Capítulo 19 : Revelación


Cabalgaba a toda velocidad hacia el lugar donde me habían informado que se encontraba mi escuadrón. Mientras avanzaba, repasaba en mi mente los últimos eventos, maravillándome continuamente de la astucia y la inteligencia del comandante. ¿De dónde provenían sus sospechas sobre los reclutas de la 104? ¿Acaso tenía la teoría de que había más infiltrados entre nosotros? Tal vez, y solo tal vez, aquellos que destruyeron la Muralla Maria años atrás eran similares a Annie y se ocultaban entre nuestras filas. Un escalofrío recorrió mi espalda ante esa posibilidad.

De repente, algo me arrancó bruscamente de mis pensamientos. Aunque aún no alcanzaba a ver el lugr, divisé en el horizonte un grupo de caballos acercándose rápidamente. Detuve mi montura en seco y noté que era Gelgar acompañado de varios soldados más.

—¿Gelgar? ¿Qué está sucediendo? —pregunté con alarma al ver el peligro que acechaba a los demás reclutas al verlos sin su EMT.

— ¡Titanes, han atravesado la Muralla Rose! — gritó con desesperación . — Nos vimos obligados a separarnos, pero Mike fue solo a detenerlos.

— ¡¿Qué?! — exclamé horrorizada. La mera idea de que estuviera en peligro aceleró mi corazón . — ¡No te preocupes! ¡Voy en su ayuda! — afirmé con determinación, espoleando a mi caballo.

Escuché a mi compañero gritar que tuviera cuidado.

Me dirigí lo más rápido posible hacia donde se encontraba Mike, consciente de que cada minuto en esta horrible realidad era crucial para la supervivencia. Sabía que él era una persona excepcionalmente fuerte, solo superado por Levi, pero enfrentarse solo a una horda de titanes era una misión casi suicida.

De repente, aún cabalgando con firmeza, divisé a lo lejos algo parecido a una casa  y apreté mis puños en un gesto de ansiedad. Rogaba con todas mis fuerzas que aún no fuera demasiado tarde.

Al llegar instruí rápidamente a mi caballo para que se alejara de aquel peligroso lugar y me aferré sin pensarlo dos veces a las instalaciones de aquella antigua guarida. Comencé a moverme por los tejados con sigilo, notando que habían varios titanes, al menos diez o más que permanecían totalmente inmóviles. Solo sus ojos se fijaban en mí, hambreados. ¿Por qué estaban tan quietos?

Al aproximarme un poco más a la entrada, me topé con una escena desgarradora que preferiría no haber presenciado nunca. Un titán gigante, con la apariencia de un mono cubierto de pelaje y unos ojos aterradores, estaba inclinado frente a Mike. Cuando examiné más de cerca, mi corazón se detuvo. El rubio yacía en el suelo, con ambas piernas rotas, completamente inmóvil debido a la presencia de ese titán excéntrico.

—¡MIKE! —grité con todas mis fuerzas. El rubio giró la cabeza y me vio. Su expresión no denotaba felicidad alguna al verme allí.

—¡NO VENGAS! ¡Vete de aquí ahora! —me gritó con voz desgarradora, sus ojos reflejaban un temor que nunca antes le había visto.

¿Qué estaba sucediendo?

—¿Oh, refuerzos?

Quedé helada. No estaba segura de si estaba volviéndome loca, pero juraría que ese titán había hablado.

No, no podía ser.

—¡Este titán es peligroso! ¡Vete! —me ordenó. Aunque su voz sonó autoritaria, sabía que en el fondo, lo hacía para protegerme y que daría cualquier cosa para que llegaran más refuerzos.

—¡Ves que sí puedes hablar! ¿Por qué no me incluyes en tu charla? Es aburrido así —contestó el titán que parecía un mono.

La expresión en el rostro de Mike confirmaba sin lugar a dudas que ese titán era algo completamente distinto a los que habíamos enfrentado hasta ahora. Su altura descomunal y su sola presencia me provocaban escalofríos. ¿Sería otro titán como Annie?

