Capítulo 21💀

KHLAUS PETROV

Una fiesta no va a arreglar las heridas de Adeline, lo tengo en claro, pero sí va a ser como una pequeña curita para que al menos por una noche sea más ameno.

No hay nada que Adeline ame más que ser el centro de atención, ser venerada y ser la prioridad. Esta noche le recordaré que sigue siendo la reina, que la corona aún está en su cabeza y nada ni nadie podrá quitársela.

Kaia se acerca con los niños y las personas aún siguen llegando, tenemos un sector prioritario para la familia Petrov siendo de el centro de atención. Siento como las miradas recaen en mis hijos, con dudas, incertidumbre, celos, enojo y miles de diferentes emociones. Más de uno desearía que Adeline jamás hubiera estado embarazada, saben perfectamente el poder que ella y mis hijos cargan.

Kaia se sienta en uno de los sillones con una pierna encima de la otra y cierta postura dominante que no había notado antes, mi hermana se lleva varias miradas que me alteran. Ningún subordinado de los que están acá está a la altura de una Petrova.

Kataleya toca mi mano y me volteo a verla, está hermosa y sin dudas brilla como la princesa que es.

—Papi—habla sin soltar mi mano.

—Dime—le digo mirándola a los ojos, aquellos faroles azules que me penetran.

Ella da una mirada a nuestro alrededor y luego vuelve a mirarme.

—¿Quienes son todas estas personas?—pregunta curiosa.

Me pongo de cuclillas y le doy mi atención solo an ella, me observa concentrada con una sonrisa expectante.

—¿Recuerdas que hablamos de nuestro apellido y de que tú eres una princesa?—hablo y ella asiente—. Bueno, una princesa y un príncipe necesitan ser coronados, así que esta fiesta es para que todos ellos y el mundo se entere que tú y Khalid son los próximos herederos de nuestro reino—hablo dulcemente para que entienda.

Sus ojos brillan y vuelve a mirar a nuestro alrededor.

—¿Todos ellos serán nuestros esclavos?—inquiere sin pudor.

Sonrío y ella se mantiene con seriedad.

—Claro que si mi amor —respondo.

Sonríe y acomoda su cabello tomando una energía mucho más dominante mientras mira al frente con soberbia, mostrando su superioridad.

Sin dudas Kataleya será una gran reina en un futuro.

Khalid está sentado al lado de Keegan y los observo mientras ambos se acomodan el moño con elegancia y egocentrismo. Jamás creí que aquellas dos criaturas que nacieron frente a mis ojos en aquella cueva subterránea en la nada, en medio de un caos y presenciando el cúspide del enojo de su madre se volverían tan importante e imprescindibles.

No puedo siquiera imaginar que nos vuelvan a separar de nuevo, no ahora. No cuando ya conozco sus voces, cuando sus ojos intensos me han observado tantas veces, no cuando mi corazón queda a servicio de ellos cuando escucho que me dicen "papi"

No le perdonaría an Adeline que me los quitara una vez más...

Joder, ni siquiera se porque estoy pensando esto.

Somos una familia, estamos todos juntos.

Ella está aquí, ellos volvieron... el maldito mundo se destruirá de solo oír nuestros nombres.

Trago grueso e intento mantener el equilibrio, mi mente y el maldito miedo constante de perderla me vuelve loco.

Las personas llegan y noto la presencia de varios sujetos importantes dentro del mundo criminal, mi padre se ha encargado de dejar a la mafia roja en la punta de la pirámide obteniendo así un lugar de prestigio y poder absoluto.

Nadie había tenido los huevos y la sangre suficiente como para desafiar la soberanía de los Petrov e incluso de la mafia roja.

Y eso se va a seguir manteniendo igual.

Lin, el líder de la mafia china aparece en mi campo de visión junto a sus hombres de confianza, su mirada se posa en mi y luego le da un vistazo rápido a los que me acompañan a un costado, especialmente a mis hijos.

