Interludio 1 - Donde la rebeldía comenzó
Link del capítulo original: https://www.fanfiction.net/s/13492317/4/La-Rebeld%C3%ADa-De-Leni
------------------------------------------------------------------------------------------------
La noche era muy joven, no pasaban de las siete, pero aún así las personas no circulaban mucho por las calles. Aunque no parecía importarle en lo más mínimo que lo vieran o no mientras corría por estas.
—¡E-ellos no me quieren! ¡Ellos no me quieren!
No dejaba de repetir y repetir la misma oración una y otra vez mientras corría y lloraba al mismo tiempo. El dolor que sentía en sus piernas era demasiada pero no era lo suficientemente grande cómo el dolor que sentía en su corazón.
Si alguien lo viera correr, se preguntarían o pensarían que, ¿Qué hace una joven criatura usando un desgastado y horrible disfraz de ardilla mal oliente corriendo por las calles cómo si estuviera huyendo de algo o de alguien?
—¡Ellos nunca me quisieron por lo que soy! —No dejaba de repetir que alguien no lo quería mientras corría. —(Jadeo) (Jadeo) (Jadeo)... —El cansancio poco a poco se hacía presente.
Sus piernas empezaban a temblar y su velocidad disminuyó hasta que se detuvo de repente. Estaba muy cansado, apoyo sus manos en sus rodillas mientras respiraba difícilmente.
—N-no es justo... —Murmuró con pesar. —¿Por que mis padres no me quieren? ¿Tan malo es que yo no sea una chica? —Preguntó al aire.
Lo único que recibió cómo respuesta fue una fuerte corriente de viento helado que impacto fuertemente en su rostro. Fue tan fuerte la brisa que le voló la cabeza de su tonto disfraz revelando la identidad del joven de cabellos blancos.
—Oh no, ¡Ven aquí! —Gritó Lincoln a la parte de su disfraz que rodaba por la calle en dirección a una bajada.
Al ver que la parte no regresaba a él... Se golpeó la cara con una de sus manos y empezó a correr tras esta.
—¡V-ven aquí! —Le volvió a gritar. —T-te necesito... —Susurró con pesar.
¿En que momento se volvió tan patético cómo para seguir una cabeza de un disfraz que él odiaba usar?
Los dolorosos recuerdos le llegaron mientras perseguía dicha cabeza.
Lincoln miraba por la ventana como sus padres y hermanas se divertían viendo una película. Era martes y por lo tanto era noche de películas en familia.
—... Familia —susurró el joven de cabellos blancos a través de la cabeza del disfraz de ardilla.
Lentamente se alejó de esta y dejó que tuvieran su momento familiar. Además lo consideraban de muy mala suerte, ni siquiera sus hermanas más cercanas cómo ser Lana, Luna o Leni habían hecho o dicho algo al respecto y por lo tanto ya no era bienvenido en esa casa.
—¿Será por que no soy una chica? —Se cuestionó el albino. Pero tristemente desecho la idea.
Las horas pasaron y ahora Lincoln descansaba sentado a la sombra del árbol de su casa en el jardín trasero, cuándo de repente la puerta se abrió de golpe.
Se sorprendió al ver a su hermana Leni saliendo por la puerta, su dulce hermana traía en sus manos un tazón con lo que parecían ser palomitas, además de una soda.
Leni se acercaba a él a paso relajado mientras sonreía, Lincoln sonrió con felicidad al ver que alguien no lo había olvidado, además de que no había comido nada en todo el día, estaba muy hambriento y feliz de que por fin probaría algo. Pero su felicidad no duro mucho al ver que su madre salía rápidamente de la casa y detenía a su hermana mayor, jalandola del brazo para meterla de nuevo a la casa.
—¿Qué pasa mamá? —Preguntó Leni antes de que su madre la metiera de nuevo al interior de la casa.
—Leni cariño, tenemos que hablar sobre tu hermano —mencionó Rita con muchos nervios.
El albino alcanzó a escuchar eso que dijo su madre. Su curiosidad fue mucha en ese momento, se acercó sigilosamente y vio a través de la puerta de la cocina que ambas hablaban. Se quitó la cabeza del disfraz y apoyo su oreja sobre la puerta para intentar escuchar lo que decían.
