| 12; Último día de clases |
—¿Los dos...? ¡Osea que son rivales! —Takemicchi empuñó una de sus manos y se la mostró a Chifuyu—. Es la verdadera batalla entre hombres.
¿La verdadera batalla
entre hombres? ¿Wtf?
Chifuyu meneó la cabeza, ya sabía que Takemicchi era un tonto pero a veces en serio le sorprendía lo idiota que era. Deberían darle un récord mundial.
—No precisamente —Chifuyu se rascó la nuca y simplemente lo soltó como fuera—. Hm, puedes decir que pretenden ser una pareja... ¿De tres? ¿Cómo llamas eso...? ¿Un trío...?
Al pensar en la última palabra se sonrojó involuntariamente. ¿Porqué estaba pensando en eso? Qué vergüenza. Agradeció que Takemicchi no pudiera leer mentes porque lo traumaba.
—¿Ambos?
Chifuyu asintió, tratando de concentrarse en la conversación. No tenía caso pensar en esas cosas.
—Ambos.
Le pareció divertida la expresión en el rostro de su amigo, parecía que se le había explotado la cabeza.
—¡¿Qué?! Oh, espera- Eso, de hecho, tendría mucho sentido —se puso una mano en el mentón—, porque...
En sus recuerdos Hanna estaba en todo momento entre los dos, ambos le besaban y tocaban con total tranquilidad, como si su relación fuera sólida pese a que fueran dos. ¿Cómo era eso posible? En su cabeza no cabía, pero de todos modos era así.
Hanna realmente disfruta un
estilo de vida extravagante.
—Déjame recordar, el Koko ese dijo ¨Sólo te comparto con Inupi... y sabes bien por qué¨ o algo así... cuando ella le dijo que no fuera celoso.
Chifuyu no podía creer lo que oía. Comenzaba a entender porque Baji siempre se molestaba al ver a ese par, aunque era principalmente con el pelinegro.
«El rubio es más agradable porque
sabe respetar su relación, pero...»
—Ujum, ¿pero recuerdas lo que dijiste sobre ella y Mikey casándose antes? —inquirió—. Este diciembre.
Para Chifuyu seguía siendo sorprendente que Hanna se hubiera casado, pero estaba seguro que tenía que ver con la promesa de la que le habló el otro día.
—Ah... Chifuyu —se tocó la frente—, realmente creo que se me van a fundir las neuronas con todo esto.
—¿Cuales?
—¡Chifuyu!
—Bueno, como sea, Hanna y él no se van a casar ahora —mencionó—. Al menos no por ahora...
—Es verdad —murmuró.
El ojiverde miró al ojiazul en silencio un rato.
¿Realmente nuestro futuro está en
manos de semejante estúpido?
Quizá solo necesitaba un poco de comprensión. Sí, no debía ser fácil, quizá tanto ir y volver en el tiempo lo había vuelto así, como el desgaste de neuronas y eso.
—¡¿No lo entiendes?! —Chifuyu lo tomó de los hombros y lo sacudió—. Es claro que Hanna también afecta el futuro de alguna forma.
Estaba convencido, tanto como que su nombre era Chifuyu Matsuno y había nacido en el distrito de Shibuya en el año 1991.
—¿Tú crees?
Paciencia,
paciencia.
—Piénsalo, en el futuro donde ellos se casaban, Hanna perdió su bebé.
—Sí...
Chifuyu esperó a que procesara la información antes de continuar.
—¡Es verdad! —lo miró sorprendido—. Pero en el siguiente futuro no perdió al bebé así que, por alguna razón, no se casó con Mikey pero si comenzó a salir con ese par. ¿No es así?
—Sí, al menos esa es mi teoría —murmuró—. Creíamos que su única conexión eran los Black Dragons...
Pero ya no existían
los Black Dragons.
—Pero ya no existen los Black Dragons...
Por un momento quiso besarlo. Grande, Takemicchi, sigue pensando así y llegaremos lejos.
—Entonces... ¿Debemos hacer que salga con Mikey?
O tal vez no.
¿Hacer que Hanna salga con Mikey? Eso sonaba terrible. Él, que había tenido que aguantar a Hanna los últimos meses, sabía que eso sería una catástrofe.
—¿Cuál crees que es más dañina para Mikey...? —preguntó Chifuyu, pensativo—. Según lo que tengo entendido, Mikey ya está enamorado de ella, pero ella estaba con Baji-san así que no le prestó atención... Y ahora está ese par...
Decir que no le prestó atención a Mikey era, en realidad, ser un poco tacaño con la descripción, pero Takemicchi no lo entendería.
—Um...
La conexión que tenían Baji y ella iba más allá. Cuando él conoció a Baji, ella ya estaba viviendo con ellos, ninguno hablaba mucho de su pasado, pero sabía por Ryoko que eran sentimientos desde pequeños.
«Keisuke estaba enamorado
de Hanna desde los siete»
«Hanna también, pero ella
lo ocultaba mucho mejor»
«No querían lastimar a Mikey,
se terminaron lastimando ellos»
Basado en esa conversación, Chifuyu no estaba muy seguro de si era tan buena idea lo que Takemicchi pensaba.
—Baji-san... no está con ella ahora, así que Mikey podría tener una oportunidad de estar juntos con ella —continuó, Takemicchi asintió de acuerdo—. ¿Entonces... por qué en el futuro de esa línea... no lo estaban?
Takemicchi miró a Chifuyu.
—¡Chifuyu, eres un maldito genio! —gritó con una sonrisa y lo acercó—. Debemos averiguar eso.
—Creí que se te había ocurrido algo...
Suspiró, no podía esperar mucho de él. Miró hacia el cielo un momento, una vez vio a Hanna pelear con alguien en ese mismo callejón.
Ella siempre estaba
peleando con alguien.
De alguna forma eso le recordaba a Baji y como solía quejarse de que ella llegaba herida a casa a veces.
—Gomen —Takemicchi se disculpó, rascándose la mejilla.
¿Por qué no estaban juntos? Era una buena pregunta. Chifuyu tenía razón, sin Baji en este presente, Mikey podría tener la oportunidad de confesar sus sentimientos y estar con ella.
—Piensa, debe haber algo que ella haya dicho o hecho que pueda darnos una pista de por qué no estaban juntos y ella terminó... descarriada —dijo—. Sabemos que Kisaki necesitaba el dinero de los Black Dragons por lo que ella estaba con ellos para proteger a Daisuke. ¿No?
—Sí...
—Entonces ahora que eso no pasará... Está claro que debería poder seguir con Mikey, ¿no?
—¡Oh! —Takemicchi lo miró—. ¡Una canción! La canción que ella dijo que escribió cuando su bebé tenía tres años, creo... Ummm.. ¿Cómo decía?
Chifuyu le miró expectante.
—La canción decía algo sobre ¨la ascensión de un rey y la caída de una reina, cuando cumplí diecisiete¨o algo por ese estilo —replicó, pensativo—. En la primera línea Hanna era llamada ¨la reina de Tokyo¨ así que creo que tiene cierta conexión.
Chifuyu chasqueó la lengua ante ese apodo.
—Sí... Baji-san siempre decía que Hanna quería convertirse en la reina de Tokyo.
