Una máscara frágil
Por algún motivo el primero en despertar esa mañana es Light, quiere creer que es costumbre pero puede ser que sea gracias a su subconsciente. Se sienta espantado, preguntándose dónde está mientras palpa los alrededores hasta que por error apachurra el control remoto y las cortinas comienzan a abrirse. Entra en pánico y cómo puede aprieta todos los botones del control, logrando que la cortina se detenga, acto seguido se inclina hacia adelante despacio para ver a Elle, quien sigue dormido a sus anchas. Suspira, es un alivio no haberlo despertado, lo siguiente que hace es poner el control remoto sobre la mesita de noche para evitar más accidentes pero al hacerlo su mirada encuentra un pequeño espejo que está sobre el mueble.
—Que horror... —Murmura viéndose despeinado y con restos de saliva seca en la comisura de los labios.
Se pasa las manos por el cabello para acomodarlo, retira los restos de saliva y busca en su maletín un humectante labial que siempre carga para aplicarse un poco. Vuelve a ver a Elle solo para asegurarse que sigue dormido mientras él continúa con su ritual. Pasa a retirarse las lagañas y a pellizcarse las mejillas para darles un poco de color, acto seguido regresa a la cama, donde intenta adoptar una posición para fingir que duerme de forma agraciada. Tal cual la Bella durmiente que llevaba años dormida en una torre a causa de una maldición pero estaba impecable para cuando el príncipe llegó por ella.
No obstante, antes de que Light pueda encontrar la posición perfecta, alguien toca la puerta, sonsacándole un respingo.
—Servicio a la habitación. —Grita Linda desde afuera con una bandeja de comida en las manos.
—Elle... —susurra el castaño, tratando de despertar a su asistente— Elle... ¿Elle...? ¡Elle! —continúa pero al ver que no tiene éxito decide lanzarle una almohada, logrando que el pelinegro abra los ojos desorientado— tu madre está en la puerta. Arriba, sube tus cosas —le dice, tronandole los dedos— ¡Un segundo! —grita Light mientras Elle comienza a lanzar las cobijas hacia la cama— ¡Oye! —se queja cuando recibe un almohadazo con más odio del esperado— Ay, no, no, la fábrica de bebés no —dice con asco, regresando la cobija extraña al suelo.
Elle se trepa a la cama y se mete bajo las sábanas, sin embargo al estar cerca lo mira extrañado.
—¿Te maquillas para dormir?
—¿Qué? —Light frunce el ceño, esta vez sus mejillas sonrojándose naturalmente— ¡Por supuesto que no! Deja de decir tonterías y solo abrázame —explica agitado mientras se ladea para que adopten la posición de cucharita, la más cursi que conoce.
—Bueno, si tú quieres. —Elle se encoge de hombros, acto seguido rodea con un brazo la cintura del castaño antes de pegarse a él.
—¡Oye! —se revuelve hasta quedar sentado, empujando al otro en el proceso— ¿¡Qué es eso!?
—¡Es de mañana! —explica haciendo gesto con las manos, como si fuera lo más obvio del mundo— No me digas que a ti no te pasa.
—¿Están bien? —Pregunta Linda.
—¡Sí! ¡Un segundo, mamá!
—Que asco... —menea la cabeza, arrugando la nariz— Solo mantén esa cosa lejos de mí trasero.
—Qué difícil petición cuando te traes esos shorts para dormir. —Murmura mientras topa la espalda contra el respaldar de la cama para luego pedirle a Light que se acerque, le rodea los hombros con el brazo y el otro apoya la cabeza en parte de su pecho.
—Puedes pasar, mamá.
Linda abre con una sonrisa y Light de inmediato se disculpa por la tardanza a la vez que le dice que no debió molestarse.
—Ya eres parte de la familia. —Responde ella, dejando la bandeja en un mueble para luego tomar el control y terminar de abrir las persianas.
—¿Hay espacio para mí? —Joe asoma la cabeza antes de entrar a la habitación despacio y con una sonrisa en los labios.
—¿Podemos evitar la reunión de la familia armoniosa? —Elle arruga la nariz, la charla con su padre fue bastante densa como para solo fingir que nada pasó— Apenas despertamos.
—No seas grosero, tesoro. —Susurra Light, dándole un codazo al otro. Es cierto que su supuesto suegro es todo un personaje pero nunca está de más ganarse su confianza.
—Gracias, Light —responde Joe, cosa que hace sonreír al castaño porque esta vez usó su nombre correcto—. Y no te preocupes, Elle, seré breve. Tu madre y yo estábamos pensando, bueno más bien ella pero creo que sería una muy buena idea si...
