Capítulo 15 Última oportunidad
Mal saltó dentro del barco y tan pronto llegó se fueron de la isla. Continuó jadeando aún cuando habían logrado salir sin persecuciones, ella apretaba la Escama de Dragón en su mano sana con tanta fuerza que los nudillos se le pintaron de blanco y jamás se atrevió a mirar hacía arriba, su mirada estaba fija en el suelo, apenas comenzaba a entender a Hades.
Hades, el señor de los muertos y rey del inframundo era su padre. Miró la gema en su mano y aunque sostenerla la lastimaba no la soltaba por miedo a perderla y condenar a Auradon.
—Mal, ¿estás bien? —volvió a preguntar Jay pese a no haber tenido una respuesta suya en las diez veces anteriores. Ben la tomó del hombro y la acercó a él para abrazarla, pero ni siquiera reaccionó. Estaba atrapada en su mente y con cada vuelta que le daba al asunto de Hades, su madre, la isla y los antihéroes una retorcida idea se implantaba en su cerebro.
—Se acabó —sentenció Mal al fin recuperando el control de su cuerpo —. Esto se acabó —se levantó y puso en la orilla del barco mirando la Isla de los Perdidos. Era una mancha café que contrastaba de manera horrible con el hermoso cielo celeste.
—¿Mal? —Evie la llamó, pero ella no la escuchó.
—La Isla de los Perdidos siempre será una molestia para Auradon —reflexionó y miró la gema que resguardaba en su mano —. Nunca nos libraremos del miedo que la isla nos provoca cada vez que la barrera se abre.
—Tal vez debamos calmarnos un poco —sugirió Jay, con los ojos aún llorosos aunque Lonnie seguía intentando limpiarle la cara.
—¿Cuánto tiempo seguiremos tolerando esto? ¿Cuando se agotara nuestra suerte y Auradon caerá?
—Es muy precipitado decir algo así —comentó Ben tratando de alcanzarla. Mal se giró y vio la oscuridad en su mirada verde.
—Tenemos que evacuar la Isla de los Perdidos, traer a todos los descendientes a Auradon y salvar a los antihéroes sin que se enteren —dijo ella —. No tenemos mucho tiempo, los antihéroes son traidores, los van a...
—¡Mal! —le gritó Carlos —. No sé de qué hablas, y creo que hablo por todos ¿qué es lo que pretendes con todo esto? Somos quince niños, Jay está ciego, Lonnie cansada, Evie no tiene fuerza y yo tampoco, tú tienes al menos una costilla rota, la mano fracturada y la mitad del rostro hinchada.
—Quiero el final de la Isla de los Perdidos —sentenció —. Nuestros padres son irredimibles, pero aún podemos salvar al resto.
—¿Qué? ¿Acabar con la Isla de los Perdidos? —Carlos se sobresaltó —. Siempre imaginé escape y dejar atrás la isla, pero nunca del modo que sugieres.
—Tú mismo lo dijiste Carlos, no tenemos fuerzas suficientes para lo que digo, pero ¿quieres esperar un año y repetir el ciclo cada vez hasta que seamos demasiado viejos y le pasemos la responsabilidad a nuestros hijos? Obligarlos a seguir peleando para siempre porque nosotros no tuvimos las agallas de hacer lo necesario.
—¡Estás proponiendo acabar con nuestros padres! Ellos... Nos hicieron daño, pasamos por cosas horribles por años, no recibimos mucho afecto de ellos, aún así... Fueron los únicos que nos toleraron alguna vez. Nos desearon lo suficiente para no lanzarlos a los cocodrilos. ¡Nos amaron a su manera! —Carlos contuvo las lágrimas cuando su visión se desenfocó. Mal tenía un nudo en la garganta y apenas un hilo de voz para hablar con los ojos cristalizados.
—Y ni siquiera así nos amaron realmente —su voz se tambaleó mientras le daba su mano a Carlos. Era una verdad que todos sabían pero jamás se atreverían a aceptar en realidad —. Esta puede ser nuestra única oportunidad para terminar con esto para siempre. No más dolor, para ninguno de nosotros.
—Incluso si realmente pudiéramos deshacernos de nuestros padres —comenzó Jay, pero enmudeció y le costó esfuerzo finalizar —. ¿Evacuar a todos? Son al menos trescientos, Mal. Hijos y nietos de docenas de villanos y cientos de secuaces ¿cómo podremos controlarlos? Auradon es el lugar más feliz del mundo porque no hay crimen y vamos a llevar a los ladrones directamente a robar palacios y coronas.
—Seguro dijeron lo mismo de nosotros —murmuró Evie entrando en la conversación —. Los niños no son malos, solo son traviesos. Aprendieron lo peor de la vida igual que nosotros, espero que ellos también se descubran a sí mismos y dejen el crimen de lado como nosotros.
—Bien, los niños son traviesos ¿y los chicos de nuestra edad? ¿Los mayores? ¿También crees que se adapten de buenas a primeras?
—Todo conlleva un proceso —interrumpió Ben —. Sí, cuando ustedes llegaron Auradon esperaba lo peor de ustedes y aunque lo cumplieron, demostraron que el cambio era real. Hice lo que pude para que el cambio fuera lo menos abrupto posible. Reglas básicas, ignorar algunas normas, clases de bondad, impulsarlos a conocer actividades... Trescientos chicos nuevos será difícil, pero no voy a descansar hasta que todos puedan encontrar un hogar en Auradon, les daré todo mi apoyo posible.
