Inicio de la gran mierda.

¿Cómo se supone que debo reaccionar a esta grandiosa mierda?

Dios mío.

Quién me mandaba hundirme.

Quién me mandaba a cometer estupideces estando borracha perdida.

Dos rayitas de mierda.

Dos putas rayitas cambiando mi entera, puta y ahora jodidísima vida.

—¿Cariño? —mierda, mi madre.

—Ya voy mamá —intento que mi voz suene normal pero sale temblorosa.

—¿Estás bien?, llevas una hora entera encerrada en este baño —murmura demasiado cerca de la puerta, yo solo puedo volver a asegurarme de que la puerta tiene el pestillo puesto —, ¿puedes salir?, estoy preocupada.

—No mamá, no estoy bien —murmuro con amargura para mí misma —, ¡ya salgo! —el terror y la ansiedad en mi voz son demasiado evidentes.

Me levanto de la tapa del váter y me miro en el espejo.

Tengo los ojos hinchados y rojos del llanto, el pelo un desastre de tantas veces que me he pasado la mano y mis labios vuelven a estar temblorosos.

Mierda.

Gran puta mierda.

Empiezo a llorar con fuerza otra vez, sin poder controlarme, y mamá empieza a tocar en la puerta con insistencia, claramente alarmada.

—Raegan, comprendo completamente que necesites un momento para ti misma pero si no abres la puerta en este mismo momento... —la interrumpo abriendo la puerta de golpe.

—Mamá... —no soy capaz de devolverle la mirada.

—Cariño —susurra asustada —, ¿Qué te pasa? —intenta limpiar mis lágrimas pero me alejo.

La miró fijamente a los ojos y después de unos segundos cierro los míos con fuerza antes de decir las palabras que me terminan de convencer de la realidad de mierda en la que nado.

—Estoy embarazada.