| 19; Convicción |

Draken tenía en su mente dos días en específico cada vez que iba con Hanna donde Mikey, el primero fue de la primera vez que vio a Hanna, el rostro de la chica fue fácil de memorizar. Además de que siempre estaba pegada a Emma o a Baji así que la veía seguido.

—Hanna... es mi mundo —fue lo que dijo Mikey.

—¿Tu mundo?

Ellos iban a su casa y aquella frase lo había sorprendido, sólo llevaba poco más de un mes de conocer a Mikey, pero la confianza entre ambos era así.

—Sí —Mikey iba tranquilo—, su sonrisa... es mi sol.

—Ya veo —no supo que más decirle.

Y el segundo recuerdo era de aquel día, pocos días antes de que Hanna se fuera para el extranjero. Mientras Hanna estaba con Baji y los chicos de Pandora (que en ese tiempo no sabían eran de Pandora), Mitsuya, Mikey y él se habían ido a pasear en sus motos. 

—Acabo de descubrir que quizá me gusta Hanna —comentó el rubio, recostado en el suelo.

Draken lo observó en silencio, juzgándolo por dentro. ¿Era en serio? Llevaba años diciéndole que era...

Su mundo, su reina, la mujer
más hermosa de la tierra y no sé qué más.

Baji era igual. La diferencia era que Baji no lo decía tan abiertamente aunque cuando estaban solos, era como:

¿Has visto sus ojos,
su sonrisa, su rostro?

Es muy bonita,
y muy molesta.

Pero así me encanta,
si solo ella me hiciera caso.

Habían pasado bastantes años que él, Ken Ryuguji, había tenido que oírlos suspirando por ella, soñando con ella, golpeando a los que la miraban, celándola... 

Mikey era altamente
celoso de todos.

Ni Mitsuya y él se
salvaban por momentos.

Pero así
era Mikey.

—Hana... ¿La chica que celas con cualquiera que se le atraviese? —fue Mitsuya quien habló.

Draken lo pensó, pero Mitsuya lo dijo. Mitsuya también era consciente de esto así que probablemente estaba tan ¨impactado¨ como él ante la gran revelación que tuvo Mikey.

—Debió ser una sorpresa gigante...

—Sí —Mikey sonrió con los ojos cerrados—, lo fue.

Mitsuya y él se miraron entre ellos.

—Mikey, ¿no ves lo que pasa?

—No te gusta, la amas —afirmó Draken, metiéndose las manos a los bolsillos—. Amas a nuestra pequeña y tonta hermanita.

En ese tiempo, Mikey y ella se habrían besado ya un par de ocasiones, fuera por retos o porque a Mikey se le cruzaban los cables por días.

—¿Qué? —levantó la mirada hacia ellos y negó con la cabeza de inmediato—. ¡No, eso es una locura! Sólo...

Pero nunca le decía nada, ellos estaban enloqueciendo con él.

—¿Una locura? —Mitsuya alzó una ceja—. ¿No te gusta nada de Hanna? Nuestra hermanita se pondría triste de oír eso...

La indecisión de Mikey, eventualmente, haría que la perdiera por completo.

—¡No le digan nada! Yo... sí —admitió—, me gustan muchas cosas de Hanna.

—¿Cómo qué...?

Los gemelos dragón cuidaban mucho de su pequeña hermanita dragón, era algo que siempre hacían. No importaba quién fuera, ellos siempre la protegerían, incluso si ese alguien fuera Baji o el mismo Mikey.

—Me gusta escuchar sus canciones —miró al cielo con una pequeña sonrisa—, me gusta que... puedo hablar con ella de cualquier cosa.

Mitsuya y Draken se miraron de nuevo.

—Continúa —le dijo Draken.

—Y... su sonrisa —sonrió—, me gusta su sonrisa y la forma en que se ríe. 

Mitsuya sonrió también.

—¡Oh! Me gusta cuando estamos entrenando en el dojo y su mano accidentalmente toca la mía —Mikey se miró las manos con una sonrisa.

¨Este muchacho está
terriblemente enamorado¨

Fue lo que pensaron ambos al verlo.

—Tengo esa extraña sensación de que nadie en el mundo jamás me haría sentir... 

Mikey parpadeó.

—Oh, mierda... ¡Realmente me gusta Hanna! 

La negación de ese muchacho era tan grande que ni ellos podían creerlo. ¿Cómo declaraba con tanta seguridad que era su mundo y sería su reina si ni siquiera era capaz de admitir que le gustaba?

—Es mucho más que eso —negó con la cabeza el más alto.

—Creo que estás totalmente enamorado de ella —afirmó el de cabellos lila.

Pero bueno, al final los gemelos dragón solo querían ver a su hermanita feliz, incluso si querían ver a Mikey feliz... La decisión final sería la de ella y la respetarían.

—Wow...

Mikey se sentó, completamente impactado.

.

.

.

Draken sonrió al recordar aquello, de algún modo las cosas no salieron de la forma en la que esperaban.

El destino
era juguetón.

Haruki falleció tras el ¨asalto¨ y Hanna fue obligada a irse del país, dejando un gran vacío en ellos, solo para volverse a reencontrar con Baji meses después

¨¡Adivina a quién
acabo de ver!¨

Cuando Baji lo llamó para decirle eso, Draken había corrido hacia él, pero estaba lloviendo y ella iba conduciendo. Una cosa llevó a la otra y tras el accidente, Baji tuvo una gran ventaja.

¨¿Qué voy a hacer? Es realmente
desesperante vivir a su lado¨

No sólo vivían juntos y dormían bajo el mismo techo sino que ella también se colaba todo el tiempo con la primera división, llegando incluso a meterse en peleas cuando no debía.

—Es una pequeña problemática —musitó con una sonrisa al recordar eso—. Oye, dragoncita, ya llegamos.

El mayor despertó con un toque en la cabeza a Hanna cuando estaban llegando a su destino, ella bostezó.  Takemicchi lo vio de reojo preguntándose ¨¿qué onda con el apodo?¨ Era extraño.

—Oh, hace rato no venía a estas horas —murmuró, aún siendo cargada por el mayor.

Por otro lado, dentro de la casa Sano, todos se encontraban tomando el desayuno. 

—¡Ya estoy aquí —gritó Draken desde afuera de la casa de los Sano—, Mikey!

Emma se sorprendió cuando escuchó al mayor mientras que su abuelo leía el periódico y Mikey, que estaba comiendo medio zombi, reaccionó al momento con un bostezo.

—¡Espérame en mi cuarto —le gritó en respuesta—, Kenchin!

—¡Me encontré con Hanna y Takemicchi —gritó de vuelta—, los llevaré conmigo! ¿Está bien?

—¡Bien! 

Mikey miró a Emma, ambos igual de confundidos porque la pelinegra estuviera ahí de repente.

—Wow, así que esta es la casa de Mikey-kun...

Takemicchi vio asombrado la casa bastante tradicional. Hanna asintió mientras bostezaba, tenía demasiado sueño, él la miró de reojo ante esto.

—Este es el cuarto de Mikey —señaló Draken el cobertizo.

—¡Wow —se asombró—, una construcción aparte! 

—Originalmente era el garage donde Shinichiro-kun pasaba su tiempo modificando su moto —le contó, bajando a la pelinegra—. Mikey y yo veníamos a verlo trabajar, nunca se cansaba.

Takemicchi vio como Hanna sonrió triste mientras se restregaba un ojo con la mano.

—Solía pasar muchas tardes aquí —agregó—, Shinichiro me cargaba y me sentaba en sus piernas mientras me explicaba las partes de la moto como si yo fuera a... recordar algo de eso.

Hanna, inevitablemente, pensó en la primera generación de los Black Dragons y en él con una pequeña sonrisa. 

Eran muy
buenos tiempos.

En el carro
rojo de Haruki.

Y en la moto de Shin,
todo era tan feliz.

Bajó la mirada al suelo, esos tiempos no regresarían y ella debía vivir con ese dolor punzante siempre que lo recordaba.

—Siempre has sido mala para recordar cosas —Draken se burló—, desde que te conozco.

—¡No es cierto!

—¿Qué desayunaste hoy?

—Hm...

Eso no contaba. Hanna se dispuso a discutir al respecto con su hermano mayor, quien sólo la ignoraba y pretendía que estaba demasiado ocupado pensando en otras cosas.

—¡Wow! —Takemicchi no les prestó atención ya que le pudo el asombro cuando entraron—. ¡El cuarto de Mikey es genial!

La imagen de Keisuke la hizo perderse en sus pensamientos.

—Creo que olvidé alimentar a Peke J —susurró Hanna para sí misma, preocupada—. Bueh, estoy segura que habrá ido con Chifuyu...

Draken la miró de reojo.

—¿Le dejé comida a Kira-chan? —palideció.  

—Calma, seguro que le pusiste dos platos —le aseguró con una sonrisa—, con lo distraída que eres.

Hanna era tan despistada y olvidadiza que, a veces, terminaba dándole dos porciones de comida a su pequeña gata. Mientras entraba notó algo que llamó su atención y se acercó.

