| 18; El verdadero dolor |

Año 2018.

—Ya veo...

Naoto asintió, decidido, luego de escucharlo contar todo lo que había sucedido.

—Así que Kisaki realmente salta en el tiempo... 

Takemicchi asintió.

—Debemos matarlo —sentenció Naoto.

—¿Eh...? Pero Naoto...

—No tiene caso si él sigue estropeando las cosas que tú arreglas, sólo seguirían habiendo más altercados —dijo—, por lo tanto matarlo en el pasado es la mejor solución. 

—No puede ser.

—Estoy bromeando —no lo estaba haciendo.

—Naoto, ¡¿no puedes leer la situación?! —gritó, asustado.

Naoto miró entonces el tablero donde tenían toda la información reunida, arrugó el ceño.

—¿Cómo se llamaba el hijo de Hanna, de nuevo?

—¿Hm? Ah, creo que es... Daisuke —replicó entonces, confundido—. ¿Por qué es eso relevante ahora?

—Hay algo que no te dije la última vez que estuviste aquí —Naoto sacó una carpeta del cajón en su escritorio y se acercó a Takemicchi, entregándole la carpeta—. En este futuro... Hanna Yagami jamás tuvo un hijo.

—¿Qué...?

Naoto sólo se quedó en silencio.

—¿Qué demonios busca Kisaki? —miró el tablero de nuevo—. Hace doce años Kisaki usó ¨Tenjiku¨ para tomar control de Toman, pero en esta línea de tiempo, ¨Tenjiku¨ ni siquiera es conocido por la policía, además... Kisaki ya está muerto.

—Entonces... ¿Los planes de Kisaki fallaron?

Takemicchi observó en silencio la carpeta, sus ojos se abrieron grandes cuando vio aquello. 

—¿Esto...? ¿Cómo es posible? —no podía creer lo que leía—. Hanna-san... ella no sería capaz.

—¿Hm? —Naoto lo volteó a ver—. ¿Hablas del aborto o del asesinato que cometió...?

—¡Ambos, Naoto! No... Espera, Mikey dijo ¨Lo aprendí de Hanna¨y entonces en mi mente de nuevo se reprodujo una imagen de ella golpeando hasta la muerte a alguien.

Se masajeó la sien, le comenzaba a doler la cabeza.

—Así que quizá pueda creer acerca de eso, pero... Ella no sería capaz de abortar a su hijo, lo sé.

—Hm... Los expedientes sólo dicen que le practicaron un aborto en un hospital de mala fama.

—¿Podría ser que alguien...?

—¿La obligó o la llevó sin su consentimiento? —Takemicchi asintió—. Es posible, quizá esto tenga un impacto en su relación con Manjiro Sano. Dijiste que se reconciliaron, ¿no?

—Sí... Algo así.

Naoto se puso una mano en el mentón, pensativo.

—Manjiro Sano no parece estar en desacuerdo con su embarazo... ¿Hay alguien que pudiera estarlo? —inquirió—. ¿Los dos chicos que me hablaste del futuro anterior quizá?

—No, ¿recuerdas que a pesar de estar con ellos tenía a Daisuke en el otro futuro? Hay algo que no estamos viendo —sus ojos se fueron entonces al tablero.

La fotografía de un hombre desconocido en el tablero le llamó la atención.

—¿Izana... Kurokawa? —leyó el nombre bajo la imagen—. ¡AH! ¡Naoto!

Era el tipo del que Kakucho había hablado.

—¡¿Quién es ese Izana Kurokawa?! —se levantó de un salto para acercarse para verlo más de cerca—. Este hombre... Espera, a este hombre lo vi en la zona VIP donde Hanna suele presentarse.

—Es el único ejecutivo de Toman ahora... Si no estoy mal en el pasado estaba relacionado con los Black Dragons —comentó. 

—¡¿Qué?!

—¿Qué relación tiene con Hanna?

Naoto lo miró confundido al ver que se había presentado donde la pelinegra, en este futuro Naoto tuvo que soportar cientos de veces en las que Hanna iba por Hinata y los obligaba a ir de compras a los dos. Esa chica era como un demonio de las compras. 

Era el tipo de mujer que dice ¨lo veo y lo quiero, lo quiero y lo tengo¨

—¡¿Con los Black Dragons?! —balbuceó—. ¡Es el capitán de Tenjiku! ¿Qué demonios está pasando? 

Así que, podrías decir que era más cercano a Hanna Yagami que en cualquier otra de las líneas temporales anteriores, no lo suficiente para haber estado a solas o entablado una verdadera conversación, pero sí que había pasado horas enteras viéndola probarse ropa junto a su hermana y la pelinegra solía jalarle los cachetes a pesar de que fueran contemporaneos.

Izana Kurokawa... Parece que es importante para la investigación —murmuró—. ¡Lo investigaré de inmediato en la red de la policía!

—Okay, yo investigaré algunas cosas también —Takemicchi se despidió.

.

.

.

Takemicchi comenzó a caminar, no logró encontrar ni una sola pista. Hm, sentía como que había olvidado algo importante... Mientras iba haciendo una lista de cosas en su mente, se detuvo. 

—Espera un momento... ¿Dónde están los ex miembros de Black Dragons, Koko e Inupi?

Mierda, lo había olvidado por completo, pero no aparecían en la lista de fallecidos de Naoto así que era probable que seguían vivos. Quizá si los encontraba podría tener alguna pista, ¿por qué si siempre estaban al pendiente de Hanna...? ¿Por qué no tuvo a Daisuke en esta línea temporal?

—Hm...

Decidió ir a ese lugar entonces, con la intención de tal vez encontrar alguna pista.

—Wow, ¡qué nostalgia! —observó el interior de la iglesia en silencio—. Aunque no son precisamente buenas memorias...

Era la iglesia donde lucharon contra Taiju y los Black Dragons, donde creyó que finalmente tendría buenos resultados. Es decir, evitaron que Yuzuha matara a Taiju, reclutó a los Black Dragons en su división y Kisaki fue echado de la Toman...

—Pese a todo eso... El futuro solo se puso peor —susurró para sí mismo, derrotado—. ¡Agh! ¡¿Qué se supone que debería hacer ahora?!

—Hombre, ya cállate —escuchó una voz.

Takemicchi dio un brinco entonces al saber que había alguien más.

—Ah... Lo siento —se giró a ver a la única persona además de él en esa capilla.

—Deberías rezar por él en el otro mundo también —le dijo aquel hombre.

—¨¿Él?¨

—Desde que él murió, vengo todos los días.

A Takemicchi se le hacía conocida aquella voz, lo miró más intensamente y ladeó la cabeza.

—¿Eh?

—¿Sería Hakkai un cobarde incluso en el cielo? —Takemicchi le vio bien entonces cuando movió un poco más la cabeza hacia su lado, aquel perfil, esos ojos—. Amén.

—¡¿Taiju-kun?! 

El décimo líder de los Black Dragons, Taiju Shiba, esta vez con su cabello peinado hacia atrás y ropa de lujo. Se veía completamente distinto a la última vez que le vio, Taiju se levantó.

