Bienvenido a Sitka
Pese a ser el trasero de Light el que está en riesgo de ser deportado, el castaño va en su asiento de primera clase con la pierna cruzada, portando un atuendo más casual mientras ojea una revista.
—Así que todo esto es lo que hay que contestar... —Dice Elle levantando las cejas y pasando la página del libro que les entregaron en migración. Es el único que se ha preocupado por leer todas las indicaciones— Lo bueno es que yo lo sé todo sobre ti pero lo malo es que tienes cuatro días para saber todo sobre mí así que... —Antes de poder terminar, Light le arrebata el libro con cierto hastío— Sip, yo que tú también me pondría a estudiar.
—¿Con que conoces todo sobre mí? —Lo mira de reojo, levantando una ceja mientras pasa las páginas.
—Da miedo, ¿cierto?
—Un poco. A ver... —pasea la mirada por todas las preguntas, buscando la indicada— aquí hay una, dime ¿a que soy alérgico?
—Al maní... —Se encoge de hombros, volteando hacia la ventana de forma relajada porque no importa lo que le pregunte, sabe la respuesta— Ah, y todo lo que tenga que ver con los sentimientos, por supuesto.
—Muy gracioso, ja-ja. —Finge una risa a la vez que pone los ojos en blanco, acto seguido devuelve la mirada al libro que tiene en manos— Uhm, esta te gustará, ¿sabes si tengo cicatrices?
—Estoy muy seguro de que tienes un tatuaje. —Asiente, volteando a verlo.
—Oh, ¿estás muy seguro? —También voltea hacia él, entrecerrando los ojos, como retándolo.
—Sí, muy seguro —repite Elle—. Hace dos años tu dermatólogo llamó para tu cita láser de rubí, yo lo busqué en internet y encontré que de hecho...
—... Elimina tatuajes... —Completa Light, apartando la mirada y regresándola al libro.
—Pero tú lo cancelaste después. Me pregunto qué será... ¿un infinito? ¿Caligrafía japonesa? Tendría sentido porque naciste allá... —de pronto Elle abre los ojos por completo, llevándose una mano a la boca— ¿será acaso un alambre de púas? ¿Dónde? ¿Sobre un glúteo, tal vez?
—¿Sabes? Es emocionante para mí experimentarte así... —Responde entre dientes, viéndolo a los ojos mientras finge una sonrisa.
—Oh, no, no lo pregunto por pervertido —agita las manos—, solo estoy intentando hacer bien mi parte... —se inclina hacia Light hasta que sus hombros casi chocan— así que tendrás que decirme dónde está... —le dice cerca del oigo.
—No lo voy a hacer. —Responde sin inmutarse mientras pasa la página.
—Ellos podrían pregu...
—No hablaremos más de esa pregunta, se acabó —indica, aclarándose la garganta a la vez que continúa pasando las páginas—, quiero otra. A ver, a ver... oh, aquí hay una, ¿en qué casa vivimos? ¿Tuya o mia? Esta es sencilla, en la mía, por supuesto.
—¿Y por qué no en la mía?
—Porque yo vivo en central park west, probablemente tú vivas en un apartamentucho y uses vasos de plástico. —Añade lo último haciendo una mueca de asco.
Elle debe reprimir todo lo que le provoca escucharlo hablar de forma tan despectiva porque en ese momento se escucha a la azafata dando indicaciones sobre abrocharse los cinturones porque empezarán el descenso en Juneau.
—¿Juneau? —El castaño frunce el ceño mientras deja el libro a un lado para abrocharse el cinturón— Pensé que íbamos a Sitka.
—Así es.
—¿Y cómo llegaremos a Sitka?
Elle no responde, tan solo sonríe y Light debió haber temido a esa sonrisa. Para cuando viene a reaccionar ya es demasiado tarde, va en un autobús pequeño, repleto de gente y rebotando cada dos segundos porque parece que van por una calle donde hay más baches que cráteres en la luna. Jamás se había subido a un autobús y mientras todo a su alrededor huele a pobreza, su cara es la de alguien que va repasando cada decisión que ha tomado en la vida. Elle por su parte lee el libro para seguir familiarizándose con las preguntas, sin inmutarse con todo el zangoloteo.
