Bronze Saints

Capítulo 12:

Tiempo después...
Templo de Ofiuco-Salón Principal-20:17 p.m...

-¿Cree que sea correcto?-preguntó Calixto, algo inseguro.

-¿Si quieres darles más posibilidades de vivir?, si-le respondió Spica de forma seria.

-Entonces...te deseo suerte-sonrió levemente el contrario.

La mujer asintió y salió del Templo, poco a poco se fue transformando en un ave, específicamente en una golondrina de color azulado.
Alzo vuelo, acostumbrándome un poco a su nueva forma, ya al hacerlo, se encamino al oriente, mejor dicho, a Japón.
Tardo unas horas en llegar a mar abierto, concentrándose en su cosmos, se teletransporto, a las afueras de la Mansión Kido.

Descendió lentamente la mujer, discretamente observó a los alrededores, al no divisar a nadie, se transformó nuevamente en humana.
Arreglo un poco su cabello y camino tranquilamente hacia la entrada principal de la Mansión Kido. Caminando unos cuantos minutos, llego adelante de la puerta principal, la golpeó suavemente, pero de forma duradera.

Pasaron unos minutos, y la puerta se abrió, dejando ver a un joven de 13-14 años, aproximadamente unos 5-6 cm menos de la altura de la azabache, de cabellos verdes y ojos turquesa oscuro.

-Disculpe señorita ¿que necesita?-a pesar de estar algo intrigado por la presencia de la extraña ojos bicolores, se mantuvo firme y habló de forma amable.

-Si no es mucha molestia, estoy buscado a la señorita Saori Kido-sonrió gentilmente Spica, esperando que pudiera aquel joven, entrar a la mansión, sino, tendría que usar la fuerza.

-Claro, n-no hay problema-tartamudo un poco el peliverde, por aquella aura misteriosa pero reconfortante, sin mas le dejo que entrara-Mucho gusto soy Shun.

-Es un gusto, soy Spica.

-¿Cómo la estrella de Virgo?-la de cabellos ébano asintió con una leve sonrisa.

Ambos caminaron por los largos pasillos, en un gran silencio, algo incómodo para el joven Shun, aunque al parecer Spica no lo notara, ya que estaba vagando por sus pensamientos.
Cuando ya llegaron a la sala principal, 8 par de ojos se posaron en Spica.

-¿Quien es ella Shun?-cuestionó serio un joven de hebras rubias.

-Dice buscar a la señorita Saori-respondió suavemente el joven.

-¿A Saori?¿Por qué?-preguntó a la defensiva mientras se acercaba a la azabache para "intimidarla", aunque era algo cómico, porque le castaño es mas pequeño que la fémina.

-Tranquilízate Seiya-ordenó tranquila una joven de cabellos color lila-perdónelo por su hostilidad.

-No se preocupe, se nota que es alguien que le aprecia y se preocupa por usted.

-Entonces...dígame ¿por qué me busca?

-Déjeme presentarme, me llamo Spica, vengo a traerle un pequeño mensaje-el tono de Spica cambio, a un tono mas serio junto con su mirada.

-¿Cuál mensaje?-alzo una ceja la joven de cabellos lilas.

Así, Spica cerró sus ojos, lanzo un suave suspiro, y encendió cálidamente su cosmos, sorprendiendo a todos los presentes, minutos después una luz cegó por unos segundos a los jóvenes, cuando volvieron a ver con claridad, Spica se encontraba vestida con una armadura dorada, los jóvenes caballeros se pusieron alertas, menos Saori, quien aún se encontraba en shock.

-Me conocían como Spica de Ofiuco, ex 13º Caballero Dorado Femenino de la elite, perteneciente a la Diosa Athena-diciendo aquello, se arodillo ante la joven.

-¿Cómo es posible que no hayamos sentido su cosmos-energía?-preguntó sorprendido un joven de cabellera larga y negra.

-Porque estoy muerta, dragón-se levanto Spica, con una pequeña sonrisa y dirigiendo su mirada a los jóvenes.

-¿¡Qué!?-exclamaron todos sorprendidos.

-Por favor tengan en cuenta, de que yo no estoy por parte del Santuario, sino de Athena.

-¿Y porqué confiar en ti?-interrogó el pelirrubio.

-¿Por qué seguirían vivos?-respondió con un toque de soberbia la Ofiuco.

Nadie contesto ante esa pregunta.

-Continuando con mi misión... estoy enterada que todos ustedes, pronto irán al Santuario, para acabar con la amenaza del Patriarca-Saori asintió tranquila-Pero déjeme decirle algo Athena, sus leales guardianes no están listo para enfrentar a la amenaza-aquellas palabras sin filtro, habían lastimado el orgullo de los caballeros de bronce.

-¡¿Quién eres para decir eso?!-gritó impulsivamente Seiya.

