Capítulo 6. Eren y los Jaeger.

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「Eren Jaeger」

Levi había sido (Sorprendentemente) bien recibido en mi casa: Mi mamá y mi abuela lo adoraban, incluso creo que hasta a Armin le caía bien. Sin embargo, no podía decir lo mismo de mis hermanos...

Mikasa no estaba enojada, estaba furiosa por el tema del matrimonio y por supuesto, no se había quedado callada. Pues sin ningún tipo de filtro, le dijo a nuestro hermano Zeke que yo estaba por casarme con mi "increíblemente enano verdugo, con el que sufrí por muchos años y quién era el único culpable del porqué ya no iba a visitarlos"

Y pues... Tenía razón, pero no eran formas de decirlo. ¿Verdad?

Así que, fui citado por mi hermano mayor al pequeño jardín en el que mi familia jugaba golf. Él seguía igual a la última vez que lo ví; barbon y con unos horribles lentes redondos que lo hacían ver más viejo de lo que ya era.

—Hey... —le saludé.

—Hola mini Jaeger. —me saludo de vuelta.

—Hola anciano Jaeger. Que raro que no te vi ayer.

—Lo siento, pero el trabajo me consume, tú ya debes de saber sobre eso... —dijo tomando el palo de golf y preparándose para dar un tiro. Rodee los ojos porque lo conocía tan bien que ya sabía hacía dónde iba su discurso.— La diferencia es que yo sí vengo a ver a mi familia.

—No jodas con lo mismo, tú vives con ellos.

—Así viviera al otro lado del mundo vendría a ver a la abuela y a Carla. —golpeó la pelota y después de ver en dónde había caído se giró a verme.— Pero ese no es el tema por el que te cité aquí... Eren, sé que no te va a gustar lo que te voy a decir, pero no creo que tú elección de pareja sea la mejor... Pienso que Mikasa tiene...

— ¿Y ustedes qué saben sobre cuál elección es mejor para mí? —le interrumpí.— ¿Quién rayos se creen ustedes?

—Eren, somos tus hermanos mayores y nosotros te conocemos. Sé que ese hombre te hacía la vida imposible, y que de repente vengas a la casa a presentarle a tu madre ese hombre es...

—Mira Zeke, por eso mismo ya no vengo a verlos porque siempre tienes alguna razón para decirme que mis decisiones no son correctas, de Mikasa lo creía que no estuviera de acuerdo pero ¿Tú? No voy a seguir permitiendo que sigan hablando pestes de mi prometido, él es con quién me voy a casar y espero que empiecen aceptarlo. Él no es el culpable de que no venga son ustedes...

Zeke quedó callado y sin decir más me di la vuelta para alejarme de ahí.

「Levi Ackerman」

—Ésto es una sorpresa que tenemos para ti, sabemos que no es mucho pero fue lo más rápido que pudimos encontrar. —dijo la madre de Eren regalandome una enorme sonrisa.

Estábamos en una especie de bar con un mini escenario en medio. Todos me habían traído a éste lugar para celebrar una pequeña despedida de soltero, por supuesto hubiera estado completamente agradecido de no ser porque me sentía culpable, todo ésto era una mentira que había ilusionado a más de uno, sobre todo a la madre y abuela de Eren quienes a pesar de mi pésima actitud se han comportado muy bien conmigo.

Por eso la culpa a cada instante me comía, poco a poco me tragaba hasta llegar a mis huesos.

Pero, si ellos nunca se enteran que este es un matrimonio por conveniencia no habría problema. Algo se nos ocurriría como excusa del divorcio, eso era seguro.

— ¡Mira Levi! —gritó la anciana— Aquí viene tu sexy regalo.

Una canción sensual comenzó a sonar de fondo y una luz blanca alumbraba ahora el escenario. Las personas del lugar gritaron emocionadas y supe al instante hacía dónde iba ésto... MI ER DA...

Un hombre de tez oscura salió solo en unas bragas diminutas de color negro con un moño blanco adornandolo muy sutilmente. Él movía sus caderas y todos se volvían locos. Dejaba tocar su cuerpo con manos ajenas, después frente a un chico meneó el culo de una forma bastante absurda.

De repente, sobre mi cabeza había un ridículo velo blanco, el cual había sido colocado por Carla, llamando así la atención del hombre, quien al momento de mirarme lo reconocí de inmediato: era aquel mesero de la fiesta de bienvenida de Eren...

