Capítulo 2:

RUBY:
- ¡Ruby! ¡Despierta! Llegamos tarde a clase - me gritó Lily lanzándome un zapato desde su cama.
Me incorporé rápidamente, arrepintiéndome al segundo. Un terrible dolor de cabeza me hizo cerrar los ojos con fuerza.
- Tienes mala cara. Podemos pasar por la enfermería si quieres.
- No hace falta solo es cansancio.
Lily me miró extrañada sin saber si creerse la mentira o al menos fingirlo. No pasamos por el comedor porque no nos daba tiempo así que fuimos directamente a nuestra primera clase del día, pociones. Cuando entramos, el profesor Slughorn nos pidió que nos colocásemos junto a uno de los calderos. En vez de ponerme al lado de Lily y Severus como siempre, me puse al lado de Lupin y un chico de Slytherin.
- Tienes mala cara - me dijo Lupin.
- Eso me han dicho - le contesté mirando la receta de la poción.
- James nos lo contó.
Mis hombros se tensaron y Lupin empezó a disculparse murmurando palabras sin sentido.
- No es culpa tuya. Ni lo del año pasado ni lo de ayer.
- Creeme que James intentó impedirlo - dijo más bajo para que no lo oyeran.
- Aun así fue suya la idea.
- No se lo puedes tener en cuenta. Sabes como son Canuto y Cornamenta.
- ¿En serio vas a defenderle?
- Lo que hicieron estuvo mal pero hay personas que les cuesta más controlar los celos.
- Estoy saliendo con él. Los celos no son una excusa y mucho menos de Severus.
- Tal vez tu no te hayas dado cuenta pero parece que tengas muchas más confianzas con Snape.
- Es mi amigo, claro que le cuento cosas.
- ¿Los amigos te dicen lo que ayer Snape?
- Profesor, creo que no me encuentro bien. ¿Le importa si voy a la enfermería? - pregunté fulminando a Remus con la mirada.
- Por supuesto.
Salí de clase con los libros bajo el brazo y fui directamente a mi cuarto. Por el camino, tuve la mala suerte de topar con Filtch.
- Los alumnos no deben estar fuera a estas horas - dijo con su áspera voz.
- Voy a la enfermería. Tengo permiso del Profesor Slughorn.
- La enfermería está en sentido contrario Señorita Garroway. Acompáñeme a hablar con McGonagall.
Controlé las ganas de lanzarle un Avada Kedavra y le seguí. En cualquier otra ocasión me habría molestado en correr para huir pero no me encontraba en condiciones.
Llegamos al despacho pero no había nadie y como no le gusta que interrumpan sus clases, me llevó directamente al despacho del director. Se encargó personalmente de hacerme pasar.
- Director, he encontrado a esta estudiante fuera de clase. Le ha dicho a su profesor que iba a la enfermería pero la he pillado yendo en dirección contraria.
- Muchas gracias Argus. Puedes marcharte - dijo Dumbledore con voz tranquila.
Salió a regañadientes por no poder quedarse a ver como me castigaban.
- Muy bien señorita, explícate.
- No me encontraba bien.
- ¿Y has pedido a tu profesor ir a la enfermería?
- Sí.
- ¿Qué te hizo cambiar de dirección?
- El tipo de cosas que un hechizo o una poción no cura.
- Entiendo. Puede que te hubiera venido bien el mapa para esquivar a Filtch.
Le miré completamente sorprendida de que conociera la existencia del mapa.
- Señorita Garroway, ha de saber que no ocurre nada en este colegio sin que yo me entere.
- ¿Eso significa que...
- Significa que se de todas sus bromas, todos sus paseos nocturnos, sus visitas al señor Lupin...
- ¿Pero todo?
- Sí. Sin embargo, si ustedes no dicen nada, yo no soy nadie para inmiscuirme en los asuntos ajenos.
- ¡Es el director!
- Muy observadora.
- Dígame mi castigo y así al menos puedo volver a clase - dije frotándome la sien.
- Vete un rato al cuarto a descansar y puedes continuar las clases más tarde.
- ¿En serio?
- Espero que asista a alguna de ellas y que para el entrenamiento de esta tarde se encuentre mejor. No debería decir esto pero... Me gusta que gane Gryffindor - me dijo guiñando un ojo.
- Muchas gracias.
Me levanté y me despedí con una sonrisa. Filtch me vio pasar y se fue refunfuñando. Volví a mi cuarto e intenté dormir en vano. Podría haber vuelto a clase pero no tenía ganas de ir a Transformaciones. Sin embargo, decidí ir a comer. Me senté al lado de Lily y por lo tanto, muy lejos de los demás merodeadores.
