Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 15
La música ya se escuchaba desde el exterior y la afluencia de personas era increíble, incluso había una pequeña cola para entrar. Cuando a Nyx le hablaron de la fiesta de Noviembre pensó que sería en la ciudad, lejos de la universidad, pero no, esta se llevaba a cabo en un salón enorme que Saint Rose reservaba para eventos importantes como graduaciones o el famoso baile de invierno. Sin embargo, a veces era cedida a los alumnos si querían organizar alguna celebración como la de halloween, solo que en este caso solo era una fiesta privada.
Se notaba que Noviembre era la mejor amiga de una miembro del consejo. Si otro alumno cualquiera hubiera reservado aquella sala para una fiesta así Nyx dudaba que se la hubieran cedido tan fácilmente.
El salón estaba en un edificio apartado al final del jardín trasero de Saint Rose, era un edificio de una sola planta pero era gigantesco. Cerca estaba también situado el invernadero que usaban los del club de botánica y los estudiantes de grados relacionados con el estudio de plantas. Por esto la entrada y el camino hacia allí estaba tan bien cuidado y decorado como el resto de la universidad.
Por los enormes ventanales que llenaban todas las paredes del edificio se podían ver las figuras de personas bailando y caminando de un sitio a otro. Las luces neón incluso llenaban el ambiente fuera, dentro tenía que ser todo un espectáculo.
—¡Voilà! Ya hemos llegado —dijo Sierra señalando con ambas manos el edificio rodeado de personas.
Los cuatro se pusieron a la cola para poder entrar, aunque Eir y Sierra se veían contentas Lyon no parecía estarlo tanto.
—Ten cuidado, ¿vale? —le decía a Nyx— No te separes de mí y no tomes nada de lo que te den si lo ves raro. En estas fiestas gana el desenfreno y el sobrepaso. Estoy seguro de que alguno se mete en el cuerpo más que solo unas copas de alcohol.
—Me lo dices como si fuera una niña que llega por primera vez a la gran ciudad —Nyx arqueó una ceja divertida, aunque no estaba tan lejos de la realidad—. Lyon he vivido en Chicago por años. Sé como se ve alguien que se coloca, y no tengo intención de hacerlo hoy por primera vez —eso pareció tranquilizar un poco al chico—. Solo es una fiesta con universitarios, no puede ser tan malo.
Eso último lo había dicho intentando autoconvencerse de ello. Ella tampoco tenía demasiadas ganas de estar allí, pero si quería información tenía que moverse por esos círculos. No iba a tener una mejor oportunidad que aquella.
—Creeme, es peor de lo que parece —comentó antes de centrarse en los dos gorilas que los pararon antes de entrar—. Lo sé por experiencia.
—Nombres —dijo uno de los dos porteros, no era una pregunta sino una exigencia.
Esos dos tipos grandes como armarios empotrados no iban a dejarlos pasar a menos que sus nombres estuvieran en esa lista que uno de ellos sostenía entre sus manos. Nyx tragó saliva por los nervios, esperaba que Sierra se hubiera encargados de colarlos, no tenía ganas de averiguar lo que pasaba si les hacías perder el tiempo a los dos seguratas.
—Sierra Mayr, Eir Serket, Lyon Lancaster y Nyx Shapiro —dijo Sierra.
El hombre empezó a revisar la lista pasando página tras página. En un momento dado levantó la vista para mirarlos a ellos uno a uno, Nyx sintió como si se parara más en ella que en los demás. ¿Tan fuera de lugar se la veía?
Eir y Sierra se movían como si estuvieran en su salsa, definitivamente no era la primera fiesta a la que asistían como ella. Y Lyon aunque se lo veía con pocas ganas de estar allí su postura radiaba seguridad, seguridad en sí mismo y su presencia en la fiesta. Por otro lado Nyx parecía poca cosa en comparación con sus tres compañeros, como una niña nerviosa por estar haciendo algo mal.
Tal vez las palabras de Lyon llevaban razón, sí que se veía como una cría que iba a su primera fiesta "de mayores". Ni siquiera había tenido ropa para la ocasión y había terminado usando el mismo vestido que Julieta le eligió para el concierto.
Por fin el gorila apartó la mirada de ellos y miró a su compañero dedicándole un asentimiento.
—Podéis pasar.
Sierra se giró para dedicarles una sonrisa.
—Os dije que haría que estuvierais en esa lista.
Sierra debía llevarse increíblemente bien con Noviembre si había conseguido incluir a Nyx. La chica sabía que su estatus como becada no era el mejor de los imanes para personas como Noviembre, menos dado que esta era la mejor amiga de Beatrice Taylor, misma chica que la había despreciado nada más poner un pie en esa isla.
No dijo nada y se limitó a seguirlos al interior del edificio. Como imaginó todo estaba lleno de gente, la música estaba a todo volumen haciendo casi imposible que unos se escucharan a los otros cuando hablaban, las luces eran tan brillantes que casi cegaban y olía a una mezcla de alcohol y tabaco.
¿Como permitían los profesores fiestas así?
Trató de seguir a sus compañeros sin perderlos. Debido a los empujones y la cantidad absurda de gente allí metida su trabajo se le complicaba.
—¿Queréis algo de beber? —preguntó Sierra casi teniendo que gritar.
—¿Empezamos con unos chupitos? —propuso Eir.
—Por mí bien —aceptó Lyon.
Después las miradas recayeron en ella. No era muy fan de los chupitos, de hecho el alcohol no era algo que le gustara del todo, le gustaba tomar alguna copa no muy cargada, hasta ahí, pero no quería ser la aguafiestas esa noche.
