Bajaron de la camioneta y de forma sincronizada como si de una coreografía se tratase, llegaron a dónde estábamos.

De los nervios los saludé torpemente, ellos sonrieron ante mi fallo y se presentaron. Cada uno dijo sus nombres con una amplia sonrisa, menos él. Su mirada, su expresión era fría ¿Quizás era así o había tenido un mal viaje?

Después de varias tareas y protocolos típicos que se realizan cuando uno se va a hospedar en un hotel, subimos hacia el piso que les correspondía, indicando a cada uno sus habitaciones. Los chicos reían, jugaban entre ellos, menos él; miraba a los demás con enojo, como si le molestara el comportamiento y fueron pocas las veces que le sonrió a uno de ellos, debo confesar que no podía dejar de mirarlo, había algo en él que era muy atrayente.

Luego de darles las indicaciones, me retiré ya que ellos iban a descansar; según la poca información y lo poco de mi conocimiento de vuelos, habían estado demasiadas horas arriba del avión. Me refugié en la cocina, era momento de descansar o eso creía.

Mi jefe personalmente me pide que de forma urgente suba al piso 15, habitación 1503. Dejando de lado mi breve momento de ocio, fui hasta la habitación, pensando que podía haber pasado.

Golpeé la puerta tímidamente, cuando la puerta se abre, lo veo a él, quien me recibía con cara de enojo.

No entendía el por qué de su mala cara y por qué le hablaba de mala manera a la persona que se encontraba con él, luego supe que esa persona era su mánager.

El hombre en forma tímida y educada quería explicarme lo que sucedía y ya había escuchado muy bien, pero no podía poner atención a sus palabras, por qué él me miraba... ¿Enojado, con desprecio?... Es más, le decía las cosas al hombre, lo que tranquila y civilizadamente podía decirme a mí, ¿Qué había hecho mal, para que me mire e ignore de esa manera?

Me enojó tanto su actitud que me paré frente a él y le pregunté qué sucedía, y por qué no me lo decía a mi, ya que perfectamente conocía su idioma; él solo me miró y sonrió de lado, dirigiendo su mirada a un costado, lo cual, su actitud me enojó más.

— Señor Min YoonGi me gustaría que se dirija a mi y de ser posible, me diga qué es lo que le molesta, para poder darle una solución. Está todo tal cual lo pidió - le dije enojada - Si quiere puedo traer la ficha donde está de forma detallada lo que quería - a medida que las palabras salían el tono de mi voz iba en aumento - no falta nada, tampoco sobra nada, y lo que deba decir vuelvo a repetirle, me lo puede decir a mi, que es lo...

De forma rápida el hombre allí presente me toca el brazo y me hace saber que estaba hablando en español, me sonroje de la vergüenza. Una vez tranquila y luego de unos minutos me hizo saber dos cosas que ignoraba:

1- La persona que estaba frente a mi no era Min YoonGi, sino Park JiMin; «Yo que iba a saber, aún no los conocía»

2- La habitación había pasado a JiMin a último momento, se debía hacer cambios acorde al nuevo huésped de la habitación.

Con las disculpas correspondientes, de mi parte, porque JiMin seguía ignorándome y mirándome distante, se hicieron los pequeños e innecesarios cambios.

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Al día siguiente, con unos veinte minutos de retraso, llegué a mi trabajo. Como era de esperarse mi jefe estaba esperándome en la puerta del hotel, algo enojado; me regañó por no estar a tiempo, pero sobre todo por no estar cuando ellos bajaron a desayunar.

Corriendo y con agenda en mano me dirigí al comedor. Me detuve en la puerta del comedor y respiré profundo; cuando levanté mi mirada para visualizar donde estaban, mis ojos a quien primero encuentran es a JiMin, quien sorprendido me miró, de forma inmediata y con mucha vergüenza bajé mi mirada y fui hacia donde estaban.