Capítulo 1:
RUBY:
- ¡Remus! - grité antes de lanzarme a su cuello.
No le dio tiempo a asimilar lo que pasaba y caímos los dos al suelo.
- ¡Iros a un motel! - gritó Sirius a nuestro lado mientras James silbaba.
- No querría ponerte celosa Black - dije guiñándole un ojo.
James soltó una carcajada y Peter le imitó. Empezabamos el sexto año en Hogwarts y ese niño todavía me daba repelús. Siempre iba detrás de James y Sirius, riendo sus bromas y alabando hasta la última de sus tonterías. No me inspiraba confianza.
- Vamos a coger sitio para poder sentarnos juntos - dijo Remus ayudándome a ponerme en pie.
- Podemos echar a unos de primero y asustarlos - dijo Sirius con su típica sonrisa malvada.
- Meteté con alguien de tu tamaño cobarde. Todavía no sé como estás en Gryffindor - le dije sacándole la lengua al final.
- Muy madura Garroway, muy madura - me dijo James pasando un brazo sobre mis hombros.
- Dame un segundo que ahora vuelvo - dije liberándome de su brazo y corriendo a hablar con Lily.
- ¿Qué tal el verano? - me preguntó cuando me vio.
- Genial, ¿el tuyo cómo ha ido?
- Muy bien. Severus y yo estuvimos practicando algunos hechizos.
- Es verdad, consiguisteis permiso especial de Dumbledore. ¿Dónde está Severus por cierto? - pregunté buscándole entre toda la gente.
- No lo sé, supongo que ahora vendrá.
- ¿Le has notado raro este verano? Yo creo que me está empezando a ignorar.
- Él no es así. Las dos sabemos que le fastidia que vayas con ellos pero debería darle igual.
- Por eso te pregunto. Aunque vaya con ellos también voy con vosotros.
- Pregúntaselo, viene por ahí. Y por cierto, te querré de por vida por cortarle el rollo a James.
- ¿Qué? - dije mirando a mis amigos.
- Cuando te ha puesto el brazo en los hombros y tú te has ido. Deberías haber visto su cara.
- Hablando de eso... Empezamos a salir en verano - dije bajándo el tono de voz.
- ¿En serio? - me dijo sorprendida.
- No es tan mal tío como parece, solo tiene la madurez de un niño de tres años.
Las dos empezamos a reír. Severus saludó a Lily con dos besos.
- Ey, ¿te pasa algo? Te mande varias cartas pero no me has contestado.
- Lo sé, las recibí - me contestó indiferente.
- ¿Qué te he hecho?
- Nada.
- Por favor, dímelo porque no tengo ni idea.
- Eres lista, sí que lo sabes.
- Es por James y Sirius, ¿verdad?
- Muy bien - dijo con una sonrisa sarcástica.
- Deja de comportarte como un gilipollas.
- Yo no soy el gilipollas aquí y eres tu la zorra que le va lamiendo el culo a Potter y Black.
Dos segundos después Severus cayó al suelo con la nariz ensangrentada. Las chicas normalmente dan una simple bofetada. Yo, Ruby Garroway la Reina de la Violencia y la Poca Paciencia, soy mas de cerrar los puños y estrellarlos contra la cara de la gente.
- ¡Ruby! - me gritó Lily.
- Se lo ha buscado el solito.
Me di la vuelta y volví con mi grupo. Dejamos las maletas y yo recogí a Niebla del suelo para llevármela al bagón.
- Y yo que pensaba que para fastidiar a alguien se necesitaba magia - me dijo James.
- No estoy de humor - dije cruzándome de brazos.
Niebla empezó a restregar su cabeza contra mi brazo para darme ánimos.
- Lo he pensado mejor - dije con una sonrisa.
- ¿El qué? - preguntó James empezando a entender a donde quería llegar.
- Chicos, preparad vuestras varitas, es hora de divertirnos.
Sirius sonrió y se puso en pie de un salto.
