¿Qué es lo que sientes?

Light camina por el muelle, aún envuelto con una manta. Ya no tiembla, no obstante Elle continúa abrazándolo y él se lo permite. El pelinegro ni siquiera se pregunta por qué, pero no quiere soltarlo.

—Quisiera hablar con los dos. —La voz de Joe toma desprevenida a la pareja, quienes venían tan inmersos que no se percataron de su presencia.

Joe los mira directo a los ojos con una cara de pocos amigos, acto seguido da media vuelta, sabiendo que los otros lo seguirán. Los dirige a una parte de la casa que utilizan como bodega porque no quiere que su esposa se entere al respecto.

—Pasen.

Ambos acatan en silencio, entrando uno al lado del otro. De pronto entienden por qué tanto misterio al ver a Raye Penber a la mitad del lugar.

—Les dije que los vigilaría. —Comenta Raye con una sonrisa y una grabadora en las manos.

—¿Qué hace aquí este señor? —Elle frunce el ceño, dirigiendo la mirada a su padre.

—Recibí una llamada del señor Penber, diciéndome que si tu relación era una farsa te enviaría a prisión, y le pedí que viniera.

—¿Qué? ¿Y no podías consultármelo a mí? Soy tu hijo. —Suspira, tensando la mandíbula.

—Tienes suerte, tu padre negoció una oferta en tu nombre —explica Raye, haciendo que Elle voltee de nuevo a su progenitor reclamándole con la mirada—. Esta oferta durará pocos segundos: vas a declarar que este matrimonio es una mentira. Diciendo la verdad te liberarás y él —señala al hombre a su lado, quien en todo momento se ha mantenido en silencio como lo haría un niño recién regañado— será deportado a Japón. —Concluye sonriente mientras enciende la grabadora y la acerca al muchacho.

Elle no se inmuta, cosa que sorprende a Joe.

—Hijo —lo llama, queriendo hacerlo entrar en razón—, dile que sí.

—¿Y si no quiero?

—No seas absurdo, Elle, ¿no te das cuenta en lo que te estás metiendo?

—¿Quieren saber qué pasó? —mira a Raye directo a los ojos— Trabajo para él desde hace tres años, hace seis meses comenzamos a salir, nos enamoramos, le pedí matrimonio y él dijo que sí. Lo veré en la boda, señor Penber. —Da media vuelta y camina hacia la puerta— Vámonos, mi vida.

Light traga saliva mientras mira a los otros dos hombres con pesar antes de voltear y dirigirse hacia Elle.

oOo

A pesar de ser una boda de último momento, el granero está decorado con flores blancas, candelabros y luces. Y aunque nada más están presentes amigos y familiares cercanos, las bancas están repletas, todos vestidos apropiadamente para la ocasión.

Elle ya se encuentra en el altar, con su traje negro y cabello peinado, dentro de lo que pudo. Le sonríe a algunos cuantos invitados mientras espera. Por algún motivo está sudando y no puede dejar de moverse, es una boda falsa, no debería estar tan nervioso. Intenta convencerse que la presión y riesgo que conlleva esta boda haría tambalear a cualquier.

No es capaz de seguir buscando explicaciones porque en ese instante la marcha nupcial comienza a sonar y voltea hacia el marco de ramas secas decoradas con luces y flores cálidas que enmarcan la entrada, debajo de él encuentra a Light, vestido con un traje blanco que hace resaltar el bonito color de sus ojos.

El castaño suspira, intentando controlar sus nervios y emociones antes de dar el primer paso. Si bien él no es una novia, al ser el segundo en entrar debería ir acompañado de su familia, pero como era de esperarse va solo. No obstante, de pronto Nate se sitúa a su lado y lo toma del brazo.

—Yo te acompaño. —Le dice con una sonrisa. Light también sonríe como respuesta.

Suspira de nuevo cuando van a la mitad del camino, cada paso se vuelve más difícil al ver a todos de pie, viéndolo directamente y sonriendo como si toda esta boda no fuera más que una mentira.