La forma en que lo decía siempre era triste, era algo que para él era incómodo de oír, lo molestaba.
—Entonces es eso.
—Una vez dijo que se sentía inseguro de Mikey porque ella le pidió que fuera su rey cuando eran más pequeños —se cruzó de brazos—, fue antes que la Toman se fundara.
Chifuyu conoció a Hanna casi al mismo tiempo que Keisuke, después de todo ellos vivían juntos, en sus esfuerzos por entrar a la Toman, recordó, Hanna y Ryusei le daban terribles dolores de cabeza.
«Ella es Hanna»
«Ya nos conocíamos,
la vi con Ryusei en...»
«Jaja, pero que mamadas
dices, Chifuyu»
¿Por qué se acordó de eso? Chifuyu se masajeó la sien.
—¡Oh! Eso es interesante, no lo sabía —Takemicchi se puso la mano en el mentón—. ¿Pero cómo terminaron juntos para empezar? Mitsuya dice que no se soportan y cuando los veo juntos...
Hanna era un dolor de cabeza porque era... Terrible. No tenía otra manera de describirlo, desde el primer día en que la vio supo que le daba migraña.
Pensar que yo
creí que era bonita.
Aunque eso fue momentáneo, se dijo, fue porque cuando la conoció por primera vez le recordó a la protagonista de un manga shojo. Luego la conoció, entonces el género pasó de shojo a shonen.
—¿Qué pasó cuando cumplió diecisiete...?
—No hay forma de saberlo —se quejó—. Cuando estaba por hablar, Kisaki nos interrumpió.
—Creo que tiene algo que ver con Kisaki —aseguró—, piénsalo. En esa línea Mikey sucumbió a la oscuridad, es posible que ese cambio en él haya orillado a Hanna lejos de él con tal de proteger a su hijo. ¿No?
—La única solución que veo es que...
—¡Oigan, chicos! —Hina los llamó desde la entrada del bar—. ¡Vengan, vamos a pedir la comida!
—Hablemos de esto después —acordaron.
.
.
.
—Me duele todo —se quejó la pelinegra, sentándose entre Mikey y Draken—. Tengo que cantar una canción nueva en veinte minutos así que no puedo comer aún.
Hanna hizo un puchero, todos la miraron en silencio un momento y ella sonrió entonces. Ni como explicar porque le dolía todo.
—Ten un dorayaki —le entregó Mikey, ella le agradeció y comenzó a comérselo.
—¿Qué deberíamos hacer mientras tanto? —inquirió cuando terminó—. No es mucho tiempo, pe-
Sin embargo antes de que pudiera decir algo más o los chicos pudieran responder, su teléfono sonó. Hanna prestó atención al nombre que salía en la pantalla. Desconocido.
—Oh, debo responder —se excusó con todos y se alejó del bar, bajo la atenta mirada de Mikey—. Moshi, moshi?
—¿Qué hay, reinita?
Ah, sólo había una persona que usaría ese tono de voz. Entrecerró los ojos.
—¿Cómo...? —chasqueó la lengua—. ¿Cómo es que tienes mi número?
—Oi, oi —lo escuchó bufar—. ¿Así es como me contestas ahora? Solías ser más tierna antes.
—No sé de qué hablas, tigre.
—Jaja, realmente no has cambiado nada, princesita —hubo en silencio al otro lado de la línea donde solo escuchaba su respiración, el corazón de Hanna dio un salto—. Quiero oírte cantar.
—Muy bien, te enviaré la dirección —fue lo único que dijo—, cantaré en quince minutos. Podrías oírme así... Si llegas.
La risa del otro no se hizo esperar, ella colgó la llamada y envió el mensaje antes de volver con los de la Toman, dejando una pequeña sonrisa ser vista.
No hay manera de que
llegue en 15 minutos.
Mikey la observó en silencio, aún le molestaba verla sonreír por alguien más aunque ni siquiera supiera de quien se trataba.
—¿Ya? —Draken la ayudó a sentarse de nuevo. Se veía exhausta cuando la miraban desde cerca.
Chifuyu se preguntó si realmente ella estaba bien. ¿Por qué en el futuro era tan distinta? ¿Qué podía orillarla a alejarse de él tanto? A veces se sentía triste de saber que en el futuro ambos se llevaban tan mal que él no podía ver al hijo de Baji, estaba tratando de evitar eso.
—¿Saben?
Aunque quizá era su culpa, Takemicchi dijo que él había culpado a Hanna por irse con ellos y al parecer la había insultado incluso.
—Yo cr-
Takemicchi la miró.
—No es nada —negó con la cabeza, dejándolos confundidos a todos cuando miró su teléfono—, debo irme ya. Es hora de cantar la siguiente.
—¿Qué? —Takemicchi miró a Chifuyu, confundido.
Chifuyu se alzó de hombros.
—Déjala, deben ser las hormonas —le restó importancia, dándole un bocado a su yakisoba—. O eso dice ella.
Siempre me pone la misma
excusa, pero siempre caigo.
Hanna tomó un respiro en su camerino, Emma abrió la puerta y la miró.
—¿Qué pasa? Estás nerviosa.
—¿Sabes? Todo es tu culpa —se quejó, haciendo un puchero—. Invocaste a un demonio, Emma.
—¿Yo? ¿Cuando hice eso? No estaba consciente —ladeó la cabeza y palideció—. ¿Acaso fue cuando intenté hablar francés? Sabía que no debía haberlo intentado.
Hanna soltó una carcajada entonces.
—Ay, Em.
Emma siempre quiso aprender francés, incluso sabía un par de palabras que practicaban a menudo, pero no era tan buena.
—¡En serio!
—Sí, es verdad —Hanna se limpió una pequeña lágrima y sonrió—. ¿Cómo me veo?
—Hermosa, como siempre —la halagó la rubia, abrazándola—. ¿Qué vas a cantar?
—La canción que le escribí a tu hermano el otro día —respondió, mirándose las manos, estaba temblando de algún modo por la anticipación—. Dijiste que querías escucharla, ¿no?
—¡Sí!
Ambas se quedaron en silencio cuando escucharon que la llamaron a la tarima, Emma se despidió entonces para ir con los chicos de la Toman. Ella se acercó entonces a la tarima y sonrió. Él no estaba ahí todavía por lo que estaba más tranquila al no verle.
—¡Gracias por la espera, hoy tenemos una canción nueva! —se presentó entonces—. ¡Gracias por escuchar!
La música comenzó entonces y ella empezó a moverse al ritmo de ella.
♪Primadonna girl, yeah♪
♪Todo lo que siempre quise fue el mundo♪
♪No puedo evitar pero necesitarlo todo♪
♪La vida de primadonna, la ascensión y la caída♪
♪Tú dices que soy un poco difícil♪
♪Pero siempre es culpa de alguien más♪
♪Te tengo envuelto alrededor de mi dedo, cariño♪
♪Puedes contar conmigo portándome mal♪
♪Primadonna girl♪
—¡Oh, dios, qué emoción! —Emma movió los brazos de Draken con sus manos mientras soltaba un chillido—. Es la canción que escribió el otro día a Mikey —le susurró al oído.
Takemicchi, que estaba a su lado, los miró de reojo curioso. ¿Era para Mikey?