Asiente en silencio como signo de respeto, sus hombres hacen lo mismo y continúan el paso.

Tragó saliva y desde nuestro lugar privilegiado observó a la multitud que va llegando.

Las fiestas de la mafia roja siempre son signo de algo muy grande, tanto bueno como malo. Es un momento muy especial y sin dudas los invitados tienen cada una de las comodidades.

—¿Mami vendrá pronto?—inquiere una voz infantil que me saca de mis pensamientos.

Giro mi cabeza y noto que Khalid está parado junto a su hermana y ambos me observan detenidamente.

Actúan como si comprendieran correctamente lo que significa ser un Petrov. Otro niño estaría asustado, aburrido o incluso molesto pero ellos no. Simplemente lo llevan en la sangre.

Poder.

—Si, no le falta mucho seguramente—respondo un poco embobado.

Sus pares de ojos azules se giran para poner la atención en todas las personas que los observan con gran curiosidad.

—Está mierda se va a prender—expresa exaltado Keegan que se acerca a nosotros.

Coloca una mano en mi hombro y lo miro de mala manera.

—Mamá no te va a permitir decir groserías papi—expresa Kataleya con seriedad, regañándolo por mi.

Keegan la observa con una pequeña sonrisa y traga grueso.

—¿Pero tú no le contarás verdad?—inquiere con carisma y Kata arruga su nariz.

No importa qué edad tenga Keegan, siempre seguirá siendo Keegan y con toda su inmadurez.

—Deja de enseñarle a mentir—una voz fría y hermosa al mismo tiempo nos hace voltear a los cuatro.

Mis ojos no pueden evitar observarla, está completamente hermosa y ardiente, es como si acabara de recordarme porque me volvió tan loco desde un principio. Adeline tiene un brillo especial, único, incluso con su oscuridad, pero con su belleza y seguridad hasta te olvidas lo peligrosa que puede llegar a ser...

El vestido le queda a medida, el rojo y el negro hacen contraste con su mirada azul y su piel de porcelana le da el toque mágico.

No sé quién se ha quedado más embobado observándola, tampoco sé cuántos segundos han pasado pero no puedo dejar de mirarla.

Es mi reina.

Sin dudas lo es.

Sonrío y sus ojos se encuentran con los míos, aún así tiene una expresión seria.

Adeline tiene en claro que a las ovejas no se les muestra la sonrisa porque podrían confundirse. Sin dudas ella siempre ha tenido una energía oscura que es capaz de ubicar a cualquier persona sin siquiera hablar. Y si, todo de ella irradia respeto y poder, incluso cuando no lo intenta.

—Te ves hermosa mamá—Expresan los mellizos al unísono.

—Por supuesto que sí—agrega Keegan con una sonrisa lasciva.

Ella los observa y esboza una sonrisa radiante que se borra de inmediato.

Camina hacia nosotros y acomoda su postura observando al frente, todos los invitados tienen los ojos sobre ella y no sé cómo sentirme al respecto.

Observo detenidamente la escena y trago grueso al notar como impone mucho más respeto que el pakhan.

Adeline ha nacido con una corona en su cabeza, simplemente debía darse cuenta y no escuchar a aquellas personas que querían que nunca se percatara de aquello.

La observo detenidamente y siento una rara sensación en mi pecho.

No es solo su físico, no es su belleza física, es ella. Es poder verla enaltecida dándose el lugar que le corresponde, con demonios, con miedos, con lo que sea...

La Adeline que conocí hace años era fuerte, valiente y segura pero detrás de esa máscara de fiera había una mujer herida, agobiada por su propia mente, solitaria y sin entender quien realmente era.

Puedo decir que más allá de todo lo que hemos vivido en medio, me enorgullece ver esta Adeline.

Madre, abogada, reina, mujer, pero sobre todo ella.