- Ruby, ellos no tienen remedio pero no lo hagas tú también - me dijo Remus.
- Hasta luego - le dije saliendo seguida por los demás.
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- ¿Viste la cara del gordito? - dijo Sirius entre risas.
- Fue mejor aún cuando el segundo se meo - dije yo casi sin poder respirar por las carcajadas.
- Eso no se me olvidará jamás.
- Espero que os lo hayáis pasado bien - dijo Remus.
- Claro que sí, papá - dijo Sirius.
Todos empezamos a reír de nuevo.
- Habéis estado un buen rato fuera, deberías cambiaros ya - nos dijo sin apartar la vista del libro.
Siempre hacía eso cuando se enfadaba.
- Venga, suéltalo - le dije animándole con las manos.
- ¿El qué? - preguntó confuso.
- Por qué te has cabreado.
- No me he enfadado - dijo sin mirarme.
- No me mientas, Remus John Lupin - dije amenazándole con el dedo.
- ¿O sino qué? ¿Me vas a fastidiar como a los críos de primero?
- ¿Otra vez por eso?
Sirius, James y Peter cogieron sus cosas disimuladamente y salieron para cambiarse. La cosa se estaba poniendo fea y sabían que yo tenía mucho temperamento. Remus no contestó.
- ¿Sabías que en realidad no les he dejado fastidiar a nadie menor que nosotros?
Noté que su cuerpo se tensaba pero seguía sin mirar. Cogí mis cosas, me cambié al uniforme y me puse la capa. Remus continuaba sin mirarme.
Me senté en el suelo a sus pies y le quite el libro suavemente. No le quedó más remedio que mirarme a los ojos.
- ¿Te pasa algo más que no me quieras contar?
Negó con la cabeza pero yo sabía que algo le pasaba. Los demás volvieron a entrar.
- Hombre amigo, todavía tienes la cabeza sobre los hombros - dijo James dándole un puñetazo en el hombro.
- A ti si que te voy a arrancar la cabeza - dije lanzándome hacia él.
Cogió mis muñecas y me dio la vuelta, pegando mi espalda a su pecho.
- Mi querida Ruby, a día de hoy no eres más fuerte que yo - dijo James.
- Pero si más lista - dije dándole una patada en la espinilla.
No me soltó pero vaciló lo suficiente para que pudiera liberar una de mis manos y sacar la varita.
- Calvario - dije apuntándole con mi varita.
Me lleve las manos a la boca para aguantar la risa. Su mata de pelo castaña había desaparecido para dar lugar a una reluciente calva. Cuando Sirius estalló en carcajadas no me pude reprimir y empecé a reírme. A James no le quedó más remedio que ponerse la capucha y esperar a que creciera de nuevo (lo cual llevaba unos pocos minutos nada más). Sirius y yo no dejamos de reír e incluso seguíamos riendo cuando llegamos a Hogwarts.
- Por favor, ya basta - dijo James.
Sirius y yo nos pusimos serios.
- Perdón - dije.
Sirius y yo nos miramos y empezamos a reír de nuevo. Tuvo que mandarnos callar la Profesora McGonagall. Nos sentamos Lupin y yo a un lado de la mesa, y los demás en frente. Cuando vi a Severus a lo lejos le fulminé con la mirada. Todavía no me podía creer lo que me había dicho. Después de cenar, subimos a sentarnos en nuestros sillones de siempre pero unos chicos de séptimo nos habían quitado el sitio.
- Dejadme esto a mí - dijo James.
- Son todo tíos, déjame intentarlo con un poco de persuasión femenina - dije quitandome la capa.
Se la di a James y me desarreglé un poco el uniforme. La falda que llevaba a la mitad del muslo, la subí un poco más. Me quité el jersey y lo coloqué sobre mis caderas. Por último desabroche los primeros botones de la camisa.
- Oye, esa persuasión guárdatela para mí - dijo James abrazándome por detrás.