—Pero mamá, Linky debe tener mucho frío allá afuera, cómo que necesita unas mantas, ¿No lo crees? —Mencionó Leni a su madre.
—Leni no, por última vez no puedes acercarte a Lincoln... Su mal puede hacerte daño y no quisiera que le pase algo malo a alguna de mis hijas por culpa de la mala suerte... —Rita sonó algo decaída al decir tal cosa.
Pero para Lincoln fue un golpe muy duro. ¿Alguna de mis hijas? ¿Ellas, sus hijas? ¿Y él? ¿Acaso debía interesar menos solo por ser varón?
—N-no, seguramente escuche mal... —Se negaba a aceptarlo, entonces se concentró para poder escuchar mejor lo que ellas decían.
—¡Leni ya dije que no te acercarás a Lincoln y es definitivo! —El grito de enojo de su madre lo dejó impactado.
—P-pero, ¡No puedo dejarlo solo! —Leni parecía a punto de llorar.
Y no era la única persona con ganas de llorar. El albino luchaba por no romperse allí mismo, después de todo él era un hombre.
—Él no está solo cariño... —Dijo Rita.
—¿Ah no? —Preguntó Leni muy confundida.
Lincoln vio una luz que empezaba a iluminar su trágico destino.
—Claro que no, es más, te prometo que muy pronto Lincoln andará en la casa paseándose en ropa interior como lo sabe hacer —le aseguró su madre a la joven y sonriente rubia.
—¡Yay! Voy a poder ir con él al centro comercial nuevamente —festejo Leni. Incluso Lincoln también deseaba ir al centro comercial, no le importaría cargar las bolsas de las diez hermanas con tal de estar de nuevo con ellas. —Voy a dejarle estas palomitas que le prepare y algo de beber a Linky antes de ir a dormir. —Mencionó Leni.
El albino escuchaba los pasos su hermana acercarse pero...
—¡No Leni! —Gritó su madre.
—¿Qué pasa? —Preguntó Leni muy confundida.
—No es necesario que se las des tú... E-es más, tu ve a dormir, recuerda que mañana tienes escuela —se escuchó decir a Rita.
—Pero, ¿Y esto? —Preguntó Leni seguramente refiriéndose a las palomitas.
—¡Yo se las doy! —Se apresuró a decir su madre.
—Oh... Esta bien —Leni musitó alegremente. —Aquí tienes y ¡Buenas nocheeeees! —Se despidió antes de retirarse para ir a dormir.
Por su parte Lincoln espero a que su madre saliera para darle las palomitas que su hermana le preparó. Espero y espero, incluso cuándo escuchó que su madre guardaba algo en la nevera para luego apagar las luces de la cocina e irse a dormir.
Aun así espero y espero.
—D-descuida Lincoln... E-en cualquier momento... —Susurró Lincoln muy afligido.
Espero y espero, pero su madre nunca salió. Abrazo sus rodillas y hundió su cara entre sus piernas para dormir allí sentado a espaldas de la puerta de la cocina.
A la mañana siguiente.
El sonido de la licuadora en la cocina lo despertó lentamente.
—¡Buenos días mamá! —Se oyó a Leni saludar a su madre.
—Hola Leni, ¿Preparando un smootie tan de mañana? —Preguntó Rita, se escuchaba muy adormilada.
—Claro, es una nueva receta compuesta solo por chocolate —Leni le explicó.
Estuvieron allí hablando alegremente mientras Lincoln las escuchaba atentamente sin una expresión fija en su rostro.
—¿Y le gustaron las palomitas a Linky? —Preguntó Leni de repente.
—Si, le encantaron y dijo que desearía probar más, tal vez después... Jeje —Mintió Rita con mucho nerviosismo. Cualquiera lo hubiera notado.
—Eso es estupendo —cualquiera menos Leni. —¿Crees que quiera ir al cine con nosotros? —Preguntó Leni.
—N-no, no creo... Recuerda qué Lincoln esta indispuesto... Tal vez para la próxima jeje —mencionó Rita.
—Oh, esta bien... —Nuevamente Leni se oía muy desanimada.
Lincoln simplemente se levantó del suelo aun con la cabeza baja, una sombra cubría sus ojos. Ya no pudo aguantar tanto odio que su familia le demostraba desde hace seis meses.