El trayecto en bus dura poco y pronto vuelven a abordar un avión, aunque no de primera clase como Light hubiese querido. El avión que los transporta durante el último tramo es más pequeño, y al tratarse de un pueblo la gente suele esperar detrás de una barda al lado de la pista. Elle alcanza a ver a su familia desde que están aterrizando, por lo que emocionado por verlos baja las escaleras del avión dejando a su jefe atrás.
Debido al frío que hace en Sitka, Light lleva puesto una gabardina color negro y guantes de cuero del mismo color, en uno de sus brazos cuelga una maleta también de cuero. Al no estar acostumbrado a bajar por escalones tan angostos y ya que su subordinado no se preocupó en ayudarlo, le toma unos minutos lograr bajar sin tropezar, sobre todo porque no se deja tocar por el par de asistentes que esperan abajo, sigue demasiado frustrado porque tuvo que subirse a un autobús y a un avión nada cómodo. Elle mientras tanto ya se está reuniendo con su mamá y hermano, abrazándolos mientras pregunta por su padre.
—Ya lo conoces, trabajando como siempre. —Responde la mujer de cabello largo y de un profundo negro al igual que el suyo.
—Olvídate de él —pide Near, notablemente emocionado por verlo pero también por saber el chisme—, preséntanos a tu chico.
—Ah, él... —Voltea hacia todos lados, ya ni recordaba que venía acompañado—, mírenlo, ahí viene. —Sonríe, señalando un poco al castaño que se acerca con una cara de muy pocos amigos.
—Creo que... lo de "chico" no es muy apropiado. —Comenta Linda con una risa nerviosa, retirándose el abundante y negro cabello de la cara cada que el viento hace de las suyas.
A pesar de que ese muchacho le parece mucho mayor que su Lawly, Linda sonríe cuando el castaño se detiene frente a ellos.
—Ella es Linda, mi hermosa y adorada madre. —Indica Elle.
—¡Hola! —Por instinto ella extiende los brazos, volviendo el momento incómodo porque Light solo pretendía sacudir la mano.
—Mucho gusto. —Responde él con una sonrisa, ofreciéndole su mano enguantada en cuero
—Y él es Nate, mi hermanito.
—Un gusto. —Light repite la acción, estrechando esta vez la mano del niño.
—Oye, ¿prefieres que te llamemos Light o Cruella? —Pregunta Near con inocencia, provocando que tanto Linda como Elle volteen a verlo como gritándole con los ojos que se calle— De hecho, mi hermano te llama de muchas formas. Amante de Satanás me suena muy feo pero si te gusta...
—Es un chiste. —Interrumpe Linda de inmediato, fingiendo una carcajada mientras posa las manos sobre los hombros de su hijo menor, apretándolo un poco.
—Oh, entiendo... —Responde Light, fingiendo también una sonrisa y aparentando que eso no fue incómodo— Muchas gracias por recibirme este fin de semana.
—Por supuesto que eres bienvenido —dice ella—. Vamos, quisiera que conozcas al resto.
—Claro. —Sonríe, una sonrisa que se desvanece cuando Near y Linda dan media vuelta, sus ojos encontrándose con los de Elle por un segundo, a quien con la mirada le grita un «¿¡Cruella!? ¿¡Amante de Satanás!?»
Sin embargo Lawliet prefiere ignorarlo, aquí no están en su trabajo ni tampoco viene como su jefe. Da media vuelta y pasa un brazo por los hombros de su madre y el otro por los de su hermanito, dejando a Light atrás.
Para regresar a casa deben atravesar el pueblo en auto, es ahí cuando Light comienza a notar algo, y solo para asegurarse que sus ojos no lo engañan, baja levemente sus gafas de sol para enfocar la mirada en el nombre de uno de los negocios: «The Lawliet collection», seguido de un «Lawliet Photography» y así muchos más por no decir que todos los negocios llevan ese apellido. Light se retira las gafas de golpe y voltea hacia el pelinegro, quien como si nada va viendo por la ventana.