—Todos están muertos, ¿hm?

Se acercó a Takemicchi.

—¿Cómo estás tú... Hanagaki?

Takemicchi se alegró, finalmente encontrando a alguien que supiera sobre la Toman.

.

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—Hola... 

El peliblanco se sentó frente a su tumba, dejando un ramo de flores nuevo.

—Es... la quinta vez que vengo, pero no has cambiado nada —susurró con una pequeña sonrisa.

Sacó de su bolso un ramo más pequeño con hortensias blancas y lo dejó a su lado en una tumba más pequeña. El de ojos grises paseó su mirada por el lugar, aunque era la tumba familiar de los Baji, él sólo miraba en silencio su nombre.

—Pronto se acerca el aniversario de ese horroroso día —susurró, su voz comenzó a quebrarse lentamente—, todavía no puedo borrarme tu expresión de dolor de la mente.

Akira Mito, ex capitán de la tercera división de Pandora, el único que seguía vivo de los siete grandes actualmente, para su desgracia. Solía visitar la tumba de Hanna Yagami y Daisuke Baji una vez a la semana desde que volvió a Japón tras un largo periodo en el extranjero.   

—¿No es demasiado cruel? Tengo pesadillas todos los días...

Miró en silencio las hortensias.

—Cuando perdí a mi hermanita... Sufrí demasiado, tú me dijiste que podía superarlo así que yo comencé a verte como una pequeña hermana también —apretó los labios—. Pasamos muy buenos momentos juntos, ¿no es así?

Se pasó una mano por la cara.

—Lamentando terriblemente no haber podido detenerlos cuando te arrebataron lo único que te mantenía cuerda en este asqueroso mundo —susurró, limpiándose una lágrima—. ¿No me odias...?

Claro que... jamás podría escuchar su respuesta, se dijo. 

—En esos tiempos tú creíste que todo se solucionaría tan fácil como tomar caminos distintos.

Su mirada se quedó sumida en recuerdos. Hanna Yagami había propuesto al líder de la Toman una alianza por medio de matrimonio entre sus líderes, lamentablemente esta nunca llegó a ser ya que Kisaki Tetta se encargó de arrebatarle a ella lo único que la mantenía con vida:

—Deberías ver como ese par lo odiaron...

Su hijo. 

—¿Dejar Pandora a manos de Mikey sería lo mejor? ¡Ja! —apretó la mandíbula—. Le rompiste el corazón a más de uno... Pero yo estuve ahí y no pude salvarte, no tienes idea cuánto lo odio.

Las imágenes nublaban su consciencia. Recordaba advertirle multiples veces que no debía ir sola al encuentro con Kisaki, ellos podrían encargarse de matarlo juntos, pero ella no hizo caso pese a saber que era una trampa. ¿Por qué?

—Creí que siguiéndote hasta el lugar iba a ser suficiente —pero no lo fue.

Tan pronto supieron que estaba ahí lo drogaron y cuando despertó, lo primero que vio fue su rostro carente de cualquier tipo de expresión en aquella cama de hospital, su mano sobre su vientre y la palidez en su rostro. Y cuando se giró a verlo...

Era como si la Hanna Yagami que conoció hubiese desaparecido por completo.

¨Ellos... dijeron que Mikey los envió¨ la escuchó hablar ese día, con la voz rota. ¨Dijeron que Mikey no querría estar con alguien que cargaba el bebé de alguien más en su vientre...¨

Aunque le había asegurado que era algo imposible, que Mikey no haría eso, su estado mental jamás fue óptimo así que sólo vio a Hanna Yagami perder su luz por completo, pasar a ser una muñeca de trapo manipulable. La muñeca de trapo manipulable que Izana Kurokawa podía llevar y traer... donde y cuando quisiera.

Y lo odió...

—Ese maldito hijo de puta...

Sólo por un maldito capricho de un loco psicópata... ¨Mikey siempre tenía lo que yo quería que fuese sólo mío. ¿Cómo se siente, eh, Mikey? Que te arrebaten todo de las manos¨

—Y cuando por fin se aburrió de ti, ¿sólo te desechó? —golpeó el suelo a su lado—. Tenías razón. Debimos matar a Kisaki cuando tú lo dijiste, así él nunca hubiera llegado tan lejos y tú... 

Lo pensó un momento, creyó que Hanna se salvaría si Izana la dejaba ir, pero entonces recibió esa inesperada llamada de Manjiro Sano. Todavía podía escuchar su voz a través del télefono tan solo horas antes de recibir las noticias de su muerte. ¨¡Mikey dijo que me ama! Finalmente podremos estar juntos...¨ ¿De verdad? Volvió a golpear el suelo.

—Tú seguirías con vida, Hanna...

Sus ojos no le permitían ver por las lágrimas desenfrenadas.

.

.

.

—¿Sabes quién creó a los Black Dragons?

—... ¿Quién?

—El capitán de la primera generación de los Black Dragons fue... Shinichiro Sano. 

Takemicchi abrió grande la boca.

—Sí, el hermano de Mikey —Taiju confirmó.

Takemicchi recordó las palabras de Mikey sobre su hermano. Taiju le comentó como eventualmente entre generaciones llegaron a Izana Kurokawa, el octavo líder. Takemicchi se sorprendió de saber que fue incluso antes que él y antes que fundaran la Toman.

—Entonces Kurokawa debe ser mayor que tú...

—Sep, dos años mayor —dijo—, es la generación s62.

Ahora entendía cómo se conectaban. Taiju le narró como Izana se retiró de los Black Dragons y tres años después creó ¨Tenjiku¨ donde el ¨incidente de Kanto¨sucedió.

—¡¿Quién ganó?!

Taiju le vio confundido.

—Ya deberías saberlo, ¿no?

—Ah, en realidad...

—Como sea —Taiju continuó diciendo que esa discusión culminaría con la unión de Tenjiku y Toman con Manjiro Sano como el líder, Kisaki Tetta de segundo al mando e Izana Kurokawa siendo el tercer al mando—. Un grupo peor que todos los anteriores jamás creados.

Takemicchi frunció el ceño. ¿Kisaki de nuevo? 

—Pero si Kisaki está muerto...

—¿En serio está muerto? —preguntó Taiju—. Tachibana... Naoto. 

Takemicchi miró a Naoto entonces, confundido. Cuando confirmaron finalmente que Kisaki estaba en el extranjero, vivo, Takemicchi sintió que no podía respirar. Saber que Mikey estaba muerto significaba que, actualmente, el único al mando de la Toman era Izana Kurokawa.

—¿Por qué él? 

—No lo sé, pero... Mikey confiaba más en Izana que en Ryuguji Ken —comentó.

¨¿Más que en Draken?¨ Eso no tenía sentido.

—Además de eso... Hanna era su accesorio favorito.

¿Quién demonios era Izana Kurokawa realmente? Frunció el ceño.

—¿Su... accesorio favorito? —Takemicchi abrió grande los ojos.

—Fue triste, esa muñequita era tan linda cuando la conocí —Taiju pensó en Hanna entonces.