♪¿Harías lo que
sea por mí?♪
Takemicchi miró a Mikey.
♪¿Comprar un gran
diamante para mí?♪
Mikey entornó la mirada.
♪¿Te pondrías de
rodillas por mí?
Ella fingió que estaba pateando a alguien.
♪Haz esa linda pregunta
ya mismo, cariño♪
Luego la vieron mostrar su mano como mostrando que no había ningún anillo ahí, Takemicchi se preguntó si era entonces una indirecta.
¿Había posibilidades de
que se casaran de nuevo?
Mikey no parecía tan feliz con la canción a diferencia de otras veces que sonreía, quizá no le agradaba la idea.
♪Reina de la belleza en una pantalla de plata♪
♪Viviendo la vida como en un sueño♪
♪Sé que tengo un gran ego♪
♪Aunque realmente no sé porqué eso es tan importante♪
—¡Ja! —sonrió al llegar, se quedó mirándola desde la entrada del bar—. Mira eso.
No la había visto en bastante tiempo, cuando la escuchó cantar en nochebuena supo que estaba bien, así que la había ido a buscar sólo por los viejos tiempos. Mientras la miraba cantar ahí, se dio cuenta que realmente extrañaba aquellos tiempos.
—Haruki... Shinichiro...
♪Y estoy triste hasta la médula, médula, médula♪
♪Cada día es una tarea, tarea, tarea♪
♪Cuando tú das, yo quiero más, más, más♪
♪Quiero ser adorada♪
—Quiere ser adorada —murmuró Koko, burlón.
—Ya deja de leer entre sus letras —se quejó Inupi, aunque él hacía lo mismo—, no lo dice de ese modo.
Siempre hacía lo mismo.
♪Porque soy una primadonna girl, yeah♪
♪Todo lo que siempre quise fue el mundo♪
♪No puedo evitar pero necesitarlo todo♪
♪La vida de primadonna, la ascensión y la caída♪
Aquella frase hizo que Takemicchi se tensara
¿Por qué estaba mencionando
una ascensión y una caída?
¿No era demasiado pronto? Se mordió el labio cuando vio como Mikey se recostaba en su asiento con los brazos cruzados. ¿Él sabría que esa canción era para él?
♪Tú dices que soy un poco difícil♪
♪Pero siempre es culpa de alguien más♪
♪Te tengo envuelto alrededor de mi dedo, cariño♪
♪Puedes contar conmigo portándome mal♪
♪Primadonna girl♪
—¡Mi jefa es la mejor〰️♡!
—¡Kimi! —la regañó Asa, de nuevo.
—Aguafiestas —se quejó ella, haciendo un puchero.
Hanna sonrió al notarlo.
♪Llena el vacío con celuloide♪
♪Toma una foto, estoy con los chicos♪
Hizo una pose entonces.
♪Consigue lo que quiero porque yo lo pido♪
♪No porque realmente me lo merezco♪
Miró arriba por un momento, Koko le guiñó el ojo.
♪Viviendo la vida como si estuviera en una obra de teatro♪
♪En el centro de atención quiero quedarme♪
♪Sé que tengo un gran ego♪
Fingió hacer un puchero.
♪Aunque realmente no sé
porqué eso es tan importante♪
Y entonces sonrió grande.
—Realmente nació para esto —susurró, masticando un palito de dangos en su boca—, Haruki...
Hanna estaba bailando cuando lo vio, sus ojos chocaron con los de él.
¨Hola, reina¨
A duras penas movió sus labios sin hablar realmente, pero lo suficiente para que ella pudiera leerlos. Ella solo sonrió levemente y siguió bailando al ritmo de su voz.
♪Yendo arriba, yendo abajo, abajo, abajo♪
♪Lo que sea por la corona, corona, corona♪
♪Cuando las luces se atenúan, bajan, bajan♪
♪Yo giro alrededor♪
—Oi, Ben... ¿No quieres ver esto? —le gritó entonces al menor, con una sonrisa burlona—. ¡Está cantando!
—¡Tch! No molestes —se quejó, mirándola de reojo—. No sé porqué me arrastraste hasta acá.
—Qué seco eres, si no quieres estar aquí —bostezó—, puedes irte ya.
♪Porque soy una primadonna girl, yeah♪
♪Todo lo que siempre quise fue el mundo♪
♪No puedo evitar pero necesitarlo todo♪
♪La vida de primadonna, la ascensión y la caída♪
♪Tú dices que soy un poco difícil♪
♪Pero siempre es culpa de alguien más♪
♪Te tengo envuelto alrededor de mi dedo, cariño♪
♪Puedes contar conmigo portándome mal♪
—Hanna.
Mikey tragó fuerte mientras la veía cantar, por alguna razón ese día le parecía diferente a las otras veces que cantaba. ¿Era porque la canción sonaba tan...? Ella.
—Yo...
♪Porque soy una primadonna girl, yeah♪
♪Todo lo que siempre quise fue el mundo♪
♪No puedo evitar pero necesitarlo todo♪
♪La vida de primadonna, la ascensión y la caída♪
♪Tú dices que soy un poco difícil♪
♪Pero siempre es culpa de alguien más♪
♪Te tengo envuelto alrededor de mi dedo, cariño♪
♪Puedes contar conmigo portándome mal♪
♪Primadonna girl♪
—¡Gracias por escucharme! —hizo una reverencia ante todos enseguida y se bajó del escenario—. ¡Nos vemos la siguiente vez!
Él la miró en silencio antes de despedirse de su acompañante e ir a la parte trasera del establecimiento. Cuando llegó tras rodear el lugar, no le sorprendió verla allí, esperándolo, recostada sobre un carro cualquiera aparcado en aquella calle.
—Largo tiempo sin verte, princesita.
Ella se volteó a verlo entonces con una sonrisa suave mientras susurraba su nombre.
Ah, se habían
extrañado.
.
.
.
—¡Es hora de despertar!
Hanna dio un salto al escuchar la voz de Ryoko del otro lado de la puerta y entonces parpadeó. ¿Qué mierda? Había sido una suerte que supiera cómo aterrizar el brinco que dio, suspiró.
—¡Ya estoy —le avisó, tomando la toalla en manos y dirigiéndose al baño—, no me tardo!
Se miró por un momento al espejo e hizo una mueca, pese a haberse lavado la cara seguía pareciendo un zombi.
♪Waka, waka, eh♪
Dejó la toalla sobre su lugar para empezar a desvestirse, evitando ver el espejo por la incomodidad que le generaba ver su nueva figura con sus cicatrices y se metió a la ducha enseguida.
—¡Ugh! —tiritó cuando el agua helada cayó sobre ella hasta que su cuerpo se acopló a la temperatura—. Tengo sueño...
Tras terminar de ducharse y vestirse, se acercó con una toalla en su cabello hacia la cocina. Saludó con una sonrisa a la señora Baji y comenzaron a preparar juntas el desayuno de ambas.
—Hoy terminan las clases —se acercó y terminó de secarle el cabello—. ¿Qué harás en la tarde?
—¿Hm?
Las voces en su cabeza comenzaron a debatir dentro de esa pregunta, causándole una mini jaqueca.
—Probablemente me reuniré con mis amigos —se apresuró a decir—, para ir al arcade.