Ya no se interesaban en él, ni siquiera notaron que ya no iba a la escuela. Se había cansado de las burlas de sus compañeros y también de las burlas de Lori solo por que no le gustaba llevarlo a la escuela.
Pero ya no seria su problema, debía hacer algo.
Así que, simplemente decidió esperar a que su familia se fuera al cine y cuándo todos ellos se iban y lo dejaban olvidado de nuevo, empezó a correr. Correr lo más rápido que pudo
No se iba a detener por nada del mundo y tampoco iba a regresar, de todos modos, ya no lo querían en esa casa cómo para andarse preocupando por alguno de sus familiares.
Ahora continuaba corriendo, pero esta vez era por que seguía a la apestosa cabeza del horrible y desgastado disfraz de ardilla.
La cabeza se detuvo al lado de un auto que parecía ser muy lujoso, este estaba siendo vigilado por un par de sujetos con trajes negros, al parecer eran guardaespaldas del dueño del auto, parecían ser peligrosos, ya que estaban armados.
Pero nuestro joven albino no lo sabía y tampoco sabia que no debía acercarse al auto ese.
—¡Te tengo! —Exclamó con una sonrisa triunfal y lágrimas en sus ojos.
Tomó la cabeza del disfraz en sus manos y la levantó. No se dio cuenta de que llamó la atención de personas peligrosas.
—¡Oye mocoso! ¿¡Qué crees que haces cerca del auto de la señorita Miriam!? —Exclamó con enojo uno de los hombres armados.
Lincoln tembló al escuchar esa voz y simplemente se quedó helado, se puso a temblar en su sitio mientras miraba que ambos sujetos se acercaban rápidamente hacía él.
—¡Lárgate! —Gritó otro de los sujetos y al ver que el albino no se movía, se enfureció y lo empujó con sus manos.
El pobre cayó sentado en el suelo y al parecer se lastimó mucho ya que ni pudo levantarse, estaba muy agotado y hambriento por lo que sus fuerzas eran casi nulas.
Lincoln solo se pudo abrazar a si mismo y llorar en silencio mientras esperaba su fin a manos de estos hombres malos.
—¡Bah! Mocosos de la calle —el hombre que lo empujó rodó los ojos con molestia y le hizo señas a su compañero para que ambos volvieran a sus puestos en donde su jefe los había dejado.
—¿Algún problema con los niños de la calle? —Preguntó una mujer castaña, su cabello era muy largo y hermoso. Usaba lentes de sol de color rojos, vestía un abrigo de cuero que le cubría casi todo el cuerpo.
Esta miraba con enojo a los hombres frente a ella, además de que estaba de brazos cruzados esperando una respuesta.
Ambos sujetos estaban pálidos, no se dieron cuenta de que su jefa había vuelto y seguramente no fue bien visto por ella que tocarán a ese niño.
—N-no n-ninguno señorita Miriam... —Titubeo el sujeto que empujó a Lincoln. —... S-solo es que p-pense que quería robar algo de valor del auto... Es todo. —Agachó la cabeza algo apenado. El otro sujeto hizo lo mismo.
La castaña rodó los ojos y con mucha rabia se acercó hasta dónde Lincoln que se encontraba llorando. Ambos sujetos la escoltaron de cerca, además era su deber proteger a su jefa.
—Oye niño, ¿Estas bien? —Preguntó Miriam con suavidad.
Lincoln la volteó a ver y simplemente asintió lentamente con la cabeza asegurandole a la mujer frente a él de que estaba muy bien. Incluso sonrió falsamente.
Pero la mujer solo lo miró con una ceja levantada y una expresión de...
—¿En serio? —Preguntó con seriedad. Era obvio para ella que el pequeño albino no estaba bien, si no, ¿Por que usaría un disfraz tan maloliente y su carita inocente se viera tan terrible?
Lincoln simplemente desvío la mirada y decidió quedarse en silencio, no debía hablar con extraños, sus padres se lo dijeron... Si, los mismos que lo echaron de casa.
Fue un terrible error del chico pensar en sus padres, de la nada empezó a botar muchas lágrimas por sus ojos, cosa que alarmó a la mujer.
—Vamos pequeño, no llores —intentó calmarlo. —¿Acaso uno de estos bárbaros te hizo mucho daño? —Volteó a ver con furia a los dos tipos detrás de ella.
