El pastel que no pude compartir

Solo quiero decir:

Este fanfic es para San Valentín dándole un juro a lo que realmente... inesperado quizá, espero lo disfruten, yo disfrute de hacerlo, aunque esta obra no existiría de no ser por la idea de una rebanada en una esquina. No quiero arruinarles la historia pero solo diré que lean lento y con atención pues hay saltos de tiempo y de escenas, primero conoceremos la historia de Soukoku y después veremos la historia del Shin soukoku en algunas ocasiones las escenas se juntaran o darán respuesta a las otras, espero que logren entenderlo por que en serio me la pase escribiéndolo durante dos días y no sé, lo ame de principio a fin. Disfrútenlo... 

Capítulo Único. 

― Fue hace más o menos tres meses que lo conocí, solo necesitaba un poco de azúcar y el... simplemente se vino contra mi

― ¿Cómo que contra de ti?

― Como un insulso demente...

Meses atrás, en Abril, Nakahara Chuuya entraba a su último año de universidad, muchos habían detestado y por la falta de espacio le dieron un nuevo compañero, su nombre era Osamu Dazai quien lo miro y al tiempo ambos supieron que se odiaban.

Chuuya despertaba como cada mañana temprano, iba a trotar al campus y siempre a su regreso se topaba con un chico de nuevo ingreso, Akutagawa que siempre estaba expectante a la habitación – sabes, si tanto quieres hablar con él, solo hazlo – dijo Chuuya frente al chico

― Lo he intentado, pero me evade

― Entonces, métete en tus asuntos – se quejó.

Nakahara odiaba correr cada mañana a ese chico de su puerta, pero era con motivos, Dazai siempre daba consejos al muchacho pero cuando más lo necesitaba le dejaba solo, en poco tiempo supo que ambos fueron vecinos desde pequeños y que ahora el chico de negro le seguía a la universidad

― Aunque la escuela media donde fue esta justo al lado – dijo Dazai mirando a la ventana – hay cosas que no deberían cambiar ¿no crees Chuuya?

― Si estabas despierto solo deberías atenderlo

― No, porque seguirá huyendo de él

Fue la primera vez que lo vieron, Akutagawa siempre se alejaba rápido de su departamento o de la puerta, pues el hijo del director siempre le perseguía en cuanto lo veía

Entre altas y bajas entre ambos el año termino, se odiaban aunque su relación era buena, sabían lo que el otro necesitaba y sabían cómo se alimentaba el otro, conocían sus horarios y gustos y aun así las palabras no salían de uno al otro, podían sincronizarse, incluso saber con anticipo lo que iban a hacer, simplemente tenían una gran conexión

No se vieron desde la navidad en Diciembre, al llegar enero estaban ocupados, parecía que Dazai se la pasaba ocupado por alguna extraña razón pero al comenzar Febrero, todo se calmó, Febrero llego a la mitad, Chuuya secretamente amaba hacer repostería, aunque estudiaba literatura, lo que más deseaba cuando llegaban las fechas de vacaciones, era ir con su amada Ane-san y preparar juntos un pastel, admitió ver al castaño llegar cansado, no había nada mejor que sus pasteles para alegrar

― ¿con quién te peleaste? – pregunto Chuuya

― Akutagawa

― ¿Qué hizo ahora?

― Querrás decir... "¿Qué no hizo?"

― ¿ah?

― Nada

Había una regla en el departamento, todo con nombre "Chuuya" Dazai no lo debía de tocar y todo con nombre "Dazai" Chuuya no debía tocar. – Azúcar... - se había acabado, y por la ventana, la nieve se había acumulado... - tchs – torció la lengua y miro hacia el castaño quien reposaba en la sala de estar

― ¿Qué? – pregunto Dazai al sentir la mirada de furia de Chuuya

― Azúcar

― ¿Qué?

― ¿puedes... pu-puedes pre-prestarme a-azúcar? – pidió

Dazai lo volteo a ver, brazos bajos, sonrojado, sin verle, ¿desde cuándo Nakahara Chuuya hacia esa expresión? El chico orgulloso y de gran carácter, estaba... avergonzado. Dazai cubrió su boca para evitar reírse, Chuuya se sonrojo más - ¡no te rías! – Dijo molesto mientras tomaba su abrigo – iré por una bolsa – el castaño no evito sentirse desesperado, jamás había sentido tanta... necesidad.