—¿Cómo van a coordinar una evacuación si no entran comunicaciones a la Isla de los Perdidos? —preguntó Lonnie —. Es que, la barrera se reinició entonces no hay grieta que deje entrar la magia.
—Y abandonamos al profesor Yen Sid cuando la niebla nos alcanzó.
Mal tembló al recordarlo. Cuando Gastón y Shan Yu les tendieron la trampa para hacerlos salir de la guarida y tuvieron que luchar durante la madrugada, una niebla azul grisácea apareció de la nada y les dió el tiempo correcto para huir, esconderse y reencontrarse. Hades la había vigilado por bastante tiempo, salvó del golpe fatal de Maléfica y le había entregado la batería en la mano. Hades quería algo y ella lo tenía pero ¿qué podía ser? Hades le había salvado la vida en más de una ocasión sin un propósito aparente. Según había dicho, era su padre y un padre no necesita razones para proteger a sus hijos pero Mal lo había buscado por años y nunca respondió.
—Las catacumbas —recordó Mal —. Había un ruta que conectaba a Auradon y la Isla. Si descubrieramos la ruta...
—Nuestros padres se perdieron ahí por meses y no hallaron nada —dijo Jay.
—Ni siquiera mi espejo mágico podía responder con claridad dónde estaban —mencionó Evie.
—Estoy segura de que conozco a alguien que sí la sabe —guardó la gema en su pantalón y bajaron al muelle cuando llegaron a la costa de Auradon.
(***)
Los niños quedaron al cargo del Hada Madrina, el resto fueron al médico. La joven doctora los examinó y les dió un tratamiento. Restauró la visión de Jay con una poción mágica.
—Evita las luces brillantes por una semana y te recomiendo anteojos oscuros por al menos un mes hasta que tu visión se recupere por completo, y regresa cada tercer día para continuar el tratamiento —le dijo la doctora a Jay y luego se paró con Carlos, Evie y Lonnie, quienes les dio lo mismo y algunas vitaminas extras y algunas recomendaciones sobre no hacer ejercicio el resto del mes. Luego llegó a Mal —. ¿No es la tercera vez que vienes esta semana?
—Hola de nuevo señorita —saludó Mal sin muchos animos y fingiendo una sonrisa.
—Bueno, tienes dos costillas fisuradas que sanaran solas en dos meses, la fractura de tu mano derecha tardará tres semanas. No habrá boxeo por un tiempo.
—¿No puede darme algo mágico y restaurarme?
—Me gustaría que fuera tan sencillo como eso, pero las pociones no aceleran el proceso de sanación, solo evitan que tus heridas, fracturas o golpes empeoren. Aún tendrás las costillas fisuradas, pero si te caes de las escaleras la fisura no crecerá, se romperá y te atravesará el pulmón —le dio otra poción —. Bebéla, ayudará con el dolor también.
—Gracias señorita Bernard —dijo Ben y los acompañó a la salida —. Es bueno que volverán a estar en condiciones en dos meses, podrán seguir con sus vidas aquí...
—¿No escuchaste nada de lo que dijimos en el barco? —preguntó Mal.
—Lo escuché, pero no pueden luchar otra vez contra los villanos. Dame una semana y prepararé un ejército para iniciar la evacuación de la Isla y el cierre absoluto.
—¡No tenemos una semana! Hasta donde sabemos, los antihéroes ya pueden estar caminando por la plancha y siendo la cena de Tik Tak.
—Lo sé, pero no pueden culparse por...
—¡Majestad! —un guardia real apareció en el pasillo de la enfermería y se sorprendió al verlo. Tenía un sobre manchado en la mano, Ben estiró la mano para tomarlo, pero el guardia se lo negó —. Disculpe, pero este mensaje es dirigido a Lady Mal.
Mal le arrebató la carta de la mano. El reverso del sobre tenía un alegre ¡Hola retoño! escrito con tinta azul con una nota al lado "Entregar a Mal" Ella gruñó y abrió el sobre. La carta era sencilla.
"Retoño mío, tus amigos están a salvo bajo mi protección. Ven a verlos cuando te recuperes :c Tu madre puede ser muy dura a veces. Enviame un mensaje antes de venir, por favor"
—¡¿Quién se las entregó?! —escupió una llamarada de fuego que resaltaba la maldad dentro de ella.
—¡L-la encontramos... En la entrada de una cueva de Camelot!
Hades sabía cruzar de la Isla de los Perdidos a Auradon sin abrir la barrera o siquiera saltar las alarmas, aún así no se atrevía a gobernar sobre Auradon ¿por qué?
Mal arrugó la carta y la rompió. Tomó uno de los posters de la pared y garabateó algo en él usando un bolígrafo que le robó a Ben. Lo dobló y lo empujó contra el pecho del guardia.
—¡Regresa a Camelot, a donde encontraron la carta y deja mi mensaje en el mismo lugar y no regreses hasta obtener respuesta! —le ordenó al guardia que estaba sudando por su aliento de fuego. Miró a Ben esperando confirmación de la orden, él asintió y el guardia obedeció.
(***)
Hades miró el póster de una ridícula banda de rock de Auradon y leyó el mensaje de la parte trasera. "Nos vemos en dos meses". Sonrió y se tiró en su viejo sillón para escribir la respuesta "Te enseñaré el camino".
°·°·°·°·°·°
La parte final de toda esta historia llega el 15 de Mayo bajo el título: "El Final de La Isla de los Perdidos".
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