—¡Oh, mira esto! —Hanna vio una fotografía de ellos pequeños entre las cosas de Shinichiro—. Esta foto...

La foto mostraba a los tres Sano, los gemelos dragón, Baji y las dos Yagami. Sonrió con nostalgia, era como ver una foto familiar donde habían personas que ya no estaban.

Y vaya que dolía...

De las ocho personas en aquella fotografía solo quedaban cinco ahora, acarició el rostro del pequeño Baji, su mejor amigo en ese entonces. Luego vio el rostro de su hermana, ya casi lo había olvidado.

Neesan...

—Mikey-kun tiene cosas bastante maduras —sonrió Takemicchi—, ¿no?

—Bueno, la mayoría de cosas —comentó Draken—, son de Shinichiro-kun.

—La cama es lo único mío —susurró Mikey detrás de Takemicchi.

—¡MIKEY-KUN!

El teñido saltó del susto.

—Todavía es de mañana —los regañó el rubio con molestia—, ¡no sean tan ruidosos!

Su mirada se fue a la chica que miraba con una pequeña sonrisa triste la fotografía de ellos.

—¿Quieres llevártela?

—No —Hanna negó—, tú quédatela, la cuidas mejor de lo que yo haría. 

—Probablemente la guardaría tan bien que se le olvidaría donde la guardo —Draken le quitó la foto y se la mostró a Takemicchi—. Mira, mi hermana de pequeña era una verdadera lindura... No sé qué le pasó.

—¡Oi, no seas grosero!

Draken soltó una carcajada. Takemicchi abrió la boca dos veces y luego la cerró, algo sorprendido.

—¡Ah, son Mikey-kun, Baji-kun, Mitsuya-kun y Draken-kun pequeños! ¿Hm...? —parpadeó—. Hanna-san chiquita era...

Sus ojos vieron a la pelirroja de ojos azules que sonreía a un lado de Hanna. La forma en que Hanna sonreía era impresionante. ¿Alguna vez la vio sonreír así?

—¿Y esta chica quién es?

—Es mi hermana mayor —replicó Hanna—, Haruki-neesan.

Takemicchi recordó que en el camino había mencionado que ella tenía una hermana, en su mente la había imaginado como una versión de Hanna más grande, pero...

—No se parecen en nada —Takemicchi pensó en voz alta—, ella se ve tan... 

La chica lucía tierna, incluso Hanna se veía tan agradable, no que no lo fuera, pero la Hanna actual daba miedo por momentos.

—¿Agradable? ¿Bonita? —describió el del tatuaje de dragón—. ¿Un amor?

A diferencia de la foto, Hanna Yagami era como un tornado en la actualidad y en el futuro. Podía ver que cuando su hermana estaba viva no era tan así.

—¿...Pelirroja? —fue lo único que se le ocurrió a Takemicchi.

Hanna asintió con una sonrisa.

—Haruki es la hija del anciano con su esposa y se parece a la señora Yagami, era de la misma edad de Shin-kun —respondió ella con una sonrisa—, es... la única familia de sangre que tuve además de mamá...

Takemicchi recordó que su padre estaba casado con hijos cuando se metió con su estudiante (la madre de Hanna), le sorprendió que su hermana mayor a la que ella tanto amaba e idolatraba según Mikey fuera, de hecho, su medio hermana.

¿Y era casi de la
misma edad que su madre...?

—Um... ¿Alguno se acuerda cuando Takemicchi se cayó? —preguntó Draken de la nada.

Estaba intentando aligerar el ambiente ya que sabía que Hanna siempre se deprimía al hablar de Haruki.

—Y que nadie lo ayudó —Hanna soltó una risa.

—Hanna lo iba a ayudar —comentó Mikey, riendo también—, ¡y también se cayó, pfft!

Takemicchi se soltó a reír con ellos ante el recuerdo de ese día.

—No... respiro —se quejó Draken entre risas—, ayuda jaja.

Las risas aligeraron bastante el ambiente que se había formado sombrío ante los recuerdos. Takemicchi observó la sonrisa de Mikey y Hanna.

Son tan...
iguales.

.

.

.

—Ya veo...

Mikey asintió con la cabeza luego de que Takemicchi les contara el motivo de su visita inesperada.

—Izana Kurokawa... Así que era el del otro día.

—¿Lo conoces? —preguntó Draken sorprendido, mientras peinaba a Mikey.

—¡Sí! —se cruzó de brazos.

Hanna sólo lo observó en silencio, no podía concentrarse porque Keisuke estaba sentado a su lado haciendo muecas y fingiendo que se peinaba igual que Mikey.

Keisuke...
Mi amor.

Ahora solo puedo
darle besos al aire.

Pero realmente me
muero por tocarte.

Lo extrañaba tanto, quería abrazarlo, le mortificaba no poder hacerlo. En esos momentos quería volver al tiempo donde su única preocupación era bromear junto a Ryusei, cuidar a Keisuke y golpear a Chifuyu.

—Así que es el líder de Tenjiku...

No, quería devolver el tiempo a cuando todos eran pequeños y decirle al Keisuke que lo tomaría de la mano para siempre, incluso si tuviera que atravesar todo un infierno sólo para estar con él.

Devuélvanme al día
en que lo conocí.

Si pudiera hacerlo, si pudiera retroceder el tiempo, Hanna Yagami estaba segura que ignoraría a todos los demás con tal de poder ser feliz junto a Keisuke.

—Fue el octavo líder de los Black Dragons y ahora Tenjiku —Draken se puso la mano en el mentón, pensativo—. Quizá esté relacionado con Shinichiro-kun.

¿Cómo hubiese sido su vida con él si no hubiera dejado que aquel tipo le arruinara la vida? No, no era su culpa, ella nunca no podía prever todo lo que pasaría.

—¿Huh? —Takemicchi parpadeó. 

Miró a Hanna, ella solo estaba sentada a un lado de Mikey jugando con su bombón sin prestarles atención.

—Takemicchi, nuestra conversación se queda aquí —dijo Draken—, entre nosotros.

Su hilo de pensamientos comenzó en la primera división, cruzando por Ryusei, pasando por el otro pelirosa y finalmente en el peliblanco de ojos violetas. ¿Izana siempre estuvo loco? No...

¿Qué estará haciendo Waka-chan?
¿A dónde se fue Ryusei? Hm...
¿Cómo se compra una casa? ¿Cuántos días tiene Agosto? ¿Qué tan difícil será parir?

—¡Sí! —Takemicchi asintió.

¿Qué pasaría si devolviera el tiempo pero accidentalmente
volviera a una fecha donde estaba con el pelirosa?

Sacudió la cabeza, su tren de pensamientos se desvió un poco... demasiado.

—En realidad... Shinichiro-kun es el creador de los Black Dragons —confesó.

Hanna lo miró de reojo ante la mención de los Black Dragons y Mikey se quedó viendo a Takemicchi completamente serio, buscando una reacción que no hubo.

—¿Huh? —Draken arrugó la nariz—. ¿No deberías estar más sorprendido?

—Ah...

Takemicchi sintió el verdadero terror al darse cuenta que esa información era del futuro por lo que, se suponía, no tenía ninguna idea de eso en ese preciso momento. 

—Creo que se le fundió el cerebro a la pulga —se burló Hanna, luego frunció el ceño—. ¿Las pulgas tienen cerebro...?

Draken la miró confundido. ¿Por qué estaba pensando en eso? Aunque ella siempre pensaba puras estupideces.

—¡No! Yo... ¡E-E-Estaba —tartamudeó—, tan sorprendido que mi voz-! 

—De verdad, pulga —sonrió—, tanto teñirte el cabello te está acabando las neuronas.

Mikey sólo lo vio como si a ese punto ya no le sorprendiera la actitud de Takemicchi.

—Las únicas personas que saben de esto somos nosotros tres y Baji —comentó—, decidimos mantenerlo un secreto desde que Kazutora se metió en problemas con los Black Dragons.

—Antes de enfrentarme con la novena generación —Mikey miró al techo—, hablé con mi hermano...

Mikey recordaba como su hermano estaba fumando aquel día frente a la moto que estaba arreglando en la tienda y se le quedó viendo con ironía, había admitido que sabía que las cosas habían cambiado después de la octava generación, y pese a que eran todo para él, lo único que dijo fue...

¨Haz lo que
quieras, Manjiro¨

¨Quiero te que hagas
cargo de los Black Dragons¨

¨Ya que dejé
el grupo para ti¨

En realidad Shinichiro dijo que si él no tomaba a los Black Dragons, se lo dejaría a Hanna cuando estuviera un poco más grande, quizá por eso también él no quiso que siguieran existiendo.

—La persona que corrompió a los Black Dragons fue...

Incluso si Mikey sabía que Hanna era fuerte y podía sola, no quería que peleara, quería protegerla siempre.

—¡Izana Kurokawa!

Hanna al oír el nombre arrugó la nariz, por un momento recordó a Shion y no pudo evitar rodar los ojos.

