Capítulo 24 | El significado detrás de
Avancé junto a Alan por la calle.
El sol tenía poco tiempo de haber salido, pero el tráfico ya comenzaba a hacerse presente, al igual que los ruidos típicos de una ciudad tan despierta como esa. El camino de regreso a lo considerado civilización fue un poco abrumador. En ese poco tiempo me había acostumbrado a los colores y sonidos cálidos de la selva; opuesto a nuestro bosque, mas con el mismo aire acogedor y sentido de libertad.
El concreto, las luces artificiales, y contaminación no eran afines con la necesidad de conexión con la naturaleza de los Hijos de Diana. Lo hice a un lado cuando me convertí en desertora, sin embargo, podía percibir dentro de mis fibras el anhelo de correr por campo abierto.
Y ahora los cazadores nos obligaban a escondernos. Era eso, o terminar en una celda.
—Ya casi llegamos —indicó Alan.
Asentí.
Volví ojear su mano, como lo había hecho minutos antes. Estábamos juntos, eso había quedado claro. Sin embargo, los gestos afectivos comunes de una pareja eran escasos nuestras interacciones. Esa Vanessa había quedado atrás hacía mucho y no sabía cómo abordar mi nueva realidad con Alan. ¿Y si él sí necesitaba más muestras de amor públicas? ¿Y si era mejor esperar?
Pasamos frente a un restaurante y doblamos en una esquina para adentrarnos en un callejón. Alan estuvo por tocar la puerta metálica tras el contenedor de basura, no obstante, se giró a verme.
—¿Estás bien? No olvides que estoy contigo para lo que sea —dijo.
Su rostro se había colorado un poco por la brisa fría. Los mechones de su cabello seguían unos centímetros más largos de lo acostumbrado, pese a hacérselos cortado antes de regresar. Y sus ojos me miraban con esa dulzura...
En lugar de responder con palabras, fui hasta él y lo besé. Dejando a un lado cualquier inseguridad tonta, hice lo que sentí correcto. Y quizá lo mejor era permitir que todo fuera fluyendo con naturalidad, sin cuestionarme tanto, ni compararlo con la normalidad de otros. Éramos nosotros, con nuestra historia compartida, y así nos habíamos elegido.
—Y yo estoy contigo para lo que pase —murmuré.
Se oyó el sonido de una cerradura abriéndose. Momentos después, la puerta metálica se abrió e Ian apareció para recibirnos. Sin que tuviera que decir algo, Alan y yo ingresamos para que pudiera cerrar otra vez la puerta.
La habitación ancha, con un par de puertas más y estantes ocupados que daban la impresión de estar en el almacén del restaurante, tenía a un miembro de los Arcturus custodiando la entrada.
—Josh está abajo —indicó Ian. Lo seguimos hasta el fondo del espacio.
Sin palabras de bienvenida, ni abrazos. Una expresión seria que era distinta a las otras. La última vez que nos vimos accedí a que Jullie lo dejara inconsciente para apoyarla en su plan de ir al Bosque de Priska. La última vez había expresado lo que de verdad pensaba de mí y de mis actos.
Al final de las escaleras había una serie de congeladores y de más estantes. No obstante, en el espacio que estaba al cruzar se encontraba Josh. Examinaba unas fotos esparcidas sobre la mesa frente a él. Además, Laila estaba sentada en una esquina de la habitación y Kevin estaba de pie junto a ella. Fue un gran alivio que siguieran con vida.
Mientras los primeros dos se quedaron observándonos desde su lugar, mi antiguo compañero de misión se apartó de la pared. Antes de cualquier otra cosa, me abrazó.
—No te rendiste —murmuró haciendo referencia a cómo lo había considerado durante el ataque de los cazadores después de la ejecución de Clovis.
Llegaron a mi mente de nuevo las veces posteriores que lo consideré, pero al final tuvieron más fuerza mis motivos para no hacerlo.
—No lo haré —repliqué también abrazándolo.
Luego del abrazo, Kevin estrechó la mano de Alan y le dio unas palmadas en la espalda para también darle la bienvenida.
—Muestras demasiada emoción para ser un fugitivo con un precio por tu cabeza, Kevin —comentó Josh.
—Yo tampoco te extrañé, Josh —dijo Alan. Se quitó el bolso de la espalda y también tomó el mío para colocarlos en un rincón—. Por tu expresión sé que no hay tiempo para descansar.
—Ya sabemos dónde está Drake —contestó Ian para acercarse a la mesa. Agarró un par de fotografías y nos las mostró—. Esto fue tomado a principios de semana.