Sin embargo, eso no me importó. No dejaría solo a mi superior, incluso si eso significaba arriesgar mi vida.

De repente, la criatura se movió, poniéndose de pie. En ese instante, noté que sostenía en su mano el equipo de maniobras tridimensionales de Mike.

Se lo había arrebatado.

Luego se dio la media vuelta y comenzó a marcharse, como si nada.

¿Por qué robaría algo así?

—Mientras continúes peleando... ¡aún no habrás perdido! —exclamó mi superior, levantando un estruendoso grito de guerra.

Quedé paralizada ante esa explosión de determinación. Inmediatamente supe que Mike había cometido un terrible error al provocar al titán excéntrico, ya que al escucharlo este detuvo sus pasos.

— Oh, ya pueden moverse.— terminó diciendo el mono.

En cuestión de segundos, los titanes más pequeños se lanzaron contra el rubio, y por otro lado otros comenzaron a golpearse contra las paredes de la estructura en la que yo estaba de pie, para provocar mi pérdida equilibrio y posterior caída.

— ¡NO! ¡MIKE! — lancé un grito ensordecedor mientras intentaba acudir en su ayuda sin éxito. El temblor bajo mis pies hacía todo más difícil.

Los titanes finalmente lograron su cometido y desequilibraron la estructura de piedra, y todo a mis pies comenzó a desmoronarse rápidamente .

Sentía que todo ocurría en cámara lenta y me quedé impotente al presenciar cómo esos titanes más pequeños devoraban a la persona que siempre estuvo ahí para mí, que había sido casi como un padre para mí. Aquel que confió en mí desde que era un recluta, el que siempre me dio consejos y disciplina.

Ahora esa misma persona estaba siendo despedazado ante mis ojos.

Cuando finalmente caí al vacío, no luché. Mis lágrimas no dejaban de escabullirse y desvanecerse en el viento, quien seguía su curso tranquilo y sereno, contrarrestando todo el caos y tristeza que sentía en en mi corazón.

Viento, ¿podrías llevarle un mensaje al capitán?  Por favor dile que lo siento.

Iba en picada hacia la horda de titanes que me esperaba abajo, listos para devorarme.

— ¡Sobre...vive ! — le escuché decir en su último aliento Mike Zacharius.— ¡AÚN NO HAZ PERDIDO!

En ese momento experimenté una intensa oleada de emociones, desencadenada por el último deseo de mi superior. En ese pequeño instante  mi impotencia e ira acumulada se combinaron, desencadenando el poder de la "sustancia titán" que según mi padre, tenía.

Mi cuerpo comenzó a temblar y a emitir una luz brillante, como si estuviera envuelta en una energía intensa. A medida que la transformación avanzaba, la luz se volvía más intensa y mi contorno humano comenzó a distorsionarse.

Luego, columnas de energía deslumbrante envolvieron mi figura, haciendo que sea difícil distinguir ya mi forma original. El suelo tembló bajo la fuerza de la  transformación, y todos los titanes de alrededor pudieron sentir la inminencia de un cambio importante en el aire.

Y finalmente en un estallido de luz y energía, mi forma titán emergió. En cuestión de segundos, pasé de ser un humano vulnerable a convertirme en un titán con rostro que tenía una expresión decidida y feroz.

Lancé un rugido feroz y comencé a pisotear a todos los titanes que se encontraban a mi alrededor. Mi furia no fue un impedimento para que los titanes intentaran acabar conmigo. A pesar de recibir bastantes mordeduras en la zona de los brazos y piernas, no me importó. Continué pisoteándolos como si fueran hormigas. Podría decirse que mi titán era un poco más alto que el de Eren.

Esto mismo había pasado con Camus, pero con la diferencia de que ahora estaba consciente, o al menos eso creía. Me veía presa de las emociones y no sabía en qué momento todo llegaría a su fin.