—Queremos que se casen aquí mañana. —Interrumpe Linda sin haber podido controlar la emoción.
Ambos se quedan en silencio, hasta que Light decide balbucear lo primero que viene a su mente para que los suegros no tomen a mal su reacción.
—Wow... vaya... que sorpresa... — comienza a sonreír de los nervios mientras que Elle niega con la cabeza.
—No... no creo que sea una buena idea.
—Bueno, se van a casar de todas maneras. Nos pareció una buena idea si lo hacían aquí para estar todos juntos. —Insiste Linda.
—Oh... —Light voltea hacia Elle, sin saber qué decir— pero... pero es el cumpleaños de Near y no...
—Sí... —continúa el pelinegro— no nos gustaría opacar su celebración y esas cosas... —concluye, riendo también nervioso.
—Pero no es como si no tendré más cumpleaños. —Interrumpe Near, apareciendo en la habitación de repente.
—Ay, cuñadito...
—Por favor —junta las manos y pone los mejores ojos de cachorro que puede—. En los doramas rara vez se casan, sería un sueño hecho realidad ver una boda. Sobre todo si es la de mi hermanito.
Elle niega con la cabeza, sin embargo los enormes ojos de Nate junto al puchero que hace con los labios comienzan a surtir efecto y sin darse cuenta asiente.
—¡Genial! —exclaman Linda y Near casi al unísono, dando brinquitos y aplausos.
—No sé preocupen, nosotros prepararemos todo —dice Linda—. Y se casarán como nosotros, en el granero.
—Dicen que es una tradición en nuestra familia. —Agrega Nate.
—Vaya... —Light sonríe, aún sin poder creer lo que está pasando— Siempre quise casarme en un granero, ¿no es asombroso, cielo?
—¡Es una señal! —Near eleva la voz, mostrándose sorprendido— ¡Ustedes me recuerdan tanto a propuesta laboral! ¡Jefe y subordinado! —Junta las manos, suspirando— Creo que iré a verla de nuevo. —Concluye, dando media vuelta para salir de prisa de la habitación.
—¡Y yo tengo que apresurarme con los preparativos! —Dice Linda, también emocionada mientras toma la mano de su esposo.
Una vez que cierran la puerta, Elle suspira como si acabara de dejar salir un gran peso.
—No puede ser... —murmura pasándose las manos por el rostro.
—¿Qué? ¿Qué? —Light voltea a verlo, preocupado.
—Que cuando mi mamá sepa que esto es una farsa la voy a destrozar...
—No, no, no se enterará... —Lo sujeta del rostro, intentando que lo vea a los ojos para hacerlo entrar en razón.
—Y a Nate lo voy a traumar tanto que ya no verá doramas... —respira agitado, fuera de sí.
—Escúchame, Elle, estás exagerando.
—Y mi papá... bueno, con él siempre estoy mal, pero ¿qué es todo esto? —se inclina hacia adelante, apoyando los codos en las piernas y hundiendo el rostro entre las manos— Él ni siquiera estaba de acuerdo y ahora resulta que quiere que nos casemos aquí.
—De seguro tu mamá lo convenció —debido a la posición, Elle deja mayor acceso a su espalda, por lo que Light aprovecha a ponerle las manos en los hombros desde atrás para acariciarlo un poco en busca de calmarlo—. Nadie se dará cuenta, debes relajarte, ¿sí?
—Para ti es fácil decirlo... —Murmura agobiado.
—Nos divorciaremos en seguida —ríe, aumentando sus caricias llegando a subir y bajar por los brazos del otro—, y no se darán cuenta que esto fue una mentira. Todo estará bien, te lo prometo.
Elle asiente, suspirando. Es entonces que mira de reojo las manos del castaño alrededor de sus brazos.
—¿Te sientes mejor? —Continúa Light, sin embargo nota en ese momento la mirada de Elle y al percatarse de lo que él mismo está haciendo sus movimientos se detienen al instante— ¿Quieres café? —Pregunta para cambiar el tema mientras se quita las sábanas de encima y sale de la cama.
—Sí, por favor. —Responde menos agobiado pero ahora confundido.
—¿Quieres un café con leche light y canela? —Ríe para mermar la tensión, haciendo referencia a la bebida que Elle le compra a diario.
—Recuerda de anotar tu número en mi vaso. —Agrega, siguiéndole el juego.