Él sin dejar de mover las caderas se acercó un poco a mi. Llamándome con los dedos a tomar asiento en la silla que estaba al centro del escenario.

No puede ser...

— ¡Vamos Levi! —gritó ahora Armin, quién nos acompañó a ésta incómoda celebración.

—No gracias, aquí estoy bien.

—Sin excusas, corre. —De alguna forma la abuela tomó fuerzas y me empujó hacia el escenario. Sin más remedio caminé hacía la silla y tomé asiento.

El hombre bailó frente a mi, bajandose ligeramente las bragas como insinuando que se las iba a quitar y luego, negaba con el dedo matando las ilusiones de las personas deseosas frente a nosotros.

— ¡Dale una nalgada! —gritó la abuela.

— ¡No le diremos a Eren! ¡Anda! —gritó Carla.

¿Qué? ¿Qué tenía que ver Eren?

Tomé todas las fuerzas que tenía para darle la tan deseada maldita nalgada. Azoté con asco sus nalgas y él fingiendo asombro negó con el dedo de nuevo, sin embargo, ahora lo hacía para mí. Tomó la mano con la que lo nalguee para besarla y después por algún motivo metió mis dedos a su boca para chuparlos descaradamente. Esa mano la iba a lavar después...

—¡Hey! —lo alejé y caminé hacia mi mesa con la familia de Eren limpiando mi mano en mi pantalón.

Será un día largo.



Después de como dos horas de horrible tortura salí a el balcón del bar, tomar un poco de aire no le haría daño a nadie y en éste momento yo lo necesitaba demasiado.


Escuché la puerta del balcón abrirse y seguido de eso, junto a mi ya estaba Armin, observando con (al parecer) melancolía el lago frente a nosotros.

—Es una locura ahí dentro, ¿Verdad? —cortó el silencio.

—Sí... Vaya que sí. —De nuevo otro silencio. Me rasqué detrás de mi oído y hablé por fin. Había una duda que no me dejaba tranquilo.— Oye Armin... Mmm... No sé si te moleste lo que te quiero preguntar.

Armin giró a verme con curiosidad y asintió con la cabeza para darme permiso de continuar.

—... Tú eras novio de Eren...

—Sí pero no te preocupes, no planeo quitartelo o algo por el estilo. —rió.

—No, no es eso... Quería saber...

— ¿Por qué terminamos?

Asentí.

—Bueno... Antes de que él se fuera a perseguir su sueño me dijo que quería tener una familia conmigo, quería casarse y pues...

—Dijiste que no.

—Sí... Dije que no... Pero ¿Sabes? No me arrepiento pues ahora él te conoció a ti. —palmeó mi espalda sin borrar su sonrisa— Eres muy afortunado, Levi. Eren es una persona increíble pero eso ya lo sabes, por supuesto.

—Sí claro... —le regresé una leve sonrisa.

—Bien, voy a regresar allá adentro. Espero te lo estés pasando genial. —y entonces se fue.

Al abrirse la puerta se escuchaba a la abuela muy contenta bailando y cantando junto al chico medio desnudo.

Y a mí de nuevo me estaba comiendo la culpa...

Después de acompañar a Armin a su casa fuimos a la cabaña de los padres de Eren. La abuela y Carla hablaban muy unidas riendo y cantando.


—No le cuentes a Eren lo de la nalgada, capaz se enoja con nosotras por obligar a su novio a hacer eso. —bromeó Carla.


—Tranquilas, no pensaba hace-... —un sonido fuerte como si algo fuera golpeado con odio nos hizo saltar del susto. Los tres volteamos a ver quién era el culpable de aquello y no podía ser nadie más que Eren Jaeger.

Sin camisa y sudoroso cortaba la leña que sus padres tenían junto a la cabaña. Con un seño fruncido y una clara aura de enojo.

— ¡Eren! ¿Qué tienes hijo? —gritó Carla pero no hubo respuesta.

— ¿Qué pasa?

—Tranquilo hijo, de seguro algo paso con sus hermanos. Entra a la casa, no te preocupes... —dijo la abuela.

Al entrar a la casa, los hermanos de Eren nos observaron con el mismo seño fruncido.

—Yo... Iré a ducharme... —me excuse para salir de ahí.

