| 23; El incidente de Kanto |

—Un ejército sin su rey no es más que una multitud desordenada —fue lo que dijo Inui tras escuchar el anuncio de Chifuyu—, esto va a ser cien por ciento... una derrota.

Todos asintieron, Hanna lo miró de reojo.

—No se trata solo de esta pelea —comentó, mirándola a ella.

¿Saben ese sentimiento de perder a alguien y que estás vacío por dentro? Hanna miraba sus manos, estaba acostumbrada a eso, incluso en algún punto su cerebro aprendió a bloquear la sensación. En ese momento Hanna podía sentir todo, pero el dolor había pasado a segundo plano.

Porque la ira en su ser aumentaba a cada instante.

Su mente no se mantenía quieta, por alguna razón viajó a un momento que no recordaba hace tiempo, probablemente una de las pocas veces en que se peleó con Emma.

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No recordaba bien el motivo de la pelea, para ser sinceros, sólo recordaba borrones después de todo. El rostro de Emma lucía asustado, ella estaba furiosa, la mirada en sus ojos era fría.

—No había nadie protegiéndome, Emma... Nadie —pero sus ojos estaban vacíos—, no tienes idea de lo afortunada que eres de tenerme, a Mikey y a Draken.

Emma frunció el ceño al oírla.

—Emma, mataría por ti —le aseguró ella—, realmente mataría por ti, deja que eso se grabe en tu cabeza.

—Hanna...

—Eso no es nada, puede ser que esté equivocada y puedo ser horrible como persona —afirmó, usualmente no hablaba así de ella misma porque siempre fingía que estaba bien—, puedo ser fea y no merecer absolutamente nada en esta vida.

Supuso que Emma tenía un poder especial en ella, uno que la hacía decirle todo, un poder que era capaz de hacer que ella fuera sincera con cómo se sentía respecto a ella misma.

—Hanna —Draken intentó detenerla entonces.

—Está bien —miró a Emma a los ojos—, esas son cosas que ya sabía...

Emma intentó decirle que eso no era lo que pensaba de ella, pero Hanna sólo se apartó de ellos. Draken suspiró.

—Déjala ir, necesita respirar aire fresco —abrazó a Emma por los hombros, ella asintió—, sabes como es ella.

Hanna sabía que Emma la amaba igual que ella, pero había un problema... Hanna no se amaba a ella misma, era difícil para ella, muchos días simplemente creía que no merecía esa amistad y amor que la rubia le brindaba. 

Emma...

Hubo dos personas que la ayudaron a amarse, Emma y Baji, gracias a ellos se había levantado de nuevo como si fuera un fénix. Ahora ninguno de ellos estaba a su lado, pasó saliva y meneó la cabeza, tratando de fijar su cabeza en el presente.

—Ciertamente si nos retiramos podríamos prepararnos —afirmó Takemicchi—, y tener una mayor oportunidad de ganar, pero...

—Deja eso —chasqueó la lengua, parándose entonces y haciéndose a su lado—. No vamos a hacer eso. 

Takemicchi le vio con los labios apretados, no sabía cómo estaba parada en ese momento, le había sorprendido cuando la vio llegar junto a Inupi, creyó que no dejaría sola a Emma. 

—Es bueno que tienen a su reina todavía —murmuró Hanna—, ¿Pandora?

Los de Pandora le sonrieron tristes, sabiendo que ella era una de las más afectadas ahí.

—¡Muy bien, perras! —se giró a ver a los de la Toman—. Quizá no estén Ken-chan o Mikey, pero la líder y los capitanes de Pandora siguen aquí, ¡pueden contar con nosotros si quieren pelear!

—Es verdad —Takemicchi gritó—. ¡Hoy Toman atacará a Tenjiku de la mano de Pandora!

—¡¿Qué mierda están diciendo?!

—¡¿Quién se creen que son ustedes dos?!

—¡¿Acaso creen que son líderes aquí?!

Los comentarios de los demás continuaban, algunos disconformes con que estuvieron intentando darles órdenes, otros antagonizando sus posiciones o diciendo que no se moverían sin órdenes de Mikey, o que debían esperar a que Mikey se recupere de lo sucedido.

—¡¿Qué tal si se van solos, huh?!

—Así es como va esto —murmuró Takemicchi y apretó sus manos en puños—. No se equivocan, pero si nos retiramos, todo seguirá el plan de Kisaki.

Hanna se cruzó de brazos.

—¿Entonces qué harás? —le preguntó Chifuyu al teñido.

—Aunque tenga que ir solo...

—¡Pues iré sola entonces! —gritó Hanna, sorprendiéndolo—. ¡Manada de perdedores miedosos!

Todos parpadearon al escucharla.

—¡¿Es eso lo que querían?! Entonces muy bien, no tengo ningún problema —se alzó de hombros, dándose la vuelta—. Yo iré allá hoy y derrotaré a Tenjiku aunque tenga que ir sola, ¡aunque tenga que arrastrarme para lograrlo!

Inupi le dio la mano entonces.

—Me arrastraré contigo —besó su mano y le sonrió—, en esta vida y la siguiente.

Hanna le sonrió agradecida por el gesto.

—No... abandonaré esta pelea —completó Takemicchi, sorprendido por la actitud de Hanna.

¿Acaso era bipolar?

Chifuyu sonrió entonces.

—En ese caso... Cometamos un suicidio doble —afirmó, estrechando su mano—. Compañero.

—¡Pandora! —gritó Hanna, los capitanes y vice capitanes comenzaron a hacer ruido con sus motos—. ¡Aplastemos a Tenjiku!

¡Yes, boss!

—¡Takemicchi, Chifuyu...! —se giró a verlos, sus ojos poseían un brillo extraño—. ¡¿Están dentro?!

Ambos se vieron entre sí y le sonrieron a ella, asintiendo.

—¡No solo ustedes dos! —Akkun se abrió paso entre ellos—. Takemicchi, ¡yo siempre estoy contigo!

—Takemicchi es la única persona aquí que nunca huye —Takuya, Makoto y Yamagishi fueron adelante—. ¡Nosotros también iremos contigo!

—¡Aplastemos juntos a Tenjiku! —gritó Akkun, sonriendo.

Una fuerte carcajada hizo que los de la Toman y Hanna se giraran hacia atrás.

—Este Takemicchi... Él no pelea para ganar —sonrió, como era su costumbre—. ¡Ni qué hablar de Hanna, esa pelea hasta dormida!

Nadie podía creerlo.

—¡Yo —saludó con la mano alzada y una gran sonrisa—, me escapé del hospital jaja!

—¡¿Smiley-kun?! —chilló Takemicchi al verlo.

—Oi, Smiley —Hanna frunció el ceño al verlo llegar junto a Angry—, ¿qué demonios?

—¡Tú no me digas nada! —le gritó el pelinaranja, señalándola enseguida con una venita en la frente—. ¡Tú tampoco deberías estar aquí en tu estado!

¨¿Su... estado?¨ Hubo murmullos.

—No sé de qué hablas —se hizo la loca.

Los hermanos Kawata negaron con la cabeza, divertidos. 

—Draken nos dijo que no te dejáramos pelear.

—Tengo que castigar a Draken —entrecerró los ojos—. Ese sí es feliz ganándose palizas mías, tch.

—Pero todos sabíamos que no haces caso —afirmó Angry.

Hanna pensó entonces en Draken, esta vez probablemente se había sobrepasado con sus golpes, pero la nubló la ira de que golpeara a Mikey y el dolor al mismo tiempo, luego se aseguraría de pedirle perdón.

—Bueno, Takemicchi es un idiota —sonrió—, es por eso que nunca huye.

Takemicchi abrió grande los ojos.

—¡¿Mitsuya-kun?!

—¡Whoa —Hanna se acercó a él con una sonrisa burlona—, quieto ahí!

La pelinegra puso su mano en el hombro de Mitsuya y se acercó a ellos dos para que solo la escuchara ese par.

—¿Acaso Hakkai te dio muy duro hoy, hermanito? —murmuró—. Que te dejo en silla de ruedas...

Hakkai se sonrojó al oírla y volteó la vista a otro lado enseguida, Mitsuya solo le gritó que era una estúpida, completamente avergonzado, mientras ambos se veían a los ojos con una sonrisa.

Era bueno que se veía más compuesta de lo que esperaba.

Mitsuya creyó que ella probablemente iría a desvivirse en algún momento, aunque... quizá fuese a cometer un asesinato en vez de eso. Hizo una mueca, una parte de él estaba muy preocupado.

—¿Acaso a ti no te dieron duro anoche? —le preguntó Hakkai.

—¡Cállate! —lo golpeó.

—¡Oye! —Mitsuya frunció el ceño—. ¡¿Qué te pasa, por qué le pegas a Hakkai?!

—Porque es un idiota —replicó como si fuera obvio.

—¡Sí lo está, pero si alguien lo va a golpear soy yo y tú —le dio un manotazo—, cállate!

—¡Ya estaba callado —hizo un puchero—, Taka-chan!

—Sí —sonrió burlón—, pero de todos modos.

Los demás en la Toman sólo veían la escena con gotitas de sudor sobre la frente. ¿De verdad ese era el capitán y subcapitán de la segunda división? Muchos de ellos nunca los habían visto actuar así.

—¡Ey! Takemicchi —lo llamó Mitsuya entonces—. Lleva contigo a estos dos.

Señaló hacia atrás, Angry y Hakkai sonrieron.

—¿Sabes que no puedes cargar a todo Toman tú solo —masculló Angry—, verdad? 

—¿Verdad que sí?

—Angry-kun, Hakkai-kun...

Takemicchi estaba conmovido.

—Me duele la cabeza —el peliazul se masajeó la sien un momento.

—Es tu cerebro intentando comprender su propia estupidez —se burló Hanna.

—Hija de...

Mitsuya alzó la ceja.

—Te odio —suspiró Hakkai mientras la veía reírse—. ¡Me golpeaste muy feo, tch!

—Y bueno —ella alzó una ceja.

—Eres tan molesta —frunció el ceño—, ningún hombre te querrá así.

—¡¿HAH?! 

Hanna se cruzó de brazos mientras miraba hacia un lado, pretendiendo que le dolió.

—Me haces sentir como si no me mereciera el amor de un chico —se quejó ella, fingiendo que lloraba—, eres muy cruel, Hakkai.

—Oh, vamos, no digas eso —le palmeó la cabeza suavemente—. ¡Era una broma! Ahí tienes uno.

Hakkai señaló a Inupi y este le sonrió sin entender qué estaba pasando ahora.

—Tú sólo apoyame —le dijo a Inupi.

Ah, okay... Yo lo apoyo —dijo el rubio entonces, afirmando con la cabeza. 