Light toma la jarra que su suegra les dejó en la bandeja y comienza a servir un poco de café en una taza. Elle lo observa y en este punto de hecho agradece que haya decidido traer esos benditos shorts. Ya se lo dijo la noche anterior, Light es atractivo, con un cuerpo bastante apetecible, y si olvida que como jefe es un dolor de huevos, no suena nada mal estar casado con ese hombre. Además, obtendrá beneficios laborales a cambio.
—Tienes razón, todo estará bien. Nos divorciaremos más pronto de lo que pensamos.
—Por supuesto —comenta el castaño, tomando la taza y un plato lleno de panecillos dulces antes de volver a la cama—. Aunque te confieso que no sé cocinar, pero no te preocupes, puedo aprender —ríe de nuevo, entregándole la taza—. Voy a ser un buen esposo para que no me dejes por otro hombre. —Concluye con voz juguetona.
—¿Pero qué dices? —El pelinegro también ríe, meneando la cabeza mientras deja la taza sobre la mesita de noche para tomar el plato con panecillos— Aún no te he dejado, Light. —Dicho comentario provoca que la sonrisa desaparezca del rostro del aludido, algo que Elle nota— ¿Estás bien?
—¡Sí! —reacciona, fingiendo una sonrisa— Uhm, creo que voy a salir.
—¿A dónde? —Enarca una ceja.
—Solo tengo ganas de salir a respirar aire fresco. —Sale de la cama, dirigiéndose al baño para darse una ducha.
—Está bien. —Asiente, porque aunque el cambio fue notorio, no lo ve que haya sido a raíz de algo malo. Además está más enfocado en comenzar a devorar esos panecillos como para pensar en otra cosa, por lo que no se percata de la humedad acumulada en las pestañas de su prometido cuando éste se encierra en el baño.
oOo
Light camina por los amplios y verdes alrededores de la casa mientras agita las manos como lo haría alguien que quiere desprenderse de las malas energías. Necesita aclarar la mente y volver al camino.
Encuentra una bicicleta apoyada contra un árbol, por inercia voltea hacia los lados y al ver que no hay nadie cerca decide tomarla, después de todo Linda le dijo que se sintiera como en casa. Cree que un poco de ejercicio junto al aire fresco pueden ayudarlo, así que comienza a adentrarse al bosque mientras se dice a sí mismo que debe concentrarse, después de todo esto es solo un negocio y él es muy bueno en ellos.
—Ok... esto se está poniendo difícil... —murmura cuando los senderos comienzan a volverse más rocosos— pero yo puedo hacerlo... hago bicicleta tres veces a la semana... estacionaria, claro....
Sigue dándose ánimos a la vez que intenta mantener el control del manubrio, lo cual cada vez es más complicado hasta que choca de cara contra una rama, yendo a parar al suelo.
—Odio la naturaleza... —Refunfuña, aún tirado mientras se quita unas cuantas hojas del cabello.
Todavía sigue recuperando el aliento cuando de pronto escucha ruidos, frunce el ceño y por curiosidad se pone de pie para perseguir el sonido.
Encuentra a unos metros una fogata, unos tambores sonando de fondo y a Near usando un poncho con un diseño muy parecido a la de la fábrica de bebés.
—¿Qué ondas con esta familia...? —Susurra con el ceño fruncido, quedándose detrás de un árbol al principio.
Su curiosidad es más fuerte por lo que de a poco intenta acercarse para entender qué rayos hace un muchachito de quince años en medio del bosque, con fuego y vestido así. Sin embargo hoy no es su día y termina resbalando con unas hojas secas, las cuales revelan su presencia.
—Oh, Light —Nate sonríe al voltear y verlo—, me alegra verte. Justo estaba por comenzar a darle gracias a la madre tierra, lo vi en un dorama, ¿por qué no te acercas?
—No, gracias —arruga la nariz, poniéndose de pie—, la madre tierra ya me mandó al suelo dos veces hoy así que...
—No digas tonterías, debes agradecerle por haberte permitido conocer a Elle, de otra forma no bendecirá tu matrimonio.
—Preferiría agradecerle desde acá... —Responde, quedándose cerca de los árboles, nervioso.
—¡Que vengas! —Eleva un poco la voz al mismo tiempo que lanza algo a la fogata, provocando que por unos segundos la llama se intensifique, sonsacándole un respingo al castaño.
—No puedo negarme si me lo pides tan amablemente. —Finge una sonrisa, caminando despacio hacia Nate para no tropezar de nuevo.
—En el dorama todos bailaban alrededor de la fogata, pero ya que solo somos nosotros dos, nada más imita mis pasos. —El más pequeño comienza a extender los brazos hacia los costados para luego cruzarlos flexionados frente a su rostro, dando saltitos en todo momento.
