| 20; Que el mundo arda |
—Hanna... ¿Sacrificarías nuestro amor —le preguntó Keisuke aquel día—, si pudieras salvar el mundo?
El pelilargo estaba sentado a su lado en aquel puente mientras observaban en silencio las calles de Japón desde lo alto. Hanna se volteó en silencio, notando cómo el viento movía el cabello de Keisuke de forma suntuosa, no podía apartar sus ojos de él.
—Tú eres mi mundo, Keisuke Baji —fue lo que le respondió ella con una sonrisa.
Sus únicos pensamientos en ese momento fueron: Necesito que me haga un hijo. Algo que le pasaba muy seguido desde que comenzaron a salir.
Ese hombre era la definición
de la perfección hecha persona...
—¿Qué estás diciendo?
No tenía pruebas, pero
tampoco dudas de eso.
—Te salvaría a ti —le agarró la mano—, Keisuke. Yo quemaría al mundo entero por salvarte a ti.
—¡Hanna-san!
Baji quizá no entendía su forma de amar, él era muy distinto a ella después de todo, era dulce y comprensivo.
Era un lobo que actuaba en
manada y pensaba por el
bien de todos a la vez.
Eso la hacía amarlo más, pero muchas veces se preguntaba si aquello sería la razón de su destrucción.
—¿Qué? —sonrió—. ¿No crees que es romántico?
—Suenas como una villana de las películas que ve mamá —suspiró, apoyándose en su hombro—. ¿Cometerás un crimen?
Hanna sonrió, quería decirle que no tenía caso igual, ya había hecho cosas peores en el pasado. Pero él no sabía todo.
—Una villana, huh —miró al cielo con una sonrisa—. Sí, Keisuke, probablemente eso es lo que soy...
—De verdad —la acercó a él de las caderas, ella se acomodó un poco más cerca todavía—. Ven aquí.
Amaba su contacto
físico demasiado.
Ella se levantó y se sentó en sus piernas para abrazarlo por el cuello. Keisuke sólo se quedó quieto mientras pretendía que no pasaba nada en sus pantalones y miraba al frente.
—Chifuyu me dijo que lo has estado molestando otra vez —él la miró con una sonrisa—. ¿Otra vez?
—¿Cuándo no lo hago?
—Dijo que te uniste a Ryusei para molestarlo a la salida de la escuela —le pellizcó la nariz—. ¿No te dije que te alejadas de Ryusei?
—¿Estás celoso? —se burló.
—Sabes que sí —le mordió el hombro—. Ahora eres mi mujer, pero eso no borra el hech-
Hanna lo interrumpió con un beso, atrayendo su cuerpo a él hasta que comenzó a jadear por la falta de aire. Él gruñó.
—Qué maldita —se quejó, apretando sus caderas contra las suyas—. Siempre me haces lo mismo.
—No sé de qué hablas.
—Tantos años y sigo diciendo que eres muy molesta.
—Gracias por el cumplido, mi amor —se inclinó a darle otro beso, riendo—. Ya sé que soy muy bonita.
Keisuke apartó la mirada, levemente sonrojado, era increíble que a pesar de su pérdida de memoria Hanna aún recordara cosas como esas.
—Es extraño —Keisuke miró de vuelta al frente—. En las cartas... Kazutora suena realmente mal.
—Lo sé —susurró, tomando la mano del pelinegro y le dio un beso en los nudillos con una sonrisa de ojos cerrados—, pero estará bien, tú estarás ahí para él.
—Hanna...
—Yo... Todavía no puedo perdonarlo —ella había suspirado—, Shin era[...]
¨¿Hasta dónde era capaz de llegar
Keisuke con tal de salvarlos a todos?¨
La respuesta a su incógnita, de hecho, fue respondida el 31 de octubre del 2005 de la peor manera posible. Fue el día en que Hanna sintió que el amor era algo cruel, porque verlo ahí en los brazos de Chifuyu, sin vida, fue desgarrador.
—Hanna...
—Ryoko-san, yo estoy bien —miró a la ventana del hospital en aquella ocasión—. Así es el final de esta historia, ¿no es así? El héroe y la villana... Nunca debieron enamorarse el uno del otro...
Porque el héroe se sacrificaría a sí mismo para salvar a todos mientras la villana estaba dispuesta a sacrificar a todos para salvar a su amor.
¿Qué había pensado cuando
se enamoró de Keisuke Baji?
No, no tenía caso pensar en eso, ella lo supo desde el primer día que conoció a Keisuke.
Keisuke Baji fue su
«Koi no Yokan»
desde el inicio.
Su corazón bailó al ritmo de la canción que sonó en su cabeza ese momento.
—Hanna...
—Supongo que... I should let the world burn now —bajó la mirada y comenzó a llorar—: Debería dejar que el mundo arda ahora.
Chifuyu le contó días más tarde que Ryoko Baji también lloró desconsoladamente en el funeral de su hijo. Como Hanna estaba en el hospital no pudo asistir, y días después Ryoko decidió cortar su cabello porque al verse en el espejo y cada vez que Hanna la miraba...
Ambas terminaban recordándolo.
Y no querían admitir que lo perdieron.
.
.
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—¿Eso te dijo? —Emma se sorprendió.
Mikey asintió repetidas veces.
—Qué extraño —murmuró ella entre dientes.
¿Cómo era la relación
de Emma y Hanna?
Bueno, eran muy buenas amigas, las mejores, Hanna y ella se consideraban la una a la otra como hermanas de alma. Emma conocía a Hanna como a la palma de su mano y viceversa.
—¿Por qué es extraño? —hizo un mohín.
Así como Hanna conocía
su amor por Draken...
Emma también conocía sus historias interesantes con todos los chicos con los que ella alguna vez llegó a besar, salir, coger, etc. Emma lo sabía absolutamente todo, al derecho y al revés.
—¿Y no deberías estar más feliz, Emma?
También conocía los sentimiento que Hanna tuvo alguna vez por Mikey, incluso podía entrever que esos sentimientos seguían allí.
—¿Huh?
—Yo estoy feliz —declaró—. ¿No estás feliz por mi?
Pero Hanna sólo amaba a una persona y esa persona era Keisuke Baji, el ex capitán de la primera división y miembro fundador de la Toman. Su 'mejor amigo' de infancia y primer beso de amor verdadero.
—Sí, sí, me alegra que estés feliz —le apretó la mejilla con sus dedos—, de verdad.
Luego de la muerte de Baji, Hanna volvió a sus malos hábitos de nuevo, ya saben, estar con uno y el otro, aquí y allá, sin pensar en compromisos.
Porque no conocía otra vida.
Porque no quería hacerlo.
Hanna se negaría a enamorarse de nuevo. Por eso cuando Mikey le contó aquello, no pudo estar feliz, sentía que había algo extraño ahí.
—Es sólo que no quiero que te ilusiones —le dijo entonces—. Siento que ahí hay algo raro.
Además de cierto personaje, Hanna actualmente se veía con el par de chicos, su relación era buena y sabía que ellos la apreciaban por lo que no temía que la lastimaran, además sabía lo mucho que significaban para ella así que no podía creer lo que dijo Mikey.
—Hanna no está en su mejor condición ahora —miró al techo—. Quizá sólo te vaya a lastimar...
Mikey soltó un suspiro cuando la oyó decir aquello.
—¿Tienes que ser siempre tan directa? —se quejó, haciendo un puchero—. Eres igual que Kenchin.
Mikey no dudaba que fueran tal para cual.
Dato curioso: Emma usó exactamente las mismas
palabras que usó Draken cuando le contó.
Parecían destinados a estar juntos desde el inicio, eran tan parecidos que le daba miedo. Eso le recordó a ella.
—Es porque nos preocupamos por ti, Mikey —le sonrió, volviéndolo a mirar—. ¿Qué estaba pensando ella cuando te dijo que se casaran?
Mikey alzó los hombros mientras se comía un taiyaki.
—Hanna odia la idea del matrimonio —Emma murmuró—, demasiado.
No era sólo eso, Hanna aborrecía completamente la idea de casarse porque no creía en el amor romántico.
«Me casaré con él
en doce años»
Incluso con Keisuke solía decirle que sólo se casaría con él si duraban juntos doce años. ¿Qué clase de locura era esa?
¡Incluso estaba
esperando a su hijo!
Emma suspiró.
—Es difícil entenderlo —Mikey bajó la mirada—. Como sea, yo le dije que no.
Emma se preguntó si tenía algo que ver con su situación de salud, sabía que no era económica porque de ser así estaba segura que escogería al pelinegro.
¿Qué razón
tenía Hanna...?
—¡¿Le dijiste que no?! —se volteó a verlo entonces, sorprendida—. ¡¿La rechazaste otra vez, Mikey?!
