Capítulo 3:

RUBY:
- James - susurré cuando noté su mano contra la mía.
- Esto es culpa mía - susurró.
No quería mentirle diciendo el típico "esto no es culpa de nadie". Era en parte su culpa por decirle su idea a Pevees pero también era culpa mía por haber salido corriendo a buscar a Severus.
- Todo se solucionará - le dije acariciando su mano.
- ¿Y si no es así? - preguntó Severus.
Por su tono parecía nervioso pero también furioso.
- ¿Y si el profesor Slughorn no encuentra una poción que te devuelva la vista?
- Es el mejor profesor de pociones, ¿cómo no va a encontrarla? - preguntó James molesto.
- Te sorprenderá saber que ya se ha tomado cinco pociones distintas. Han hecho efecto en muchos estudiantes pero ella sigue aquí. ¡Tenemos suerte de que no haya efectos secundarios!
- No lo entiendo. El polvo no te dio de lleno - dijo James apartando su mano.
- Cada hechizo es diferente en cada persona y es más fácil hacer el contrahechizo de uno completo que de uno a medias - dijo Severus.
No podía verle pero sonaba muy enfadado. Tanteé con la manos hasta dar con él. Busqué su mano y la encontré apretada en un puño. Suavemente, le hice abrirla y entrelacé mis dedos con los suyos.
- Confío en que si Slughorn no encuentra la poción, el Príncipe Mestizo lo haga - dije con voz firme.
En segundo había empezado a llamar a Severus por ese mote y en ocasiones le había visto utilizarlo como seudónimo. Incluso había firmado el libro de pociones con ese nombre. Me dio un suave apretón y yo sonreí. No me sentía feliz ni mucho menos pero tenía que ser fuerte por ellos dos.
- ¿Quién? - preguntó James confuso.
- Él lo sabe.
- Señor Potter, creo haberle dicho que volviera a su habitación - dijo la voz de la profesora McGonagall.
- ¿Y él? - preguntó James. Posiblemente se refiriera a Severus.
- El señor Snape ha sido víctima del ataque pero si está mejor también debe marcharse.
- Mi novia ha sido víctima. Para mi eso es suficiente.
Noté que Severus iba a decir algo pero tiré de su mano. Si delataba a James estaría en serios problemas.

JAMES:
Noté que Snape iba a delatarme pero se contuvo.
- Ya que los dos tienen tanto interés, irán a ayudar al profesor Slughorn.
- ¿Qué? - pregunté casi a gritos.
- Ya me ha oído señor Potter.
Se dio la vuelta y se fue. A regañadientes salí de la enfermería para ir al despacho del profesor. Cuando llegué, entré sin llamar.
- Me manda McGonagall para ayudar.
Vi una melena pelirroja y no me hizo falta que se diera la vuelta para reconocerla. Lily Evans.
- Ya podría haber mandado a algunos de mis alumnos más destacables... - se quejó.
Para colmo entró Snape.
- Genial, esto me gusta más - canturreó.
Bufé y me puse al lado de Lily.
- ¿Qué haces aquí? - le pregunté.
- También es mi amiga - se defendió.
Alcé ambas manos a la defensiva. Me fulminó con la mirada y yo sonreí.
- Severus tu podrías ayudarme a terminar esta poción mientras la señorita Evans y el señor Potter van a buscar algún antídoto más a la biblioteca.
Nadie dijo una palabra. Snape se puso al lado de Slughorn y Lily salió de la sala. La seguí hasta la sección de pociones de la biblioteca. Empezó a rebuscar entre los libros y sacó varios de distintas estanterías.
- ¿Te piensas quedar ahí mirando o me vas a ayudar? - dijo clavándo sus ojos verdes en mi.
- No sé que estamos buscando - le contesté.
- Una poción para devolverle la vista a Ruby. No sabemos cual es el hechizo que lo ha causado así que está siendo muy difícil.
Ellos no lo sabían pero yo sí. Eran unos polvos hechos con la tinta del calamar que había en el lago. Después de fragmentarse se le aplicaba un hechizo llamado Caeci Tussis. Empecé a buscar sin decirle esto ya que sería muy sospechoso que lo supiera y no quería que nadie se enterará de que yo le había propuesto la broma a Pevees. Encontré varias pociones y marqué las páginas aunque sabía que no servirían porque no contrarrestaban el hechizo correcto. Al fin encontré la adecuada y puse un marcador distinto.
- Tenemos suficiente. Volvamos - le digo.
- Necesitamos más por si acaso.
- Yo vuelvo ya, si quieres quedarte allá tú.
Me di la vuelta y guardé varios libros. Lily me imitó y volvimos con dos libros cada uno. Cuando entramos en la sala, Slughorn nos miro de mala gana.