De repente somos una familia de cinco recordándoles a todos que en el mundo solo nacen dos clases de personas; el líder y el subordinado.

Está a la vista a qué grupo pertenecemos.

Calamardo, nuestro brigadier de confianza aparece cargando la pequeña vitrina con la corona de la reina dentro de ella sobre un almohadón.

Había olvidado ese detalle.

Él me da una mirada y le devuelvo el gesto en signo de aprobación.

El silencio se vuelve absoluto mientras que todas las miradas siguen sobre nosotros.

Los ojos de Kataleya no dejan de brillar y admirar la vista, a diferencia de Khalid que sus ojos brillan de tal manera al observar a su mamá.

Doy un paso hacia delante y tomo mi lugar como Pakhan.

—Bienvenidos a todos—hablo y obtengo la atención absoluta.

Mi rostro está serio y mantengo mi postura superior mientras que mis ojos repasan detenidamente a la mujer que está justo en medio de todo, ella me mira a los ojos y la detallo con la mirada sin inmutarme.

Ojos azules intensos, cabello negro por los hombros, cuerpo esculturado y aquella aura oscura y dominante que emana. Tiene más de cuarenta seguramente pero aún así es como si consumiera colageno premiun.

Sabía que vendría, aún así no pude evitar resaltar su presencia aquí.

La mismísima dama de la mafia Italiana, la cual actualmente está bajo nuestra ala. Aún así, no pierde su poder.

Trago saliva y vuelvo a lo que iba.

—Mi padre, el gran pakhan—comienzo a hablar—. Solía decir que incluso Odín debía ponerse de pie para recordarles a sus cuervos que sin importar cuánta libertad tenían al volar, siempre debían volver a sus hombros.

Notó la tensión en el aire ante mis palabras, ciertas expresiones muestran el desagrado a mi presencia mientras que otras admiran con lealtad.

—Es lo que hacemos hoy—expreso firme—. Recordarles a aquellos cuervos que sin importar cuánto los dejemos volar, deberán volver a nuestros hombros y tomar el lugar que les corresponde—término aquella frase con una sonrisa irónica.

Todos saben perfectamente a quién o más bien a quienes me refiero.

Doy un paso hacia atrás y Keegan se mantiene a mi lado.

—La reina ha vuelto y cargará la corona que le pertenece para recordarles a quienes se hayan olvidado o hayan volado demasiado alto—Habla el Vor con un porte dominante pero una sonrisa gozadora.

Adeline obtiene toda la atención, se mantiene parada en medio de ambos mientras que nuestros niños nos acompañan.

Los mellizos aún no logran entender lo que sucede pero aún así es como si hubieran presenciado esto por años.

Colocan la corona frente a nosotros y la tomo con mis manos para luego acercarme a Adeline, mis sentidos se alborotan cuando siento su perfume, sus ojos azules me encuentran y transmito absolutamente todo con mi mirada.

Ella esboza una pequeña sonrisa.

Coloco la corona en su cabeza y sus hermosos ojos no dejan de observarme, veo un brillo en ellos y me recuerda a Kataleya.

Trago saliva y vuelvo a mi postura hacia el frente, la tensión en el aire se siente y de un segundo a otro presenciamos como cada uno de los invitados presentes hace una reverencia a la Reina.

—Mami me encanta tu corona—expresa Kata emocionada.

Adeline acaricia su mejilla y en cuestión de segundos su vista vuelve al frente.

No he podido evitar que ese hijo de puta le jodiera la vida y me sentiré culpable por ello toda mi jodida vida pero prometo traerle el mundo a sus pies, sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona para darle todo lo que ella y mis hijos se merecen.

Seré el villano de un mundo entero si es necesario para ser el héroe de ellos.

—Me alegra mucho que mi regreso los ponga tan felices a todos—habla con ironía y la frente en alto—. Cómo sabrán, una verdadera reina siempre seguirá siendo reina sin importar lo que suceda en medio.