Hasta que perdí el conocimiento.

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Mis párpados se sentían pesados, como si estuvieran adheridos por algún tipo de pegamento invisible. Una sensación de letargo y confusión envolvió mi mente, y durante unos momentos, no pude distinguir entre la oscuridad y la luz. Un zumbido resonó en mis oídos, acompañado por un ligero dolor punzante en todas mis extremidades.

Con esfuerzo, intenté moverme, pero mi cuerpo parecía ajeno a mi voluntad. Poco a poco, la conciencia comenzó a filtrarse en mi mente. La primera percepción clara fue el ruido de una carreta y galopes de caballos que se acercaban rápidamente a mi, seguidos de unos pasos que llegaron hasta mi ubicación.

Por favor que alguien me ayude.

— oí, oí — Pude reconocer de inmediato esa voz. Quería gritar , pero no tenía fuerzas. Sentí cómo sus manos revisaban mi pulso y exploraban debajo de mis ropas para evaluar mis heridas.

— Mi... Mike —susurré entre dientes. Con un esfuerzo sobrehumano, logré entreabrir mis ojos y lo vi a él. Por primera vez, su expresión reflejaba angustia.

— Tranquila, te sacaremos de aquí — murmuró en tono bajo —. ¡Ey, ustedes! Ayúdenme y colóquenla con cuidado en la carreta.

Volví a desvanecerme.

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Abrí mis ojos.

¿Dónde estaba? Me llevó unos segundos darme cuenta de que me encontraba en mi habitación en el regimiento de exploración. Moví la cabeza y examiné mi cuerpo, notando que ambos brazos y piernas estaban vendados. Milagrosamente, podía moverlos pero aún sentía dolor.

La habitación estaba vacía, y el cálido viento entraba a través de mi ventana. Cuanta tranquilidad...era una sensación tan agradable que desee quedarme así para siempre.

¿Qué día era? ¿Cuántos días habían pasado?

Una tristeza profunda me invadió al recordar la muerte de Mike. No pude hacer nada, y además, el hecho de haberme transformado en algo que juré nunca volver a hacer me causaba un pesar aún mayor. No deseaba ni siquiera imaginar cómo enfrentaría a Nanaba y Gelgar, explicándoles que no fui de ayuda y que debido a mi incompetencia, Mike había perdido la vida.

De repente, la puerta se abrió, revelando al capitán que llevaba consigo un vaso de agua.

—Oh, ya despertaste. — Cerró la puerta y se acercó lentamente a mí. Me palpó la frente y sonrió levemente — Y ya no tienes fiebre.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? — pregunté, preocupada por la posibilidad de haber estado inconsciente durante mucho tiempo.

El capitán atrajo una silla, la colocó al lado de la cama y se sentó con los brazos cruzados. Su mirada transmitía un extraño sentimiento que me inquietó. Era como si estuviera evaluando si podía compartirme cierta información.

—Dos días— respondió sin rodeos.

Experimenté un alivio al saber que no había perdido meses de mi vida en la inconsciencia, solo un par de horas.

—Lo siento... —susurré, casi en un murmullo—. No pude hacer nada por Mike. —Mis ojos se llenaron de lágrimas y brotaron sin piedad—. No merecía una muerte así...

—No te angusties... así es el mundo en que vivimos... —su voz sonó neutral, pero percibí un atisbo de dolor, como si esas palabras le pesaran también—. Debes agradecer que estás viva y que aún puedes hacer algo para cambiar todo este desastre.

Cerré mis ojos con fuerza. Sabía que tenía razón, pero era difícil conformarse cuando el corazón dolía.

—Tengo que informarles personalmente a Nanaba y a Gelgar sobre lo sucedido... Por favor, cuando puedas, llámalos aquí.— le dije con firmeza. No iba a huir y debía ser fuerte.

El capitán desvió la mirada hacia la ventana, como si buscara consuelo en el paisaje exterior y un suspiro soltó de sus labios. Lo observé durante unos segundos, esperando alguna respuesta. Sin poder evitarlo una angustia comenzó a emerger desde el fondo de mi ser.