Light traga saliva al intentar imitarlo, no es que los pasos sean algo del otro mundo pero es demasiado vergonzoso. Lo único que agradece es que están solos.
—Debes de seguir el ritmo de los tambores —prosigue Near—. Ahora canta y baila.
—¿Qué?
—En el dorama todos cantaban y bailaban como agradecimiento.
—Pe-Pero yo no me sé ninguna canción...¡menos bailar! —Balbucea con los ojos muy abiertos mientras continúa dando saltitos.
—De eso se trata, lo que salga de tu corazón. Puedes cantarle y bailarle a los árboles, a la vida.
—Ah... Uhm... —levanta los brazos, moviéndolos en el aire al ver que Near también lo hace.
—¡Al universo! —Exalta, dándole ideas.
—¡Sí, claro! ¡Al universo! —Comienza a caminar dando saltitos alrededor de la fogata, su mente trabajando a todo lo que da mientras intenta crear una canción— la ventana... —susurra, respirando agitado por tanto movimiento. Quizá no tenga sentido pero su cuñado le dijo que le cantara a lo que fuera mientras viniera a su corazón— la pared... este baile me da sed...
—¡Más fuerte! —Pide, ahuecando las manos alrededor de su boca para usarlas como megáfono. Quizá mintió un poco, lo del ritual si lo vio en un dorama pero nadie cantaba, es solo que siempre le ha parecido que Light es muy serio y quería que se soltara.
—¡La ventana, la ventana! ¡La pared, la pared! —adentrado en la coreografía, se inventa algunos cuantos pasos, como el de dar vuelta brincando con un solo pie mientras aletea con las manos— ¡Este baile me da sed!
—¡Cambio de ritmo! —advierte emocionado corriendo hacia la radio portátil que dejó a un lado.
—¡La ventana, la ventana! ¡La pared, la pared! —continúa gritando, esta vez con hip hop de fondo en lugar de tambores, por lo que acopla el canto y los movimientos al nuevo ritmo— ¡Este baile me da sed!
Light deja tanto salto y comienza a mover las caderas, sobre todo al ver que Nate también lo hace. Ambos ríen y bailan, aunque los movimientos de Nate son más inocentes y menos sincronizados, a diferencia de Light, que es capaz de agacharse por completo sin dejar de mover el trasero.
—¡Vamos, Near! ¡Sacudelo!
—¡Sí! —Farfulla eufórico, intentando imitarlo.
—¿Qué se supone que estás haciendo? —Pregunta Elle con los ojos muy abiertos, viendo ese voluminoso culo brincar de un lado a otro.
El castaño se queda inerte al escuchar esa voz justo detrás de él y de inmediato se detiene, dando media vuelta.
—Ah, yo... —Light traga saliva, respirando agitado— Bueno, Nate me dijo que... debía cantar y bailar desde... desde el fondo de mi corazón.
—¿Y eso es lo que hay en el fondo de tu corazón? —Enarca una ceja, sonriendo ladino.
—Es que... —aprieta la mandíbula— quedaba bien con el ritmo.
—Sí, claro. Como sea, tu teléfono llegó, ¿quieres ir conmigo a traerlo?
Light asiente de prisa y camina unos cuantos pasos, no obstante de pronto se detiene y regresa.
—Nate...
—No te preocupes —interrumpe el adolescente—. Ve, yo debo quedarme a practicar mis movimientos para la próxima vez que bailemos. —Dice, guiñandole el ojo.
—Por supuesto, cuñadito. —Asiente sonriendo. Una sonrisa y palabras un poco falsas, pero no del todo.
oOo
Una campanita suena cuando abre la puerta de la pequeña tienda de convivencias, donde Light se lleva una sorpresa al ver al hombre que se encuentra detrás de la caja registradora.
—Ramón, vengo por el teléfono que encargué. —Dice Elle mientras toma una canasta para llevar algunas cuantas chucherías.
—Sí, justo vino hoy.
El castaño frunce el ceño al verlo girar para buscar entre las cajas que tiene en un estante. ¿Cuántos trabajos tiene ese hombre? ¿Siquiera es legal que en un fin de semana lo haya visto en tres diferentes empleos?
—Supongo que es para ti. —Ramon le entrega la caja a Light, guiñandole un ojo.
—Oh, ¿ustedes ya se conocen? —Cuestiona Elle, abriendo el empaque de unas galletas para comenzar a devorarlas.
—No... —Murmura el castaño.
—Por supuesto que sí —corrige el otro—. ¿No recuerdas esto? —Mueve las caderas, llevándose las manos a la cabeza.
