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La oscuridad era terrible y ella le temía demasiado. Era una chica muy temerosa y un tanto frágil, era el mayor problema en ser siempre tan buena como todos y tan inocente.

¿Por que el señor sol se fue? ¿Acaso se enojo conmigo? ¿Se habrá aburrido de estarme viendo llorar? ¿Por que no miró nada? ¿Por que tengo que ser tan débil y sensible?

¿Acaso mi familia algún día se aburrirá de mi y de mi poca inteligencia?

No, ellos no lo harían... Yo jamás abandonaría a ninguno de ellos a su suerte... ¿O si?

De pronto la luz volvió y la joven rubia de catorce años quedó momentáneamente ciega por el repentino cambio en la claridad.

—¿Leni, estas bien? —Preguntó un pequeño Lincoln de nueve años. El chico iba pasando cerca de la habitación de su hermana mayor y la escucho sollozar.

—No es nada Linky... —Dijo con tristeza. Grave error, con solo ver que no sonreía, era obvio que algo le pasaba y Lincoln notó eso de inmediato.

—Bueno, si no quieres decirme esta bien, pero lo que sea puedes venir a mi habitación y yo te escucharé, ¿Entendido? —Le aseguró el joven albino para después salir de la habitación con rumbo a la suya.

La misma Leni no sabia que le pasa, recordaba que lloraba por algo pero de pronto, todo estaba oscuro. Era muy extraño.

Ya recuperada su visión pudo ver más claramente. Se sentó en su cama y se puso a meditarlo un poco. Pero la verdad no recordaba nada.

—Tal vez Linky sepa... —Decidió aceptar el ofrecimiento de su hermano menor y de inmediato se fue a verlo. —Ummm... Qué extraño. —Se percató de que todo el pasillo estaba a oscuras, era cómo una de esas escenas de una película de terror, de esas que dan miedo.

(¡Toc!) (¡Toc!) (¡Toc!)

Tocó la puerta y no recibió respuesta. Pero no le importo que estuviera cerrada, de todas maneras la privacidad era inexistente en esa casa.

—Linky soy yo, tu hermana Leni... Voy a entrar —avisó con una gran sonrisa.

Abrió la puerta y el terror puro se apoderó de su ser. El cuarto de su hermano estaba todo destruido, se veía muy viejo, las cosas parecían hacer sido mordidas y rasgadas por las garras de un animal salvaje.

Y justamente eso era lo que había en el centro de la habitación, lo que parecía ser una especie de ardilla gigante le daba la espalda a Leni. La rubia tembló un poco, el animal ese parecía estar comiendo algo.

Se asustó mucho y lentamente retrocedió un par de pasos hacia atrás, pero para su mala suerte, el piso rechino.

Rápidamente la fiera bestia se dio la vuelta y miró con enojo a la chica que tenía frente suyo.

—Leni... —El animal susurro el nombre de la chica.

—¿L-Linky? —Ella reconoció la voz de su hermano menor perdido... Si, ahora lo recordaba todo. Su hermano estaba perdido.

Pero fue muy tarde, lo último que vio fue a esa gran bestia lanzarse hacía ella.

Leni abrió los ojos de golpe. Se sentó en la cama que aun tenía el plástico envolvente, su respiración era muy rápida. Ese sueño que tuvo fue uno de los más horribles que jamás tuvo.

Pero lo que más le dolía era que su hermano menor muy probablemente se haya convertido en un animal feroz... Y todo por su culpa.

—¡Linkyyyy! —No aguantó más y se echó a llorar otra vez. Extrañaba a su hermano, lo único que quería era tener a su hermano de nuevo con ella para así poder abrazarlo con todas sus fuerzas.

—¡Leni! ¡Leni, abre por favor! —La voz desesperada de Lori se escuchó del otro lado de la puerta.

Habían pasado un par de horas desde que la mayor atropelló sin querer a su hermana menor.

—¡Lárgate! ¡No quiero ver a nadieeee! —Gritó Leni entre llantos.

No tenía ganas de ver a nadie y mucho menos de hablar con alguien. De pronto los recuerdos la invadieron de inmediato, el intento de abuso del cuál casi fue víctima, el segundo intento de abuso del cuál también casi fue víctima, la forma en que apuñaló a aquel pobre hombre, luego la gran cortada que le dio al estómago del mismo y por último el cuchillo clavado en el ojo del mismo hombre para terminar matándolo de una vez por todas.