― Espera Chuuya – le detuvo tomando su saco – te prestaré azúcar... solo... ¿podrías volver a hacer ese rostro?

― ¿ah?

...

― Entonces... ¿desde entonces se enamoraron? – pregunto el azabache

― No se pudo evitar – sonrió Chuuya

Dazai llegaba a la mesa felizmente, se sentó a su lado y coloco su brazo en su hombro - ¿de qué tanto hablan? – pregunto el castaño

― De cómo te fuiste encima mío para enamorarme

― Bueno, la clave – sonrió Dazai – es algo de dulzura

El azabache se sonrojo, incluso en aquel bar, todo era amor entre aquellos dos...

― Ahora que lo pienso – reacciono Chuuya - ¿Qué paso con ese chico que te seguía?

― ¿el chico que me seguía? – pregunto Akutagawa

― si, el año pasado desde Abril hasta Febrero de ese año lo vi

― ¿Cuándo empezamos a salir? – pregunto Dazai

― Si, si, - miro a Akutagawa - ¿Qué paso con el chico?

― No lo sé

― ¿ah? – preguntaron ambos

― Tengo... un año sin saber de él

― Oh, lo siento – dijo Chuuya

― No, en realidad... Era una molestia

...

Un poco más de un año y medio atrás, Akutagawa Ryunosuke, el pleno Abril conoció a quien sería la persona que más odiaría. Por seguir sus estándares Akutagawa entro a la misma universidad que su modelo a seguir, Osamu Dazai; el primer día tenía que ajustar su departamento y estar preparado para lo que a Dazai se le ofreciera, aquel primer día su desgracia comenzó el día en que transportaba unas cajas a su departamento y choco con un chico albino, era pequeño, joven y torpe – l-lo lamento tanto – dijo el albino mientras recogía los libros del azabache pero su vista se concentró en algunos – woooooow – dijo mirando los libros – es Julio Verne, Stephen King, William Shakespeare, Virginia Woolf, Agatha Christie, Franz Kafka, Víctor Hugo, Mark Twain ... - Akutagawa se sorprendió de que el chico pudiese decir a cada uno de los autores de esa caja aunque faltaba uno, el albino tomo con cuidado uno de los libros, el autor que faltaba – e-e-e-es Ro-¡Robert Louis Stevenson! – Exclamo con gran asombro – y-y-yo lo admiro tanto – dijo el albino y miro al azabache – aun no puedo creer que leas sobre ellos, eres increíble aam...

― A-Akutagawa – dijo al nervioso, el chico de gran sonrisa le había impactado

― Akutagawa-sempai

― ¿sempai?

― ¿eh? ¿no vas en la universidad?

― Bueno si pero ¿tú?

― Oh, estoy en mi primer año en la escuela media de al lado – dijo sonriente el chico – soy Nakajima Atsushi y tengo 15 años

Y desde día fue cuando Atsushi no paro de seguir a Akutagawa, esperando al mayor desde los arbustos y atrapándolo cada que el mayor se despistaba, no importa cuando el azabache buscase de ayuda, incluso Dazai le daba la espalda en casi todas las ocasiones, fue todo Abril, Mayo y Junio detrás de él, día tras día, sin un descanso, y lo peor, llego en Julio, las vacaciones del albino habían comenzado y con ello, la tortura del azabache. ¿Cómo detenerlo? Era nieto del director, así que Atsushi se la pasaba en la universidad en sus vacaciones, cuando no perseguía a Akutagawa, estaba en la enorme biblioteca de la universidad, inclusive un día el azabache se lo topo allí pero el albino no reacciono, estaba exhorto a su lectura, fue la primera vez que el azabache se acercó.

Akutagawa descubrió en su tiempo juntos que el chico aspiraba a ser un gran escritor, amaba mucho a los poetas, a los cuenta cuentos, y sobre todo a los autores que llevaban hermosas palabras a la vida con preciosas pastas que podían oler, si el olor a libro, Atsushi tenía una extraña y tierna forma de hablar, una que atrapaba día a día al azabache.