Si bien la conoció con Inupi y Koko, la realidad era que la chica era una buena amiga para Hakkai, probablemente la única chica con la que Hakkai se llevaba bien además de Yuzuha. Él, que siempre estaba pendiente de sus hermanitos, sabía que la chica era especial. 

—¿A qué te refieres con el accesorio de Izana? —Naoto frunció el ceño.

Hakkai la quería mucho aunque se pelearan todo el tiempo, la última vez que supo de Hanna fue en el funeral de Hakkai. La chica lucía desalmada, una marioneta, delgada como una pluma y sus ojeras eran tan oscuras... Ella llegó a Hakkai entonces y le gritó.

¨¡Hakkai, idiota, ¿cómo pudiste dejarme?!¨

—Hm, es una forma de no decirle puta, por respeto a su amistad con Hakkai y Yuzuha —Taiju se miró las manos.

Hanna lloró frente al ataúd de su hermano por horas enteras hasta que finalmente se desmayó, lamentablemente para ella tuvo que seguir asistiendo a funerales por un tiempo.

—Hanna tuvo un aborto y seguido de eso... 

Hasta que fue su turno.  

—Comenzó a acostarse con Izana.

Takemicchi abrió grande los ojos.

¿Qué mierda...?

—Aunque nada de eso fuera porque ella lo quisiera así... Bastante triste.

—No sabía eso —Naoto se mostró triste—, siempre que la veía... Se veía normal.

Taiju asintió, Hanna soportó años de humillaciones y problemas sólo porque no quería preocupar a sus amigos. ¿Pero eso le sirvió de algo al final? Por supuesto que no.

Well, well, well —una voz cantarina surgió del otro lado—: Bueno, bueno, bueno...

Takemicchi se volteó a ver de donde provenía, sorprendiéndose de ver a Koko.

—Pero si son mis antiguos jefes teniendo una conversación privada, ¿no es así? Eso apesta.

—¡No puede ser!

Koko... e Inupi, ambos estaban ahí, Takemicchi no podía creer lo que estaba viendo.

—Cabrones, trajeron un ejército de Toman —Taiju bufó—. ¿Qué es lo que quieren? 

—Bajo las órdenes de Kurokawa, vinimos para detenerlos a todos ustedes —respondió el rubio.

—Ustedes tienen demasiadas agallas para trabajar con la persona que envió a su preciada Hanna al precipicio —masculló Taiju, Takemicchi le vio confundido—. ¿No lo recuerdas, Hanagaki?

—¿Recordar... qué? —murmuró, todavía más confundido.

—La razón por la que Hanna abandonó Pandora y la Toman fue Izana Kurokawa —replicó, como si fuera tan obvio que no entendía porque no lo recordaba—. ¿La razón por la que este par de inútiles se movieron junto a Izana también?

Takemicchi se levantó cuando los vio acercarse. ¿Cómo eso tenía sentido? 

—No... 

¿Cómo es que esa era la razón por la que trabajaban para él?

—¿Acaso...?

Lo único que podía pensar era que quizá, sólo quizá, Izana tenía la vida de Hanna en sus manos y los había extorsionado con ello para que trabajaran para él.

—¿Izana tenía la vida de Hanna en sus manos? —Taiju lo miró de reojo.

Naoto asintió, al parecer pensaba lo mismo.

—Veo que hay una rata escurridiza por aquí —Koko miró a Naoto—. Antiguo décimo líder de Black Dragons y ex capitán de la primera división de la Toman...

Pero Hanna ya estaba muerta, ¿por qué seguían trabajando para él entonces?

—Ustedes están hurgando en Kurokawa así que son enemigos de la Toman —declaró Inupi.

—¡Haha! ¿Ustedes mis enemigos? —se burló Taiju—. El chico que se aferraba a los Black Dragons y la ¨billetera¨de los Black Dragons.

Taiju chasqueó la lengua.

—¡¿Acaso Izana cumple tus expectativas, Inupi?! —gritó—. ¡¿Y tú, sigues siendo la puta billetera de Toman, Kokonoi?!

Negó con la cabeza y los miró con una sonrisa de medio lado.

—Seguro que su querida Hanna estaría tan decepcionada de verlos ahora que por eso los abandonó —Takemicchi vio como el rostro de ese par se contorsionó por un segundo, quizá les dolía.

¿Qué mierda había pasado? Estaba comenzando a sudar al ver todos los hombres que habían ahí tras ellos.

—Parados frente a mí solo hay un montón de imbéciles, la gran líder de Pandora los hubiese considerado mera basura —afirmó. Taiju miró de reojo y le susurró a Takemicchi—: Vete por la puerta trasera.

—¿Huh?

—Las cosas no pintan bien... Tachibana, por favor dime la verdad sobre la muerte de Hakkai, no creo que Sano lo haya hecho —afirmó—. No sé cómo terminó en el escondite de Sano, ¡pero estoy seguro que Izana estuvo detrás de esto!

.

.

.

—Esta canción...

Akira apretó la mandíbula, recordando a la originalmente pelinegra. Su cabello ahora mostraba el color que Senna alguna vez usó. Los extrañaba, los extrañaba demasiado. Era demasiado doloroso recordar.

Caí en el olvido como todo el mundo
♪¨Te odio, te odio, te odio¨
Pero solo me estaba engañando a mi misma
Todos nuestros momentos, empecé a reemplazarlos
Porque ahora se han ido
Todo lo que oigo son las palabras que necesitaba decir

—¡Ja! ¿No es algo irónico? —susurró. 

La última canción que escribió y cantó Hanna estaba sonando en la radio que un chico en otra tumba estaba escuchando a todo volumen. 

—¿Escuchas eso, Hanna? —preguntó al aire.

Cuando te duele bajo la superficie
Como agua fría y turbulenta
Bueno, el tiempo puede sanar, pero no lo hará

—La última vez que te escuché cantar —tocó las hortensias—, no pensé que te perdería.

Hanna no cantó mientras estuvo al lado de Izana Kurokawa, su vida fue gris, pero cuando Izana la dejó ir... Ella volvió a cantar, dejó muchísimas canciones, entre esas la que estaba sonando.

Entonces, antes de que te vayas
♪¿Había algo que pude haber dicho...
para hacer latir tu corazón mejor?
Si sólo hubiese sabido que tenías una tormenta que superar
Así que, antes de que te vayas
♪¿Había algo que pude haber dicho...
para hacer que dejara de doler?
Me mata como tu mente puede hacerte sentir tan inútil
Así que... antes que te vayas

—Me hubiera gustado estar aquí para verte —confesó en voz baja. 

Los ojos grises fueron hacia la tumba de Keisuke. 

Nunca fue el tiempo correcto, cuando llamabas
Fue poco a poco hasta que ya no hubo nada
Cada momento nuestro, empecé a repetirlo
Pero todo lo que puedo pensar es esa mirada en tu rostro

—Lo siento... No pude protegerla —susurró. Le dolía el corazón—. No pude... protegerlos.