Ellos eran así, incluso en los tiempos más random, Hakkai y Hanna pelearían de ese modo. El día en que Hakkai no tuviera con quien pelear, habrían perdido a Hanna, su autoproclamada hater número 1 (de broma).

—Creo que voy a llorar —murmuró la pelinegra.

—¡Hakkai —Pehyan le gritó—, no hagas a la señorita embarazada llorar!

¨¡¿Embarazada?!¨ Los murmullos comenzaron de nuevo. Chifuyu y Mitsuya se dieron una palmada en la cara ante esto.

—¡¿Yo?? —frunció el ceño y la señaló—. ¡Ella llora por todo! 

—¡No es cierto! —hizo un puchero.

—¡¿No?! ¡Ayer lloraste porque se acabaron los dorayakis! —se cubrió la boca al verla comenzar a llorar de verdad—. Oh, no...

Mitsuya se dio una palmada en la frente. A veces todos olvidaban que las embarazadas tenían cambios de humor drásticos y repentinos, principalmente porque Hanna era así de ¨bipolar¨ normalmente.

¡Pero embarazada era el doble!

—Hanna —Angry dio un paso hacia ella para intentar calmarla—, tú tienes mucho para ofrecerle a un chico.

—Eres inteligente —afirmó Smiley, siguiéndole la corriente—, y divertida...

—Eres creativa —agregó Mitsuya, mirando con los ojos bien abiertos al peliazul—, con mucho estilo.

—Oh, ¿quieren que diga algo también?

Hakkai la miró tan pronto Takashi asintió, tenía los ojos bien abiertos así que Hakkai sabía que debía hacerlo o no saldría bien parado ahí.

—Pues claro —Chifuyu se cruzó de brazos—, tú empezaste esto.

Señaló a la pelinegra que estaba llorando, los chicos de Toman y Pandora sólo veían la escena sin saber cómo reaccionar.

—Um... Tú... tienes... el cabello negro y tu nombre significa Flor(?)...

Hanna lo miró. Había hecho el esfuerzo, así que le sonrió.

Gracias, Hakkai...

Todos se rieron.

—Ustedes son unos niños —Chifuyu se burló al verlos.

—¿Qué dices, Chifuyu? —se jactó el peliazul—. Soy una persona bastante seria.

—¿Pueden ser serios? —Chifuyu alzó una ceja.

—Yo soy seria —replicó Hanna, alzando la ceja también—, no sé él.

Cuando señaló a Hakkai, el peliazul alzó la ceja también, viendo a Chifuyu.

—Yo puedo ser más serio que ella —se giró a verla—, ahí tienes —le sacó la lengua.

—Muy maduro —entrecerró los ojos—, creo que sólo probaste que soy más seria que tú.

—¡Pero yo-!

—¡Yo tengo la última palabra!—se tapó los oídos—. Lalalalala.

Hanna siguió así en lo que comenzaba a caminar hacia las motos.

—¡No puedes hacer eso para siempre —le gritó detrás de ella—, pero yo sí! Lalalalalala.

Mitsuya e Inupi los vieron perseguirse el uno al otro.

—¿Por qué nos gustan ese par de idiotas? —le preguntó Mitsuya.

—No lo sé —la vio con una sonrisa.

Ambos se miraron entre ellos antes de soltarse a reír.

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Bahía de Yokohama, séptimo puerto

22 de febrero, 10:00 pm


—Ya son las diez de la noche —le informó Kakucho a Izana—. Al parecer Toman no vendrá.

—¿Huh? Ya veo.

Izana se quedó mirando el lugar en silencio, se preguntaba cómo debían proseguir con el plan. Lamentablemente no logró conseguir a Hanna, pero ahora que conocía su relación con Kokonoi supuso que podría hacer buen uso de su debilidad para obligarla a hacer lo que él quisiera.

Ah, no podía esperar a ver como la ¨reina de Tokyo¨ se arrodillaba ante él como su rey.

—Rindo y yo nos encargamos de Mitsuya y Smiley —comentó Madarame con el pecho inflado mientras miraba al menor de todos—. Mucho se encargó de la primera división...

Kokonoi lo miró mal entonces mientras que Sanzu los observaba en silencio a un lado de Muto.

—Kokonoi, tú realmente hiciste una buena decisión, ¿no? —se burló, viéndolo con una sonrisa socarrona—. Además de eso Mikey y Draken... Ambos fueron destrozados por Kisaki.

—Por lo visto —sonrió Hanma—, Toman está acabado.

Los planes de Kisaki realmente habían dado muy buenos resultados esta vez. 

—¡Sin embargo no apruebo la manera en que se hizo! —comentó Mochizuki.

Estaba molesto porque para él había sido algo cobarde que se encargaran por ellos de forma separada en lugar de esperar a la batalla final.

—Izana... 

Ran miró a Kakucho al escucharlo hablar.

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—Seishu... —la voz suave de la pelinegra en su oído hizo que el rubio tragara fuerte.

Hanna tenía la adrenalina al cien en ese momento, la tristeza de perder a su mejor amiga se había comenzado a transformar en una ira y sed de sangre que la hacían ver borroso por momentos, pero aun así trataba de mantenerse lo más cuerda posible.

—¿Hm? —él iba manejando.

¨Concéntrate, Seishu Inui¨ se repetía en la mente, últimamente había estado perdido en esos recuerdos con ella. No era algo que considerase un pecado, pero le preocupaba, especialmente con Koko fuera de su vista para mantenerlo cuerdo. 

—Realmente vamos a pelear, huh —ella iba abrazada a él en su moto.

Iban un poco adelante de los chicos ya que ella necesitaba tiempo para pensar cómo mataría a Kisaki. Keisuke había desaparecido mágicamente por un rato y muy seguramente volvería a aparecer una vez que estuvieran en el puerto. 

Ella estaba en su momento menos esquizofrénico, quiso creer.

—Tengo algo de miedo.

—¿Hm? —Inui se tensó ante sus palabras—. Eso es raro viniendo de ti.

—Sólo me da miedo perder a alguien —ella comentó, abrazándolo más fuerte—. No quiero perder a nadie más...

¨Concéntrate, Inui¨se repetía, tratando de ignorar las sensaciones que le ocasionaban sus caricias.

—¿Qué pasa si no podemos traerlo de vuelta a casa...?

Ella apretó su pecho.

—De verdad —reiteró—. No quiero perder a nadie más, ni siquiera del otro bando...

Seishu aceptó en silencio que él también tenía miedo de lo mismo.

—No quiero tener que separarme de ustedes —murmuró—, aunque tampoco que se separen entre ustedes.

Hanna no lo decía, pero ella sabía mejor que nadie lo frágil que era su relación.

—No puedo curar todas las heridas que se hagan ustedes dos —murmuró, él asintió—. Así que... no dejes que hable, sólo noquealo y tráelo conmigo. ¿Okay?

Seishu sonrió.

Así que no se refería a las heridas físicas.

—¿Cómo... matarás a Kisaki? —cambió de tema entonces.

—El plan A es dialogar —Seishu la miró por un momento.

Ella soltó una risa.

Está bien... El plan es usar la violencia, claramente, por lo que le robé una de sus navajas a Asa —respondió—, pero no le digas porque me mata.

Inui negó con la cabeza entre suaves risas.

—Adoro ese sonido —ella fingió ronronear mientras se acariciaba contra sus hombros. 

El rubio sólo sonrió mientras aceleraba, podía ver las demás motos acercándose a ellos y no quería que alguno de la Toman o Pandora arruinaran su pequeño momento a solas.

—¿Por qué no envías a alguien más a hacer el trabajo sucio por ti? —preguntó entonces.

—Quiero ver la cara de Kisaki cuando lo apuñale en el corazón —su mirada se oscureció—, quiero verlo ahogándose con su propia sangre hasta que su cuerpo no tenga más que botar... Sólo así me sentiré en paz.

Inui tragó fuerte. ¿No era eso específicamente gráfico? Hizo un mohín de disgusto al imaginarlo.

—Bueno...

Hanna tenía un plan ¨B¨, no, llamémoslo plan ¨Z¨...

En caso de que no pudiese matar a Kisaki, pero si lograba hacerlo por sus propias manos se ahorraría el dinero que tendría que gastar en ello y tendría la satisfacción de haber vengado a Emma con sus propias manos, lo cual era demasiado tentador.

—¿Qué hay de sus secuaces? 

—Le di instrucciones específicas al escuadrón de ataque especial para que se encarguen de no dejar que nadie se me acerque cuando vaya por Kisaki.

Hanna pensó por un momento en Takemicchi, un viajero del tiempo, lo sabía de alguna manera, pero de todos modos le sorprendía. Debía hablar con él sobre eso. 

—Ustedes en la primera división de la Toman intentarán hacerle paso a Takemicchi, ¿no es así?

—Sí, aunque Takemicchi sólo quiere darle una paliza... No de plano matarlo —le respondió.

Hanna siguió haciendo trazos invisibles en su pecho, el rubio miraba al cielo y contaba estrellas por momentos en orden de calmarse. ¨No es el momento, por favor¨ Se decía a sí mismo.

Le temblaba el cuerpo.

¨Ella no tendría mente para algo así¨ 

—Quizá vaya a la correccional si alguien se da cuenta —comentó ella—, pero estaré bien.

Estaba dispuesta a correr el riesgo del mismo modo que Kisaki lo hizo con Emma, su corazón sintió una punzada al pensar en ella. ¿Qué iba a hacer sin Emma? Nunca creyó que tendría que vivir sin ella...

Perder su mejor amiga se sentía como perder la otra mitad de sí misma.

Como perder a su hermana mayor, de nuevo. 

—Koko y tú me recogerán cuando salga de la correccional, ¿verdad?

Inui se quedó callado un momento, pensando cómo reaccionaría Koko cuando la viese en el lugar de la pelea. ¿Lo golpearía? Sí... Lo más probable, se habían prometido que no la dejarían pelear hasta que estuviera bien y su bebé estuviera algo más grande.

Y él rompió la promesa.

—Koko me dará una patada cuando se entere que te estoy dejando hacer esto —masculló.

—Trata de noquearlo antes de que lo haga —bromeó.

Inui soltó una carcajada.

—Realmente me tienes demasiada fé —musitó.

—Sí, sí que lo hago —acarició el pecho del mayor más suave esta vez—. Estoy emocionada.

Los ojos se Inui se oscurecieron por un momento, ¿por qué estaba tan sensible en ese momento? ¿Es porque estaban solo ellos dos? Es decir, tenía mucho tiempo en que habían estado a solas, usualmente Koko se metía entre ellos o ambos obtenían la misma atención.

—¿Sí?

Como Koko no estaba, Seishu sentía que esto era una tortura.

Fun fact: La misma tensión que tú sientes, es muy probable que la otra persona también.

—Hace un tiempo que no peleo —agregó ella, jugando con sus dedos en el abdomen del mayor.