En las imágenes reconocí los muros de las instalaciones de los Cephei y las estructuras de sus edificios principales, pero lo que destacaba era una formación rocosa en el centro completamente fuera de lugar. Era una elevación del terreno con bordes puntiagudos y ubicados en el área del comedor y patio central. No cualquiera tenía el poder de hacer aparecer algo así.
—Puede ser Drake, solo Zigor, o una distracción —intervino Laila levantándose. Vino hasta mí y colocó su mano en mi hombro—. Qué bueno que estás bien, Vanessa.
Fuera un buen indicio, o no, algo era mejor que nada. Era un punto de inicio mientras Arsen reunía información.
—Creí que como observadora de Alejandro te limitarías a escuchar —dijo Josh.
—Ya vi suficiente por hoy. Dudo que esto haga que Los Pólux participemos —contestó ella.
Por lo que decían y el saber que Alejandro era el hijo mayor de Clovis, comprendí que él había asumido el liderazgo de Los Pólux. En algún momento después de la ejecución de Clovis tuvo que haber aparecido para ocupar el puesto que le correspondía, ya sin seguir con el patrón de ser sumisos ante los cazadores. Esa cadena ya se había roto para todos; en cierto grado u otro.
—¿Y Samuel? —preguntó Alan.
—Los Ypres fueron masacrados, Los Arcturus no quieren perder más miembros, y Los Pólux esperan a que Drake mate primero a todos los cazadores para así vengar a su pareja alfa —resumió Kevin—. Todos escondidos y esparcidos.
—No podemos esperar a convencerlos. Que sea un asunto de solo los Cephei entonces —señalé.
—Por lo menos necesitamos a Jullie, pero creíste que era una buena idea apoyarla con su capricho —respondió Josh.
—Así como estaba, podía ser una buena arma. Pudo dejarme inconsciente sin problemas —agregó Ian.
—No contra Zigor. No temiéndole a su propio poder y sin sentir la opción de elegir —contradije. Sin embargo, no gastaría más energía tratando de hacerles entender eso. Era obvio que Josh tenía exceso de irritabilidad ese día. Pese a verlo desde otra perspectiva, necesité disculparme con quien jamás había dejado de ser mi aliado—. Lamento que haya sucedido de esa manera, Ian.
Las facciones de Ian se suavizaron un poco. No se lo había esperado. Si Wyatt no estaba ahí con él, significaba que continuaba encarcelado.
Miré a Laila, decidiendo también que mostrarle la fotografía de Thomas y Leticia no podía retrasarse—. ¿Podemos hablar en privado?
Ella ojeó hacia Josh, dándole más importancia que yo al hecho de que él era el alfa en la habitación. Mi alfa, aunque prefiriera desafiarlo constantemente.
—Que vaya. Mientras más tiempo permanezca fuera de mi vista, mejor —accedió masajeándose la sien.
—Sígueme —instruyó Laila para luego dirigirse a las escaleras.
Antes de ir tras ella, sujeté la mano de Alan y la apreté. Ese pequeño gesto, que no iba a pasar desapercibido por nuestros espectadores, fue una reafirmación a lo dicho minutos atrás. Nos importaba lo que sucediera, tendríamos el apoyo del otro.
Para mi sorpresa, Kevin fue tras Laila como yo. Ya estando en el callejón, Laila esperó por mí y avanzamos juntas, mientras Kevin permaneció unos pasos más atrás. En vez de salir de nuevo a la calle, Laila abrió una puerta del edificio contrario. Muebles envueltos en plástico y paredes con su aislante expuesto nos rodearon.
—Este local lo están remodelando. Podemos conversar aquí —explicó ella.
Kevin pareció en nuestra entrada, mientras Laila y yo caminamos más hacia el interior. Llegamos a unas escaleras con su esqueleto de madera expuesto y Laila ocupó asiento. La imité.
—Quiero que sepas que apoyo a mi hermano en sus decisiones y que tú eres parte de los Cephei, así que no perseguimos los mismos intereses. No vamos a perdonar lo que le hicieron a nuestros padres, a nuestra isla, a nuestra manada —remarcó—. Nuevos acuerdos no enmendarán nuestra pérdida.
—¿Entonces están del lado de Drake?
—Por ahora, no estamos en contra de él —contestó.
Yo había convencido a Laila de que llamara a Wyatt para avisarle de la presencia de Drake en la isla de Los Pólux. Había hecho que cargara con la responsabilidad de entregar a sus padres, con la muerte de dos hermanos, y la expulsión de Los Pólux de su hogar. Vio a sus padres ser ejecutados públicamente para doblegar a los Hijos de Diana. Entendí por qué decidió apoyar la postura de Alejandro. Ya no quería perder a nadie, ni sufrir por esa culpa. Pero, de todas formas, ambos merecían saber toda la verdad y no solo la versión de Clovis.
