Capítulo 5. Eren y su novio extraño.
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「Levi Ackerman」
Después de aquella muy vergonzosa reunión con la demás familia Jaeger la anciana y la madre de Eren nos presentaron nuestra habitación.
Era preciosa, casi sacada de un cuento de hadas. Las paredes (Y al igual que en toda la casa) estaban hechas de una madera preciosa, con muebles antiguos pero elegantes y una cama para dos personas, manteles y tapetes de un color vino que adornaban gran parte de la habitación.
Debo decir que quien fuera su decorador tenía un gusto increíble, lastima que el moco que tenían por hijo no combinara para nada con ésta familia de ricos.
— ¿Qué les parece la habitación? —preguntó la madre de Eren.
—Me encanta, —contesté casi de inmediato— se ve muy acogedora. Pero, ¿En dónde dormirá Eren?
—Ay cielo por favor, no creas que nos asusta la idea de que duerman juntos antes del matrimonio. No somos de esas familias. —Carla rió un poco avergonzada y yo rei de la misma forma, porque definitivamente Eren no iba a dormir conmigo.
—En el mueble de alado hay varias cobijas para que no pasen frío. —dijo ahora la anciana— Miren, tomen ésta.
A paso lento se acercó al mueble y pasados unos tres minutos ya tenía entre sus manos una manta muy fea, de colores apagados y con un extraño olor a humedad. Eren la tomó en brazos y ambos preguntamos con la mirada que clase de cosa fea era eso. (O quizá solo yo lo pensé).
—Ésta es especial, ha estado aquí desde hace tres generaciones. A servido de mucha ayuda en nuestra familia.
— ¿Ah si? ¿En qué cosa abuela? —preguntó Eren.
—Es la fabrica de bebés.
Ambos nos observamos con sorpresa y Eren casi de inmediato lanzó esa cosa a la cama. Bien, supongo que de la emoción a la anciana se le olvidó el diminuto detalle de que somos hombres y que es asqueroso el hecho de saber que probablemente Eren fue creado bajo esa cosa.
De repente, no se de dónde habrá salido, una bestia horrible de pelo blanco se abalanzó sobre mi para ladrarme y dejarme sus babas y mocos asquerosos en todos los zapatos.
— ¡Eren! ¡Eren! ¡Quítame está cosa!
—Tranquilo, es solo el pequeño bola de nieve. —Eren lo tomó en sus brazos y comenzó a jugar con él, mientras esa bola peluda olorosa movía la cola.
Dios, es horrible.
—Tengan cuidado, las águilas pueden llevárselo.
— ¿Qué?
—La abuela está jugando.
—Bueno chicos, nos vamos. Esperamos que se la pasen bien. —interrumpió Carla mientras caminaba a la puerta.
—Buenas noches, que se la pasen bien chicos. Por favor, no hagan mucho ruido que soy vieja y necesito dormir. —salió ahora la anciana.— ¡Y no olviden la fábrica de bebés!
La puerta se cerró detrás de ella y de nuevo, después de tanto, volvimos a estar solos.
—Tu dormirás en el suelo. —le ordené.
—Obvio, no pienso dormir contigo.
—No eres tan afortunado.
—Si claro. Me voy a cambiar.
— ¡¿Aquí?!
—Pues si... No me digas que te da vergüenza ver un cuerpo masculino. —sonrió burlón. Y no es que me diera vergüenza ver su cuerpo de gusano, si no que no quiero que él vea mi tatuaje que sí, si tengo, pero que no lo iba a aceptar frente a él.— Tenemos exactamente lo mismo.
—Ya te lo dije, Jaeger: No eres tan afortunado como para ver mi cuerpo desnudo.
—Si claro, yo no quiero traumarme de por vida.
—Ja, Ja, muy divertido.
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—Bien, voy a pasar. Cierra los ojos por favor... —le pedí al tipo acostado frente a la cama, que no cansaba de burlarse de mí desde que habíamos llegado a éste lugar.
—No voy a ver nada. Te lo aseguro.
— ¿Los tienes cerrados? ¿Los ojos? —el baño ya no parecía tan mal sitio para dormir.
—No veo nada.
Confíe en él, así que, con el paso mas veloz que tenía corrí a la cama y con la misma velocidad me cubrí completo con las suaves cobijas.
— ¿Enserio esa es la pijama con la que vienes a Alaska?
Mierda.
¿Qué tiene de malo mi enorme camisa y mis shorts diminutos?
—Te recuerdo que el plan inicial era que yo dormiría solo en un cuarto de algún hotel de tu familia, pero como no fue así tendrás que aguantarte. Buenas noches.
—Oye, Levi.
— ¿Qué?
—Mis papás no tienen hoteles.
—Agh, ¡Déjame dormir!
La conversación murió ahí, y aunque ya tenía demasiadas ganas de dormir había olvidado el pequeño detalle de que en Alaska, no anochece totalmente. Así que, aquí estaba yo llorando porque el sol entraba por los enormes ventanales de la habitación.
—Oye, Eren. —susurre, algo fuerte para que solo Eren pudiera oírme.
— ¿Qué quieres Levi?... —contestó adormilado.
—Crees que podrías... Mover las cortinas...
No sé que hizo, pero sonó un "beep" y seguido de eso las ventanas se cerraron por si solas.
Cuando la tenue oscuridad por fin llegó a mi, pude caer a los brazos de Morfeo.