Inui jadeó ante el movimiento, haciendo que ella se deleitara con el sonido, eran las hormonas del embarazo, de nuevo, haciéndole mella la cabeza en ese momento. 

—Hm, ¿es por eso solamente? —fingió estar dolido.

Su corazón estaba latiendo fuerte mientras maniobraba la motocicleta con tranquilidad.

—¿Hm?

Como le había dicho a Takemicchi, a él siempre le gustó Hanna, y no podía evitar sentirse atraído a ella, lo tenía completamente a sus pies con un solo movimiento de sus dedos.

—Y... hace mucho que no estamos así de solos —ella lo provocó entonces al notar lo que él pensaba, bajando su mano de su abdomen hacia la pierna del mayor, este apretó la mandíbula cuando sintió su cuerpo reaccionar a sus toques—. Tú... y yo.

Hanna —gimió.

Oops, se me resbaló la mano —ella fingió que no sabía lo que hacía y se enderezó en la moto, volviendo a abrazarlo como una persona normal iría en una moto—, perdón jaja.

El rubio sonrió.

—Ya verás cuando vayamos a casa —susurró—. A... mi casa.

Ella sintió su corazón latir con emoción.

—Hm... ¿Qué me harás? 

—No quieres saber —su voz sonó ronca, lo que hizo que ella se mordiera los labios.

Quizá era la adrenalina anteriormente mencionada, también podían ser las hormonas por el embarazo, como fuera, ese par de palabras la hicieron sentirse poderosa. 

—¡Joder, Seishu, qué sucio! —chilló—. Me encanta.

El rubio negó con la cabeza, Hanna realmente tenía un sentido del humor algo retorcido. 

—Mierda, realmente estoy caliente —se quejó—. Malditas hormonas.

Era así siempre...

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—La Toman es un grupo bastante inútil sin Mikey —murmuró Madarame, aburrido.

—Nadie vendrá a este paso —se quejó Ran—. Es una lástima, quería dar unos cuantos golpes.

—No —Kisaki los contradijo mientras miraba el mar—. Ese chico definitivamente vendrá...

—¿Hah? —Izana se volteó a verlo—. ¿Qué quieres decir?

Shh —puso su dedo en frente a su boca, haciendo que todos escucharan. 

El sonido de las motos acercándose. 

—No me digas que...

Las motos aparcando en el puerto, seguido de esto 50 hombres de la Toman con 60 de Pandora se bajaron de sus motos y comenzaron a caminar hacia allá con expresiones diversas.

—¡TOMAN HA LLEGADO! 

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La primera fila de Toman era compuesta por Pehyan, Hakkai, Chifuyu, Angry, Inupi y Takemicchi.

Mientras que la segunda era compuesta por Hanna, Yuki, Senna, Kimi, Asa y Akira de Pandora.

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—¡A DESTROZARLOS!

Kokonoi frunció el ceño al verla ahí.

Bien, eso no estaba en sus planes para nada.

Inui lo miró cuando se estaban bajando de su moto. Koko no contaba con que ella estuviera. ¿No sabía lo de Emma? No, reconocía esa mirada furiosa en ella... Lo sabía, lo sabía perfectamente y lo que estaba haciendo era que estaba buscando vendetta.

Maldita sea, Inupi...

—Te he estado esperando... ¨Héroe¨ 

Takemicchi alzó su mirada hacia el de gafas al momento de escucharlo hablar.

—Kisaki solo está ahí, observando —masculló Chifuyu, al ver donde estaban.

—Él es ese tipo de persona —le respondió Takemicchi.

—Es como si quisiera decirnos que no podremos alcanzarlo hasta derrotar a Tenjiku.

Hanna observó en silencio a Kisaki, a su lado, Senna y Asa la miraban de reojo.

—Jefa, ¿qué hacemos? 

—Asa...

La pelinegra comenzó a estirar las piernas mientras miraba directamente a Kisaki.

—¿Cuánto me tomará subir hasta allá? 

—Hm... No lo sé —la miró de reojo—, ¿qué tanto puedes correr?

Ella se estiró los brazos esta vez.

—Lo que sea necesario —se alzó de hombros. 

Senna la miró, en cualquier momento su memoria empezaría a fallar, especialmente si realmente mataba a Kisaki, debía estar atento a ella. 

—Lo que que su barriga de embarazada le permita —fue lo que dijo Yuki, riendo.

—Te cubriremos —aseguró—, pero no debes forzarte demasiado.

—Piensa en el bebé siempre —murmuró Akira, dándole un golpe con su dedo índice y corazón en la frente—. Tonta hermana menor.

¡Itachi Uchiha, sal de ese cuerpo que no es el tuyo —Senna hizo una cruz con sus dedos—, y vuelve a tu anime!

Todos se soltaron a reír. 

—¿Qué hay de tu noviecito en Tenjiku? —le preguntó Akira.

Hanna miró a Inupi entonces, éste miraba a Koko con el ceño fruncido.

—Su otro noviecito irá por él —le respondió Yuki con una sonrisa burlona—. ¿Verdad?

Ella solo rodó los ojos mientras sonreía, Keisuke a su lado sólo la observaba en silencio.

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—¡Yo seré el precursor del día de hoy! —Madarame se dio paso entre los de Tenjiku—. ¡Ex líder de los Black Dragons! ¡De los cuatro reyes celestiales de Tenjiku, Madarame Shion!

Hanna lo vio con una ceja alzada, hacía tiempo que no lo había visto así que solo bufó.

—¡¿A quién enviará Toman?!

Takemicchi no entendía así que Yamagishi le explicó que el ¨precursor¨ era un ritual de la generación s62 donde empezaban con un ¨uno contra uno¨ para ¨encender¨ la pelea. Después de todo, el que ganara subiría la moral de su equipo y...

Claramente Tenjiku no esperaba perder.

—Ya veo —Takemicchi entonces dio el primer paso—. Yo tomaré el liderazgo de la pelea hoy...

—¡Vamos, dejen de bromear, Toman! —Madarame soltó una carcajada—. ¡Mikey, Draken, Mitsuya y Smiley no están! Lo que significa que... ¡Ninguno de sus MVP están aquí!

Hanna se cruzó de brazos mientras se acercaba a Takemicchi.

—¡¿Y tampoco hay alguien que será el precursor?! 

Ella le puso una mano en el hombro a Takemicchi, negando con la cabeza.

—Takemicchi, deja a alguien más, no te desgastes con este estúpido.

—Oi, linda —frunció el ceño—. ¿Qué pasa? ¿Ya olvidaste quién soy?

Madarame siempre detestó a la chica que ¨sería la líder¨ desde el momento en que tomó el liderazgo de la novena generación, era una molestia en sus ojos, no había cambiado mucho.

Shion es un niño que se moja en los pantalones todavía—fingió que se limpiaba el oído cuando el contrario habló—, no vale la pena que tú vayas... Líder interino .

Shion frunció el ceño al escucharla, siempre se creyó mejor que todos, ella sólo le sacó la lengua al ver su reacción. Izana, desde donde estaba, sonrió al notar lo infantil que era.

—Tú oponente seré yo —escucharon a Pehyan, que ya se había hecho al frente del mismo.

Esa era la mujer que él quería para él.

—¡Pehyan-kun! —Takemicchi se sorprendió de verlo.

¿Qué importaba cómo tuviera que obtenerla? Incluso si tenía que romperla en mil pedazos, la haría suya. Kisaki y él intercambiaron miradas un momento. ¿Ver a Mikey sufrir y obtener a la chica? Era ganar o ganar.

—Hoy estás haciendo de presidente así que retrocede —se explicó Peh.

Hanna asintió y le dio un par de palmaditas a Takemicchi.

—¡Vamos, Peh! —Hanna silbó—. ¡Pártele el cul-!

—Lenguaje —Mitsuya la regañó.

Takemicchi escuchó a los chicos entonces decir que Pehyan realmente era fuerte así que no tenía de qué preocuparse, cuando vio la sonrisa de lado de Hanna supuso que era verdad.

—De la Tokyo Manji Gang, el capitán suplente de la tercera división —se presentó, señalándose a sí mismo con su pulgar—. Hayashi Ryouhei.

—¡Como sea —Madarame se acercó a su rostro—, puedo cargarme yo solo toda la Toman!

Hanna soltó una gran carcajada que hizo que todos se quedaran en silencio un momento, muchos de Tenjiku ni siquiera entendían porque habían un par de mujeres con el uniforme de la Toman. 

¨¿Desde cuándo Toman tenía mujeres?¨

Izana sólo la miró.

Después de todo, el plan de Kisaki funcionó.

Ah, matar a Emma fue suficiente para sacar a Mikey y Draken de la pelea, pero lograr que ella fuera. Era un poco contradictorio, pero al parecer Hanna vivía por y para la venganza. Todavía.

—No vayas a llorar luego cuando estés en el piso —se burló ella—, Shion.

—¡Oi, quién te crees para llamarm-!

—¿Sabes? —lo interrumpió Peh. 

Todos estaban hablando al respecto de quien ganaría, ya que era importante para definir la moral de todos, Hanna sólo fijó su vista en Izana cuando notó que no la dejaba de mirar.

—Durante todo el tiempo que estuviste hablando —Pehyan lo golpeó—, ¡no entendí un carajo!

—¡¿HUH?!

La mayoría en Tenjiku se sorprendió al ver a Madarame caer al suelo.

—Espera, ¿...ya terminó? —Takemicchi también se sorprendió—. ¿De verdad?

Hanna sonrió de medio lado.

—¿Esperabas algo más? —le apretó el hombro—. ¡Esto, Pulgamicchi, es la Toman!

Izana frunció el ceño. 

—Habla japonés —masculló Pehyan, molesto—, pendejo .

—Tranquilo, Peh —ella se rió—, no desgastes tu saliva. 

—¡Takemicchi, Hana —les sonrió—, les dejo el resto!

Pehyan se volteó a ver a Takemicchi fijamente.

—¡Ilumina el camino de la pelea, Takemicchi!

Takemicchi asintió con una mirada determinada y miró de reojo a los demás a su lado.

—Todos... ¿Están listos?

—¡Tú sólo di ya —Hanna se tronó los dedos—, y corremos!

Akkun y los demás asintieron.

—¡Sí! —dijo Chifuyu.

—Cuando tú estés listo —afirmó Inupi.

—¡Jefe! —Hakkai le sonrió.

Izana y los de Tenjiku los observaban en silencio, alistándose para la pelea, los Haitani fijaron la vista sobre la pelinegra con una sonrisa. 

—¡KISAKI!

Takemicchi gritó entonces.

—¡Esta larga lucha terminará hoy mismo! 

—Hoy... acabaremos con esto  —aceptó Kisaki—, de una vez por todas. 