-La única Amazona dorada de mi generación, con ello el signo mas poderoso del Zodiaco-Seiya iba a reclamar otra vez, pero recibió una mirada de reproche por parte de la joven Diosa. Así opinando nada.

-Mi señorita Athena, le pido por favor si puedo, comprobar que tan valerosos y fuerte son sus guardianes.

-C-claro, Shiryu, por favor guía a la señorita Spica hacia el patio.

-Esta bien Saori, por favor sígame-el joven de cabelleras negras le hizo una seña con su cabeza.

Spica le siguió tranquila, no tenía expresión alguna en su rostro. Cuando llegaron al patio, se desprendió de su armadura, llevándosela con su cosmos donde pertenecía. Su vista se dirijo al cielo estrellado por unos segundos, para después voltear donde estaban los cuatro muchachos, solo con su ropa de civil.

-Le pido por favor, si pueden usar sus armaduras-exigió amablemente Spica.

-¿Todos?-cuestionó curioso Shun.

Spica asintió, para después cerrar sus ojos y sonreír.

-¡Ah! Cuando lo hagan, digan sus nombres, así no solo tendré que decirles por sus constelaciones.

-¿No seria injusto que usted no tuviera armadura y nosotros sí?-preguntó serio el rubio.

-Solo porque sea mujer, no significa que sea más débil sin mi armadura, porque esta es solo una coraza, las verdaderas protecciones, es el cosmos que puede emerger de ustedes.

Al decir aquello, los 4 jóvenes llamaron a sus armaduras, los ropajes se ajustaron perfectamente a los cuerpos de los menores.

-Yo soy Seiya de Pegaso-exclamó sonriendo, ahora confiado el joven castaño.

-Soy el Cisne Hyoga, de Siberia-se nombró así mismo el de hebras rubias.

-Yo soy Shun de Andromeda-sonrió gentilmente el joven peliverde.

-Y yo soy el Dragón Shiryu-dijo mostrando su escudo.

-"Perfecto, ahora si puede haber confianza"-pensó serenamente Spica-Vamos chicos, sin miedo-habló con determinación, posicionándose en forma de defensa.

El primero en atacar fue el impulsivo Pegaso, quien se acerco rápidamente hacia la fémina, realizando en el trayecto, su famoso Meteoro de Pegaso, Spica no se movió de su lugar, aunque el ataque de Seiya le había dado de lleno, solo provoco polvo, dejando sorprendidos a todos, de que Spica estuviera igual que el comienzo, sin ningún rasguño o señales de daño.

El segundo en atacar fue el caballero de Dragón, quien ejecuto la técnica del Dragón Naciente, al momento de que el azabache menor atacó, Andromeda y Cisne se posicionaron de forma lateral en donde se encontraba Spica, quien estaba esperando el ataque del Dragón, la técnica se acercaba de forma rápida, ya a centímetros de ella, Spica concentró un poco de cosmos en sus manos, y como si fuera en cámara lenta, con sus manos cambio la dirección del dragón, específicamente de donde había venido, Shiryu lo esquivo sorprendido, al igual que todos, el cambiar la dirección de un ataque, sin lastimarse, era otro nivel para todos los jóvenes que se encontraban ahí. Pero aún así iban a demostrar que eran dignos y lo suficientemente fuertes para proteger a la Diosa Athena.

-¡Cadena de Andromeda!

-Polvo de Diamantes.

Diciendo aquello, el caballero de Cisne y Andromeda, ejecutaron sus ataques principales, que fueron directamente a Spica, la mujer, espero unos segundos, ya los ataques cerca, realizó una voltereta hacia atrás, como consecuencia, haciendo que los ataques chocaran entre sí.

-Si quisieran que al menos caiga al suelo, tienen que trabajar en equipo...tomen un descanso-le recomendó Spica quien se sentó de piernas cruzadas en el suelo.

Los jóvenes al escuchar aquello, idearon un plan rápido pero eficiente, dando la señal a Spica que estaban listos, la mujer se levanto, esperando la acción.
Los primeros en atacar fueron Hyoga y Shiryu, quienes intentaban mantener distraída a Spica, dando golpes o patadas que ella fácilmente bloqueaba.

A unos metros de ellos, se encontraba Seiya, recargando su cosmos, para lanzar otro ataque, pasando algunos minutos, ya los chicos se empezaban a cansar, al fin el Pegaso termino de cargar el cosmos necesario, dio una señal a los muchachos, haciendo que ambos se hicieran a un lado, dejando algo confundida a Spica.