- Contigo ya ha funcionado - le digo separándole.
Me acerco a los chicos con la mejor de mis sonrisas.
- Hola - me dice uno bastante guapo que tiene pinta de ser el cabecilla.
- Hola, ¿os importa que me siente con vosotros? - digo jugando con uno de mis rizos negros.
- Claro que no - contesta otro.
Me siento en el apoyabrazos del sillón en el que está el líder.
- ¿Cómo te llamas? - me preguntó.
- Ruby - contesté apoyando mis piernas sobre las suyas y asegurándome de que las viera.
- Que te parece tu y yo, ahora. Sé de un sitio donde no nos verá nadie - me susurró al oído.
Me reí tímidamente por lo bajo y le miré con mis ojos verdes.
- Tengo una idea mejor - le digo con una sonrisa traviesa.
- ¿A sí? - dice rodeándo mi cintura con uno de sus brazos.
- Sí - le susurró mirándo sus labios.
- Y dime, ¿cuál es?
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JAMES:
Estuve a punto de lanzarle una maldición imperdonable a ese hijo de puta. No quería verle un solo segundo más con sus manos encima de mi novia. Entonces Ruby se inclinó sobre él y le dijo algo. El chico primero miró extrañado pero tras ver la mirada asesina de mi encantadora Ruby, se levantó e hizo levantarse a los demás.
- Listo - dijo Ruby señalando los sillones.
- Por eso eres la jefa - dijo Sirius tirándose de cualquier manera sobre su sillón.
- Eh, el que manda soy yo - repliqué.
- ¿Todavía dejamos que se lo crea? - preguntó Ruby a los demás, los cuales no dudaron en reírse a mi costa.
Le cogí de la cintura y la pegué contra mi pecho. Sostuve su mirada y unos segundos después la besé. Empezamos a salir oficialmente a principios de verano pero llevábamos casi un año juntos. Fue después del primer partido del curso. Ella era golpeadora de nuestro equipo pero el maldito Henry Wedhill, capitán del equipo de Slytherin, agarró su escoba y la empujó hasta que cayó. Se la llevaron a la enfermería y pitaron la falta pero atrapé la snitch segundos después y no dio tiempo a penalización. Solo podía pensar en verla cuanto antes. Estuvo inconsciente dos días y le pedí un permiso especial al director Dumbledore para que me dejara estar con ella. No era de los mejores estudiantes y mucho menos de los más responsables, pero por alguna razón accedió. Verla despertar fue uno de los momentos más felices de mi vida. En ese instante también la besé y para mi sorpresa, me devolvió el beso. No se lo dijimos a los demás merodeadores hasta mitad de curso y ellos parecieron encantados.
Nos sentamos los dos en el mismo sillón y se dedicó a dibujar sobre mi hombro.
- Con que el nuevo precepto - dijo Ruby analizando a Lunático con la mirada.
- Menudo honor - contesté con una sonrisa sarcástica.
- Sabéis que lo hace para que os tenga controlados, ¿verdad? - contestó él.
- Yo espero que él sepa que no servirá de nada - dijo Sirius.
- El año pasado la liasteis mucho con Snap... - empezó Lunático. Se calló en cuanto se dio cuenta de que Ruby estaba delante.
Pero era tarde. Ella se puso de pie y nos miró a todos, uno por uno (menos a Colagusano al cual consideraba invisible), empezando por Canuto, continuando por Lunático y acabando por mí.
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RUBY:
- ¿Qué le hicisteis? - pregunté con los puños apretados.
- Nada - contestó Sirius rápidamente.
James fue incapaz de sostenerme la mirada y Remus ni si quiero la apartó del suelo.
- Colagusano - grité.
El niño, que parecía no haber crecido desde el primer día, se puso de pie y se acercó temblando. Vi el miedo en los ojos de James y supe que me ocultaba algo.
- Vas a decirme que le hicieron a Severus - le dije agarrándole por el cuello de la camisa y apuntándole con mi varita.