—Claro, perfecto.
—¡Pues yo os invito a la primera ronda de chupitos! —dijo Sierra, definitivamente ella venía a disfrutar de la noche— Acompañame a por ellos.
Sierra agarró a Lyon del brazo y prácticamente lo arrastró con ella. Lyon se resistió al principio ya que no quería alejarse de Nyx, pero al final tuvo que ceder y simplemente dejarse arrastrar.
Nyx se quedó allí plantada con Serket. Al menos no se había quedado sola, pero no sabía si eso había resultado ser al final más incomodo ya que no conocía de nada a la amiga de Sierra. No sabía de qué hablar para romper el hielo o si ella tenía ganas de hablar para empezar.
—¿Qué te parece?
—¿Eh? —a Nyx le sorprendió que fuera Eir quien hablara en primer lugar.
—La fiesta, ¿que te parece el ambiente?
—Ah, eh, genial. Nunca había estado en un sitio así. No tiene nada que envidiar a los locales de Chicago.
Y eso era cierto, si no miraba por los amplios ventanales que le dejaban ver el hermoso jardín podía parecer que estaba en medio de un antro en su ciudad. No había pisado muchos a decir verdad, pero estaba segura de que daba el pego.
—Espero que no te haya molestado la actitud de Sierra, se que ha sido un poco insistente con lo de la fiesta, pero ella de verdad quería que Lyon viniera.
—Ah no te preocupes, seguro que nos divertimos mucho al final. Viene bien para despejarse un poco de tantas clases.
Eir le sonrió en respuesta. Echó un vistazo atrás para ver si Sierra y Lyon regresaban ya o no. Luego volvió a centrarse en Nyx.
—Sierra quiere hacer esta vez bien las cosas con Lyon, mantiene la esperanza de que vuelvan.
Algo ya se imaginaba desde que Julieta y Lyon le habían contado el pasado del chico con Sierra. Julieta había insistido con lo de que Sierra quería regresar con él y le había dicho a Lyon que eso no era una buena idea. Cualquiera hubiera pensado que a Julieta no le caía muy en gracia Sierra y sin embargo la había defendido cuando Nyx insinuó que había sido ella quien robó sus documentos.
Pensar en eso la puso de mal humor así que decidió quitarse la idea de la cabeza. Estaba claro que si cualquiera de una casa de jade tenía que elegir entre defender a uno de los suyos o a una tercera persona sin prestigio ni estatus iba a elegir defender a los suyos. Independientemente de que eso fuera lo correcto o no.
—Yo apoyaré a Lyon decida lo que decida.
No iba a apoyar o dejar de hacerlo a Sierra, no la conocía lo suficiente como para decir si harían buena pareja o no, ni estaba al tanto de todo lo que pasó entre ellos para ayudar a que regresaran. Solo sabía algunas cosas a grandes rasgos. Prefería no meterse ahí.
Esto pareció ser suficiente para Eir pues asintió sin darle más importancia al tema.
—Y dime, ¿qué estudias? No hemos tenido ocasión de hablar mucho.
La conversación derivó en temas más triviales. Nyx le contó a Eir sobre su doble grado en farmacia y nutrición y ella habló sobre su grado de psicología.
Lyon y Sierra no tardaron mucho en regresar con los chupitos de jägermeister. Lyon, Eir y Sierra los bebieron de un solo trago y Nyx no quería ser menos así que se mentalizó para el alcohol haciendo arder su garganta y se lo bebió de una. Como pensó el sabor era tan fuerte que le hizo poner una cara rara de la que sus compañeros se rieron. Sentía que por su garganta corría lava.
—¿Es la primera vez que bebes un chupito? —preguntó Sierra y Nyx asintió— Entonces es normal que odies la sensación.
—A los que nos gustan los chupitos somos un poco masoquistas —mencionó Lyon.
La fiesta prosiguió, se cambiaron de sitio varias veces para hablar con algunos conocidos de Sierra o Lyon. Y tras la entrada con chupitos cayeron algunas copas más, Lyon ya se veía más animado que cuando llegó incluso había compartido varias risas cómplices con Sierra y había mantenido una charla divertida con Zaphod, a quien se habían encontrado en la fiesta.
Eir había desaparecido hacia ya un buen rato, no sabía a dónde, pero creía haberla visto bailando con unas chicas a las que no reconoció en el centro del salón. Lyon y Sierra parecían muy entretenidos en la nueva conversación en la que se habían metido con Zaphod, Lima y Foxtrot. Estos dos últimos acababan de llegar a la fiesta y se unieron a ellos cuando vieron a Sierra.
Lyon se esforzaba por hacer participar a Nyx en la charla, pero ella no entendía muchas de las cosas de las que hablaban, la mayoría anécdotas de años pasados en la academia. Al final había terminado solo siendo una espectadora escuchando a los demás hablar. Lo bueno de esto es que le había permitido empezar a analizar a los asistentes de la fiesta.
Desde que habían llegado allí no había visto a la organizadora, a Noviembre. Durante la conversación se había enterado de que era la actual novia de Lima y él había dicho que estaba allí junto con sus amigas Merh y Beta. Pero aún no había visto a ninguna de esas chicas y necesitaba hacerlo, donde quiera que estuvieran ellas habría estudiantes cercanos al consejo.
—Voy a por otra copa —le dijo a Lyon.