Near camina a su lado hasta llegar a donde Elle, acto seguido se retira.

—Te ves bien, jefe. —Comenta el pelinegro con una sonrisa entre coqueta y nerviosa. El aludido tan solo se sonroja.

A Light ni siquiera le sorprende ver que será Ramon quien llevará a cabo la ceremonia, pero tiene la mente ocupada con sus propios asuntos como para cuestionarse la explotación en la que vive ese hombre.

—Pueden sentarse. —Indica Ramon, haciendo que todos los invitados regresen a sus asientos.

El hombre comienza dando unas palabras, y mientras Elle luce entre nervioso y ansioso, Light simplemente se ve apagado.

—... el verdadero amor de Elle y Light será pactado frente a su familia y amigos —dice Ramon muy entusiasta—, porque su familia y amigos les enseñaron a Elle y a Light a amar, así que lo correcto es que su familia y amigos...

Al castaño le queda claro que Ramon es pésimo para las ceremonias, sin embargo sus palabras comienzan a calarle. No sabe si es adrede o si su mente le está jugando en contra pero el énfasis en «familia y amigos» lo hacen tomar una decisión que debió haber tomado antes. Levanta la mano despacio a la altura de su pecho, como pidiéndole la palabra, provocando que Ramon se quede callado y lo mire confundido.

—¿Tienes alguna pregunta?

—Uhm... no, no es una pregunta pero... —carraspea la garganta— hay algo... hay algo que me gustaría decir...

—Light... —Susurra Elle entre dientes, temiendo lo peor.

—¿No puede ser después? —Cuestiona Ramon porque él ya estaba muy inspirado con su discurso.

El castaño lo mira a los ojos, dudando por unos segundos antes de negar con la cabeza. Elle suspira.

—Debe ser ahora —indica, luego da media vuelta, dándole la cara a los invitados. Toma aliento y forma una sonrisa—. Quería agradecerles a todos por venir. Yo... Uhm, tengo algo importante que decir respecto a la boda. Una confesión más bien.

Raye sonríe desde su asiento al escuchar esas palabras y procede a encender la grabadora.

—¿Que se supone que estás haciendo? —Le susurra Elle al oído tras tomarlo del brazo. El contrario ni se inmuta.

—Como algunos saben soy japonés —continúa como si nada—. Sin embargo mi visa expiró y estaba a punto de ser deportado. Y... como no quería abandonar este país, obligue a Elle a casarse conmigo.

—Light, basta... —Le pide en voz baja.

—Elle siempre ha tenido una estupenda ética, ahora sé de quien lo aprendió —con mucha vergüenza dirige la mirada hacia Joe y Linda, cuyos rostros denotan sorpresa y decepción—. Durante tres años lo vi trabajar duro, más que cualquier otra persona en nuestra compañía y sabía que si lo amenazaba con destruir su carrera él haría lo que yo le pidiera —su mirada se llena de lágrimas, la cual debe bajar porque no puede ver a Linda ni a Near a los ojos—. Lo tuve que extorsionar para hacerlo venir aquí y que les mintiera a todos. Creí que sería sencillo pero no fue así, resulta que no es fácil arruinar la vida de alguien cuando conoces lo maravillosa que es —voltea hacia Elle, dedicándole una débil sonrisa, luego se atreve a ver a los Lawliet una vez más—. Son una hermosa familia, no dejen que esto los separe. Todo fue mi culpa.

—Light... —Murmura el pelinegro tomándolo del brazo una vez más para hacer que le dé la cara, él aún procesando todo lo que está ocurriendo.

—Elle, esto fue un negocio y tú cumpliste con tu parte, pero el contrato se canceló. —Sin más baja el par de escalones del altar, solo se detiene frente a los Lawliet, a quienes les pide perdón antes de continuar—. A usted lo veo en el muelle para que me lleve al aeropuerto. —Dice al pasar al lado de Penber, luego sale del lugar con el andar altivo y frente en alto que es tan característico de él.