Leni no lo soportó más y se puso a llorar de forma más desconsolada. Eso hizo que los golpes en la puerta aumentarán de intensidad, seguido de los gritos suplicantes de su hermana Lori, luego se le unieron más voces, eran de sus padres, también escuchó que Luna y Luan la llamaban.

Pero ella ignoró todo.

Las horas pasaron y la noche se fue haciendo antigua mientras la madrugada cambiaba de lugar con ella. No supo que horas eran, seguramente las tres de la mañana o las cuatro, pero no le importaba. Ella seguía en la misma posición.

Acostada boca arriba con los ojos hinchados y rojos, posados en el techo, dejaba que el tiempo pasará. Ni sus padres, ni sus hermanas, ni nadie pudo sacarla de su aislamiento.

Aunque algo estaba a punto de hacerla salir. Su instinto la hizo buscar una forma de olvidar lo que hizo hace horas.

Así que de forma silenciosa salió de la habitación de Lincoln. Miro a todas partes para asegurarse de que no hubiera nadie cerca y al percatarse de que estaba sola, emprendió camino hasta su objetivo.

Miraba con desconcierto y mucha duda la botella de licor que sacó del armario de vinos de su padre. No era tan tonta como para no saber que era una bebida alcohólica, pero al parecer si lo era lo suficiente como para querer olvidar sus problemas con alcohol.

—¡Puaf! —El primer sorbo le supo horrible.

Algo le decía que dejará la botella nuevamente en su lugar, pero otra cosa le decía que siguiera, que pronto olvidaría sus problemas.

Decidió hacerle caso al lado malo y empezar a beber, el alcohol le quemaba la garganta pero poco a poco la sensación se empezó a sentir bien, era muy adictivo beber.

Pero también era un riesgo muy grande.

Corría por su vida, si se detenía tan siquiera un poco esa cosa la atraparía y le haría mucho daño.

—¡No! (Jadeo) ¡Linky por favor detente! –Gritó con cansancio.

El animal que se supone que debería ser su hermano simplemente rugió y continuó persiguiéndola por las desiertas calles de Royal Woods.

¿Cuánto llevaba corriendo? Tal vez un par de horas desde que Lincoln se transformó frente a sus ojos en una especie de hombre lobo y amenazó con matarla.

—¡AAAAAAH! —Dio un mal paso y cayó de cara al suelo.

Era su fin sin duda alguna, lentamente se dio la vuelta y lo ultimo que vio fue a su bestial hermano lanzarse hacía ella.

Era agitada de forma brusca por su madre. Rita salió de su habitación para tomar un vaso de agua y también para ir a ver como estaba su segunda hija mayor. Pero su sorpresa fue enorme al verla acostada en el suelo y con nada más y nada menos, que una botella de licor vacía en sus manos.

—Leni cariño, ¿P-por que lo hiciste? —Lloró la mujer.

Leni abrió los ojos y se encontró con la desagradable vista de su madre. Era obvio que estaba en estado de ebriedad, por lo que lo que hiciera de ahora en adelante, era culpa del alcohol.

—¿Por que lo hiciste cariño? —Volvió a preguntar su madre entre lágrimas.

La chica Loud la miró con desprecio. Pero de pronto las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, aunque aún mantenía el semblante serio.

—P-por que soy una pésima hermana y-y una asesina... —Dijo Leni en un hilo de voz. Aunque su seriedad nunca desapareció.

—N-no no, no lo eres —intentó consolarla pero solo se ganó una mirada de odio aun mayor por parte de su hija.

—Lo soy... —Dijo con frialdad. —... Y tu, eres la peor madre de todas. —Finalizó la rubia.

Rita no lo espero, pero las palabras dichas por su hija más gentil y bondadosa la dejaron paralizada y con el corazón roto en mil pedazos por lo que nunca pudo esquivar el golpe.

(¡Crash!)

El ruido de la botella siendo quebrada con mucha fuerza en la cabeza de Rita, fue escuchada por todos los miembros de la casa.

Leni simplemente abrazó sus rodillas y hundió su cara en estas para poder llorar en paz al lado del cuerpo inconsciente de su madre.

Poco a poco se escuchaban los pasos de sus hermanas y padre acercarse.