-¡Cometa...Pegaso!-una gran bola de energía, parecida a un cometa (qué ironía :v), se estaba acercando a Spica, quien al ver el ataque venir a su dirección, salto de forma alta, esquivando el ataque.
Hasta que abrió los ojos sorprendida, al señor que algo rodeaba si tobillo y llevarla de nuevo al suelo, haciéndole caer de forma bastante brusca, cuando estaba en el suelo, vio de reojo su tobillo, observando que aún la cadena de Andromeda se encontraba sujetándole y una idea se le ocurrió.

Levantándome rápidamente, sacó la cadena de su tobillo y la sostuvo fuertemente en sus manos y dijo.

-Espero, joven Shun, que su entrenamiento con las cadenas haya sido efectivo-menciona en un tono de burla la ojos bicolores.

-¿Eh?...¡¡Ahh!-gritó al final el peliverde cuando sintió que le estaban dando vueltas en el aire.

-¿¡Esta usando!?-exclamó sorprendido Hyoga.

-La cadena de Andromeda para su beneficio-concluyó Seiya, igual sorprendido.

-¡Cuidado!-advirtió de forma rápida Shiryu, quien esquivo el cuerpo del chico de Andromeda.
Los otros dos no corrieron la misma suerte, ya que el cuerpo de Shun les había impactado, haciéndoles caer y dejarlos un poco aturdidos.

-¡Agarre de Pitón!-por primera vez, Spica ejecutó una técnica, que fue directamente al caballero del Dragón, quien soltó un pequeño jadeo al sentirse presionado por aquella gran serpiente.
Por mientras los jóvenes se recomponían, ya listos iban a atacar de nuevo a la fémina, pero sus movimientos fueron detenidos por la telequinesia de la azabache.

Cuando al fin Shiryu pudo liberarse de la pitón(Por descuido de Spica), lanzo otra técnica.

-Vuelo del Dragón de Rozan-al decir eso, sintió que la telequinesia de Spica le paralizaba, y la técnica fue fácilmente detenida, solo con el poderoso cosmos de la Caballero Dorado.

-Es suficiente-dirigió la voz Spica, quien liberó a los jóvenes de la parálisis, quienes cayeron al suelo por el cansancio-he visto que son fuertes, pero les dire algo muy importante, si no logran activar el cosmos definitivo, jamás podrán hacerles frente a un caballero dorado, ni siquiera al Patriarca u otras amenazas más-los caballeros de bronce solo asintieron.

Spica se agachó a la altura de Shiryu, conectando sus miradas, haciendo que la azabache, viera el futuro del muchacho.

-Veo que te esperan grandes cosas, alumno de Dokho- el Dragón abrió los ojos al escuchar el nombre de su maestro.
Spica siguió avanzando hasta que conecto su mirada con Shun, diviso algo que le sorprendió, aunque no lo demostró.

-¿Sabes Shun?... Tú y tu hermano son reencarnaciones, y la anterior reencarnación de tu hermano, lo detesto, espero que tu hermano no sea como su antecesor-expresó con una sonrisa la azabache, dejando confundido al joven.

Ahora su mirada se centro en la de Hyoga, sintiendo una gran melancolía, pero también valor de sí mismo.

-Hyoga, veo en ti una gran tristeza, hay veces que el pasado, puede aferrase a ti, y jamás dejarte avanzar, por eso, algunas cosas hay que dejarlas ir, por más dolorosas que sean-sonrió levemente Spica al rubio.
Y por último observó a Seiya y dijo.

-Seiya, espero que seas el guardián que tienes que ser... bueno... me tengo que retirar, me iré a despedir de la señorita Athena-su caminar iba en dirección a la puerta de donde había ingresado al patio, pero una voz la detuvo.

-Señorita Spica, espero por favor, me gustaría hacerles unas preguntas.

-¿Cuáles serían Shiryu?

-¿Cómo conoce a mi maestro?¿Cómo nos conoces a todos?¿de dónde se entero a nuestra visita al Santuario? Y ¿cómo falleció y sigue en el mundo de los vivos?

Estaba claro que la duda carcomía a todo, y el único que se atrevió a preguntar fue el mayor del grupo, el caballero del Dragón.

-Tu maestro, fue mi compañeros de armas en la anterior Guerra Santa, a mi me encargaron una misión, hace bastante tiempo, y parte de la misión era saber quienes eran los leales guardianes de la reencarnada Athena, se de la visita al Santuario, ya que tengo la habilidad de ver el futuro y por último, morí en la anterior Guerra Santa contra Hades, y como me encomendaron una misión, tengo que permanecer como una ilusión de cosmos en este mundo-ante esa afirmación, Spica se fue a despedir de Saori, dejando bastante intrigados a los jóvenes guerreros.

-Eso significa...-dijo Seiya.

-Que tiene mas de 200 años, por así decirlo-concluyó Hyoga algo agotado.

-Pero hay que ser sinceros, esa mujer es...

-Impresionante-terminó de decir Shiryu, aún con dudas en su mente.

Fin Capítulo 12.

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