Capítulo 4 | Pesadilla compartida

¿Qué era Ethan para ellos? ¿El hijo de un traidor y una desertora? ¿O tenía más peso ser el único heredero Aldrich, ante Josh sin descendencia todavía y el descarte de las otras nietas de Arthur? Pocos sabían la verdad sobre sus orígenes, pero era notorio el interés distinto que tenía Josh por él. A veces comían juntos en privado, o lo miraba cuando jugaba en el patio, como yo lo hacía. ¿Era a causa de afecto por ser tu tío, o lo veía como una manera de llegar a Drake?      

Era difícil tener claro cuáles eran sus intenciones. Tal vez ni siquiera él estaba seguro. ¿Qué pasaría cuando Astrid le diera un hijo?

Negué para mí misma. Estaba bien que ocurriera. Eso le quitaría atención a Ethan. No los necesitábamos, ni vivir bajo sus leyes. Ante la continuidad del linaje por parte de Josh, tendríamos más oportunidades de ser libres y de comenzar de nuevo, sin que el pasado hiciera que nos señalaran. Ambos merecíamos eso. O por lo menos él. No lo haría cargar con nuestros errores.

Pero primero tenía que recuperarlo y acabar con Drake.

Al llegar a mi habitación hallé la puerta entreabierta. Oí un ligero llanto que no me alarmó, porque debía tratarse de Hannah siendo atacada por la culpa. A pesar de mi abrupta reacción a causa de la sorpresa, no había forma de que pudiera recriminarle lo que hizo. Fue una persona más que cayó ante los engaños de Drake. Como la mayoría lo hizo. Como yo lo hice. Sin embargo, fue un recordatorio de que debía desconfiar hasta de mi propia sombra.

Cuando ingresé a la recamara lo que vi fue a mi hermana consolando a Jullie, quien era la que estaba llorando.

—¿Qué pasa? —pregunté avanzando hacia ellas.

—Tuvo una pesadilla. Estaba alterada cuando llegué, pero no termina de tranquilizarse.

Jullie se abrazaba a sí misma, hundiendo las uñas en su propia piel. Ya tenía varios rasguños. Era peor de lo que había manifestado antes. Las palabras de Wyatt sobre lo inestable que era hicieron eco en mi cabeza.

—Ve por Olivia —dije—. Necesita algo que la ayude.

Hannah me miró dudosa. Habíamos quedado en guardar el secreto, pero ya no podíamos lidiar con eso solas. No podía hacerme cargo de Jullie e ir por Ethan al mismo tiempo.

Le repetí la petición a mi hermana y obedeció. Al quedarme sola con Jullie, me senté a su lado y puse una mano en su hombro.

—Mírame, por favor. Todo estará bien.

Jullie accedió. Tenía sus ojos enrojecidos. Respiraba demasiado fuerte.

—Respiremos juntas, ¿bien? Tienes que calmarte para que hablemos.

—Rompí el espejo del baño. Lo siento.

—No importa. Vamos, respira como yo.

Les costó unos minutos acoplarse al ritmo que establecí, pero su intento impulsado por complacerme funcionó. Su cuerpo quedó sufriendo de ligeros espasmos, mas dejó de derramar lágrimas y de estar tan acelerada.

—¿Me quieres contar de tu pesadilla? —cuestioné—. Yo también tuve una hace rato.

Había comenzado a negarse, pero lo que añadí captó su atención. Sí, así como a ella, me dio curiosidad el hecho de ambas haber tenido pesadillas.

—Estaba Zigor hablando con un hombre que no conozco dentro de una celda. La ropa del extraño estaba sucia y rota. Zigor decía algo sobre haber encontrado a alguien mejor que él, pero luego se calló cuando giró y me vio. Era como si le sorprendiera mi presencia allí.

Dejó de hablar. No obstante, por su expresión sabía que había más. Sujeté su mano y volvió a enfocarse en mí para continuar.

—Una fuerza invisible me empujó hacia el suelo y me encontré siendo quemada en medio de un bosque. El dolor era horrible, podía oler mi propia carne quemándose y por más que gritara nadie aparecía. No me podía despertar. Cuando lo hice, me metí en la ducha. El olor no se iba. No sé qué pasó, pero después el espejo se rompió.

Jullie de alguna forma había ido a donde estaba Zigor, o colado en un sueño construido por él. ¿Acaso sus gritos fueron los que escuché? ¿Quién era ese hombre desconocido? Drake no era, porque ella lo hubiera identificado.

Le acaricié el cabello a Jullie e hice que colocara las manos sobre su regazo para que no siguiera lastimándose. Saqué de uno de los bolsillos de mi vestido un trozo de pastel y del otro un emparedado relleno de embutidos y queso. Se los di.