- N-No... No lo sé - contestó.
- Sí que lo sabes, ¿o quieras que te haga recordar por las malas? - pregunté con tono frío.
- Va-Vale. En primavera... - empezó pero James le mandó callar.
- Si te lo va a contar alguien prefiero ser yo - dijo James incapaz de mirárme a los ojos.
- Bien. Empieza - dije apartándo a Peter de un empujón.
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JAMES:
En tercero, habíamos descubierto que Lupin era un hombre lobo. También descubrimos un pasadizo bajo el sauce boxeador para ir a la casa de los gritos, donde pasaba todas las lunas llenas. Ilegalmente nos convertimos en animagos. Peter una rata, Black un Grim, Ruby un águila y yo un ciervo. Los cinco empezamos a pasar juntos las noches de luna llena y a mediados de ese año, nos empezamos a llamar Los Merodeadores. Ruby y yo tuvimos la idea de hacer un mapa y lo hechizamos. Con las palabras "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" el mapa aparece y muestra todos los pasadizos conocidos de Hogwarts y Hogsmeade. Ruby y Lupin también descubrieron un hechizo para que mostrara a las personas y donde estaban aunque utilizaran hechizos para ocultarse. Incluso aparecía yo aunque utilizara mi capa de la invisibilidad. Para que nadie encontrara el mapa, decidimos que con las palabras "Travesura realizada" se convertiría en pergamino. De hecho, varios profesores nos habían pillado pero solo encontraban un simple pergamino vacío. Algunos habían intentado con hechizos que mostrara su contenido pero el mapa se burlaba de ellos y dejaron de intentarlo.
- ¿Podemos hablar en un lugar más privado? - pregunté mirando a mi alrededor.
Era tarde y casi todos se había ido a dormir pero otros seguían en la sala común.
- No podéis salir. Es tarde - dijo Lunático.
- Llevaré la capa y el mapa - le dije.
- Si os pillan me meteréis a mí en problemas.
- No nos pillarán.
Con accio, mi capa y el mapa bajaron desde la habitación. Activé el mapa y me cubrí con la capa. Ruby se acercó pero solo lo suficiente para que la cubriera también. Salimos a través del cuadro y fuimos por los pasillos.
- No tienes que llevarme a la otra punta del... - empezó antes de que le tapase la boca.
Me fulminó con la mirada y yo le enseñé el mapa donde salía Filtch, rondando por donde estábamos. Entramos a un pasillo y Ruby me miró entendiendo a donde ibamos. La Sala de los Menesteres. La descubrimos a finales de tercero por casualidad y nos fue muy útil, teniendo en cuenta que la sala alberga todo aquello que necesitamos. Entramos pero esta vez es una sala abarrotada de objetos. Nos quitamos la capa y cerramos la puerta.
- No sé para que tanto paseito.
- Ven - le dije agarrándole de la muñeca.
La llevé hasta uno de los muebles tapados con una sábana. Tiré de la tela para dejar al descubierto un espejo lleno de polvo.
- Déjate de gilipolleces y dime que le hicisteis - me dijo cruzándose de brazos.
- Solo un segundo. Ponte delante y dime que ves.
Me miró extrañada y luego me hizo caso. Abrió los ojos como platos y luego se dio la vuelta. Devolvió la vista al espejo y de nuevo a mí.
- ¿Qué ves? - le pregunté.
- ¿Que espejo es este? - preguntó ignorando mi pregunta.
- El espejo de Oesed. Muestra nuestros deseos más anhelados.
Apoyó la mano en la superficie y la deslizó por el cristal.
- Cómo... - musitó.
Analizó el cristal en busca de cualquier indicio de que era una broma y luego me miró.
- ¿Qué tiene esto que ver? - me preguntó.
- Lo que yo veo es a ti - le contesté acercándome a ella.
- Ya claro - me contestó cruzándose de brazos.
