Capítulo 2: Un nuevo comienzo
<<¿En dónde estoy?>>
Todo pasó tan rápido....
De un momento estuve caminando hacia el punto de encuentro donde vería a mi novio y ahora... estoy muerto.
No, eso es mentira...
Sigo vivo de alguna manera...
Pero siento que no soy yo...
Puedo tocar el suelo, pero no puedo levantarme...
Puedo oír algunas voces, pero no puedo saber de quienes pertenecen...
Puedo dar ligeros pasos pero no pisadas...
Miro mis "pies" y me doy cuenta que tengo "patas" de un animal.
<<¿Qué es esto?>>
Por la desesperación y el impacto de ser ahora diferente, corrí en 4 patas hasta llegar un charco de agua y verme mi aspecto. La cual, consistía en: unas orejas largas de color azul con un tono ligeramente rosas, no tenía piel como tal, mas bien, tenía mucho pelo. El pelaje que tengo es de color azul claro, con ojos verdes y un rabito blanco. Era una especie de... ¿Conejo?
Miré alrededor sin creer lo que estaba viendo y fue en vano, todo era muy diferente...
Estaba en una especie de jardín, con un paisaje hermoso lleno de naturaleza y un ambiente tan viva, lleno de árboles y plantas exóticas que parecía tener vida propia, con diferentes colores como si se tratara de un brillante arcoíris, los olores que desprendían aquellas flores daban una sensación de tranquilidad y paz, los árboles estaban decorados con una gran variedad de florecitas y deliciosas frutas, con hojas verdes y algunos pajaritos que cantaban alegremente dando pequeños saltitos y aleteando sus alas con armonía, mostrando sus extraños colores y decorando sus alas con el paisaje.
Estaba tan asombrado con el ambiente que no noté que algo se estaba acercando y que no tenía intenciones de querer presentarse y darme un tierno abrazo, desafortunadamente era un temible gato.
Al oír un crujido de una rama, me di la vuelta y me topé frente a frente con aquél felino, mostrándome sus largas y afiladas garras, observándome con sus feroces ojos brillantes y relamiéndose sus bigotes.
No debería sentir miedo al ver un gato pero, ahora era diferente...
El corazón me empezó a latir rápido con temor a ser devorado y por instinto empecé a correr por toda el área, agitando mis patas y dando largos saltos para evitar ser agarrado por el gato.
No recuerdo cuánto tiempo corrí pero me sentía ligero, podía correr el doble de rápido que antes y no sólo eso, tenía mayor movilidad y mejor sentido del olfato, podía oler incluso la distancia que teníamos entre el gato y yo. Sin embargo, no tenía escapatoria, no habían hoyos y no podía trepar árboles, tampoco podía saltar la cerca ni mucho menos detenerme a escavar.
<<Tengo que darme prisa o me atrapará>>
Cada vez iba más lento, temía lo peor...
Tal vez, la suerte nunca estuvo conmigo y tal vez debería dejar que huir y enfrentar los problemas, aunque eso me lleve a ser alimento para gatos...
Miré a lo lejos una casa, mejor dicho... Una enorme mansión, de aproximadamente 4 pisos, de color blanco con detalles doradas, una puerta de color ojo y las ventanas de plata, con los espejos más relucientes que haya visto. Quise entrar pero justo cuando iba a hacerlo, un niño salió por aquella puerta y como si todo se tratara de un extraño sueño, me topé a un chico que antes consideraba un rival y que también era amigo de mi novio...
<<¿Golden?>>
Estaba corriendo a su dirección, estaba muy cansado y sentía que en cualquier momento me iba a derribar el felino pero para mi suerte, la voz de aquél muchacho salvó mi vida en un parpadeo.
-"¡Lucifer! ¡Deja en paz a Sr. Bigotes!"-decía entre gritos, yo había saltado como último esfuerzo a sus brazos, provocando que me cargara en el último segundo de ser agarrado. Espera un minuto, ¿Me acabó de llamar Sr. Bigotes?
El gato negro por su parte, se detuvo en seco y empezó a maullar de lo molesto que estaba por no haberme comido en su más grande oportunidad, por lo que, sin más que hacer, se dio la vuelta y se marchó. No sin antes mirarme de reojo y fulminándome con la mirada provocando un horrible escalofrío.
Por otra parte, El joven millonario y apuesto como muchas mujeres solían decir, me miró con preocupación y checó cada parte de mi cuerpo para verificar si tenía alguna herida, pero al ver que no tenía alguna, me bajó de sus brazos acogedores y me dio pequeñas palmaditas en mi cabeza.
-"Que alivio que estés bien, Sr. Bigotes"-decía con una sonrisa mientras sacaba de su bolsillo de su pantalón una bolsita de zanahorias.
De repente sentí una sensación de querer comer y me abalancé sobre el alimento que me estaba dando. Fue la primera vez que sentía tanta hambre desde hace mucho tiempo.
-"Te llevaré a mi cuarto, estarás mas seguro allí"-me dijo con amables palabras, proporcionándome confianza y seguridad a lo que no pude evitar acceder a dicha propuesta. Sin embargo, me pasó por la mente la imagen de Bonnie y fue que reaccioné enseguida.
<<Tengo que encontrarlo>>
Me lamenté un poco el simple hecho de tener que abandonar al chico que había salvado mi vida pero tenía que encontrar a la persona que amo, después de todo, no quería saber su reacción después de que se haya enterado de mi muerte.
Así que sin más, estaba a punto de irme hasta que... escuché una voz un poco familiar.
-"Joven Golden, le debo informar que se debe preparar para ir al estudio inmediatamente, su presencia hace falta para que comience el evento"-decía estrictamente su mayordomo personal, con un aspecto impecable y un tono muy respetuoso. Esas frases fueron suficientes para ver el rostro de desagrado del joven, como si fuera una forma de torturación.
-"Ya voy..."-dijo dando un leve suspiro, a lo que enseguida me cargó con sus manos y me dejó en su habitación, específicamente en una jaula grande de color azul claro, encerrándome y dejándome sin salida y sin ninguna forma de huir de allí.
<<Oh no, he perdido la oportunidad>>
Dije molesto por haberme quedado, la preocupación y la ansiedad estaban al límite pero ver el rostro de mi compañero fue aun peor.
-"Lo lamento, estoy seguro que... odias estar encerrado"-decía disculpándose como si hubiese sido capaz de leer mis pensamientos.-"Yo también... estar en ésta casa, me hace sentir aprisionado y sin salida, yo también quiero ser libre"-decía arrugando sus cejas y mostrándome un rostro de dolor.
No sabía bien sobre lo que estaba ocurriendo pero creo que, debería quedarme un rato, tal vez... ésta persona la esté pasando igual de peor que yo.
Pero aún así, no sé en qué parte de la ciudad esté ni tampoco creo poder orientarme tan fácil, al menos, me siento tranquilo de saber que estoy en la misma ciudad que Bonnie...
Si tan sólo pudiera verlo...
Espero que él esté bien...
A veces me pregunto cómo la está pasando él ahora que yo no estoy...
No...
No puedo quedarme tanto tiempo, debo salir a buscarlo...
Aunque eso signifique abandonar a alguien que esté sufriendo igual que yo.
Sólo espérame un poco más, Bonnie...
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Continuará...
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