—¡VAMOS!

Tan pronto Takemicchi dio la señal, pelea comenzó.

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—Muy bien, Keisuke —ella sacó de su chaqueta una liga y sonrió, mordiéndola—, préstame tu fuerza en esta batalla, mi amor.

Tomó la liga y se amarró el cabello en una coleta, Chifuyu vio a Baji en vez de Hanna por un momento. No pudo evitar recordar que él mismo le puso la banda de la Toman ese día.  

—Baji-san —Chifuyu la vio con una pequeña sonrisa—, espero que estés viendo esto.

Hanna miró a Asa y Senna, ambos asintieron, era hora de comenzar su plan. Inupi se acercó lentamente a Hanna, quien volteó a verlo de inmediato, y la besó. Kokonoi apartó la mirada de ellos de inmediato cuando vio a Izana burlarse con su sonrisa ensanchada.

—Ten cuidado —le dijo él al separarse del beso.

Ella sólo le guiñó un ojo y todos comenzaron a correr.

—¡Recuerda noquearlo antes de que hable! —le gritó ella, corriendo.

La segunda división de Pandora, dirigida por Senna y Asa, se concentró en abrirle paso entre los hombres que trataban de alcanzarla, ella no apartaba su mirada de donde estaban Izana junto a Kisaki.

—¡Ábranle paso a la reina! —gritó Kimi, dando su primera patada al aire cuando se acercó un hombre de Tenjiku.

La unidad de ataque especial de Pandora era compuesta por diez hombres, Senna y Asa eran sus líderes, en casos donde Hanna estuviera en la pelea, usualmente Akira y Kimi se unían a ellos. Yuki se encargaba de dirigir su división y la tercera a la vez.

—¡Tú qué! —Kimi lo vio en el suelo—. ¿Este es el ¨poder¨de Tenjiku? ¡Pfft! 

Del mismo modo que ellos con su reina, la primera división de la Toman intentaba hacerle camino a Takemicchi.

—¡Sígueme! —gritó Chifuyu al rubio teñido—. Te abriré un camino hacia Kisaki, no importa qué pase. ¡Tienes que darle una paliza a ese hijo de puta!

Takemicchi y Hanna estaban detrás del mismo objetivo.

La única meta el día siendo ¨Acabar a Kisaki¨ como diera lugar.

—Impresionante, Toman y Pandora se unieron realmente —Izana se bajó de donde estaba.

Caminó hasta llegar donde Madarame, pisándole entonces la cara al del tatuaje en la cara.

—Shion.

El susodicho alzó la mirada como pudo.

—No te hiciste más fuerte a pesar de haber pasado dos años... ¿Sabes?

Izana se agachó hacia él para verlo a los ojos.

—Cuando Black Dragons perdió contra Toman esa vez, no fue por la fuerza de Mikey —afirmó—, fue porque eres una perra débil. ¿No lo crees?

Le pasó por encima, pisándolo fuertemente y continuó con su camino, él sería quien se encargaría de ella como quisiera, estaba pensando cómo traerla a sus pies como fuera, miró de reojo al que golpeó a Madarame.

—¡¿Qué demonios le sucede a este tipo?! —se quejaron al ver a Pehyan en modo toro.

¨Persona de rojo que veía, persona de rojo que se llevaba por encima.¨

—Quítate —Izana fue apartando a la gente que se metía en su camino hasta llegar a él.

Pehyan, que estaba golpeando a dos de Tenjiku, se volteó a verlo.

—Bueno, la venganza no es lo mío... Pero —sonrió de medio lado—, ¿pelearías conmigo?

—¡Adelante! —cuando Peh estaba alistando su puño, Izana lo detuvo de una patada en su cara.

Chifuyu paró su propio puño al escuchar el golpe de Pehyan en el suelo. Hakkai, que tenía entre sus brazos a dos idiotas, también se volteó a ver. Takemicchi se detuvo, igual de sorprendido.

—Bien —comentó Izana al verlo en el suelo—, ya dejó de moverse.

Kakucho se puso detrás de él.

—¿Qué mierda? —arrugó la nariz—. ¿Dónde está Hana? 

—Salió corriendo por algún lado —Kakucho se alzó de hombros, no queriendo decirle nada.

Ella es mía —declaró—, nadie más la toca.

Kakucho no respondió nada e Izana se acercó a ellos. 

—Ahora...

Muto, los Haitani y Mochizuki lo miraron de vuelta.

Generación de la brutalidad —sonrió, extendiendo sus brazos—.  ¡Es nuestra hora de brillar! 

.

.

Hanna seguía corriendo mientras sus chicos y chicas se encargaban de los hombres de Tenjiku.

♪Nunca nadie me va a dominar, yo voy a pelear—detuvo su canción—. ¿Hm?

La tuvo relativamente fácil hasta un par de minutos cuando el chico de gafas se puso frente a ella. Se tensó cuando sintió al más alto a su lado, tocando su cabello.

—Sabía que te me hacías conocida —ella volteó a verlo—. ¡Eres la chica linda del bar!

Senna, Asa y los demás estaban ocupados en ese momento. El mayor le sonrió.

—¡AJÁ! De aquí es que la habíamos visto —el rubio de gafas sonrió entonces, recordando su melodiosa voz aquel día—. Qué coincidencia... Que esa chica que canta fuera Whitesnake.

Ella ladeó la cabeza.

—¿Los conozco...? —preguntó, fingiendo inocencia.

Claro que los conocía, pero en ese momento realmente no le interesaba pelear contra ellos, necesitaba seguir corriendo si quería llegar a Kisaki. El mayor sintió como le temblaba el ojo.

—¡Tienes muchas agallas para provocarme así! —jaló su cabello para acercarla a su puño.

—¡Lo que tú digas, Anabelle!

Hanna lo esquivó, moviendo su mano rápidamente hacia la del de trenzas para obligarlo a soltar su cabello de un puño. 

Tan pronto estuvo libre de él, le dio una patada en la espalda, lanzándolo al suelo. Todos parpadearon al ver eso. ¿Qué mierda...? Nadie podía creer que había golpeado a Ran.

—Oye, tú, pitufo filósofo —miró al rubio de gafas entonces—. ¿Quieres bailar conmigo?

Ambos la miraron perplejos ante sus nuevos apodos, ella le extendía la mano con una extraña pose que solo podría ser vista en películas de fantasía cuando invitaban a un waltz.

—¡Con gusto —sonriendo, Rindou se estiró y se acercó a ella—, princesa!

La agarró de la cintura y ambos pretendieron que iban a bailar.

—Tiempo sin verte, ¿ya no haces negocios con Kokonoi? —la jaló de la cintura hacia él con una sonrisa burlona—. ¿O ahora también incluyes tu cuerpo en el paquete...? 

—¿Es momento para esto? —ella pretendió dar una vuelta y dobló su brazo tras la espalda del rubio, al tiempo que le hizo desestabilizarse con su pie en el contrario—. Yo creo que no, ¿sabes?

Cuando Rindou cayó también algunos de los hombres de Tenjiku abrieron grande los ojos. Hanna le sostuvo en el suelo con su tacón en la espalda del rubio y él sólo le miró de reojo con una sonrisa, su labio se había roto al caer por lo que traía un pequeño hilillo de sangre.

—¿Más, por favor? —se burló el rubio—. Me encanta que me domines.

Hanna soltó una risa.

—No has cambiado nada, Rinrin.

Cuando estaba por pisarle la cara como toque de gracia, Ran la empujó desde atrás y la jaló del cuello de la chaqueta, apartándola de su hermano menor.

—¡Oi, Ran!—dio un codazo hacia atrás—. Así que también estamos atacando de espaldas, huh.

—No es justo que le dejes toda la diversión a mi hermanito —ella se volteó, soltándose de su agarre tras proporcionarle una patada en el pecho—. ¡Agh!

—¡Oi!

Senna pateó a Ran entonces, apartándolo de ella también cuando lo vio que intentaba acercarse de nuevo. Hanna se acomodó el cuello de la chaqueta.

—Esto no es parte del trato —Akira frunció el ceño—. ¡Sólo peleas contra Kisaki!

Hana volteó a verlo cuando otro chico lo atacó así que él comenzó a pelear.

—¡No se aceptan tríos en las peleas, Whitesnake! —la acusó y se giró a Ran—. ¡Yo seré tu oponente, estúpido!

—¡¿Hah?!

Mo, qué malo —se burló ella—, y yo que quería divertirme con este par de peligrosos♡

Kimi, la vice capitana de su tercera división, golpeó a Rindou entonces, apartándolo de ella también cuando lo vio acercarse de nuevo. La peliazul sonrió cuando lo vio en el suelo.

—¡Tú oponente seré yo, mira —se burló la peliazul—, tenemos el color de cabello parecido!

Rindou la miró sorprendido, no la había visto venir.

Ah, y... Estoy embarazada —soltó de repente, sorprendiéndolos—, sólo pensé que quizá quisieran saber. 

La risa coqueta de Hanna los dejó boquiabiertos. ¿Qué clase de revelación era esa en medio de una batalla? Ran y Rindo compartieron miradas antes de que Senna y Kimi los atacaran de nuevo.

—¡Bueno, un placer conocerlos, que tengan mucha suerte, los voy a extrañar! —Hanna se encogió de hombros—. Hasta la próxima... ¡Bye, bye! 

Así fue como Hanna continuó corriendo sin prestar atención a los Haitani, quienes solo fruncieron el ceño por su huida mientras peleaban contra los de Pandora.

—¿Viste cómo me miró? —le preguntó a su hermanito con una sonrisa.

—¿Con repulsión? —preguntó Senna, burlándose.

Kimi y él se rieron entre entonces.

—¡No! —se estiró las manos antes de golpearlo con su vara, Senna soltó un quejido—. Nuestras miradas se cruzaron... en un momento cósmico.

—¿Cósmico? —Kimi se burló, pateando al rubio.

—Fue igual que cuando bailé con ella —replicó Rindo con una sonrisa mientras golpeaba a Kimi de vuelta. 

Para su sorpresa, Kimi y Senna les darían una buena y larga pelea.

.

.

Cuando Takemicchi estaba lo suficientemente cerca, Mochizuki se puso frente a él haciendo que se sobresaltara. No lo había visto venir, para ser sinceros. 

—¡No tan rápido —gritó Chifuyu, pateándolo lejos de Takemicchi—, yo seré tu oponente, gorila!

Takemicchi parpadeó al ver esto y agradeció en silencio antes de seguir corriendo hacia Kisaki.

—¿Ves eso, Kokonoi? —Muto se le acercó entonces—. Realmente tomaste la mejor decisión.

Koko no apartó su mirada de ella.

—Corre como el viento, tiro al blanco —gritaba ella—, ¡ajua!

