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En el claro de un bosque, la luz se concentraba bajo un árbol, y de pronto, una figura descendió suavemente desde el aire hasta el suelo.

—Mmm...

Era una chica, que parecía despertar de un profundo sueño. Abrió los ojos lentamente y miró a su alrededor, observando el vasto bosque. Los árboles eran tan altos que la copa apenas se divisaba, proyectando sombras sobre el terreno cubierto de hojas.

"No recuerdo nada... pero parece que este bosque no es igual a mi antiguo mundo," pensó la chica, examinando en todas direcciones.

"Espero no estar muy lejos de un pueblo," pensó mientras intentaba encontrar algún camino que la condujera a la civilización. La idea de dormir a la intemperie no le agradaba, así que comenzó a caminar, tratando de hallar la salida de ese inmenso bosque.

Mientras avanzaba, escuchó un gruñido a lo lejos. Pero el sonido no era de rabia, sino de dolor.

—¿Qué será eso? —murmuró.

Intrigada, siguió el sonido y, para no ser vista, se escondió en unos matorrales. Conforme se acercaba, un olor a sangre llegó hasta su nariz.

"¿Desde cuándo tengo tan buen olfato?", se preguntó, sorprendida. "Ahora que lo pienso, la diosa mencionó algo sobre darme algunos regalos."

Mirándose con detenimiento, la chica notó por primera vez el cambio en su cuerpo: ya no era un chico, sino una joven, con orejas y una cola esponjosa de color violeta.

—¡¿Qué rayos?! ¿Esto se supone que es un regalo? —exclamó, indignada.

Pero luego de un momento, se encogió de hombros y pensó: "Bueno, no importa. A fin de cuentas, no cambia mi sueño de ser el líder de una manada... o de un reino."

Empezó a imaginarse liderando su propio imperio, donde podría vivir sin obligaciones y descansar en paz. Sin embargo, en medio de su ensueño, no se dio cuenta del ruido que había hecho, atrayendo la atención de la criatura que había gruñido antes.

De pronto, un lobo gris saltó hacia ella desde el bosque, y la chica apenas logró esquivarlo. Antes de que pudiera reaccionar, un segundo lobo, de pelaje café, la golpeó por detrás, lanzándola varios metros.

A pesar del dolor, se puso de pie con dificultad y observó a los dos lobos, que medían casi dos metros de altura. El lobo gris tenía cortes profundos en el cuerpo y sangraba profusamente, mientras que el lobo café también mostraba signos de haber sido golpeado, con algunas heridas visibles.

Los lobos miraban a la chica con ojos tristes, como si lamentaran tener que atacar a una cría de otra especie. Sin embargo, sabían que debían proteger a sus propios cachorros.

Por su parte, la chica estaba furiosa por haber sido golpeada. No mostraba el más mínimo temor ante los lobos. De repente, frente a ella, apareció un panel azul brillante:

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NOMBRE:
NIVEL: 1
ESPECIE: Semihumano-León
TRABAJO: Héroe

HABILIDADES: Ninguna

HABILIDADES PASIVAS:

Corazón de León:
"¿Peligro? Ja, siempre he sido muy valiente; me río del peligro."
La valentía es innata en ti; ante cualquier situación amenazante, tu corazón late con fuerza y ​​sin temor. Esta habilidad anula cualquier tipo de miedo o duda, permitiéndote mantener la calma y pensar con claridad en medio del peligro. Tu voluntad es tan fuerte que hasta los enemigos más feroces pueden verse desconcertados por tu firmeza.

Rugido del León:
"El rugido del león es uno de los más temidos de la sabana".
Tu voz tiene el poder de infundir terror en los corazones de aquellos que osen desafiarte. Con un solo rugido, puedes hacer retroceder a bestias y depredadores más fuertes que tú, incluso si no quieren huir, instintivamente te respetan y dudan en atacarte. Este rugido también fortalece a aquellos que luchan a tu lado, inspirándolos y aumentando temporalmente su valor y resistencia.

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La chica no prestó mucha atención al mensaje; estaba demasiado enojada. Con la mirada fija en los lobos, se preparó para atacarlos.

Los lobos no se preocuparon demasiado; para ellos, la chica era apenas una cría sin experiencia. Se quedaron en su sitio, listos para eliminarla rápidamente y volver con sus cachorros.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, el lobo gris levantó una pata e intentó golpearla, pero ella esquivó el ataque, agachándose y luego contraatacando con sus garras, cortando el pecho del lobo.

Sorprendidos por la velocidad de la chica, los lobos reaccionaron tarde. Ella aprovechó su tamaño pequeño para deslizarse bajo el lobo gris y, con un rápido movimiento, cortarle una de sus patas, haciéndolo caer.

El lobo café intentó atacarla, pero la chica lo golpeó en la cabeza, dejándolo aturdido. Pensando que su compañero estaba a punto de morir, el lobo café corrió hacia él, sin preocuparse por la chica; su única prioridad era proteger y alimentar a sus crías.

La chica, ofendida porque la ignoraban, estuvo a punto de acabar con el lobo café, pero en ese momento escuchó unos pequeños aullidos. Tres cachorros, apenas unas bolitas de pelaje, se acercaron a su madre. Al verlos, el lobo café empujó a los pequeños detrás de ella y gruñó levemente, en un intento de advertencia.

La chica los observó por un momento y luego soltó una carcajada.

—Bah, de todas formas, no me gusta comer "perro" —dijo con tono burlón.

La loba, al escuchar esto, gruñó un poco más fuerte, pero sus ojos mostraban alivio mientras la chica se alejaba, internándose de nuevo en el bosque.