- Eres lo único que quiero en este mundo. Tú eres mi felicidad y mi mayor deseo. Por eso no quiero perderte.
- ¿Me vas a decir ya lo que ocurrió?
- Mejor aún, te lo voy a enseñar.
Aparté unos cuántos muebles y saqué un pensadero.
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RUBY:
La verdad sea dicha, James sabía como calmarme. Su bonita charla del espejo me había tranquilizado. De verdad que no quería sucumbir a sus encantos, pero a veces era simplemente irresistible. Sacó un pensadero de entre todos los objestos que había. Colocó su varita en su sien y tras murmurar el hechizo tiró suavemente para sacar un fino hilo plateado y depositarlo sobre la cristalina agua. Me incliné y sumergí la cara en el pensadero, y mi mente en su recuerdo.
- Donde anda tu nueva novia - dijo Sirius sentándose al lado de James.
- Cállate Canuto - contestó él.
- Ahora ya no podremos meternos con Snape - dijo Sirius.
- Te recuerdo querido amigo, que si te vuelves a acercar a Snape, Ruby te volverá a dejar en ridículo delante de toda la escuela - contestó Remus leyendo, como no.
Sabía que James y Sirius no se llevaban bien con Severus y que alguna vez le hacían alguna que otra jugarreta pero Lily y yo siempre les parabamos los pies. Hubo alguna vez que me encargué de vengarme porque se pasaron con él. Jamás se me olvidará el primer partido de Quidditch en el que participamos. Tercer curso, fuimos James, Sirius y yo a hacer las pruebas. James intentó que le cogieran como guardián pero acabó de buscador y a Sirius y a mí nos cogieron como golpeadores.Después del primer partido, de camino a los vestuarios, James y Sirius se cruzaron con Severus y decidieron que era buena idea zarandearle en el aire delante de la mitad de nuestro curso. Les interrumpí con una tos y no tardaron en bajarle. James y Sirius se fueron sin decirme nada, y Severus se puso en pie ignorando la mano que le tendía. Le dije que me siguiera y con un simple accio, cuando entraron a las duchas, la ropa de James y Sirius estaba a mi alcance. Empezaron a buscarla como locos pero no tenían ni el uniforme ni la equipación así que tubieron que volver en toalla hasta sus habitaciones. Una de las pocas veces en las que he visto a Severus sonreír.
Volví a centrar mi atención en el recuerdo de James. Remus se levantó y se fue sin dejar de mirar sus libro.
- Ahora que se ha ido el aguafiestas, ¿cuál es el plan? - dijo Sirius.
- No hay plan - contestó James.
- Venga ya. Tú siempre tienes un plan.
- Esta vez no.
- Te ha comido el coco y lavado el cerebro. ¿Dónde está mi amigo James? - dijo Sirius con una fingida indignación.
- Delante de tus narices - contestó James terminando con el desayuno.
- Entonces dime el plan. ¿O es que no eres lo suficientemente hombre?
Maldita sea. Sirius había utilizado la frase capaz de mover montañas. La frase que haría que cualquier idiota como lo es mi novio, hiciera hasta la mayor de las estupideces.
- Tal vez Lunático asome el morro más de la cuenta.
- Esto se pone interesante - dijo Sirius frotándose las manos.
- Este sábado hay luna llena. Tenemos que conseguir que Snape nos siga y se lleve un buen susto.
- Nadie puede controlar a Lunático cuando se transforma. Será interesante ver como reacciona.
- Yo me encargaré de distraer a Ruby y luego iré contigo. Hoy tenemos pociones y sería una pena que Snape se enterase de que pretendemos dar un paseo nocturno el sábado - dijo James.
- Una verdadera pena - corroboró Sirius asintiendo.
Peter se rió por lo bajo y soltó algún que otro comentario para subirle la moral a estos dos payasos.
El panorama cambió a la clase de pociones. Yo estaba sentada entre Severus y Lily. Lily y yo hablábamos sobre alguna tontería mientras Severus parecía escuchar la conversación de Potter y Black. Desde luego quedó claro que pensaba seguirles.