Raye sonríe, ya que Light abandonará el país de forma voluntaria todo se vuelve civilizado y aburrido, pero le causa satisfacción saber que él tuvo razón todo el tiempo.

Los murmullos se hacen presente, nadie entiende lo que acaba de pasar y tampoco saben qué deberían hacer ahora. Linda se levanta de prisa, acercándose a su hijo— Elle, ¿en qué estabas pensando?

—Mamá, yo... —puede ver la decepción en el rostro de su progenitora, pero está tan confundido que ni siquiera sabe qué decirle.

—¿Cómo así que Light no era mi verdadero cuñadito? —Pregunta Near tras acercarse, él también luciendo triste.

Los invitados también comienzan a ponerse de pie, hablando entre sí. Algunos se acercan para darles ánimos a Elle y otros para compartir su pesar con la familia.

—Sigo esperando una respuesta. —Dice Linda porque en estos minutos lo único que ha escuchado de su hijo son balbuceos.

—Por favor, les pido que me dejen aclarar mi cabeza —suspira, tomándole una mano a su madre y una a su hermano para darles un beso en los nudillos—. En este momento ni yo entiendo nada pero les prometo que se los explicaré después.

Da media vuelta y se aleja despacio, evitando a los invitados o siendo corto de palabras con los que se acercan a abrazarlo.

Logra salir del granero y se dirige a la casa. Entra despacio, viendo hacia todas partes sin tener alguna idea clara. Se afloja la corbata mientras corre escaleras arriba, aunque sigue confundido, lo único que sabe es que quiere encontrar a Light en la habitación. Sin embargo no encuentra a nadie, solo el traje blanco extendido en la cama junto a una buena cantidad de páginas unidas por un sujetador. Toma la resma de papel y arranca la nota que está al inicio.

«Tenías razón, este libro es especial. Mentí porque sabía que al publicarlo te perdería como asistente pero tienes una extraordinaria intuición. Me aseguraré de cumplir mi palabra antes de partir. Te deseo una vida increíble, te la mereces.»

Elle termina de leer la nota justo cuando Misa aparece en la habitación, tocando el marco de la puerta para advertir su presencia.

—Wow... —entra despacio, no sabiendo qué decir pero creyendo que debe decir algo— fue una locura... sabes que la gente hablará de lo que pasó, ¿verdad? —el pelinegro asiente con una expresión de ausencia— ¿Y tú estás bien? —Sonríe nerviosa, juntando las manos.

—Sí —vuelve a asentir, regresando la mirada a la nota—, más bien no —menea la cabeza, tensando la mandíbula—. ¿Sabes cual es el problema? —voltea hacia Misa, suspirando— El problema es que este hombre es un dolor en los huevos, ¿me entiendes? —señala la nota— Primero tenía que irse, eso lo entiendo, lo iban a deportar, ¿no? Luego la boda falsa, lo cual fue estresante pero estuve de acuerdo. ¿Para qué? Al final decidió irse y solo dejó esta nota —agita el papel con enfado— ¿Sabes por qué? Porque no tiene la decencia ni la humanidad de hacerlo en mi cara. Tres años... ¡tres años! —levanta tres dedos para hacer énfasis— trabaje con este... terrorista, quien jamás había dicho nada amable y un día le resulta fácil escribir esta... basura... —Apuña el papel, lanzándolo hacia el suelo.

—Elle... —Lo llama Misa, intentando captar su atención.

—¡Teníamos un trato, maldita sea!

—¡Elle! —Alza un poco la voz para hacerlo entrar en razón.

—Lo siento es solo que... —suspira, pasándose las manos por el rostro— este hombre me vuelve loco...

—Ya lo noté —se lleva una mano a los labios, intentando ocultar su sonrisa— ¿Y piensas dejarlo ir? —Pregunta porque para ella está muy claro el motivo por el cual a Elle le molesta tanto.

