Capítulo 7 Cazadores y presas
Ben volvió a la preparatoria. Los pasillos seguían encendidos así que podía suponer que aún no era tan tarde como él creyó. Jane, por órdenes de su madre tuvo que salir y asegurarse de que las luces de todos los salones estuvieran apagadas, al cruzar uno de los pasillos se topó con Ben apunto de tocar la puerta de la habitación de Mal.
—¡Oh, Jane! —él la saludó —. Genial, ¿vienes del aula de artes? ¿Sabes si Mal está ahí? Intenté llamarla, pero creo que su celular está apagado.
—¿Eh? Pero... Ya se fueron.
—Ah, salió ¿sabes si volverá pronto?
Jane estaba confundida, pero no quiso parecer grosera ignorando su pregunta.
—Ben, se fueron a la isla. Ya sabes que ellos suelen tardar allá.
Ben jadeó y la miró extrañado. No entendía a qué se refería. Se acercó a ella.
—¿A qué te refieres con que se fueron a la isla? ¿por qué?
—Por la grieta de la barrera, fue a hablar contigo ¿no? ¿M-mal no te lo dijo? —Jane retrocedió un poco. Conocía a Ben, era incapaz de lastimar a cualquiera, pero seguía siendo un chico alto y definitivamente más grande que ella y eso le daba un poco de miedo.
—¡¿Qué?! ¡¿La Isla de los Perdidos?! ¡¿Una grieta?! ¡¿A qué hora se fueron?!
—¿En serio no hablaste con Mal? Recibieron mensajes de la Isla, Maléfica había regresado y se fueron a detenerla. E-escuché a Lonnie decir que había un barco que zarparía a la isla a las once.
Miró el reloj que colgaba de la pared al final del pasillo. Faltaba un rato para la medianoche. Se despidió rápido de Jane y se fue corriendo de vuelta a su palacio. Llegó a su habitación y preparó algunas cosas descuidadamente, se puso la vieja chamarra de cuero que Evie le diseñó antes y bajó a las limusinas para buscar el control de la barrera.
—¡Aguarda! ¿A dónde crees que vas? —gritó su padre corriendo para alcanzarlo.
—¡Los villanos planean escapar de la Isla de los Perdidos! Debo hacer algo —respondió Ben arriba de la limusina buscando ahora las llaves para encender el motor.
—¡No vas a ir allá! —le dijo su madre —. Envía un barco con soldados para que controlen la situación.
—¡Los chicos están allá! —contestó —. Mal también. Siempre son ellos quienes lidian con estás crisis en dónde yo debería demostrar mi valor como rey ¿qué clase de líder soy si no puedo apoyar a quienes luchan mis peleas?
—Hijo —Bella respiró hondo y habló entre dientes —. Apoyar a tus soldados y a tu pueblo es bueno para la imagen de un rey, pero siendo honestos nunca has peleado en tu vida ¿cómo piensas ir a la isla así?
Ben la miró con expresión neutra. Entonces encendió el motor y aceleró. Bella y Adam se apartaron de la limusina en un gritó. Ben desde la ventana les habló.
—¡Lo siento, los veo luego!
—¡Espera, Ben! —Bella lo llamó, pero no escuchó.
—¡Estarás castigado cuando vuelvas, hombrecito! —Adam rugió.
(***)
Mal, Jay e Evie volvieron al escondite de los antihéroes. Yen Sid los miró expectante. Carlos seguía trabajando en su máquina. Los antihéroes corearon, pero Mal los cayó.
—¿Todo bien? —preguntó Harriet guardando su espada.
—No. En el laboratorio de Yzma había docenas de cajas con pociones para convertirnos en pulgas, cucarachas e insectos. Gastón tiene un arsenal completo, todos nuestros padres están colaborando con Maléfica.
—Sí, por años creyeron que las ideas de Maléfica para escapar eran tonterías, ahora que realmente tienen una oportunidad todos quieren hacer equipo —Harriet caminó alrededor del grupo —. Tus ingeniosos planes no resultarán por sí solos, Mal. Todo lo que sabemos lo aprendimos de ellos. Tienen años de experiencia que nosotros no. Ser más listos o más fuertes no será suficiente —murmuró tomando un mechón de cabello de Mal, enroscándolo en su dedo. Ella le gruñó y Harriet la soltó poniendo los ojos en blanco.
—¿Qué sugieres entonces? —preguntó Evie.
—Ser más tramposos —respondió con naturalidad —. Mi papá cree que estoy de su lado. Cuando me llevé a la reunión de mañana en la mañana y cuenten sus planes volveré y les diré lo que sepa, según eso, podremos idear algo para detenerlos.
—Un agente doble —Mal se rió —. Muy conveniente para "la más decente de los Garfio".
—Qué tengas mala experiencia con los piratas no es mi problema —dijo Harriet —. Además ¿quién eres tú para hablar de decencia? ¿A cuánta gente tuviste que pisotear para escalar hasta donde estás?
Mal se quedó callada. Harriet tomó su mochila y miró la hora. casi las dos de la madrugada. Se giró para ver a los antihéroes.
—Mañana nos reuniremos aquí mismo al medio día. Vayan por las alcantarillas y que nadie los vea.
Los antihéroes asintieron. Harriet se fue. Mal suspiró y se acercó a Carlos y Lonnie.