De nuevo cambió el recuerdo. James y yo sentados en la sala común.
- ¿Y los demás? - le pregunté.
- ¿Qué más da? - preguntó inclinándose para besarme. Recordaba aquella noche. Más o menos.
Sacó su varita y se separó un instante.
- Perdóname.
Le miré extrañada. Esto no lo recordaba.
- Incarcerous.
Unas cuerdas me atraparon y James me obligó a beber una poción para dormir. Salió corriendo, dejándome en el sofá como si simplemente me hubiera dormido, y fue en busca de Sirius. Cuando le encontró le detuvo.
- No creo que debiéramos hacer esto - le dijo.
- ¿Qué bicho te ha picado? ¿Te da miedo tu novia o el castigo?
- Ninguno de los dos. ¿Pero y si pasa algo grave?
- ¿Qué demonios puede salir mal?
- Todo. Podría morderle y transformarle en hombre lobo. Y eso no sería lo peor. Podría matarle.
- Mejor. Un pringado menos.
- Esto es serio.
- Cobarde.
Sirius aprovecho la distracción de James y le lanzó un Petrificus Totalus. Cuando James volvió en sí, corrió al sauce boxeador y al llegar a la casa de los gritos, salvó a Severus por los pelos de ser atacado por Remus.
Pensé que ese sería el último recuerdo pero antes de distorsionarse todo, vi como pedían perdón a Remus por haberle metido en eso. Sin embargo el parecía muy molesto.
- ¿Me lanzaste un hechizo? - dije fulminándole con la mirada.
- En realidad dos. Luego necesité un obliviate para que no recordaras. Y también esta la poción de sueño.
- ¿Pero qué pasa contigo? - dije intentando darle un puñetazo - Soy tu novia. Como has podido hacerme esto - otro puñetazo fallido. Le golpeé con ambas manos y se desequilibró hacia atrás. Cayó de espaldas y yo tropecé, cayendo sobre él.
- ¿Cómo se te ocurre meter a Lupin en tu estúpido plan?
Volví a empujarle y él intentó inmovilizar mis manos. Nuestras varitas habían caído a unos pocos metros.
- Podríais haber matado a Severus. ¿Cómo dejaste que Sirius continuara?
- Lo intenté impedir - dijo cogiendo su varita al mismo tiempo que yo cogía la mía.
- No fue suficiente. Simplemente no debistes ni decirle tu idea a Sirius.
- Perdón. No pensé las consecuencias.
Le lancé un par de hechizos pero fue capaz de esquivarlos.
- Ese es tu problema Potter. No piensas las consecuencias. Y no deberías pedirme perdón a mí sino a Snape. ¿Qué os ha hecho él para que le odiéis tanto?
No contestó y anuló otro de mis hechizos. Me detuve y me mordí el labio para no romper a llorar. No tenía ni idea de lo de Severus pero a lo mejor su enfado tenía algo que ver con eso. James dudó y yo aproveché para lanzarle un Expelliarmus. Salí corriendo y a James no le dio tiempo a recoger su varita y salir detrás de mí. Sabía que llevaba el mapa y acabaría dando conmigo. Entonces me choqué con un chico alto y rubio.
- Cuidado por donde andas Gryffindor.
- Yo también me alegro de verte Wedhill.
- Bueno, bueno, si es Garroway.
Dos de sus compañeros, los cuales le seguían como Peter a James y Sirius, se empezaron a reír.
- Dile a esos dos inútiles que llevas detrás tuyo que parecen más estúpidos si se ríen por todo.
- Menudo genio. Desde luego no te guardas nada - dijo acercándose más de lo necesario, sin embargo, no quise darle el gusto de sentirme amenazada.
- Lo único que me guardo son un par de hechizos por si me sigues tocando las narices.