Elle la mira a los ojos, respirando agitado mientras esas palabras se reproducen en su mente una y otra vez. Su corazón sigue confundido pero hay algo que tiene claro y eso es que no desea que Light se vaya.

—Gracias... —Le susurra, acercándose a ella para darle un abrazo antes de salir de la habitación lo más rápido que puede.

Sin embargo al llegar a la planta baja es interceptado por su familia.

—Elle —Linda trata de tomarlo del brazo, pero el pelinegro le aparta la mano— ¿dinos qué pasa?

—Tengo que hablar con Light. —Es lo único que dice en busca de la salida.

Joe no duda en reaccionar, tomándolo del brazo con más determinación. —¿Y para qué quieres hacer eso ?

—No es asunto tuyo. —Le responde intentando soltarse sin éxito.

—No, por supuesto que sí es asunto mío. —Joe lo sujeta con más fuerzas, notablemente molesto.

Padre e hijo inician una discusión como de costumbre, la cual va escalando.

—Papá... Elle... —Murmura Nate, luciendo nervioso.

—¿¡Sabes el daño que le habrías hecho a esta familia si te mandaban a prision por culpa de ese tipo!?

—¡Se llama Light, papá!

—Ya basta... —Susurra el menor de los Lawliet con los ojos anegados en lágrimas— ¡Ya basta! —Grita al saberse ignorado, no obstante en ese momento se lleva una mano al pecho al ser víctima de un punzante dolor.

—¡Nate! —Linda no duda en acercarse a su hijo al verlo caer de rodillas— ¿¡Mi niño, qué te pasa!? ¡Joe! ¡Joe!

—Me duele... —Responde entre dientes con una mueca de dolor.

Es entonces que Elle y Joe corren a socorrerlo.

—¡Mamá, llama a una ambulancia! —Pide el pelinegro, cargando a su hermanito.

La asistencia no tarda en llegar, lo trasladan a un bote donde le colocan oxígeno y le miden los signos vitales. Al otro lado del lago ya hay una avioneta esperándolos.

—¿Papá...? —Murmura Nate, entreabriéndole los ojos.

—Tranquilo, hijo —lo toma de la mano—, estarás bien.

—¿Quieren saber cómo estaré bien?

Los tres asienten con la cabeza, viéndolo preocupado mientras un enfermero continua dándole asistencia y otro pilotea la avioneta.

—Estaré bien el día que dejen de discutir tanto...

—Lo siento, hermanito, yo no quería...

—Somos una familia —interrumpe, hablando con dificultad—. Y ustedes dos se la pasan discutiendo.

—Tienes razón, Nate. —Concede Joe.

—También quisiera que Elle nos visitara más seguido, que no te olvides de nosotros.

—Sí, sí, lo haré pero por favor, no te esfuerces en este momento. —Le pide con los ojos acuosos.

—¿Me prometen que lo harán? —Tanto padre como hijo asienten, tomándole la mano— Muy bien, ya me siento mejor. —Se sienta sin ningún esfuerzo y se retira el oxígeno.

—¿Qué? —Linda abre los ojos de par en par— ¡Nate, yo te voy a...! ¡Argh!

—¿¡Que rayos te pasa, Nate!? —Reclama Elle, secándose las lágrimas y aguantando las ganas de ahorcarlo.

—Me regañan después, ahora vayamos al aeropuerto.

—Disculpen pero no tenemos autorización de llevarlos ahí. —Explica el enfermero.

—Larry... —lo mira directo a los ojos, con una sonrisa ladina— ¿acaso quieres que tu madre se entere que su vestido favorito no es más que una copia hecha por mí porque le quemaste el original? —Enarca una ceja.

—Jeff, al aeropuerto. —Indica, tragando grueso.

oOo

Light pega la frente a la ventanilla, sin ningún tipo de expresión en su rostro mientras Raye va a la par suya, quien en todo el camino no ha dejado de hablar sobre lo bueno que es en su trabajo.