—Come un poco.

—No quiero que me seden —dijo—. Me da miedo.

—Está bien. Solo te limpiarán esos rasguños y quizá recetarte algo para ayudarte a dormir cuando tú lo decidas.

Asintió y empezó a comer.

Olivia llegó poco después. Le pedí que no hiciera preguntas antes de atenderla y aceptó. En el fondo, sabía que más por su amistad con Alan que por mí. Le limpió y vendó los brazos, así como me dio un par de calmantes para Jullie para cuando fueran necesarios, luego de explicar por encima el problema.

Al acabar, me pidió que habláramos en el pasillo.

—Josh no tiene idea de esto, ¿cierto? —dedujo.

—No, pero ya no podré mantenerlo así por mucho más tiempo.

—Me ahorraré entonces el sermón —suspiró—. Esa chica no se ve para nada bien. No es Hija de Diana, pero tampoco humana. Esto no me gusta, mucho menos cuando ya tienes suficientes problemas.

Y si le contaba de quién descendía, se iba a preocupar aún más. Yo suponía que si Alan se comunicaba con alguien de la manada, lo más probable es que fuera con ella. Por eso no compartiría todo. El rubio había tomado su decisión y no lo haría volver para sacarme de aprietos.

—Pronto se lo diré a Josh. Dime que cuento contigo.

—Dile a Josh y lo harás —replicó—. Me voy. Tengo que ayudar a atender a algunos afectados por la inhalación de humo y otros con quemaduras. Cuídate, Vanessa.

Dicho eso, se marchó. Por lo menos tenía la certeza de que no me delataría.

Regresé al interior de al alcoba. Había una maleta abierta sobre la cama de Hannah y ella doblaba ropa para guardarla.

—No tienes por qué irte —dije—. No por lo que pasó. No estoy enojada.

—Tienes derecho a estarlo. Debí decirte. Me merecía la manera en la que me miraste.

Jullie estaba acostada girada hacia la pared. Me acerqué a mi hermana y tomé su brazo para evitar que empacara la prenda en sus manos.

—No puedo perderte otra vez —murmuré.

—No lo harás. Hace unos días me pidieron que volviera. Lo había estado retrasando, pero creo que ya es el momento.

—No me lo habías dicho.

—No es algo malo. Tenía que ocurrir. Además, tú tienes suficientes cosas de las cuales preocuparte. —Le solté el brazo y guardó la prenda de ropa—. Creo que seré más útil allá que aquí. Están muy interesados en lo que ocurre y mi testimonio minimizará que aparezcan simpatizantes de Drake. Lo que lamento es que sea justamente con Ethan en peligro. No quisiera dejarte sola.

Ella tenía su vida atada a otro lugar, contaba con sus propias responsabilidades y yo no podía retenerla. Aunque me preocupara no tenerla conmigo y fuera a extrañarla. Y, pensándolo bien, lo mejor era que estuviera lo más lejos posible.

—No te preocupes por mí, Hannah. Ve a atender tus cosas y vuelve cuando puedas.

Me abrazó y me permití concentrarme en ese instante. En la sensación de sus brazos a mi alrededor y en su aroma. Era lo que me quedaba de mi vida anterior y un pedazo de esa Vanessa seguía viva en ella.

—Y un día irás con Ethan para allá —aseguró.

—Me encantaría.

Y quizás era una buena opción para comenzar de nuevo; lejos y sin que nadie nos conozca.

Fuimos interrumpidas por un nuevo visitante. Yo fui a abrir la puerta, limpiándome antes una ligera humedad que se asomó en mis ojos. Se trataba de Ian.

—Escuché lo que pasó. Lo lamento —dijo.

—Gracias.

—Josh quiere que vayas a verlo. No me dijo por qué, pero oí que algo sucedió en las instalaciones de los Arcturus.

—Está bien. También tengo que hablar de algo.

Luego de preguntarle a Hannah si se sentía cómoda quedándose sola con Jullie, me fui con Ian. En el camino, le relaté sobre lo ocurrido con Jullie y conmigo, y que Olivia ya sabía que ella estaba ahí. Estuvo de acuerdo con contarle a Josh, si lo que intuíamos resultaba ser cierto. Los Arcturus custodiaban prisioneros y era demasiada coincidencia que Jullie hubiera visto a alguien en una celda y poco después llegara la noticia de un evento en su territorio.

Josh estaba en una sala de reunión. Al salir al pasillo acompañado de Corinne, pude obtener un vistazo de los hermanos Harcos en el interior de la habitación. También habían otras personas, pero no vi quiénes eran porque Josh nos llevó a su oficina.