El chico asintió y rápidamente regresó a la conversación riendo de un comentario que había dicho Zaphod y que Nyx no llegó a escuchar por la música. Se alegraba de que Lyon estuviera más relajado que cuando llegaron, ¿pero dónde había quedado todo el discurso de: "no te alejes mucho de mi", "cualquier cosa que necesites dímelo" o "no voy a perderte de vista"? No le dio mucha importancia de todas formas puesto que no tener un guardián todo el tiempo detrás de ella le daba más libertad para sus propios asuntos en aquella fiesta.
En su camino a la barra que habían montado en aquel salón siguió buscando con la mirada algún rastro del grupo de chicas que buscaba. Como ya era común aquella noche no obtuvo ningún resultado. De seguir así haber asistido acabaría siendo una perdida de tiempo, solo conseguiría tener resaca al día siguiente y un horrible dolor de cabeza por tanto ruido.
En cuanto un grupo de estudiantes se marcharon con sus bebidas ella ocupó su lugar. El barman se acercó a ella, era otro gorila como los dos porteros de la entrada, esos tipos definitivamente no eran de esa universidad, tal vez Noviembre los había contratado para la fiesta.
—Un daiquiri —pidió y el hombre en seguida se fue a prepararselo.
Mientras esperaba sacó su teléfono del bolso, eran casi las una de la mañana. No tenía ningún mensaje así que se metió en Instagram para amenizar la espera, Lyon había publicado hacía poco una foto en la que salían ellos dos, Eir y Sierra con unas copas en la mano. Al bajar un poco más vio una foto que publicó Tet y gracias a ella supo que él, Cálico y Cronus también estaban por allí.
Aquel salón era más grande de lo que parecía si en las horas que llevaban allí no se habían topado con ellos. Al ver a Cronus en la foto se le ocurrió que tal vez podría empezar a obtener información por él. Definitivamente era el miembro del consejo con el que más relación había tenido desde su llegada, tal vez tratar de entablar conversación con él fuera más sencillo que sonsacarles información a un grupo de chicas snoob que la odiaban por el simple hecho de ser becada.
—Un margarita y dos Manhattan.
Nyx levantó la mirada con discreción de su pantalla. Un chico se había colocado a su lado para poder pedir también. No lo había visto nunca antes, llevaba el pelo castaño con un corte por debajo del mentón y su ropa era tal vez un poco arreglada de más para la fiesta en la que estaban, pero le favorecía bastante. Lo que más llamó la atención de Nyx fueron sus ojos violetas que lo hacían tener una mirada suave y calmada en contraste con su expresión sería. Cuando pareció notar su mirada y giró la cabeza hacia ella se apresuró en devolver sus ojos a la pantalla del teléfono.
El barman regresó con su daiquiri así que guardó el teléfono en su bolso y tomó la copa. Cuando intentó salir de allí para regresar con su grupo la gente que estaba amontonada tratando de llegar a la barra no la dejaba pasar. Empujaban y se pegaban aún más, se le estuvo a punto de caer su copa de las manos.
—Oye, por aquí.
Se giró en dirección a la voz sin saber si le hablaban a ella. Resultó que era el chico que acababa de pedir a su lado, ya tenía las tres copas y había encontrado un pequeño hueco entre la marabunta de gente para poder pasar. Nyx no se lo pensó y lo siguió fuera del tsunami de gente desesperada por conseguir otra copa.
—Gracias —le dijo una vez que estuvieron fuera de la zona de peligro.
El chico se encogió de hombros como si realmente no hubiera hecho nada.
—¡Mike, Dios, aquí estás! —esa voz si que la reconoció Nyx— Tardabas mucho, ¿tienes las bebidas?
Beta se acercó a ellos agarrada del brazo de un chico, el mismo que había estado con ella la noche del concierto en la puerta de la universidad, así que ese debía de ser su novio. Mike le extendió a la pareja uno de los Manhattan y el margarita. Luego Beta notó su presencia y para su sorpresa sonrió.
Se había quedado tan absorta con la llegada de Beta y Alpha que su cuerpo no había reaccionado a seguir su camino. De todas formas eso era lo que quería, ¿no? Encontrarse con algún miembro del consejo, y ahora tenía a dos delante.
Claro que ahora que tenía a Beta de frente se percató de que a lo mejor intentar obtener información de ella no había sido su idea más brillante. Definitivamente el plan b que incluía a Cronus era mucho más fiable que ese.
—Anda, ¿a quién tenemos aquí? La pequeña seguidora de Julieta, la becada.
Enseguida la mirada del novio de Beta y la del otro chico, que según había escuchado de la boca de la propia chica se llamaba Mike, se giraron hacia ella. Nyx trató de mantener la cabeza en alto y que no se notara que en realidad estaba nerviosa.
No había estado sola junto a Beta desde ese encontronazo en el aeropuerto. Las veces que la había visto después siempre había estado en compañía de Julieta y Lyon, ¿dónde estaba Lyon cuando se lo necesitaba? Ah, ya, ligando con Zaphod o Sierra.
—¿Estás sola, cielo? ¿No están por aquí tus dos amiguitos? Ya sabes, la furcia y la puta, menudo grupo de tres que os habéis montado —Nyx frunció el ceño, que se metiera con ella no era algo nuevo, pero le molestó mucho más de lo que pensaba que insultara de esa forma a Julieta y Lyon—. Ah no, claro, que estás peleada con tu amiguita, parece que te dio un buen golpe. Media Saint Rose habla de ello.
Nyx apretó con tanta fuerza su copa que pensó que la rompería en cualquier momento.
—Beta —la llamó Alpha, no parecía muy cómodo con la situación.