—Elle... —lo llama en voz baja— ¿Elle...? —repite, pero al saberse ignorado empuña la mano y le suelta un golpe, sacándole un grito de dolor y sorpresa.
—¡Argh! Te agradecería que no hagas eso.
—Nunca me hablaste de los negocios de tu familia, tesoro. —Comenta con una dulzura fingida.
—Probablemente solo era modesto. —Dice Linda, viéndolos por el espejo sin soltar el volante.
Light asiente y vuelve su atención a la ventana, dándose cuenta que hay mucho sobre Elle que ignora, cosa que comienza a preocuparlo por la cita que tienen programada para cuando vuelvan. Sin embargo su preocupación es dejada de lado cuando dejan la calle para adentrarse en una zona llena de piedras pequeñas hasta estacionarse cerca de un puerto.
—¿Qu-Qué hacemos aquí...? —Balbucea el castaño tras bajar del auto, volteando de inmediato hacia Elle quien con parsimonia está sacando las maletas de la parte trasera— ¿No deberíamos registrarnos en el hotel?
—Eh, cancelamos su reservación —responde Linda a unos metros de distancia, quien desde su posición alcanzó a escuchar todo—, porque la familia no se queda en un hotel, se queda con nosotros.
—Oh, que amables, me encanta —Light sonríe, viéndola a los ojos, acto seguido da media vuelta en dirección a Elle— ¿Qué acaba de decir? —Pregunta entre dientes.
—Ten cuidado, no te vayas a romper la espalda. —Es lo único que comenta el pelinegro al dejarle la maleta grande en el suelo.
Elle toma sus cosas y tras cerrar el baúl camina hacia su familia.
—¿Por qué no ayudas a tu novio? —Pregunta Near con los ojos muy abiertos.
—Ya quisiera, enano —sonríe, revolviéndole el cabello—, pero no me deja hacer nada. Es muy orgulloso, es mejor dejar que lo haga solo.
Tanto Linda como Near fruncen el ceño mientras ven a Light teniendo problemas con su equipaje. Lleva una gabardina demasiado larga y que luce pesada, la maleta de rodos también es voluminosa y la de mano no es tan pequeña, ni hablar de que aparte lleva un maletín de cuero bastante cargado. No entienden cómo alguien en su situación no quisiera aceptar ayuda pero ya que Elle lo dice, deciden adelantarse.
Hay una pequeño bote a la orilla del muelle, pero para llegar ahí deben bajar por unas escaleras de madera que están empotradas a la pared. Linda y Near deciden bajar primero para ser quienes reciban las maletas mientras que Elle se las pasa desde arriba.
—Solo deja acomodo estás. —Pide Linda desde el bote para que su hijo la espere antes de continuar. No obstante, la última maleta que queda es el maletín de cuero de cierto castaño, así que opta por ignorarla.
—Solo queda está, mamá. —Grita antes de lanzarla.
Linda no estaba preparada para atraparla, por lo que Light se lleva una mano a la boca soltando un gritito al ver su maletín caer al lago.
—No pasa nada, no pasa nada —dice ella de inmediato, agachándose para recoger la maleta flotante— ¡La tengo! —Anuncia con emoción, levantandola alto.
—No te preocupes, secará rápido. —Comenta Elle, dándose la vuelta para comenzar a bajar la escalera.
—Pst, Pst... —Sisea Light, llamando la atención del otro, en este momento su maleta mojada es lo que menos le importa— No pienso viajar en bote.
—No es obligatorio, te veré en unos días. —Se encoge de hombros, acto seguido retoma lo que hacía: bajar un pie, luego el otro sin soltar la madera empotrada en la pared.
—No sé nadar, lo sabes. —Añade en voz baja a la vez que zapatea con notable ansiedad.
—Irás... en bote. —Responde con la cabeza hacia arriba para verlo mientras alza una ceja, ni que le estuviera pidiendo que atraviese el lago nadando.