—Ah, sí —ella chasqueó la lengua, mientras buscaba un bombón en sus bolsillos—, ese idiota...

Mikey la vio de reojo, confundido por su actitud repentina. ¿Por qué decía eso de ese modo? No era un tono normal, era como si lo dijera con rencor.

—¡Chicos, les traje té! —Emma entró al cuarto con una bandeja de té.

Hanna encontró entonces su bombón y sonrió, pensando en la persona que le dio esa obsesión. 

—Izana Kurokawa... ¿Quién demonios es él? —preguntó Takemicchi, más confundido.

—Mi hermano.

—¿Quién? —preguntó Mikey.

—Como dije —repitió Emma—, es mi hermano.

—¿Quién? —esta vez preguntó Hanna.

—¿Es en serio? 

Mikey miró a Hanna, Hanna miró a Draken, Draken a Takemicchi y Takemicchi a Emma.

—¡Vamos, Mikey! —Emma frunció el ceño al ver a su hermano—. ¡Te lo he dicho varias veces, porque él también es tu medio hermano!

—¿Eh? —Mikey la miró, completamente sorprendido—. ¿En serio?

—Mi nombre original era Kurokawa —afirmó Emma—, y tengo un hermano con ese nombre.

—¡¿Qué?! —Hanna casi se ahoga con el té.

¿Izana era medio hermano de Mikey y Emma? Eso sí que era otra onda completamente. Abrió grande los ojos.

—Sí —Emma la miró con una ceja alzada.

—No...

Ahora mismo,
estoy en negación.

—Que sí.

Y estaré en negación
por un rato más...

—Nuhuh.

—Sipi.

—Me niego —se cruzó de brazos y meneó la cabeza de un lado para el otro—. No se parecen en nada, además Izana es un hijo de... 

Emma ladeó la cabeza.

—¿Su...? No, espera —se puso la mano en la boca, pensativa—. Si es hermano de Emma y Mikey, eso significa...

Hanna y Takemicchi se miraron entre ellos, prácticamente traumados por la información, especialmente la menor que no sabía que hacer con ese pedazo de información repentina.

—¿Hermano...?

Mikey, por otro lado, también estaba sorprendido. ¿Y Emma ya le había dicho? Es decir quizá no le prestó atención o estaba ocupado cuando le dijo.

—¡Carajo, Mikey —Emma soltó al ver su rostro—, nunca escuchas a nadie!

—¡Ah, ya lo recuerdo!

No lo hacía.

Mikey sólo no quería que Emma estuviera enojada.

—Mentiroso —murmuraron Draken y Hanna.

—¿Les han dicho que son unos aguafiestas? —inquirió, volteándose a verlos—. Parecen hermanos...

—Casi casi —ambos hicieron una pose con su mano mientras mordían sus labios. 

Takemicchi consideró que ellos realmente eran extraños ahora que estaban en confianza, miró a Emma entonces, tratando de ver si podía recolectar algo de información valiosa entonces.

—Um... Emma-chan —la rubia lo volteó a ver—. ¿Recuerdas algo más de él?

—No recuerdo bien, sólo estuve con él hasta los tres años —comentó.

Su rostro fue pensativo un momento y luego pareció tener un bombillito sobre su cabeza.

—¡Ah! Él... realmente era cercano a nuestro hermano Shin!

Hanna asintió, eso tenía sentido, después de todo cuando iba con Haruki al orfanato Shinichiro también iba con ellas, a veces incluso sólo iban ellos dos.

Así que eran
hermanos...

Ella creía honestamente que Shinichiro solo iba a aquel lugar porque su hermana era voluntaria y quería ganarse el corazón de ella con caridad. Aunque seguramente si lo habría escuchado en algún punto.

Izana y Shin...
¿Hermanos?

Si lo llamaba así,
pero creí que era...

Porque lo consideraba
un hermano mayor.

Ella creía honestamente que Shinichiro solo iba a aquel lugar porque su hermana era voluntaria y quería ganarse el corazón de ella con caridad. Aunque seguramente si lo habría escuchado en algún punto.

Como Akira y ella
eran ¨hermanos¨

Todavía seguía en shock.

—¿Con Shinichiro? —Mikey frunció el ceño.

Takemicchi miró a Hanna entonces, ella había mencionado a su hermana anteriormente, pero no al hermano de Mikey. ¿Acaso no lo sabía?

—¿Huh? —Draken se confundió—. ¿Por qué Shinichiro-kun e Izana Kurokawa...?

—¡Esperen aquí! —Emma salió del cuarto entonces. 

Takemicchi volteó a ver a Hanna.

—¿No sabías que eran hermanos?

—¡En mi defensa, estos cuatro  —señaló al aire y seguido de eso se cubrió el rostro de la vergüenza de haber insultado al hermano de Emma—, no se parecen para nada!

Takemicchi sonrió.

—Qué vergüenza —se lamentó—, insulté a un Sano sin saber...

—No creo que ese sea el problema aquí —Takemicchi alzó una ceja.

—Ahora su maldita y preciosa cara tiene todo el sentido del mundo...

—¿Lo conoces? —preguntó Draken, curioso al ver que ella había mencionado su cara—. ¿Te parece guapo?

Para nadie era un secreto que Hanna
tenía un punto débil por los rostros atractivos.

—Hm —asintió—. Bastante, a decir verdad, su cara es preciosa.

No sólo la cara, pensó, sus ojos igualmente. Aunque su personalidad actual no lo era tanto.

—¿De qué mierda lo conoces? —Mikey se mostró molesto—. ¿Por qué piensas que su cara es preciosa?

Ella iba a contarles algo acerca de eso cuando Emma volvió con una caja.

—¡Tadah!

—¿Una caja de metal? —Mikey la inspeccionó, confundido.

—¿Qué es esto? —inquirió Draken. 

Emma les explicó que era un recuerdo de Shinichiro que había encontrado cuando limpiaba sus pertenencias. Takemicchi y Hanna entonces la destaparon para ver su interior.

—¿Hm? —Hanna metió la mano y sacó un paquete—. ¿Son... cartas?

Lo sostuvo en sus manos, confundida.

—¡¿De Izana Kurokawa?!  —Takemicchi gritó al leer el nombre en las cartas. 

Hanna miró el dorso del paquete que ella sacó y asintió al confirmarlo.

—Así que también se escribían cartas —murmuró la pelinegra—. Ah, qué tiempos...

Una pequeña sonrisa recorrió su rostro al recordar aquellos días en que jugaba con el peliblanco y el pelinegro. Días en los que todo parecía tan sencillo.

Izana escribiendo...

Se puso una mano en los labios, tratando de recordar como se veía Izana en ese tiempo cuando escribía. Ahora sabía que lo que escribía eran cartas a Shinichiro.

—¡¿De qué lo conoces?! —volvió a preguntarle Mikey, esta vez alzando la voz—. ¡¿Ah?!

Hanna suspiró al oírlo gritar, odiaba eso a morir, nunca le gustaron los gritos porque le recordaba cuando vivía en esa casa.

—Sí, lo conozco —chasqueó la lengua—, cuando Shin y Haru-neesan iban a visitarlo al orfanato.

—¿Por qué conocías el orfanato? —Draken ladeó la cabeza.

—¿Orfanato? —Emma parpadeó.

—Um, un día escapé de la casa de Akane-neesan...

Ese día había peleado con Koko sobre alguna tontería y se escapó, además estaba asustada porque se perdió así que fue a buscar a Haruki sabiendo que por ese tiempo estaba haciendo un voluntariado en el orfanato. 

Fue un domingo.

—Y bueno, lo conocí —murmuró, aún recordaba lo tierno que era—, era bastante lindo... Ahora está guapo, pero... un poco loco.

Haruki la regañó por escaparse de la casa Inui pero Shinichiro la salvó del regaño para presentarle a Izana, el peliblanco era... genial y guapo, además conoció a su amigo también ese día.

—¿Huh..? —Takemicchi, que estaba ignorando lo que decían ellos, se sorprendió de notar algo—. ¿Tooodas estas cartas son de Izana? 

Emma, que tampoco quería participar en la otra conversación, lo miró y asintió.

—Nunca leí las cartas... Pero a juzgar por la cantidad yo diría que se llevaban bien —sonrió.

—Dices que se llevaban bien —Draken la miró, sosteniendo otro paquete de cartas—, pero esta mierda es escalofriante.

Hanna asintió.

—¿Entonces...? —Mikey siguió insistiendo a su lado—. ¿Cuál es tu relación con ese tal Izana?

Emma y Draken los miraron entonces, a veces los celos de Mikey salían a relucir de la nada. Nunca terminaba bien.

—¿Hm?

—La forma en la que hablaste de él —infló los cachetes, molesto—, sonó a que lo conocías más que solo haberlo visto una vez.

—Ah, eso... no es cierto, Mikey —se rascó la mejilla—, no lo conozco mucho.

Mikey frunció el ceño.

—Estás mintiendo.

—Mikey, realmente no tenemos... una relación, sólo lo veía seguido cuando Shini me llevaba con él de vez en cuando.