—Aunque ahora mismo mi mayor duda es como has conseguido entrar aquí —Beta dio un paso hacia ella, Nyx retrocedió uno—. Esto es una fiesta privada por una razón, niña. La basura sin prestigio ni beneficio como tú baja la calidad de este sitio.
—Pues aparentemente fue tu propia amiga quien me metió en la lista —contraatacó Nyx.
Prefería evitar las confrontaciones directas como aquella, pero no tenía más remedio en aquel momento. Con la mirada buscó a su grupo, alguna señal de Lyon, Sierra o Eir.
—¿Noviembre? ¿Por qué aceptaría a tan poca cosa como tú aquí?
Nyx por fin encontró al grupo que buscaba. Lyon y Sierra seguían hablando con Zaphod, Lima y Foxtrot a unos metros de donde estaban ellos. Beta pareció percatarse de donde miraba y sus intenciones de marcharse y le cortó el camino.
—Así que ahora has cambiado a Julieta por Sierra, bueno al menos eso demuestra que tienes mejor gusto ahora para tus amistades, pero sigue sin ser suficiente.
—Beta —trató de llamar una vez más su atención su novio—, Merh y Noviembre nos están esperando. No sería bueno dejarlas plantadas más tiempo.
—Aprecio tú preocupación, pero ahora cierra la boca, Andreas.
El tono cortante de Beatrice pareció ser suficiente para que Alpha hiciera exactamente lo que le había ordenado. El otro chico lo miró por un segundo, pero no intervino en la discusión.
—Si estás intentando salirte mínimamente de tu posición como basura de Saint Rose esto no te funcionará. Yo misma me encargaré de devolverte al vertedero del que has salido todas las veces que sean necesarias.
Beta caminó hacia ella y antes de que Nyx pudiera reaccionar le arrojó su margarita encima. Cuando retrocedió por la inesperada acción su pie chocó con algo y la hizo caer al suelo, su copa se hizo añicos al chocar con las baldosas de mármol blanco. Acababa de tocar el suelo, casi no había tenido tiempo ni de reaccionar cuando un nuevo líquido cayó encima de su cabeza y sus hombros chorreando por su cara y vestido uniéndose a la mancha de margarita que ya le había proporcionado Beta.
Los alumnos a su alrededor dejaron de conversar y de bailar para mirar la escena. Alzó la mirada y se encontró a Noviembre y Merh, una a cada lado, con sus copas vacías y una amplia sonrisa que Beta compartió con ellas.
—Ay, perdón. Nos empujaste al caer y se nos resbalaron las copas —dijo Merh en un todo de pura inocencia fingida.
Se puso de pie con la poca dignidad que le quedaba, si es que le quedaba alguna. Cada vez más miradas se giraban hacia ella hasta que los murmullos llegaron al grupo de Lyon y todos se giraron a mirar lo que sucedía. La cara del chico palideció y todo el alcohol del cuerpo se le bajó de golpe al ver a Nyx con el aspecto deplorable que probablemente tenía.
—Deberias ir a cambiarte, se ha ensuciado un poco el vestido —dijo Beta mientras pasaba a su lado para reunirse con sus amigas—. Aunque tiene pinta de ser de mercadillo —hizo una última mueca antes de empezar a reír a coro con Noviembre y Medeia.
Si hubiera sido tan directa como Julieta se hubiera abalanzado a por ella en ese mismo momento, si hubiera sido tan segura como Lyon habría soltado algún comentario mordaz ignorando lo patético de la situación, pero no era ellos. Las miradas, la música, el alcohol, el olor, las risas, el frío repentino que empezaba a sentir por estar empapada, todos los estímulos a su alrededor y la vergüenza que sentía, todo eso se hizo una bola que se le atascó en la garganta y le impidió soltar el más mínimo sonido.
Se sentía idiota por haber pensado que ir allí había sido buena idea, que podría sacar algo del consejo. Agarró el bolso que se le había quedado en el suelo al caer —aunque sospechaba que alguna de las amigas de Beta la había hecho tropezar a propósito— y salió de allí tan rápido como pudo, alejándose de las miradas y las risas.
—¡Nyx! —escuchó la voz de Lyon llamándola en el mismo instante en el que se puso en marcha.
No quiso girarse, no tuvo el estómago para hacerlo, si seguía allí un minuto más iba a vomitar. No tenía el carácter fuerte de Julieta, no tenía la seguridad en sí misma de Lyon, no tenía la posición y estatus de Beta. Solo tenía su miseria y su cobardía.
—Buenos días —saludó Charlotte al sentarse en la mesa junto a Vladimir y Víctor.
—No para todos —respondió Vladimir con media sonrisa mirando a su hermano.
Víctor tenía unas ojeras enormes y un humor de perros por lo que se podía ver.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Charlotte.
—Ha aprendido por las malas que no puede estar todo el día encima de mí —Charlotte no entendió las palabras de Vladimir—. Tuve una pequeña recaída hace unas semanas, he tardado en recuperarme de eso, pero estoy bien. Sin embargo, a mí hermano le pareció una magnífica idea pegarse a mi todo este tiempo y no dejarme solo ni un solo segundo, no vaya a ser que me rompa ya que parezco hecho de cristal.
Un gruñido de Víctor hizo reír de nuevo a Vladimir.
—El caso es que ha estado tan pendiente de mí que descuidó sus propios trabajos, así que tuvo que quedarse despierto toda la noche para acabarlos para hoy.
Definitivamente le cuadraba como algo que haría Víctor.