- La poción ha curado a los tres Slytherin y a un Gryffindor pero aún no es suficiente. Falta Ruby.
- ¿Pero por qué no se cura? - preguntó Snape enfadado -. No es justo que a unos sí y a otros no.
- Estas pociones curan parte del hechizo para que el mago puede curar el resto pero al parecer a Ruby le ha afectado de manera distinta. Necesitamos una poción concreta para el hechizo aplicado.
- Hemos encontrado varios - dije abriendo mis libros - ¿Y este que tal?
Señalé el correcto fingiendo que se me acaba de ocurrir.
- Tiene buena pinta, Potter. Señorita Evans, esta vez me ayudarás tú mientra el señor Potter y el señor Snape ayudan en la enfermería.
Snape me miró con cara de odio y yo se la devolví. Si Ruby está así es culpa suya por no haberla protegido después de que ella saliera corriendo a por él. Salí sin esperar a que me siguiera y fui a la enfermería donde Ruby estaba tumbada descansando. Me senté a su lado y le cogí de la mano.
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RUBY:
- Lo siento - oigo que me dice James al oído.
Nuevamente me quedo callada sin saber que decirle.
- Te quiero - me dice antes de darme un suave beso en los labios.
- Yo también te quiero.
- Pronto arreglaremos esto.
- Estoy bien, no hace falta que te preocupes.
- Claro que tenemos que preocuparnos - dijo Severus.
Cerré los ojos, y aunque el cambió fue nulo ya que no veía, me tranquilicé respirando hondo.
- Esto es culpa suya. Siempre lo es - le acusó.
- Si la hubieras protegido como es debido no habría pasado nada - contraatacó James.
- Si tu no hubieras decidido hacerte el gracioso ella no habría corrido para avisarme.
- Pero ese no es el caso. Corrió a decirtelo y tu se lo agradeces así.
- ¿Y si no hubiera llegado hasta mí? Tuvo suerte de que la pudiera proteger un mínimo.
- Habría tenido más suerte si no se hubiera acercado a ti.
- Al que diga una palabra más le lanzo un Avada Kedavra - grité frustrada.
Snape era el único de los presentes que no era culpable y sin embargo James no lo veía. Siempre era así. Buscaba culpables para sus errores y así evitarse la culpa.
- Severus no tiene la culpa de nada. La idiota que corrió fui yo y el idiota que lo planeó tú - esto último lo dije más bajo porque al no ver no sabía si habría alguien cerca.
- No siempre es todo culpa mía - reprocho James.
- ¿Cuántas veces tengo que pedirte que no actúes como un niño? Acepta tus errores y aprende de ellos igual que todos los demás.
- ¿Y a él no le dices nada?
- ¡Él no ha hecho nada! - grité empezando a enfadarme demasiado.
- Ese es el problema - dijo en tono muy serio.
- ¿James? - le llamé cuando sentí que se alejaba. No contestó - ¿James? - dije a punto de llorar.
Note la mano de Snape junto a la mía. Era más fría que la de James pero al contrario de lo que pensaría mucha gente era reconfortante. Acabó abrazándome.
- Ruby, prueba a tomarte esto - me dijo Lily.
Ya había tomado varias y ninguna había funcionado. Esta fue la definitiva. Todo empezó siendo borroso y no llegó a aclarase del todo.
- Ya voy recuperando la vista.
- Eso es genial - vitoreó Lily abrazándome con fuerza.
Severus se acopló al abrazo y entonces todos oímos como alguien nos hacía una foto. Por las réplicas de Lily supuse que sería la enfermera. No pude evitar reírme.
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- ¿Por qué te has empeñado en salir? Deberías haber pasado ahí la noche - se quejó Lily.
- No hay nada más que puedan hacer por mí y prefiero dormir en mi cama junto a Niebla.
- Cabezota...
Ya iba viendo mejor pero aún había momentos en que todo se desenfocaba y me mareaba. Entramos en la sala de Gryfindor y Lily me arrastró con demasiada prisa hacia las escaleras. Supuse que los merodeadores estaban allí. Intente buscarles pero al mover la cabeza tan rápido me mareé. De hecho todo empezó a dar muchas vueltas. Solté la mano de Lily e intente apoyarme en algún lado pero no calculé bien la distancia y acabé de rodillas en el suelo. Un chico muy alto se acercó a mi y me puso en pie.
- Gracias - dije sin saber quien era.
- De nada Snitch - me dijo el chico. Me había ganado ese apodo en tercero nada más empezar a jugar al quidditch. Hacía mención a mi rapidéz de reacción ante las bludgers y por la velocidad con la que las mandaba hacia otros oponentes.
- Anda Marcus, no te había reconocido - dije intentando mirarle en vano. Marcus Rupert era capitán del equipo desde que nosotros entramos. Ahora el estaba en septimo.