—Tenemos más problemas que eso —dijo —. Logramos robar una parte del control para ganar tiempo —le mostró las piezas sueltas que logró tomar. Carlos las analizó e hizo un gesto de duda.
—Fue un buen intento, si lograste retrasarlos un rato, pero no será suficiente. Son piezas sencillas de reemplazar. Vaya, nunca me había puesto a pensar lo obsoleta que era la tecnología detrás de la barrera mágica.
—Maldición —se quejó —¿Cómo vamos con la maquina?
—No puedo conseguir que la señal mejoré. Podemos anular la señal del control por veinte segundos, máximo treinta. No tiene suficiente potencia.
—¿Qué necesitas? —le preguntó Jay.
—Nada que puedas conseguir desde aquí —dijo Carlos desanimado —. Creo que tenemos esa ventaja, cualquier pieza que los villanos encuentren para reparar el control será basura, mayor probabilidad de que reparar el control fracase al final.
—No podemos confiarnos tanto —mencionó Evie.
Los antihéroes siguieron trabajando un rato, hasta que Lonnie percibió un olor extraño.
—Estamos cerca de las alcantarillas, eso es lo que hueles —le dijo Jay para tranquilizarla. Lonnie asintió aunque se sentía insegura, había algo extraño. Mal inhaló y respiró profundo. La única parte buena de su capacidad para convertirse en dragón es que sus sentidos se habían agudizado un poco. Percibió el olor del humo a través de la porquería de las catacumbas.
—Hay que irnos —dijo —. Vámonos, ahora —ordenó.
—¿Qué? ¿Ahora?
—Humo, hay humo —respondió.
—¡F-fuego! —gritó uno de los chicos. La luz danzante de las llamas se asomaron por la entrada de la cueva. El humo asfixiante había encontrado el camino hasta ellos y se ahogarían si no salían pronto. Los más pequeños de los antihéroes fueron los primeros en huir por el primer túnel que era la salida a la superficie más cercana. Los mayores ayudaron a los que tenían dificultades, en pocos minutos estaban ciegos entre la nube de espeso humo negro.
Con dificultad lograron llegar a la superficie y respirar por fin, pero cuando Evie, Jay, Mal, Carlos e Evie aclararon su visión, se percataron de todos los antihéroes de rodillas frente a los jabalís armados, antiguos sirvientes de Mal y su madre. Un halcón gritó desde el cielo y se posó en el brazo de una sombra sobre la torre de la vieja capilla de Frollo en el extremo de la isla. Los ojos ámbar resplandecientes de Shan Yu, el general Huno hizo que las sangre se les helara al instante, pero para su mayor desgracia, Gastón estaba frente a ellos cinco, con el cañón apuntando directamente a Mal.
—¿Tú eres la que sale con el hijo de esa bestia, verdad? Tengo un mensaje que quiero enviarle...
Ella jadeó y después tosió. Observó a los antihéroes tratando de pensar en algo para escapar todos juntos, pero Yen Sid, el poderoso hechicero no era más que un anciano débil dentro la Isla de los Perdidos, tipos grandes como los mastodontes no eran rivales para Shan Yu o Gaston, los flacos pero inteligentes como Diego tenían más jabalíes sobre ellos, incluso Jace o Harry, hijos de Gaspar y Horacio estaban siendo vigilados como si fueran los más listos o fuertes. Estaban rodeados y por lo visto, cerca del fin. Mal miró algo curioso sobre la cabeza de Gastón y sonrió empezando a maquinar un plan. Un tigre cachorro, del linaje de Shere Khan y miembro de los antihéroes que logró escabullirse entre el caos, caminaba sobre las vigas del edificio medio deshecho sobre ellos. No era muy fuerte, pero tenía el factor sorpresa de su lado, ella se encargaría del resto.
—Sí, lo soy ¿Qué quieres?
—Me gustaría que ese chico estuviera aquí para decírselo yo mismo, pero esto servirá. Presta atención: cuando abramos la barrera mañana, entrará señal a la Isla y podrás llamarlo. Quiero que le digas que me gustaría haber matado a su padre cuando tuve la oportunidad.
—Si abrirán la barrera mañana y conquistarán Auradon ¿porque no lo buscas y se lo dices?
—Pff, creo que Bella no querrá llorar en mi hombro si me ve disparando a su esposo. Además, no me sorprendería que el mocoso huyera como el cobarde que parece.
Eso le molestó a Mal, entonces miró al tigre en posición para saltar sobre Gastón. Le dijo que sí con la cabeza, el tigre saltó y cayó en el cabello perfecto del cazador. Gastón soltó su escopeta y Jay la robó. Los jabalís eran fuertes y grandes, pero casi tan tontos como una piedra, mientras estaban distraídos con el ruido, los antihéroes aprovecharon para taclearlos y robarles sus armas. Rápidamente se prepararon con sus puños, sus pieles eran tran gruesas y escamosas que las espadas no podían cortarlos. Shan Yu envió a su halcón al cielo nocturno de nuevo y él bajó de un salto a la calle y caminó hacía ellos.
—Recuerden lo que les dije —les suplicó Mal a sus amigos.
—Y tú recuerda lo que te respondimos —le contestó Carlos. Los cinco unieron sus espaldas para protegerse e inició la pelea.
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