—Le digo, debieron rendirse en Nueva York. —Comenta, ajustando el aire acondicionado que está en la parte superior.

—Señor, es un viaje largo. Al menos permita que mis últimas horas en este país sean pacíficas. —Pide, suspirando agotado.

oOo

La avioneta aterriza y Elle sale corriendo de ella al mismo tiempo que llama por teléfono a un amigo que sabe que trabaja en la torre de control.

—¿¡Hola!? ¿¡Me escuchas!?

—¿Elle? —el muchacho al otro lado de la línea abre los ojos sorprendido— ¡Cuanto tiempo! ¿Cómo estás, viejo?

—¡Detén ese avión! ¡Light va en él y necesitamos hablar! —Explica apresurado, viendo nervioso como el avión continúa su camino en la pista.

—Ah, sí, algo escuche de que tu novio se iba, ¿qué pasó?

—¡Solo detén el avión, carajo!

—No puedo hacerlo amigo, ya di la orden.

El muchacho agrega algo más, sin embargo Elle deja de prestar atención al ver que el avión comienza a despegar.

—No, no, no... ¡mierda, no! ¡No te vayas!

—Ay, no... —Murmura Near, presenciando lo mismo que su hermano a unos metros junto a sus padres.

—¿Que sucede? —Pregunta Joe, enarcando una ceja mientras también ve hacia el cielo.

—Light va en ese avión. —Suspira Linda.

—Y ya no pudo decirle... —Nate hace un puchero.

—¿Decirle qué? —Joe entiende cada vez menos.

—Que lo ama. —Dice Linda, caminando con ellos en dirección a su hijo mayor.

—Para que él pudiera decirle que también lo ama.

—¿Qué?

—Si no lo amara, Light no hubiera detenido la boda de último momento. —Le explica su esposa.

—¿Por qué soy el único que no entiende?

—Porque no te gusta ver doramas conmigo, papá. Si los vieras entenderías, son la biblia del amor.

—Elle, bebé... —Murmura Linda, lanzándose a él para envolverlo en un abrazo.

—Perdón, hijo —Joe suspira al verlo tan cabizbajo—. No sabía lo que sentías por él.

—Todo estará bien, hermanito. —Near se acerca y lo toma de la mano.

—¿Cómo? —menea la cabeza— En este pueblo con suerte hay un vuelo una vez al día.

—Dejamelo a mí. —Le dice su padre al mismo tiempo que le pone una mano sobre el hombro, dándole un suave apretón.

oOo

Todos en la oficina trabajan como de costumbre, sin embargo la mayoría pasa de vez en cuando frente a la oficina de Light Yagami por mero chisme, que la puerta y parte de las paredes sean de vidrio les ha permitido ver que lleva toda la mañana empacando sus pertenencias en cajas.

El castaño continúa guardando algunas cosas, nadie se ha acercado a ofrecerle ayuda, ni cuando sale con dificultad de la oficina cargando unas pesadas cajas, porque ya se lo dijo Aiber, no habrá nadie ni en su lecho de muerte.

—Disculpa... —camina hacia un muchacho que está platicando y riendo con una compañera, ninguno de los dos haciendo el esfuerzo por fingir que trabajan, después de todo él ya no es el jefe— ¿Podrías enviar los paquetes de mi oficina a esta dirección? —Haciendo un esfuerzo sobrehumano para no dejar caer la caja, le extiende el papel que sostiene con un par de dedos.

—Ah, uhm, sí, claro... supongo —el muchacho se encoge de hombros leyendo el papel, luego levanta la mirada de nuevo y es entonces que frunce el ceño— ¿Elle?

—¿Elle? —Repite Light, dando media vuelta y encontrándolo a unos cuantos metros.

—Hola... —Susurra el pelinegro, respirando agitado.

—Elle... ¿po-por qué respiras así? —Se muerde los labios, dándose cuenta que son el centro de atención de toda la oficina.

—Porque venía corriendo.