Estos se pusieron pálidos y retrocedieron al ver que ella se les acercaba de forma amenazante.
—¡No, espere! —La llamó Lincoln.
La mujer se dio rápidamente la vuelta y lo volteó a ver con extrañeza.
—N-no me hicieron daño, es solo que... —Lincoln no hallaba como decir lo siguiente.
—¿Qué pasa? —Preguntó Miriam con delicadeza. Nuevamente Lincoln desvío la mirada, pero esta vez cerró los ojos fuertemente y apretó los dientes. Era obvio que no quería hablar... Pero la mujer frente a él, tenía un problema de paciencia. —¡DIME QUÉ TE PASA O JURO QUÉ TE MATO! —El potente grito hizo que Lincoln abriera los ojos como platos.
También hizo que ambos sujetos se abrazaran el uno al otro. Pero él lejos de estar asustado por la mirada y expresión de furia que tenía esa mujer, empezó a molestarse también.
—¡Adelante! ¡Hágalo! ¡Ya no me importa nada! —Le gritó Lincoln en la cara.
La mujer simplemente miró con seriedad la saliva que el chico le salpicó la cara. Incluso escuchó que sus dos guarda espaldas soltaron un suspiro muy asustado al ver que alguien tenía los suficientes pantalones cómo para hablarle a su jefa así. Lastima que él último que lo hizo esta tres metros bajo concreto sólido.
La mujer miró a Lincoln y su expresión se relajó un poco al ver que este se veía tan derrotado y acabado como para desear la muerte.
—Mira niño... —Comenzó Miriam. —... ¿Por que no me cuentas lo que te paso y tal vez así, yo te pueda ayudar? ¿Qué dices? —Su tono de voz era muy tranquilo, pero aún estaba impaciente por escuchar dicha historia.
Lincoln la miró fijamente y luego se percató de que ambos sujetos a sus espaldas le suplicaban con las palmas de sus manos unidas de que por favor hablará y no hiciera enojar a su jefa. O al menos eso entendió el.
—(Suspiro hondo) E-esta bien... Pero es un poco difícil de...
—Sssssshhh, solo déjalo salir —pidió amablemente la mujer colocando uno de sus dedos en los labios del albino.
Lincoln simplemente volvió a suspirar y comenzó a contar todo.
El horror estaba dibujado en la cara de Miriam, la cuál no podía creer lo que acababa de escuchar. De pronto empezó a temblar mientras miraba al pobre ser frente a ella.
Las lágrimas amenazaban salir, tal vez no por la lastima y pesar que sentía en ese momento. Incluso sus dos hombres estaban con lágrimas en los ojos al escuchar como Lincoln fue echado de casa por sus padres solo por que creían que él tenía mala suerte.
—¿T-te a-abandonaron? —Preguntó Miriam a punto de romper en llanto.
Ella deseaba que él albino mintiera, pero al ver que este le asentía con tristeza fue cuándo ya no pudo más.
—¡Señorita Miriam! —Ambos sujetos se alarmaron al ver que su jefa aun estando de rodillas, se sujetaba la cabeza con ambas manos y empezaba a negar con su cabeza en repetidas ocasiones.
—No, no, no, no, no, no, ¡No! —Empezó a repetir la mujer.
Apartó de forma brusca a ambos sujetos cuándo sintió que la intentaban ayudar. Pero su enojo no acabo allí. Se acercó a Lincoln y sin previo aviso.
—¡Quitate esa porquería! ¡Ahora mismo! —Le exigió a Lincoln.
Pero se enfureció al ver que este simplemente temblaba y la miraba con mucho miedo. Eso exasperó a Miriam.
—¡Vamos niño! —Sin importarle nada, empezó a desvestirlo allí mismo.
Él simplemente no tenía la fuerza cómo para hacer algo al respecto. Por lo que se dejó humillar nuevamente por alguien superior. Al finalizar, el pobre chico quedo usando simplemente una camisa naranja, calcetines blancos y ropa interior por lo que no tardó en sentir el violento frío de la noche.
La castaña se acercó a un bote de basura, hizo una bola el traje de ardilla completo y lo arrojó con fuerza en el interior de este.
—¡Y quédate allí, pedazo de porquería! —Para finalizar escupió en el interior del bote y volvió con Lincoln.