Sus palabras son con un poco de odio y resentimiento, sé perfectamente a quienes se está dirigiendo y me vuelve loco verla tan segura jugando con el poder que tiene.

Nadie puede decirle nada.

—Ahora si, a lo que les interesa a todos y por si han quedado dudas vuelvo a repetirlo—. La guerra con todo el territorio francés y especialmente la mafia corsa ha comenzado, cada uno sabe lo que le conviene y sabrán elegir muy bien su lugar...

Giro mi cabeza y Keegan me da una mirada para después volver a obsérvala de la misma manera que lo hago yo.

Ambos necesitábamos esto, volver a recordarle quién es, volver a verla feliz y segura saboreando el poder que tanto le gusta.

Me enferma verla apagada.

—Es muy fácil, el que no está con nosotros está muerto—expresa con una sonrisa cínica—. Sabrán muy bien que mi problema con Elliot Durand es muy personal y volveré todo un infierno si es necesario.

Su rostro se vuelve serio de un segundo a otro.

Observo a los invitados y noto muchas expresiones diferentes.

La odian.

Pero aún así la respetan y lo seguirán haciendo mientras que yo viva.

Mis ojos vuelven a encontrarse con la dama Italiana y noto como la observa con una sonrisa.

Adeline termina de hablar y el momento más esperado de hoy llega, los mellizos serán presentados y todo el mundo estará advertido, nada ni nadie podrá tocarles un pelo.

Noto a Adeline hablando con Kaia la cual lleva de la mano a la niña de Max.

El espacio en el centro queda exclusivamente para Kata y Khalid.

Las coronas se colocan a un lado de cada uno de ellos y sonrío al observarlos.

No puedo creerlo.

Por dios, soy un padre demasiado baboso pero jamás creí que llegaría un momento como este.

Ojalá Vladimir estuviera aquí para ver cómo los Petrov seguimos de generación en generación cumpliendo con nuestro legado.

Estuve en el lugar que están actualmente mis hijos y en este preciso instante estoy ocupando el lugar de mi padre.

Keegan se pone de cuclillas ante ellos y acomoda el moño de Khalid, aunque él nunca ha compartido realmente el sentimiento como mi padre y yo sé que este momento también es importante para él.

Hemos hablado con los mellizos sobre este momento, ni siquiera Adeline lo sabe pero tanto Keegan como yo les hemos explicado detenidamente para que no se llevaran ninguna sorpresa.

Son nuestros herederos.

—¿Les cuento un secreto?—inquiere Khalid con inocencia.

—Claro—decimos al unísono con Keegan.

Nos acercamos y entonces él pronuncia.

—Mamá no nos deja jugar con cuchillos—expresa de una manera tierna y preocupada.

—Es cierto, se enfadará—agrega Kata siendo poco discreta.

Lamo mis labios e intento verme serio ante ellos.

—No se preocupen, luego haré que se enfade conmigo y no con ustedes—dice Keegan.

Ambos sonríen contentos.

Rio por lo bajo y tanto Keegan como yo nos incorporamos.

Él se coloca a un lado de Khalid y yo al lado de Kataleya. La atención vuelve a estar en nosotros y el silencio se hace presente.

—Está noche serán presentados y coronados oficialmente la siguiente generación Petrov, los próximos herederos y sobre todo nuestros hijos—habló fuerte y claro.

Kataleya sonríe luciendo su vestido y amando la atención mientras que Khalid mantiene su elegancia y su ego luciendo su traje.

Son demasiadas miradas de extraños y aún así no tienen ni una gota de timidez.

—Les presento a Kataleya Petrova, princesa de la mafia roja—anuncio y ella da un paso adelante como lo planeamos.

Los aplausos comienzan a sonar y la sonrisa de ella se ensancha mientras coloco la pequeña corona de diamantes sobre su cabeza.

Siento una presión en el pecho que no puedo controlar y observo como ella saluda delicadamente con su mano, como toda una princesa digna de atención.