Mikey vio perfectamente como volvió a rascarse la mejilla. Cuando eran pequeños, Baji fue el primero de todos en notar que Hanna hacía eso casa vez que mentía.

—¿En serio?

—¿No me crees?

—No, no te creo nada.

—Bueno, no me creas —se alzó de hombros—. No me interesa si lo haces o no.

Draken y Emma se vieron entre ellos mientras Takemicchi sentía que podía cortar la tensión con un cuchillo. ¿Cómo es que en esa línea se habían casado? Ellos realmente no parecían una buena pareja.

—¿Y ya?

—¿Qué esperabas, Michael?

—Una puta explicación de cuál era su relación.

—Mikey —Draken fue quien habló.

Su tono fue amenazante, como dibujando una línea que nadie debería cruzar, Takemicchi comenzó a ponerse nervioso por la tensión en el cuarto.

—Si tanto quieres saber —Hanna tomó el fajo de cartas y lo destapó, curiosa—, deberíamos leer esto... Ya saben, para saber más de él.

—¿Qué hay de tu hermana...?

—Algunas veces yo iba con Shini-kun sola —replicó—, pero la mayoría de veces iban ellos dos.

Mikey frunció el ceño. ¿Estaba celoso de saber que Shinichiro pasaba tiempo a solas con ella cuando él no? Sí. ¿Lo admitiría? Por supuesto que no.

No sería muy
Sano de su parte.

—Hanna-san tiene razón —Takemicchi comenzó a leer las cartas—, eso es lo que deberíamos hacer.

.

.

Tres tecitos más tarde...

.

.

—¿Encontraron algo importante? —les preguntó Emma.

—Al parecer sólo escribía lo que le pasaba en su vida diaria —comentó Takemicchi—, cosas muy normales.

—Esta es probablemente la primera carta —Draken la leyó en voz alta—: ¨Querido Shinichiro-sama, gracias por visitarme. Estoy agradecido de escuchar que tengo una familia¨

Eso quería decir que Shinichiro sabía de su relación cuando fue por primera vez al orfanato. Hanna miró sus manos,

—Me pregunto cómo supo de Izana —murmuró Draken.

Hanna dijo un simple 'ya somos dos' mientras miraba una de las cartas. Sus ojos dieron con su nombre en algún punto y abrió los ojos.

—¡Ohoho! Yo acabo de encontrar una carta que dice mi nombre —Hanna alzó los hombros, sin empezar a leerla todavía. Mikey la miró un momento y simplemente le arrebató la carta—. ¡Oi!

—¨Querido Shinichiro-sama, la niña que te acompañaba hoy era muy linda, creo que podría gustarle¨—Mikey alzó la ceja—. ¨La manera en que me trató fue muy dulce. ¿Crees que yo le guste?¨

Todos se miraron entre sí en silencio, Hanna sólo se rió al escucharlo, era un niño el que había escrito esa carta, le causó cierta ternura.

—Qué tontería...

Mikey tiró la carta al suelo con una expresión fría, Takemicchi vio a Draken recoger la carta, decidido a continuar leyéndola.

¨Aunque es una chica extraña, no paraba de hablar de un tal Edward y Michael —continuó—, por como los describe es muy probable que sean personajes de los libros que tanto le gustan¨

Hanna se avergonzó por eso mientras Mikey sonrió, reemplazando su expresión fría.

—¿Entonces hablabas mucho de nosotros? —recostó su mejilla sobre su mano—. Hanchin.

—Hm —asintió—, son dos de mis personas más importantes.

Claro que hablaba mucho de ellos, Senna les traía una rabia enorme, primero fue a Baji aunque luego fue a Mikey. Aunque no era igual que Akira.

—¿Sí?

Draken se estaba divirtiendo con la expresión de Mikey.

¨Ella dijo que se quería casar contigo y tu amigo del arete, pero yo sé que te gusta su hermana —siguió leyendo—, y cuando le dije se molestó conmigo.¨

Mikey frunció el ceño al recordar al ¨amigo del arete¨ que se refería Izana.

—Qué vergüenza —Hanna se cubrió el rostro con las manos.

¨En cuanto a tu amigo —agregó—, creo que es una mala influencia para ella. ¿Por qué sabe que la cerveza sabe mal?¨

Hanna soltó una carcajada al recordar ese día. Ella solo estaba viendo a Wakasa con un solo pensamiento:

'Con un rostro así de
atractivo, yo sí me caso'

Emma la vio con ojos calculadores.

—¿A qué edad probaste eso, Hanna-chan? 

—¿Hm...?

Ella levantó sus dedos y todos abrieron grande los ojos.

—¡¿Cuatro?!

Habían gritado al unísono.

—Sep —ella se rió.

Aquel día, Haruki la dejó con Shinichiro y a cierto personaje de la primera generación de Black Dragons mientras se iba a su primer trabajo, Wakasa estaba tomando (como cosa rara).

♪Wow, you can
really dance♪

Una llamada con Benkei hizo que el pelinegro se descuidara y... Wakasa simplemente fue cómo ¨Entonces....¿Quieres una cerveza?¨ probablemente porque ya estaba incómodo con su mirada.

—Es gracioso —ella suavizó su sonrisa, molestando a Mikey al saber que estaba pensando en él.

Acto seguido ella aceptó, él le dio la cerveza, a ella no le gustó. Shinichiro volvió justo en ese momento y al verlo, le gritó:

¨¡Tiene cuatro
años, ¿estás loco?!¨

La respuesta de Wakasa fue bastante sencilla, a decir verdad, él era así por naturaleza.

—¨¡No sé qué se supone que deba hacer con ella!¨

Draken y Emma soltaron una carcajada, imaginando la cara de Shinichiro cuando vio aquella escena, mientras que Takemicchi sólo se mantuvo serio.

—Cuando Shin se disculpó con Haru —sonrió—, ella pateó a Waka por tres cuadras y... Esa es la historia.

Luego de un par de risas más, todos decidieron que seguirían leyendo las cartas, Hanna pudo ver como la mayoría del fajo que ella tomó, casualmente, contenían relatos de los días en que ella estuvo presente.

¨Sus ojos son lindos —aquella frase le hizo calentar el corazón—, ella siempre achica los ojos cuando sonríe y se ve hermosa cuando lo hace.¨ Awww.

De algún modo mientras lo leía se daba cuenta que Izana la veía incluso más agradable de lo que ella creía. Inconscientemente creía que el psico... Ejemel Kurokawa la odiaba o algo.

—Izana...

¿Por qué la alejó entonces...? No lo entendía, en el fondo realmente le había dolido, luego cuando le volvió a ver ninguno de los dos eran los mismos niños que en el pasado se habían prometido un reino juntos.

Izana Kurokawa, el octavo líder
de los Black Dragons, fue una
pesadilla para Hanna.

Y para Seishu también, se recordó, había sido de esos reencuentros incómodos que ninguno quería.

—Ya veo —Mikey musitó, levantándose—, voy a... tomar algo de aire fresco.

Takemicchi y Hanna lo miraron, confundidos.

—¿Qué le pasó? —preguntó Takemicchi.

—¿Lo picó algo?

Draken notó la carta que Manjiro había estado leyendo en el suelo y la tomó en sus manos.

—¨Querido Shinichiro-sama, últimamente he tenido muchos dolores de cabeza —leyó—. Tiene que ser su culpa... Tú y Hanna... Por favor, dejen de hablar de Manjiro¨

Hanna frunció el ceño.

—¿Qué mierda?

Miró la carta en silencio.

¿Era porque hablaba de Mikey...?

—Izana Kurokawa ha estado separado de su familia desde que era niño —Draken miró la carta con una expresión extraña—, la primera persona que conoció de su familia fue Shinichiro-kun... Si Shinichiro-kun fue su único soporte, ¿qué opina de Mikey?

Draken la miró entonces.

—Parece que tú le gustabas —sus ojos fueron a su hermanita con duda—, quizá porque eras la única niña diferente a su alrededor.

—Oi, ¿que yo le gustab-?

Hanna frunció el ceño. Koko e Inupi siempre decían algo parecido, pero ella solo consideraba que eran sus celos. No es como que Baji se hubiese llegado a ver con Izana como para confirmar.

—Espera... ¿Realmente es por eso que intentó besarme? —murmuró—. Creí que... solo bromeaba...

Hanna miró las cartas ahí, ella siempre creyó que Izana la veía como una hermana al igual que Draken, Akira y Mitsuya, es por eso que cuando él le dijo que quería dejar de verla, le dolió. Una punzada en el pecho le hizo pensar entonces: 

¿Todo ese tiempo...
Lo resintió por eso?

—¡¿Qué?! —Emma casi se cae hacia atrás al escucharla y la agarró de los hombros—. ¡¿Izana intentó besarte?! 

—Um —asintió—, la última vez que lo vi...

Izana la besó la última vez que se vieron de niños, fue algo tierno y no le dio mucha importancia porque creía que era una forma simple de despedirse, quizá Izana quería llevarse el recuerdo. ¿Realmente le gustaba? 