Cuando terminaron de preparar el desayuno y Ryoko le quitó la toalla del cabello, Hanna sacó el alimento de Kira-chan para darle de comer. La gatita negra sólo corrió tras de ella y le dio un par de mimos en las piernas cuando le puso la comida y le cambió el agua.
—¿Es hoy que viajas? —preguntó.
Ryoko asintió.
El gatito negro con la cicatriz ronroneó en la ventana, llamando la atención de Hanna, quien suspiró y le llevó comida también.
—¿Segura que vas a estar bien? —inquirió—. Si quieres que me quede...
—Estaré bien —aseguró con una sonrisa—. ¿Puedo invitar a mis amigos? Para no estar sola.
Ryoko asintió con una sonrisa, ambas hablaron de como sería su día, luego de que Ryoko le diera todo su itinerario, ella miró de reojo su horario escolar con aburrimiento.
—Hoy tengo que ver al profesor que me detesta —comentó.
—¿Cuál de todos?
—¡Ryoko-san! —hizo un puchero cuando la mamá de Baji comenzó a reír—. Qué mala.
—Perdón —se disculpó entre risas—, Hanna-chan. Eres muy linda cuando te enojas.
—Keisuke siempre me dice lo mismo —suspiró, mientras terminaba su desayuno.
Ryoko y ella se miraron con tristeza un momento.
—Jaja... Keisuke es realmente —Ryoko mordió su labio.
Era difícil para ambas, Hanna lo sabía, a veces realmente se sorprendía de lo mucho que Ryoko hacía por ella pese a que no tuviera realmente la obligación. Es decir, sí podía ser que lo hiciera por su nieto, pero realmente no tenía que ir hasta tal punto.
—¿Sabes? Realmente estoy agradecida contigo, Ryoko-san —le agradeció con una sonrisa—. Gracias... Creo que no te lo digo muy seguido, pero realmente gracias.
Incluso si era cierto que Ryoko era amiga de su madre desde que se conocieron, últimamente actuaba tan tierna con ella que le hacía doler el corazón.
—No hay de qué, cariño —le acarició el rostro—. Eres como una hija para mí, además eres la mamá del hijo de mi hijo.
Ambas se abrazaron entonces, esa tarde la casa quedaría completamente sola ya que Ryoko tendría un largo viaje de trabajo. ¿Qué debería hacer?
¿Qué... haría Keisuke?
—Keisuke...
Hanna se preguntó: ¿Qué haría Keisuke en ese caso? Probablemente se la pasaría acariciando el cabello de Chifuyu como siempre, ¿o paseando al perro de Pah...? ¿Era el tiempo de la reunión mensual de víctimas de Mikey? Se puso una mano en el mentón, pensativa.
—¡Hanna-san! —escuchó la voz de Yuki y seguido de eso los toques en la puerta.
—¡Shit, la escuela!
Hanna tomó su maleta enseguida y salió corriendo de la casa tras ponerse los zapatos.
—¡Hasta luego, Ryoko-san, suerte en el viaje!
—¡Adiós, cariño!
De camino a la escuela, Hanna tenía que escuchar el sermón de Yuki sobre cómo seguir ese ritmo iba a arruinar su promedio. Claro que ella sólo bufó y lo descartó de su mente tan pronto lo escuchó, ¿qué importaba igual? Era el fin del segundo periodo pronto.
—¡Gafitas! —le gritó cuando iban llegando a su salón—. Ya, por favor, es el último día de clases. ¿Qué importa si me tardé un poco...?
—Si sólo fuera hoy —se acomodó las gafas—, pero son todos los días.
—¡Bah! Como sea, deben agradecer que vengo... Venga ya —la jaló hasta el interior de su salón.
Su puesto designado (por ella misma) era el último a un lado de la ventana, usualmente podía ver desde ahí al equipo de baloncesto del que Senna era capitán cuando se aburría en clases.
—Te vas a dormir —se quejó la castaña.
—¿Cómo sabes?
—De verdad —suspiró cuando la vio poner la cara sobre su maleta en la mesa.
—Hai, hai. Despiértame cuando haya cambio de aula —murmuró, durmiéndose enseguida.
Hanna tenía la ¨suerte¨ de ser considerada un prodigio que ves una vez en cada cierto tiempo porque de otro modo probablemente la hubieran echado del colegio hace tiempo. Yuki comenzó a prestar atención a las clases entonces mientras miraba de reojo a su líder.
—¿Hm?
—Ya es hora, vamos.
Ella bostezó cuando Yuki la despertó para salir al cambio de aulas.
—Oh, se me había olvidado, ¿recuerdas a W...?
Ya estaban a mitad de la mañana y habían hecho el primer cambio de aula, pero como el profesor que la odiaba no fue a clases ese día, tendrían libre ese par de horas así que caminaban a la cafetería.
—¿Por qué te fue a ver tan de repente? —preguntó la castaña.
—¿Quién sabe? —se alzó de hombros, vio al par de chicos entonces—. ¡Oh, ahí están!
En esa escuela estudiaban los cuatro inseparables. También estudiaban ahí Mitsuya y Pehyan.
—¡Hola! —Yuki los saludó—. ¿Cómo están?
Mientras que Ashido, Kimi, Kaede, Makio y Asa estudiaban en una escuela de élite donde sólo las personas con becas, referencias o buen dinero podrían entrar. En resumen, ellos eran pobres y los otros cinco no.
—Hello, pals —Saludó, sentándose a un lado de ellos—: Hola, chicos.
—¿Qué hacen aquí? —murmuró Akira con el ceño fruncido—. Deberían estar en clases.
—El cejón no vino —se burló Hanna. Yuki sólo rodó los ojos—. ¿Y bien? ¿Qué haremos esta tarde?
—Tenemos una pelea —respondió Senna, masticando—. ¿Ya lo olvidaste?
—¿Eh? —parpadeó—. ¿Con quién?
—Con los idiotas de Shinjuku que creyeron que podían meterse con una de nuestras chicas.
—¡Ho, ho!
Hanna sonrió de medio lado.
—Es impresionante que sigan saliendo más y más de esos —bufó, tomando una de las papitas fritas de Akira—. Sólo aplástenlos. ¿Qué necesidad de ir nosotros? Envíen a Ashido o a la cuarta división.
—¿No es un poco cruel?
—¿Por qué? —le robó un onigiri a Senna—. Ashido ama darle palizas a esos tipos.
—Ashido teme romperse una uña mientras pelea —refutó Akira con una sonrisa burlona.
—Yo lo decía porque ellas se encargaron de los otros también —replicó Yuki—. A este paso nadie conocerá a ninguna de las demás divisiones si solo haces que se encarguen ellas de todas las peleas.
—¡No te comas mis onigiris! —Senna le golpeó la mano cuando vio que se le iba a robar otro.
Hanna sólo lo fulminó con la mirada y se lo robó igual, sacándole la lengua en el proceso.
—¿Ustedes quieren pelear entonces? —señaló a Akira.
El peliblanco se alzó de hombros, desinteresado.
—Bueno, entonces ve con Akira, Yuki —le ordenó—. Senna y yo iremos al arcade o algo.
—¡Ya rugiste!