― ¿entonces amas el pastel de chocolate?

― Lo adoro – sonrió el albino – un día, te daré un pastel de chocolate de la pastelería Golden demon, la señorita Kuoyou-san es muy dura... pero – Atsushi sonrió amplio – es muy amable también – sí, esa era la sonrisa que le gustaba al azabache

Agosto termino, las vacaciones de Atsushi también y volvió a verlo únicamente en las mañanas de sus persecuciones, aunque el azabache admitía a si mismo estar enamorado, no podía aceptarlo a nadie más, 15 años y 18 años no eran compatibles por ningún policía, ni mucho menos el director de la escuela, no podía aceptar, ni ser sincero, no podía hablar. Decidió callar ¿Qué estaría mal? Solo tenía que esperar tres años más, no lo veían mal y para cuando el chico albino tuviera veinte, él podía hacer un movimiento, solo debía esperar... Atsushi solo tenía que esperar.

No hubo palabras, ni frases, ni hubo como llegar a un acuerdo, el azabache siguió huyendo, fue hasta que llego diciembre que una esperanza llego, una verdad o quizá... el comienzo de un castigo

― ¿eres Atsushi-kun? – pregunto un castaño

― ¿eh? – el albino volteo a verle – sí, ¿usted es?

― Osamu, Osamu Dazai... - sonrió amplio - ¿te gustaría comer conmigo hoy? Hay cosas que debemos hablar

Después de aquella reunión, Atsushi había cambiado de algunos pensamientos, aquel día salió con total decisión de la escuela, la noche anterior había pasado la noche en vela, ¿Qué puedo decir? Había sido toda se semana donde el albino no toco la almohada, aquella navidad, lograría algo en grande, para el atardecer, comenzó a nevar, se sentó en la entrada del edificio, esperando por el azabache, aun llegando la madrugada, Atsushi seguía esperando, con lágrimas entre sus ojos dejo un paquete en el buzón del azabache y sin esperanzas salió. Las vacaciones llegarían

― Hace mucho que no veo a ese chico perseguirte – se quejó Chuuya mientras Akutagawa esperaba

― Hoy tampoco saldrá ¿verdad?

― Sabes, es cansado correrte cada mañana, y es aburrido desde que ese chico no te persigue – dijo abriendo su departamento – deberías tomar su ejemplo y dejar de perseguir a este inútil también

Sorprendentemente, el azabache obedeció al pelinaranja, se aceleró, buscaba al albino, pero no podía encontrarle y mucho menos ir a la escuela ¿preguntarle al director? Ni loco. Enero, Febrero... mediados de Febrero había llegado una vez más... Chuuya miro a Dazai llegar ese día en particular cansado ¿Qué pasaba con ese día? 14 de Febrero, parecía ser más un día de peleas... Aquella noche, antes de que Dazai llegará, Chuuya le entrego al azabache un paquete

― ¿Por qué me da esto? – pregunto el azabache

― Es lo mismo que en navidad, ese chico estuvo esperando

― ¿se quedó de nuevo? – pregunto

― No, le dije que se fuera, su rostro no se veía bien

― Entonces...

― Mira, solo dejo esto, no sé qué tengas con ese chico, no quiero involucrarme pero lo que haces es cruel.

En su departamento, el azabache miro el paquete, aún conservaba el anterior que el pelinaranja le había dado, pero ¿Por qué Atsushi ahora se escondía? – Si ibas a dejar un pastel en navidad pudiste haber esperado... - se quejó el azabache mientras tallaba su cabeza - ¿Por qué tuve que ir con mi hermana esa noche? – suspiro.