¨¡Hanna, sé mi
reina en el futuro!¨

La pelinegra cerró los ojos entonces.

—Y el otro día también —murmuró, Emma se quedó impactada—, pero...

Pero Izana chiquito y el que volvió a encontrar no se parecían. El actual se había acercado a ella de otro modo. La forma en la que intentó besarla fue...

Parecida a como Mikey lo
hizo cuando pelearon.

No es el tipo de beso que das por amor, es el tipo de beso que das porque quieres tener poder por encima de esa persona.

—Es posible que le gustaras mucho y si hablabas de Mikey con él...

Ella palideció.

Oh —Draken asintió, notando su mirada de tristeza.

Takemicchi parpadeó, de hecho tenía sentido. Shinichiro dejó los Black Dragons con Izana, pero cuando le dijo que los dejó para Mikey, entonces... ¿Qué fue lo que Izana pensó al respecto? 

—¿Estaba celoso? —preguntó Emma.

—Sí... Tiene una cantidad enorme de celos hacia Mikey...

—Y resentimiento.

Draken aprovechó de contarles que se había acordado de lo que dijo Madarame cuando pelearon contra los Black Dragons de la novena generación, que ellos estaban siguiendo el ¨legado¨ de la octava. Hanna apretó los labios.

—¿Qué tal si debido a sus celos —los miró—, Izana ya planeaba destruir a Mikey? 

La octava generación de Black Dragons... fue la misma que corrompió sus ideales. Hanna apretó la mandíbula.

—Puede ser —abrazó sus piernas.

—¿Y si todo el conflicto fue... debido al resentimiento de Izana?

Takemicchi miró a Hanna, había algo en ella en ese momento que no entendía.

—Después de que Shinichiro-kun falleciera —Draken miró a Hanna—, creó Tenjiku...

—Quiere matarlo —susurró Hanna.

—Sí —afirmó Draken—, esta vez lo hizo para matar a Mikey.

Takemicchi apretó los labios. 

Okay, esa pista era...
Importante.

.

.

.

—¿Dónde está Mikey-kun? —susurró Takemicchi.

—Aún no llega —replicó Draken.

Habían ido a ver la presentación que Hanna tenía esa tarde temprano, aprovechando que estaban todos juntos, le sorprendió que Hanna no vio la zona VIP esa vez.

¿No estaban?
¿Habría sucedido algo?

Sintió una extraña incomodidad.

Yo tenía un novio
Keisuke era su nombre
Él lo sabía
Que amarlo era mi ley
Reconozco sus besos, pero con el viento se fue
Él sana mi dolor

—Ha...

Takemicchi notó lo que decía la canción y sonrió.

Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke

—Lo siento, llegué tarde —Mikey se sentó con ellos en la mesa del centro—, ya...

Como era tarde no habían tantas personas en el bar ese día, Takemicchi se preguntó si por eso no estaban los dos Black Dragons.

—Oh, ya había empezado. 

Mi corazón está en un ataúd
¿Quién lo revive, si no eres tú?
Mi cuerpo te pide a gritos
Te necesito
Tu silencio es un ruido
Que nunca soportaré (no, no, no, no)
Él sana mi dolor

—Hm...

Mikey bajó la mirada al menú, incómodo.

Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke

—¿Los nuggets de aquí sabrán bien? —le preguntó a Takemicchi.

Tienes la habilidad
De hacer la mentira, verdad
Corría libre
Me cazó un tigre
Una presa pa' ti
Sólo un juego pa' ti
Siempre fui para ti, eh
Sólo un polvo pa' ti, eh
♪Tu mamá me dijo que tú eras un pandillero
Que fuera precavida y no jugara con fuego
Son muchos los daños cuando el amor es ciego

—Creo que sí —no estaba seguro, hizo una mueca. 

Mikey alzó los hombros y llamó al mesero.

—Una bandeja de nuggets.

Mi corazón te llora, llora; llora, llora (uoh-oh)
Llora por un hombre que no cura mis penas
Llora, llora; llora, llora (oh-oh)
Llora por un hombre que no vale la pena

—¿Algo de tomar? —le preguntó.

—Una Coca Cola está bien —sonrió.

Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke

—Es raro verla cantar en ese idioma, ¿no te parece? 

Takemicchi asintió.

—Estoy  acostumbrado al inglés —se rascó la nuca—. ¿Cuántos idiomas sabe ella?

Hanna estaba cantando en español. Las letras estaban en la pantalla detrás como siempre.

—Cinco con el japonés —replicó Mikey—. Es una genio de los idiomas aunque es terrible con los números.

Takemicchi vio la sonrisa burlona en su rostro y sonrió.

Me prometiste amor puro
Y me tiraste un conjuro
Mi confianza en ti la puse
Ser real ya no te luce
Tenía muchos pretendientes
Y solo tú estaba en mi mente
Me dejaste sola y no pa' siempre
Porque tu sangre está en mi vientre

Hanna se tocó el vientre en ese momento y sonrió. 

—¿Hah? —el peliblanco frunció el ceño.

Kakucho, a su lado, lo miró entonces.

—¿Está... embarazada?

No había otra forma de interpretar la letra, el gesto y la pequeña burbuja que se formó cuando ella movió su mano sobre su barriga. Ella odiaba ser llamada gorda así que la única forma sería esa.

—No lo sé —Kakucho alzó los hombros—. Eso sería un problema...

—Por supuesto que sí, si lo está no va a pelear —se masajeó la sien—. Qué mierda, Hana. ¿Es en serio?

Izana necesitaba que ella decidiera pelear, no podría llevar a cabo su plan si no lo hacía. Sus ojos se oscurecieron.

—Necesito confirmarlo pronto —chasqueó la lengua—. No funcionará el plan de Kisaki si eso es verdad.

Mi corazón te llora, llora; llora, llora (uoh-oh)
Llora por un hombre que no cura mis penas
Llora, llora; llora, llora (oh-oh)
Llora por un hombre que no vale la pena

—Quiero bailar —murmuró Emma, haciendo un puchero—, pero la letra y el ritmo no tienen nada que ver. 

—Mi hermana es así —dijo Draken.

—¡Es mía —frunció el ceño—, no tuya!

—Puede ser de ambos si sólo se casan —canturreó Mikey—, ¿saben? Es bueno compartir.

Todos lo miraron con una ceja alzada.

Yo tenía un novio
Keisuke was his name
Él lo sabía
Que amarlo era mi ley
Me ganó con sus besos, pero con el viento se fue
Él sana mi dolor

—¿Por qué la letra es algo triste, pero la música tan alegre? —se quejó la rubia—. Es horrible.

Draken sonrió.

—Ya lo creo.

Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke
Oh, Keisuke

—Baji —susurró Mikey, todavía le dolía haberlo perdido—, ha...

Y se sentía mal muchas veces cuando la veía, a pesar de que esperaba un hijo del pelinegro, no podía evitar quererla para sí solo. No podía evitar que le hirviera la sangre cuando la veía con esos dos, esa posesividad casi activaba sus impulsos oscuros por momentos.

Mierda —susurró, agachando la cabeza.

No podía dejarse ganar
de sus impulsos. 

La amaba, sí, pero precisamente por eso quería que ella le amara de vuelta por su propia voluntad. A pesar de que sus impulsos le gritaban que la tomara entre sus manos y le cortara las posibilidades de irse, cual ave enjaulada, él se negaba a sucumbir.

—De verdad...

Tenía la fuerte convicción de que si ella era para él, aunque diera mil vueltas, al final sería suya.

.

.

Quince minutos más tarde, como era ya costumbre, Hanna cantaría su segunda canción, sentada en la tarima. Para entonces los de Tenjiku se habían ido así que estaba sola la parte de arriba, algo que la hacía fruncir el ceño.

¿Dónde estaba ese par...?

♪Yo no soy la único viajera
♪Que no ha pagado su deuda
♪He estado buscando por un camino que seguir, de nuevo
♪Devuélveme a la noche que nos conocimos

Hanna bajó la mirada al suelo. Las voces resonaban en su cabeza pero una las hizo callar.

¨Keisuke Baji,
ichiban-tai taichou¨

¨¡Mi preciosa nena,
te amo!¨

¨¡¿Ya te había dicho?!
Eres muy molesta¨

Su mente sólo estaba ocupada por una persona en ese momento, el pelinegro de catorce que le dijo alguna vez que era tan bonita como era molesta, el mismo que no pudo cumplir sus promesas.

¿Qué sería de ellos
si él estuviera ahí?

Miró a Chifuyu entonces. 

♪Y entonces me puedo decir a mí misma
♪¿Qué diablos se supone que debo hacer?
♪Y entonces me puedo decir a mí misma
♪Que no vaya a tu lado

Chifuyu cruzó su mirada, ella le sonrió triste, el otro día habló con él sobre la promesa que hizo con Keisuke el día en que se enteraron que serían padres.

«Keisuke me dijo...»