Luego del pequeño receso, todos se dispersaron de vuelta para las siguientes clases, ese día en particular no compartían clases con Akira como usualmente lo hacían. Yuki y Hanna subieron a la terraza al finalizar el siguiente módulo ya que la otra profesora estaba incapacitada.
—Realmente no sé por qué nos hacen venir a estudiar si no vamos a tener clases —se quejó.
—¿De qué te quejas? Ni siquiera cuando sí tenemos clases pones atención —se burló Yuki.
Hanna se recostó entonces en una de las sillas de la terraza y miró al cielo.
—Yo sólo quiero ser una nube —masculló.
Vagar por ahí sin
ninguna preocupación.
—¿No era tu sueño convertirte en cerveza?
—No —sonrió, negando con la cabeza.
El recuerdo de esa persona la hizo sonreír.
—Ese era el sueño de Waka-chan y está mal —le dijo—. Era convertirse en malta y ahogarse en cerveza.
Hanna recordó entonces en silencio al dueño de aquel nombre. Shinichiro solía hacer que ella fuera a despertar a ese tonto en el taller, usualmente no hablaban mucho, pero cuando hablaban se daba cuenta que Wakasa podía ser realmente un completo idiota o muy inteligente.
No tenía punto medio.
—Extraño a Shinichiro y la primera generación —se abrazó las piernas entonces, acurrucándose en la silla.
Yuki la miró triste.
—Y a Haru-neesan.
—Oh, hablando de Harus —Yuki se acomodó las gafas de nuevo, cansada de tener miopía—. ¿Recuerdas a Haruchiyo?
—¿A quién?
—Akashi-san.
—¿Quién...?
—¿El de cabellos rosados?
—Nope.
—¿Con cicatrices en la boca?
—No me suena nada de nada.
—Realmente tienes una pésima memoria para los rostros —murmuró la castaña.
—¿Hm? Eso es raro —se mofó—, definitivamente reconozco a las personas viéndolas.
—¡Eso es...! No importa —se masajeó la sien—. ¿Sanzu...?
—¿Quién es ese?
—El de la Toman...
—Dale con eso —Hanna se burló de sus fútiles intentos—. No recuerdo quién es.
—Hm —Yuki pensó un momento, tratando de recordar como se había referido Hanna a Sanzu anteriormente—. ¿El chico del kombini? —preguntó entonces.
—¡Ah, él! —asintió, finalmente recordándolo—. ¿Qué con él?
—Ya lo olvidé —se quejó la castaña, acomodándose las gafas.
La cara de Hanna fue como ¨no jodas¨ mientras la veía intrigada.
—Cuando me acuerde te digo —afirmó con una sonrisa socarrona.
—¡Odio esa frase! —se quejó.
Era claro que cuando te decían eso, al final nunca se acordaban y te quedabas con la intriga.
—¿Tan temprano ya estamos gritando?
El peliblanco se asomó con una sonrisa.
—No las vi abajo así que supuse que estarían aquí —comentó, sentándose frente a ellas con una sonrisa—. ¿De qué hablan?
—Hanna no recuerda a Haruchiyo.
El rostro de Akira perdió la sonrisa ante su mención.
—Yuki... Hanna no recuerda quién es Kaito —le dijo con seriedad.
—¿Y ese?
La pelinegra ladeó la cabeza.
—¿Ves? —aquello probaba su punto.
Yuki suspiró mientras Hanna recibió el paquete de papitas fritas que le tendió Akira con una sonrisa.
—Kaito es Senna —le recordó—, es su nombre de pila.
—¡Oh! Es cierto —Hanna soltó una risa.
Entre un par de comentarios sarcásticos más se fueron las últimas horas y finalmente eran libres de la escuela ya que comenzarían las vacaciones de invierno.
—¿Recuerdas a Miyamura?
—¿El novio de Hanna en la escuela?
—¿Cuál? Yo no tuve un novio e-
—Es verdad —Akira sonrió burlón—, no fue uno. Tuvo novios, en plural.
—¡Oye!
—Ya, ya, qué viva el poli amor —la despeinó con una sonrisa—. Nadie te juzgará.
En teoría debían haber empezado una semana antes, pero su escuela era pobre y necesitaban más tiempo para ¨recuperar¨ o eso decían porque todos ellos tenían buenas notas y aun así no salieron a tiempo.
Todo era culpa de que fueran pobres,
se dijo, debieron pensarlo antes
de nacer en la miseria.
—¡Finalmente libres! —Senna se acercó a Hanna y la cargó, dándole vueltas.
—¡Senna, estúpido, bájame!
Cuando la bajó, Akira le golpeó en la nuca, bajo las miradas curiosas de todos en la escuela.
—Aguafiestas —se quejó Senna.
Hanna sólo suspiró y miró en silencio como la peliazul ya los esperaba afuera con una sonrisa. Era gracioso porque Kimi no vivía cerca, pero su colegio (de niños ricos) tenía ruta y ella pretendía vivir cerca a su escuela para que la ruta la llevara gratis.
—¡Jefa〰️♡!
La peliazul corrió a abrazarla, siendo detenida por Yuki nuevamente, ambas se pusieron a pelear entre ellas. Hanna no les prestó atención al ver aquella cabellera rubia que tanto conocía y a su gran acompañante.
¿Qué estaban
haciendo ahí?
—¿Hm?
Senna lo notó también.
—Ah... ¡Diablos, yo quería ir al arcade! —se quejó.
Hanna solo les sonrió antes de despedirse, corriendo hacia ese par. Mikey probablemente haría un escándalo si no se acercaba a él pronto, parecido al que Hina le contó que hizo cuando fue a buscar a Takemicchi, no quería eso.
—¡Mikey!
Se lanzó a abrazarlo, éste la sostuvo en la cintura para que no se fuera a caer, su corazón quería salirse de su pecho en ese momento.
—Hanchin, vamos a comer omurice —le dijo, sonriendo.
Después de decir eso, Mikey dio dos pasos atrás, incómodo.
—¿Hm? —se ajustó la maleta y los miró—. Bueno.
¿Por qué la había apartado así? Miró a Draken, este pretendió que no vio nada, como siempre.
—Kenchin, lleva a Hanna en tu moto —ordenó el más bajo, subiéndose a su babu—. Andando.
—¡¿Hah?! —Draken, que iba detrás de él, lo miró extrañado—. ¿Yo por qué?
—Sí, ¿por qué él? —se mosqueó ella también.
Draken la miró con los ojos entrecerrados.
—No me juzgues si tú lo juzgaste primero —le sacó la lengua—. ¿...A qué debo este milagro?
—¡Ahora que nos reconciliamos, es mejor comer juntos! ♪Happy wife, happy life♪ —aseguró Mikey con una sonrisa tierna, canturreando mientras arrancaba su motocicleta—: ♪Esposa feliz, vida feliz♪
Hanna alzó una ceja, pero Draken sólo levantó los hombros, rindiéndose.
—Bueno —se acercó a la moto de Draken entonces—. Vamos, Kenchin, o me robaré a Zephyr.
—¡No toques a mi nena! —la acusó el de la trenza.
—Qué sensible —se burló ella.
Mikey fue el que dio el rumbo mientras Draken y ella iban detrás en la moto del más alto, terminaron entonces en aquel lugar que los tres conocían tan bien. Luego de pedir su comida, ver a Mikey fascinarse por la banderita de su omurice y finalmente tomar una siesta, Draken la miró.