- Hola Ruby - me saludó Diane. Era una chica de tez oscura de Ravenclaw con la que coincidia en Runas Antiguas.
- Hola Diane - le saludé dándole dos besos.
- ¿No te sientas con ellos? - me preguntó Lily.
Como respuesta le solté un gruñido.
- Alerta. Potter se acerca. Repito, Potter se acerca. ¡Y va solo! - dijo Tiana, una de nuestras compañeras de cuarto.
- Baja la voz - le dije tapándole la boca entre risas.
- Ruby - dijo la voz de James a mi espalda.
- Diane. Ahora tenemos Runas Antiguas, ¿no? - le pregunté ignorando a James por completo.
- Sí. Podemos ir juntas directamente.
- Vale, estupendo - le respondí con una sonrisa.
Me puse en pie y pasé al lado de James sin mirarle. Mala idea. Me agarró del brazo y me acercó a él.
- No puedes ignorarme siempre - me susurró al oído.
- ¿Quién lo dice? - pregunté soltándome y alejándome.
- Lo siento - gritó.
Me di la vuelta sorprendida. James Potter pidiendo perdón. Delante de todo el colegio. Miré a mi alrededor y me fijé en que casi todas las miradas estaban puestas en nosotros. Incluso varios profesores miraban. Se me hizo el estómago un nudo y me agarré las manos para que nadie las notara temblar. Cuando James se acercó, mi respiración se aceleró y tuve que mirar a otro lado. Llegó hasta mi y me levantó la barbilla para que le mirara a los ojos.
- Por favor, perdóname.
Asentí ligeramente. No me podía negar a esos ojos color avellana que me miraban como si no hubiera nadie más en el mundo. Se inclinó suavemente y me besó. Muchos empezaron a aplaudir y yo me separé avergonzada, roja como un tomate.

JAMES:
Sonreí cuando sus labios se alejaron de los míos por los aplausos. Volví a besarla.
- Perdón por interrumpir pero hay que ir a clase - dijo una voz que conocía bien.
- Hola Lily - le saludé.
Me miró pero no contestó. Ruby se enfadaba cada vez que le hacía algo a Snape pero Liliy me odiaba por ello.
- Nos vemos luego - dijo Ruby dándome un beso en la mejilla.
Me di la vuelta para volver con mi grupo y por el camino me topé con la mirada del director. Me guiñó un ojo y después levantó su copa como si brindara por la escenita que acababa de montar. Le sonreí pero rompí el contacto visual cuando Colagusano empezó a reirse y a felicitarme. Canuto me dio un par de palmadas en la espelda y Lunático seguía con su libro.
- ¿No me vas a decir nada? - le pregunté.
- Tienes suerte de que Ruby te haya perdonado. Otra cagada así y dudo que siga contigo.
- Gracias por los ánimos.
- Solo te aviso.
Lupin se levantó y salió con el libro bajo el brazo. Tenía clase de Runas con Ruby pero los demás teníamos hora libre.
- Mirad quien viene por ahí - dijo Sirius.
Colagusano se rio nervioso y yo dirigí la vista a un chico larguirucho y pálido, con el pelo negro grasiento. Snape. Trató muy mal ayer a Ruby y posiblemente por su culpa, parte del enfado de mi novia había tenido algo que ver con lo que él le dijo y no conmigo. Sabía que Ruby no quería que le hiciera nada a pesar de todo pero yo quería vengarla. Snape pasó por delante nuestro y rápidamente puse mi pie para que tropezara. Sirius estalló en carcajadas junto con los estudiantes que quedaban en el comedor.
- ¿Qué pasa? ¿Se te ha olvidado cómo andar?
No contestó. Simplemente se levantó y recogió sus cosas. Vi que tenía el libro de Runas Antiguas. Me acerqué a él y le levanté por el cuello de la camisa.
- Ahora vas a tener clase con mi novia. No te acerques a ella - dije en tono amenazador.
Asintió mirando hacia otro lado.
- Potter. Suéltale ahora mismo.
- Evans. ¿No te habías ido ya?
- He dicho que le sueltes.
La miré y dejé caer al patético de su amigo que resbaló y cayó al suelo. Empecé a reir con Canuto y Colagusano mientras Lily ayudaba a Snape.
- No sé como Ruby te aguanta.
- Seguro que si tú lo intentases también lo harías.
- Prefiero que me lancen un Avada Kedavra.
Le sonreí mientras la miraba marcharse. Oculté los nervios tras esa sonrisa. Si le decía algo a Ruby, tedría problemas de nuevo y no quería pensar que Lunático tenía razón. Fuimos a los jardines y por el camino nos topamos con Peeves que estaba colocando unos botes de cristal encima de la puerta de una de las clases.
