Capítulo 20💀

ADELINE IVANOVA

—¿Donde está la niña más hermosa y buena de esta casa?—pronuncio entrando a la habitación.

Ava está en sentada en el piso a un lado de la cama, abraza sus piernas y su cabello lacio cae por sus rodillas cuando agacha su cabeza.

Trago saliva y me siento a un lado de ella, aún no levanta su rostro para mirarme y eso me destruye. No invado su espacio personal, simplemente me quedo en silencio esperando a que decida decir o hacer algo.

—Ava, dime que te sucede...

Mi voz sale frágil y lucho para no verme afectada.

Mi cuerpo reacciona de inmediato cuando escucho su pequeña voz hablar.

—Quiero que vayamos a casa—pronuncia en un tono bajo y doloroso.

Siento una punzada en el corazón que me afecta demasiado, me quedo congelada y no se siquiera que decirle. Por supuesto que quiere que vayamos a nuestra casa, la casa en la que hemos vivido todos estos años y ni siquiera es por lo físico o material sino que dentro de esas paredes nuestra vida era totalmente diferente, en pocos meses todo ha cambiado muchísimo.

Es una niña, le he arrebatado su rutina con su familia completa y feliz para luego reaparecer y que nada sea igual.

Sin siquiera darle una explicación.

—Cariño mírame, por favor—le pido.

Me arde el alma.

Ella se tarda unos segundos hasta que logra levantar su rostro y sus ojos cafés me invaden con una mirada intensa e inocente. Su cabello es castaño, largo y súper lacio, su rostro es delicado y hermoso.

No puedo evitar verla a ella a través de su mirada.

Siempre he dicho que Ava es la perfecta combinación de Lara y Max pero sin dudas tiene muchas facciones de las Ivanova.

Sonrío y acaricio su rostro con mi mano, sus ojos expresan tristeza y miedo.

—Mami te ama muchísimo, ¿lo sabes?—pronuncio mirándola a los ojos.

Juega con sus manos nerviosa.

—Tu ya no me amas—pronuncia y siento como un hachazo en el pecho—. Solo quieres a Kata y Khalid.

Siento como el aire en mis pulmones comienza a hacerse escaso.

Yo más que nadie se lo que se siente sentir el rechazo de una madre y es algo con lo que nunca llegas a poder convivir, siempre te atormenta.

No quiero que ella sienta eso.

No quiero que piense que tengo preferencia.

—No digas eso Ava, te amo muchísimo tanto a ti como a ellos, los tres son mis hijos—expreso seria y ella me corre la mirada.

Es una niña carajo, no debería estar preguntándose esas cosas.

—¿Entonces por qué no vamos a casa con papi? No me agradan los papis de Kata y Khalid—habla con cierta molestia.

Respiro hondo y cierro los ojos intentando contener las lagrimas.

odio estar en esta situacion, no crei que este dia llegaria y mucuo menos que seria tan dificil.

Ava está creciendo muy de golpe y no solo es una niña inteligente también se está dando cuenta de muchas cosas que no debería.

Siento el ardor en el pecho atormentarme cada segundo.

No he planeado esto, Ava era mi sobrina y joder, nunca creí que me convertiría en su madre, no quise robarle ese lugar a Lara simplemente sucedió. Max estaba solo con una bebé encantadora, yo era una madre primeriza aterrada y dañada, junto a ellos aprendí a ser madre... me equivoqué, lloré, sufrí y aprendí cada jodido día lo que significaba tener hijos y de repente ya no eran dos, eran tres.

Ella me dijo mamá, era demasiado pequeña y no podía explicárselo, Max me dio ese lugar y joder... mucho tiempo he cargado con la culpa de que le había robado el lugar a Lara, sin importar lo mala madre que ella había sido.

Ava creció, los tres crecieron y aunque Max y yo se los explicamos ella igual me escogió como madre.

Y desde allí, he dado cada maldita parte de mi para ser la mejor madre y cumplir con sus expectativas.

Le debo demasiado a Ava y no voy a ser una Lidian en su vida.

Su madre biológica está muerta por mi culpa.

Y sacrificare todo de mi para que ninguno de mis hijos sea como yo, que ninguno viva lo que yo viví y puedan sentirse parte del mundo sin ninguna necesidad emocional.

—Kata y Khalid merecen tener tiempo con sus padres, por eso estamos aquí, nada cambiará la conexión que nosotras tenemos y si a ti te da tranquilidad volver a casa como antes, volveremos—le digo con un nudo en la garganta.

Sus ojos se iluminan y su sonrisa le da alivio a tanto dolor que mi alma carga.

—¿Estaremos todos juntos como antes?—inquiere emocionada.

Observo detenidamente su felicidad y la abrazo.

—Si—respondo—. Pero también tienes que entender que aquí también es nuestra casa y no es malo, imagina lo fascinante que es tener dos casas y una familia taaan grande—expreso exagerada para captar su atención.

Ella traga saliva y asiente.

Me abraza y respiro hondo.

—Prométeme que sin importar lo que suceda, jamás dudarás de lo mucho que te amo—susurro sin soltarla.

—Lo prometo Mamá—responde aliviada.