Mikey iba a continuar cuando llegó Draken a la casa para ayudarlo con las tareas (jugar videojuegos), así que dejaron la conversación a medias y él se fue a su cuarto con Kenchin. Emma lo miró en silencio.
—¿Qué estará pensando Hana-chan? —bufó para sí misma—. ¿Qué diablos piensa Mikey? No... ¿Qué están pensando esos dos?
Nacidos para lastimarse
el uno al otro todo el tiempo.
.
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.
—¿Kisaki...? —frunció el ceño al ver ese nombre en su teléfono—. Kisaki...
—¿Hm? —Senna la miró—. ¿Kisaki qué?
Ella le enseñó el mensaje, sus manos comenzaron a temblar.
—¿Hanna?
¿A qué se refería? Un nudo se formó en su garganta. ¿Tenía a Koko e Inui acaso? No lograba procesar.
—Déjame ver —tomó el teléfono.
¿Qué demonios
quiere Kisaki?
—¿Qué demonios...? —Senna frunció el ceño también.
—¡Oi! —Akira llegó en su motocicleta tan rápido como pudo, apenas aparcó y se quitó el casco los miró—. ¡¿Qué sucedió?!
No tardaron mucho en aparecer los de la tercera división de Pandora.
Todos listos
para pelear.
Hanna solo señaló hacia donde estaban Chifuyu y la primera división de la Toman junto con los otros matones. Su cabeza no paraba de decirle que debía ir donde Kisaki, lo mataría...
Esa era la conclusión
a la que llegó.
—Tenemos que acabarlo —musitó Senna—, su sola existencia es un puto dolor en el trasero.
—Concuerdo.
Hanna miró la dirección en silencio. Esta era una batalla que necesitaba librar ella sola, solo Kisaki contra ella, lo partiría en dos como a una rama seca.
Maldito.
.
.
.
—¿Estás despierto, Hanagaki?
Takemicchi intentó abrir sus ojos. ¿Dónde estaba...? Estaba oscuro así que no podía ver bien. Muto se acercó a él y lo miró desde arriba. Takemicchi recordó lo que había pasado.
¡Cierto, me
dieron una paliza!
—Tú... sabes algo de todo el problema de Tenjiku, ¿no?
—Hanagaki, mira a tu lado —ordenó.
Justo en ese momento Sanzu encendió las luces del lugar, Takemicchi cerró los ojos por el cambio de luz tan repentino y los fue abriendo lentamente a medida que se acostumbraba.
—Todos los involucrados están aquí —declaró Mucho—, así que empecemos... ¿De acuerdo?
Takemicchi palideció al ver a Koko e Inui con sus rostros lastimados, podía ver que los habían golpeado igual que a él.
—¿Huh?
Inui tenía sangre en varias partes del rostro y Koko sangraba del labio, su mejilla bajo el ojo también tenía una herida bastante fea.
—¿Qué...?
¿Estos dos...?
Recordó que no fueron a la presentación, así que ahí estaban. Los dos estaban atados con cinta adhesiva en sus manos para mantenerlas atrás y los tenían sentados en unas sillas.
¿Por qué están aquí?
No...
—Mierda, así que también atraparon a Takemicchi —se quejó Koko—. ¨Fantasma del S62¨
Takemicchi palideció enseguida.
Si ellos están aquí
entonces Hanna-san estaba sola.
¿No?
—Fantasma... del s62 —repitió y frunció el ceño mientras miraba a Koko
¿Entonces... Hanna estaba en peligro de perder a su bebé? ¿Era así como lo habían hecho? Todo se estaba repitiendo, un escalofrío recorrió su espalda.
—¿Hablan de los miembros de Tenjiku? —les preguntó—. ¿O de qué hablan?
¡Y Chifuyu tampoco
podría ayudarla!
Apretó la mandíbula al recordarse que la división de Muto había acorralado a la primera división en su patio.
—Este chico era originalmente compañero de Kurokawa y los demás —afirmó Inui—, los seis que salieron del reformatorio. La ¨generación de la brutalidad¨ fueron...
—Eso no tiene nada que ver con ustedes —lo interrumpió—, Izana es problema mío.
—¿Izana...?
Takemicchi frunció el ceño y miró al par de chicos a su lado.
—Hanagaki, ¿dónde está Hanna?
Los ojos color menta se fijaron en su capitán mientras Koko e Inupi fruncieron el ceño de inmediato.
—¿Huh? Ella... no, no sé dónde está —replicó, no queriendo decir nada—, no lo sé.
Inupi asintió agradecido de que no dijera nada.
—Um, Mucho-kun... ¿Por qué me trajiste aquí?
Mucho tomó otra silla y la puso en frente de él, sentándose, y comenzó a explicar el trabajo que tenía la quinta división de la Toman como ¨unidad especial¨ o el ¨comité de disciplina¨ a ellos.
—Tenemos permitido castigar a aquellos que traicionen a la Toman, ¡sin necesidad del permiso del líder! —agregó—. De todos los capitanes, Mikey me dejó este comité a mi cargo.
Por un momento eso fue suficientemente convincente para que Takemicchi creyera que Mucho no tenía que ver con Tenjiku y que quizá había hecho algo para levantar las sospechas de ellos.
—¿Sabes? —Yasuhiro lo miró fijamente—. Mi lema es ¨la culpabilidad del sospechoso debe ser probada en base a una duda razonable¨ ¡Hmph!
—¡¿Huh?! —frunció el ceño—. ¡¿Estás diciendo que hice algo?!
—¿Quién sabe? —se alzó de hombros—. No lo sé.
Takemicchi no comprendía qué estaba pasando.
—Es Izana, ¿verdad? —murmuró Inui, ambos lo miraron—. ¿Por qué estoy relacionado con él?
—¿Eh? —eso jamás lo vio venir—. ¿Inupi e Izana?
Inupi recordó a Izana un momento, sus recuerdos aún lo molestaban.
¨La razón por la que tengo a alguien
aquí que es menor que yo por
dos años es porque eres útil¨
Fueron sus palabras cuando le pidió que apoyara a la novena generación de los Black Dragons.
—Yo, que fui el asistente de Izana, entré a la primera división —Inupi no ocultó su molestia—. ¨El traidor de Toman es la primera división, el espía de Tenjiku y la mente maestra de todo esto... Es Takemicchi Hanagaki¨
—O-Oye —Takemicchi parpadeó, incrédulo—, ¿qué...?
—Eso es lo que estás pensando —el rubio sonrió de lado—, ¿no, Mucho?
—¿Qué yo soy el traidor de la Toman? —chilló Takemicchi—. Estás bromeando.
Takemicchi miró a Inupi. ¿Acaso lo habían manipulado? No, ¿es por esto que Hanna los abandona? ¿Por qué se da cuenta que son traidores en la Toman? ¿Cómo los detenía entonces? Su corazón no paraba de latir.
—¡Se equivoca, yo-!
—Hanagaki no es el traidor —sentenció Koko, relamiéndose los labios.
—Lo entendiste todo mal, no hemos traicionado a la Toman en lo absoluto —afirmó Inupi—. Me enoja siquiera que piensen algo tan estúpido.
Los ojos jade chocaron con los menta y sonrió con prepotencia.
—¿Qué haría si mi reina se enoja conmigo por esto?
Sanzu frunció el ceño.
—Es verdad —Koko sonrió—. Ahora arrodíllate y discúlpate, ¡maldición!
Takemicchi los vio, ¿qué mierda acababa de pasar? Realmente no podía procesarlo.
Okay, repasando eso, no
traicionarían a la Toman,
por lealtad a su chica.
Entonces, miró a Muto, ¿cómo lidiaban con él? Estaba preocupado por Hanna, pero no es como si ellos tres estuviesen en una mejor situación en ese momento.
—Ustedes... ¿Qué demonios están balbuceando?
—¿Huh?
—Ustedes no están involucrados en nuestro ¨deber especial¨que mencioné.
—¿No lo estamos...? ¿Entonces de qué se trata todo esto? —se quejó.
—Robos, asaltos —Yasuhiro miró al techo—, narcóticos... Izana y yo hicimos toda esa mierda juntos.
—¿Izana?
Takemicchi frunció el ceño. Muto les contó que así crearon su propio grupo y fueron temidos como la ¨generación de la brutalidad¨ de esa época hasta que Izana, por alguna razón, se fue.
—Las cosas se pusieron aburridas así que Mikey me acogió —agregó—. ¿Ahora lo entiendes, Hanagaki? Yo soy... uno de los miembros de Tenjiku.
—Entonces... ¿Estás traicionando a la Toman?
Los ojos menta se entornadon a la vista de su capitán mientras que Takemicchi boqueaba, sorprendido.
¡El traidor era él!
—Las cosas serían distintas si hubiera conocido a Mikey primero, ahora que Izana está de vuelta en la pandilla... Ustedes son mis enemigos —sentenció—, y sus vidas terminan aquí.