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Por la mañana el sonido estresante de una llamada entrante fue la culpable de despertarme. Hacía tanto tiempo que no dormía tan bien que ya había olvidado como se sentía y ahora alguna persona de mierda se atrevía a molestarme.
Quería seguir durmiendo pero parecía que la persona quien fuera que estuviera llamando estaba algo apresurada por una respuesta de mi parte.
—Ereeeen... —no me respondió—Ereeeeeeeen... ¿En dónde está mi celular?
—En la maleta gris...
—Hay cientos de maletas gris...
—Es la única que no tiene cosas de limpieza...
—Oh, gracias —tomé la pequeña maleta que estaba junto a mi cama y saqué mi celular, contestando casi al instante— ¿Si bueno?
—Hola, Levi. —era la voz de Erwin Schmidt, aunque algo cortada.
—Levi, es muy temprano. Dile que más tarde llame, vuelve a dormir...
—Tú sigue durmiendo, ya regreso. —Eren hizo caso y dió la vuelta para seguir durmiendo. Yo salí de la habitación para tratar de tomar algo de mejor señal— Disculpa, hola Erwin. ¿Qué sucede?
—Es sob- la entr-
— ¿Qué cosa? Disculpa no puedo entenderte, déjame buscar una mejor señal. —Salí de la casa y la señal seguía igual. Erwin sonaba terrible pero no podía perder la oportunidad.— Mira, me gustaría agendar la entrevista un día en fin de semana. No sé si estás disponible esos días, como sea yo puedo cancelar algunas citas para la entrevista si es que la quieres entre semana.
— ¡Goof! —giré a ver qué cosa había sido eso y no tan grande fue mi sorpresa al ver a la horrible bola blanca frente a mi que estaba ladrando como loca.
—Que cosa tan horrible, fuera de aquí. Ushcale.
— ¿Disculpa? —preguntó Erwin. Había olvidado que estaba hablando con él.
—Perdona, no era a ti. ¿En qué estábamos?
Mientras continuamos hablando el ruidoso animal frente a mi no dejaba de ladrar y yo ya estaba al punto de la desesperación, cuando estaba apunto de lanzarle algo para que se fuera, el chillido (o lo que sea que hagan esas cosas) de un águila se escuchó cerca de nosotros.
En el momento recordé lo que la anciana dijo: "Tengan cuidado, las águilas pueden llevárselo."
Y entonces corrí, corrí para alcanzar al perro pero el animal con plumas era más rápido y lo tomó entre sus garras.
—Oh no... Mierda...
Nunca imaginé, jamás en mi vida imaginé que estaría persiguiendo un águila para atrapar un perro. Pero ahí estaba yo, corriendo a toda velocidad detrás de eso.
— ¡Oye suéltalo! ¡Estúpido animal te estoy hablando! ¡Lo siento Erwin tenemos que hablar después! —y colgué.
Con todas mis fuerzas lancé mi celular hacía el águila y con algo de suerte le pude dar, provocando que soltara al perro.
Eso era lo bueno... ¿Lo malo? El perro estaba cayendo al vacío.
— ¡Ay, no, no, no, no, no! —corri de nuevo. Con los brazos extendidos para atraparlo— Mierda, mierda.
El perro cayó medio sano en mis brazos y después de agarrar mi celular sali corriendo hacia la casa porque el águila ya iba de regreso por su presa.
No sé imaginan el tamaño de esa cosa.
Y de nuevo hay dos puntos buenos:
1. Logré escapar de esa cosa.
2. Se llevó mi celular.
— ¡Maldita águila infeliz! ¡Ten mira! —estiré mis brazos para mostrarle al animal— ¡El perro! ¡Se ve muy delicioso, mira lo blanco que está! ¡Dame mi celular!
—Hey, Levi. —habló Eren detrás de mi.
Cuando escuché su voz corrí rápidamente hacia él. Con la esperanza de que él pudiera hacer algo.
— ¡El águila casi se lleva el perro! ¡Y tuve que recatarlo y, y, y, corrí y, y, y ahora por eso no tengo celular! Por favor, consigue mi celular. Dije que le llamaría luego a Erwin...
— ¿Te alcoholizaste? —preguntó con burla.
— ¿Por qué no me crees?
—Fingiré que toda esa historia es real, y diré que te creo. Te ayudaré a conseguir un nuevo celular con el mismo número, ¿Te parece? Mis padres tienen una tienda en la ciudad.
—Ay gracias al cielo... Pues vamos...
—No podremos hoy, mi madre y mi abuela dicen que quieren llevarte a algún lugar especial. Creen que eres tierno a pesar de la locura que te vimos hacer con el perro.
—Pero lo necesito lo más pronto posible.
—Pues no hoy cariño...—se burló.— Sonríe, abrázame y finge que estás muy emocionado porque esas dos mujeres nos están viendo con ternura.
Giré la cabeza y encontré al dúo maravilla con una expresión extraña mientras nos observaban detrás de una de las ventanas de la casa. Con unas tazas de café y ya cambiadas y arregladas a estas horas de la mañana.
Sonreí y ellas me sonrieron. Me giré para darle ese fuerte abrazo a mi "prometido".
—Muy bien cielo, parecemos una pareja de enamorados. —Iba a responder con algo en burla también, cuando sentí una gran mano apretando con algo de fuerza mi nalga.
—Vuelves a tocar mi trasero, "cielito" y voy a tener que castrarte. ¿Ok?
—Ok.
Y todo eso había pasado solo en la mañana, supongo que será un día bastante largo... Estúpida águila, estúpido copito de nieve y estúpido Eren Jaeger.
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