Cuando te duele bajo la superficie
Como agua fría y turbulenta
Bueno, el tiempo lo cura, pero esto no sanará. Así que antes que vayas
♪¿Había algo que pude haber dicho...
para hacer tu corazón latir mejor?
Si sólo hubiese sabido que tenías una tormenta que superar
♪Así que, antes que te vayas
¿Había algo que pude haber dicho...
para hacer que dejara de doler?
Me mata como tu mente puede hacerte sentir como un inútil
Así que... antes que te vayas

—La verdad es que... Ahora lo entiendo, Hanna-san.

¿Estaríamos mejor ahora...
si yo hubiese dejado mis paredes caer?
Quizá, supongo que nunca lo sabremos
♪Ya sabes, ya sabes

—Lo que querías cuando pensabas en una máquina del tiempo —afirmó. 

Porque él también ahora haría lo posible para volver al pasado aunque sea solo para poder un momento más con ellos. Era triste ser el único que sobrevivió, extrañaba los tiempos en que sus vidas eran solo bromear entre ellos y pasar el tiempo... 

Entonces, antes de que te vayas
♪¿Había algo que pude haber dicho...
para hacer latir tu corazón mejor?
Si sólo hubiese sabido que tenías una tormenta que superar

Era irónico, aquella canción fue compuesta para Mikey, pero ahora Akira sentía que era para ella.

Así que, antes de que te vayas
♪¿Había algo que pude haber dicho...
para hacer que dejara de doler?
Me mata como tu mente puede hacerte sentir tan inútil
Así que... antes que te vayas

—Ahora que te he saludado... También quiero despedirme —se levantó e hizo una gran reverencia—. ¡Akira Mito, capitán de la tercera división de Pandora! Juro por mi vida que vengaré las vidas de Keisuke Baji, Hanna Yagami y Daisuke Baji frente a sus tumbas... 

Él mismo mataría a Kisaki e Izana, después de todo, no le importaba vivir en un mundo donde había perdido a todas sus personas queridas. Estaba dispuesto a morir si podía llevarse con él a ese par.

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¿El chico que siempre se aferraba a los Black Dragons? ¿La ¨billetera¨de los Black Dragons? ¿Hanna los abandonó? ¿Por qué?

Estaba claro que la respuesta estaba solo en esos dos: Koko e Inupi.

—¡Naoto!

—¡¿Qué ocurre, Takemicchi?! —le gritó al verlo dejar de correr.

—¡Creo que deberíamos regresar!

—¡¿Huh?!

—Esos dos definitivamente saben mucho... ¡Quiero saber más sobre el incidente de Kanto! —dijo, dándose la vuelta—. ¡Voy a regresar!

—¡Takemicchi! —Naoto se quedó estático al ver como una pistola era apuntada hacia el ojiazul.

El ojiazul palideció cuando pudo ver el rostro de la persona que le estaba apuntando.

—Ki...saki.

—Takemicchi... Muere.

Todo pasó muy rápido, para cuando pudo reaccionar vio a Naoto en el suelo. Es cierto, cuando Kisaki jalo el gatillo, Naoto se metió y recibió la bala en vez de él...

—¡NAOTO!

Se lanzó al suelo a verle ahí.

—Hmph, eso estuvo de más —Kisaki chasqueó la lengua.

—¡Aguanta, Naoto!

—Takemicchi... Huye —susurró.

—Oi, oi, oi —una cuarta voz salió del callejón, Takemicchi levantó la mirada y lo vio—. Yo debería ser quien mate a Naoto Tachibana, ¿cierto? Ki-sa-ki.

—Lo siento, Izana, ese puto intentó proteger a Takemicchi.

¿Izana...? 

Tragó fuerte, lo vio acercarse.

—Ustedes... mataron a mi Mikey —su rostro decía lo mucho que le molestaba.

Takemicchi frunció el ceño ¿Su... Mikey?

—Justo cuando se ponía interesante —masculló, ladeando la cabeza—. ¿Acaso sabes lo mucho que me tardé lavándole el cerebro a Hanna para que me viera sólo a mí?

¿Qué...?

—Y dejarla ir con la idea de que Mikey fuera a buscarla —sonrió de medio lado—. Y no fue fácil hacer que la buscara... Pero apuesto que debe haberlo enloquecido escucharla gemir mi nombre en lugar del suyo. ¿No crees, Kisaki?

Kisaki no respondió, sólo miró para otro lado mientras hacía una expresión de disgusto. Takemicchi no estaba entendiendo lo que estaban diciendo.

—Y que la matara —se rió el peliblanco—, no era algo que estaba en mis planes, pero debo admitir que Mikey realmente está loco.

¿Izana había ¨dejado ir¨a Hanna para que ella se encontrara con Mikey?

—Pero justo cuando se empezaba a poner interesante...

¿Era por eso que la había matado...?

—Tenían que arruinarlo —chasqueó la lengua—. No pude verlo retorcerse del dolor o la culpa.

Pero Mikey dijo que ella simplemente lo había aceptado.

—Kakucho —escuchó a Izana entonces.

—¿Kaku-chan? —susurró, asustado, al verlo salir del callejón también.

—Mátalo —ordenó Izana.

—Sí, señor —fue la respuesta de Kakucho, apuntándolo con su arma.

—Kaku-chan —sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar su petición del pasado.

El disparo fue lo único que pudo escuchar entonces. ¿Le dispararon? ¡Le dispararon! Intentó respirar, pero el shock se lo estaba haciendo difícil. Naoto comenzó a toser a su lado.

—Buen trabajo —Izana le dio unas palmadas en los hombros a su sirviente, sonriendo.

—Bueno, eso fue decepcionante —confesó Kisaki, mientras se retiraban.

No perderían el tiempo con ese par al borde de la muerte.

—Naoto... Lo siento —sollozó.

Era su culpa, todo era su culpa, quizá estarían bien si hubieran seguido corriendo y no se hubieran detenido porque él quería más pistas. Naoto comenzó a contarle entonces que en la primera línea temporal se había deprimido pensando ¨¿cómo podría este debilucho comprometerse realmente con esto?¨

—¿Huh?

—¿Cómo puede mi hermana enamorarse de una persona así? —dijo—. Es raro... No importa cuantas veces fallas, siempre regresas a mí.

Takemicchi giró su rostro hacia Naoto.

—Ahora que lo pienso... así es como un héroe debería actuar —sonrió—. Tú nunca te rindes, incluso cuando has fallado tantas veces. Takemicchi-kun... Estoy orgulloso de ti.

Los miradas de ambos se cruzaron, los ojos azules se llenaron de lágrimas.

—Naoto...

—Este es el momento donde nos apretamos las manos —le dijo, estirando la suya lo más que pudo—. Takemicchi-kun. Morir sí que es aterrador, huh. Rápido, mientras siga respirando.

Estiró su mano, no sería la última vez, no lo permitiría, apretó su mano contra la de Naoto. ¡Ah, cómo dolía que le disparan, maldita sea! 

Definitivamente yo... Nunca me voy a rendir.

.

.

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Año 2006.

—Buenos días —Hanna bostezó, mirando a su lado.