—¿Conque de ahí lo aprendiste? —El pelinegro ríe, haciendo que su prometido ponga los ojos en blanco.
—¿Piensas llevarte toda la tienda? —Enarca una ceja al ver al contrario con la canasta casi a rebalsar.
—Ojalá pudiera. Dato random de Elle Lawliet número nueve, amo cualquier postre con relleno de dulce de leche —explica mientras toma un paquete de panecillos cuya tapa prometen dicho relleno—, me gusta el café con mucha azúcar y no tolero bien las verduras.
—Oh, ¿como cualquier niño de cinco años? —Finge una sonrisa, juntando las manos.
Light comienza a configurar el celular con ansias mientras Elle paga todo lo que lleva.
—No puede ser... —Murmura el castaño con el teléfono pegado en la oreja, saliendo de la tienda—. Tengo treinta y siete mensajes. Necesito una computadora —voltea hacia su acompañante, sin despegar el aparato de su oído— ¿hay alguna computadora en este pueblo olvidado?
A Elle podría molestarte el comentario de su jefe, pero va tan feliz con su compra que tan solo asiente. Al ser un pueblo pequeño, hay un ciber café tres locales después de la tienda. Entran, una campanita anunciando de nuevo su llegada.
—Mira, ahí hay una —le señala un escritor angosto con una de esas computadoras grandes y antiguas—. Ve y siéntate mientras yo voy a pagar.
Light no duda en acatar, necesita ponerse al día con los correos electrónicos y mandar alguno que otro para evitar un desastre. Elle no tarda en volver, extendiéndole una mano repleta de monedas.
—Cuando se agote, saldrá un aviso, solo debes poner más monedas en ese cosito. —Le señala un pequeño aparato que está al lado del monitor.
—¿A qué te refieres? —hace una mueca de asco cuando las monedas caen en la palma de su mano— Elle, yo solo uso tarjetas, ¿cómo que tengo que usar esto?
—Estarás bien... —Murmura distraído al momento que alcanza a ver a alguien a través de la ventana que está a un costado del escritorio— Te veré afuera.
—No, espera... —Intenta detenerlo, sin embargo el pelinegro da media vuelta sin intenciones de escucharlo. Pone los ojos en blanco y luego enfoca la vista en el voluminoso monitor— Bien, tú puedes, Light, eres un hombre inteligente e independiente. No necesitas a tu asistente... —Se da ánimos a la vez que comienza a insertar las monedas.
La computadora es antigua y quien sabe qué sistema operativo maneja, por lo que entiende que sea un poco lenta. No obstante, le permite realizar lo que quería. Primero lee algunos cuantos correos electrónicos, solo de los contactos más importantes y le contesta a aquellos que ameritan respuesta. Termina de digitar la última respuesta y al dar clic en enviar debe esperar algunos segundos para que la pantalla le muestre que la acción se realizó con éxito, segundos en los cuales sin querer voltea hacia la ventana que está a un costado y a través de ella alcanza a ver a Elle hablando con Misa. Ahora entiende por qué salió con tanta prisa, y aunque no tiene idea de lo que hablan, los ve sonreír con tanta naturalidad y eso le provoca una sensación extraña.
—¿Vas a meter más monedas? —Interrumpe el encargado, sonsacándole un respingo.
Light voltea hacia la pantalla y ve el mensaje de que se le acabó el tiempo.
—No, no... —susurra, meneando la cabeza— Es todo.
Se pone de pie, dudando si debería salir o esperar adentro, no quisiera tener que interrumpirlos. Sin embargo, también se siente idiota de esperar adentro, sobre todo porque sabe que el encargado del lugar debe estar viéndolo. Suspira y se decide por salir.
—¡Oh, Light! —Grita Misa desde su posición, levantando una mano y agitándola en el aire.
El castaño sonríe, acercándose a ellos.
—Pensé que te ibas a tardar más. —Comenta Elle.
Las palabras del pelinegro le caen como un balde de agua fría, porque siente que su presencia no es bienvenida. Aún así finge una sonrisa.
—No, no... no había mucho. —Responde, su voz sonando plana.
—Bueno, yo debo dejarlos —interrumpe la chica—, aún tengo cosas que hacer pero si siguen en el pueblo para la noche, quizá podríamos ir a cenar.
—Eso sería fantástico. —Se apresura a responder el pelinegro, haciendo sentir más incómodo a su supuesta pareja.
Misa se despide de ambos con un beso en la mejilla y sigue su camino. Light y Elle continuando el suyo para el lado contrario, haciéndolo en silencio por largos minutos.