¿Qué demonios estaba haciendo ahí? No debería estar ahí. ¿Por qué estaba peleando? No. ¿Cómo es que podía pelear? ¿Era por la adrenalina? Estaba preocupado. 

—¿Dónde venderán yakisoba cerca? —sí, Hanna hablaba incoherencias mientras corría, decidió seguir cantando—. ♪Atrapada estoy, pero no me montarán... Jamás, ¡lo verán!

Mientras que Koko sentía que su corazón se le quería salir del pecho cada vez que veía a alguien de Tenjiku acercarse a golpearla. Aunque ella era buena esquivándolos a la mayoría, no podía dejar de temer que le hicieran algo.

¨¿Por qué demonios estaba cantando eso?¨

Era lo que todos, Koko y Tenjiku pensaron mientras la veían, incrédulos.

.

—¡Fuiste un hueso difícil de roer! —Ran se quitó de encima al de cabellos violetas de Pandora tras un par de minutos peleando—. ¡Hasta luego, chico de Pandora!

Senna lo despidió moviendo la mano con una sonrisa  y se quedó en el suelo, tratando de respirar. Su misión era proteger a Hanna y conseguir que llegase a Kisaki, no ganar, así que se tomaría un respiro antes de ir tras ella. 

—¿Cómo está tu capitán?

Ran se acercó a su siguiente víctima con una sonrisa.

—¿Eh? —Hakkai se volteó entonces.

Por otro lado, Rindo la había pasado fatal luchando contra Kimi y sus patadas al aire, era una suerte que logró escabullirse cuando dos chicos intentaron atacarla a la vez. Se pasó una mano por la frente para limpiar el sudor, no es como que le hubiera ganado una chica, para nada.

—Tu hermano es el famoso.

Miró al peliazul. ¿Por qué hoy se enfrentaría a dos peliazules con caras bonitas?

—Tú y yo somos similares en ese aspecto —Rindo se puso la pata de la gafa en la boca y miró al Kawata menor, mirándolo de arriba abajo con una sonrisa divertida—. ¿No crees?

Takemicchi se vio siendo obstruido por nada más ni nada menos que Kakucho, para su sorpresa.

—Tu oponente seré yo —le dijo el de la cicatriz.

Takemicchi frunció el ceño.

¡¿Es en serio?!

Necesitaba ir por Kisaki, pero no veía la forma de saltarse esta pelea y estaba claro que los demás estaban ocupados así que apretó su mandíbula y asintió.

—¡Kaku-chan!

Ya sé, hay que pelear, con más fuerza —Hanna sonreía—, hay que luchar...

Mientras tanto Inupi arrastró a un hombre que había golpeado y la observó en silencio. 

Ya verás voy a escapar, piénselo es mejor soltarme, oh oh oh

Ella iba corriendo como si fuera un caballo libre y él sonrió.

Nunca nadie me va a dominar —ella cantaba mientras corría—, yo voy a pelear...

Conociéndola como la conoce, estaba seguro que ella en su cabeza estaría cantando el soundtrack de Spirit mientras corría y dejaba su cabello flotar en el aire (Correcto✔).

No me rendiré, nunca yo me rendiré. ¡No!

—Supongo que pelearé contigo —dijo, una vez que vio a Muto acercarse a él, soltando al hombre que estaba arrastrando—, ex capitán de la quinta división... Te mataré...

Lo miró directamente a los ojos.

—¡Y me llevaré a Koko de vuelta!

Sanzu, que estaba detrás de Muto, miró de reojo a Hanna mientras la veía correr mientras cantaba. La observó fijamente mientras corría, realmente le iba a sacar canas un día esa mujer. 

¿Y ella por qué mierda estaba ahí?  Tch.

—¿Hah? Yo no pelearé contigo —Muto chasqueó la lengua—, él lo hará.

Inupi ladeó la cabeza sin comprender hasta que sintió el puño de alguien en su rostro.

—¡Agh! —abrió grande los ojos al verlo, sorprendido de que fuera él—. ¡Koko!

Hanna corría con el corazón latiendo a mil por hora. Saltaba cuando veía a alguno que otro de la Toman en el piso, aprovechaba de pisar a los de Tenjiku en su camino, la adrenalina hacía maravillas en su cuerpo. 

¨Ya casi, sólo falta subir¨

Fue entonces que se vio frente a frente con el peliblanco.

—Nos volvemos a encontrar —Izana le saludó con una sonrisa—, perlita de mar.

Ella frunció el ceño ante su apodo. ¿Cómo es que podía llamarla así incluso ahí?

Oh, arroyito negro —le saludó también, poniendo sus manos en sus caderas como una jarra.

Ella se detuvo, observó a su alrededor y todos estaban ocupados así que suspiró. Okay, antes de matar a Kisaki, tendría que superar a Izana...¨No big deal¨ se dijoElla podía.

—¿Debo pelear contigo? —se miró las uñas por un momento, fingiendo que no le interesaba.

El peliblanco se acercó a ella, meneando la cabeza.

—Preferiría que hiciéramos el amor —replicó—, y no la guerra.

El peliblanco se acercó a su cuello y ella se tensó al sentirlo tan cerca. Sus ojos chocaron con los del albino, quien tenía esa mirada de nuevo, como de que la iba a besar. 

—Izana.

—Hanna.

Ambos se miraron fijamente antes de que ella silbara.

—Hm —ella miró a su alrededor—, ¿quieres que te de privacidad con eso entonces?

Izana se apartó un poco y le sonrió.

—Puedes buscar alguien que quiera satisfacerse con eso —señaló ahí abajo.

Ja...Rogarás por eso pronto —le aseguró él. 

Hanna lo miró en silencio por un momento y lanzó su primer patada, haciéndolo trastabillar.

—¡Haha, qué divertido♡! —le sonrió, devolviéndole la patada—. ¡Es como en los viejos tiempos!

Cierto, Shinichiro le enseñó a Izana a pelear y solían entrenar juntos, frunció el ceño a recordar ese detalle, pero sonrió de lado y se apartó de él. Izana se sorprendió al no verla en un momento y, cuando la sintió atrás de él, ya era demasiado tarde.

Ya estaba en el suelo.

—¿Qué pasa —ella lo miró desde arriba, poniéndole el tacón sobre la mejilla—, Izana?.

Ambos sonreían.

—Has mejorado mucho —él la tomó del talón y acercó su pie para besarle la punta del tacón —ella lo miró desde arriba, poniéndole el tacón sobre la mejilla—, mi reina.

Hanna frunció el ceño ante el gesto, levemente sonrojada. 

Ah, esto de ser débil a los rostros atractivos es una maldición también...

—¿Quién te enseñó a pelear así? —inquirió— Seguro no fue Shinichiro. 

—¡Tengo cosas que hacer! —lo apartó de otra patada y salió corriendo—. ¡Nos vemos!

Izana se limpió el rostro con una pequeña sonrisa.

Mientras más difícil es la conquista, mayor la ganancia...

.

.

Entre el bullicio de las peleas, Takemicchi observó a Kakucho en silencio un momento.

—Y pensar que hice mi mayor esfuerzo para evitar esta pelea —murmuró el más alto, sorprendiéndolo—, entonces... ¿Qué te trae por aquí, Takemicchi? No habría pelea si Toman no hubiese venido.

—Kaku... Sabías sobre la muerte de Emma-chan, ¿verdad?

Kakucho frunció el ceño.

—¿Evitar esta pelea? ¡Qué montón de mierda! —gritó molesto—. En esta pelea voy a acabar con Izana, recuperaré a Koko-kun y ajustaré cuentas con Kisaki hasta destruir toda Tenjiku.

—Ese es un gran sueño —admitió—, pero no podrás recuperar a Kokonoi...

¿Qué...? Takemicchi frunció el ceño.

—Ese tipo... Eligió estar en Tenjiku —le comentó—, por su cuenta.

Inupi se quedó viendo a Koko impactado, ¿en serio lo había golpeado y sólo lo miraba como si nada? Apretó la mandíbula. ¿Estaba enojado porque había visto a Hanna quizá? Era probable.

—Ey, Koko —frunció el ceño—, ¿qué ocurre? 

No obtuvo respuesta.

—Todo está bien, no tienes que fingir que estás del lado de Tenjiku —le aseguró—. Estoy aquí para llevarte de vuelta. 

Koko lo miró en silencio otro momento.

—Toman no hará dinero —declaró.

Seishu le vio como si no pudiera creer lo que oía.

—Ven conmigo a Tenjiku —le extendió la mano entonces—, Inupi.

Koko no quería apartarse de él, esperaba que él entendiera.

—Incluso tengo un puesto listo para ti —afirmó enseguida—, si te unes ahora tendrás un buen puesto en Tenjiku. Es un buen status para ti.

—¿Status... Dinero? —los ojos verdes decayeron.

¿Debía solo noquearlo y llevárselo?

Koko lo miró con el ceño fruncido.

—Inupi, madura —se acercó a él—, Toman obviamente perderá.

Puso su mano sobre el hombro del mayor y lo jaló hacia él.

—Así que, por favor, sólo por hoy hazme caso —pidió, su tono de voz se oyó desesperado mientras se lo pedía—, no haremos nada malo —prometió. 

—Quítame las manos de encima, Koko —le dijo, seco. Koko no comprendía porque era importante para él, pero de todos modos no lo permitiría—. Le confié mi vida a Hanagaki y a los Black Dragons. Jamás estaré en Tenjiku... 

Koko frunció el ceño y apretó los dientes.

—No seas tonto, Inupi —masculló, apretando su agarre en él—, esto es lo mejor para los tres.

—Lo mismo digo, Koko.

—¿Hah?

Hajime lo vio sin entender. 

—No lo haré... ¿Y lo ¨mejor¨ para los tres? —soltó una risa—. Hanna no va a aceptar que hagas esto.

—¿Qué importa...?

Seishu frunció el ceño.

—Sé que puedo convencerla de que esté con nosotros en Tenjiku —aseguró—, tengo un plan.

—No puedes hacerlo —negó con la cabeza—, ni siquiera pudimos juntos convencerla de unirse a los Black Dragons pese a que fue su sueño desde que era pequeña. ¿Lo olvidas?

Hanna abandonó hasta a los Black Dragons por Toman.

Koko frunció el ceño ante esas palabras.

.

El pie frente a ella le hizo caer hacia adelante.

—¿A dónde vas, mi reina?

Izana la agarró de la mano y la jaló hacia él. Ella lo miró de reojo mientras los entrecerraba.

No cuenta que me salves si tú eres quien me hace caer.

Era lo que quería decirle cuando Izana la abrazó por los hombros y le sonrió, ella entrecerró los ojos.

—Izana —suspiró—, no quiero pelear contigo. 

—Yo tampoco —él cerró los ojos mientras sonreía—, ya dije... Hagamos el amor y no la guerra.