Estaba siendo presa de dos chicos guapos, por un momento creyó que estaba en el cielo. Se intentó mover, pero lo único que consiguió fue que estos dos se pegaran más a ella.

—Tengo hambre —chilló, intentándose zafarse de ese par—. Mi hermana Emma o mi hermano Kenchin ya estarían corriendo a hacerme comida. 

Hizo un puchero, era algo que extrañaba de pasar sus noches con los Sano, a veces hacían pijamada con Emma y cuando Draken iba a peinar a Mikey, si a ella le daba hambre, Draken se encargaría de inmediato de evitar una catástrofe tipo leviatán (cómo él le decía a ella). Generalmente tenían treinta minutos exactos para evitar una.

Muévanseee —intentaba zafarse de los dos pares de brazos que la rodeaban.

Seishu fue el primero en abrir los ojos y mirarla, aquellos ojos que le veían como si ella fuera la joya más preciosa del mundo, aún en plena mañana.

—Cariño —le besó el cuello suavemente—, ¿cómo es que tienes energía? 

—Dormí dos horas —ella lo miró—, ¡pero tengo hambre!

El rubio bostezó también y estiró su mano hacia su mejilla, acercándola a él para besarla.

—Hmm —Koko se quejó entre el sueño al sentirla apartarse de él—. Akane-san.

Hanna y Seishu se tensaron al escucharlo, pero no dijeron nada y sólo se besaron.

—Buenos días —le susurró el rubio entonces—, ¿cómo te sientes?

—Algo cansada —se pasó la mano por la nuca—, me duele todo el cuerpo.

—Perdón —se disculpó con un rostro preocupado—, te juro que tratamos de ser suaves.

Hanna lo miró con una ceja alzada entonces. ¿Eso era suave...? Por un momento temió por su cuerpo el día que decidieran no ir suave con ella, pero por otro lado, sólo sonrió de medio lado.

—Descuida —volvió a bostezar—, sólo tengo mucha hambre.

—¿Por qué están hablando? Sigan durmiendo —se quejó Koko, intentando abrazarla de nuevo.

Hanna se negó y lo apartó antes de que lograra hacerlo, Koko gruñó.

—Tengo hambre —repitió entonces, comenzando a molestarse—. Es por eso que me desperté. 

Los tres escucharon entonces unos golpes en la puerta y se miraron entre ellos, el pelinegro en las mañanas lucía como un gato negro enojado, cosa que la hizo sonreír por un momento. Volvieron a tocar. 

—¿Qué mierda...?

—¿Qué clase de loco toca la puerta a esta hora? —el pelinegro frunció el ceño.

—No sé —ella volvió a bostezar—, pero tengo hambre así que ya levantémonos.

Seishu se levantó entonces y se puso la pantaloneta que vio en el piso mientras que Koko se puso un boxer del cajón donde guardaban su ropa junto a un pantalón, ella sólo los observó desde la cama, expectante. 

—Pónte esto —le pasó el suéter que él había estado usando ayer.

Una parte de ella todavía estaba avergonzada por la noche anterior, pero la otra lo disfrutaba.

—Y esto —Koko le tendió su ropa interior y un short.

Volvieron a tocar la puerta mientras ella se vestía, le dolía el cuerpo tremendamente.

—Como un carajo —masculló el pelinegro—, ¿puedo abrir yo?

—No —ella negó, bostezando—. Puede ser alguna vecina chismosa.

Takemicchi luego de darse cuenta que Naoto realmente murió en el futuro y ya no podía volver, además de haberle dicho, accidentalmente, a Hina acerca del futuro, decidió quién era el enemigo: Izana Kurokawa, y por supuesto, Kisaki.

—¿Hm... Pulgamichi? —Hanna abrió la puerta cinco minutos después de sus insistentes golpes, tenía un suéter blanco que le quedaba enorme y no parecía ser suyo—. ¿Y... Matsu-kun?

Parecía que no se había despertado hace mucho por como bostezaba, además no se veía de tan buen humor, Takemicchi se puso nervioso.

—Hanna-san —murmuró—, ¿tienes un momento para hablar?

Así que primero debía esclarecer algo: ¿Qué tipo de relación tenía Hanna con Izana y por qué Mikey confiaba tanto en Izana? Para ello decidió hablar con Chifuyu e ir a buscar a Hanna, luego iría a por Mikey.

—¿Hm...?

Así que ahí estaba, había despertado a Chifuyu tan pronto se fue de donde Hina para que lo llevase a la casa de Hanna. Para su sorpresa, era en el mismo edificio, solo que Chifuyu vivía en el segundo piso mientras los Baji en el quinto. Ella volvió a bostezar.

—Uh, sí, claro —ella los dejó pasar, con duda—. Adelante...

Takemicchi y Chifuyu se quitaron los zapatos e ingresaron, quedándose tiesos al ver al par que ahora estaban recostados en el sofá de la sala. Koko, que abrazaba por los hombros al rubio -el cual estaba sin camisa-, los miró primero.

—¡Oh! Capitán, vice capitán —sonrió de lado, confundido de verlos ahí a esa hora—. ¿Qué los trae por aquí?

Chifuyu rodó los ojos.

—¿Acaso ahora viven aquí o qué? —los acusó con los brazos cruzados—. Y tú, ponte una camisa.

—¿Hm? —Inupi alzó la mirada para verlo, con una ceja alzada—. ¿Y si es así, qué te importa a ti?

—¡Seishu! —Hanna volvió a la sala y le lanzó una chancla—. ¡No seas grosero!

—Ya, perdón, cariño —suspiró.

El rubio tomó la chancla y los miró de reojo.

—¿Dónde lanzaste mi camisa anoche, Koko?

—Um, no lo sé, busca una nueva —se quejó el pelinegro, levantándose también—. Hanna, hablando de eso, ¿dónde lanzaste mi boxer? No lo pude encontrar.

—¡Yo que sé! —se quejó ella, volviendo a bostezar—. Debe estar en el cuarto. 

—Sí, ni modo que le salgan patas y se vaya —se burló el rubio, volviendo con su camisa.

Chifuyu y ellos solo se quedaron ahí... Tiesos, otra vez.

Oh.

Hanna pareció recordar que ellos estaban ahí y se puso roja.

Ejem... Adelante, chicos, Seishu estaba por hacer el desayuno —ella señaló la mesa con una sonrisa incómoda al saberse descubierta de algún modo—. Koko, la mesa, por favor.

Seishu sonrió, sabiendo que él era el encargado de cocinar porque Hanna era tan buena cocinando que hasta las tostadas le salían terribles... Y las hacía la tostadora.

Yes, ma'am —Koko se levantó para poner la mesa.

No es que fuera mala cocinando pero sí lo era, terrible de hecho, al punto en que una vez Keisuke la baneó de la cocina todo un mes mientras intentaba enseñarle a cocinarse un ramen casero.

Ahí iba de nuevo pensando en Keisuke.

—Muy bien, princesa —Hajime sonrió coqueto—. ¿No estás tú en el menú de esta mañana?

—No seas coqueto, Hajime.