—Y... —Light carraspea la garganta, viéndolo de reojo— te agradó ver a Misa, ¿cierto?
—Sí... —Murmura, sintiéndose incómodo porque percibe que la actitud de su jefe no es la misma de siempre.
—Se veía muy hermosa hoy.
—Sí, supongo... —Se lleva las manos a los bolsillos de la chaqueta, encogiendo los hombros.
—Debe ser lindo verse y... y conversar. —Sonríe pese a que su rostro luce apagado.
—La verdad siempre me gusta hablar con ella.
Light asiente, el vacío en su pecho comenzando a asfixiarlo. Se quedan en silencio de nuevo, caminando uno al lado del otro hasta que de pronto escuchan un par de voces detrás de ellos.
—¡Aquí están! —Exalta Near. La pareja voltea y ven que el adolescente viene acompañado.
—Los hemos buscado por todas partes. —Agrega Linda sonriendo.
—Hermanito, ¿podemos robarnos a tu novio?
El castaño retrocede por acto reflejo al ver a su suegra y cuñado caminando hacia él. —No creo que...
—Descuida, esta vez no hay doramas raros de por medio. —Dice Near, sujetandolo de la mano.
—Ni bailarines o aceite de coco. —Linda lo toma del brazo contrario, comenzando a jalarlo entre ambos.
—Es que no... yo... —Light balbucea, volteando hacia atrás en busca de que Elle lo salve. Sin embargo, el pelinegro tan solo sonríe y le muestra los pulgares hacia arriba.
oOo
Linda espera ansiosa en un sofá antiguo cuyos cojines poseen diseños florales. Nate camina de un lado a otro nervioso, una cinta medidora colgándole del cuello. Es un local familiar, bastante acogedor donde el más joven de la familia suele confeccionar de vez en cuando. Hay unos cuantos maniquíes, estantes con hilos y lana, un escritorio con una máquina de coser y rollos de diferentes telas. Es un pueblo pequeño donde todos se conocen, así que nunca le pareció de más aprender diferentes oficios. Coser es solo uno de sus tantos talentos.
—¿Todo bien, cuñadito? —Pregunta acercándose a la cortina que cubre el vestidor, más ansioso a cada minuto que pasa.
—Un segundo...
—No te preocupes si te queda grande —comenta Linda—, mi Natecito hará cualquier ajuste.
—¡Por supuesto! Aunque déjame decirte que tengo buen ojo, estoy seguro que le atiné a tu talla.
Light corre la cortina, saliendo del vestidor con un traje de un impecable blanco, incluyendo camisa, saco, pantalón y corbata. Linda se pone de pie y Nate se lleva una mano a la boca, encantándole cómo se ve.
—Nate y yo nos tomamos el atrevimiento de elegirlo de ese color porque creemos que luce elegante con tu color de piel y cabello.
—Además imagina a mi hermano de blanco —agrega Nate, tomándolo de la mano para llevarlo hasta el espejo de cuerpo completo que está en una esquina—, de por sí ya es color papel, con este traje desaparecería.
—En eso tienes razón. —Ríe, una sonrisa que desaparece al verse al espejo.
—Déjame revisar... —Murmura Nate, palpándolo por todos lados para corroborar si hay algo que deban arreglar— En otros lugares debe ser muy fácil solo pedir una talla más grande o más chica, pero aquí todo es más limitado así que tenemos que arreglárnosla por nosotros mismos. —Explica, poniendo algunos cuantos alfileres en los costados del saco, a la altura de la cintura que es donde parece estar más holgado.
—Estaba pensando... —Linda carraspea la garganta, revisando también detalles del traje como lo largo de las mangas o lo ajustado del pantalón— si quisieran... podríamos visitarlos en las vacaciones de este año.
—Sí, sí podrían —responde con una sonrisa, un poco incómodo con tanto toqueteo y a la vez disfrutando lo acogedor que se siente entre ellos—, o si quieres nosotros podríamos venir a visitarlos. —Suelta sin pensarlo antes.
Linda se queda inerte por unos segundos y al abrir los labios no puede evitar que su voz salga quebrantada. —Eso me encantaría mucho...
—Oh, mamá... —Near hace un puchero, acercándose a su progenitora para abrazarla.
—Perdón, yo no... no quería... —Intenta excusarse el castaño, sin embargo el más bajito agita una mano para que no se preocupe.
—¿Por qué no vas a prepararte una taza de té, mamá? Yo puedo continuar mientras tanto.