El azabache tomo el paquete, lo abrió y su gran sorpresa fue ver un libro, si así es, un libro, no era la gran cosa, era una pasta color azul cielo, ¿editorial? ¿Autor? Nada, lo comenzó a leer sin percatarse de nada, le sonaba parecido, le recordaba algo, pero en su mente no había nada, termino, no había llegado a la mitad pero era tarde y su vista estaba cansada, dejo el libro en la mesa de centro y el cristal revelo un secreto. Una esquina de un papel salía de las últimas páginas, el azabache, una vez más se acercó para descubrir un contenido en él, exámenes de sangre y algunas fotos de rayos x sobre torax y pulmones, Akutagawa no entendió, hasta que a su mente llego la carta que el albino dejo junto al pastel en navidad, era simple y crudo "debo decirte algo importe". Akutagawa rápidamente miro la contraportada del libro, los agradecimientos hasta el final ¿Qué podía significar algo tan estúpido como eso? Comenzó a leer.

...

Era un 14 de Febrero, Dazai y Chuuya pasaban su día horneando juntos, Chuuya jamás revelaría sus secretos pero el paladar de Dazai disfrutaba de ellos – Chuuya

― ¿si?

― Este año... ¿podrías hacer unas galletas también?

― ¿galletas? – sonrió Chuuya – claro

― Pero no para mi

― ¿eh? – se molestó – ¿a quién quieres darle galletas en san Valentín?

― Al director

― ¡¿JA?!

Chuuya había acompañado a Dazai aquella tarde, llegar al panteón en Yokohama le sorprendió, más grande para él fue ver al director Shibusawa arrodillaba frente a una lápida que había sido limpiada y decorada con flores, Dazai se había acercado sin problemas – director Shibusawa

― Dazai-kun – respondió el albino mientras tallaba sus ojos – que bueno verte por aquí

― Es lo menos que podía hacer... Atsushi-kun era un gran chico, lucho por muchos años

― Por lo menos... - Shibusawa sonrió – se fue feliz, su último año – dijo entre risas – no sé por qué... pero su último año se la pasaba corriendo y sonriendo... creo... creo que él lo presentía

― Estoy seguro que fue muy feliz incluso en sus últimos días

― Debo retirarme pero gracias por venir... Dazai-kun, gracias por haberte acercado esos últimos meses...

― Fue un placer...

Shibusawa se retiró y Chuuya lo miro sorprendido, se acercó al castaño quien dejaba las galletas a un lado y rendía respeto, en cuanto abrió sus ojos esté le miro – el chico que está aquí... Era Nakajima Atsushi, un chico que no pudo dejar de correr por amor

― ¿a qué te refieres? – pregunto Chuuya quedándose a su lado

― Este chico... era quien perseguía a Akutagawa

― ¿Qué? ¿en serio? – pregunto y Chuuya reacciono – hoy es su....

― Si, su aniversario...

― Pe-pero yo... - trago saliva – yo lo vi... ese día... hace un año

― ¿eh? – Dazai volteo a verlo - ¿seguro? Pero... estuvo hospitalizado desde navidad hasta el 14... e-ese día... lo desconectaron

― ¿de-desconectarlo?

― Estuvo... en coma... Atsushi-kun perdió contra la neumonía

...

Era el 14 de Febrero, Akutagawa regresaba a su departamento, el lugar era algo frío y suspiro cansado, dejo su abrigo a un lado en el mueble, en la cocina dejo una caja, que al abrir dejo ver un precioso pastel de chocolate, sin reparo o remordimientos corto el pastel en varias rebanadas, coloco dos en dos platos diferentes, y se adentró a su habitación, sus tan amados libros, todos se encontraban en una esquina, aquella fría y sin vida esquina, donde dejo una de las rebanadas – Feliz San Valentín – dijo el azabache

Akutagawa paso el día mirando películas, comiendo el pastel, para la noche, su pesar era mayor, y sus remordimientos eran grandes, comenzó a llorar, lloro hasta no poder más, y al caer dormido, aquel albino pudo aparecer, dejando el libro que leía de lado y acercándose a la cama del azabache, sonrió ligeramente – no debes llorar... Estoy feliz – decía mirándole – ahora puedo leer mucho y verte a diario... no llores más por mi... - pidió mientras tocaba la mejilla del azabache, algo del cual el albino no podía sentir - Feliz San Valentín... 

...

Feliz San Valentín

Quisiera dar crédito de esto a quien me dio la idea de la rebana de pastel, Gracias.  -Arizu

Gracias por leer...

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