El abrazo se corta y me pongo de pie intentando mostrarme con energía para que vea las cosas de otra manera.

—Bien, ahora debemos escoger un vestido—digo aplaudiendo.

Ella sonríe y me sigue mientras comenzamos a revisar todas las bolsas de compras que tenemos sobre la cama.

—La tía Kaia me dejó comprar muchos vestidos—me dice con felicidad.

Siento una pequeña sensación recorrer mi cuerpo al escuchar esa palabra, la llama tía... y me alegra mucho que Kaia la haya hecho sentir parte.

Sonrío y trago grueso.

Después de unos cuantos minutos encuentro un vestido negro con flores azules y rojas, con un lazo que se ata en la cintura. Ava lo amo y yo también, sus zapatos son iguales que los de Kata y se ve completamente hermosa.

—Estás muy hermosa—expreso mientras hago sus ondas en su cabello.

Ella se queda quieta y se porta muy bien mientras yo termino de arreglarla.

—Gracias mami—responde educadamente.

Sonrío.

—¡Listo!—le informo.

Ella se pone de pie y se mira en el enorme espejo, sonríe y me alegra mucho verla contenta.

—Me encanta—expresa con emoción.

Guardo las cosas que hemos utilizado y tomo su mano para así salir de la habitación de Kaia, caminamos por el pasillo contentas y finalmente entramos a mi habitación.

Kaia y Kata están bailando eufóricas mientras cantan "Happy de Pharrell Williams" con un peine en la mano haciendo alusión a un micrófono.

Ava y yo nos miramos con complicidad al ver a las dos rubias Petrova en esa escena y sin siquiera percatarse de que estamos aquí.

Ambas soltamos una carcajada y de inmediato el show se termina. Kata y Kaia nos miran confundidas y noto como sus respiraciones están agitadas.

Aplaudo con una sonrisa.

—Las dejo solas un rato y montan un show en mi habitación—expreso aguantando la risa.

Kaia sonríe y acomoda su cabello para luego acercarse a nosotras.

Su atención se desvía a Ava y su siguiente acción es lo que me confirma lo hermosa persona que es.

—Por dios, que hermosa estás Ava—expresa aduladora y Ava sonríe.

—Gracias Kaia, tu también te ves hermosa—responde madura.

La rubia pone los ojos en blanco.

—Te he dicho que me digas Tía—la regaña.

Kata se acerca a Ava y se ponen a hablar entre ellas para luego tomarse de las manos e ir al maquillador.

Necesito verlas así, juntas, inseparables.

Suelto todo el aire acumulado y me tiro en la cama, siento un gran peso en mis hombros. Kaia se para al lado de la cama y me da una mirada de complicidad como si comprendiera exactamente lo que siento, toma mi mano me da el apoyo moral que necesito.

¿Alguna vez han sentido como si estuvieran cargando un elefante en sus hombros y te consume el miedo de no poder resistir pero aún así continúas caminando sin saber de donde sacas la fuerza?

Porque yo si.

Lo siento justo ahora.

La puerta se abre y entran los tres hermosos hombres que me tienen enamorada, llevándose toda nuestra atención. Los tres están impecables y Keegan lleva una caja grande con un moño negro que llama mucho la atención.

Me incorporo sentándome en la cama y sonrío, Kata y Ava se llevan a Khalid a los tirones mientras lo obligan a jugar con ellas. Mi bebé no se niega y no puedo evitar sonreír al verlos.

—Hubo algunos obstáculos en medio pero ya tenemos tu vestido—expresa Keegan sonriente.

—Nada que un Petrov no pueda solucionar—agrega Khlaus.

Me pongo de pie ansiosa por abrir la caja, Kaia los mira con una sonrisa divertida y mientras ellos dejan la caja sobre la cama ambas tenemos una mirada de complicidad.

Abro la caja sin pensarlo y siento una sensación de emoción al tomar con mis manos el vestido rojo que estaba dentro, sin dudas es de diseñador. Me lo apoyo por encima de la ropa y me miro al espejo, es un vestido de mangas largas entallado y con un escote precioso en V con hombros caídos.

Podría decirse que es simple pero sin dudas me encanta.

—¡Me encanta!—expreso.

—No creí que mis hermanos tendrían buen gusto—dice Kaia.

Río.

—Es fácil cuando te imaginas a Adeline en cada vestido—pronuncia Khlaus.

Le doy una mirada asesina.

—Bien, cumplimos la misión, ahora tenemos que irnos—dice Keegan.

Entiendo que hay cosas que tienen que arreglar además no es solo la presentación de los mellizos sino también reunir a todas las mafias y clanes para comprobar su lealtad.

Los Petrov me dan una mirada y luego desaparecen por la puerta.

Me preparo para cambiarme y noto que Kaia llama a los niños para llevárselos, sin dudas es lo más atenta y empatica.

—¿Se van?

—Si, te dejamos cambiar tranquila—responde.

Les doy un beso a cada uno de mis niños y los veo salir por la puerta, suelto todo el aire acumulado e intento que mi mente me deje disfrutar este momento al menos fingiendo demencia de lo que sucede afuera.