Linda asiente, limpiándose las mejillas antes de dirigirse a la puerta, aún hay mucho por hacer y no puede permitir que su sentimentalismo interfiera.
—Ahora solo falta un último detalle —Nate se acerca al escritorio, donde abre un pequeño cofre antiguo, sacando un fino collar con un sutil dije de plata—. Dicen que ha estado en la familia por ciento cincuenta años. —Explica, colocándolo alrededor del cuello del castaño.
—Oh, Near... —se relame los labios, llevándose la mano al dije— es hermoso pero yo no...
—Espera, no he terminado.
—Está bien.
—Dicen que mi bisabuelo se lo regaló a mi bisabuela. Fue todo un escándalo porque ninguna de las familias apoyaba dicha relación, casi terminaron por toda la presión que sintieron.
—¿Y cómo siguieron juntos entonces? —Pregunta, sintiéndose sobrepasado por la situación.
—Porque mi bisabuela era como tú: fuerte, independiente y nunca aceptaba un no por respuesta. Por eso mi mamá y yo queremos que lo conserves.
—No, yo no —menea la cabeza, balbuceando— no puedo...
—¿Por qué no? Creo que ni siquiera se nota tanto porque el traje es blanco pero si prefieres puedes llevarlo por dentro. —Sujeta el collar con la punta de los dedos y lo mete en el cuello de la camisa, creyendo que para su cuñado es incómodo porque es de mujer.
—No, Near, ese no es el problema... —Murmura, regresando el collar hacia afuera y acomodándo el dije sobre la corbata.
—¿Entonces? Queremos que lo tengas porque ya eres parte de la familia, Light.
El aludido se muerde los labios, sus ojos llenándose de lágrimas al instante mientras menea la cabeza.
—Near, yo...
—Cuñadito, ¿estás bien? —Pregunta preocupado.
El castaño asiente, haciendo su mejor esfuerzo para calmarse.
—Es solo que... —suspira, parpadeando para deshacerse de las lágrimas— me pregunto si habrá tiempo suficiente para arreglar el traje... es todo... —Finge una sonrisa, sus dedos manipulando el pequeño dije del collar.
—Eso déjalo en mis manos —lo abraza desde un costado, volteando hacia el espejo de cuerpo completo para que vea cómo se ven juntos—. Ve a cambiarte y yo me pongo a trabajar en ello.
Near camina hacia el escritorio para preparar su área de trabajo. Light se queda por unos minutos más frente al espejo, viéndose con un traje completamente blanco y una reliquia familiar colgándole del cuello, de pronto el peso de sus acciones comienza a ser demasiado para él porque esa familia lo han recibido con los brazos abiertos a pesar de la idea de jefe tirano que tienen acerca de él, y no es justo lo que les está haciendo.
oOo
Elle comienza a aburrirse, lleva horas acostado en el asiento trasero del bote. Él y el sol no se llevan bien, y no se estaría quejando tanto si al menos aún tuviera chucherías pero las terminó hace mucho. Escucha unos pisadas sobre las piedras y al entreabrir un ojo ve que es Light acercándose.
—Ya era hora. —Murmura aliviado, poniéndose de pie para encender el motor del bote y desamarrar la cuerda delantera que lo ata al muelle.
Light casi brinca hacia el bote, usando a Elle de apoyo sin pedirle ni siquiera permiso.
—Sí, claro, puedes subir... —dice con sarcasmo mientras camina hacia la parte de atrás para desatar la última cuerda.
No obstante, en ese instante el bote comienza su curso a toda prisa.
—¡Oye, oye, oye! —Grita, bien agarrado del asiento. Si no fuera por sus buenos reflejos hubiera ido a parar al agua— ¡Light! —sujetándose de los alrededores, camina hasta la parte de adelante, colocándose al lado del castaño— ¿¡Qué rayos te pasa!?
—¡Necesito alejarme de todo! —Responde, moviendo el timón mientras el bote sigue avanzando con demasiada velocidad.
—¿Qué pasó? —Frunce el ceño, sintiéndose más confundido porque puede notar que su jefe no está bien.
—¡Nada! ¡Solo deja de hablar!
Elle acata, sólo porque considera que no es buena idea alterarlo más cuando es quien tiene el control del bote y ninguno lleva puesto chalecos salvavidas. No obstante, dicho plan le dura poco ya que nunca lo había visto así.
—¿Ya puedes decirme qué pasó? —Intenta de nuevo, observando los alrededores. No hay rastros de la orilla, todo es agua— ¿Light? —No recibe respuesta, sin embargo siguen yendo demasiado rápido— ¡Light! —Insiste, elevando la voz en esta ocasión mientras continúa sujetándose de la cabina.