Takemicchi solo veía la forma en que se comportaba ese par con ella, era como si fueran casados, con una sola palabra de ella podía controlarlos tan bien. 

—Hm, esto es más impresionante de ver en persona —murmuró Chifuyu—. Lo veo y no lo creo.

Takemicchi asintió.

¿Cómo los ¨termina abandonando¨ según Taiju?
¿Tenía que ver con lo que dijo Izana sobre convertirla en su marioneta?

—Créeme que... están más calmados que en el otro futuro —le susurró Takemicchi—, demasiado...

Vio al Hanna acercarse a ayudar a Inupi a preparar la comida en la cocina, podía ver como había alguno que otro toque entre sus manos y cuerpos, había cierta tensión ahí.

—Siéntense —señaló Koko, serio, cosa que sorprendía de algún modo—. A la mesa.

—¡Ah, sí! —Takemicchi jaló a Chifuyu con él para que se sentara quedando frente los otros tres—. Ya vamos.

Hanna e Inui comenzaron a llevar el desayuno unos minutos más tardes y se sentaron también, ella dio un sorbo a su jugo de naranja antes de mirar al ojiazul antes de mirar el reloj de pared.

—¿Y bien —dijo—, a qué debo su visita tan temprano en la mañana? Son como... ¿las 7 am? Damn...

—Ah...

En realidad, Takemicchi no había pensado muy bien en qué decir, no sabía cómo mencionar a Izana o cómo preguntarle qué relación tenían Mikey y ella con él. 

—¡Chifuyu te trajo dorayakis! —dijo, codeando a su amigo—. ¿No es así?

Tampoco parecía haber indicios de ella dejando al par de Black Dragons. ¿Qué ocasionaría que rompieran? Bueno, ni siquiera sabía bien su tipo de relación, aunque a simple vista ya no era de solo besos.

—¿Hm? ¿Los que te pedí hace días? —se burló la pelinegra.

Podía notar que habían dormido poco. Hanna tenía realmente una vida bastante activa, se dijo a sí mismo.

Y él seguía virgen...

—Pues gracias, Matsu-kun —le sonrió—, un poco tarde pero se aprecia el gesto jaja.

—Como sea —farfulló, entregándole los dulces—. ¿Se te apetecen los dorayakis en las mañanas?

Hanna sonrió.

—A mí por las mañanas lo único que me apetece es morirme —ella bostezó. No estaba hablando literal, obviamente—. Qué puto sueño.

Chifuyu la observó en silencio, pensando que realmente no entendía como Baji la soportaba. Bueno, Baji hacia parecer cualquier cosa que ella hiciera como si fuera lo más impactante del planeta.

Para Baji, Hanna era una deidad a la cual rezarle.

—De ser posible evita hablarle —le dijo Chifuyu a Takemicchi.

—Sí, no me hables mucho —afirmó Hanna, bostezando—, cuando no duermo, amanezca de mal humor.

—Asi haya dormido... Siempre está de mal humor por las mañanas —aclaró Chifuyu—, no te creas.

—Yo sólo quiero un café —bostezó Inupi. 

—Bueno... Vamos a comer entonces —dijo, haciendo una pequeña oración—. ¡Itadakimasu!

Takemicchi comenzó a comer su desayuno también sin apartar la mirada de cómo se comportaban en ese momento, parecían una pareja(?) de casados.

—Oh, es cierto, cariño —Inupi besó su hombro—, olvidé agradecerte por anoche.

—No tienes que... —ella se abochornó.

—En realidad sí —la cortó, mirándola a los ojos un momento.

Como si no hubiera nadie más ahí en ese momento.

—Fue importante para mí.

—También para mí —afirmó ella, sonriéndole.

Takemicchi se asombró de eso.

—¡Yo también estuve ahí, ¿saben?! —Koko les puso la mano en el medio y miró a Hanna—. ¿Por qué sólo miras a Inupi hoy? 

—No seas celoso, Hajime —ella soltó una risa.

—¿Acaso te gustó más cómo lo hizo él? —se puso una mano en el pecho—. Sé honesta.

—No seas idiota —lo regañó el rubio. 

—¿Por qué estamos teniendo esta conversación? —balbuceó ella, impresionada.

Era igual que en ese futuro, donde Koko e Inui se peleaban por quien podía mantener más contacto físico con la pelinegra. Se volteó a ver a Chifuyu, se veía visiblemente incómodo... 

Igual que en ese futuro.

—¿Sobre... Izana Kurokawa? —Takemicchi mencionó entonces.

Hanna escupió el jugo que apenas se iba a tomar.

—¡Oh! Perdón, Takemicchi —se excusó al ver que le cayó el jugo en la cara.

Takemicchi solo negó con la cabeza, completamente bañado en jugo de naranja, arrugó la nariz.

—No, es mi culpa —Chifuyu soltó una carcajada y luego le entregó una servilleta para limpiarse.

Un silencio en el comedor seguido del sonido del cubierto que se cayó de las manos de Hanna hizo que tragara fuerte. Koko e Inupi le vieron con el ceño fruncido como si quisieran matarlo por mencionar ese nombre. Bien, estaba claro que realmente sí se conocían entonces.

—¿Qué... con él? —Hanna, al notar el ambiente, carraspeó.

Le pidió con la mirada al rubio por un cubierto nuevo y puso su mano sobre la del pelinegro para calmarlo.

—El día que fui a la zona VIP... El hombre de cabellos blancos era Izana. ¿Verdad?

Oh —Hanna asintió entonces—, sí, es verdad... No recordaba que lo habías visto.

—¿Cuál es... tu relación con Izana Kurokawa?

Hanna se puso la mano en la boca, pensativa, Inupi le trajo un nuevo tenedor en ese momento.

—En la reunión de la Toman parecías saber de él.

—Hm, ¿cómo explicarlo?—miró a Takemicchi.

Él se veía ansioso por alguna razón así que supuso que estaba relacionado con el tema de la pelea contra Tenjiku.

—Bueno, Izana vivía junto con Kaku en el orfanato donde mi hermana mayor hacía...caridad, nos conocemos de ahí —fue lo que dijo.

—No me agrada —murmuró Hajime, cruzándose de brazos.

—No nos habíamos visto hasta ese día y sólo quería molestarme —le restó importancia.

—Intentó besarte —se quejó Inupi, molesto de recordarlo.

—¡¿Qué?!

Chifuyu y él se miraron entre ambos, asombrados. ¿Izana intentó besarla? ¿Entonces tendría sentimientos por ella o algo? Takemicchi frunció el ceño, no podía ser eso, después de todo el mismo Izana le dijo en el futuro que sólo la había usado como una marioneta para herir a Mikey.

—Ah... sí.

—¡¿Por qué?!

—Es un hijo de puta —masculló Koko, visiblemente molesto.

—¨¿Por qué?¨ Es un buena pregunta —puntuó ella.

Hanna también se había hecho la misma pregunta.

—La verdadera razón no sé cual es, pero sé que no es porque yo le guste. Esa cosa no tiene sentimientos, está totalmente podrido por dentro, es una lástima...

—¿Una lástima?