Saqué de mi bolsillo la fotografía de Thomas y Leticia para mostrársela.
—Clovis mintió y Drake los manipuló —dije—. Estos son Thomas y Leticia cuando eran humanos. Antes de la guerra que creó los tratados. Antes de que Clovis la secuestrara y la obligara a ser su esposa.
Laila tomó la fotografía y la examinó sin hablar todavía.
—Clovis asesinó a Leticia cuando Thomas intentó recuperarla —añadí—. Drake le prometió a Thomas la oportunidad de matar a Clovis como venganza, y seguramente lo mismo a Clovis con Thomas.
—Hay que compararlo con retratos de Leticia de la época para estar seguros, pero de memoria yo puedo... —murmuró—. Alejandro tiene que saber esto.
—Llévame con él y que decida si después de esto puede seguir dejándole el camino libre a Drake.
Laila lo meditó por unos instantes; sobre si revelarme o no la ubicación del alfa de Los Pólux. La información suministrada no se trataba de solo palabras, sino que había una fotografía que las sustentaba y quizás otros datos en sus libros que coincidiera en la posibilidad de que Leticia haya sido humana.
—Iremos, pero solo tú —concluyó.
En primer instancia, fue controversial la idea de volver a separarme de Alan cuando nos habíamos reencontrado hacía poco. Sin embargo, estábamos en tiempos difíciles y cada momento juntos debía ser atesorado. Alejandro debía estar en esa misma ciudad, por lo que volvería a Alan pronto. Él tenía que ponerse al día con Josh y ya después compartiría conmigo lo relevante. Yo haría lo mismo por mi lado; de eso se trataba ser un equipo.
Kevin se encargó de avisarle al Arcturus que me iría con ellos. Después, Kevin se colocó unos lentes de sol y nos subimos al transporte público. Yo me senté junto a Laila y Kevin escogió quedarse aparte, al final, para estar atento a todo.
—Alejandro le dio la tarea de ser mi guardaespaldas a cambio de darle protección —dijo Laila—. Samuel no lo quiere cerca de los Arcturus luego de los cazadores que asesinó.
Asentí.
Kevin estaba de nuevo lejos de su hermana y atormentado por sus actos de descontrol. La oscuridad nunca se terminaba de ir por completo. Se aprendía a convivir con ella, o se hallaba un ancla lo suficientemente fuerte para mantenernos cuerdos.
Nos bajamos en la pareada de un edificio abandonado decorado con grafitis. Caminamos hacia una de las calles laterales, sin espectadores, y Kevin hizo a un lado una lámina de metal para que ingresáramos.
En las primeras plantas había indigentes. No obstante, en los pisos más altos nos encontramos con miembros de Los Pólux y un ambiente más habitable. En la cima del edificio, estaba Alejandro recostado en un sofá y rodeado de su círculo de confianza. Se reincorporó al ser anunciada nuestra presencia.
—Qué sorpresa que hayas traído a alguien, hermanita —dijo.
—Es Vanessa, Alejandro. Tiene algo que debes ver a solas.
—Espero que valga la pena el revelarle nuestra ubicación —contestó.
Alejandro le pidió a los presentes que se fueran, exceptuándonos. Nos invitó a sentarnos en los sillones cercanos a él.
Hice lo mismo que con Laila; le mostré la fotografía y le expliqué el significado detrás. A Alejandro le desagradó desde el principio y ese ceño ligeramente fruncido no cambió al terminar con la historia. No hubo signos de empatía por el trágico final de la verdadera historia de amor de su madre.
—Esto no cambia lo que los cazadores le hicieron a la pareja alfa de Los Pólux —declaró. Me regresó la fotografía—. El pasado no me importa. Lo que quiero es que corran ríos de sangre y Drake hará eso.
Su odio hacia los cazadores era claro. Había fallado en intentar hacerlo cambiar de postura. Sin embargo, si Arsen conseguía a otros Malditos de Aithan, no necesitábamos a Los Pólux. Que ellos mismos decidieran su futuro y el tiempo diría quién acertó en sus movimientos.
—Comprendo. Ya cumplí con hacerles conocer la verdad —respondí—. Volveré con mi manada.
—Hazlo y no vuelvas a hablar de este tema —indicó Alejandro.
—Gracias, Vanessa —dijo Laila—. Kevin te acompañará a bajar.
Kevin no dijo mucho durante la primera parte del trayecto de descenso. Ya cuando sentí que era un poco más cómodo conversar, me detuve para preguntarle por alguien que estaba rondando por mi mente desde que llegué allí.
—¿Paula está aquí con Jair?
Kevin titubeó y eso bastó para anticipar que algo malo había sucedido.
—A Paula se la llevaron los cazadores. Jair está armando un plan para rescatarla.
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