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—¡Estás loca! —Akira la sostuvo contra la pared con su brazo en los hombros de la menor ejerciendo presión—. ¡No voy a permitirlo!
—¡Maldita sea, Kisaki tiene a Koko e Inui! —intentaba zafarse sin lastimarlo—. ¡Quítate, Aki o te mataré!
Su corazón comenzaba a latir desenfrenado, no podía dejarlos solos. ¿Por qué? Porque, al igual que con Chifuyu, Keisuke se encargó de convertirla a ella de un lobo solitario a un lobo de manada.
—¡Suéltame, Mito!
Incluso llegó tan lejos para probar su puto punto.
¨No abandonamos a nuestros
amigos, Hanna, luchamos
por y para ellos¨
Sí, ese era el legado que su hombre le había dado y el que luchaba por proteger. Koko e Inupi, más que sólo sus compañeros de sexo, eran sus amigos. Ellos estaban ahí cuando sentía que su mundo se derrumbaba.
¿Tenían problemas? Sí, carajo,
pero todo el mundo los tenía.
¿Y muchos complejos? Quizá demasiados, pero eso no significaba que los abandonaría por ello.
—¡Déjame ir!
—¡Piensa en Daisuke, esto podría ser una trampa! —Akira no la soltó incluso cuando ella le mordió la mano—. ¡No voy a dejarte ir sola!
—¿Hm? —ella dejó de forcejear y lo miró a los ojos.
Hanna vio a Keisuke mirándola preocupado.
—¿Sola? —repitió—. Entonces... ¿Dejarás que vaya si voy acompañada?
—¡Eso no es lo que dije! —aclaró de inmediato el peliblanco con el ceño fruncido—. ¡Nunca dije eso!
Akira Mito era como su otro hermano mayor (Hanna comenzó a coleccionar hermanos en algún momento de su vida y nunca paró), pero también era muy molesto en este tipo de situaciones.
—Piensa bien, ¿qué diría Keisuke en este momento? —le dijo—. ¡¿Hm?!
Usar a Keisuke Baji era el arma secreta de Akira, siempre funcionaba, de algún modo, incluso si no era inmediatamente. Hanna, que vivía para Keisuke, tenía al mismo Baji como su gran debilidad, Akira lo supo pocos meses después de que comenzaron a salir.
—¿Te dejaría pelear sola esta vez?
Especialmente porque Hanna tuvo un tiempo en que pasaba más tiempo con la primera división de la Toman que con su propia pandilla.
—Keisuke nunca me quiso peleando sola —masculló entre dientes—, per-
—¡Exactamente! —Akira aflojó su agarre en los hombros de la menor, pero sus manos temblaban, señal de que estaba asustado—. Piénsalo, ¿qué diría Keisuke?
—No puedo abandonarlos, Aki —susurró—, Keisuke no dejaría que sus amigos sufrieran solos.
—Hanna... No puedo perderte a ti también —apoyó su cabeza sobre el hombro de la menor—. Mi hermanita, Hanna, no te puedo perder a ti también.
Aquello la hizo cerrar los ojos, sus lágrimas bajaron inmediatamente ante esta acción.
—¡Hanna-san! —Chifuyu llegó donde estaban luego de ser liberado por Senna—. ¡No vayas a ningún lado!
Estaba magullado y respiraba con dificultad, pero más que eso estaba terriblemente asustado por el futuro que mencionó Takemicchi.
—Por favor —jadeó—, no vayas... Kisaki es un peligro, probablemente quiere hacerte daño.
Chifuyu la miró aterrado.
Takemicchi tenía razón.
Ellos habían usado un día en que Koko e Inupi no estaban para citar a Hanna en el hospital. Y sabiendo lo que le pasaría ahí no podía permitir que ella fuera, pero no podría explicarle sin que sonase extraño que lo sabía.
—¿Creen que no sé que es una trampa? —ella sollozó.
La voz de Keisuke susurraba en su oído suavemente ¨Hana, es una trampa, no vayas por favor¨ haciendo que no supiera que hacer. Su cabeza estaba dividida. Keisuke no haría caso, incluso sabiendo que era una trampa, él iría tras ellos.
—Keisuke no ha parado de decirme que no vaya —murmuró—, que es una trampa... Incluso ahora.
Aún si era así, las palabras de Keisuke seguían en su cabeza y se sentían como puñales en su corazón cada vez que respiraba.
—P-pero, ellos...
Cuando alzó sus ojos, Chifuyu pudo ver esa expresión.
—No puedo perderlos también a ellos.
La misma expresión que puso cuando ambos perdieron a Baji, tragó fuerte. Hanna tenía miedo de ver morir a alguien más.
—¿Por qué mejor no los buscamos? —propuso entonces, sabiendo que Hanna era demasiado terca para rendirse solo así—. Hanna-san, piénsalo, ¿qué daño te pueden hacer?
—¿Qué...?
—Estás en embarazo, Hanna, si te tocan... Tú podrías perder a tu bebé —intentó que recapacite—. ¿Y si es eso lo...?
Hanna lo miró entonces, confundida.
—¿Y si eso es lo que quiere Kisaki? —agregó entonces—. ¿O si no es Kisaki realmente quién está detrás de esto? ¡Podrías perder a tu bebé, maldita sea!
Hanna paró de llorar un momento por el shock ante las últimas palabras y Akira la sostuvo fuerte cuando ella perdió el conocimiento para evitar que se cayera.
—¡Hanna-san!
—Está... tomando una siesta —Akira la cargó en sus brazos—, es su mecanismo de defensa.
—Hay que llevarla al hospital —Senna suspiró—. No está bien aquí.
No existía nada que una
siesta no pudiese resolver, ¿o no?
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—¿A los tres? —murmuró, confundido.
—Inui, ¿por qué quieren servirle a Hanagaki? —preguntó Muto—. ¿Es por qué no quieren ser manipulados otra vez?
—¿Huh?
Takemicchi los miró.
—Inui, la última vez que tenías el mismo trabajo —afirmó—. Servían el décimo capitán de los Black Dragons, Taiju Shiba. ¿Cierto?
Takemicchi abrió los ojos, Inui ni siquiera pestañó y sólo vio a Muto en silencio.
—Inui, usaste esa ¨fuerza¨ para reconstruir a los Black Dragons una vez más —dijo y señaló a Koko—. Lo que Taiju quería a cambio de eso era a ¨Kokonoi Hajime¨ estando en la pandilla.
¿A Koko...?
¿Por qué a Koko?
Takemicchi miró al susodicho, este solo se veía rendido ante la vida.
—¿Sabes por qué, Hanagaki? —inquirió—. Kokonoi es un genio haciendo dinero, y lo que Izana quiere... es ese poder financiero.
¿Entonces el dinero
no era de Taiju? Espera...
Takemicchi recordó en aquel futuro donde esos dos estaban tras Hanna, Taiju nunca estuvo ahí, pero los Black Dragons eran el poder adquisitivo de la Toman, quien sí estaba detrás de Hakkai y a un lado de Hanna.
No era Taiju,
era Koko...
Y las palabras de Hina ¨Siempre le da regalos caros a Hanna¨ o las de Taiju la anterior vez ¨¿Sigues siendo la billetera de Toman?¨ Todo eso llegando a su mente.
Ahora todo eso
tenía sentido.
—Y lo que es molesto de ti —señaló—, Kokonoi...
Sin importar qué línea de tiempo era ahí estaba él, Kokonoi Hajime, ¿era él quien administraba el dinero en la Toman? Takemicchi tragó fuerte.
—Es que sólo escuchas a Inui —concretó Muto—, y de alguna manera...
En la parte trasera de su cabeza podía escuchar el peligro que estaba corriendo Hanna por cada momento que ellos tres estaban ahí, lo peor es que Chifuyu tampoco podría cuidarla mientras los hombres de Muto estuvieran reteniéndolos.
—Inui sirve a Hanagaki —señaló el mayor de todos con una expresión gélida—, es por eso que... Debo matar a Inui y Hanagaki, no tendrás más opción que servirle a Tenjiku, ¿no es así?
—¡Estás loco! —gritó Inui.
—Si la persona con la que siempre estás... Ya no está...
—¡Eso es... eso es demasiado! —Takemicchi gritó también, recibiendo una pisada de Muto—. ¡Agh!
—Así que... Kokonoi, únete a Tenjiku —le miró a los ojos—, o mataré a estos dos.
Koko sólo lo observó.
—Hanagaki, Mikey no es el único plan de Izana —afirmó Muto—. El poder financiero de Kokonoi, el cerebro de Kisaki y el carisma de Mikey... Puede utilizar los tres para crear la más grande organización criminal.
Sanzu lo miró con aburrimiento mientras Takemicchi iba palideciendo un poco más.
No... A este paso... Hanna-san
perdería a Daisuke y
todo seguirá siendo igual.