Me quito la bata y me coloco el vestido, pareciera hecho a mi medida. Se entalla bien a mi cuerpo marcando mis curvas que llaman bastante la atención, me observo en el espejo y sonrío en silencio.

Extrañaba verme bonita y disfrutarlo.

Me coloco los zapatos y me hecho mi perfume preferido, retoco mi labial y respiro hondo mientras me preparo mentalmente para salir y ser la reina de la mafia roja, hace tanto que no cargo con ese título que incluso siento que ya no resuena conmigo.

Los tacones resuenan por la habitación mientras camino hacia la puerta pero antes de hacerlo me giro a ver la bata que deje en la cama, en su bolsillo sobresaliendo uno de los sobres.

Trago saliva y todo mi sistema se altera en cuestión de segundos.

No quiero.

Pero siento una opresión grandísima en el pecho al saber que tengo esa maldita respuesta frente a mi.

No me resisto y me siento en la cama mientras tomo los dos sobres en mis manos.

¿Debería hacerlo?

Maldito Vladimir, siempre tomando decisiones por los demás.

Si tan solo nunca hubiera tomado los ADN...

Joder.

Dejo el de Khalid a un lado y decido tomar el de Kataleya, siento como mi respiración se agita y todo mi sistema se altera por completo. Me cuesta muchísimo hacerlo, es más que un simple resultado.

Cierro los ojos y respiro profundo.

—Ambos son sus padres y nada cambiará—me digo en voz alta.

El nudo se instala en mi garganta agobiándome.

Finalmente decido abrir el sobre y sacar el papel con el resultado que hay dentro.

Leo cada maldita palabra del principio al final hasta llegar a los porcentajes y siento como el calor aumenta en mi cuerpo.

Siento como mis dedos se endurecen y me quedo congelada sin soltar la hoja con los resultados.

Supongo que una parte de mi, ya sea intuición o instinto de madre lo sabía.

Trago grueso y mis ojos vuelven a repasar aquellas letras.

Khlaus Petrov: 99,9%

Keegan Petrov: 25,8%

Mis ojos se llenan de lagrimas una vez más y las seco de inmediato, maldita sea.

No importa este maldito resultado, Kata tiene dos padres y toda la vida será así.

Intento regularizar mi respiración y tomo el otro sobre que lleva el nombre de Khalid.

Es obvio cuál es el resultado pero por alguna razón necesito abrirlo...

Me apresuro a abrirlo y sacar la hoja con el resultado. Leo rápido salteándome todo y poniendo mi atención en los porcentajes.

Siento una punzada fuerte en el pecho la cual me hace soltar el papel y ponerme de pie de inmediato.

¿Qué carajos?

Siento como el aire se me entrecorta e intento respirar hondo para controlar la ansiedad.

Mi cabeza va a explotar.

¿Es posible?

Sin dudas me llevaré este secreto a la tumba.

Tal y como lo hizo el hijo de puta de Vladimir que me ha obligado a estar en esta situación.

—¡Joder ahora lo entiendo!—expreso alterada en voz alta.

Respiro hondo y coloco una mano en mi frente mientras intento pensar con más claridad.

Por supuesto que Vladimir Petrov se sacrificó sin problemas para que pueda criar an mis hijos, sus nietos. Desde que los conoció se había cansado de despreciarlos y se perfectamente que nunca aceptó el hecho de que ambos son sus padres, su mente antigua no se lo permitía.

Pero claro, ¿qué cosa le daría el gusto de morir feliz a el gran Pakhan?

Si.

Que los mellizos sean biológicamente hijos de cada uno de sus hijos. Así las cuentas son más claras para su estúpida y vieja mente.

Keegan es el padre biológico de Khalid...

Ni siquiera puedo asimilar esto, lo había escuchado hace años pero a penas puedo intentar entender cómo es posible.

Me siento en la punta de la cama y siento como los latidos van a mil, cierro los ojos e intento regularizar mi respiración. No se como carajos voy a salir allí afuera con toda esta información.

¿Y si no es real? ¿Y si incluso muerto quiere joderme?

Maldita sea.

Me pongo de pie de inmediato y tomo todas las pruebas de ADN, camino hacia el baño y busco rápidamente en el botiquín alcohol el cual le rocio a los malditos papeles dentro del lavamanos. Trago grueso y me miro al espejo antes de sacar el fósforo y encenderlo para luego tirarlo allí mismo logrando que la llama crezca de inmediato quemando todo rastro de las pruebas en segundos.

Suelto cierto aire acumulado aunque el nudo sigue en mi garganta.

No soy ninguna moralista, nunca lo he sido y tampoco será el primer secreto que me lleve a la tumba.

Keegan y Khlaus son padres de mis dos hijos por igual y nunca nadie va a cambiar eso.

Salgo del baño y me miro al espejo antes de caminar hacia la puerta con la frente en alto y una respiración profunda mientras salgo por fin de la habitación.

Fingir demencia al menos por un día es algo que todos hemos hecho y es lo que pienso hace esta noche, mi mente solo se ocupará de disfrutar y recordarme que sigo siendo la Reina de la mafia rusa.

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