A pesar de que Vladimir fuera el mayor, su delicado estado de salud desde su adolescencia había hecho que Víctor se comportará como el mayor en múltiples ocasiones. Si algo le sucedía a Vlad, si no se encontraba bien, Víctor sería el primero en estar ahí.
Claro que en los últimos años su preocupación había alcanzado el grado de paranoia. Hasta un dolor de cabeza o un simple resfriado por parte de Vladimir hacían que su hermano ya no se despegara de él durante semanas. Un estornudo y Vladimir quedaría a merced de los cuidados obsesivos de su hermano menor.
A veces incluso a Charlotte la agobia la sobreprotección de Víctor y eso que no era a ella a la que atosigaba. No podía ni imaginar lo que Vladimir tenía que aguantar, ni sabía cómo tenía la paciencia para hacerlo. Víctor lo hacía con su mejor intención, pero podía llegar a ser a veces un poco cansino.
Charlotte lo quería mucho, pero había que saber reconocer las verdades.
—Bueno ya he terminado todo mi trabajo y lo entregaré hoy, todo ha salido bien ¿no? Pues ya está —Víctor parecía molesto por las burlas.
—¿Te tendré de nuevo como un buitre sobre mí? —preguntó Vlad haciendo que el ceño de su hermano se frunciera.
—Te doy mis condolencias, cuñado —respondió Charlotte y ambos se echaron a reír. Risas que Víctor no compartió— Oh venga, no te enfades ¿sí?
Charlotte se incorporó un poco para poder besar la mejilla de su novio. Esto no lo hizo saltar de alegría, pero al menos logró que dejara de fruncir tanto el ceño.
—Ya que te molesta tanto mi presencia hoy me tomaré un respiro.
—Por mí como si te tomas un descanso de toda la semana —admitió Vladimir—. Haz el favor de dormir bien cuando salgas de clase y luego tómate un rato para tí. Ya basta de tanto preocuparte por tu hermano enfermo. Tú también debes disfrutar de tu época de universitario.
—De eso me ocupo yo —anunció Charlotte—. Esta tarde tengo que ir a comprarme la máscara para la fiesta de Halloween, me lo llevaré conmigo a la ciudad.
Víctor quiso quejarse, pero Charlotte no se lo permitió.
—No es discutible.
—Has dado con un hueso duro de roer, hermano —dijo Vlad con una sonrisa tomándose la última cucharada de su yogurt—. Yo me voy, mi clase empieza en quince minutos y tengo que pasar antes por mi habitación para coger unas cosas.
—¿No le puedes decir a Alessandro que te las traiga? —preguntó Víctor mientras veía como su hermano se levantaba de la mesa.
—Alessandro es mi compañero de habitación, no mi mayordomo.
—A él nunca le ha molestado ayudarte, sabe que no estás en tu mejor momento.
—Llevo años sin estar en mi mejor momento, Víctor. No voy a molestarlo solo para que me traiga unos libros que puedo ir a recoger yo mismo. Nos vemos luego, Charlotte.
—Adios —se despidió la chica.
Víctor soltó un profundo suspiro. Charlotte no pudo evitar sonreír.
—Vamos, dale un respiro. Parece que ya está mucho mejor —dijo la chica refiriéndose al mayor de los Blade.
—Solo me preocupo por él.
—Lo sé, pero tienes que dejar de presionarlo, eso es peor.
Víctor hizo una mueca y le dio un bocado a su tostada de aceite.
Charlotte también le dio el primer bocado al croissant que había pillado para su desayuno. Este estaba relleno de chocolate, le encantaba el chocolate, lo comería a todas horas si no fuera tan malo para la salud si te pasabas. Pero un capricho de vez en cuando no le haría daño.
—¿De verdad vas a ir a la fiesta?
La pregunta de Víctor pilló desprevenida a Charlotte.
—¿Qué? —preguntó la chica tapándose la boca con el dorso de la mano mientras tragaba.
—Has dicho que querías ir a comprar una máscara para halloween —se explicó Víctor.
—Ah, sí, creo que este año iré —afirmó la chica.
En su primer año en Saint Rose no asistió a la fiesta de halloween debido a su desagrado por los lugares con mucha gente. Esta era la razón que la había llevado a no asistir a la fiesta de Noviembre del pasado sábado a pesar de que había sido invitada y de no ir al concierto que hubo casi al inicio del curso. Pero a veces cedía a ir a ese tipo de cosas, por ejemplo sí que asistió al baile de invierno del año anterior. Aunque esto se debía un poco a que Vladimir insistió mucho en ir y los había arrastrado a ella, a Víctor y a Daehyun.
Además la temática de ese año de halloween no sería la clásica de ir disfrazados y ya. Al parecer el consejo había querido ser un poco más original y organizarían un baile de máscaras. A Charlotte le había llamado bastante la atención el tema.
—Sabes, deberías venirte tú también, te servirá para desconectar un poco y así le darás un fin de semana de descanso a Vlad.
Víctor se lo pensó, que ya era más de lo que podía conseguir muchas veces en todo lo que respectaba a su hermano. Su novio también formaba parte de las personas que evitaban las multitudes, y si a eso le sumabas su ápice por proteger a Vladimir de todo obtenidas como resultado un combo explosivo.
La mesa que estaba al lado de la suya fue ocupada. Charlotte miró de reojo y vio que eran Tet y Cálico. Ambos chicos venían hablando y riendo, eso hizo que Charlotte se acordara de su conversación con Davy, Rob y Dakkar poco tiempo atrás.
—El grupo de Davy también irá a la fiesta —mencionó Charlotte mirando con discreción a los dos chicos que acababan de tomar asiento.
Víctor miró en la misma dirección que su novia.