Takemicchi miró a Koko. ¿Hanna los abandonó por eso, verdad? Mientras ellos estaban aquí, es probable que Kisaki hubiese enviado a alguien a buscar a Hanna.
No paraba de
pensar en eso.
—La generación s62... Ahora todos tienen dieciocho años, cosas como bosozoku —murmuró—, son solo para niños.
Con ¨bosozoku¨ estaba refiriéndose a la 'tribu de correr salvajemente y conducir imprudentemente' de los años 50 donde eran conocidos por infringir normas de tránsito.
—¡Kokonoi!
El pelinegro jadeó.
—Si te unes a Tenjiku, dejaré ir a Hanagaki e Inui —sonrió de medio lado entonces—, por supuesto, no tendremos que meter a su querida Hanna en este pleito entonces.
Sanzu frunció el ceño levemente desde su esquina.
—¡No te atrevas a meterla en esto! —masculló Inupi, furioso—. ¡Asqueroso hijo de perra!
Muto golpeó a Inupi, de nuevo, en la cara. El pelinegro volvió a jadear, no podía respirar bien.
—¿Entonces... cuál es tu respuesta? —insistió—. ¡Kokonoi!
—Yo... Yo...
—No, Koko-kun, no tienes que escuchar —Takemicchi se arrastró hasta sus pies—, a este bastardo.
—Hanagaki —abrió grande los ojos al verlo.
—Hanna...
Takemicchi pudo ver algo que se removió en los ojos negros ante la mención, ellos realmente querían a Hanna.
—Hanna-san te odiará toda la vida si lo haces —afirmó, Koko sintió sus labios temblando—, e Inupi también, piénsalo.
—Yo...
—¡Mucho-kun! —se volteó a verlo—. ¨Crear una organización criminal¨dices.
Takemicchi apretó su mandíbula y pese a estar atado de las manos atrás, se levantó.
—Incluso si muero —afirmó—, eso no sucederá.
Takemicchi se negaría a dejar que las cosas siguieran como en el futuro que vio, no quería tener que ver a Mikey morir tras asesinar a las personas que amaba.
No quería que las cosas
pasaran así de nuevo.
Así que definitivamente no entregaría a Koko a esos desgraciados, se negaba a dejarlo en sus manos, se negaba a ver como corrompian la Toman.
—Hajime Kokonoi es un miembro de la primera división —levantó la mirada, decidido y sonrió—. ¡No entregaré a mi subordinado a alguien como tú!
Es así que ganaría, protegiendo a Koko.
—Hanagaki —Koko le observó sorprendido.
—¡Muy bien! Estoy motivado.
—¿Y qué? —Mucho alzó la ceja—. No puedes ganar contra mí.
—Mucho-kun... Sigues sin entenderlo, ¿verdad? —sonrió—. Esto no se trata de ganar o perder.
Inui abrió grande los ojos al escucharlo.
Eso había sonado
igual que Shinichiro.
Takemicchi bajó la cabeza e infló sus cachetes con aire.
—Y tampoco voy a morir —afirmó, tomando impulso contra el más alto—. ¡Vamooos!
—¡Estoy contigo —gritó Inupi—, Hanagaki!
—¡Hmp, mocosos! —Muto frunció el ceño—. ¡Simplemente deberían morir!
Tomó a Takemicchi del cuello y lo golpeó de nuevo, luego a Inupi y uno a uno, la escena se tornó algo desagradable a la vista.
—¡Kokonoi! ¿Qué es lo que harás? —le gritó, golpeándolo de nuevo—. A este paso este par morirán, ¿o no?
Koko soltó un jadeo cuando lo vio atacar a Inupi. No...
Por favor, no. Yo no
soporto verlo así.
—¡Suficiente, Mucho! —gritó, al borde del colapso—. ¡Haré lo que digas, por favor! ¡Déjalos ir!
Sanzu lo miró fijamente. Por esa debilidad que tenía es que jamás podrían protegerla adecuadamente a ella.
.
.
.
—Entonces fallaste un plan tan... sencillo. ¿En serio?
Kisaki se acomodó las gafas.
—¿No pudiste pensar en una mejor forma de traerla? —inquirió, otra vez—. ¿Realmente creíste que ella iría a tu encuentro sola?
—Me parece que subestimé su interés por ese par —confesó Kisaki—. No pensé que fuera a ser así.
Es decir, ¿quién demonios se desmayaba por una estupidez como esa? ¿Realmente esa mujer era la rumorada y temida ¨Whitesnake¨ de Pandora? No podía creerlo, esperaba más de ella.
Aunque quizá era
el embarazo.
—Creí que era suficiente para hacerla venir —movió su mano y bostezó—, realmente no contaba con que se fuera a desmayar del shock.
—Así que ella sigue teniendo un engendro de otro hombre —Izana frunció el ceño—. ¿Qué demonios...? No me dejó besarla, pero está cargando al hijo de...
Kakucho observó en silencio como mascullaba.
¿Por qué le importaba
tanto eso ahora?
—¿Dónde está ahora? —inquirió el peliblanco—. ¿No podemos ir a buscarla y ya?
—No, según mis fuentes ahora mismo se encuentra protegida por todos los capitanes de Pandora en un hospital público —negó con la cabeza—, llamaríamos mucho la atención... ¿Por qué te importa tanto que tenga un hijo?
—¿Eres idiota o qué? —frunció el ceño—. Mikey parece mantener su distancia por eso.
Kisaki no lo entendió, tampoco le importaba, sólo quería vengarse de ella como fuera. Por haberlo ignorado cuando no debía y creído que ella era más.
Quería verla sufrir,
era algo personal.
.
.
.
—¡Agh!
Takemicchi soltó un quejido cuando cayó en la basura, su mirada fue a un lado donde cayó Inupi cinco segundos después, le vio con tristeza.
—Inupi-kun...
Al final no habían podido evitar que se llevarán a Koko. Vio al rubio que estaba inconsciente así que tras lograr liberarse, lo liberó y cargó también para comenzar a caminar.
Ah, qué mal momento
para no tener sus motos ahí.
—Resiste, Inupi —susurró—, ya casi llegamos al hospital...
—Hanagaki... Lo siento —lo escuchó, su voz se fue quebrando lentamente—, lo siento, no pude hacer nada. Yo... no pude proteger a Koko.
—¡Está bien, Inupi-kun!
—¿Huh?
—Ellos no matarán a Koko-kun —afirmó—. Tenjiku solo quiere a Koko-kun para recrear a la generación de la brutalidad. Hm... De hecho, yo...
Tomó una breve inspiración.
—Inupi-kun... Yo los malentendí, chicos —susurró, avergonzado—. Pensé que ustedes estaban con Tenjiku o que eran unos estúpidos sin remedio, o que solo estaban detrás de Hanna con malas intenciones, pero...
Sonrió brevemente al recordar la forma en que lo defendieron. Inupi habría fruncido el ceño con lo de Hanna.
¿Será tonto
o se hace?
Cualquiera con un par
funcional de ojos, podría ver...
Qué clase de intenciones
tenían con su reina.
Claro que las únicas malas intenciones que tenían eran las que tenían en la cama, pero incluso esas iban ligadas a unos sentimientos más profundos que solo eso.
—Ustedes me apoyaron —murmuró—. Koko-kun se sacrificó por nosotros, ustedes son... buenas personas.
Takemicchi entornó la mirada.
—Ustedes son mis amigos —decretó—, así que no dejaré que Tenjiku se quede con Koko. Haré lo que sea para recuperarlo, es por eso que está bien, Inupi-kun...
Inupi sonrió, ahora comprendiendo cuando Hanna decía que Takemicchi tenía algo especial.
—¿Cómo... lo traerás de regreso?
—Ah... A partir de ahora lo pensaré —le aseguró.
En realidad, Takemicchi estaba asustado.
Hanna-san,
Daisuke-chan...
Ya era de noche, no sabía que habría sucedido con Chifuyu y los chicos, estaba asustado de que hubieran atrapado a Hanna y la hubiesen llevado a aquel hospital.
Por favor, que estén
a salvo ustedes dos.
Tenía miedo de que el futuro siguiese el curso de la misma manera. Estaba prácticamente rezando porque ella estuviera a salvo con su bebé.
—Pfft —soltó una risa—, sí, claro.
—¡Encontraré la manera! —se quejó—. ¡¿Okay?!
Inupi continuó riendo.
—¡¿Por qué mierda te estás riendo?! —frunció el ceño—. ¡Lo digo en serio!
—Bájame, Hanagaki...
—¡¿Realmente vas a abandonarme ahora?! —lo dejó en el suelo y señaló su rostro—. ¡Mírate!
—Ven conmigo —le pidió entonces.
Takemicchi le vio extrañado, pero sólo lo siguió en silencio. Cuando llegaron a un extraño lugar, Takemicchi comenzó a creer que algo anda mal.
¿Qué me va a hacer?
¿A dónde me lleva?