Hanna rodó los ojos e intentó apartarse con suavidad.

—Ah, ah, ah —le dio un beso en la mejilla—. No te vayas, pececito tropical. 

—I-za-na...

—¿Hm? —la miró a los ojos mientras estaba abrazándola. 

—¿Quieres que te golpee acaso?

—¿Te excitaría?

Hanna parpadeó, boquiabierta.

—Sí lo haría —dijo al notar como ella apartó sonrojada su mirada—. Vaya, qué sucia eres, reina.

—¡Cállate! —lo codeó en el abdomen y aprovechó para soltarse.

El peliblanco ocultó su sonrisa al ver a unos chicos de Tenjiku pasar mientras peleaban con los de Toman, Hanna aprovechó para correr de nuevo y él suspiró, volviendo a correr tras ella.

Malvada...

Akira golpeó a Madarame en su camino, Senna y Kimi le mostraron los pulgares arriba mientras buscaban con la mirada a Hanna. Hanna noqueaba a todo el que se le atravesara.

Querían decir que ella es malvada, definitivamente.

Era gracioso considerando que se estaba conteniendo y no tenía su agilidad normal por el embarazo. Notaron que estaba corriendo hacia Kisaki de nuevo y unos tipos se estaban acercando. 

—¡Aquí! 

—¡Nadie!

Los tres golpearon de a dos cada uno.

—¡Toca! 

Izana los miró de reojo y silbó.

—¡A nuestra jefa! —gritaron al unísono.

El poder de Pandora, sonrió de medio lado cuando chocó contra Hanna ya que estaba peleando con un tipo. Izana se puso detrás de ella y lo miró: ¿Y este random?

—¿Ya olvidaste a los Black Dragons?

El hombre parpadeó al reconocerlo, Hanna atinó entonces un golpe. Izana silbó. 

—Izana —lo volteó a ver—, realmente eres molesto.

Izana la ignoró.

—Lo hago todo por amor —le sonrió coqueto.

—Sí, claro —ella rodó los ojos e hizo la pose de la serpiente.

—Ah, ¿finalmente te pones seria? —se relamió los labios—. Lástima, cariño, no funcionará.

El rostro de Hanna se volvió inexpresivo a medida que lo picaba con sus uñas, Izana logró escabullirse y la agarró por detrás, abrazándola para inmovilizarla.

La serpiente era molesta.

—Todavía quiero divertirme contigo —le pasó una mano por la cintura, frunciendo el ceño al notar su abdomen abultado. Ah, es verdad—. Mira eso, estás gordita. ¿Es un bebé realmente?

Hanna se tensó ante esto y lo apartó de una patada.

—Comienzas a fallar —la esquivó fácilmente—. Sólo dije un par de palabras y ya me miras como si me quisieras muerto... 

Volvió a esquivarla cuando ella volvió a lanzar otra patada, notando que estaba usando el modo de pelea de Shinichiro. ¿Por qué no usaba su técnica o la de la serpiente de nuevo?

Se estaba conteniendo.

—¿Qué pasa, pececito tropical? —Izana sonrió de lado—. Cambiaste, te estás volviendo débil.

—Cállate.

—¿Por qué estás conteniéndote? —preguntó—. No creo que Serpiente blanca sea así de débil.

Cuando la pelinegra intentó volver a patearlo, Izana sólo detuvo su pierna y la jaló hasta su hombro, abrazándola de las caderas con la otra mano. Sus respiraciones chocaron.

—Qué buena posición, ¿no te parece? —la observó con una sonrisa.

Era la tensión que Izana estaba esperando.

—Ne, Hanna, ¿aún son los ojos violetas tu debilidad?

Su cuerpo pegado al suyo y sus respiraciones tan cerca.

—Recuerdo que te gustan peliblancos con ojos violetas... ¿No es así?

Quería que ese segundo durara para siempre.

—Suéltame —movió su pierna—, ¡maldita sea! 

Hanna lo miró en silencio, tratando de moverse. Ese era un mal día para ser tan flexible...

—No quería tener que hacer esto porque te quiero —Izana apretó la mandíbula—, pero...

Cuando intentó soltarse, Izana sacó de su bolsillo algo y le enseñó lo que era. 

—No me estás dejando muchas opciones —murmuró, perdiendo la paciencia—, perlita de mar.

Una navaja mariposa en su otra mano y señaló con esta su vientre.

Maldito...

—Acompáñame si no quieres perder a tu bebé —sus ojos ahora carecían de emoción—, Yagami.

La pelinegra entornó la mirada.

Lo mataría si se atrevía a hacerle algo.

Para su sorpresa, Izana soltó con una extraña delicadeza su pierna, acariciándola hasta dejarla en el suelo, luego se acercó a ella por detrás y la agarró del mentón.

—Comienza a caminar si no quieres que lo haga —la amenazó entre dientes.

Y la jaló de la mano, Hanna solo arrugó la nariz mientras iba con él.

.

Koko e Inupi cruzaron miradas entonces, el rubio no lo entendía. ¿Por qué estaba haciendo esto? Creyó que finalmente estarían bien, todo estaba bien hasta que Muto los secuestró.

—Koko... Ya no necesitas todo ese dinero, ¿verdad? —susurró—. No es como cuando comenzaste a obsesionarte con Akane, ¿o sí?

Koko abrió grande los ojos grande ante su mención y lo tomó del cuello. 

—¡Ugh! 

—¡El que está obsesionado —gritó molesto—, eres tú!

¿Por qué Inupi la mencionaba ahora?

Él no sabía nada de lo que estaba sintiendo en ese momento, de cómo después de pensarlo tuvo que tomar una decisión difícil. Toman perdería, nunca harían dinero, no podrían tener el futuro que... 

—¡Tratando de revivir a los Black Dragons! —continuó.

Inupi no tenía idea de lo que sufrió cuando lo vio ser golpeado por Muto o de lo que sentía cada vez que veía el estado mental de Hanna deteriorarse.

Lo mucho que sus sentimientos lo enloquecían.

Casi enloquecieron cuando se dieron cuenta que intentó quitarse la vida el día que Keisuke Baji murió, además sabía que ella tendría problemas para pagar sus cuentas del hospital por sí sola. 

¡Y su estado no ayudaba para nada en eso!

—¿Qué demonios has conseguido con esa estupidez? —le preguntó.

Hajime...

Hanna se tensó cuando, al susurrar el nombre de Koko sintió el cuerpo de Izana atrás de ella, más cerca todavía, la mano del peliblanco en su cuello le impedía apartar la mirada de ese par.

—Izana, suéltame, maldita sea.

Ni siquiera podía moverse de ahí porque la otra mano de Izana sostenía la navaja cerca a su vientre. ¿En serio quería que presenciara eso? 

¿Cuál era su plan, destruir su poca cordura?

—Mira bien como tus queridos novios se destruyen el uno al otro —murmuró—, Hana. 

Sí, era exactamente eso lo que quería.

Izana quería romper el espíritu de lucha de Hanna, hacer que se rindiera por completo a él, lograr que le rogara porque se detuvieran y entonces la convertiría en una linda muñequita que podía llevar y traer con él a donde fuera.

—Te conseguí asientos en primera fila para el show —le dijo—. ¿No te sientes feliz de mi bondad?

Sus ojos se cristalizaron.

—Eres un... maldito... Izana.

Izana sólo se pegó más a su cuerpo, podía sentirlo completamente pegado a ella y ni siquiera podía apartarse por temor a poner a su bebé en peligro.

Demonios, ¿cómo voy a matar a Kisaki de este modo? 

—¿Obsesionado? —Inupi le apartó las manos, sosteniendo sus muñecas con fuerza a los lados.

Hanna sabía que Izana era perfectamente capaz de apuñalarla incluso sabiendo su estado.

—¡Ugh!

—Lo admito, sí —asintió Seishu—, arruiné los Black Dragons.

Koko lo vio a los ojos.

—Pero... ¡¿Qué tal si comienzas a darte cuenta que yo...?!

Lo agarró del cuello.

—¡No soy Akane—gritó con los ojos cristalizados—. ¡Soy Seishu!

Los ojos de Koko perdieron estabilidad al escuchar aquella frase.

—Hanna está aquí —agregó con la voz rota—, ¿quieres rompernos el corazón a ambos? ¿Es eso lo que quieres?

—Basta...

—Ella no tiene la culpa que seas un maldito egoísta —susurró, herido—, Koko.

Koko frunció el ceño.

—Ni de que yo sea un idiota que cree que algún día me verás por quién realmente soy. 

Aquella frase hizo que Hanna bajara la mirada y empuñara sus manos.

—Necesito el dinero... 

Inupi lo miraba a los ojos.

—¿Cómo... cómo soportaremos los gastos médicos de Hanna? —inquirió—. ¿Por qué...?

¿Era eso lo que le preocupaba? Frunció el ceño. ¿O sólo estaba reviviendo su trauma con Akane por medio de la menor? Si era la segunda no lo soportaría, lo acabaría de ser así.

—¿Y si la pierdo de nuevo? —susurró Koko, temblando—. No quiero verla muerta otra vez... 

—¡¿De qué demonios estás hablando?! —apretó más sus muñecas.

¨Así que es la segunda opción¨

Apretó la mandíbula. No podía creer que realmente Koko siguiera pensando en eso. Aunque, se dijo a sí mismo, su interés por Hanna siempre fue así. Koko empezó a interesarse por ella porque era una extensión de sus recuerdos con Akane.

—¡Ella no es Akane —gritó de nuevo—, Koko!

A diferencia de Seishu, quien siempre estuvo detrás de ella, Koko no vio a Hanna ni por un segundo hasta mucho después de que Akane muriera. Siempre la había ignorado pese a saber que ella estaba interesada en él.

—Basta —volvió a decir Koko. 

—¡Hanna no es Akane y —siguió gritando, furioso—, yo tampoco lo soy, Kokonoi! 

El pelinegro elevó su rodilla hasta golpear el estómago del rubio, robándole todo el aire.

—Yo... Vivo por el dinero —aseguró Koko, sin mirarlo—. Dinero, dinero, dinero.

Seishu sintió sus ojos cristalizarse, lo único que podía pensar era que había fallado al no hacerle caso a Hanna y noquearlo primero. Debió hacerle caso y noquearlo, porque esto...

Todo esto dolía demasiado.

—Dinero...

Koko recordó aquel día en la biblioteca.

El día que besó a Inupi por primera vez en toda su vida.

Fue el día que vio al rubio durmiendo en aquella ventana, él lo había besado sin decir nada más que su apodo, pero luego se había sentido extremadamente culpable al recordar a la hermana del mayor. 

¨Akane-san...¨

Sus ojos se cristalizaron ante el recuerdo de su primer amor. Cuando besó a Inupi había recordado las palabras de la mayor, eso le había hecho arrepentirse por instantes. Sintió que la traicionó al caer por su hermano.