—¿Qué pasa con ellos?
Charlotte lo miró fijamente cuando preguntó, Víctor también la miró a ella sintiéndose un poco perdido. Charlotte se debatía en ese momento en si contarle lo que había pasado a Víctor o no.
—Te contaré algo, pero debes prometerme que no le dirás nada a nadie.
Víctor arqueó una ceja.
Vale, le había dicho eso a la persona menos interesada de Saint Rose por el chisme ajeno. Si alguien allí era como una tumba para guardar secretos ese alguien era Víctor Blade.
—Davy estuvo enamorado de Cálico —soltó sin preámbulos—. Cuando Cálico y Tet empezaron a salir él se alejó para que sus sentimientos no se entrometieran en la relación de su amigo, pero ya sabes que eso no es algo que se pueda controlar tan fácilmente. Aún le gusta, así que no lleva muy bien lo de verlos juntos aún.
—Pues tendrá que hacer algo al respecto. Está feo meterse en las relaciones de los demás, independientemente de lo que sientas tú.
Como siempre Víctor con su lado brutalmente directo y sencillo de ver las cosas. Era demasiado pragmático a veces. Los asuntos del corazón eran más difíciles de controlar de forma tan lógica, al menos para la mayoría de la gente.
—No es tan sencillo... pero se me ha ocurrido algo y quiero comentárselo a Rob y Dakkar a ver qué les parece.
Víctor se detuvo para mirarla a medio bocado.
Charlotte tomó ese gesto como una petición para que se explicara.
—Quiero buscarle pareja —soltó.
Víctor estuvo a punto de ahogarse con su tostada.
—Lotte...
—Ya sé que no debería meterme... pero es que verlo sufrir de esa manera me da pena.
—Cada quien tiene sus tiempos, deberías dejar que las cosas surjan por sí solas.
—No quiero forzar nada, solo darle un empujoncito, presentarle a alguien y si con suerte surge algo entre ellos que le haga olvidar a Cálico... mejor que mejor. Pero sin presiones, lo prometo —Charlotte levantó la mano como quién hacía un juramente ante la corte.
Víctor soltó una mezcla de bufido y carcajada, Charlotte tenía la manía de hacer ese gesto cada vez que le prometía algo porque Víctor era de la Casa de la Cabra, la casa de jade dedicada a la justicia.
—Solo no te involucres mucho, si algo sale mal no quiero que te salpique.
—Trato hecho, su señoría.
Víctor le dio un pequeño empujón que hizo sonreír a Brown.
—Nyx, no quiero parecer presuntuosa o que me estoy metiendo donde no me llaman, pero creo que deberías hablar con él.
Carnival la miraba de pie al lado de su cama, justo donde Nyx se encontraba sentada hecha un ovillo con su móvil en la mano. Nyx apenas le dedicó una mirada a su compañera y negó con la cabeza. Val suspiró.
Lamentaba haber puesto en una situación tan difícil a su compañera, pero de verdad que no tenía ganas de hablar con nadie, menos aún con Lyon. Desde que había ocurrido lo de la fiesta de Noviembre no había querido salir de su habitación. Val le había preguntado lo que le pasaba pero ella evitaba el tema deliberadamente, no tenía fuerzas para explicarle a nadie que le habían pisoteado el orgullo por ser demasiado inocente.
A la mañana siguiente de la fiesta se encontró con decenas de llamadas y mensajes de Lyon que no había contestado. Horas después el chico llamó a su puerta insistentemente, pero ella no dio señales de estar dentro, hizo como si la habitación estuviera vacía. Continuaron las llamadas y mensajes que no contestó.
El lunes Val le dijo que Lyon le había pedido que lo dejara entrar para que pudiera hablar con ella, Nyx le pidió por el contrario que no le dejara. Quería estar sola. Val respetó su decisión.
El martes se enteró por Val que había estado esperándola delante de su aula de clases toda la mañana, pero como no había asistido en esos dos días no sirvió de nada. Le llegaron incluso mensajes de Dakkar, Sierra y Tet hablándole sobre que Lyon se sentía fatal por lo sucedido en la fiesta y que por favor hablara con él. Tampoco contestó esos mensajes ni las continuas llamadas de Lancaster.
Si miraba su lista de llamadas perdidas en los últimos tres días había acumulado al menos dos veintenas de llamadas de Lyon. Y tenía unos ochenta mensajes sin leer en su WhatsApp al que no había accedido en todo ese tiempo. Su único contacto con el exterior era Levesque, quién seguía sufriendo la persecución de Lyon para que lo dejara hablar con ella.
—Mira, está claro que en esa fiesta sucedió algo, no le he preguntado a Lyon ni a nadie sobre ello porque no quiero saberlo a menos que tú decidas contármelo. Pero si aceptas un consejo de una estudiante de último año que además es tu compañera de cuarto, creo que lo mejor es afrontar los problemas de frente —Nyx no la miraba, pero Val sabía que la estaba escuchando y meditando muy bien sus palabras—. No sé tampoco qué hizo Lyon, pero habla con él, escucha lo que te tiene que decir, y si después de eso no quieres saber nada más de él entonces déjaselo claro. Yo te apoyaré si esa es tu decisión.
Val cogió su bolso del escritorio. Como era por la mañana probablemente tendría clases.
—Nos vemos después. Deberías ir al comedor para almorzar, vivir a base de la comida de las máquinas que te traigo no es la mejor idea.
Nyx no solía tener muy buenas ideas últimamente. Todo lo que hacía le salía al revés de cómo lo tenía pensado.