Pero Inui sólo le dijo: ¨Este es el escondite de Koko y mío¨ Takemicchi vio a su alrededor.
—Más que escondite es un edificio abandonado —murmuró, mientras el rubio abría la puerta—. ¿Qué...?
Inupi miró en silencio el lugar tras abrir.
—Podemos tratar nuestras heridas aquí —le dejó pasar—. Oye, Takemicchi.
—¿Sí? Está oscuro —se quejó—, no veo nada...
—¿Hanna... está con Mikey? —susurró mientras estaba buscando una linterna—. ¿O...?
—Yo... La verdad es que no lo sé —murmuró, quedándose completamente quieto para evitar caerse por la oscuridad—. Luego de hablar con Mikey, ella tenía una presentación así que luego de verla cantar, nos separamos. Estaba con Chifuyu en mi casa cuando Muto llegó...
Estaba demasiado preocupado por ella.
—La verdad me preocupa.
—Hm —Inupi asintió, encendiendo la linterna y mirándolo—. Hanna es frágil.
Takemicchi lo vio confundido.
—No hablo física, sino mentalmente —dijo—. Es decir...
—¿Mental...? —ladeó la cabeza—. ¿Por qué lo dices?
Seishu miró una pequeña foto de Hana pequeña que Shinichiro había dejado en uno de los cajones de ahí.
«Hanna no es frágil como una flor,
sino como una bomba de tiempo»
La frase originalmente le perteneció a Keisuke Baji, pero a Shinichiro le gustó tanto que decidió usarla.
—Si volvió a casa y no nos vio es probable que haya intentado llamarnos —le explicó—. Si no le respondimos, es probable que esté buscándonos.
Takemicchi se tensó.
—Así que sí, me preocupa demasiado.
Takemicchi abrió los ojos.
¿Era así que la
habían llevado...?
Se mordió el labio. Realmente estaba asustado, vio a Inupi sacar un botiquín y sentarse en el centro de aquel lugar.
—Hay una razón por la que quiero revivir a los Black Dragons —comentó—. Y Koko...
Se empezó a desinfectar las heridas.
—Él siempre ha estado conmigo —agregó—, sin importar a donde vaya. Aunque yo sea un inútil, él siempre está para apoyarme.
Takemicchi lo vio en silencio.
—Por eso... Yo moriría por Koko —prometió, inclinándose frente a él—, Takemicchi.
Este no supo qué decir, estaba sorprendido al ver esa devoción que pudo notar en los ojos verdes.
Qué buenos amigos,
pensó Takemicchi.
—Y también... te entrego mi vida —murmuró—. ¡Por favor! Házte cargo de los Black Dragons, Hanagaki.
—¿Eh.
—¡Por favor —le pidió—, conviértete en el líder de la onceava generación!
—¡¿Qué?!
—¡Por favor, salva a Koko, Hanagaki!
Cuando levantó la mirada, Takemicchi pudo notar que estaba llorando. Él realmente no lograba entender el tipo de relación que tenían esos dos, pero podía ver que era demasiado profunda.
—¡Por favor... Sálvanos!
Con los ojos llorosos de quién está aterrado por pasar el semestre, Inupi le pedía ayuda en ese momento a Takemicchi, era una vista espectacular.
.
.
.
—Nos diste un gran susto, estúpida.
Akira frunció el ceño cuando la vio despertar.
—¡¿Qué estabas pensando?! —la regañó Senna—. ¡¿Qué putas te pasa, maldita idiota?!
—Oi, Senna-kun...
—¡Eres una maldita egoísta —Senna estaba llorando, no sabían cuántas veces había hecho eso desde que la conoció—, siempre queriendo hacer todo tu sola!
—Senna —Akira le dio un golpe tan fuerte que fácilmente lo pudo haber dejado calvo—, cállate.
—Baja la voz —lo regañó, tocándose la cabeza—. ¿Qué fue... Qué fue lo que pasó?
El peliblanco se tensó entonces al notar que, de nuevo, ella no recordaba nada. Chifuyu iba a responder, pero Akira lo impidió de inmediato, mirando a Hanna y comentando que se había desmayado.
—Debes tener más cuidado de donde te desmayas —se quejó, cruzándose de brazos—. Nos preocupaste demasiado.
—Pues perdón —se quejó, mirando a Chifuyu—. ¡Ah, es verdad!
Hanna sonrió entonces.
—Te iba a buscar para contarte cómo está mi bebé —aplaudió con las manos, sonriente—. Chi-fu-yu.
Akira les dio espacio entonces y dejó a Chifuyu sentado a su lado, Hanna comenzó a relatar lo que había dicho el médico, omitiendo las partes negativas del reporte y Chifuyu la escuchaba atento. Estaba preocupado por ella, por un momento creyó que todo saldría mal.
—¡Hm! —sonrió ella—. Por un momento me recordó a Ryu-chan.
—Es verdad —sonrió él también—. ¿Recuerdas cuando...?
Le alegraba saber que
ahí estaba y sonreía así.
.
.
.
—Lo siento, Takemicchi —suspiró, recostándose sobre una de las paredes del lugar—, por todo esto.
Takemicchi se hizo a su lado y le miró, confundido.
—¿Qué demonios voy a hacer ahora? —se quejó.
Miró en silencio el lugar, si cerraba los ojos, aún podía recordar perfectamente como se veía anteriormente cuando Shinichiro todavía vivía.
«¡Seishuuuu~♡!»
Podía recordarse sentado ahí y cuando Haruki y Hanna llegaban. Podía recordar bien como la pelinegra admiraba todo, como se sentaba sobre las piernas del mayor mientras le explicaban sobre las motos.
—¿Sabes...?
Hanna era muy tranquila la mayor parte del tiempo, admiraba a Shinichiro como al padre que no tuvo, quizá por eso...
—Esta solía ser la tienda de motos de Shinichiro-kun.
—¿Eh?
Podía recordar bien como los amigos de Shinichiro iban, incluyendo aquel peliblanco del arete rojo que tanto lo molestaba, la mayor parte del tiempo era tranquilo y parecía aburrido por la vida, pero cuando Hanna estaba...
Se desvió del tema.
Rodó los ojos al pensar en eso.
—¿Hablas de..? —se sorprendió—. ¿El hermano mayor de Mikey?
Takemicchi se dio cuenta que todo parecía estar tan finamente entrelazado que era extraño. Supuso que así era el destino.
—Sí, para delincuentes como nosotros... este era nuestro punto de encuentro —dijo.
—¿Aquí? —alzó la ceja.
—Seguro que no lo parece —sonrió—, pero solía haber una gran cantidad de motos geniales paradas en filas laterales. Y Shinichiro-kun siempre estaba ahí, trabajando —señaló—. Todos los senpais que venían parecían brillantes y se veían muy geniales.
Inupi le contó como todos esos senpais geniales que iban a la tienda trataban a Shinichiro de manera respetuosa, y como era su héroe.
¨¿Qué había pasado?¨
Solía preguntarse.
—Entonces has estado en los Black Dragons desde...
Inupi asintió.
—Quiero recuperar la época donde estaba Shinichiro-kun —afirmó.
Takemicchi lo miró de reojo, tratando de imaginarlo.
—En esa tienda solía escuchar una gran cantidad de historias divertidas de esa gloriosa época —sonrió—, se veían muy contentos...
¨¡Seishu, quítale las manos
de encima a mi esposita,
gata rompehogares!¨
Por alguna razón, aquel recuerdo cruzó su mente y le hizo sonreír.
—Recordando los momentos en que él era su capitán —meneó la cabeza y miró a Takemicchi—. Shin era realmente modesto. Genial ,¿no?
Inupi todavía podía recordar la forma en la que veía a la primera generación riéndose de sus aventuras mientras les contaban...
—El poder hablar de las locuras que hacías en tus viejos tiempos —murmuró—, y reírte sobre ello con tus amigos...
Takemicchi lo vio, escuchando atentamente cuando le contaba cuánto admiraba ese grupo y que esa fue la razón por la que se había unido a los Black Dragons.
—Pero...
Pero para cuando finalmente lo hizo ya era la octava generación y Kurokawa era el líder.
—Fue una mierda —sentenció, dejando que su expresión decayera—. La octava y novena generación cometieron crímenes como asaltos, robo y drogas.
Takemicchi apretó los labios cuando Inupi admitió que se corrompió con ese grupo y como los Black Dragons originales desaparecieron por completo, cómo huyó por miedo y cuando murieron, buscó a Taiju.
—Ya sabes que pasa después —susurró—. Hombre, ¿qué mierda he estado haciendo?
—Inupi-kun...
—Creo que lo único de todo eso que no puedo arrepentirme jamás... es lo que pasó con Hanna —agregó el rubio en un susurro—, cuando salí de la correccional.
Takemicchi abrió los ojos grande, nunca esperaba haber escuchado de ella con el rubio.
