongo... que es un adiós.
Bajó la mirada.
—...Sí.
Seishu continuó caminando sin mirar atrás y Hajime sintió su corazón oprimiéndose.
¿Realmente eso sería todo...?
—Gracias —dijo Seishu—, por todo.
Aquellas palabras dolieron.
—Igualmente —pero aun así sonrió, su corazón latiendo fuerte—, idiota.
¨Esto es necesario¨se dijeron a sí mismos. ¨Para en un futuro poder estar contigo...¨
Y para hacerlo bien cuando ese momento llegue.
.
.
.
Su cabeza se sentía bajo el agua todo el tiempo, había perdido la cordura, la música era el método que su hermana le enseñó para desahogarse, pero seguía sintiendo que se ahogaba, incluso con la música para ayudarla.
¿Qué caso tenía vivir...?
—Gracias a todos... por venir.
Hanna observó a los chicos reunidos ahí con una sonrisa triste antes de comenzar a cantar.
https://youtu.be/r0DSWuX90xI
♪Algunos días es difícil de ver♪
♪Si yo fui una tonta o tú un ladrón♪
♪Lo hice a través del laberinto para encontrar mi ¨uno en un millón¨♪
♪Y ahora tú eres solo una página rota de la historia que estoy escribiendo♪
Un par de horas antes de la canción, Kakucho había entrado a la zona VIP, al escuchar que estaría ahí. Koko les había dado espacio entonces mientras Seishu estaba abajo junto a Chifuyu y Takemicchi.
—Hanna.
—Ey.
A ella le dieron de alta antes que a él así que no tuvo la oportunidad de verla en el hospital.
—Hablé con Izana antes de...
♪Y todo lo que te di se fue♪
♪Cayó como si fuera una piedra♪
♪Creí que construimos una dinastía que ni el cielo podría sacudir♪
♪Creí que construimos una dinastía como ninguna otra hecha♪
♪Creí que construimos una dinastía para siempre que no se podía romper♪
—Eso fue todo —concluyó, mirando al techo—. Nunca supe cómo se sentía, creí que...
Que todo estaría bien.
Kakucho comenzó a llorar cuando ella le contó todo lo que había pasado durante la batalla, pero ella sólo sonreía, como si nada. No lo comprendía. ¿Cómo podía dejarlo pasar así?
—Lo siento —se disculpó—, lo que hizo Izana.
Ella negó con la cabeza.
—No fue tu culpa —ella miró en silencio la tarima donde tendría que presentarse pronto—, y está bien, quizá fue mi culpa, en realidad.
—¡Hanna!
♪Y todo lo que te di, se ha ido♪
♪Se ha ido♪
♪Y todo lo que te di, se ha ido♪
♪Se ha ido♪
Hanna cambió el tema tan pronto él comenzó a regañarla por echarse la culpa, algo que Kakucho no podría entender.
—Lo extrañaré.
Fue lo único que dijo cuando Kakucho le preguntó qué pensaba de Izana.
—Yo igual —confesó.
—Lo recordaré en mi corazón como el chico que hizo aquella promesa —afirmó Hanna—, no como el tipo que me lastimó. Izana, nuestro Izana, era un chico bueno... un héroe, y un... Rey. ¿No es así?
♪Y todo lo que te di, se ha ido♪
♪Se ha ido♪
♪Y todo lo que te di, se ha ido♪
♪Se ha ido♪
—Eres muy fuerte.
—¿Tú crees? —Hanna apretó sus manos temblorosas en la barandilla—. No creo que lo sea.
Pero Kakucho estaba seguro que lo era.
—Esto —Kakucho le había tendido la mano entonces—, uno y uno.
Nadie sería capaz de perdonar como ella lo hizo.
—Un... intercambio equivalente.
Ni tan rápido.
Así que ahora, mientras cantaba, ella llevaba puesto el arete de Izana en sus orejas, Kakucho confesó que hizo una pequeña tumba en el orfanato donde puso el otro, ella lo había abrazado entonces y ambos lloraron.
♪Y todo lo que te di se fue♪
♪Cayó como si fuera una piedra♪
♪Creí que construimos una dinastía que ni el cielo podría sacudir♪
♪Creí que construimos una dinastía como ninguna otra hecha♪
♪Creí que construimos una dinastía para siempre que no se podía romper♪
—Es increíble —Hakkai la observó cantar—, como puede levantarse y cantar, a pesar de todo.
—Sí —Mitsuya sonrió levemente—, está luchando contra sí misma.
♪Todo se derrumbó, todo se derrumbó, todo se derrumbó♪
♪Todo se derrumbó, todo se derrumbó, todo se derrumbó♪
—Izana, huh...
Mikey la observó en silencio, notando el arete que llevaba en su oreja.
♪Y todo lo que te di, se ha ido♪
♪Se ha ido♪
♪Y todo lo que te di, se ha ido♪
♪Se ha ido♪
—Hanna-chan —Hina la miró triste—, se ve terrible, no ha descansado correctamente.
—¿Hm? —Takemicchi miró a su novia.
—Todas las noches sale a caminar —comentó Chifuyu.
Él era quien la señora Baji hacía que la acompañara cada noche, no hablaban mucho, Hanna sólo caminaba con la mirada perdida y de vez en cuando se soltaba a llorar mientras susurraba el nombre de Emma o Baji.
—Desde el funeral de Emma...
De vez en cuando paraba, lo miraba y sonreía con esa sonrisa que Baji siempre dijo que era falsa.