Light chasquea la lengua, como si el bote fuera el único problema. Al ver hacia abajo le da un poco de vértigo, ni siquiera está tan alto pero la escalera está en línea vertical, ¿no pudieron construir una inclinada y con pasamanos decentes para más seguridad?; al saber que no tiene otra opción, da media vuelta y se agacha un poco para tomar con las manos los bordes que sobresalen, ahora solo debe colocar el pie en el primer escalón, haciendo que en esa posición su trasero se levante.
—Te ves bien, jefe —comenta Elle sin apartar la mirada de ese culo. Tal vez lo diga por molestarlo pero hay cierta verdad en sus palabras, a pesar de lo insoportable que puede ser Light Yagami, siempre le ha parecido un hombre con unos atributos físicos que harían babear a cualquiera—. Tranquilo, tómate tu tiempo. —Agrega con una sonrisa al verlo teniendo problemas para bajar.
Linda y Near solo observan desde el bote preocupados. La preocupación de Near reside en que está tardando mucho y a él el sol no le sienta nada bien, así que más vale que se den prisa, Linda por el contrario le preocupa lo diferentes que son, es más que obvio que Light está acostumbrado a otro estilo de vida y no desea que el fin de semana con ellos resulte en una mala experiencia para él, hasta comienza a sentirse mal por haberles cancelado la reservación en el hotel.
Tan solo son entre ocho o diez escalones pero Light está tardando como si se trataran de mil. Ya va a medio camino y desde ahí podría fácilmente saltar para ahorrarse los últimos tres escalones, sin embargo no lo hace.
—A ver, deja te ayudo. —Con una sonrisa Elle estira un brazo hacia el frente y levemente inclinado hacia arriba, permitiéndole sujetar con la mano abierta uno de los redondos glúteos.
Light se tensa de inmediato, no obstante se niega a ver hacia abajo. Ya encontró el ritmo perfecto y no piensa perderlo por su tonto asistente, suficiente con estar dañando sus guantes, gabardinas y zapatos de diseñador en esa vieja escalera.
—Quita tu mano de ahí... —Ordena entre dientes, ante lo cual Elle acata encogiendo los hombros, él solo quería ayudar.
—Felicidades, ya me hice viejo. —Comenta el pelinegro al verlo poner un pie en el muelle al fin.
Light no está para bromas, así que tan pronto se siente seguro de soltar la escalera se endereza y se sacude la ropa con las manos, acto seguido da media vuelta. Golpearía a Elle pero teme que de hacerlo lo lance ahí mismo al agua.
—Te pondremos chaleco salvavidas. —Lawliet sonríe a la vez que con una mano le hace una breve caricia en el brazo a fin de calmarlo. Lo ve pálido y aunque muchas veces no lo soporta, tampoco desea que sufra tanto en el bote, después de todo serán varios minutos en él.
Dentro del bote Elle es quien toma el timón, su madre se sienta en el asiento al lado de él para platicar y ponerse al día, Near prefiere quedarse atrás porque le gusta que el agua le salpique en la cara. Light también se queda atrás, es el único que va con un enorme chaleco naranja y agradece que Nate sea un niño callado porque con lo mareado que se siente no soportaría estarlo escuchando.
De pronto el lago deja de estar rodeado de montañas glaciares y enormes rocas, poco a poco una isla repleta de árboles comienza a acercarse y en medio de tanta vegetación se sitúa una casa grande muy al estilo americano. Light entreabre los labios sorprendido, ¿acaso no dijo que Elle seguramente vivía en un apartamentucho y bebía en vasos de plástico?
Por lo menos en este lado el muelle es mucho más accesible, el castaño toma sus maletas pero en lugar de adelantarse, les hace un gesto con la mano a Linda y Near para que pasen, por más amable que parezca su verdadera intención es quedarse atrás junto a su asistente.
—¿Por qué me dijiste que eras pobre? —Le reclama entre dientes mientras comienza a jalar todo su equipaje.
—Yo nunca te dije que era pobre. —Responde, tomando con las manos las asas de la mochila que lleva en la espalda, su única maleta. Vienen por cuatro días, no entiende por qué su jefe decidió viajar tan cargado.
—Pero tampoco dijiste que eras rico.
—No soy rico, mi familia lo es.