—¿Cómo te fue hoy?
—Bien —replicó, terminando de comer también y agradeciendo por la comida—. ¿Y a ustedes?
—Bien también —suspiró, mirando a Mikey dormir—. Me alegra que se hayan reconciliado.
—Hm, a mi también —sonrió.
—¿Mikey te dio los dulces que te compramos?
—Nop.
—Lo sabía —murmuró, entrecerrando los ojos.
Hanna se rió, Mikey probablemente se los había comido sin dejarle nada.
—Oye, Hanna... El otro día te fuiste del bar tras tu presentación —inquirió—. ¿Pasó algo?
—¿Hm? No —mintió, rascándose la mejilla, cosa que Draken notó—. Tenía que atender a alguien, es todo.
Draken decidió no indagar más, sabía que ella estaba metida en algo extraño, no sabía qué, pero a juzgar por lo secretiva que era al respecto... Lo más seguro es que fuera algo peligroso.
—Sólo no te metas en problemas —fue lo único que se le ocurrió decirle.
—Descuida —meneó la cabeza.
Esa persona jamás
me haría daño.
Ambos terminaron de pagar por la comida y Draken cargó a Mikey entonces, decidiéndose por ir invertidos esta vez. Hanna tomó la babu de Mikey mientras Draken llevaba a Mikey dormido en Zephyr.
—Okay, aquí —puso una pieza y entrecerró los ojos.
—Entonces debes poner esta pieza en este lugar.
Draken estaba hablando cuando Mikey se despertó, el rubio bostezó y miró al más alto con los ojos entrecerrados.
—Soñé que Hanchin manejaba mi babu.
—Porque eso hice —esta vez escuchó la voz de Hanna.
Entonces palideció y miró a Draken, aferrándose a su camisa.
—¡Noo! —abrió los ojos entonces, aterrado—. ¡Dime que está bien, Kenchin!
—¿La moto o Hanna? —bromeó.
—¡¿Qué?!
Mikey terminó de parpadear entonces para ver que Hanna estaba sentada sobre su moto con una sonrisa de medio lado. Ambas se veían en perfecto estado.
Joder, esa imagen... Mikey tragó fuerte. ¿Porqué lo había puesto así verla sobre su moto? Miró al techo.
—¡Uf, por un momento me vi en el cielo!
No pudo evitar decirlo en voz alta. La volvió a ver, ella cruzó las piernas, llamando su atención a ellas.
Pensamientos Sanos,
pensamientos Sanos.
Recitó su propio e improvisado mantra en ese momento.
—¿Qué te hace pensar que irías al cielo? —se burló Draken.
—¡Kenchin!
Hanna soltó una carcajada.
—¡Hanna-chan〰️♡!
Los tres se voltearon a ver a Emma, la rubia corrió hasta la menor y la abrazó fuerte.
—¡Qué bueno que viniste! —canturreó—. ¡Tengo que contarte algo súper importante!
—¡Oi! Yo fui quién la trajo —le reclamó Mikey, tratando de evitar que Hanna se fuera con Emma.
—¡Pues no me importa! —le respondió con una sonrisa de ojos cerrados, jalando a Hanna al interior de la casa—. ¡Nos vemos a las 6, Hanna tiene una presentación a esa hora!
—En serio —hizo un puchero—. ¿Por qué dejaste que se la robara?
—¿Por qué me echas la culpa a mí? —masculló el Ryuguji—. Emma es tu hermana.
Hanna se devolvió un momento y agarró a Mikey de la camisa para levantarlo del suelo, cuando él la iba a regañar ella sólo sonrió y le dio un pequeño beso en la mejilla, soltándolo de nuevo antes de correr tras Emma. Mikey sonrió en el suelo, tocándose la mejilla.
—No voy a lavarme la cara jamás.
Por un momento, el rostro de Draken se desconfiguró.
—¡No seas puerco, Mikey! —lo regañó Draken.
—Pero...
—No te volverá a dar besos si no te la lavas —le dijo.
—¡Oh...! Tienes razón, Kenchin —sonrió, cerrando sus ojos en el suelo.
Draken sólo lo miró desde ahí con una pequeña sonrisa, realmente era un tonto enamorado.
—¿Dijo que Hanna tiene una presentación hoy? —abrió un ojo.
—Sí, Mitsuya lleva escribiéndote acerca de eso desde ayer —replicó el más alto.
Mikey ladeó la cabeza, confundido.
—Al parecer Hakkai va a llevar a Yuzuha esta vez para verla.
—Oh.
Emma comenzó a contarle lo que había descubierto mientras hablaba con Hina y Yuzuha sobre los acercamientos entre Hakkai y Mitsuya (cosa que no le sorprendía mucho), pero la dejó hablar porque la rubia estaba realmente entusiasmada.
—¡Te digo... Ese par se trae algo entre manos!
—Y no es pan —afirmó ella con una sonrisa de medio lado—. Lo que me recuerda, debo escribirles a mis gays favoritos...
—¡Oh, en ese caso iré por té mientras haces eso! —le dio un pequeño abrazo antes de correr a la cocina.
Hanna sólo sonrió mientras sacaba su teléfono para escribir en el grupo que tenían.
-Chat grupal-
Han♡
¿Vendrán a mi casa tras la presentación?
Alquilé unas películas navideñas para ver♡...
Koko♡
Ok!
Sei♡
Por supuesto, linda;)
Hanna sonrió al ver sus distintas respuestas, les escribió una pequeña respuesta y cerró su teléfono. Todavía faltaban un par de horas para su presentación por lo que cuando Emma volvió se dedicaron a hablar de tonterías mientras comían bocadillos con té.
—¡Y entonces él...!
Su amistad con Emma era algo que Hanna apreciaba demasiado, porque a pesar de todos los años y las cosas que habían vivido, Emma siempre había estado para ella. La miró con una sonrisa.
—¿Sabes, Emma? Realmente te quiero mucho —murmuró, viendo el cabello rubio de la ojimiel.
—¿Hm? —la miró de reojo, estaba comiendo un pockys—. Yo también te quiero mucho...
Ambas se sonrieron.
—Pero realmente que me lo digas así me da escalofríos —confesó, tocándole la frente como si quisiera medir su temperatura—, ¿tienes fiebre acaso?
Hanna solo sonrió.
La iba a extrañar... ¿Podría extrañar a alguien desde el más allá? Aquella pregunta la hizo dudar.
No importa, sé que mi alma
la extrañará sin importar donde esté.
Sí, se dijo a sí misma, donde fuera que fuera...
—¿Te sientes bien?
—¿Qué sentirías si me muero, Emma?
—¡¿Qué?! ¡No digas eso ni jugando —sus ojos se cristalizaron—, ¿por qué preguntarías algo tan horrible?!
—No, yo sólo quiero saber, genuinamente —le acarició la mejilla—. ¿Sabes? Emma, si tú te murieras... Creo que enterrarías el poco corazón que me queda contigo.
—¡No me voy a morir!
—Eso espero, o te revivo y te mato —le dijo.
—Hanna, he querido preguntarte esto hace rato —Emma tomó aire, quería preguntarle—. ¿Estás bien?