Nuevamente se quedó paralizada al ver la imagen frente a ella. Lincoln temblaba como nunca por el frío, pero lo que la castaña veía era otra cosa.
—N-no... —Negó con la cabeza y amenazó con retroceder.
Frente a ella se veía una pequeña niña castaña, tal vez de seis o siete años de edad, vestida con arapos, toda sucia, ella temblaba mucho por el frío que hacía esa noche y al parecer, estaba muy hambrienta, sin padres ni hermanos a quien acudir.
—E-ellos te abandonaron... —Susurró con pesar la castaña para que nadie la oyera.
Pero la pequeña frente suyo la volteó a ver rápidamente como si la hubiera escuchado fuerte y claro.
—Si... D-dijeron q-que salía sobrando en esa casa llena de chicos... —Lloró la pequeña castaña.
Tanto Lincoln como ambos guarda espaldas se quedaron sin habla al ver que la castaña corría hacía el albino y le daba un fuerte abrazo.
Luego lo levantó del suelo y lo cargó cómo si fuera un bebé hasta el auto.
—Y-ya ya... No estas sola pequeña... Y-yo te protegeré... —Le aseguró a Lincoln.
—G-gracias... P-pero soy varón... —La corrigió Lincoln.
Pero esta simplemente soltó una pequeña risa.
—Descuida, ya arreglaremos eso —le comentó Miriam ya de mejor humor mientras uno de sus hombres le abría la puerta del auto para luego cerrarla después de que su jefa entró.
Ambos hombres subieron al auto y al final este se puso en marcha con rumbo desconocido.
Mientras tanto, Lincoln no acababa de procesar lo que la castaña dijo.
—Por cierto, mi nombre es Miriam, Miriam Andreu —se presentó ella sacando a Lincoln de su ensimismamiento.
—Lincoln Loud... —Se presentó sin muchas ganas.
Ella se alegro de saber el nombre del joven a quien rescató. Rápidamente abrió un pequeño refrigerador que estaba por allí y le ofreció algunas botanas a Lincoln para comer.
El albino comió como si fueran a quitarle la comida, estaba tan agradecido pero por algún motivo aun sentía un mal presentimiento.
—"Quizás... No sea nada" —le resto importancia y siguió comiendo.
A la misma hora que Lincoln corría por la cabeza del traje.
Leni salía de la casa usando su traje amarillo anti radiación. Esta ves llevaba más palomitas y unos cuantos chocolates en sus manos, faltaba la soda pero decidió que haría un segundo viaje por ella.
Por ahora solo debía darle de comer unas ricas golosinas a su hermano menor. Además de que se llevaban muy bien, de todos sus hermanos, Lincoln era su hermano favorito. Aunque desde hace días Lori y su madre no dejan que se les acerque por que según ellas, Lincoln tiene algo de mala muerte. Pero aprovecho que ambas estaban en la cocina haciendo algo para venir a verlo.
—Tal vez pueda llevarlo al doctor sin que se den cuenta —Pensó Leni. Miró a través de su traje para lograr divisar a Lincoln. —Linky, soy yo Leni... —Lo llamó y al ver que no aparecía. —Tu hermana mayor... —Aclaró para ver si así venía. Pero nada.
Se quitó la cabeza del traje, al no verlo por ninguna parte se empezó a poner nerviosa. Ahora le importaba muy poco que su hermano le contagiara lo que sea que tuviera.
—¿Linky? —Reviso la casa del perro pero solo encontró a un triste Charles. El cuál al verla le negó con tristeza. —¿Linky? —Lo llamó por todo el jardín, pero nada. —¿Linky? ¡Ven te traje algunas golosinas y chocolates... Y palomitas! ¡La soda la deje adentro, pero iré por ella cuando me asegure de que tengas todo esto! —Levantó un poco las botanas cómo si se las estuviera mostrando a alguien.
Pero nada, Lincoln no aparecía y lo peor de todo. Extraños sentimientos empezaban a invadir poco a poco a la sonriente rubia.
Miedo.
—¿¡Lincoln Loud donde estas!? —Gritó desesperada mientras buscaba por todo el jardín del frente.
Pero no había rastros de su hermano.
Temor.
—¡Vamos, Linky, te aseguro que no estoy enojada por hacerme esperar! Solo, ven... —Dejó las cosas en el suelo para buscar aun mas rápido.