—Eso es algo que solo los ricos dicen. —Frunce el ceño, jalar su equipaje en ese maldito muelle le está resultando difícil.
—¡Elle! ¡Bienvenido! —Gritan unas chicas a lo lejos, provocando que la pareja dé un respingo.
—¡Hola! —Responde el pelinegro levantando una mano solo por acto reflejo, sin entender nada— Mamá, ¿qué hiciste? —Pregunta viendo a su progenitora.
—Nada, solo una pequeña fiesta de bienvenida. —Voltea, sonriendo con inocencia.
—Solo cincuenta de nuestros amigos y vecinos más cercanos. —Añade Near, tomando la mano de su madre para continuar por el muelle.
—¿¡Una fiesta!? —Repite Light en voz baja y apretando los dientes. Él detesta cualquier reunión social que no tenga que ver con negocios.
—Así parece —asiente, sin darle importancia—. Apresúrate, mi hermanito de catorce años es más rápido que tú.
Light gruñe a la vez que se acomoda las gafas oscuras, no quiere que los demás noten en su mirada las ganas que tiene de asesinar a cierto pelinegro. Retoman el andar, Light con más dificultad que el resto debido a la cantidad de equipaje.
Al llegar Linda le pide a Elle que dejen las maletas de Light en el garaje por un momento, sería poco educado que ellos subieran a la habitación a guardar todo cuando los invitados ya están en casa. Al entrar todos se muestran felices de ver a Elle, son años sin que el pelinegro aparezca por el pueblo y verlo acompañado de alguien emociona a aquellos que vieron crecer a ese paliducho.
Pronto se mezclan con los invitados y Light pierde la cuenta de cuántas manos debe estrechar.
—Es un placer, Light. Bienvenido a Sitka. —Le dice una mujer rubia con una enorme sonrisa.
—Mucho gusto. —El castaño repite el gesto y luego continúan caminando por la amplia sala — ¿Por qué no me dijiste que eran como los Kennedy de Alaska? —Le pregunta en voz baja luego de asegurarse que no hay ningún invitado cerca.
—¿Y cuándo si te la pasas hablando de ti todo el tiempo?
El castaño pone los ojos en blanco y sin dudarlo lo toma de la parka para jalarlo a una zona más alejada del resto.
—¿Sabes qué? Tiempo fuera, tenemos que terminar con estas discusiones, deben creer que estamos enamorados...
—Por mí no hay problema —interrumpe, meneando la cabeza—, puedo fingir ser el prometido mimado, llevo tres años fingiendo que te soporto...
—Muy gracioso, Elle...
—Te lo digo, pan comido pero para ti no sé qué tan fácil sea dejarte de aparecer en las pesadillas de los demás.
—Hablo en serio, Elle Lawliet —dice con tono neutro mientras se cruza de brazos—. ¿Y cuándo piensas decirles que estamos comprometidos?
—Encontraré el momento.
—¡Elle!
Tanto Light como el aludido voltean cuando la voz lejana de una mujer interrumpe su discusión.
—Señora Mcallister —El pelinegro sonríe, viendo a la mujer que camina hacia ellos—. Señora Mcallister, él es Light.
—Hola, mucho gusto. —La saluda estrechando la mano y reprimiendo un gesto de incomodidad, ya perdió la cuenta de cuánta gente ha saludado.
—Elle, siempre me he preguntado —la voz le sale temblorosa, algo propio de la edad—, un editor de libros ¿qué hace, Elle?
—Es una buena pregunta, Lisa, tengo curiosidad por oír la respuesta. —Un hombre robusto de cabello completamente blanco interrumpe la conversación
—Ah, papá... Hola. —El pelinegro sonríe pese a que el nerviosismo en su rostro es palpable.
—Hijo —es lo único que dice dando un breve asentimiento con la cabeza—. Él debe ser Lighto.
—Light. —Corrige sin dejar de sonreír para no parecer maleducado.
—Joe, un placer, de verdad.
—El placer es mío. —A diferencia del resto, a él le estrecha la mano sin pensarlo dos veces, después de todo debe quedar bien con el suegro.