Hanna solo se alzó de hombros, la alarma de que debían comenzar a arreglarse fue su salvación de una incómoda conversación. Emma solo se quedó viéndola preocupada, ¿no estaría planeando en... matarse o sí?
Hanna sonreía.
Igual que Mikey.
Todo el tiempo. Ocultando sus sentimientos profundamente detrás de una sonrisa que podía engañar a todos.
Menos a Emma.
.
.
.
♪Ooh, Ooh, Ooh♪
—¡Uff! Llegamos justo a tiempo —Senna estaba tratando de recobrar su aliento.
—Hanna nos hubiese matado si nos perdíamos esta presentación —murmuró Akira.
—Con su guitarra —afirmó Makio—. Tiene guitarra sólo con el propósito de amenazarnos.
Todos se rieron.
—Ya lo creo —Asa hizo una mueca, Yuki solo rodó los ojos mientras ellos se iban a sentar—. Mira su rostro concentrado.
Pudo ver rostros conocidos como los hermanos Haitani y la Toman, eso la hizo fruncir el ceño. No era sorpresa que Kimi ya estuviera ahí cuando llegaron.
♪El amor es mi religión pero él era mi fe♪
♪Algo tan sagrado, tan difícil de reemplazar♪
♪Enamorarme de él fue como caer en desgracia♪
—Esta canción se la escribió a Baji —comentó Emma con una sonrisa.
—¿En serio? —Hina sonrió.
Takemicchi solo las miró, mientras trataba de ver las letras de Hanna como era su costumbre ya.
♪Todo envuelto en uno, él tenía tantos pecados♪
♪Hubiera hecho lo que fuera, todo por él♪
♪Y si me preguntas, lo haría de nuevo♪
—¡Oh, wow! —comentó Yuzuha con una sonrisa—. Nunca la había visto vestida así.
—¿Verdad? —Hakkai se burló—. Usualmente viste como niño, pero ponla en un escenario y mira.
—¿Hm? —Mitsuya no lo había pensado así por lo que aquello lo tomó desprevenido.
—¿No sabías, Taka-chan? Ver a Hanna en falda es suficiente para pedir un deseo —se rió.
♪No hay necesidad de imaginarlo♪
♪Porque ya sé la verdad♪
♪Ellos dicen ¨Todos los buenos chicos van al cielo¨♪
♪Pero los chicos malos te bajan el cielo a ti♪
♪Es automático♪
♪Es simplemente lo que ellos hacen♪
♪Ellos dicen ¨Todos los buenos chicos van al cielo¨♪
♪Pero los chicos malos traen el cielo a ti♪
—Ojalá que termine rápido esta presentación —se quejó Inupi.
—Ya lo creo, muero por ir a dormir con ella... Es decir, ver películas —carraspeó ante la mirada verde. El rubio sólo rodó los ojos—. ¿Qué? Tú eres el que más anticipa esto —le besó el cuello.
—Cállate —ocultó su rostro sonrojado entre sus manos.
♪No te das cuenta el poder que tienen♪
♪Hasta que te dejan y los quieres de vuelta♪
♪Nada en este mundo te prepara para eso♪
—Oh —Chifuyu, que estaba a un lado de Takemicchi, miró al suelo, pensando en Baji.
♪No me avergüenzo de que él no era el indicado♪
♪No tenía idea de lo que nos convertiríamos♪
♪No tengo arrepentimientos, sólo pensé que sería divertido♪
—Oigan —Emma llamó la atención de Mikey y Draken entonces—, deberíamos estar más pendientes de Hanna-chan. Últimamente hace comentarios un poco extraños.
—¿Cómo es eso? —preguntó Draken.
—Sí, Emma. Ella siempre habla extraño, ¿a qué te refieres? —frunció el ceño.
—Creo que Hann-
Emma se detuvo, ¿estaba bien contarle eso a ese par? Draken quizá fuera más prudente, pero estaba segura que Mikey probablemente se propondría mudar a Hanna a su casa y monitorearla veinticuatro siete con tal de asegurarse de que ¨su pelinegra¨ estuviera bien.
♪No hay necesidad de imaginarlo♪
♪Porque ya sé la verdad♪
♪Ellos dicen ¨Todos los buenos chicos van al cielo¨♪
♪Pero los chicos malos te bajan el cielo a ti♪
♪Es automático♪
♪Es simplemente lo que ellos hacen♪
♪Ellos dicen ¨Todos los buenos chicos van al cielo¨♪
♪Pero los chicos malos traen el cielo a ti♪
—¿Hanna...? —Mikey insistió.
—No, no importa —negó con la cabeza—. Ya recordé bien qué fue lo que pasó.
Draken no se tragó aquello, por supuesto, pero supuso que había una razón por la que Emma se había retractado así que solo distrajo a Mikey de aquella conversación. Emma agradeció el gesto.
♪Ooh, Ooh Ooh♪
♪Todavía recuerdo el momento en que nos conocimos♪
Hanna sintió su corazón oprimirse ante el pensamiento de Keisuke.
♪El toque que él plantó, el jardín que él dejó♪
Se tocó el vientre con una pequeña y sutil sonrisa.
♪Supongo que la lluvia fue sólo la mitad del efecto♪
—Oye, Chifuyu —Takemicchi lo jaló hacia él, sorprendiéndolo.
—¿Qué pasa, Takemicchi?
—Hay algo que tengo curiosidad —murmuró—. Hanna... el otro día mencionó algo sobre ver a Baji-kun. ¿No te parece que cuando canta canciones para él... se ve diferente?
—¿Diferente? —ladeó la cabeza, confundido.
—Sí, como si... le cantara al vacío —comentó.
♪No hay necesidad de imaginarlo♪
♪Porque ya sé la verdad♪
♪Ellos dicen ¨Todos los buenos chicos van al cielo¨♪
♪Pero los chicos malos te bajan el cielo a ti♪
Hanna sonrió grande cuando vio a Keisuke sonreír de esa manera que sólo él podía hacerlo, ante aquella frase.
Después de todo, él era su chico malo... y lo sería siempre.
♪Es automático♪
♪Es simplemente lo que ellos hacen♪
♪Ellos dicen ¨Todos los buenos chicos van al cielo¨♪
♪Pero los chicos malos traen el cielo a ti♪
—Tienes razón —susurró Chifuyu, viéndola—. Qué extraño.
—Le está cantando a Baji-kun —afirmó Takemicchi con una sonrisa triste.
♪Ooh, Ooh, Ooh♪
.
.
.
Luego de la primera película decidieron darse un pequeño descanso y hablar de lo que había sucedido últimamente.
—¿Qué?
Koko le comentó entonces, sin querer, que los Black Dragons fueron acabados por la Toman. Esto le llamó la atención y tuvo que sacarles la información a las malas.
—¿Qué crees que debamos hacer entonces? —se acurrucó en la esquina del cuarto.
Seishu estaba levemente traumado del castigo que le puso cuando le contaron que se habían peleado con Toman y en navidad para colmo. Por otro lado, la chica estaba tranquilamente tendida sobre su cama con su cabeza hacia el techo.
—¿Podemos matar a Kisaki? —preguntó ella con tono aburrido.
Es decir, ese idiota fue quien ocasionó
todo ese disparate al final. ¿O no?