—¿Hm? —Izana le acarició el mentón y sonrió—. Realmente te está doliendo verlos, ¿hah?

—¿Por qué me haces esto —Hanna estaba llorando—, Izana?

Ah, realmente me gusta verla llorar.

—¿Te he dicho ya que te ves hermosa llorando? —se acercó y lamió la lágrima de su mejilla.

—¿Qué te hice...?

—¿Qué me hiciste? —él soltó una risa amarga—. ¿Dejar de verme quizá sea suficiente para ti?

—¿Por qué tendría que seguir viéndote? Tú cortaste nuestros lazos primero —se quejó ella, el peliblanco se pegó más si era posible—. Su-suéltame.

—No, para serte sincero estoy disfrutando demasiado tenerte así —confesó él, mordiendo el lóbulo de su oreja—, es una lástima que tu preciado Mikey no esté aquí para verte así.

Inupi se apartó entonces con fuerza, dándole un puñetazo a Koko en la cara.

—¡Supéralo, Koko, Akane está...!

—¡Cállate! —lo pateó en el pecho—. ¡No me mires con esa cara! 

Su corazón estaba latiendo desbocado.

—Si alguien necesita un favor... ¡Entonces lo haré por dinero! —gritó—. ¡Así fue como se difundieron los rumores!

Le dio un puño en su malditamente linda cara, estaba molesto. Inupi jamás entendería lo horrible que se sentía de que la única validación que sintiera era si tenía dinero, todos solo lo buscaban por su dinero.

¿Habría alguien que se acercaría, que lo querría, sin su dinero?

—¡Mucha gente se me acercó! —masculló entre dientes—. ¡Izana Kurokawa... Taiju Shiba!

Koko lo agarró del cuello del uniforme y se le acercó.

—¡Todos los que se me acercan son tan simples! —se jactó—. ¡Todo es dinero!

Inupi lo miró.

—Hanna y yo te queríamos antes de que tuvieras dinero —frunció el ceño—, Koko.

El pelinegro lo iba atacar, pero Inupi sólo lo abrazó entonces.

—¡No tenías nada cuando nosotr-!

Por un momento, Koko titubeó, ¿realmente podría...? No, la Toman perdería y él necesitaba poder adquisitivo si quería continuar con ellos en el futuro. Se apartó entonces.

—¡Tú también eres igual! ¿No es cierto, Inupi? —masculló, agarrándolo del cuello—. Después de todo, ¡sólo me estás usando para revivir a los Black Dragons!

Las lágrimas cayeron de los ojos de la pelinegra, quería gritarles que pararan de lastimarse, que ellos realmente no querían decirse esas palabras hirientes y no se sentían de ese modo, pero...

¿Qué podría cambiar? Ni siquiera había podido salvar a Baji o a Emma...

—Oi —Izana la apretó del mentón al notar como su cuerpo se destensó—, ¿tan pronto te rendiste?.

 ¿Esa era su límite?

Sonrió, entonces sería mucho más fácil manipularla de lo que pensó.

—Sigue mirando, perlita, es tu telenovela favorita... No querrás perderte ni un sólo capítulo.

Hanna apretó la mandíbula.

—Koko... Akane está muerta —fue lo único que dijo el rubio.

Estaba cansado en este punto.

—¡Cállate, Inupi! —Koko rechinó los dientes—. No quiero... ponerme sentimental...

En el fondo sabía que Inupi tenía razón, lo sabía, pero no quería aceptar que era él quien los estaba arruinando. ¿Qué le diría ella si lo viera en ese momento? ¿Sería capaz de sonreírle y decirle que todo estaba bien? ¿Que sólo se desahogara?

—¡Todos los que se me acercan, incluyéndote y a Hanna, solo quieren dinero! —continuó gritando.

No pudo evitar recordar las lágrimas y gritos de Hanna cuando vio a Akane en ese estado

—¡¿Es que no lo entiendes?!

Ella sufrió, Inupi también sufrió... Los tres sufrieron con la muerte de Akane así que no lo entendía.

¿Por qué ellos parecían haberla superado mientras él no?

No lo comprendía. ¿Por qué era tan difícil para él? ¿Era porque estaba enamorado de Akane?

¿Por qué era el único encapsulado en el pasado?

—Hajime... Tú... Maldito —masculló, ambos se tensaron al escucharla tan cerca—. Retra-

Ninguno de los dos se atrevió a mirarla por miedo a ver la decepción en sus ojos por su trato. 

—¡Koko! —intentó zafarse del menor—. ¡Akane ya está...!

Se quedó callado al sentir la mano suave del menor en su mejilla, sus ojos vieron con incredulidad al pelinegro.

¿Por qué Koko estaba haciéndole esto?

Su corazón no lo soportaba.

Akane-san... Si me vieras en este momento —susurró Koko, rompiéndole el corazón en mil pedazos—. ¿Me verías con este rostro enojado?

¿Por qué siempre...?

Seishu bajó la mirada. ¿No era suficiente que siempre se arrepintiera de estar ahí vivo? Aún sabiendo que Koko no quería salvarlo a él sino a su hermana, ¿era... su culpa? ¿Fue su culpa sobrevivir en lugar de su hermana?

Hermana... ¿Qué debo hacer?

—Hajime...

La voz de Hanna lo hizo cerrar los ojos.

—Akane-san... murió... Lo sé muy bien —afirmó entonces, soltándolo por fin y suspiró—. Pero le confié mi vida a Tenjiku y ya no puedo volver atrás.

Hanna sintió su corazón romperse al ver a Seishu y Hajime llorar.

¿Qué demonios podía hacer ahora?

—Inupi...

No pudo evitar que se hirieran el uno al otro.

—Ahora tú eres mi enemigo —declaró el de uniforme rojo.

Al escuchar esto, Hanna volvió a tensarse.

—¡Hajime, temee!

Ambos tragaron fuerte, temerosos de enfrentar su ira.

—¡Suéltame, Izana! —gritó—. ¡Yo lo acabo y luego sigues tú!

Ambos se sobresaltaron y se giraron entonces, la sangre se les heló al ver a Izana abrazarla así. La forma en que ella en ese momento parecía una marioneta e Izana tenía el control sobre sus hilos, Inui se tensó. 

—¿Por qué demonios —murmuró el pelinegro, teñido de enojo—, la dejaste venir... Inupi? 

—Ella quería traerte a casa —susurró—, al igual que yo...

Izana sonrió de lado al notar que ellos le estaban viendo y acercó su rostro al cuello de la pelinegra, pasando su lengua por el mismo, haciendo que ambos apretaran la mandíbula.

—¡Oi, bastardo, no la toqu-!

Koko no pudo terminar lo que iba a decir porque se le secó la boca al verla llorar. 

Ese... sería su fin de su desafortunada relación, estaba seguro de eso. 

—¡Izana, suéltala! —el rubio se iba a acercar cuando el peliblanco les mostró la navaja que tenía el mayor apuntando el abdomen de la pelinegra—. ¡Mierda!

Kokonoi palideció al notarlo también.

—Eso es suficiente —Muto se puso frente a ellos—. Retrocede aquí, Kokonoi...

La pelinegra apartó la mirada de ellos. ¿Qué podía hacer? Izana la tenía acorralada. 

—De ahora en adelante, Inui —declaró Muto—, tu oponente seré yo.

—Koko —masculló, una parte de él se sentía tan traicionado.

¿Qué sería de ellos ahora...?

—Encárgate de esto, Muto —Izana agarró la chica y pasó sus labios por su cuello mientras los otros dos apretaban sus manos en puño por el coraje—. Yo seguiré con mi pececito por allá.

Muto asintió entonces, Hanna le sacó el dedo medio y este solo sonrió levemente, sabiendo que estaba molesta, era mutuo, siempre lo fue. Por otro lado, Sanzu, atrás de Muto, la miró en silencio y luego a Izana mientras apretaba la mandíbula. 

Izana no debería tocar a la reina de Toman...

.

.

—¡Sal de en medio, Kakucho —gritó Takemicchi, molesto—, mi oponente es Kisaki!

—No dejaré que te acerques a Kisaki —afirmó Kakucho.

Por otro lado, el susodicho estaba sentado en una de las zonas altas de los containers. 

—¿Qué demonios está haciendo Izana? —se quejó Kisaki. 

Hanma se volteó a ver como el peliblanco tenía abrazada a la pelinegra contra un container, arqueó la ceja. 

¿Qué demonios estaba haciendo Izana? Repitió en su mente.

Intentó entrecerrar los ojos para ver mejor, pero estaba muy lejos así que era difícil.

—Pues no lo sé —comentó Hanma, chasqueando la lengua—, pero desde aquí parece que va a follarse a la puta de Mikey.

Kisaki se preguntó qué clase de relación tenían ese par. ¿Por qué Izana estaba tan obsesionado con ella? Los miró de reojo un momento y se masajeó la sien entonces, molesto.

—Tenjiku parece estar teniendo problemas con derrotar a Toman y él sólo está ahí perdiendo su tiempo —chasqueó la lengua, molesto—. A este paso... esta pelea jamás terminará.

.

Chifuyu seguía peleando contra Mochizuki, sólo pensaba que realmente era un gorila.

—Muévete, Mucho —Inupi masculló entonces—, déjame hablar con Koko.

Hanna sintió como Izana subía su mano de su cuello hasta su boca en un intento de impedirle que volviese a gritar como hizo anteriormente. Sólo movió su cabeza levemente para que pudiera ver del otro lado de aquel container donde la tenía recostada.

—¿Sabes cuál fue el crimen de Mucho, pececito tropical? —le susurró al oído—. Fue ¨agresión¨

—¡Hm! —no sabía que quería que le respondiera si le estaba tapando la boca en ese momento.

Izana la observó un momento y sonrió de lado.

—Rompió la médula espinal de su oponente y le causó parálisis en la parte inferior de su cuerpo.

Hanna abrió grande los ojos al ver a Seishu correr a golpear a Muto.

—Y todo fue...

Mucho agarró del brazo a Inui y lo arrojó al piso de un sólo movimiento.

—Porque lo arrojó contra el concreto —comentó. 

Hanna ni siquiera pudo gritar porque Izana continuaba apretando su boca con su mano, incluso luego de que intentara morderlo.

—Estás acabado, Inui —concretó Muto al verlo en el suelo.

.

Hakkai estaba respirando con dificultad, chocó su espalda con la del Kawata menor.

—¿Tu brazo está bien? —preguntó.

—Creo que está roto —respondió el más bajo—. Gracias por la preocupación...

—¿Qué sucede? —Rindou los observó desde el suelo donde se estaba estirando.

Literalmente estaba haciendo un split en el suelo mientras ellos lo miraban.