—Entonces dinos, ¿qué hace un editor? —retoma la plática con la vista fija en el castaño—. Bueno, además de llevar escritores a comer y a consumir porquerías. —Ríe antes de darle un sorbo al vaso de vidrio que lleva en la mano.
—Oh, eso suena divertido —comenta la señora Mcallister—, con razón a Elle le gusta mucho ser editor.
—No, no, Lisa, Elle no es editor, solo es un asistente —el pelinegro traga saliva incómodo ante la actitud de su padre—. Lighto es el editor.
—Light. —Corrige de nuevo, esta vez menos sonriente.
—Uhm... tú eres... —la señora los señala a ambos, sin saber cómo hacer su pregunta.
—Es el jefe de Elle, sí. —Completa Joe, dándole otro sorbo a su trago.
—Wow, que sorpresa. —Comenta ella, juntando las manos emocionada.
Joe ríe, una risa que no le dura más de dos segundos antes que su rostro se vuelva serio.
—Iré a llenar mi vaso. —Dice y da media vuelta, dejándolos ahí.
—Vaya, qué simpático... —Comenta Light, viendo de reojo a Elle.
Él no dice nada, tan solo suspira y va detrás de su padre.
—Bonita primera impresión, papá. —Le reclama tras alcanzarlo.
—¿Cómo quieres que esté, Elle? —da media vuelta, enfrentando a su primogénito— Te apareces aquí después de tanto tiempo con ese hombre que tanto odiabas, ¿y ahora es tu novio?
—Apenas llegamos, ¿no pueden pasar dos segundos antes de iniciar una discusión?
—Jamás creí que fueras de los que logran subir de puesto de esta forma. —Dice meneando la cabeza decepcionado.
—De hecho, te diré que ese hombre que está ahí —señala con el pulgar hacia atrás— es uno de los editores más respetados de la ciudad.
—Es tu boleto y lo traes a casa a conocer a tu madre.
—No, él no es ningún boleto —niega con la cabeza a la vez que alza las cejas—, él es mi prometido.
—¿Qué? —Frunce el ceño y debe sujetar con más fuerzas el vaso para no dejarlo caer.
—Lo que oíste, me voy a casar. —Le dice con seguridad y se aleja de él.
Desde su posición Light traga saliva, por la distancia no pudo escuchar la conversación pero pudo ver los gestos de ambos y algo le dice que no terminó nada bien. Ve a Elle alejarse y está a punto de ir detrás de él, no conoce a nadie ahí y se siente incómodo, sin embargo un camarero se atraviesa en su camino.
—¿Un bocadillo? —El joven de cabello rizado y mejillas rellenitas sonríe mientras con una mano sostiene la charola.
—No, gracias. —Light intenta mostrarse amable y pasarle de largo pero el sujeto se mueve impidiéndole continuar.
—Insisto, es una tradición.
—Lo que pasa es que tengo un problema con la textura —señala nervioso el canapé, intentando alejarse—, no como pescado.
—Sé que te gustará.
—Apuesto que sí pero... —estira el cuello buscando a Elle con la mirada y esos segundos de distracción son aprovechados por el camarero, quien al verlo con los labios entreabiertos le mete un canapé.
—No puedo permitir que vayas por la vida sin probarlos. —Comenta aún sonriente mientras se limpia la mano en la ropa.
Light mastica con dificultad, en primera el bocado era demasiado grande y en segunda no soporta la textura, pero el joven se ve tan ansioso por ver su reacción que no quiere ser maleducado, así que al menos intenta no poner cara de asco, sin embargo tragarlo será muy difícil.
—Damas y caballeros tengo un anuncio que hacer —la voz de Elle se escucha a lo lejos, y aunque hace unos minutos el castaño lo andaba buscando, en este instante se encuentra en medio de un problema culinario como para preocuparse por su asistente—. Light y yo nos vamos a casar. —Dice de un solo, sin darle chance a nadie de prepararse y provocando que de la impresión Light escupa lo que tiene en la boca.
—Ay, perdón, perdón —apenado busca en los bolsillos del delantal del camarero alguna servilleta para ayudarlo.