—¿Matar a Kisaki?
Kokonoi la observó un momento, ella le devolvió la mirada con los labios entreabiertos, aquella vista le hizo recordar algo específico en su pasado y él se relamió la boca.
—Podríamos —aceptó, tragando fuerte.
—¡Koko!
—¿Qué? —miró al rubio, él no entendería.
No podía decirle que no cuando estaba viendo esa boquita rosada así.
—No lo haremos nosotros, obviamente... Pero podemos mover los hilos y... matarlo —torció los labios.
Seishu le abrió los ojos como dándole ¨esa mirada¨ que hizo que Koko se mordiera el interior de la boca y empezara a silbar. El rubio soltó un suspiro profundo antes de acercarse un poco para estar cerca a la cama y mirarla desde arriba.
—¿Por qué quieres matar a Kisaki Tetta?
—¿Por qué no...? Es un desgraciado hijo de puta —chasqueó la lengua y entonces su rostro se suavizó cuando ella estiró su mano hasta tocar la mejilla del Inui—. ¿No harías eso por mí, Sei-chan? —le hizo ojitos.
Inupi le confrontó la mirada seriamente por un momento y miró a Koko, suspirando.
—Pero no puede haber evidencia de que estamos involucrados —afirmó entonces—. Y no podemos hacerlo tan pronto, debemos hacer que se vaya de la Toman primero.
—Hm —ella se dio la vuelta, poniéndose boca abajo en la cama del mayor y sonrió—. ¿Por qué no se unen a la Toman? ¿No querían que pudiéramos estar más cerca?
—¿No es mejor unirnos a Pandora? —arqueó la ceja.
Ella estiró su mano y acarició el rostro del pelinegro esta vez.
—Planeo unificar Pandora con la Tokyo Manji Gang en un futuro cercano —afirmó.
—¿Vas a dejarle la carga a Mikey?
Ella sonrió, inocente. Originalmente Pandora fue creada para convertirse en una división de la Toman así que no es como que fuese así, simplemente Mikey no lo sabía todavía.
—A lo mejor el rey debería trabajar más que una reina —bromeó—. ¿No creen?
Koko no soportó los celos y mordió la mano que lo acariciaba, ella frunció el ceño.
—Realmente no sé si tienes complejo de gato o de perro —apartó su mano para mirarla, tratando de corroborar que no tuviera los dientes del otro en ella—. Owie.
—¿Entonces...?
Seishu y Hajime se miraron entre ellos.
—Ustedes decidirán lo que quieran hacer —levantó los hombros—. Es su vida... no la mía.
—Oye, Hana —Koko estiró su mano hacia la boca contraria y la acarició entonces, dispuesto a cambiar el tema—. ¿Aún sigues vendiendo besos?
Ella le sonrió de lado.
.
.
.
—¿Qué pasa? —preguntó Yuzuha viendo como Mitsuya se estaba riendo al ver su teléfono.
Cuando él les mostró a los hermanos Shiba por qué se estaba riendo, tenía un recordatorio que decía:
¨Reunión mensual de pobres¨
Ambos ladearon la cabeza, confundidos. Él tuvo que explicarles entonces que Baji, Hanna y él se reunían una vez al mes para quejarse de su vida como pobres, cosa que ese par no entendería claramente.
—¡Mitsuuuuu!
—Hablando del diablo —Hakkai bufó—, miren quien se aparece.
—¡Cállate, poste de luz! —lo acusó—. ¿Tú qué haces aquí? Hoy Mitsu-kun es mío.
—¡¿Qué?!
Mitsuya suspiró junto a Yuzuha, viendo como Hakkai y Hanna comenzaban a pelear por quien ¨se quedaba con Taka-chan¨ ese día.
—¡Tú ni siquiera eres pobre! —lo acusó ella—. ¡Cómo vas a estar en la reunión de pobres!
—¡Tú no deberías señalar a la gente así! —la señaló también.
Yuzuha aguantó la risa.
—Realmente parecen niños —comentó.
—Ya lo creo —Mitsuya asintió—. Deberías haberlos visto cuando eran más pequeños...
Yuzuha aguantó la risa porque no podía ni imaginarselo.
—¡Tú qué! Ni Akira es tan vago como tú —se jactó Hakkai.
Mitsuya los miró en silencio, recordándose un día en vacaciones cuando se encontraron con Hanna y Akira, por molestar les había preguntado a qué se dedicaban (en sus vacaciones). Hanna sólo había dicho que no hacía nada y Akira sólo la acompañaba. Hakkai se burló de ellos por horas.
—¡Tú...! Loser! —Hanna arrugó la nariz y le hizo una señal de L sobre la cabeza—: ¡Perdedor!
—¡Habla japonés! —le gritó Mitsuya a Hanna.
—¡Taka-chan! Ella me está diciendo luser o como sea —se quejó el peliazul.
Mitsuya solo sonrió ante su intento de pronunciarlo.
—Ven aquí... No te voy a hacer nada —aseguró, haciéndole señas para que se acercara.
Hakkai la miró.
—Eso dicen las mamás cinco minutos antes de golpearte —murmuró—, ya lo he visto antes.
—¡No seas tonto! —lo dio un codazo.
—¡Au, mi abdomen! ¿Ves...? Era un hechizo inquebrantable —susurró.
—¡Te iba a pegar en el brazo! —se quejó—. Si ya sabías, ¿para qué vienes?
—Ese es el abdomen... Agresiva —se sostuvo donde ella lo golpeó, suspirando.
Aquel codazo sí que le había quitado el aire.
—¿Agresiva quién? ¿Yo? —se puso una mano en el pecho, pretendiendo estar ofendida, Hakkai la miró como si fuera obvio—. Agresiva tu puta cara, pendejo, yo soy un amor.
—Ah, es mujer, es mujer —se recordaba Hakkai.
Hakkai estaba luchando contra sus ganas de partirle la cara a Hanna.
—¿Sabes qué es lo que pasa aquí? —Hanna se burló—. ¡Estás celoso! Porque Mitsuya va a pasar el día conmigo y no contigo. Sólos.
—¿Crees que voy a permitirlo? —se cruzó de brazos—. ¡Tú eres loca!
—¿Loca? —se cruzó de brazos—. ¡Mitsu-kun, Hakkai me dijo loca!
—No le digas loca si no puedes demostrarlo —fue lo único que dijo al respecto.
Así, Hanna y Hakkai seguían jugando.
—¡Taka-chan, ella me está tocando!
—¡No estoy tocándote!
—¡Está tocándome!
—¡No estoy tocándote!
Mitsuya miró a Yuzuha entonces.
—Esto se va a tardar un buen rato, ¿no se te antoja un helado?
—Sí, mejor.
—¡Ven aquí! —le jaló las orejas entonces.
—¡Tú...! —le jaló el cabello en defensa propia.
Así fue como Mitsuya y Yuzuha dejaron al par de niños chiquitos peleando mientras iban por un helado. Para su sorpresa, cuando volvieron, ese par estaba sentado uno al lado del otro, con rostros aburridos.
—¿Ya hicieron las paces? —preguntó Mitsuya, cruzándose de brazos.
Ambos miraron al lado contrario.
—De verdad —suspiró.
.
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