Val la miró una última vez antes de salir por la puerta y dejarla allí sola junto a sus pensamientos.
Desde que había llegado a Saint Rose todo había sido un desastre. Se había ganado enemigos solo por ser una becada, la primera amiga que había hecho allí la odiaba por algo que ni siquiera había hecho y ahora no podía ni mirar a la cara al amigo con el que prácticamente acababa de reconciliarse. Por no mencionar que la razón por la que había asistido allí sentía que era cada vez más estúpida.
Sí, había conseguido acceder al archivo de Saint Rose y conseguir fotografiar documentos muy importantes, pero había tenido que acabar recurriendo a su madre, contándole la verdad de todo y preocupándola. Y cuando por fin había empezado a hacer algo por su cuenta, a intentar conseguir información por sí misma, había acabado humillada.
Abrió su galería de fotos y observó algunas páginas al azar de uno de tantos libros que había fotografiado. Había hecho copias de seguridad de todas esas fotos y las había metido en su portátil, pero no las había borrado aún de su móvil para poder ojearlas siempre que quisiera. Se paró en el título de uno de los capítulos de aquel libro de historia «La niña», rezaba el título.
Después de tantos años aún le asombraba como una niña de diez años pudo llegar hasta el palacio del Emperador de Jade, de su Dios. Una niña de poco más de un metro, de cuerpo delgado, prácticamente desnutrida por la miseria de aquella época, una niña que no destacaba por su fuerza o resistencia, solo por un gran espíritu, había sido la primera ganadora de aquel concurso que el Emperador había realizado.
Guerreros, maestros de las artes marciales, religiosos, viajeros, todo tipo de personas había intentado alcanzar el palacio durante siglos en vano y solo cuando esa niña consiguió alcanzarlo animó lo suficiente a las personas para que el resto de guardianes del Emperador fueran llegando. Incluso una vez conseguida su meta había ayudado al cazador cojo. La grandeza y la gloria no se le habían subido a la cabeza siempre había sido una guardiana que destacaba por su amabilidad y su misericordia.
Eso no había hecho que su casa sobreviviera.
Salió de nuevo a la pantalla de inicio y vio el número que marcaba la cantidad de mensajes sin leer que tenía. Se masajeó la sien con la mano libre, pensándose muy bien su siguiente paso. Entró en la aplicación y vio las diferentes personas que le habían escrito en esos días, destacando por encima de todos los más de sesenta mensajes de Lyon.
»Lyon: Nyx por favor, coge mis llamadas.
»Lyon: Tenemos que hablar.
»Lyon: Iré a tus clases a buscarte si hace falta.
Siguió bajando entre todos los mensajes.
»Lyon: Val me ha dicho que no quieres hablar conmigo.
»Lyon: Por favor, Nyx. Hablemos aunque solo sean 5 minutos.
»Lyon: Siento mucho, muchísimo lo que pasó en la fiesta. Sabía que no debíamos ir. Estuvo fatal por mí parte dejarte sola allí. Debí saber que algo iba mal cuando tardaste tanto en regresar.
Y esos eran tan solo algunos de los mensajes.
Se mordió el labio pensando si debía contestarle o aún no estaba lista para hablar con él. Nyx no culpaba de lo que había pasado a Lyon, él no tenía la culpa de nada, habían sido Beta y sus amigas las que le provocaron, si acaso había sido culpa suya por insistir en ir a un sitio en el que claramente no encajaba. Pero le avergonzaba tener que mirarlo a la cara después de aquel momento.
Se sobresaltó cuando golpearon la puerta.
—Nyx soy yo, Lyon —escuchó que decían al otro lado—. Me he encontrado con Val, sé que estás aquí pero que no quieres hablar aún conmigo.
Nyx miró de nuevo la pantalla del teléfono con los mensajes a los que aún no había contestado.
—Esta vez no me pienso mover de aquí —prosiguió Lyon—. Pienso sentarme delante de esta puerta hasta que accedas a hablar conmigo.
Fue dicho y hecho. Nyx escuchó como algo se deslizaba por la puerta hasta el suelo. Lyon se había sentado en el pasillo y se había apoyado sobre la puerta.
—Se que he sido un gilipollas total, acababa de disculparme contigo por haberos ignorado a ti y Julieta y voy y acabo haciendo lo mismo de nuevo. Tienes todo el derecho a estar enfadada conmigo. Solo quiero disculparme como es debido. Entendería que me mandaras a la mierda, pero necesito disculparme sinceramente en persona.
Nyx suspiró y se levantó de su cama. Se recolocó bien la ropa y se alisó un poco el pelo revuelto. Al abrir la puerta de golpe Lyon cayó de espaldas dentro de su habitación, ahora la miraba desde el suelo tumbado boca arriba sorprendido.
—Hablemos —dijo y regresó a su cama donde se sentó al borde dejando la silla de su escritorio libre para el chico.
Lyon se levantó de un salto del suelo casi sin poder creerse que Nyx le había abierto la puerta. Se apresuró en cerrar y en tomar asiento antes de que su amiga cambiara de idea, si es que seguía siendo su amiga aún.
—Gracias por aceptar hablar conmigo, Nyx.
La chica asintió sin decir nada, no lo miraba a los ojos.
—Quiero que sepas que siento mucho haberte dejado sola con Beta y su grupo. Te dije que no te separaras de mí, que yo te ayudaría en todo lo que pudiera y lo primero que hago es dejarte sola en esa fiesta solo por estar hablando con Sierra y el resto.
—Lyon yo...