—Sí, es un desperdicio de un rostro tan atractivo que tenga un portador como él —ella continuó comiendo como si nada. Takemicchi había notado algo en todo ese tiempo conociéndola.

¨A Hanna-san le gustan mucho las caras atractivas¨

Todavía no lograba unir en su cabeza la información. Miró a Inupi y a Koko, ellos no se veían así de domésticos en el futuro, estaba claro que ella era importante para ellos. ¿Había una forma de evitar que se separaran en el futuro?

—Estamos investigando —comentó Chifuyu—. ¿Hay algo más que sepas al respecto?

Así que podía entender si Izana los manipulaba con la vida de ella, pero... ¿Por qué Taiju dijo que ella los abandonó? ¿Acaso se habían peleado o todo era parte del plan malévolo de Kisaki?

—Hm... Sé que no tolera para nada a Mikey —afirmó, con un onigiri en su boca.

—Probablemente lo odia —murmuró Inupi, tocando los nudillos de la menor.

—¿Por qué?

Ella se alzó de hombros entonces.

—No lo sé bien, ¿por qué no le preguntas a Mikey? —le dijo—. ¿Quieres que te lleve a su casa?

—Eso sería genial —Takemicchi asintió efusivamente.

—Muy bien, me bañaré luego de que terminemos de comer y vamos —continuó masticando.

Takemicchi la observó en silencio mientras comía, había notado que la chica nunca lo cuestionaba, de alguna forma le hacía sentir que todos sus secretos estaban expuestos, como si ella lo supiera todo. 

—¿Ustedes tres qué harán? —preguntó ella entonces, mirando de reojo a Chifuyu.

Siempre respondía sus preguntas y simplemente estaba para él, de nuevo le recordaba a Mikey. Mikey era igual con él cuando estaban a solos.

—Koko y yo iremos a comprar unas cosas —comentó Inupi con una sonrisa.

—Voy a visitar la tumba de Baji —fue la respuesta de Chifuyu.

De nuevo la habitación quedó en completo silencio, Hanna asintió robóticamente y tras dos bocados más, se levantó de la mesa sin decir nada. Sus ojos carentes de emoción.

—Volveré enseguida...

Takemicchi la vio dejar sus platos en la cocina e irse al cuarto, volvió su vista al par de ex Black Dragons.

—Chifuyu —Inupi lo miró—, ¿eres idiota o qué?

—¿Huh? —se ofendió—. ¿Por qué me llamas así, imbécil?

—Déjalo, Inupi, ellos no saben nada —lo calmó el pelinegro con su mano en el hombro del rubio.

El rubio miró al pelinegro en silencio antes de asentir.

—¿De qué hablas, Koko-kun? —Takemicchi preguntó confundido.

Ambos se vieron a los ojos un momento y el mayor suspiró.

—Sobre la situación de Hanna —replicó—. Ella... no está bien de la cabeza.

—Eso ya lo sabíamos —Chifuyu se cruzó de brazos.

Takemicchi lo miró de reojo.

—¿En serio? —Inupi puso sus codos sobre la mesa, asustando a Takemicchi por el ruido que hizo al hacerlo—. ¿Entonces sabes que Hanna intentó suicidarse?

Takemicchi palideció.

¿De qué estaba hablando....?

—¿O que tiene alucinaciones? —continuó Koko—.¿Sabes que ve a su novio y habla con él?

Chifuyu parpadeó repetidas veces ante esa información.

¿Hanna... veía a Baji?

¿Cómo era eso posible? ¿Desde cuándo? Dijeron que tenía alucinaciones, eso podía quizá entenderlo si pensaba en las veces que ella hablaba sola a veces, pero... ¿Intentó suicidarse? Takemicchi palideció.

—No hables solo por hablar —lo amenazó Inupi, con el cuchillo de la mantequilla—. ¿Quieres?

Takemicchi alzó las manos como diciéndole que iban en son de paz.

—Whoa, whoa, espera... Inupi-kun —lo detuvo—, ¿a qué se refieren con todo esto? ¿Hanna-san... intentó?

—Hm... Nos quedamos con ella todo el tiempo por eso en específico —explicó en voz baja—. Su estado actual la hace más propensa a malos pensamientos y...

Seishu bajó la mirada, pensando en ese día y lo fría que estaba cuando la llevaron al hospital. Había sido algo casi divino que ellos la hubiesen ido a buscar justo ese día.

—Es una larga historia —murmuró.

Takemicchi se preguntó si Izana sabía eso, considerando que Kisaki parecía tener en cuenta todas las debilidades de las personas que iba a utilizar, era lo más probable. Si su estado era así, perder a Daisuke probablemente había hecho que sucumbiera completamente, Izana se aprovechó de eso en el futuro y amenazó a ese par de... ¿Matarla o algo así?

—¿Por qué van a dejar que ella pelee contra Tenjiku si creen que está así de mal?

—Además es peligroso en su estado —Chifuyu frunció el ceño—. Está embarazada, no debería pelear para nada.

Koko e Inupi asintieron.

—Lamentablemente no podemos hacer nada al respecto —Inupi vio a Takemicchi—. ¿Por qué no lo intentas tú, Hanagaki? Quizá podrías convencerla de que no participe en esta pelea.

—¿Huh? —se señaló a sí mismo—. ¿Yo?

Koko asintió.

—Intenta razonar con ella en lo que se van hacia la casa de Mikey —dijo, tranquilo—. Quizá te escuche a ti.

A Takemicchi había algo más que no le cuadraba. Y era que, si esos tres estaban saliendo, ¿por qué no eran celosos de Mikey? ¿Acaso creían que no tenía oportunidad o ella les había dicho algo por el estilo? ¿Cómo podían estar tan tranquilos?  No lograba entender.

—Nee, Hanna-san.

Mikey era diferente a ellos, nada más alguien respiraba cerca de Hanna y ya quería ahorcarlos, era algo... Posesivo, o esa era la vibra que le daba.

—Hanna.

¿Eso era normal o lo normal era la reacción desinteresada del otro par? Probablemente ninguna de ellas en realidad.

—Hanna... 

¿Por qué estaba pensando en eso para empezar? Suspiró, Hanna lo volteó a ver.

—¿Hm?

—¿Por qué vas a pelear contra Tenjiku? 

—Porque ellos se metieron con mis chicas de Pandora —respondió como si fuera obvio—, así debe ser.

—Sí, pero...

Hanna volteó a verlo

—¿No te da miedo... perder?

—No voy a perder —ella lucía tan segura de sí misma en esos momentos—. Yo nunca pierdo, soy la mejor.

Takemicchi la vio con una pequeña gotita de sudor en la cabeza, se preguntó cómo debía abordar el tema, no quería que el futuro siguiera así.

—Mikey no está enamorado de mí, él mismo me lo dijo —le comentó ella, sorprendiéndolo—. ¿No es extraño?

¿Mikey había dicho eso? ¿Por qué? Eso no tenía sentido, sus acciones demostraban que sí, además el mismísimo Draken se lo había confirmado también.

—Así que he decidido que definitivamente lo dejaré ser —afirmó—. Incluso si se lo prometí a Kei... Es una estupidez.

