CAPITULO VI

Sean en tanto aun consternado con todo lo que estaba viviendo no salía de su asombro, qué demonios era eso que acababa de ver, una lucha, Gina...

—¡Gina!—

—¿Sean? Qué pasó aquí, ¿dón...?—

—Se la llevó... no pude hacer nada... ¡Maldición!—

Golpeé el suelo tan fuerte como pude pero nada podía eliminar la rabia que sentía.

—Tú, qué haces aquí ¿Cómo supis...?—

—Atis, mi nombre es Atis...—

Ese nombre otra vez, fue real, el sueño fue real.

—Medea, mi hermana es tu madre—

—¿Qué clase de retorcido juego es este?! ¡Por favor! y Gina, ¿Qué pasará con ella?—

—Su padre, Marcus, no sé lo que hará con ella, iré a ver qué puedo hacer para traerla de vuelta— explicó serio viendo hacia donde habían desaparecido minutos antes.

—¡La matará!—

—No le sirve de mucho muerta...—

—¿Cómo puedes hablar así de una niña...?—

—Chico, no todo es lo que parece, Gina es fuerte, ella volverá y cuando lo haga... deberás despertar—

—¡Atis, espera!—

—Duncan te dará las respuestas que necesitas, por ahora... intentaré volver con Gina, ¡Tú prepárate!—

—Despertar, Medea, Duncan, Duncan—

Salí disparado hacia el alojamiento en el que se encontraba Duncan... necesitaba respuestas y debía dármelas...

—Gina, regresa, pequeña, regresa—

Mientras tanto en el castillo de Marcus la tortura apenas iniciaba para una Gina maltratada físicamente, lo único que la mantenía fuerte era el hecho de saber a Sean a salvo y alejado de Abiel.

—Te has comportado como la niña que nunca quise que fueras... hija...— susurró sobre mí.

Sentí su aliento sobre mi rostro, había vuelto al infierno del que jamás debía salir, el olor a heces y humedad inundaban mis fosas nasales, había vuelto, maldito Abiel.

—¿Por qué te empeñas en llevarme la contraria Gina? Qué acaso no sabes cuál es el castigo para quienes osan traicionarme...—

—Ilumíname padre, aunque, mi madre fue el más claro ejemplo de eso ¿no? ¿Tu amada Victoria?—

Las cadenas que llevaba en las manos y me mantenían en pie tintinearon al sacudirme con el golpe que me propinó Marcus, mi padre, el Rey de los Vampiros.

—No la traigas al recuerdo, bien sabes que está prohibido siquiera pronunciar su nombre...—

—¿Por qué padre? ¿La culpa te carcome? ¿Haber arruinado su vida así como arruinas y desechas la mía?!—

—¡Cállate maldita! ¡Eres igual que ella, una traicionera!—

—¿Por qué padre? ¿Por no haberte entregado su corazón? ¡Qué más querías! Si tanto la amabas por qué no la dejaste libre—

—¡Cállate! No tienes idea de lo que hablas—

—Y Medea. Qué pasó con ella y tu primogénito—

Aquel golpe fue aún más certero que el primero y dolía como los mil demonios, me costó recuperar el aire que había soltado luego de que su puño impactara de lleno contra mi estómago. Si bien era mi padre, la traición no era algo con lo que tenía clemencia especialmente.

—Claro que tengo idea...— continué luego de recuperar el aire y escupir el resto de sangre de mi boca

—Ella amaba a Atis, era su predestinada y tu capricho la mató. Creíste que te daría un primogénito pero fallaste, tuviste una hija, que malo por ti padre— dije sonriendo irónicamente.

—¡Sigue así y no respondo!—

Un nuevo golpe logró sacudirme y estrellarme contra la pared del calabozo, Sean, estará bien.

Espero y Atis pueda protegerlo y Duncan lo entrene como tenía previsto antes que pueda regresar, cosa que como voy, hasta estoy dudando que pueda ser cierta.

—¡Señor! Atis ha vuelto— dijo un guardia en la puerta de la celda.

—Que nadie entre a la celda, por ningún motivo, no habrá alimento ni agua, nada para la traicionera. Entendido—

—¡Sí Señor!—

—Te veo luego hija...— dijo tomando mi rostro en sus manos.