—¿Qué... pasó con Hanna? —carraspeó—. Es decir, siempre he tenido curiosidad, su relación...
—Es algo capcioso —confesó, sus mejillas se habían teñido de rosa—. Mi hermana mayor era la niñera de Hanna así que nos conocemos desde muy... En serio, muy pequeños.
—¡¿Qué?! —eso no lo vio venir.
Seishu sonrió.
—Hm, esto es algo vergonzoso —se rascó la mejilla—, pero a mí me gustaba Hanna desde que estábamos pequeños.
—Oh, ¿en serio?
Inupi asintió, evitando su mirada entonces.
—A Hanna le gustaba Koko —murmuró—, me daba celos, realmente demasiados, pero... Irónicamente a Koko le gustaba mi hermana.
—¡¿Qué?!
Es como un K-Drama
pero en la vida real.
No, mucho mejor, Takemicchi pensó, el chisme estaba mejor que las novelas coreanas que veía de vez en cuando en el futuro. Realmente era gracioso ver cómo sus vidas eran más interesantes de lo que él creía.
—Espera, espera... ¿Cómo es que ustedes...? Ya sabes —hizo una seña con las manos—. Terminaron... Así.
—Hm, luego de que ella volviese a Japón siendo completamente distinta a la pequeña que solía ser —comentó—, fue una casualidad que nos encontramos, ella me dijo que necesitaba dinero y no dijo por qué.
«Vamos, Sei, sabes
que quieres hacerlo»
Seishu tragó fuerte cuando recordó la mirada coqueta de la pelinegra y la sonrisa que le dio mientras lo jalaba del cuello de su camisa.
Pensamientos puros, Seishu
Inui, no es el momento.
Takemicchi alzó la ceja y él se aclaró la garganta.
—Se aprovechó de que me gustaba para venderme... besos —se sonrojó.
Takemicchi sentía que algo no le estaba diciendo, pero tampoco estaba muy seguro de querer saber.
—Hm... Koko comenzó a sentirse atraído por ella —agregó—, en algún punto también.
De hecho, Inupi podía recordar perfectamente el día en que su amigo le prestó atención a Hanna de ese modo por primera vez, era una anécdota inolvidable.
«¿Ha-Hajime?»
Podía recordar cómo sus labios acariciaban las piernas de la menor cuando Koko abrió la puerta de su cuarto y su dulce voz gimiendo el nombre de Koko cuando lo vio entrar al cuarto.
¡Puta madre, Inui!
Piensa en trenes y dinosaurios,
trenes y dinosaur...
Carraspeó tras notar que había demasiado silencio, en serio no era buen momento para pensar en eso.
—Luego la escuchamos cantar de nuevo y Koko pensó que era mejor negocio que tenerla besando a cualquiera que pudiera pagarlo —afirmó—. No que sus besos fueran baratos, pero...
—¿Por qué...?
—¿Celos? —titubeó—. Kokonoi es... realmente posesivo.
No solo celoso y posesivo, era extremadamente controlador. En el momento en que no podía controlar algo... Aunque si que fue por celos.
Principalmente porque no le agradó
mucho darse cuenta que
los Haitani iban tras ella.
Takemicchi lo miró confundido.
—No puedo decir que no me daban celos —admitió—, pero no teníamos algo serio así que yo mantenía mis limites... Koko no.
—Es un poco extraño imaginarlo —murmuró—, pero entonces... ¿Qué pasó con ustedes?
—Oh, tuvimos muchas... hm, reuniones —tosió levemente—, al punto en que terminamos en una extraña relación de tres. Es decir...
Era algo abierta, Hanna estaba saliendo con alguien más, pero a ellos no les convenía dejarla ir. Ya se habían acostumbrado y ese tipo era un idiota con ella.
—¿Cómo... se supone que funciona eso?
Takemicchi entrecerró los ojos.
—¿De verdad quieres saber? —la sonrisa de Inui le dijo que no.
—No, mejor continúa...
—Un día Baji se encontró con Hanna, um... El día en que se accidentó y ella volvió a hablar con ellos...
Aún podía recordar lo frustrante que fue.
—Luego se hicieron novios así que nos dejó ahí —se miró las manos.
Hanna, que se había empezado a ver con los chicos de la Toman de nuevo tenía otro juguete además de ellos dos, Baji era celoso a morir así que cuando se enteró... Simplemente tomó medidas al respecto, aprovechando que ya vivían en la misma casa.
—Es...
Todavía recordaba el día en que ella los dejó, argumentando que el pelinegro se confesó y ella decidió que quería darle la oportunidad a Baji para algo serio, y como no quería problemas con él era mejor que dejara su situación con ellos a un lado.
—Ahora que lo pienso... soy realmente patético —murmuró, derrotado—, ja.
Seishu siempre supo que Baji sería un problema desde el inicio, pero una parte de él quería creer que no lo era.
Si tan sólo él se hubiese
confesado antes que Baji...
Takemicchi estuvo en silencio un momento, ambos se quedaron pensando en sus propias historias hasta que el rubio confirmó que entendía cómo se sentía Inupi respecto a todo.
—Hay alguien a quien quiero salvar —rompió el silencio—, es por eso que trabajo tan duro, pero soy un inútil y sigo fallando... Por eso, Inupi-kun, sé cómo te sientes. Realmente lo entiendo.
Se levantó y sonrió.
—Tomaré el mando de los Black Dragons —afirmó con una gran sonrisa—. Protegeré a Koko y a Hanna, derrotaré a Kisaki e Izana, ¡y a Tenjiku!
Le extendió la mano.
—¿Vendrías conmigo?
Inupi sonrió y la estrechó.
—Te encomiendo mi vida, Hanagaki.
.
.
.
—Realmente yo no estoy de acuerdo con que estés aquí —el peliblanco se cruzó de brazos—, ni Senna.
—Confirmo.
—¡Agh! Ya me dieron de alta, solo se me bajó la presión —masculló ella entre dientes, sentada en una silla plegable que ellos le habían llevado—. ¿Acaso no ves que estoy bien, A-ki-ra?
Takemicchi la miró en silencio desde su puesto, estaba feliz de ver que estaba sana y salvo, no había perdido a su bebé y estaba contento por la forma en que se acariciaba el vientre así que sonrió. Chifuyu le había contado lo que pasó mientras ellos no estaban.
—Es una suerte que ella se haya desmayado —susurró Takemicchi—, y así nada malo ocurrió.
No supo exactamente qué cambió el momento en que Hanna perdía la cordura, quizá fue el hecho de que Chifuyu estuviese en su casa y no en la de él (recordando que la casa de Chifuyu es en el mismo bloque que la de ella).
—Sí...
Lo que fuera, estaba feliz de verla bien.
—Ya lo creo, por un momento vi mi vida pasar frente a mí creyendo que Baji-san volvería de los muertos a matarme por no poder cuidarlos —murmuró tan rápido que Takemicchi creyó que no había respirado lo suficiente—, lo juro.
Mikey los miró a todos antes de suspirar.
—Así que Mucho es el traidor —dijo.
Hanna apretó la mandíbula, todavía le hervía la sangre al recordar eso.
—Sí y...
Takemicchi miró fijamente a Mikey.
—En este enfrentamiento, la primera división recuperará a Koko, ¡sin importar qué!
Mikey se sentía incómodo. Es cierto que lo mataban los celos cuando veía a Hanna con ese par, pero cuando se dio cuenta que se había desmayado solo por pensar que algo malo les pasaría, se dio cuenta que había subestimado la importancia que esos dos tenían en su vida.
—¡Muy bien! Inui —lo llamó—. ¿Alguna idea de cuando nos atacará Tenjiku?
—Mañana es 22 de febrero —comentó—, es el onceavo aniversario de los Black Dragons.
Hanna asintió.
—Para Izana, que idolatraba a Shinichiro —agregó—, mañana es un día especial.
—¿Entonces mañana? —Mikey chasqueó la lengua.
—¡Sí! —afirmó—. Estoy seguro de eso.
—¡Muy bien —Mikey miró a la primera división—, reúnan a todos en Toman! Tenemos que prepararnos para la pelea.
—¡Sí, señor!
Hanna lo vio pasar de largo, se veía enojado, supuso que era porque no solo pelearían contra su ¨hermano¨ si no también por todo lo que había pasado.
—Detesto que respire el mismo aire que respiro —masculló Akira e inhaló más fuerte—. Ojalá acabarme todo el aire para que no le quede ninguno.
Hanna y Senna se rieron.
—Eres un estúpido.
Akira y Senna hacían guardia con ella ahora, luego de lo que pasó y el mensaje de Kisaki no habían querido dejarla a solas un instante.
—Hanna —Inui se acercó a ella y se agachó, besando su mano—. ¿Segura que quieres hacer esto?