—¿Qué sucede? ¿Acaso están en una misión afuera de las murallas otra vez? Bueno, quizás a la...

—Están muertos —me interrumpió—. Murieron a manos de titanes protegiendo el Castillo Utgard y a los reclutas de las 104 que estaban sin armas.

¿Que?

Quedé presa del tiempo por algunos instantes . La noticia que acababa de recibir se posó sobre mis hombros con un peso casi insostenible. Sin poder evitarlo, el eco de esas palabras resonó en mi mente como un lamento interminable una y otra vez. Dos personas fundamentales en mi vida, pilares de apoyo y risas compartidas, me habían sido arrebatadas sin previo aviso.

Mientras yo, dormía.

Las lágrimas, volvieron a emerger en silencio cubriendo todas mis mejillas. Cerré los ojos con fuerza, como si quisiera bloquear la cruel verdad que acaba de escuchar. En ese momento, el mundo se contrajo, reduciéndose a una fracción de lo que alguna vez fue.

Ya no contaba con mi escuadrón, y por primera vez en mucho tiempo, experimenté una profunda sensación de soledad.

—Lo siento, tampoco pudimos llegar a tiempo—se disculpó el pelinegro, mientras me dirigía una de las miradas más tristes que había presenciado hasta ese momento.— y con esta fractura aún en mi pierna, fui inútil.

Comencé a respirar profundamente para calmarme. En ese momento, comprendí que no había nada que pudiera hacer; por más esfuerzos que hiciera, los muertos no regresaban. El dolor que me embargaba en ese momento era quizás el mismo que el capitán había experimentado con  la pérdida de su escuadrón. En ese instante, pareció que compartíamos más similitudes de lo que habíamos tenido en otras ocasiones.

Ahora lo único que teníamos era la realidad. Y no nos quedaba de otra que aceptarla.

—No se disculpe... así es el mundo en el que vivimos—le dije con una leve sonrisa.

Después de una breve pausa, Levi me puso al tanto de los acontecimientos importantes que habían ocurrido mientras yo estaba sumida en mi profundo sueño. Fue entonces cuando supe que Reiner y Bertholdt resultaron ser el Titán Acorazado y el Titán Colosal, respectivamente, y los responsables de destrozar la Muralla María años atrás. También que Ymir resultó ser un titán inteligente.

¿Cómo era posible que hubiera tantos titanes, y de manera casual todos pertenecieran a la 104?

—¿Eren fue llevado por Reiner?—pregunté sobresaltada. —¡Debemos recuperarlo!

— Sí, tranquila. De hecho, ya fueron por él, y estoy esperando el regreso de Erwin y los demás — respondió neutral mientras observaba por la ventana con preocupación como aquel atardecer avanzaba sin tener noticias —. Cuando regresen, por favor, pon al tanto a Hange y Erwin de lo sucedido con Mike.

De repente, noté que una sombra de sospecha se posaba sobre mí. El pelinegro, con sus ojos oscuros penetrantes, me observó atentamente, como si  cuestionara el motivo de mi supervivencia. Me sentí incómoda bajo su desconfianza, como si estuviera a punto de ser descubierta. Sin embargo, aún no podía compartirle todo,  porque después de lo sucedido necesitaba seguir leyendo el libro de mi padre para obtener más información sobre mi titán y su naturaleza.

—De verdad es un milagro que estés aquí; un soldado común no hubiera sobrevivido a tantos titanes, y menos con tan pocas heridas.— volvió a decir.

El pelinegro se levantó de su asiento y se marchó para esperar el regreso del comandante. Yo me quedé en mi habitación, sintiendo una terrible sensación de soledad. Ni Nanaba ni Gelgar entrarían nunca más por esa puerta diciéndome que me levantara porque ya era tarde. Aunque suena estúpido me sentí desprotegida ante la vida misma.