—¿Están asustados? ¡Ven aquí! —le sonrió a Angry de medio lado—. Me ocuparé de otra cosa que no sea tu brazo.

Angry apretó la mandíbula.

—¡Oye, hermano! —le gritó a Ran— Estos chicos me subestiman porque soy el hermano menor.

—¿Hm? Sé gentil con ellos —replicó Ran, sosteniendo su vara en el hombro—, Rindou.

Izana sonrió al ver el panorama general de la batalla, mientras la obligaba a verlos.

—¿Oyes eso, perlita de mar ? Es el sonido de Tenjiku ganando —le aseguró, acercando su rostro al cuello de la pelinegra que intentaba forcejear para apartarse—. Tomaste una terrible decisión al unirte a Toman... 

Ella dejó caer su mirada, sus ojos perdieron el brillo por un momento.

¿Realmente era así de inútil?

—¿Sabes? Aún puedes estar con tus noviecitos —señaló a Kokonoi—, si te unes a nosotros.

Izana pasó su mano del cuello de la pelinegra, delineando su su espalda hasta llegar a su trasero y darle una suave caricia, cerró los ojos.

—Si te unes a Tenjiku...

Hanna era la reina perfecta.

—Te juro que te trataré como toda una reina —prometió.

Le daría su reino entero por un sólo beso.

—Tendrás todo lo que alguna vez has soñado —afirmó Izana con una sonrisa.

Esa era la extensión de su historia con ella.

Apartó su mano de ahí y le jaló del cabello, Hanna sólo le miró con el ceño fruncido.

—¿Quieres muchas caras bonitas en tu cama? —preguntó socarrón—. Recuerdo que querías un harem.

Sabiendo que la debilidad de Hanna siempre fueron los rostros atractivos.

—Te lo concederé también —afirmó—. Puedes tenerme a , a tu par de noviecitos. ¿Qué más te gustaría, hm? ¿Sanzu de nuevo? ¿Los hermanos Haitani quizá? ¿Los tres al mismo tiempo? Puedo unirme al ring si no es suficiente.

Señaló hacia un lado, la había visto peleando con ellos antes, parecía haber tensión ahí.

—¿Qué dices, Hana? —le jaló del mentón para verla.

Hanna chocó su mirada con Keisuke en ese momento, él le veía con tristeza y ella sólo quería llorar, de lo indignada y sucia que se sentía estando así.

—Mikey jamás te daría un trato como ese.

Estaba cansada, simplemente quería echarlo todo por la borda.

Quizá debería dormir, a ver si mañana no despierto...

.

—Esto va a ser un desastre —murmuró Akira, buscando a Hanna con la mirada—. ¿Dónde diablos se metió?

Senna miró de reojo la pelea de los Haitani con los peliazules.

—Eso es muy optimista de tu parte —le respondió—. No veo a Hanna por ninguna parte.

Los peliazules estaban... terriblemente deshechos a este punto, Senna hizo una mueca. Ambos se miraron entre ellos.

—¡Traigan a sus hermanos mayores para la próxima! —se burló Ran.

—Váyanse a esconder —continuó Rindou—, en las sombras de sus hermanos.

Ambos sonrieron, dejándolos en el suelo mientras ellos caminaban lejos de ese par.

—¡Agh! —se quejó Hakkai— Estos Haitani sí que son fuertes.

—Si tan solo Smiley estuviera aquí —Angry soltó un quejido—, pero no está a mi alrededor cuando lo necesito.

—En momentos como este... Yuzuha —Hakkai suspiró—. Da igual, de cualquier manera es inútil... Te llamó mocoso.

—Y a ti también —se burló Angry.

Ambos se burlaron del otro hasta que recobraron suficientes fuerzas para volver a la pelea.

.

—Estás distraído —Mitsuya lo miró de reojo, mientras iban moviendo sus sillas de ruedas.

El pelinaranja hizo una mueca al saberse descubierto.

—Oh... Sólo recordaba algo —comentó Nahoya—. Me pregunto si Angry estará bien por sí mismo. ¿Qué pasaría si llora otra vez?

Mitsuya sonrió.

—¡Eres demasiado sobreprotector! —le sonrió—. No te preocupes, esos dos son fuertes...

El Kawata hizo una mueca ante el comentario.

No era eso lo que le preocupaba...

—¿No te preocupa Hanna? —cambió el tema.

—Hm —torció los labios—, me preocupa... que mate a alguien. 

Smiley sonrió. 

Ambos estaban igual.

.

—Rompí su brazo derecho y pierna izquierda —Rindou sonrió—, es totalmente inútil.

Smiley no estaba preocupado por Angry. 

—¿Qué sigue? —Ran jugó con su vara—. Parece que solo quedas tú, Hakkai.

Más bien estaba preocupado por sus oponentes.

—Oi, no te vayas a desmayar —le murmuró el peliblanco mientras caminaba con ella en sus brazos.

Ella se había dormido, apretó la mandíbula, era una sensación muy extraña. 

—Tienes una pésima estamina —murmuró—. ¿Cómo puedes jugar con ese par así, hm?

Hanna estaba cansada, Izana la llevó cargada cual muñeca de trapo hasta la parte de arriba y le había obligado a sentarse sobre sus piernas mientras observaban el paisaje de la batalla.

—Yo quería más —seguía quejándose Izana.

—¿Más qué?

Hanma se acercó y lo vio con una ceja alzada.

—Qué te importa —se quejó, rodando los ojos.

Desde ahí podía ver a Takemicchi peleando contra Kakucho, a los chicos de la primera división, a Inupi contra Muto, y a Chifuyu contra Mochizuki.

—Ya basta, Izana —había perdido la fuerza para pelear por completo.

Los chicos de Pandora estaban peleando también, podía ver a Senna contra Madarame, a Yuki contra dos chicos, a Kimi peleando contra un hombre que le ganaba en altura por casi el doble.

—Déjame ir.

Todos ellos... estaban peleando.

—Obtuviste lo que querías, ¿no es así? 

Mientras ella estaba ahí.

—Puedes dejarme ir ya.

—¿Bromeas? Eso es sólo el comienzo —afirmó, mirando la marca sobre su cuello con una sonrisa—. Tómalo como un abrebocas nada más.

¿Un abrebocas?

Hanna frunció el ceño ante su comentario, fue cuando Hanma se alejó que ambos se miraron a los ojos. Tras un silencio incómodo, salió una conversación de sus labios que hizo que su corazón se hundiera del otro lado. 

La reina de Tenjiku, huh.

.

—¡RINDOU!

El grito de Ran consiguió que todos se voltearan a verlos también, cuando su hermano cayó, él parpadeó sin ver al chico de cabellos azules. ¿A dónde se había ido?

—Muy lento, chico de las trenzas.

Fue lo que dijo Angry antes de lanzarlo contra el suelo de un golpe en la cabeza.

¨¡Ambos Haitani fueron derrotados!¨

Aquello había impactado de sobremanera a Tenjiku.

—Izana.

El peliblanco se volteó a verlo.

—¿Qué... mierda es esto? —Kisaki se paró a su lado con el ceño fruncido—. ¿En serio te follaste a la puta de Mikey? 

Hanna no le dio importancia, aunque quería matarlo sabía que no era el momento adecuado mientras estuviera en los brazos de Izana.

—Cállate, Kisaki, respeta a mi reina —se quejó, abrazándola y recostando su mentón en el hombro de la menor—. No le hagas caso, perlita.

Ella no dijo nada al respecto, sólo miró en silencio como Mochizuki abandonaba su pelea con Chifuyu para reclamarle a los Haitani, ganándose su propio puño del peliazul.

Interesante, así que el demonio de la Toman se desata cuando llora.

Hanna tomó nota de eso para una futura posible pelea, hacía un tiempo que no peleaba con ellos. Una parte de ella divagó entonces un momento entre los recuerdos y sonrió brevemente.

—¿Tu... reina? —Kisaki frunció el ceño.

Esa mujer era un dolor de cabeza en sus planes, primero con Mikey y ahora Izana también. ¿Qué demonios tenía esa mujer bajo las mangas que hacía a los hombres ir tras ella? 

Esa mujer no era nada comparada con Hinata.

De las pocas veces que habló con ella sólo sabía una cosa: Era inteligente y calculadora como él, cuando se trataba de vengarse, pero su corazón noble lo arruinaba todo. Kisaki lo sabía, si ella hubiese sido su aliada todo hubiese sido más fácil, incluyendo manipular a Mikey.

Era una lástima que no fuera así.

—Tú eres el caballo de la Toman.

Muto también fue hasta él.

Mucho —Souya lo miró con desprecio—. Maldito traidor...

¿No era irónico que el encargado de los traidores de la Toman fuera uno también? Sanzu lo miró.

—No me contendré contigo, Souya —aseguró, agarrándolo del brazo—. ¡Muere!

Izana abrió grande los ojos al notar que el peliazul intercambió puestos y el que terminó de cabeza contra el piso fue Mucho. Chifuyu e Inupi se asustaron de tal barbaridad.

Mierda, no hacer enojar a Angry era un hecho.

—¡¿Qué?! —Tenjiku tembló un momento—. ¡¿También Mucho-kun?!

Angry acababa de destrozar por sí solo una buena parte de Tenjiku, Izana y Kakucho se quedaron en silencio al ver esto. Hanna comenzó a sentir su corazón latir de nuevo.

Todavía había esperanza.

—¡Ese chico acabó con cuatro reyes celestiales, él solo!

Toman no había perdido aún.

—Takemicchi —Angry lo miró, el teñido solo lo miró de vuelta, sorprendido—. Nosotros... vamos a ganar esta pelea.

—¡Sí!

Tenían un gran equipo.

Hanna alcanzó a sonreír al verlos a todos ellos: Inupi, Chifuyu, Souya, Hakkai y Takemicchi.

Un equipo alfa, maravilla o yo que sé, un nombre cool.

—¡Un momento! —Mucho se levantó y sacó un cuchillo—. ¡No voy a perder!

Cuando arremetió contra Angry, para sorpresa de todos, fue Kakucho quien lo detuvo de la hoja del cuchillo.

—Ya perdiste, Mucho.

—Cállate, mierda —se quejó Muto—, tú no sabes nada. 

Kakucho solo lo golpeó en el estómago, dejándolo fuera, el pelirosa miró en silencio a Muto en el suelo.

—No dejes que Tenjiku también te corrompa —masculló al verlo en el suelo.

Todos estaban en silencio, confundidos. ¿Los de Toman creían que quizá los había ayudado? ¿O cómo era? Hanna vio como Izana se levantó, dejándola a un lado por fin, sin prestarle atención. 

—¡Izana —lo llamó Kakucho—, aceptaré el castigo por esto después!

Oh, mira como su novio lo llama y ahí sí corre...

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