Algo que Baji quería decirle por sí mismo y nunca pudo. Algo que no pudo incluir en su carta a Chifuyu porque quería decirle en persona.

♪Lo tenía todo y la mayoría de ti
♪Algo y ahora nada de ti
♪Devuélveme a la noche en que nos conocimos
♪No sé qué se supone que deba hacer
♪Perseguida por el fantasma de ti
♪Oh, devuélveme a la noche que nos conocimos

—Baji-san —Chifuyu cerró sus ojos, adolorido por la canción al reconocer esa frase.

Hanna casi podía oír la voz de Keisuke en su cabeza.

¨Hanna, prométeme que seguirás
viviendo por mí y nuestro hijo.¨

Takemicchi lo miró con tristeza.

♪Cuando la noche estaba llena de terrores
♪Y tus ojos estaban llenos de lágrimas
♪Cuando no me habías tocado todavía
♪Oh, devuélveme a la noche que nos conocimos

Las palabras que se quedaron grabadas en su mente.

¨Prométeme que serás feliz para
siempre, quizá nos casaremos
en el futuro, si quieres.¨

Keisuke siempre le decía que se casarían, era porque su familia apestaba y con él podría crear una nueva, ella siempre le sonreía al oírlo. Se supone que se casarían a los doce años de comenzar su relación.

¨Keisuke siempre...¨

Hanna le había confesado a Chifuyu ese día que ella podía ver a Keisuke, el cómo el pelinegro la seguía todo el tiempo, a donde ella fuera, como hacía antes.

¨¡Irónico...
¿No es cierto?¨

Le dio escalofríos cuando la escuchó decir que siempre que estaba él presente, Baji se sentaba a su lado y acariciaba su cabello, como solía hacer cuando estaba vivo.

Eso lo atormentó
varios días más.

Era difícil para él pensar que el fantasma de Baji estaba ahí, aunque probablemente eran sólo alucinaciones de Hanna gracias a su estado mental...

¨¡¿Esquizofrenia?!¨

Una parte de Chifuyu realmente creía que no era sólo eso.

♪Lo tenía todo y la mayoría de ti
♪Algo y ahora nada de ti
♪Devuélveme a la noche en que nos conocimos
♪No sé qué se supone que deba hacer
♪Perseguida por el fantasma de ti♪

Hanna intentó respirar pausadamente.

¨Incluso si es difícil, sólo recuerda
que yo siempre estaré contigo.¨

La promesa de Keisuke seguía pensando en su pecho.

—Hanna-chan...

Emma notó sus lágrimas cayendo sobre el pantalón negro de la pelinegra en la tarima. 

♪Oh, devuélveme a la
noche que nos conocimos

Hana, a los ojos de Emma, era una chica sensible que simplemente se había desviado del camino correcto por todo lo malo que había vivido.

Y a pesar de eso,
siempre intentaba mejorar.

Verla sufriendo era algo que le dolía demasiado también, especialmente porque sabía la enorme cruz que cargaba sobre sus hombros.

—Ya casi es hora de que lo dejes ir, Hanna —susurró—, ver el fantasma de Baji no es sano.

Emma era, después de todo, su mejor amiga y confidente.

—Extraño a mi Superman —susurró Hanna al terminar la canción con una pequeña sonrisa.

Poco sabía Emma que...

Hanna Yagami viviría con el
fantasma de Keisuke,
para siempre.

.

.

.

Cuando la presentación terminó, Takemicchi fue con Chifuyu a su casa para hablar de la información y las pistas que había reunido con los Sano.

—¡Chicos!

Los chicos de la primera división también fueron a su casa por lo que usó la oportunidad para decirles que estaría sólo.

Era su lucha,
la pelearía él mismo.

—¡No estás sólo, Takemicchi  —fue su respuesta—, nosotros te ayudamos!

Le alegró saber que contaba con ellos, la misión que le dio a Chifuyu fue tratar de estar con Hanna en todo momento que los otros dos no estuvieran.

Sentía que olvidaba algo.
Algo muy importante.

Pero se decía que quizá no era tan importante si lo había olvidado. ¿No es cierto? Terriblemente culpable.

—¡¿Está ahí el capitán del primer escuadrón?! 

Todos en el cuarto de Takemicchi se quedaron quietos.

—¿Huh?

—¡¿Qué demonios?! Si apenas vamos comenzando —se quejó Takemicchi, asomándose entonces por la ventana de su cuarto—. ¿Huh? Un uniforme de Toman... ¿Quién? 

—Ven abajo —fue lo que dijo el pelirosa enmascarado.

Takemicchi miró a Chifuyu, ambos se vieron confundidos y luego bajaron. Vieron al pelirosa hablarle al hombre dentro de la camioneta negra, quien Chifuyu reconoció como el capitán de la quinta división.

—¡Mucho-kun!

Chifuyu tragó fuerte al reconocerlo.

—Esto es malo, Takemicchi —musitó—, este tipo es muy peligroso dentro de Toman.

Takemicchi le vio de reojo, preguntándose a qué se refería con eso. ¿Porqué era peligroso dentro de la pandilla? Es decir, de por sí, la mayoría lo eran.

Eran pandilleros.
¿O no?

—¡Yo, Haganaki! 

—¡Ten cuidado, Takemicchi! —le gritó Chifuyu.

—¿Huh?

Takemicchi volteó a ver hacia atrás y un montón de hombres habían apresado a los chicos de la primera división.

¿Qué demonios?

Frunció el ceño.

—¿Qué está pasando?

—¡Hanagaki!

Dio un sobresalto cuando vio a Muto acercarse a él, lo golpeó tan fuerte que salió rodando, luego lo levantó del cuello de su camisa con una sola mano. 

—¡Espera...! —tomó una bocanada de aire con dificultad—. ¡¿Qué mierda?!

Pero el más alto lo siguió golpeando, ignorando lo que dijo e incluso los gritos de Chifuyu. No comprendía nada.

—¡Guardar secretos no está permitido en Toman, ¿verdad?!

Finalmente tras un par de golpes más, Takemicchi perdió el conocimiento por completo.

—Todo el asunto con Izana... era innecesario que te involucres con esto —masculló Muto—. ¡Sanzu!

—¿Hm?

El pelirosa miró en silencio a Muto, agradeciendo que Hanna no estuviera con ese par. No quería que nadie tocara a su presa. Él sería quien se encargara de ella.

—¡Métanlo al carro!

Sólo él podía deshacerse de esa
que se hacía llamar ' su reina'

.

.

.

—¿Qué mierda fue todo eso...?

Usualmente Hanna siempre iba a contarle sobre el bebé a Chifuyu, no era broma cuando él decía que Baji prácticamente le dejó su trabajo a él de alguna forma.

Bueno, para eso eran
los padrinos, igualmente.

Pero Chifuyu no estaba en su casa y la señora Matsuno le dijo que estaba con Takemicchi así que ahí estaba ella. Miró de reojo a Senna, que estaba a su lado, también confundido.

—No tengo una puta idea —murmuró ella. 

Frunció el ceño. Senna sólo se preguntó una cosa;

¿Qué demonios estaban
haciendo Haru y Muto?

Ese par habían prácticamente secuestrado a Takemicchi, tenía un mal presentimiento. Hanna intentó llamar a Koko e Inui para que fueran a buscarle, pero no recibió respuesta.

—Los están haciendo puré —murmuró el pelimorado, asomándose para ver a los demás—. Pobrecitos.

Hanna frunció los labios al marcar otra vez. Eso era extraño, usualmente le cogían al segundo tono máximo.

Tampoco la
vieron presentarse...

—Maldición —ella se mordió el labio al notar que ninguno de los dos le contestaba—. Algo anda mal, llama a Akira y dile que venga con la tercera división. Tú y yo no podemos pelear.

Era un mal momento
para estar embarazada.

Sabía que no podría pelear en su estado. Hanna Yagami, igual que su novio Keisuke, cuestionaba cualquier autoridad menos la de la mamá de Baji.

Eso jamás de
los jamases.

Ryoko le prohibió pelear a menos que fuera explícitamente necesario (si su vida corría peligro, por ejemplo). Claramente no era el caso actual.

Find out where they took Takemicchi —ordenó—: Encuentra dónde se llevaron a Takemicchi.

Podía sentir la ira corriendo por las venas. Si ese hijo de puta de Moquito le caía mal antes, ahora más.

¿Dónde estaban
su par de chicos?

El estómago se le contrajo, no quería perder a nadie más, no lo soportaría.

Yes, ma'am —asintió él, sacando su teléfono de inmediato para llamar a Akira—: Sí, señora.

Hanna estaba realmente preocupada, Keisuke a su lado se removía inquieto lo que la ponía aún más alerta. Fue en ese momento que su teléfono sonó y vio un mensaje que le hizo apretar la mandíbula, furiosa.

¡Iba a matar a
ese desgraciado!

Le dio un puño a la pared inconscientemente.

"Si quieres saber lo que les pasó,
ven a esta dirección xxxxxx. Kisaki." 

.

.