—Por mí y te...— interrumpió con un nuevo golpe en el estómago, al bajar la mirada pude ver la mirada de lástima que me dirigía el guardia, creía conocerlo pero no sabía ni estaba segura.

La puerta se cerró tras él y allí quedé retorciéndome de dolor, mataría por algo de comer y agua, maldito Marcus.

Esto complicaba los planes, los hacía más lentos de lo que debían ser, ¿Por qué?

—Ah... Gina, Gina, Gina...— lo oí decir acercándose.

—¿Qué crees que porque pronuncies mi nombre más veces note tu existencia?—

—¿No entiendes? Podrías estar bien acompañada y cuidada a mi lado, entregamos al maldito humano a tu padre y aceptas mi oferta de matrimonio y ya— su ironía se olía a kilómetros.

—Vivir con un inadaptado y salvaje como tú. No gracias—

Su mano se había vuelto más pesada de lo que recordaba, mi rostro comenzaba a arder por el golpe.

—Pues este salvaje e inadaptado es el Capitán de tu padre. ¡Nada mejor que yo para ti!—

—Lo dices tú... no yo...—

—Algún día... no muy lejano, vendrás arrastrándote suplicando que te salve de tu padre—

—Si eso te hace feliz Abiel... ¡créelo!— solté sin poder aguantarlo más con una risa ahogada.

—¡Maldita!— se despidió con un último golpe y salió bufando de aquel lugar.

A pesar de los golpes me sentía triunfal, los había alejado de Sean y espero y estén preparados para cuando vuelvan a buscarlos.

NARRA ATIS

Ver la mancha de sangre en la vestimenta de Marcus sólo significaba algo. Y el ver que se relamía los nudillos disfrutando de aquel gesto hacía que la ira creciese mucho más rápido de lo que se suponía y eso, eso era contraproducente para mi misión, perdóname Victoria.

—Vi como mi hija nuevamente huía de tu cuidado Atis, Abiel hizo bien en traerla, ¿has conseguido culminar con la misión?—

—¿Tanto deseas ver a tu hijo muerto Marcus? Tanto miedo le tienes— Lo oí reír con sorna y malicia.

—Me lo debe, además tú bien sabes el peligro que representa ese individuo—

—Es el único sin vínculo y capaz de matarte—

—Lo estás deseando ¿No? Lo veo en tu mirada... lo disfrutas...—

—No tanto como tú disfrutaste arruinando la vida de mi hermana y de Victoria y como ahora estás disfrutando arruinar la vida de tu hija—

—¿Desde cuándo te has vuelto tan correcto y moral Atis?—

—Hace años Marcus, ¿Debo recordarte la historia a cada momento?—

—Mira Atis...— dijo sosteniendo mi cuello al límite de romperlo en pedazos— Con o sin vínculo lo harás, obedecerás y lo matarás, ¿De acuerdo?—

—No cantes victoria tan rápido, sin vínculo, recuerda que Duncan se ha encargado de nuestro creador—

—Otro traidor, buen guerrero pero traidor—

—No te durará mucho Marcus, debes prepararte—

—¡Maldito!— gritó enfurecido arrojándome contra el muro del castillo —Si tan sólo pudiera...—

—Pero no puedes, esa fue su venganza por matarlo, tu vínculo con él perduraría más allá de su muerte, somos hermanos Marcus, no puedes matarme, pero yo me encargaré que pagues por todo— dije secándome la sangre de los labios.

—¡Abiel!—

—¡Señor!—

—La prisionera, ¿Ya descansó?—

—Si Mi Señor...—

—¿Recuerdas tu promesa a tu amada Victoria?—

—No te atrevas Marcus!—

—¡Obsérvame! Abiel... ¿querías vengarte de ella por su rechazo?—

—¿Señor?—

—¡Haz lo que se te plazca con ella, es una orden!—

—Marcus, no—

—Es tu culpa maldito, ella lo pagará... tal como lo pagó su madre—

—¡Gina no!—

Maldición. Marcus usando su poder sobre mí no me dejaba chance siquiera de moverme para ir en busca de Gina.

—¡Demonios!—

—¡Atis! ¿Qué haces aquí?—

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top