Da un paso al costado sin cortar su sonrisa.

—A su vez les presento a Khalid Petrov, príncipe de la mafia roja—anuncio una vez más.

Él da un paso hacia adelante, al lado de su hermana y todos los aplausos resuenan una vez más.

Esboza una pequeña sonrisa y gira su rostro para darle una mirada a su madre.

Tomo la corona de oro que le pertenece y con orgullo la coloco en su cabeza sintiendo como todos mis sentidos se alteran. Es el príncipe de la mafia roja y sé que algún día estará ocupando mi lugar como Pakhan.

Sus ojos azules se encuentran con los míos logrando aquella conexión mágica sin siquiera soltar una palabra, me observa de una manera especial y siento una punzada en el pecho.

Los dejo tener la atención suficiente del público y luego Keegan y yo nos acercamos nuevamente al frente junto a ellos.

Calamardo aparece con el libro tan importante para la mafia y sobre todo para los Petrov, el mismo que nos ha acompañado por generaciones.

La pequeña mesa queda a la altura de los mellizos, el libro está abierto en la página correcta la cual lleva sus nombres. Siento como mi corazón palpita frenético, giro mi rostro y le doy una mirada a Adeline la cual nos observa con los ojos brillosos.

Trago grueso y vuelvo mi vista al frente, todas las personas se vuelven invisibles cuando mi mirada está puesta solo en mis hijos.

Le doy una mirada a mi brigadier el cual me entrega la daga dorada, doy un paso al frente y Kataleya me imita mirándome con una sonrisa la cual le correspondo. Se coloca frente al libro abierto, su porte es dominante y no deja de lucir su corona de diamantes.

La pequeña de melena dorada levanta su dedo índice y da una mirada a su hermano para luego conectar sus ojos con los míos y recibir el último empujón de seguridad que necesitaba. Sostengo delicadamente la daga y mi princesa demoniaca pasa suavemente su dedo índice por el filo sin ningún temor, la sangre comienza a correr por su dedo y sin que le de las indicaciones se gira y esparce las gotas de sangre en el libro.

Firmando oficialmente su lugar en la mafia, volviéndose el temor de todo un mundo criminal con tan solo cuatro años.

Su madre ha cambiado totalmente las reglas de la mafia siendo mujer y Kataleya no se quedará atrás.

Los aplausos suenan una vez más y noto como ella nos mira contenta a Keegan y a mí buscando aprobación de que lo ha hecho bien.

Keegan le hace una reverencia al acercarse y darle el algodón que coloca en su dedo.

Es el momento de Khalid y noto que Adeline se ha acercado a nosotros, está a un costado sosteniendo el algodón en el dedo de Kata y su expresión no es la más agradable.

Trago saliva y continuo.

Khalid toma su lugar al frente con altura y liderazgo, es un pequeño hombrecito.

Sus ojos azules cargados de seguridad y dominancia me invaden y asiento levemente dándole la aprobación que espera de cierta manera.

Sostengo la daga para él y respira hondo tomando coraje para luego pasar su dedo por el filo de la daga tan rápido como un impulso, ni siquiera se queja del ardor, se gira como todo un príncipe hacia el libro y al igual que su hermana melliza deja pactado y firmado con sangre su lugar en la mafia más importante del mundo.

Todos lo aplauden y él no sonríe, Khalid no regala sonrisas porque si. Aún así se nota su emoción y al verlo afrontar tranquilamente este momento confirmo que la sangre que corre por sus venas es puramente Petrov.

Antes de que pueda acercarme Adeline aparece para curar la pequeña herida del dedo de Khalid.

Los mellizos se paran al frente con su madre y quedamos los cinco a la vista de todos. Demostrando que somos una familia y no cualquier familia.

—Oficialmente quedan declarados príncipe y princesa del imperio Petrov y la pirámide—anuncio con orgullo.

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