u n o

20 de Marzo de 2022
Manhattan, Estados Unidos

T A E H Y U N G

—Les tengo una mala noticia —habló el manager mientras entraba apresurado a la habitación.

—Anda habla —habló Namjoon mientras masticaba una dona.

Todos tomamos asiento esperando a que el señor comenzara a hablar.

—No podremos salir del país —soltó—. El gobierno ha cerrado todos los aeropuertos, y se abrirán hasta que se haya finalizado la depuración anual.

—¿Depuración anual? —preguntó Jimin—. ¿Qué es eso?

—Cada año el gobierno de este país, otorga doce horas para volver cualquier crimen legal, incluido el asesinato —respondió Yoongi.

—¿Pero tendremos seguridad verdad? —preguntó rápidamente Hoseok.

—Ese es otro problema —respondió el manager, y todos lo miramos sorprendidos—. No hay seguridad, no hay nadie que pueda protegernos, solo seremos nosotros.

—¿Pero el hotel es seguro verdad? —preguntó Jin.

—Tiene cinco estrellas, tendría que serlo —habló Jungkook.

—He hablado con el gerente, y el asegura que estaremos bien, pero no se hacen cargo de cualquier accidente que ocurra dentro de sus instalaciones.

—¿Te refieres a que si nos matan o algo así ellos no harán nada? —preguntó Yoongi.

—Exacto.

—A la mierda con este país —bufó molesto Jimin—. Nosotros solo veníamos a dar un concierto y ya, no a morir.

—Nadie va a morir —interrumpió Namjoon.

—Mejor me hubiese alistado al servicio militar —susurró Jin.

—¡Hey! —exclamó Hoseok—. Todos estaremos bien y saldremos vivos de esta, luego será un recuerdo del que nos reímos cuando ya tengamos cuarenta años... ¿okay?

—Okay —respondieron todos al unísono.

La habitación se inundó de silencio, todos se habían quedado idos, mientras estaban metidos en sus pensamientos. El manager abandonó la habitación, yo saqué mi celular y entre mis contactos busqué el número de mi mamá, sin dudar marqué su número. Me levanté del sofá y me acerqué al gran ventanal a esperar que mi madre atendiera la llamada. Ya que probablemente estuviese dormida; uno... dos... tres tonos, hasta que finalmente atendió.

—¿Taehyung? —sonó la somnolienta voz de mi madre al otro lado de la línea—. ¿Estás bien?

—Mamá —susurré al borde del llanto.

—¿Hijo que sucede? —preguntó preocupada—. ¿Les pasó algo?

—No podemos salir de Estados Unidos —solté un sollozo—. Mañana será la depuración anual y no podemos salir del país... mamá tengo miedo —susurré temeroso.

—Mi niño hermoso, todo estará bien, tu eres muy fuerte al igual que los demás chicos, todos estarán bien y regresarán juntos a Corea para poder ser aún más felices —habló mi madre—. Todo estará bien osito, tu abuelita te cuida.

Sonreí y limpié mis lagrimas.

—Te amo mamá, también a papá —sonreí—. Los amo a todos, nunca lo olviden.

—Nosotros te amamos más hijo —se escuchó un sollozo por parte de mi madre—. Pero regresarás a casa, ten fe que así será.

Susurré un último "te amo" y corté la llamada. Miré a mi alrededor y los chicos también hablaban con sus familias, unos por video llamada y otros solo en llamada normal. Suspiré y me quedé admirado la ciudad.

21 de Marzo de 2022
Manhattan, Estados Unidos
5:00 pm (2 horas para la Purga anual)

L U

—¿Tienes planes para hoy? —preguntó mi amiga Zoe mientras guardaba sus pertenencias en su cartera.

—Sobrevivir —suspiré—. No es como que tenga algo importanye que hacer —me encogí de hombros.

—Todos tienen algo que hacer —me miró—. ¿Ni siquiera te vengaras de alguien?

—No resolveré nada matando a alguien —suspiré—. Simplemente me quedaré en casa y esperaré a que la noche pase... ¿tú qué harás?

—No pienso matar a alguien, pero si pienso divertirme —sonrió maliciosamente—. Deberías venir conmigo... prometo que estarás bien, yo te cuido.

—No gracias Zoe, yo debo cuidar lo poco que me queda en casa —desvíe la mirada.

—Bueno si me necesitas solo háblame, no importa lo que necesites  —sonrió y palmeó mi hombro, luego tomó su cartera—. Pasa la noche a salvo.

—Tu también —sonreí sin mostrar mis dientes, ella me dió una última mirada y salió del local.

Yo suspiré  y revisé la hora, aún tenía tiempo para poder llegar a mi casa. Comencé a guardar mis pertenencias y justo entró mi jefe.

—¿Ya estás lista para irte? —preguntó mientras llegaba a mi lado.

—Ya casi —lo miré—. Solo guardo las latas que quedan.

—Oh no te preocupes por eso Lu —me miró—. Yo me encargo de eso.

—¿Seguro? —pregunté preocupada.

—Sí —sonrió—. Anda vete ya, debes llegar a casa sana y salva.

—Gracias Señor Williams —sonreí, me quité mi delantal, lo guardé y tomé mi bolso—. Espero verlo mañana, por favor manténgase a salvo.

—Tu también hija —se puso a limpiar el mostrador y yo salí de la tienda.

Comencé a caminar hacia la parada de autobuses. Aún faltaba una hora antes de que dejasen de circular. Minutos después llegó el autobús, me subí y percaté que aún iban algunas personas, pero solo caminé hasta el fondo del autobús y tomé asiento. Miré por la ventana mientras me perdía en mis recuerdos.

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