—Inui, yo también lo quiero —llevó su mano al rostro lastimado del rubio y lo obligó a mirarla—, sé que tú lo amas. Ambos queremos que él esté bien, ¿verdad?
—No podría perderte.
—Descuida, no lo harás —aseguró, acercándose a sus labios y dejando un suave beso en ellos—. Vamos a recuperar a nuestro tonto príncipe y aplastemos esos insectos. ¿Okay?
—Pero...
—Shhh —lo volvió a callar con un beso y sonrió—. Confía en mí. ¿Okay?
Takemicchi los observó confundido por un momento, realmente no entendía cómo lograría que todo saliera bien, pero no se rendiría. Estaba seguro de lo que debía hacer.
¨Todo va a estar bien¨, se decía.
¨Hana no perdió a su bebé así
que eso ya contaba como una victoria¨
Era un pequeño paso más hacia un mejor futuro.
.
.
.
—¡IZANA!
El peliblanco se giró al escuchar la voz de su sirviente.
—¡NO ESTOY DE ACUERDO CON ESTO! —gritó—. ¡¿POR QUÉ COOPERAS CON ESTOS?!
No lo entendía, realmente fue difícil hacer que las cosas salieran mal en el caso de Hanna, a este paso no podrían... Izana no tendría salvación.
¿Realmente era así
como debía ser?
—Silencio, Kakucho.
Apretó la mandíbula.
—Esta es la única manera que tenemos para derrotar a Toman —se dijo—, si hubiéramos conseguido a Hanna...
Ya había fracasado un plan, no podían permitirse que fallase otro.
—Yo... no le veo razón alguna —masculló—, ¡a matar!
.
.
.
21 de febrero, 11:59 pm
—Realmente tiene agallas para venir —Koko apretó la mandíbula cuando el peliblanco sonrió—. Aprovecha para verla, Kokonoi, mañana no tendrás esa oportunidad de verla tan cerca.
Izana lo había obligado a ir a verla presentarse esa noche, pese a que a duras penas le habían curado las heridas.
Tremendo hijo de perra,
aún recordaba la última vez.
No podía evitar mirarla mientras hacía las pruebas de sonido. Su corazón se apretaba cuando pensaba que Inupi estaría también ahí, pero ya no estaría a su lado.
♪Perdida en la niebla♪
♪Temo que aún hay más por caer♪
♪Es peligroso porque lo quiero todo♪
♪Y no creo que me importa cuanto cueste♪
—Es una lástima que no hayamos podido conseguirla —Izana chasqueó la lengua y le jaló el cabello al otro—, aun así, deberías poner ese rostro a nuestro favor. Oí que tú y ella salían...
—No sé de qué mierda hablas —masculló, sus ojos se cruzaron con la pelinegra—, no salimos.
—Haha, ¿estás seguro? —se burló el peliblanco—. A mi me parece que si.
♪No debí enamorarme♪
♪Mira lo que hiciste que me convirtiera♪
♪Te dejé acercarte demasiado♪
♪Sólo para despertarme sola♪
♪Y sé que crees que puedes escapar♪
♪Tienes miedo que sea la indicada♪
♪Pero yo solo no puedo dejarte ir♪
—Él está aquí —susurró Inupi, sintiendo su corazón latir con fuerza—, arriba.
Takemicchi lo miró.
—Mierda, ¿es en serio? —se quejó—. ¿Podríamos ir por él?
Inui negó con la cabeza.
—No hay manera de que lo hayan dejado venir solo y este establecimiento no es agradable con las peleas —miró de reojo a Hanna—. Si hay una pelea, Hanna perderá su oportunidad de cantar.
Por la forma en que Hanna lo miraba fijamente, Takemicchi sabía que definitivamente era Koko.
♪Dejaría el mundo arder♪
♪Dejaría el mundo arder por ti♪
♪Así es como siempre tuvo que terminar♪
♪Si yo no puedo tenerte... entonces nadie podrá♪
♪Lo dejaría arder♪
♪Yo dejaría el mundo arder por ti♪
♪Sólo para escucharte gritar mi nombre♪
♪Viéndolo todo en llamas♪
—Hana...
Koko la observó también, la canción que Hanna alguna vez escribió para Keisuke sonaba demasiado dolorosa en ese momento, se relamió los labios secos.
Hanna...
Sus ojos se cristalizaron por un momento.
—¿Hm? —Izana la miró también—. ¿Ves eso, Kakucho?
—Sí...
♪Miedo en sus ojos♪
♪Hay cenizas lloviendo del cielo color naranja rojizo♪
♪Le dejé saber a todo el mundo que eres mío♪
♪Ahora sólo es cuestión de tiempo♪
—Está más que claro que tú te has ganado su cariño —Izana apretó su cabello más fuerte hacia atrás—. Realmente querías engañarme cuando decías que no. ¿Verdad?
—No... te atrevas... a tocarla.
—Oh, pero lo haré —sonrió de lado—, por todas partes... Y ella me pedirá que lo haga. Ya verás, va a gemir mi nombre muchas veces.
—¿Qué...?
Koko frunció el ceño.
—Te tengo a ti —murmuró—, después de todo, su debilidad siempre fueron los rostros así...
Hanna soñaba con ser la reina de un imperio y tener un harem, Izana soñaba con ser el rey. Y siempre estuvo dispuesto a todo, incluso darle su tonto harem.
—Así que te usaré para que se arrastre hacia mí —miró a la pelinegra, ella cantaba tranquila pese a que lo veía junto a Koko—. Me pregunto cómo se verá rogando...
Izana sonrió de medio lado.
¿Quién diría que reconocería
la debilidad de Hanna así de fácil?
Los ojos de Hanna fueron a Seishu entonces.
♪Antes de que seamos barridos con el polvo♪
♪Mira lo que hiciste que me convirtiera♪
♪Te dejé acercarte demasiado♪
♪Sólo para despertar sola♪
♪Y sé que crees que puedes huir♪
♪Tienes miedo de creer que soy la indicada♪
♪Pero no puedo dejarlo ir♪
—Hanna —Inupi tragó fuerte al notar sus ojos cristalizados.
Takemicchi los vio en silencio, Inupi estaba triste por alguna razón que no conocía.
¿Por qué parecía más
una canción de despedida?
Takemicchi palideció. ¿Acaso los dejaría como dijo Taiju? Ellos no habían hecho
♪Dejaría el mundo arder♪
♪Dejaría el mundo arder por ti♪
♪Así es como siempre tuvo que terminar♪
♪Si yo no puedo tenerte... entonces nadie podrá♪
♪Lo dejaría arder♪
♪Yo dejaría el mundo arder por ti♪
♪Sólo para escucharte gritar mi nombre♪
♪Viéndolo todo en llamas♪
—¿Por qué? —susurró Inui.
♪Déjalo todo arder♪
♪Oh, quemaría el mundo por ti♪
♪Oh, cariño, lo dejaría arder♪
♪Por ti♪
—Basta... basta, por favor —Koko sollozó, queriéndose apartar, pero la mano de Izana en su cabello no le permitía hacerlo—. Déjame ir, Izana.
♪Dejaría que el mundo arda♪
♪Dejaría que el mundo arda por ti♪
♪Así es como siempre tuvo que terminar♪
—Necesito algo de aire —susurró Inupi, levantándose cuando la canción terminó—. Mierda.
Takemicchi volvió su vista a la tarima donde Hanna sólo se sentó en el suelo, respirando entrecortadamente, mientras su corazón latía desenfrenadamente.
♪Si no puedo tenerte,
entonces nadie podrá♪
.
.
.
—¡Hanna-chan!
Emma se acercó a abrazarla apenas la vio levantarse e ir al camerino, Hanna la abrazó de vuelta con una sonrisa.
—¡Eso fue espectacular! Creo que ha sido tu mejor presentación hasta ahora —la halagó, moviendo sus manos—, simplemente la amé.
—Jaja, gracias Emma —le dio un beso en la mejilla.
La pelinegra se sentó en la silla de su camerino, mientras daba un sorbo a su botella de agua.
—Oye, Hanna.
—¿Hm?
—Entonces... ¿Ese par de chicos y tú van a ser algo como novios ahora? —preguntó, alzando las cejas sugestivas—. ¿Cómo se turnan en el sex-?
Hanna escupió todo el agua entonces haciendo que Emma soltara una carcajada luego de eso.
—¡¿Por qué te sorprendes?!
—A veces eres demasiado directa, Emma-chan —susurró.
—¡Pero es verdad! —se cruzó de brazos, haciendo un puchero—. Mira los he estado observando, tienen un par de red flags pero en general parecen ser buenos chicos y se preocupan por ti.
—¿Un par...?
—Hm, sí que es una lástima que no te quedes con Mikey, pero yo te apoyo en lo que sea que decidas —afirmó la rubia con una sonrisa mientras se sentaba con ella y la abrazaba—, tú...
Hanna sonrió.
