d i e z

5:30 am

L U

—¿No hubiese sido más fácil ponerles unas mascarillas? —pregunté.

—Tu querías salvarlos lo más pronto posible... no te quejes —respondió Tobias.

Bufé mientras caminábamos para salir del lugar, los chicos eran cargados por guardaespaldas de Tobias, y yo iba al frente con mi arma lista para poder disparar. Minutos después se activó una especie de alarma, así que nos apresuramos para poder salir.

Cuando llegamos a una zona segura despertaron a los chicos y ellos se veían asustados.

—Tranquilos soy yo —me arrodillé cerca de ellos—. Ya están a salvo —susurré.

—Gracias Lu —respondió Hoseok al borde del llanto.

—Creí que sería nuestro fin —susurró Jungkook.

—Lo será si no nos apuramos a salir —interrumpió Tobias.

Yo asentí y me levanté, luego nos subimos a una camioneta y salimos del lugar. Intentariamos buscar refugio en alguna zona segura, aunque difícilmente encontraríamos una.

Quince minutos después, dejamos la camioneta a un lado de la calle y comenzamos a caminar. Los guardias de Tobias nos iban custodiando, pero también llevamos armas nosotros.

Corrimos por las calles hasta llegar a un callejón, luego el celular de Tobias vibró. Lo sacó para revisar y tragó con dificultad saliva.

—¿Sucede algo? —pregunté.

—Triplicaron el precio de los chicos... y también estamos tú y yo en la lista —nos miró preocupados.

Solté un gran suspiro y los chicos se preocuparon aún más. Los guardias se quedaron en silencio, uno de ellos se veía inquieto así que me acerqué a él, pero me apuntó con su arma.

—¿Realmente quieres hacer esto? —pregunté y los chicos gritaron asustados pero Tobias los calló.

El guardia estaba temblando un poco, pero en un movimiento rápido le arrebate el arma y le disparé justo en la frente. El cayó inmediatamente al suelo y los otros guardias solo agacharon sus cabezas. Los chicos me miraron sorprendidos y Tobias palmeó mi hombro.

—¡Yo la entrené! —exclamó feliz, yo solté una carcajada mientras veía la cara de susto de los chicos. 

—Debemos avanzar —hablé mientras seguía riendo.

—¿Pero adónde iremos? —preguntó Namjoon—. Somos blanco fácil en cualquier lado.

Uno de los guardias se acercó a nosotros y habló.

—Mi esposa trabaja como médico de apoyo en un hospital clandestino.

—¿Hospital Clandestino? —preguntó Jin.

—Durante esta noche esta prohibido que los cuerpos de salud brinden algún tipo de ayuda, pero los doctores se organizan entre ellos y crean hospitales o clínicas escondidas para ayudar a los heridos —respondió Tobias.

—¿Está muy lejos? —pregunté.

—A dos cuadras de aquí, pero debemos subir a un edificio.

—Haremos lo necesario —respondió Jimin.

5:50 am

Y O O N G I

Nos faltaban un par de calles para llegar, cuando nos topamos con unos vándalos que estaban atacado a unos inocentes, los tenían dentro de costales y los golpeaban los palos que al borde tenían clavos. Mi estómago se revolvió al ver la escena tan repudiante, pero al parecer nos reconocieron y comenzaron a correr hacia nosotros. Jin, Hoseok y los guardias reaccionaron rápidamente y les dispararon.

Luego comenzamos a correr, ya que los disparos podrían atraer a alguien.
Minutos después, entramos al edificio por una puerta trasera, dos guardias iban al frente y uno atrás. Todos íbamos subiendo por las escaleras de evacuación con nuestras armas en mano, listos para poder disparar.

Logramos llegar a la azotea del edificio sin ningún problema, pero nos agachamos hasta llegar al borde del lugar y uno de los guardias se levantó y se aseguró de que el área estuviese despejada.

—¿Y ahora? —preguntó Jungkook.

—Vamos a saltar —respondió el guardia.

—¿¡Saltar!? —preguntó Lu exaltada mientras se asomaba y miraba el gran hoyo que había en el edificio del lado.

Todos nos levantamos y miramos el edificio que estaba al lado, el hoyo era muy grande, y no se veía nada al fondo de este. Tragué saliva y respiré hondo.

—Yo saltaré primero —habló Lu mientras se paraba en la orilla del edificio—. Les avisaré por el walkie-talkie si es seguro.

Le entregó a Tobias un walkie-talkie, luego soltó un suspiro largo y posteriormente saltó, después ya no se escuchó nada.

L U

Cerré mis ojos esperando mi muerte, pero efectivamente mi cuerpo impacto contra una red. Solté el aire que había retenido en mis pulmones y sentí como alguien movía la red. Rodé y salté para bajarme, luego un señor me apuntó con un arma.

—Identifiquese —habló serio.

—Soy Luisa Spinster y vengo con once personas más, uno de ellos es un guardia que dijo que su esposa trabajaba aquí —hablé—. Necesitamos ayuda... nos están cazando —susurré lo último con miedo.

El señor bajó el arma, avisé que era seguro aquí abajo y luego se escuchó como alguien más caía en la red, me giré y pude ver a Jungkook, lo ayudaron a bajar y al verme me abrazó.

—De no estar en una situación de peligro... me volviese a tirar —habló y yo reí.

Veinte minutos después, ya todos habían bajado. El guardia que nos trajo aquí nos guió por el lugar hasta una pequeña sala de espera, todos tomamos asiento y nos dieron agua y unas galletas de avena. A Jimin se lo llevaron para tratar mejor su herida.

Revisé mi reloj y aún quedaban cuarenta minutos para que este martirio terminará. Me levanté de mi asiento y comencé a caminar por el lugar, habían varias personas postradas en camillas, algunas mutiladas y otras con heridas de balas. Era muy feo ver a inocentes sufrir por culpa del odio de otros.

Suspiré y me apoyé en una pared, cerré mis ojos y los recuerdos de mi hermana y mis padres llegó a mi mente. No pude evitar soltar un par de lágrimas, que pronto se convirtieron en un llanto constante; luego sentí como alguien me abrazaba. Abrí mis ojos y era Namjoon quien me abrazaba.

—Lo hiciste bien... estoy seguro que tu familia está orgullosa de ti.

Me soltó de su agarre y yo sonreí agradecida.

—A Joy le hubiese encantado conocerte... eras su favorito.

—¿Yo? —se señaló a si mismo y yo asentí—. Es un honor —sonrió.

Yo suspiré y miré mi muñeca, luego me quité una pulsera y se la entregué a Namjoon, él me miró confundido.

—Era de Joy y quiero que tu la tengas... así puedes llevarla contigo y también me llevarás a mí... después de lo que vivimos hoy... eres como familia, todos lo somos ahora.

El sonrió y se colocó la pulsera, luego habló:

—¿Te irás del país? —yo asentí—. Me iré a Inglaterra a iniciar de cero, espero que Jeanette quiera acompañarme, ella también merece ser feliz... después de lo que sufrió hoy... lo merece —agaché mi cabeza.

—Tu también mereces una vida feliz Lu... estoy seguro que la tendrás al lado de Jeanette, quizá tarden un poco en acomodarse... pero lo harán —palmeó mi espalda y yo sonreí.

Iba a responder pero un médico se acercó preocupado a nosotros.

—Vienen unos agentes en camino y lo más probable es que sea por ustedes... deben irse.

—¿A dónde iremos? —pregunté.

—No hay dónde... las calles serán su refugio —habló.

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