.

| Años atrás |
| Julio del 2003|

—¡Haruki va a cantar, Shin —la pelinegra lo jaló de la camisa emocionada—, cárgame para verla mejor! 

El pelinegro sonrió y se agachó brevemente para cargarla sobre sus hombros, ella se acomodó enseguida, y él volvió a erguirse. Hanna silbó porque así veía tres veces mejor.

—¡Oi! Ya estás grandecita para que te estén cargando —se burló el peliblanco con los brazos cruzados—. ¿Cuántos años tienes... nueve? —la miró desde abajo. 

Hanna se sostuvo del cabello de Shinichiro con una mano y se agachó un poco hacia él.

—Tengo once —le arrebató el bombón de la boca y se la metió a la suya con una sonrisa, dejándolo boquiabierto—, si yo quiero que me carguen, me cargan y no tiene nada que ver con mi edad... Envidioso.

—¡Ja! —frunció el ceño, pero su sonrisa lo delataba—. Ven aquí, princesita.

Él le extendió las manos para intentar agarrarla, pero ella negó.

—¡No voy! —se abrazó a la cabeza Shinichiro y apretó sus piernas contra los hombros del mayor—. Aquí me quedo.

—Déjala quieta o nos caemos —Shinichiro le sonrió a su amigo mientras señalaba hacia la tarima de aquel bar donde Haruki se iba a presentar esa vez—. Presten atención mejor. 

♪Ella tenía diecinueve con un bebé en camino
♪En el lado este de la ciudad, trabajaba todos los días
♪Lavando los platos en la noche, a duras penas podía mantenerse despierta
♪Ella se aferraba al sentimiento que su suerte iba a cambiar

—Vamos, princesa —el peliblanco seguía insistiendo detrás de Shinichiro—, ven conmigo.

♪Y al cruzar la ciudad, ella tomaría el autobús de noche
♪A un apartamento de una habitación y cuando encendía la luz
♪Ella se sentaría en la mesa, diciendo a sí misma que estaba bien
♪Ella estaba esperando el día en que su bebé llegara

—Haruki está cantando la historia de Mirko-chan —comentó Shinichiro, refiriéndose a una amiga de la pelirroja que estudiaba con ella—. ¿Verdad?

El de ojos violeta exhaló profundamente al ver como Hanna lo había ignorado, haciendo que Shinichiro sonriera burlón. Luego de que le dijera eso, lo hacía siempre.

Ujum, Haruki dice que las canciones deben tener una historia —la pelinegra sonrió desde los hombros del mayor, viendo a su hermana con adoración—, para ser buenas canciones.

Haruki, para Hanna, era...

Su persona a seguir.

La personificación
de la perfección.

Su todo.

Ella aspiraba a seguir los pasos de su hermana. Desde pequeña se había esmerado por tocar la guitarra como su hermana pese a que era mejor con el piano y le gustaba más la batería.

—Algún día cantaré canciones tan profundas como las de ella —suspiró, recargando su codo en la cabeza del pelinegro—, o al menos eso espero.

Aunque su sueño era diferente del de su hermana, ella no soñaba con una vida bajo los reflectores y mucha fama.

—Princesita...

♪Así nunca estaría sola
♪Tendría a alguien que sostener
♪Y cuando las noches fueran frías
♪Ella diría

Wakasa, ya déjala en paz —el moreno le dio un codazo al de ojos violeta—. Últimamente estás más cansón que de costumbre.

—Calla, Ben —se quejó, pudo ver a la pequeña sacarle la lengua en los hombros de Shinichiro y achicó los ojos—. No lo estoy.

Una sonrisa surcó el rostro del peliblanco.

—Tengo derecho de molestar a mi futura esposa. ¿Okay? —bromeó—. Déjame en paz.

♪El mundo no es perfecto, pero no es tan malo
♪Si nos tenemos el uno al otro, y eso es todo lo que tenemos
♪Yo seré tu madre y sostendré tu mano
♪Deberías saber que siempre estaré para ti

—Si Haruki te escucha —Shinichiro lo miró de reojo, riendo—, te va a patear. ¿Sabes?

Wakasa sólo sonrió de lado.

¡Bah! —miró a la pelinegra—. Mi futura esposa no la dejaría patearme... ¿O sí?

Hanna sólo se metió el bombón a la boca de nuevo y fingió que no lo había escuchado, causando que la primera generación de los Black Dragons comenzara a reírse fuertemente.

—¿En serio?

Todos, incluyendo a Takeomi, que sólo se mantenía callado a su lado la mayoría del tiempo desde que Hanna le había hecho bullying una vez.

♪Cuando el mundo no es perfecto, cuando el mundo no es amable
♪Si nos tenemos el uno al otro, entonces ambos estaremos bien
♪Yo seré tu madre y sostendré tu mano
♪Deberías saber que siempre estaré para ti

Ouch —aceptó, fingiendo que le dolía el corazón—. Qué cruel.

Wakasa compartió una mirada con Shinichiro.

♪Ellos tenían noventa y se estaban viviendo sus días
♪En el lado este de la ciudad al lado de donde se comprometieron
♪Tenían fotos en las paredes de todas las memorias que hicieron
♪Y aunque la vida nunca fue fácil, estaban agradecidos de quedarse♪

—¡Oh, es la historia de sus abuelos —jaló el cabello de Shinichiro, quien sólo se rió—, de sus abuelos, Shin!

—Si —soltó una risa—, te escuché a la primera.

Por dentro, Shinichiro sentía que le dolía terriblemente la cabeza ante los jalones, pero no quería verse débil ante la hermanita de su chica así que no dijo nada al respecto.

—En serio que amas esa historia —ella asintió varias veces, apenas teniendo cuidado de no ir a hacerle perder el equilibrio—. ¿Por qué te gusta tanto?

—¿Bromeas? Se casaron muy jóvenes —dijo—, pero vivieron juntos toda su vida.

Sus ojos brillaban como estrellas.

—Si alguna vez me caso —dijo—, quiero una relación de ese modo... Para toda la vida.

—Ya oíste, Wakasa —Benkei lo volvió a codear—. Toda la vida.

El peliblanco sólo sonrió de lado mientras la miraba.

♪El uno con el otro, y aunque algunas veces los tiempos eran difíciles
♪Incluso cuando ella lo hacía enojar, él nunca rompería su corazón
♪No, no tenían dinero para tener un auto lujoso
♪Pero nunca tuvieron que viajar porque nunca estarían separados

—Haruki está brillando —Shinichiro sonreía grande.

Bajo la mirada violeta, Hanna estaba brillando. Se tapó la cara entonces, todo era culpa de Shinichiro. No contento con haber enloquecido él, también tenía que enloquecerlo a él.

—¡Hm —ella asintió—, es toda una estrella!

♪Incluso al final
♪Su amor era más fuerte que
♪El día que se conocieron por primera vez
♪Ellos decían

—Nee, Shin-kun.

—¿Hm? —alzó la mirada de la pelirroja a la chica que cargaba en ese momento.

—Si te casas con Haruki —murmuró—, debes hacerla muy feliz y estar con ella para siempre. ¿Okay?

Aquello lo sorprendió, pero sólo le sonrió grande.

—¡Por supuesto! Tienes mi palabra —prometió—, nunca la dejaré ir.

Hanna sonrió agradecida.

—Primero necesita que ella le acepte aunque sea una confesión —bromeó Benkei—. Ya van diecinueve rechazadas jaja.

—¡Ey!

—La veinteava es la vencida —bromeó Takeomi.

♪El mundo no es perfecto, pero no es tan malo
♪Si nos tenemos el uno al otro, y eso es todo lo que tenemos
♪Yo seré tu amante y sostendré tu mano
♪Deberías saber que estaré para ti
♪Cuando el mundo no es perfecto, cuando el mundo no es amable
♪Si nos tenemos el uno al otro, ambos estaremos bien
♪Y yo seré tu amante y sostendré tu mano
♪Deberías saber que estaré para ti

—Shin, bájame, por favor —le dio dos toques en la cabeza—, iré a molestar a Waka-chan.

El pelinegro se rió mientras dejaba a la chica de once años bajarse de sus hombros y volvió su vista a Haruki, definitivamente podía afirmar que todos los problemas y cosas que tuvo que vivir valían totalmente la pena.

Su hermanito estaba bien y
Haruki finalmente estaba a su alcance. 

—Estoy molesto contigo —el peliblanco se cruzó de brazos al verla acercarse, sentándose en una de las sillas del bar—, no sólo me robas mi dulce, prefieres quedarte con mi amigo y además dices que dejarías que me pateen.

—Yo no dije eso —refutó.

—No decir nada también dice mucho, Hun.

♪Deberías saber que estaré para ti♪

¡Hanna!

Ella iba a decir algo cuando escuchó su nombre venir de la boca de su hermana en medio de la canción y se volteó a verla. Wakasa lo hizo igual, curioso.

¿Acaso en serio
lo iba a patear?

Haruki era capaz de hacerlo, cien por ciento comprobado por él mismo, la ocasión que le dio a Hanna de cuatro años de su cerveza, casi lo mata a patadas.

