Comida, regalos, flores, decoraciones y poco más, era lo que adornaba a el pequeño pueblo para "el gran día". Hace apenas unas horas la albina avisó que su familia está por llegar, cosa que no pasó por desapercibida y rápidamente los aldeanos se pusieron a preparar todo un festin y un festival para felicitar la venida de la familia de la albina.

— Y dinos Elizabeth ¿quien viene exactamente? — preguntó una viejecita a la albina.

— Bueno, eso es unsecreto, pero no se preocupe, pronto lo sabrá — respondió la albina con sinceridad a aquella viejita.

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Todo el pueblo ya apreciaba el sonido de unos pazos de caballo y dos cabelleras, una rubia y otra de color plata como el de la albina.

— Ellos son — Murmuraron un par de personas al ver la carreta acercarse más al pueblo, dejando a las personas ver claramente un ¿adulto?, y un pequeño niño, lo que desconcentro a todos era el rubio, puesto que era pequeño de ojos verdes y no tenían ningún parecido con la albina, en cambio el pequeño niño si que lo tenía, pues su pelo platinado e incluso la cara y facciones se parecían a la de la albina.

Cuando bajaron de la carreta los aldeanos no podían pronunciar ni una palabra, en cambio la albina rápidamente se acercó a los dos y abrazó cálidamente a él rubio, lo cual les causó un escalofrío en la espalda.

— Hola Ellie, ¿cómo estás? — salió el rubio a la albina terminando el abrazo.

— Bien Mel, gracias ve- — no acabo de decir la frase para cuando él pequeño niño ya se encontraba en sus brazos.

— Mami! — Fue lo que dijo al abalanzarse, esa pequeña palabra les causó más miedo a los aldeanos, Aquella joven hermosa tenia ya un hijo y no lo sabían?, pero a los que más les dolió fue a los hombres (solteros).

— Hola cariño!, mira ellos son la gente de la cual te hable, ¿recuerdas? — el pequeño albino se les quedó viendo fijamente, era verdad que la albina alguna vez le hablo de ellos a su pequeño hijo.

— Oh ¡si! — respondió el pequeño, bajándose de los brazos de su madre y posicionándose en frente de todos los curiosos — ¡Hola!, me llamo Tristan, tengo 5 años — termino de decir con una sonrisa en su rostro, alzando la mano.

— Hola pequeño — Saludo el jefe de la aldea, aceptando el apretón de manos.

— Mami, son buenos como dijiste, ¡vengan! — al pequeño albino le brillaban los ojos por la alegría que está sintiendo, por fin podría estar con sus padres juntos.

— Tristán los asustarás — hablo el rubio acercándose a su pequeño hijo al igual que su esposa — mil disculpas por su comportamiento, es solo que está entusiasmado por conocerlos —

— no se preocupe —

— Meliodas, soy Meliodas, padre de este pequeño travieso — al igual que su hijo extendió la mano obteniendo un apretón de manos por parte del jefe.

— Baltra y a todos en general, les presento a mi hijo Tristan y mi esposo Meliodas — dijo presentándolos mas formalmente.

— ¿Esposo? — Preguntó una rubia saliendo de la multitud— Si Jenna,el es mi Esposo — contesto.

— Pero. . . ¿C-cuantos años llevan casados? — preguntó la rubia, a su entender la albina no tenía más de 25— Hace siete años — contestó el rubio simplificando, si bien era cierto que se habían casado, esa no era la cantidad de años, de echo llevaban más de 100 años casados— yo. . .— la rubia fue callada por la misma viejecita de hace rato, acercándose al rubio y al pequeño albino.

— un gusto conocer a la familia de Elizabeth, felicidades por su matrimonio y este bello hijo, espero pueden durar juntos mucho más — fue lo que dijo, mientras los saludaba ( excluyendo a la albina) — un gusto tenerlos aquí en Liones, espero puedan disfrutar su estadía, en cualquier cosa que pueda ayudar aquí estoy —

— la señora Vivian tiene razón, ¿que esperan?, ¡vamos a comer! — Dijo el jefe mientras caminaba hacia adentro con los pueblerinos aún en shock.

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. . . Perdón, no puedo escribir más, estoy llorando, pero no se preocupen solo les aviso, acuatizare pronto lo prometo . . .

Kaoru se va. . . Adios.