- ¿Qué tienen? - pregunté poniéndome debajo del poltergeist.
- Unos polvos que harán que les salgan granos con pus por todo el cuerpo.
- ¿Qué profesor? - seinteresó Sirius.
- Minerva - dijo con una risa aguda.
- ¿Vas a quedarte a verlo o vienes a gastar bromas con nosotros? - le pregunta Sirius.
- Puedo volver más tarde.
- Genial porque tenemos una idea preparada.
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RUBY:
Me siento junto a Diane para alejarme de Snape. En la clase hay muy pocos de Slytherin, así que la mayoría somos Gryffindor o Ravenclaw. La profesora Babbling entra en el aula 6B y nos manda callar.
- Abrid vuestros libros por la página 10.
Todos le hicimos caso y abrimos el libro por el primer tema. A mitad de la clase, levanté la vista y vi a Severus mirándome. Le sostuve la mirada queriendo averiguar que ocurría pero sin mucho éxito. Volvió a mirar a su mesa y empezó a escribir algo. Segundos después un trocito de pergamino apareció en mi mesa.
"Perdón. Espérame luego. Quiero hablar contigo."
Escribí un simple OK debajo e hice desaparecer el papel. Cuando lo vio sonrió y me miró. Aparté la vista y sabiendo que no me veía también sonreí. Ahora tenía clase de Alquimia con él y podríamos sentarnos juntos porque la clase era de Slytherin y Gryffindor. Lily se despidió y se fue a Adivinación. Caminé al lado de Severus esperando que hablara él.
- Perdón. Siento mucho lo que te dije ayer. Estaba muy molesto.
- Te perdono - le dije con una sonrisa.
Él sonrió aliviado.
- Me ha dicho Lily que estás saliendo con él...
- Sí.
- ¿Desde cuando?
- Desde el accidente de principios de curso el año pasado.
- ¿Por qué no me dijiste nada?
- Ni si quiera se lo dijimos a los demás del grupo hasta mitad de curso. Y oficialmente empezamos este verano.
- Pero yo soy tu amigo.
- Y Sirius y Remus también.
- ¿Y Peter?
- Esa rata inmunda esta mejor en el fondo del lago después de lanzarle un Avada Kedavra - dije con cara de asco.
Severus se rio por lo bajo. Le miré sorprendida. Hacía mucho que no le veía reír. Ya era todo un logro que sonriera.
- ¿Qué? - me preguntó extrañado.
- Nada... Es solo que me gusta verte sonreír.
Apartó la mirada sonrojado.
- Chst - oí a alguien a mi lado.
Sin embargo, no había nadie.
- Ruby - susurró alguien en mi oído.
James. El maldito Potter usando su capa de invisibilidad.
- ¿Todo bien? - me preguntó Snape.
- Sí, sí. Tú sigue que ahora te alcanzo - dije fingiendo que busco algo en mis bolsillos. Se encogió de hombros y siguió andando.
- Tienes que salir de aquí - susurró la voz de Sirius.
Miré extrañada al suelo porque no entendía nada y tampoco sabía a donde mirar.
- Ya lo entenderás ahora vete.
Negué suavemente con la cabeza para que ellos lo entendieran pero los demás pensaran que me arreglaba el pelo.
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JAMES:
Maldita Garroway. Posiblemente se creyera que la intentaba alejar de Snape. Vale. Lo admito. Esa era parte de la razón. Pero si no salía pronto de ahí, Pevees no tendría piedad con nadie. Nos escondimos detrás de una columna y nos quitamos la capa.
- Voy a por ella - les dije - No os mováis de aquí.
- La rata del lago y yo no nos moveremos - dijo Sirius entre risas.
Habíamos oído a Ruby desporticar sobre Colagusano. Aunque era un hecho muy claro que le odiaba y nadie lo dudaba. La pregunta era por qué. Era un chico bastante tranquilo pero siempre estaba ahí para lo que necesitaras. Incluso a ella le había ofrecido apoyo pero por alguna razón lobrechazaba. Al fin y al cabo, era un merodeador y eso significaba que también era un amigo. Siempre estaba ahí para escuchar y se había ganado nuestra confianza. Salí de detrás de la columna sin la capa y me acerqué por detrás a ella. Cuando estuve lo suficientemente cerca, la agarré de la cintura y la cogí en brazos. Sus libros cayeron al suelo pero los recogí con un simple accio. Snape nos miró extrañado pero ni los gritos de Ruby pidiéndo que la soltara ni su intento por sacar la varita para hacer algo, sirvieron de mucho. Solté a Ruby que corrió a mi lado y Pevees apareció al final del pasillo. Solté su mano porque sabía que me seguiría.