—No puede dormir —comentó.
Ahora podía ver a qué se refería, podía compararlas con las sonrisas de verdad del pasado.
♪Cayó como si fuera una piedra♪
♪Creí que construimos una dinastía que ni el cielo podría sacudir♪
♪Creí que construimos una dinastía como ninguna otra hecha♪
♪Creí que construimos una dinastía para siempre que no se podía romper♪
—Esto es triste —Koko se hizo a su lado.
Kakucho también se quedó ahí para escuchar la canción.
La canción que le compuso a Izana.
—Sí —Kakucho asintió, viéndolo de reojo—. Todo... se derrumbó, huh.
♪Todo se derrumbó, todo se derrumbó, todo se derrumbó♪
.
Cuando la siguiente canción fue anunciada, Mikey cerró los ojos, sus canciones sonaban...
https://youtu.be/tqe4N7fy1Fo
♪Esta noche es fría en el reino♪
♪Puedo sentir que te desvaneces♪
♪De la cocina al lavabo y...♪
♪Tus pasos me mantienen despierta♪
—Es...
Kakucho observó en silencio a la pelinegra, ¿se arrepentía de dejar a Izana? No, probablemente se arrepentía de dejar que Izana la alejara en el pasado.
—Suena bien —Koko le sonrió levemente.
¿Cómo hubiera sido todo si se hubieran mantenido juntos? ¿Se habrían salvado el uno al otro? Apretó la mandíbula, no tenía caso imaginarlo porque jamás pasaría ahora, no podían cambiar el pasado.
♪No me cortes, échame, déjame aquí para desperdiciarme♪
♪Fui una vez una persona con gracia y dignidad♪
♪Ahora me estoy deslizando entre las grietas de tu frío abrazo♪
♪Así que por favor, por favor♪
—Hanna no va a superarlo nunca —comentó Koko.
Kakucho se volteó a verlo entonces.
—Sólo va a pretender que sí lo hizo como siempre.
La pelinegra simplemente fingiría una sonrisa por las mañanas en la escuela y en las tardes junto a quien estuviera cerca, pero en las noches se sumiría en llanto y en dolor.
♪¿Puedes encontrar una forma de dejarme caer suavemente?♪
♪Un poco de simpatía, espero que puedas mostrarme♪
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
♪Déjame caer, caer, déjame caer, caer, déjame caer♪
♪Déjame caer, caer, déjame caer, caer, déjame caer♪
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
—Va a desgarrar su dolor en canciones —agregó, mirando el fajo de billetes que cobró esta vez.
Esos clientes que disfrutaban de más verla así lo hacían querer vomitar.
—Hasta que deje de doler o encuentre algo que la distraiga.
Kakucho lo miró de reojo.
—¿No le guardas rencor a Izana?
—Hanna no lo hace —él la miró—, yo respeto su opinión.
♪Piel fría, arrastro mis pies en el azulejo♪
♪Mientras camino por el corredor♪
♪Y sé que no hemos hablado en un largo tiempo♪
♪Así que estoy buscando una puerta abierta♪
—No, no pregunté por eso —lo miró a los ojos—. Tú... ¿No le guardas rencor a Izana?
Koko sonrió de lado.
—Él no debió tocar a Hanna —afirmó, apretando la mandíbula.
Hanna lo perdonó tan fácil que Inupi y él ni siquiera pudieron ventear su ira, no había forma de entenderla, Hanna siempre fue así.
Tomaba el dolor con humor y fingía que todo estaba bien.
—Pero eso no quiere decir que esté de acuerdo con que haya muerto —miró el suelo—. No, no le guardo rencor, pero si estuviera vivo...
♪No me cortes, échame, déjame aquí para desperdiciarme♪
♪Fui una vez una chica con gracia y dignidad♪
♪Ahora me estoy deslizando entre las grietas de tu frío abrazo♪
♪Así que por favor, por favor♪
—Probablemente lo haría —se mordió el labio.
♪¿Puedes encontrar una forma de dejarme caer suavemente?♪
♪Un poco de simpatía, espero que puedas mostrarme♪
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
♪Déjame caer, caer, déjame caer, caer, déjame caer♪
♪Déjame caer, caer, déjame caer, caer, déjame caer♪
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
—Ah —Akira suspiró, mirándola fijamente—, ella no se va a recuperar de toda esta mierda.
Senna, Yuki y él compartieron una mirada.
—Ya lo creo —se acomodó las gafas—, Emma era demasiado importante.
—Kisaki está muerto —Senna comentó—, así que no tendrá forma de vengarse.
♪Y no puedo pararme a mí misma de caer♪
♪Y no puedo pararme a mí misma de caer♪
♪Y no puedo pararme a mí misma de caer♪
♪Y no puedo pararme a mí misma de caer♪
—Emma estaría aquí —Draken señaló el asiento vacío con una sonrisa triste.
♪¿Puedes encontrar una forma de dejarme caer suavemente?♪
♪Un poco de simpatía, espero que puedas mostrarme♪
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
♪Déjame caer, caer, déjame caer, caer, déjame caer♪
♪Déjame caer, caer, déjame caer, caer, déjame caer♪
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
—A Hanna le gustaba verla detrás de cada canción —comentó—, ahora... no va al camerino.
♪Si te quieres ir entonces estaré sola♪
♪Si te estás yendo, cariño, déjame caer suavemente♪
—Dice que le recuerda a ella por donde mire —aseguró.
Takemicchi le vio triste.
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