- Tranquila, pero no pienso perdonarte como no puedas participar en el partido del Sábado.
- Tranquilo para entonces estaré más que lista.
No sabía si estaba haciendo tiempo para que James se acercara o para no desmayarme de camino al cuarto. Cuando Marcus me soltó, me mantuve en pie unos segundos y cuando oí que James me llamaba me di la vuelta para mirarle. Todo iba bien pero cuando se acerco todo se desenfocó y mi oído se intensificó. Solo veía manchas borrosas moverse pero oía el crepitar de las llamas, los grupos de estudiantes hablando, las plumas trazar los pergaminos, algunos pasos en las escaleras, la lluvia en el cristal. Todo eso me supero y de la nada, desapareció.
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JAMES:
Quería hablar con ella. No. Necesitaba hablar con ella. Quise darle algo de espacio cuando entró pero al verla caer salté del asiento para ir a buscarla. Marcus, nuestro capitán de equipo, fue mas rápido que yo. Cuando Ruby consiguió ponerse en pie, la llamé pero me pareció una mala idea en cuanto se dio la vuelta y vi que algo no iba bien. Segundos después se desmayó y fui capaz de cogerla entre mis brazos antes de que llegara al suelo. Lily se asustó y corrió hacia nosotros. Aunque Lupin no era de último curso si era el prefecto así que mando a todos a sus cuartos hasta nuevo aviso. Dejamos a Ruby en el sofá y me senté en el suelo junto a ella.
- Voy a buscar a algún profesor - dice Lily a punto de salir de la sala común.
- No hace falta. Solo se ha mareado. Necesita descansar - le dije casi en un susurro.
Lily se sentó junto a mi. La vi dudar pero al final me puso una mano en el hombro a modo de consolación. No se imaginaba lo mucho que se lo agradecí. No sé cuanto tiempo permanecimos así pero en un momento dado Ruby se revolvió en el sofá y cambio de posición. Me eché un poco hacia adelante para comprobar cada uno de sus movimientos.
- La quieres mucho, ¿verdad? - me preguntó Lily.
- Más que a nada.
Estaba tan seguro de lo que decía que Lily me miró sorprendida.
- Cuando me contó que empezasteis a salir no entendía cómo si quiera le gustabas. Supongo que ella ve que no eres tan mal tipo en el fondo.
No supe que contestar. Nos gustaba meternos con la gente y gastar bromas. Sabíamos que a ojos de los demas podíamos ser o unos dioses de las bromas o unos villanos. Lily siempre nos había visto como lo segundo y Ruby ni si quiera nos veía de ninguna de esa manera. A sus ojos eramos un chico al que le gustaba hacer el idiota con el amigo al que gustaba tocar las narices, el amigo que siempre leía para evitar peleas y el que solo miraba y escuchaba. Ruby era lo que nos unía. Ella controlaba que yo no fuera demasiado idiota, que Canuto no se pasara de la raya, que Lunático no se marginara demasiado y de Colagusano simplemente pasaba. Sin embargo ella no nos mandaba parar como harían Lupin o un profesor. Ella se incluía por diversión propia y por controlar que no nos excedieramos.
- Dices eso de la persona que se mete con tu amigo por diversión - contesté.
- No creo que eso sea lo que te motive - dice Lily.
- ¿Y entonces que crees que podría ser? - digo entre curioso y sorprendido.
- No lo sé. Pero lo pienso averiguar - dijo decisiva.
- Suerte - dije soltando una risita.
- Lily... - susurró Ruby.
- ¿Ruby? ¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras?
- Deja de intentar... Intentar robarme al novio - dijo con los ojos entrecerrados pero una sonrisa divertida en los labios.
Lily se puso roja como un tomate y no pude evitar reírme.
- Como se te ocurre decir algo así - contestó Lily molesta.
- Oye que no soy tan mal partido - contesté fingiendo estar ofendido.
- Si quitas que eres un idiota con complejo de superioridad... - dijo Ruby intentando incorporarse.
Me preocupó lo suficiente como para borrarme la sonrisa y levantarme a ayudarla.
- ¿Te encuentras mejor? - le pregunté mirándola a los ojos.
- Sí. Ahora ya veo bien. Solo estoy cansada - dijo dándome un suave beso en los labios.
- Volvamos ya a la habitación - dijo Lily pasando el brazo de Ruby alrededor de su cuello.
Cuando empezaron a subir las escaleras vi que Lily se daba la vuelta y moviendo los labios me decía "gracias". No supe como tomármelo, no había hecho nada especial por ella. Volví al cuarto y les expliqué a los demás que todo iba bien y que ya se había recuperado. Sin embargo me costó dormir esa noche.

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