—Descuida, ya estoy acostumbrado.
—¿Light? —Continúa el pelinegro, buscándolo con la mirada por todo el salón hasta que lo ve asomar la cabeza detrás de un pilar— Ah, ahí está... —extiende un brazo, invitándolo a acercarse pero el castaño luce igual de confundido que el resto de invitados— ¡Ven aquí, terroncito! —Insiste, haciéndole un gesto con la mano.
Light sonríe, debe intentar fingir al menos la mitad de bien que Elle, camina hacia él aún con esa sonrisa mientras mira a la mayor cantidad de invitados que puede. El pelinegro le pasa un brazo sobre los hombros al tenerlo cerca y lo pega más hacia él, ganándose el aplauso de todos.
Linda de inmediato sugiere un brindis para celebrar, descorchan algunas champañas y uno a uno van felicitando a los novios.
—¿Esa fue tu idea del momento perfecto para decírselo? —Susurra Light una vez se encuentran solo los dos.
—¿Te molesta? —Alza una ceja y acto seguido le da un sorbo a su copa de champán.
—Me hubiese gustado que me dijeras para estar preparado pero no me quejo, fue brillante. —Asiente, viendo cómo todos festejan, le queda claro que se la creyeron por completo.
—¿Elle?
El aludido voltea y casi se atraganta con su bebida al ver a una despampanante rubia cerca de él.
—¡Misa! ¡Que sorpresa! —sin dudarlo la abraza mucho más fuerte de lo que ha abrazado al resto— Que alegría verte, no sabía que estarías aquí. —Se separa de ella, sonriendo.
—Tu mamá quería que fuera una sorpresa así que ¡sorpresa! —Levanta las manos y agita los dedos, riendo— Y... —mira de reojo al muchacho castaño que se ha quedado a un lado— me parece que estamos siendo muy groseros...
—Ah sí, Light ella es mi ex...
—Soy Misa. —Interrumpe la chica con una voz chillona y agitando la mano.
—Oh, mucho gusto.
—Muchas felicidades por su compromiso.
—Gracias. —Responden los dos al unísono.
—Pero por favor, no me digan que me perdí la historia. —Hace un puchero, cruzándose de brazos tal cual niña pequeña.
—¿Qué historia? —Elle enarca la ceja, viéndola confundido.
—Pues de cómo se lo propusiste, tontín.
—Mi papá dice que la propuesta de un hombre dice mucho de su carácter. —Comenta Near a unos metros de distancia, sentado en el sofá al lado de su madre.
—Me encantaría escuchar esa historia —agrega Linda, sosteniendo una copa de champán—. Elle, ¿nos cuentas?
Misa suelta un chillido emocionada y sin dudarlo busca un espacio vacío en alguno de los sofás para ponerse cómoda.
—Sí... —murmura el pelinegro, más pálido de lo usual— ¿Saben qué? A Light le encaaaanta contar esa historia así que voy a dejar que él lo haga. —Le da un par de palmadas en la espalda y zafándose de la situación toma asiento en el reposabrazos del sillón que está al lado.
Light ríe nervioso al sentir todas las miradas puestas en él, sin embargo mantiene su temple.
—Vaya, wow... por dónde empezar... —se retira el flequillo de la frente mientras su cerebro va a todo lo que da para inventar algo pronto— La historia, bueno... si, resulta que Elle y yo... si, si, Elle y yo íbamos a celebrar nuestro primer aniversario como pareja y yo sabía que estaba ansioso por pedirme que nos casaramos —pone una mano sobre el hombro del pelinegro, mostrándose más cómodo y confiado con lo que está contando—. Debieron verlo, estaba asustado, petrificado diría yo, así que comencé a dejarle señales aquí y allá porque sabía que no tendría el valor de hacerlo. —Ríe, juntando las manos.
—Eso no fue... lo que realmente pasó. —Elle aprovecha la pausa para aclarar ese detalle.
—¿Ah, no? —Light sonríe de lado, disfrutando de ver a su subordinado tan sonrojado.