Solo éramos nosotros cuatro, ninguno habiendo tenido la oportunidad de cambiarse de ropa. Josh fue a servirse un trago para luego sentarse tras su escritorio, Corinne ocupó un sillón, mientras que Ian y yo preferimos mantenernos de pie.

—¿Arreglaste las cosas con Hannah? —preguntó.

—Sí, pero volverá con su manada.

—Ya veo. —Bebió de su vaso—. Está bien. Esta no es su batalla.

No me había citado para eso. Lucía un poco ido, concentrado más en algún pensamiento recurrente. Quería hablarle de Jullie, pero no lo haría sin antes saber lo sucedido en las instalaciones de los Arcturus.

Di un paso hacia adelante, con el objetivo de pedirle que fuera directo al punto, mas levantó la mano para evitar que hablara.

—Dile, Corinne.

—Irás conmigo a visitar un prisionero de los Arcturus, Vanessa. Los Harcos volverán antes de lo planificado debido a lo ocurrido y viajaremos con ellos.

La rubia no parecía muy de acuerdo, sin embargo, sonaba como una decisión ya tomada. Una que implicaba ir en contra de la sentencia puesta por los hechiceros.

—¿A cuál prisionero? —cuestionó Ian.

Josh se limitó a beber un poco más.

Corinne suspiró y fue quien respondió.

—A Daniel Aldrich. Nunca había solicitado una visita.

Era tío de Drake y Josh, quien asesinó a sus padres el mismo día que Drake conoció a Zigor. Llevaba casi tres décadas encarcelado y sin contacto con el mundo exterior. En cualquier circunstancia su sentencia hubiera sido la muerte, pero Arthur no pudo hacerlo, mucho menos luego de la muerte de su esposa.

—¿Por qué ahora? ¿A quién pidió ver? —continuó Ian. Él era contemporáneo con los hermanos Aldrich y su amistad se remontaba a la niñez, por lo que tuvo que haber vivido esa tragedia con ellos.

—A mí, pero no complaceré a ese maldito —contestó Josh—. Y el motivo no lo sé, por eso alguien debe ir. Aunque intuyo que debe tener relación con Drake.

—¿Por eso quieres que vaya? —pregunté—. ¿No quieres que vaya a rescatar a Ethan, pero sí interrogar a su tío?

—Ese maldito no es mi tío, así como Drake no es mi hermano —corrigió—. Y vas a ir porque también fue entrenado por Rinc.

Esa información la desconocía. ¿Daniel Aldrich un estudiante de Rinc?

—Tuve una pesadilla y Jullie también —solté antes de cambiar de opinión.

—Vanessa —dijo Ian con la intención de detenerme, tal vez queriendo postergarlo debido a que Josh estaba afectado por lo de su tío. Sin embargo, no podía irme sin dejar a Jullie desprotegida.

Josh arrugó su expresión. No le sonó el nombre.

—¿Quién es Jullie? —preguntó.

—Una de las chicas del pueblo donde Drake se escondió por un tiempo —respondió Corinne levantándose. Ella sí no lo había olvidado y algo me decía que tampoco cualquier dato vinculado con Drake—. Ella testificó a favor de Vanessa. ¿Está aquí?

—Sí.

—¿Dónde? —interrogó Josh.

—En mi habitación —confesé.

—¿Desde cuándo?

—Una semana.

El alfa de los Cephei arrojó el vaso sobre la pared y se puso de pie destilando rabia. Me mantuve firme. Me esperaba su enojo. Se suponía que debía estar enterado de todo lo que ocurriera en su territorio.

—¿Y no has pensado que ella puede ser espía de Drake? Qué casualidad, meses sin un incidente, llega ella, y el infierno estalla —dijo.

No podía serlo. No por cómo la tuvieron cautiva, ni por su estado actual. Era peligrosa para sí misma y para los demás. No era útil en esas condiciones para ningún bando.

—Es más probable que un Pólux lo sea, que ella —intervino Ian—. Wyatt la rescató de una instalación de cazadores, donde la tenían en pésimas condiciones. La hemos estado vigilando.

—Claro, y tú sabías y no me dijiste nada. —Rodeó el escritorio y vino hacia nosotros—. Lo que menos necesitamos es que la manada se mezcle con asuntos de cazadores. Espero que cuando llegue el día de escoger con quién está tu lealtad, no te equivoques.

—También es nuestro asunto. Tú querías tener ventaja y ella puede dártela —repliqué para captar la atención de Josh y el regaño no fuera solo para Ian.

—¿Cómo?

—Si aprende a controlar sus poderes, puede llegar a ser más poderosa que Zigor.

¿Qué papel creen que juega Daniel Aldrich? e.e

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