—¡Lo olvide! —Responde con vista al frente, los ojos anegados en lágrimas.
—¿¡Olvidaste qué!?
—¡Olvide lo que era tener una familia! —los hombros de Elle caen al escuchar eso— ¡He estado solo desde que tenía dieciséis y olvidé cómo se sentía tener personas que te amen, que te preparen el desayuno! ¡Que te digan queremos visitarlos en vacaciones y yo diga ¿por qué no los visitamos nosotros aquí?! ¡Y que te den collares! ¡Y tú tienes todo eso aquí! —solloza, cerrando los puños alrededor del timón— ¡Tienes a Misa! ¡Y yo solo lo estoy arruinando!
—¡No lo estás arruinando! ¡Yo accedí, estuve de acuerdo!
—¡Tu familia te ama, ¿lo sabes?!
—¡Ya lo sé!
—¿¡Lo sabes!? —Voltea a verlo— ¿¡Y estás dispuesto a que pasen por esto!?
—¡No se enterarán!
—¿¡Cómo sabes que no lo sabrán!? —Farfulla más alterado.
—¡Porque tú lo dijiste!
—¡Pero tú dijiste que si se enteran los vas a destrozar! ¡Ay por Dios! —comienza a hiperventilar, soltando el timón en el proceso mientras retrocede. Elle se mueve al asiento del piloto de inmediato, evitando un accidente— ¡No puede ser! ¡Si tu mamá se entera...! —se pasa las manos por el rostro, dando vueltas en el mismo círculo— ¡Nate me dice cuñadito! ¡Yo no quiero lastimarlo!
—¡Y no lo harás! —Sujetando el timón con una mano, voltea hacia Light intentando hacerlo entrar en razón— ¡Ellos estarán bien! ¿¡Te puedes calmar!? —al regresar la vista al frente, se percata que van directo hacia una boya— mierda... —murmura— ¡Sujétate!
Elle da un giro brusco con el fin de esquivar el obstáculo, lográndolo con éxito.
—¡Honestamente no creo que secuestrar un bote sea la mejor manera de liberar tu frustración! —continúa el pelinegro, no obstante esta vez no recibe respuesta— ¿¡Ahora te quedas callado!? —Voltea hacia atrás y sus ojos se abren de par en par al no ver a su acompañante— ¿¡Light!?
—¡Elle!
El pelinegro lo escucha y su mirada rápidamente logra localizarlo en el agua, aleteando desesperado.
—¡Light! —vuelve a girar con brusquedad y aumenta la velocidad— ¡Light! ¡Nada a la boya!
—¿¡Qué!? ¡Elle! —Respira agitado, haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantenerse a flote.
—¡A la boya!
—Ok, ok... —Susurra al entender las palabras del otro, así que como puede nada hacia ahí.
Elle suspira al verlo llegar, sin embargo no puede evitar notar lo frágil que su jefe se ve todo empapado y aferrado a los hierros. Se detiene muy cerca de él y se inclina hacia un costado para extenderle la mano.
—Light... —Lo llama ya que el otro ni siquiera voltea— Light, dame tu mano.
El aludido lo mira de reojo, temblando y sin atreverse a soltar el objeto.
—Light, confía en mí. —Insite el pelinegro. El castaño aleja una mano de la boya y temeroso la acerca a la de Elle— Te tengo, te tengo —lo sujeta del brazo con ambas manos para jalarlo, acercándolo al bote antes de inclinarse hacia adelante para cargarlo y subirlo— ¿Que estabas pensando? —lo acomoda en el asiento trasero, acto seguido toma una manta que está a un lado para envolverlo— Pudiste haberte matado, Light.
—Bueno... —balbucea, temblando del frío— tú giraste... y me hiciste... caer...
—Tú soltaste el timón, capitán. —Agrega una manta más gruesa y esta vez tras envolverlo toma asiento a su lado.
—Sí... lo sé... lo siento... —Responde tiritando.
—No importa —sin pensarlo lo abraza, pegándolo a su pecho—. Ya todo está bien, ¿sí? —lo abarca con fuerzas, frotándole los brazos con las manos— Solo intenta calmarte... yo estoy aquí contigo...
Light no dice nada, solamente cierra los ojos. Si bien la posición en la que se encuentran pueda parecer extraña, Elle ni siquiera piensa en ello mientras continúa abrazándolo. Cualquiera diría que es para hacerlo entrar en calor, lo cual es cierto, sin embargo también lo hace porque le afecta verlo mal.
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