Pero lo malo es que no dejaba de dar vueltas por todo el jardín.
Arrepentimiento.
—Linky por favor ven, te aseguro que no volverás a dormir afuera... ¡Yo dormiré contigo hasta que te recuperes si es necesario, no, no, tu duerme en mi cuarto y yo duermo afuera! Eso compensará lo mal hermana que he sido.
—¿Leni? —La llamó Lori. La mayor salió al escuchar a Leni gritar. —¿¡Que haces aquí afuera!? ¡Entra ahora mismo y no te acerques a Lincoln! —Ordenó.
Enojo.
—¡No entraré hasta que encuentre a mi hermano y lo lleve conmigo al interior de la casa! —Gritó Leni con enojo, dejando muda a la mayor.
Lori no perdió tiempo e ignoró el grito de su hermana menor y se puso a buscar a Lincoln también.
Desobediencia.
—Leni entra a la casa, ahora —volvió a pedir Lori, esta vez con más calma.
—¡No! —Gritó Leni.
Ignoró todos los llamados de Lori y también los de su madre y siguió buscando. Ahora lo hacía por todo el todo el vecindario.
—¡Linky! ¡Linky! ¿Linky? —Llamado tras llamado, su hermano no aparecía por ningún lado.
Debajo de un auto y nada. Detrás de un árbol, tampoco nada. En un bote de basura y aun nada. En la casa de su vecino Quejon y nada.
—Niña fuera de mi casa —ordenó el viejo. El cuál estaba sentado en la sala observando con una ceja levantada a la rubia que entro a su casa sin su permiso cómo si estuviera buscando algo.
—Lo siento, es que mi hermano esta perdido —Leni amenazó con llorar.
Se vecino se quedó mudo ante tal noticia. Pero de repente su rostro se volvió uno molesto.
—¿Ha con que ahora te importa? —Le preguntó. —Yo creí que no lo querían por que no les importó echarlo a la calle sabiendo lo peligroso que es que un niño duerma afuera, ¿O me equivocó? —La miró fijamente y se sintió mal al ver que ella se sujetaba la cabeza como si estuviera sufriendo de un severo ataque.
—¡Nooooo! ¡Debi haber hecho algo! ¡AAAAAAH! —Gritó de repente, asustando a su vecino.
El viejo iba a detenerla pero ella salio corriendo despavorida de su casa.
—Espero estés bien, muchacho... —Susurró el anciano con algo de tristeza e impotencia. No podía culpar a la inocente rubia, si él tampoco hizo nada. Ahora solo quedaba esperar que pase lo que tenga que pasar.
Tristeza.
Al salir de la casa de su vecino se detuvo de repente, bajó la cabeza con tristeza y se dirigió nuevamente a casa. Tal vez Lincoln ya había regresado.
Rabia.
(¡Pam!)
Pateó con fuerza las golosinas que había dejado en el suelo y las cuales eran para su hermano. Ya habían pasado cómo dos horas desde que salió para dárselas y al final tuvieron que avisarle a la policía para que vinieran.
No podía creer que sus padres y hermanas la engañaron. Mucho menos podía creer que haya delatado a sus padres con la policía y lo peor de todo es que atacó a su hermana mayor favorita.
De todas maneras ya no confiaba en ninguna de ellas, por lo que el favoritismo no importaba.
Se quedó de pie viendo la Luna llena, era una vista hermosa. Lastima que las lágrimas que salían de sus ojos y la tristeza que sentía, no la dejaban estar tranquila en ese momento.
—Linky... Perdóname por ser tan lenta... —Habló al cielo deseando que su hermanito la pudiera escuchar.
Leni abrió los ojos de repente al tiempo en que se sentaba en la cama donde estaba, jadeaba como si estuviera cansada. Cuándo su respiración se reguló, miró hacia todas partes, de pronto sintió un horrible sabor en su boca y una terrible resaca.
Pero su mente estaba más concentrada en lo que acababa de soñar.
—Creo que... Soñé algo importante... —Se dijo a si misma pero por desgracia había olvidado el sueño que acababa de tener.
Se entristeció mucho, pero eso le duro poco al ver que estaba en la habitación de Lori. Con una expresión de enojo y malestar, se levantó de la cama y salió por la puerta rápidamente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top