Pero sin que aquellos recuerdos me atormentaran, me levanté con decisión  y fui en busca del famoso libro. Necesitaba obtener más información sobre lo que había sucedido.

De vuelta en mi cama, comencé a leer. Estaba preparada para descubrir cómo funcionaba mi titán.

Experimentó : etapa final

Características del titán escudo.

Notas 1: Su resistencia

Después de aquella ocasión en la que te transformaste en titán por primera vez, comenzamos, junto con Grisha, a investigar las características de este poder. Fue realmente complicado hacer que una pequeña niña se transformara cada vez que necesitábamos estudiarlo. Te pido disculpas nuevamente por el miedo que causé en tu frágil cuerpo en aquella época.

Sin embargo, gracias a esos estudios pudimos descubrir información crucial que debes conocer para sobrevivir.

A lo largo de los meses, nos dimos cuenta, por ejemplo, de que tu piel en forma de titán tiene una dureza asombrosa. Aunque carece de cualquier armazón, la piel es extremadamente elástica, casi como un material gomoso, y prácticamente impenetrable. Ni siquiera un cuchillo puede atravesar esa gruesa piel.

Deje de leer por un momento.

Ahora, todo cobraba sentido. Observé mis brazos vendados y decidí retirar las vendas para examinar mis heridas. Sorprendentemente, vi las marcas de las mordeduras  en forma de herradura de los titanes tanto en mis brazos como en mis piernas. Esto significaba que, cuando estaba transformada en titán, aquellos que atacaron mis extremidades solo pudieron morderme, pero no arrancarme la carne.

Una gran interrogante se hizo presente en mi mente: ¿por qué aún conservaba esas marcas? ¿Y por qué no parecían regenerarse tan rápidamente como las de Eren?

Continué con la lectura.

Por lo tanto, tu piel es tu mayor fortaleza. No obstante, eso no implica que no exista algo capaz de perforarla. No debes confiarte; simplemente, tu cuerpo aguanta más en el frente, razón por la cual lo hemos denominado "Titán Escudo".

Nota 2: Su fuerza

Posee una fuerza temible. Desconocemos si se debe a la combinación de la herencia Ackerman con la del titán, lo que hace que realmente tengas una fuerza abrumadora. Sin embargo, esta fuerza no la adquieres en tu forma humana, sino únicamente en la de titán. Así que, al final, todo resulta ser una especie de paradoja.

Nota 3: Su debilidad

Querida hija, esto es esencial. La principal debilidad de este titán es que no se regenera. Las heridas que sufras como titán serán regeneradas como las de un humano completamente normal. Si te cortan un brazo, tu brazo no volverá. Si te hacen un corte en el brazo, al volver a ser humana deberás usar vendas, estar en reposo y sanar como una humana.

No comprendemos el motivo, y por eso es peligroso.

El Titán Escudo es resistente, pero si sufre heridas graves, es muy probable que no sobrevivas al regresar a tu forma humana.

Ahora, cada pieza del rompecabezas encajaba a la perfección. No podía evadir más la verdad y, por ende, estaba decidida a afrontarla. Me incorporé nuevamente con dificultad y procedí a vestirme. Me dirigiría al encuentro con el capitán y le revelaría toda la verdad.

Sin temor a lo que ya no podía cambiar.

Sin temor a lo que soy, porque no podía seguir siendo esclava del rechazo.

Con paso lento y delicado, debido a mis heridas, me dirigí hacia donde se encontraba el pelinegro. La oscuridad de la noche había caído, y una suave brisa acarició mi sien. Sonreí, reconociendo que en cada paso significativo que daba en mi vida, el viento siempre se hacía presente y me infundía el coraje necesario para seguir adelante.

Recordé lo que mi madre me decía:

"El viento es el narrador silencioso de historias escritas en el lenguaje de las hojas que danzan y brisas cálidas de un atardecer."

Sonreí débilmente.

No sabía muy bien en que historia se convertiría mi vida a partir de ahora.

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