- Severus corre - fue lo último que le oí decir antes de esconderla detrás de una columna cercana a la de Canuto y Colagusano.
No pude ver si Snape se libraba de la broma, aunque creo que nos intentó seguir y lo más probable es que no la esquivara, pero si vi el humo negro que cubrió todo el pasillo. Se oyó los gritos de los alumnos y las burlas del Poltergeist. Entonces me fijé en que Ruby no estaba a mi lado. Maldije por lo bajo y golpeé la columna con todas mis fuerzas. Maldita cabezota. Sabía lo que se le venía encima y aun así me había engañado. Me había hecho creer que me seguí para correr a por el maldito Snape en el último segundo. Me asomé después de que desapareciera la niebla negra y vi los cuerpos de los estudiantes en el suelo. Todos tosían y desprendían nubes oscuras. También habían perdido la vista. Los efectos duraban cerca de una hora. Busqué a Ruby sin éxito. Vi a Severus arrinconado cerca. Había esquivado la broma con algún hechizo. Se levantó y vi que detrás estaba Ruby. Me acerqué corriendo pero verla tambalearse me hizo frenar. Sus ojos estaban oscuros. Parte de la broma le había afectado. No tosía lo cual era que la peor parte no le había tocado. Aún así mis piernas se negaron a seguir. Tenía miedo. Lo sabía. Intenté convencerme de que era un Gryffindor. Gryffindor significa valor. No tener miedo. Black y Pettigrew se reían por detrás pero yo no encontré la fuerza para hacerlo. Los profesores aparecieron al final del pasillo y Canuto vino para arrastrarme fuera de allí.
- Potter, ¿qué te pasa? - me preguntó.
- Ruby. No ve. Le ha alcanzado la broma - dije intentando convencerme de que solo había sido mi imaginación.
- ¿Pero no la habías escondido?
- Corrió hacia el maldito Snape en el último momento.
- ¿Y él?
- Hizo un contrahechizo pero aun así a Ruby le ha afectado en parte.
- Siempre de por medio ese maldito Slytherin.
- Sí, hay que hacer algo con él - dijo Colagusano.
- Me encargaré de ello personalmente - dije apretando los puños.
Black sonrió y nosotros entramos en la clase de Adivinación poco antes que la profesora. Nos sentamos en una de las mesas junto a Remus.
- ¿Dónde estabais? - nos preguntó.
- Ya te enterarás - contestó Sirius.
- Buenas tardes alumnos. Este curso empezaremos en el campo de la adivinación con las estrellas. Sinistra, vuestra profesora de Astronomía, me ha informado de lo que habéis dado. Entonces entró la profesora McGonagall.
- Las clases quedan suspendidas. Ha habido un problema en el pasillo del cuarto piso. Una de las travesuras de Pevees. Por la seguridad de los alumnos, permaneceran en sus cuartos hasta nuevo aviso. Al parecer tiene pensado gastar otra broma y hasta que no lo aclaremos con el Barón Sanguinario, lo mejor será que vuelvan a sus cuartos.
- ¿Los alumnos están bien? - preguntó la profesora Birdy.
- A muchos les hemos conseguido quitar los efectos con una poción del Profesor Slughorn pero varios estudiantes siguen con tos y una alumna no recupera la visión.
Con esas últimas palabras me miró. O sabía que yo estaba compinchado con Pevees o esa alumna...
- ¿Quién? - pregunté poniéndome en pie de un salto.
- Me temo señor Potter que se trata de Ruby Garroway.
Salí corriendo del aula. La profesora McGonagall me gritó que no debía ir a verla, que por mi seguridad volviera a la habitación. A la mierda mi seguridad. Mi novia estaba en la enfermería. ¿Por que ella? A muchas otras personas les había afectado de lleno el hezhizo y se habían curado. Ella había estado protegida. ¿Por qué no recuperaba la visión? Entre corriendo en la enfermería y la busqué con la mirada. Un par de profesores se deshacían de las nubes negras de polvo que tosían tres chicos de Slytherin. La enfermera atendía a un chico de Gryffindor que no paraba de toser y al lado, Ruby estaba sentada en una camilla abrazándose las rodillas y con la mirada nublada por un humo negro. Snape estaba a su lado. Me acerqué sin saber muy bien si continuar o salir corriendo. La señora Pompfrey me miró reprochándome mi entrada pero no me dijo nada. Snape me vio y me miró como nunca antes nadie lo había hecho. Sabía que me odiaba por todo lo que le había hecho pero ahora parecía mucho más que eso. Me acerqué a Ruby y la cogí de la mano. Reconoció mi contacto y se sentó recta mirándo a su alrededor.
- Estoy aquí, estoy aquí - le dije sentándome a su lado y dándole un suave beso en la frente.

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