- ¿Sabes que estás en territorio de Slytherin? Aquí nosotros somos los reyes.
- ¿Reyes? He visto sapos con más potencial.
- Ya verás cuando ganemos la copa de Quidditch.
- Te veo muy seguro teniendo en cuenta vuestra posible derrota.
- ¿Quieres apostar?
- Sabes que vas a perder.
- Entonces no tienes de que preocuparte.
- Bien. ¿Qué quieres?
- Serás una Gryffindor pero tienes características de un Slytherin. Esa mezcla me gusta - dijo acercándose lo suficiente como para colocar unos mechones de pelo detrás de la oreja y susurrarme lo último.
- No sabía eso... - dije con una sonrisa traviesa.
- Tal vez podamos dejar a un lado las diferentes casas - me dijo tragándose mi actuación. Solté una risa tonta.
- Pero con todas las chicas que hay, ¿me prefieres a mí? - dije poniendo un puchero.
- Tú les das mil vueltas - dijo inclinándose lo suficiente como para besarme si lo deseaba.
- ¿No me has dicho que querías si ganáis la copa de Quidditch? - le dije acercándo mis labios a los suyos lo suficiente para que notara mi aliento pero sin llegar a besarme.
- Quiero que dejes al estúpido de Potter y salgas conmigo - dijo acercando esta vez él sus labios.
Yo me separé un poco, lo suficiente para evitar el beso sin levantar sospechas.
- Si gano yo, me deberás un favor. El que sea.
- Trato hecho, y ahora sigamos con lo nuestro.
Definitivamemte se inclinó para besarme. No se lo impedí, cosa que habría hecho de no ser porque vi a James aparecer al final del pasillo. Él no se dio cuenta de que le había visto, sin embargo el dolor que expresó su cara me pareció suficiente castigo. Apoyé a Henry contra la pared y cuando menos se lo esperaba, le golpeé justo donde más duele. Se dobló por la mitad y se quedó quieto.
- Estoy deseando machacarte en el Quidditch - dije antes de seguir por el pasillo.
Sabía que James me seguía pero no estaba segura de si él lo sabía. Solo había ido allí en busca de una persona y no me iría sin verla. El Barón Sanguinario salió de una de las paredes.
- Buenas noches Barón - le saludé. El fantasma de la casa Slytherin era sin duda el más temido. Incluso por Peeves. Sin embargo, a mi me parecía un incomprendido. Sin saber cómo, había conseguido entablar amistad con él.
- Buenas noches Ruby. ¿Qué te trae por estos lares?
- Vengo a buscar a un amigo.
- Sin duda no es aquella vergüenza para mi casa a la que habéis reducido sin magia - dijo señalando hacia donde seguía Henry intentándo recomponerse sin ayuda de sus amigos. Tal vez hubiera descargado más furia de la debida en ese golpe.
- No. ¿Podeías ir a avisarle? Se llama Severus Snape.
- Un chico callado, inteligente sin duda. Enseguida vuelvo, milady - me dijo cruzándo la pared con una reverencia.
- Maldita zorra. Esta me la pagas - dijo Henry acercándose a mí.
Me intentó lanzar un hechizo pero rebotó contra uno de sus amigos debido a la falta de concentración. Lo volvió a intentar pero fui capaz de lanzar el contrahechizo. Sin embargo, cuando él y el amigo que aún quedaba en pie, me empezaron a atacar a la vez, me fue más difícil esquivarlos. Podría transformarme en águila e irme pero no estaba registrada como animaga y no quería estarlo. Uno de sus hechizos me alcanzó y caí de espaldas. Henry se acercó y apartó de una patada mi varita. Intenté ponerme en pie pero Henry se colocó a horcajadas sobre mi cadera y se inclinó para besar mi cuello. Era demasiado orgullosa para pedir ayuda pero no tenía la fuerza suficiente para liberarme. Como no llevaba la capa era un estorbo menos y enpezó a tocar mi muslo por debajo de la falda. Dudaba que James siguiera ahí porque ni aunque me odiara se habría quedado sin hacer nada.