—Te mereces una... o dos personas que puedan sobrellevar tu loco estilo de vida, Hana.
La pelinegra la abrazó de vuelta entonces, dejando su cabeza sobre el hombro de la mayor.
—¿Realmente crees que merezco a alguien...?
—¡Por supuesto que sí! —la apartó y la hizo mirarla a los ojos—. ¡Mírate! Eres hermosa.
Hanna alzó una ceja.
—Y no lo digo porque soy yo quien te arregla en cada presentación —bromeó—. Eres hermosa siempre.
Hanna se alegraba de tener a Emma a su lado, su amistad le había dado sentido a su vida y además le había ayudado en todo momento de su carrera musical, después de todo, Emma era algo así como su estilista personal.
Ella estaba ahí en todas
sus presentaciones, sin faltas.
—¿Sabes? Eso significa que por fin voy a poder vestirte sin restricciones de dinero.
Emma soltó un chillido, emocionada.
—¡Ya verás! Te voy a hacer la cantante más top de todo Japón —aseguró—, todos se enamorarán de tu estilo.
Hanna le vio con los ojos brillantes.
—Gracias, Emma —susurró—, realmente eres una gran amiga y te aprecio demasiado.
—¿Hm? —la rubia fingió que tenía fiebre—. De repente estoy enloqueciendo. ¡¿Hanna-chan me está diciendo lo mucho que me ama?!
—No seas así —hizo un puchero—. Siempre te lo digo...
Hanna miró a Emma hablar de cómo quería vestirla para su siguiente presentación y que, si Koko aceptaba dar el dinero, ella se encargaría de rediseñarle el closet por completo. El sueño de Emma, luego de ser esposa de Draken, era convertirse en su estilista personal cuando ella triunfara en el mundo de la música.
—Pero en serio, ¿cómo se turnan? —la miró, haciéndole ojitos—. Estoy curiosa
¡Agh! Sabe que no puedo
decirle que no a esa mirada de perrito.
Tras un suspiro Hanna decidió que era mejor decirle o Emma estaría encima suyo preguntándole lo mismo hasta que lo hiciera.
—No... no se turnan —apartó la mirada sonrojada.
Emma se quedó en silencio con la boca abierta un momento antes de chillar fuertemente.
—¡¿Lo haces con los dos al mismo tiempo?!
Hanna no respondió, demasiado avergonzada para hacerlo, sólo miraba al suelo.
—¡Qué salvaje! —chilló Emma, emocionada—. No conocía esa faceta tuya, mi amiga.
En realidad si lo hacía, pero adoraba ver a Hanna sonrojarse cuando la molestaba con eso.
—Basta.
—¿Y bien? —la miró con entusiasmo—. Quiero lujo de detalles, desembucha ahora mismo.
—¡Oi —arrugó la nariz—, eso es privado!
—¿Qué privado? —la acusó—. ¡Soy tu mejor amiga, me sé hasta la talla de tu calzón!
—Ni yo me sé eso —la miró incrédula.
—¿Quieres apostar? —levantó la ceja.
Hanna sólo pensaba que quería que ese momento durara para siempre.
—¿Qué quieres saber? —se rindió.
Sólo Emma y ella hablando de cosas sin sentido.
—¡Todo, amiga, todo!
Sin tener que preocuparse sobre Pandora, la Toman o Tenjiku.
—¿Y te dolió...?
Mientras Hanna, obligada por la rubia, le contaba lo que había sucedido con los chicos.
—Al principio —confesó.
Emma cambiaba sus expresiones cada tanto y exageradamente, haciéndola sonreír.
—¡Ah, me hace acordar cuando saliste con... Hm-!
Hanna se apresuró a taparle la boca.
—¡No lo invoques! —la acusó—. Siempre que mencionas su nombre termina apareciendo.
A medida que hablaban, Hanna sólo miraba a la rubia con anhelo. Cuando naciera su bebé, Hanna vería a Emma convertirse en tía.
—¿Crees que en serio se aparezca si digo su nombre...?
—Por supuesto —afirmó—, es el diablo. Di su nombre y aparecerá, ese dicho es por él.
Además no podía esperar para verla ser feliz también. En el futuro cuando Emma se casara con Draken y fueran a tener un bebé, ella sería tía también.
—Realmente me gustaría congelar este momento —susurró para sí misma—, siento que se me escapa de las manos...
Keisuke le sonrió desde la parte de atrás de su camerino, como diciéndole ¨Concuerdo¨.
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22 de febrero, 2 am
Templo Musashi
—¡La reunión de emergencia de la Toman comienza ahora! —anunció Draken.
Takemicchi afirmó su rostro.
—Chifuyu... Esta vez el objetivo de la primera división —habló Takemicchi—, ¡es traer a Koko-kun, derrotar a Kisaki y a Izana!
—En otras palabras... derrotar a Tenjiku —murmuró Chifuyu.
—¡De alguna manera las cosas se han vuelto simples!
—Sí... El problema es...
Chifuyu miró en silencio a Draken hablando.
—¿Puede Toman ganarle a Tenjiku en este estado?
—¿Estado...?
Takemicchi no lo comprendió.
—¡Escuchen bien, todos! —gritó Draken—. ¡Hoy, 22 de febrero, Tenjiku y Toman tendrán un enfrentamiento total! La guerra... por fin empieza.
Hanna llegó entonces, vistiendo para su sorpresa, un traje de la Toman junto a los capitanes de sus divisiones en Pandora, verla así hizo que todos se sorprendieran. Ella le sonrió a Takemicchi.
—¡Pandora reportándose!
Los demás comenzaron a murmurar cuando vieron las mujeres que venían detrás.
—Recuerden que Pandora y Toman se han unido para esta batalla —dijo ella, con una sonrisa de lado—. ¡Por eso, el día de hoy, todos portamos el mismo uniforme!
Mikey sonrió.
—Recuerden bien, Pandora está con ustedes y pelearán codo a codo hasta llegar a la victoria... ¡Hoy todos somos Toman!
Todos comenzaron a corear el nombre de la pandilla.
¨¡Toman, Toman!¨
—Prepárense —continuó Draken—, Tenjiku no es del tipo que juega. Se hacen llamar a sí mismos ¨organización criminal¨así que usarán trucos sucios.
Hanna no estaba prestando atención por pensar en Baji, por alguna razón había recordado el día en que le contó sobre el cambio de peinado de Chifuyu y se ofreció a darle consejos a ella.
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—¡Keisuke Baji!
En ese momento Keisuke estaba en el comedor y se tensó al oírla gritar.
—¡¿Qué le hiciste a mi cabello?! —fue lo que gritó mientras se veía en el espejo del baño.
—Te peiné —respondió mientras desayunaba, mirándola de reojo cuando ella se asomó—. ¿Qué más?
—¡Parece que voy a ir a un festival o a presentarme! —se quejó, viendo de vuelta en el espejo los chonguitos que le había hecho a cada lado—. ¿No crees que es algo exagerado...?
—¿No te gusta?
Keisuke alzó una ceja, cruzándose de brazos mientras la miraba. Ella se acercó a él entonces y se mostró con el uniforme.
—¡No combina con el uniforme! —explicó.
Baji le había mirado de arriba abajo, a él le parecía que le sentaba demasiado bien para su gusto, tanto que incluso pensó que sería mejor quitarle todo.
—No te gustó —apretó los labios.
Hanna se había quedado callada un momento, viendo su expresión molesta, él se había tardado media hora en peinarla y seguramente se estaba sintiendo como un inútil en ese momento porque ella se estaba quejando así.
—Entiendo.
En realidad, Hanna consideraba que era un lindo peinado... para una presentación o algo, pero en esa mañana iba a la escuela.
—Eh...
¡No le gustaba llamar la atención
y el peinado gritaba ¨mírame¨!
—¿Tú... crees que me veo bien así? —preguntó entonces, mirándolo.
—Sí —alzó una ceja.
—¡Bien! Me lo dejaré —sonrió con los ojos cerrados—, sólo porque me peinaste tú.
—¡¿Hah?! —Keisuke apartó la mirada con el ceño fruncido, pero ella logró ver su sonrojo—. Qué estupidez.
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Hanna sonrió al recordarlo.
Keisuke, su novio,
era... Perfecto.
Escuchó muchos gritos y se volteó a verlos, no había estado prestando nada de atención en esa reunión.
—¡Entonces Toman tendrá que hacer lo mismo! —gritó el recién llegado—. ¡Hay que joderlos con los trucos sucios!
—¿Hakkai...?
Hanna parpadeó y se acercó a él de un brinco al verlo llegar en ese estado.
—Whoa —lo sostuvo del brazo cuando vio que estaba furioso—, ¿qué pasa, compañero?
—De camino acá... ¡Taka-chan fue atacado —Hanna palideció—, y también Smiley!
¿Takashi...
Y Smiley?
—¡¿HUH?!
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