♪Yo tengo veintitrés y mis padres están envejeciendo
♪Sé que no estarán para siempre y estoy asustada de estar sola
♪Así que estoy agradecida por mi hermana, aunque a veces peleamos
♪Cuando la secundaria no era fácil, ella fue la razón por la que sobreviví

—Oh.

Hanna sintió sus ojos cristalizarse.

—Uh, ya va a llorar —Benkei bromeó, ganándose un codazo de Takeomi—. ¡Ay!

♪Sé que ella nunca me dejaría y odio verla llorar
♪Así que escribí este verso para decirle que siempre estaré a su lado
♪Así que escribí este verso para decirle que siempre estoy a su lado
♪Escribí este verso para decirle que...

—¡Hermana! —Hanna le dedicó una gran sonrisa entonces—. ¡Te amo〰️♡!

Haruki sonrió mientras cantaba.

♪El mundo no es perfecto,
pero no está tan mal

Si nos tenemos la una a la otra,
entonces es todo lo que tenemos
♪Yo seré tu hermana y sostendré tu mano
♪Deberías saber que siempre estaré ahí para ti


La sonrisa de Hanna hacía que achicara los ojos cuando llegaba hasta sus orejas, era simplemente...

—Tan linda —Wakasa suspiró.

—Eres un asaltacunas —se quejó Benkei, viéndolo de reojo—, de verdad.

♪Cuando el mundo no es perfecto, cuando el mundo no es amable
♪Si nos tenemos el uno al otro, entonces ambos estaremos bien
♪Yo seré tu hermana y sostendré tu mano
♪Deberías saber que siempre estaré para ti

—No molestes, Ben.

—Te voy a llevar con la policía —lo acusó.

—Ya, ya.

♪Deberías saber que
siempre estaré para ti

Hanna y Shinichiro comenzaron a aplaudir, gritar y silbar al momento en que la canción acabó, Haruki hizo una reverencia para ir a cambiarse entonces. Todos se sentaron en una de las mesas junto a Wakasa, ella dejó caer su cabeza sobre su hombro.

—¿Entonces...? Sigo esperando una disculpa —murmuró para que solo ella lo escuchara—. Estoy empezando a replantearme el haber aceptado tu propuesta de matrimonio...

Hanna levantó la mirada y le sonrió.

—Perdóname... Wakasa Imaushi, hombre de mi vida, mi corazón, mi futuro esposo al que prometo darle muchísimas cervezas y hacerle tragos especiales cuando quiera —lo abrazó entonces de su cuello y le dio un beso en la mejilla, mirándolo con esos ojitos—. ¿Me peldonas, pretty pleaseee?

Wakasa parpadeó un momento, al verla hacer un puchero, antes de soltarse a reír fuertemente.

Tan linda.

—Está bien, te perdono... No me queda otra opción —le acomodó un mechón rebelde tras la oreja—, si mi preciosa futura esposita me lo dice de ese modo.

—¿Tu futura... qué, Imaushi?

Oops.

—Bueno, jaja... Suerte y adiós —Hanna soltó una risa nerviosa mientras se apartaba del peliblanco y se escondía detrás de Takeomi—. Hola, Takomi.

—Eres una pequeña problemática —fue lo único que le dijo él, sin moverse, pero sonriendo. 

—Repite eso, Imaushi —la pelirroja se estaba tronando los puños mientras lo miraba con una sonrisa—. ¿Tu futura qué...? Repitelo.

Wakasa podía jurar que su cabello estaba levitando.

—¿Hm? No sé de qué me hablas —evitó su mirada—, yo estoy borracho, Tanuki, hablo por los ojos y escucho por la nariz mientras respiro por la...

No, todos ahí conocían al verdadera Wakasa borracho y podían ver perfectamente que estaba en sus cinco sentidos. Eso era porque no quería que ella lo viera así.

—Repítelo —alzó una ceja finamente.

Él se cubrió la cara con las manos instintivamente al verla acercarse.

—La cara no, por favor —murmuró sonriendo—, es la razón por la que ella me quiere. 

A Haruki le estaba temblando el ojo a este punto.

—¿Hm? —Shinichiro, que acababa de volver con sus bebidas en la mano, observó en silencio la escena—. Contexto, por favor.

A Hanna escondida detrás de Takeomi, a Haruki alistándose para dar una paliza y al peliblanco escondiéndose de la pelirroja tras uno de los asientos de la mesa.

—¿De qué me perdí? —le preguntó al otro pelinegro.

—¡Haruki le dará una paliza al leopardo blanco! —se burló Benkei, disfrutando la escena claramente—. Lo escuchó llamándola little wife.

Shinichiro solo soltó una risa, dejando las bebidas sobre la mesa mientras se destapaba una lata de CocaCola para él con una expresión alegre. Definitivamente...

Ese era, completamente,
el mejor futuro para él.

—¡Vamos, Haruki! —Wakasa se rió nervioso—. No me vas a golpear en serio. ¿Verdad... cuñada?

—¡Yo te mato, Imaushi!

—¡No! ¡Si me matas —la acusó—, Hanna se quedará con Baji!

Las mejillas de Hanna se colorearon enseguida.

—¡Al menos él tiene una edad decente —le dijo la pelirroja—, no como tú, pinche estúpido!

—¡El amor no tiene edad!

—¡Pero la cárcel si! —le entrecerró los ojos—. ¡Ya verás la paliza que te daré, te hará recapacitar!

—¡Ja! —el peliblanco saltó fuera de ahí y comenzó a correr lejos del establecimiento—. ¡Tendrás que alcanzarme primero!

Haruki fue tras de él, obviamente. 

—Ya puedes salir de ahí, pequeña problemas —se burló el pelinegro al ver que estaba siendo resguardada por la espalda de su amigo—. ¿No te preocupa que te dejen sin futuro esposo? ¿O te quieres quedar con Keisuke?

Hanna solo se abochornó porque Shinichiro le dijo eso y volvió a esconderse tras Takeomi.

.

.

.

—¿Qué estás pensando ahora que sonríes como un completo idiota?

El de cabellos bicolor se volteó a verlo mientras se sacaba un bombón de la boca.

—Estaba recordando una de las últimas presentaciones de Haruki —respondió con su rostro apoyado sobre su puño—, en Julio...

Sus ojos estaban fijos en una pequeña fotografía que tenía de ellos junto a ese mini grupito.  

—¿Cuál de todas? —se sentó a su lado, dejando las cervezas sobre la mesa de aquel lugar.

—La vez que Haruki-chan me correteó por un barrio entero sólo para golpearme.

Benkei soltó una risa ante el recuerdo y negó con la cabeza, sentándose a su lado.

—Te lo habíamos advertido que si te escuchaba, te patearía.

—Hm —tomó una cerveza y la destapó, sin abandonar su sonrisa—. Eran buenos tiempos...

—Sí —sonrió melancólico—, sí que lo eran.

Ahora ya no estaban
Shinichiro ni Haruki... 

—¿Qué crees que estará haciendo nuestra pequeña princesita?

El pelinegro tomó la foto entre sus manos mientras señalaba a la pelinegra en el centro de la foto. Wakasa posó sus ojos violetas en aquel rostro por un momento. La niña que le había propuesto matrimonio con nueve años, la hermana menor de una preciada amiga...

No podía creer que era la misma
que vio cantar días antes en aquel bar.

—Probablemente esté metiéndose en nuevos problemas —Wakasa dio un trago a su cerveza sin abandonar su sonrisa—. El día que fui a verla tras su presentación...

Benkei lo volteó a mirar, curioso.

—Dijo que le gustaría enfrentarme en una pelea de nuevo —agitó su bebida y miró al más grande—. Ha crecido bastante...

—Es más alta que tú —se burló—, aunque... Probablemente todos son más altos que tú jaja.

—Idiota —rodó los ojos, volviendo a dar otro trago.

—¿Cuántos años tiene ahora... trece?

—Hm, sí... Eso creo.

—¿Crees que todavía practique con la katana?

—¿Quién sabe? No le pregunté, sólo sé que sigue peleando —afirmó con tono aburrido—. ¿Qué practicaba además de karate...? ¿Krav maga? ¿Taekwondo?

El más alto lo miró de reojo. 

—¿Sabes? Escuché un rumor —le dio un trago a su propia cerveza esta vez—. Que nuestra pequeña princesa es... en realidad, la ¨reina¨ de la pandilla de Shinjuku... Pandora.

Wakasa lo miró con una ceja arqueada.

—Y se dedica a cosas —hizo una pequeña pausa—, bastante... oscuras.

El peliblanco frunció el ceño mientras miraba hacia un lado a la chica que acababa de llegar a su gimnasio donde ambos estaban descansando tras un día largo de trabajo, la chica con el cabello rosado claro sonreía grande.

¨Cosas oscuras...¨

¿A qué se refería Benkei con eso?

¿Hanna?

Wakasa Imaushi tenía una convicción, que en el futuro, Hanna Yagami sería su esposa.

La razón del por
qué lo creía era[...]

.

.

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