- Apártate de ella - dijo una voz calmada que conocía bien.
- ¿Qué piensas hacer Snape? - dijo Henry separándose lo justo para mirarle.
- Apártate - dijo muy seguro de si mismo.
Le sonrió con sarcasmo y se volvió a inclinar para besarme el cuello. Seguí retorciéndome pero no fue suficiente. Un hechizo lanzó a Henry a varios metros de mí. El amigo de Henry fue a lanzarle un hechizo a Snape pero alguien le petrificó por detrás. James.
- Me doy la vuelta dos segundos y cuando vuelvo ya estás en problemas - me dijo poniéndome en pie.
- Gracias - dije seria.
- Sabes que lo he visto, ¿verdad? - dijo refiriéndose al beso.
- Sí.
- Bien. Nos vemos luego - dijo sonriéndo con amargura.
Recogí mi varita y corrí a darle un abrazo a Snape.
- Gracias - le dije sin soltarle.
- ¿Qué quieres? - me dijo con su tono frío.
- Lo primero pedirte perdón por lo de la estación y decirte que no tenía ni idea de lo que pasó el año pasado.
Me miró extrañado.
- La broma de Sirius y James de llevarte a la casa de los gritos - le aclaré.
- Ya imaginaba que no habrías tenido nada que ver.
- ¿Entonces que te pasa conmigo?
- Nada.
- ¿Qué tengo que hacer para que volvamos a ser amigos?
- Tal vez yo no quiera que seamos amigos.
- Si es lo que quieres... - dije agachando la cabeza para que no viera mis lágrimas.
- Sí.
- Gracias por salvarme antes de Henry.
Me di la vuelta y corrí de nuevo a mi habitación.
**************************************
JAMES:
Me había costado encontrar a Ruby después de que me dejara en la Sala de los Menesteres. Cuando la encontré, me llevé una gran decepción al comprobar que flirteaba con Wedhill. Sabía que ella le odiaba por encima de cualquier otro Slytherin y también que le gustaba jugar con la gente, pero aun así no vi sus intenciones hasta después de dejarle en el suelo. Me puse la capa de la invisibilidad para pasar por delante de aquel desgraciado que le había puesto la mano encima a mi novia y me acerqué a ella. Apareció el Barón y cuando Ruby le pidió que buscara a Snape, supe que sobraba allí. No quise quedarme para verlo y me fui. Vigilé a Filtch con el mapa, ya que no era normal que tres Slytherin (dentro de poco cuatro) y dos Gryffindor, andaran de juerga por los pasillos. Cuando vi que la marca de Henry se acercaba a Ruby de nuevo, supuse que estaba en problemas si no le alejaba. También vi que Snape se acercaba pero quería salvarla yo. Cuando llegué, me quité la capa y vi a Snape lanzar a Henry por los aires. Nunca pensé que tendría el valor de hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta que a Sirius y a mí no nos había lanzado ni un solo hechizo. Cuando vi que el amigo de Henry se preparaba para atacar, le lancé un petrificus totalus por detrás.
Mayor fue mi sorpresa cuando Ruby paso corriendo a mi lado con lágrimas en los ojos. Pensé que tardaría más en hablar con él y no me imaginé que ese capullo fuera capaz de herirla otra vez. La seguí y la paré tirando de se brazo. La escondí bajo la capa justo antes de que Filtch pasara con su cara de malas pulgas. No me di cuenta de lo pegados que estábamos hasta que noté el aliento de Ruby en mi cuello. No tuve el valor de mirarla pero cuando Filtch pasó, me obligué a hacerlo porque después de todo, era un Gryffindor. Sus ojos verdes me devolvieron la mirada y aunque tuve la tentación de besar sus labios, sabía que no era el momento. Le quité las lágrimas, y sin soltarle ni un solo segundo, la llevé hasta su cuarto.
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