—¿Ah, sí? ¿Desde Alaska?

—Necesitamos hablar.

—Como veras, estoy muy ocupado y mi vuelo sale en un par de horas. —Vuelve a girar, entregándole la caja al joven—. Como te decía, necesito lo de los empaques y que salgan hoy.

—¡Light Yagami, te estoy hablando! —Alza la voz, sonsacándole un respingo a todos. Acaba de hacer la actividad física que no hace en todo el año como para que lo ignoren.

—Que sea rápido. —Le responde el castaño volteando a verlo de forma apacible, con el mismo temple imponente de siempre.

—Lo será —se relame los labios—. Hace tres dias, te odiaba en serio... solía soñar con que te golpeara un auto o que alguien te envenenara.

—Oh, que tierno...

—Yo estoy hablando —interrumpe, acercándose despacio—. Tuvimos nuestra pequeña aventura en Alaska y las cosas cambiaron. Todo cambió cuando te besé... y cuando me hablaste de tu tatuaje —las facciones del castaño se suavizan—, y hasta cuando estuvimos desnudos.

De inmediato murmullos y risitas.

—Yo no vi nada, no sé de qué hablas. —Responde tranquilo pero con las mejillas sonrojadas.

—Sí lo viste... pero no me di cuenta de esto antes, solo lo hice hasta que me quede en el altar solo —continúa acercándose—, sin esposo, en un granero... ¿puedes imaginar mi decepción cuando de pronto entendí que el hombre que amo está a punto de ser deportado? Light... —se detiene frente a él, viéndolo a los ojos— cásate conmigo, porque quiero estar contigo.

El corazón del castaño da un vuelco y por unos segundos se le olvida hasta respirar. No obstante, al sentirlo tan cerca y ser consciente de lo que eso significa, niega con la cabeza despacio.

—Créeme, no quieres estar conmigo. —Le susurra, sintiendo un nudo en la garganta.

—Sí quiero. —No duda en responder.

—¿No te das cuenta que estoy solo por una razón? Ya me acostumbre —encoge los hombros, sorbiendo por la nariz— Y... creo que sería más sencillo si nos olvidamos de todo y fingimos que nunca pasó...

—Tienes razón, sería más sencillo —le dice en voz baja, tomándolo de la cintura despacio—, pero no es lo que quiero.

Pese a que Light sigue negando con la cabeza, su corazón está latiendo de prisa. Las lágrimas acumuladas en sus ojos son efecto de la lucha interna. No sabe estar con alguien y a la vez no quiere que Elle lo suelte.

—Tengo miedo... —Le confiesa nervioso.

—¿Y tú crees que yo no? —Lo toma con más fuerza y lo jala hacia él, eliminando por completo cualquier distancia entre sus cuerpos y sin dejar pasar un segundo más, lo besa directamente en los labios.

De nuevo hay murmullos, esta vez acompañados de algunos aplausos y silbidos.

—¡Eso, Elle! ¡Demuéstrale quien manda! —Se atreve a gritar uno al ver que la pareja parece haberse olvidado del lugar en el que se encuentran.

Se separan sonriendo y Light se lleva las manos al rostro, notablemente avergonzado. Elle no duda en envolverlo en un abrazo.

—Eres muy pudoroso para alguien que gusta de dormir en shorts cortos. —Le susurra al oído, ganándose un golpe en las costillas.

oOo

—Entonces... —Raye da vuelta en su silla giratoria, sosteniendo unos papeles—, déjenme ver si entendí bien, ¿se van a casar y ahora sí es real?

—Sí, así es. —Responden los dos al unísono, sentados uno al lado del otro y sujetándose la mano.

—Bien, si ustedes quieren seguir con este juego, empecemos. —Deja los papeles sobre el escritorio y sonríe de lado, viendo directo a la parejita sentada frente a él, quienes tendrán que esforzarse mucho si quieren convencerlo de que esta vez su amor es verdadero.

FIN. 

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