—Me había disculpado contigo justo por algo parecido y vuelvo a cometer el mismo error por imbécil. No sé exactamente qué pasó, Sierra le preguntó a Noviembre pero no soltaron nada.
—Lo que yo...
—Joder Nyx es que no sé ni cómo disculparme esta vez, porque si digo que no volverá a suceder suena a frase cliché de mierda. Si Beta te hizo algo la mitad de horrible de lo que creo te juro que...
—¡Lyon no hay nada que perdonar!
Lyon se quedó desconcertado.
—Fue mi culpa, yo insistí en ir a la fiesta sabiendo quién la organizaba. Beta no ha dejado de despreciarme desde que llegué aquí, pensaba que estaba bien con eso, pero solo lo estaba porque tú y Julieta me defendíais de ella. Cuando estuve yo sola todo acabó como la mierda —Nyx escondió la cara entre sus manos—. Tú no tienes la culpa de nada, no tenías la obligación de seguirme como mi sombra, además fui yo la que fui a por esa bebida por mi cuenta. No te he estado evitando porque estuviera enfadada contigo, simplemente estaba avergonzada.
Sintió las manos de Lyon alejando las suyas y luego obligándola a mirar hacia arriba. Su expresión ya no reflejaba la culpabilidad de cuando había entrado, ahora solo reflejaba preocupación.
—¿Qué pasó?
—Cuando conseguí mi copa iba a regresar con vosotros, pero entonces llegaron Beta y Alpha a reunirse con un amigo suyo que estaba por la zona. A Beta no le sentó nada bien verme allí.
Apartó las manos de su cara sorprendido.
—Pero no lo entiendo, se supone que Noviembre ya sabía que irías, Sierra le había pedido que nos incluyera en su lista —Lyon sentía que algo en aquel puzzle se le estaba escapando—. Noviembre debió de informar a Beta al instante.
—No sé lo que pasaría, pero acabé en el suelo con las bebidas de las tres por encima. Aún tengo que llevar ese vestido a la tintorería —dijo haciendo una mueca al recordar las manchas que se le habían quedado y lo pegajosa que se había sentido al quitárselo y tener que ducharse para deshacerse del olor a alcohol.
Lyon estaba mosqueado por la situación, sentía que había cosas que no tenían sentido en todo aquello. Independientemente de eso su amiga había salido herida de toda esa situación tan desagradable. Ahora que Julieta estaba fuera de escena de manera indefinida él era la única barrera contra el cruel mundo de las casas de jade que le quedaba a Nyx.
—No tienes que avergonzarte de nada de esto. Piensas que dependes de Julieta y de mí, pero no es así, solo tienes que encontrar tu propia forma de defenderte de todo esto. Eres nueva, acabas de llegar, y en muy poco tiempo tienes que aprender todos los trucos de este mundo que nosotros llevamos décadas aprendiendo. No quiero que pienses que dependes de nosotros ni de nadie, porque tú ya eres una persona increíble que sabe valerse perfectamente por sí misma, que incluso sin pertenecer a una casa ha llamado la atención de la universidad y ha recibido la beca más prestigiosa del mundo. Y si Beta o Noviembre o quien sea no sabe ver eso es que son unos hipócritas que no merecen tu atención. Mucho menos que sufras por ellos.
Esa había sido una de las cosas más bonitas que le habían dicho nunca. Tal vez sus madres le habían dicho algo similar antes de que cogiera el avión hasta Saint Rose, pero escucharlo de alguien que se había vuelto tan importante para ella en tan poco tiempo cobraba un significado diferente.
Su pelea con Julieta había mermado su espíritu y había dado por sentado que todos allí estaban cortados con las mismas tijeras. Pero Lyon había demostrado que no todos eran así, que si bien podían cometer errores como cualquier ser humano había quienes estarían ahí para ella.
—Muchas gracias, Lyon.
El chico se levantó de su sitio para abrazarla y ella solo se dejó. No se había dado cuenta de cuánto había necesitado un simple abrazo reconfortante.
—Y tú no eres la única que debe acostumbrarse a cosas nuevas —dijo Lyon cuando se separó sentándose esta vez a su lado en la cama—. Nunca había tenido amigos fuera de las casas de jade, estoy acostumbrado a gente que sabe moverse por este mundo antes de decir su primera palabra. Todos conocemos los recovecos de estas cosas, tenemos nuestros propios sistemas para subsistir, y no me había parado a pensar que hay gente ahí fuera que no tiene ni idea de lo que se cuece aquí. Prometo tomármelo todo con más calma y ayudarte en lo que pueda para que te adaptes.
—Yo prometo no dejarme pisar de nuevo y tomármelo también todo con más calma. Y no callarme más lo que siento, hablarlo en lugar de guardarmelo.
—Eso lo agradecería, de verdad estaba acojonado porque no me volvieras a dirigir la palabra.
Todo esto le había hecho volver a pensar en todo el tema de Julieta. Ambas habían saltado como gatas a hacer el mayor daño posible, ninguna se había parado a pensar en como se sentía la contraria. Y eso aún le molestaba.
—¿Te puedo pedir un favor? —preguntó Nyx.
—Claro, lo que necesites.
—Me gustaría que me ayudaras a hablar con Julieta.
Capitulito nuevo un poco tarde, pero aquí vemos que tal transcurrió la fiesta de Noviembre, y podemos ver que no acabó muy bien :')
Al menos hemos tenido la bonita parte de Charlotte planeando hacer de celestina XD
Espero que hayáis disfrutado del drama de hoy tanto como yo disfruto escribiéndolo :*
~Nova/Dreamer ♥
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