—Si cariño, la ducha ya está caliente. —Carla se notaba enojada también. Sin embargo no dije nada más, me alejé y trate de escuchar un poco sobre qué rayos estaba pasando.— ¿Qué le hicieron ahora?

—Carla... Tu sabes que Eren es muy...

—Solo una cosa les pedí: que fueran amables con Eren y Levi. Mi hijo nunca viene a visitarnos y es exactamente por ésto, ustedes no pueden encontrar una manera de convivir tranquilos, o de solo dejar de juzgar a su hermano por cada cosa que haga.

—Mamá...

—Nada Mikasa, solo están causando que Eren ya no quiera venir. Nos vino a dar una increíble noticia ¿Y así es cómo lo reciben? Eren se va a casar, quizá forme una hermosa familia y entonces van a tener un sobrino al que nunca van a conocer.

Escuchaba atento y muy escondido aquella conversación ajena, hasta que bueno... Esa cosa del demonio empezó a ladrar.

— ¡Shhht! Copito, cállate ¡Shhht! —no tuve más remedio que salir de ahí antes de que alguien me descubriera.

Una ducha después de todo el estrés del día no sería una mala idea. Lave mi cuerpo, limpie mi mano como diez veces y cerré la ducha. Saqué la mano para tantear la toalla y así poder secarme. Pero cómo desde que llegué aquí todo había sido un completo desastre ésta vez no podía ser la excepción:  había olvidado la toalla.

Intenté buscar en todos los cajones del baño pero no había nada. ¿En qué clase de baño estoy? ¿Aquí se secan al aire libre?

Escuché la puerta de la habitación abrirse y me quedé paralizado. Si Eren estaba ahí podía pasarme una toalla de alguna de las maletas.

— ¿Hay alguien ahí? ¿Eren? —pregunté pero nadie me respondió, dejando morir mis esperanzas, de inmediato supuse que sería mi imaginación.

Entonces, se me ocurrió hacer algo que quizá nadie de mis conocidos creería que sería capaz de hacer: salir desnudo y rápidamente buscar la toalla sin ser visto.

Abrí la puerta del baño y como supuse en la habitación no había nadie. Solo me observaba sentado el horrible animal apodado copo de nieve, sus espantosos ladridos (como siempre que me ve) no se dejaron esperar.

— ¡Cállate perro del diablo! —junto a mi estaba la secadora conectada y se me ocurrió una gran idea. Encendí la secadora y la dirigí hacía el perro, de a poco éste se calló— ¿Te gusta? ¿Eh? ¡Jaja! Ahora no puedes hacer nada perro pulgoso.

Pero el perro, contrario a todo lo que creí,  sacó la lengua y cerró los ojos disfrutando de el aire.

—Ah... Sí te gusta... —el perro estaba sobre la alfombra del baño, y con un poco de miedo jale hacia atrás la alfombra con el perro para que éste me dejara pasar y así correr por la toalla.

Al hacerlo comencé a correr hacia las maletas, corrí con todas mis fuerzas hasta que una masa gigante de piel choco contra mi.

Caliente y sudoroso Eren estaba pegado a mi, ambos completamente desnudos y aturdidos por el golpe.

— ¿¡Pero qué mierda?! —grité.

— ¿¡Por qué estás desnudo?! ¿¡De dónde rayos saliste?! —gritó él.

— ¡Eren! ¡Eren! ¡No me veas!

— ¡Déjame pararme!

— ¿¡Qué pasó?! ¿¡Están bien?! —la mamá de Eren entró inesperadamente a la escena y los tres nos miramos sorprendidos.— Usa condón. —dijo y luego cerró la puerta.

— ¡Mamá!

Con vergüenza me levanté y corri hacia la cama para poder taparme con las cobijas.

— ¡Largo de aquí! —le ordene a Eren.

— ¿Qué haces aquí?

—Vine a ducharme porque quería relajarme después de haber nalgeado a un tipo desconocido y luego tu perro me atacó y ahora estoy en ésta situación contigo.

—Enserio ¿Qué tienen tú y copito?

—Esa cosa es del diablo... ¡Pero ya lárgate!

—Bien, bien. Por cierto lindo tatuaje.

— ¡Largo!

Debo decir que el Jaeger tiene un increíble cuerpo, pero claro, eso no lo sabría él.

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