Hanna se metió las manos en los bolsillos.

—Pero...

—Esta pelea es necesaria si quiero que Pandora se unifique a la Toman —alzó los hombros—, así que todo debe salir bien.

Takemicchi abrió grande los ojos, sorprendido. 

—¿Pandora se unirá a la Toman?

—Hm —ella miró su mano—, yo ya he finalizado mi venganza así que no tengo ningún propósito como líder de Pandora.

¿Venganza...?

La pelinegra miró al suelo en silencio. Shinichiro y Haruki eran dos de sus seis pilares, cuando los perdió... Su vida perdió todo el sentido y el rumbo. Por suerte le quedaban dos pilares, pero sin Baji...

Sólo quedaba Emma.

—Tenía una hermana —comenzó—, ella...

—¿Hm? —Takemicchi la miró de reojo.

—Su nombre era... Haruki-neesan.

Sus ojos se humedecieron.

—Ella era... todo —miró al cielo—, cuando murió por mi culpa... no pude soportarlo.

Se miró las manos.

—A veces olvido por completo que no está y la realidad hace que enloquezca —Hanna suspiró—. Yo...

Una asesina no merece perdón.

Todo es tu culpa.

Debiste haber muerto ese día.

Las voces se hicieron presentes de nuevo, pero ella simplemente decidió ignorarlas. Sus ojos chocaron con los ojos azules del Hanagaki. A veces esos ojos azules le recordaban a su hermana.

—Planeo dejar a los miembros de Pandora en la Toman y entonces me dedicaré a la música completamente —ella le sonrió, tan brillante que él creyó que jamás la había visto sonreír antes de ese momento—. Me retiraré de este mundo.

—Entonces dejarás las pandillas...

Eso era lindo, ¿era eso lo que haría si no perdía a Daisuke? Se prometió a sí mismo que la ayudaría a evitar ese mal futuro para que ella pudiera cumplir su sueño.

—Así es —ella se metió las manos a los bolsillos de su chaqueta—, es lo mejor para mí y para Daisuke. No quiero... que tenga nada que ver con pandillas.

—Oh. 

—Por eso voy a pelear —sonrió con los ojos cerrados—, para ser libre... 

Takemicchi no se atrevió a decirle que no quería que peleara, se preguntó qué otras opciones había. Estaba claro que Hanna consideraba más importante su bebé que cualquier otra cosa.

—Pero en tu estado, ¿no es peligroso?

—Oh, estaré bien —afirmó—, en realidad sólo haré acto de presencia para subir la moral de los demás. No voy a pelear a menos que esté en problemas, es una promesa que hice con Ryoko-san.

—Ya veo —aquello lo alegró genuinamente.

Por un momento pensó en aquel recuerdo de Hanna matando a alguien de uniforme rojo. Aquel pensamiento lo hizo jadear, ¿uniforme rojo?

¡Los uniformes de Tenjiku eran rojos!

Eso quería decir que la persona que Mikey vio a Hanna matar pertenecía a Tenjiku. Takemicchi palideció.

—¿Qué hacen por aquí? 

Si era el caso debía evitarlo, pero no sabía bien cómo considerando que no entendía cómo habría llegado a eso, para empezar. Ambos se sorprendieron de ver a Draken. 

—¡Hermano! 

—¿Hm? —Takemicchi parpadeó, mirándolos—. ¿Hermano?

—Hanny es como una hermana.

Ambos hablaron al unísono.

—Kenny es como un hermano. 

Takemicchi los observó en silencio. Bueno, eso era nuevo. Sonrió entonces, Hanna realmente parecía querer mucho a Draken y viceversa aunque no se lo dijeran mucho, los pequeños detalles en su amistad hablaban más por ellos que otra cosa.

—Vamos a la casa de Mikey para hablar —ella volvió a bostezar—. ¿No te cansas?

—¿De qué? —ladeó la cabeza.

—De ser tan alto —se burló ella.

—¡Ey! Ser alto no es tan divertido como creen —se agachó hacia ella—, tengo que agacharme para escucharlos mejor.

—¡Hmph! Pues yo tengo que agacharme para ver a Takemicchi —comentó ella, orgullosa—. ¿No es verdad, pulga?

Ambos miraron a Takemicchi entonces y él sólo frunció el ceño.

—¡No se burlen de mí —se quejó—, les juro que sí voy a crecer!

—Como dos centímetros —se burló Draken.

—¡Los voy a matar! —se quejó—. ¡Tendrán que respetarme un día!

Hanna se detuvo entonces haciendo que la voltearan a ver confundidos, ella bostezó por décima vez en el último tramo. Takemicchi la observó curioso.

—Nee, Kenny... cárgame —le extendió los brazos—, me estoy durmiendo.

El más alto sólo suspiró.

—¿Qué andas saliendo si no has dormido bien? 

—No es mi culpa —se quejó.

Por dentro, Hanna se recordó que hubiera podido dormir bien si no se hubiera desvestido en frente de ese par de hormonales.

No lo pensé.

—Bueno, sí lo es en parte, pero eso qué importa —masculló—. Le echaré la culpa a Koko e Inupi.

Draken y Takemicchi la miraron con una gotita de sudor, el pelilargo fue el primero en acercarse al ver el momento en que ella se desestabilizó.

—¡Ah, Hanna-san! —se asustó Takemicchi—. ¿Qué le pasó?

—Se durmió —respondió, acomodándose para cargarla en su espalda como caballito—. ¿Ves?

Takemicchi lo miró incrédulo.

—¿Cómo se durmió... si estaba caminando?

—Es normal, bueno, en otras personas no es normal pero si en ella —aclaró—. Con el tiempo te acostumbras.

Takemicchi descubrió algo nuevo sobre Hanna, al parecer era normal que se quedara dormida de repente, según Draken era un mal hábito que tenía. A veces cuando la veía así se daba cuenta que realmente la Hanna que tenía en su cabeza y la de la realidad eran distintas.

—Hanna definitivamente es... alguien para cuidar —murmuró—. Admiro a Baji-kun...

Comenzaba a creer que la misión de cuidar a Hanna era más difícil de lo que esperaba.

¿Eran Inupi y Koko suficientes para cuidar de esa chica?

La pelinegra era como un tamagotchi, si te descuidas...

—Sí —Draken sonrió, mientras caminaban—. Hanna no siempre fue así...

—¿Eh, en serio?

—Luego de la muerte de Shinichiro-kun y Haruki...

Hizo una pequeña pausa.

—No —meneó la cabeza—, quizá fue desde la muerte de su madre y su niñera.

Draken sólo pensó que había que ser muy desafortunado en la vida para que dos personas importantes para ti se fueran prácticamente al mismo tiempo.

Ahora imagina cuatro...

Takemicchi lo miró extrañado porque no escuchó la última parte. Sus ojos se desviaron a la pelinegra que dormía en la espalda de Draken.

Él solía creer que Hanna era una persona fría.

Pero a medida que la conocía se daba cuenta que no era así, sólo tenía una buena fachada... 

Igual que Mikey.

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