—No, no —menea la cabeza, intentando mostrarse relajado pese a tener las manos heladas—. Sí me di cuenta de las señales —dice volteando hacia los invitados—, ¿cómo no hacerlo? Un cañón sería más sutil que este hombre —todos ríen—. Quizá sí estaba nervioso pero era porque me preocupaba que él pudiera encontrar la pequeña caja...
—Oooh, la caja de papel que él armó —interrumpe el castaño—, imposible olvidar ese detalle, se tomó el tiempo de cortar diminutas fotos de él mismo —se muerde los labios fingiendo ternura—, pegó esas fotos por tooooda la caja, es tan hermosa —suspira, llevándose una mano al pecho. Elle no puede dejar de verlo entre avergonzado y sorprendido—. Abrí esa pequeña caja y volaron lindos corazones de confeti que él hizo a mano —Light continúa al mismo tiempo que la cara del pelinegro se va transformando en un verdadero poema—. Cuando los corazoncitos se dispersaron vi el fondo y vi la más hermosa y enorme...
—No había nada —interrumpe el pelinegro encogiendo los hombros—, sin sortija.
—¿Que...? —Murmuran varios, viéndose extrañados entre sí.
—Pero dentro de la caja, debajo de toda esa... basura —Elle pronuncia lo último con notable fastidio mientras voltea hacia Light, a quien le finge una sonrisa— había una nota escrita a mano con la dirección de un hotel, fecha y hora como lo hubiera hecho Humphrey Bogart —la mayoría de hombres en la habitación le celebran lo último, alzando el puño o la copa—, completamente masculino. Como sea, Light y yo...
—Creí que veía a alguien más, sí —interrumpe Light, haciendo un gesto de pesar—, fue un día terrible para mí pero aún así fui al hotel y ahí toqué la puerta, la cual ya estaba abierta así que entré y... —hace una pausa y se lleva una mano al pecho, como si el recuerdo realmente le conmoviera—, y ahí estaba...
—De pie. —Agrega Elle con la voz lo suficiente clara para que escuchen en todos los rincones del salón.
—De rodillas. —Aclara Light.
—Como un hombre. —Dice el pelinegro, sin hacer contacto visual con nadie.
—En una cama de pétalos de rosa usando un traje y su hijo —voltea hacia Linda, cuyo rostro demuestra desconcierto mezclado con una pizca de emoción—, su hijo hacía todo lo posible para contener las lágrimas —Lawliet lo mira entrecerrando los ojos y conteniendo las ansias de meterle algo en la boca para que se calle—, y cuando al fin pudo calmarse y respirar me dijo...
—"¿Light, te casarías conmigo?" Y él dijo "claro" —vuelve a interrumpir, agregando toda la línea de una sola vez para no dar chance a que el castaño diga algo más—. Fin de la historia, y bueno ¿quién tiene hambre? —Mira a todos sonriente como si no estuviera deseando que la tierra se abriera para que se lo tragara.
Todos se quedan en silencio por unos segundos, algunos enternecidos, otros confundidos.
—Esa es... una linda historia. —Comenta Linda, quien es una mezcla de todas las emociones que se viven en la habitación.
—Quién diría que mi hermano sería tan romántico —Agrega Near mientras deja el tazón de palomitas vacía sobre la mesa de centro, sin que nadie sepa a qué horas fue por ellas— Confeti hecho a mano, yo no tendría tanta paciencia.
—¿Verdaaad? —Light asiente con un gesto de sorpresa— Fue muy tierno.
—Oigan pero esa historia deben sellarla con un beso. —Sugiere uno de los invitados y todos lo respaldan.
Elle se pone de pie mientras agita una mano, pidiéndoles que descarten esa idea. Sin embargo la mayoría comienza a presionar con frases como: «Dale un beso, Elle» «Demuéstrale cuánto lo amas» «Solo un beso y ya».
—Ustedes ganan, de acuerdo, ¿listos? —Se sitúa al lado de Light y lo toma de mano para plantearle un beso en los nudillos.
—Eso no cuenta, besalo en la boca. —Grita alguien.
Light se sonroja cuando uno de los invitados comienza a canturrear «beso, beso, beso», siendo seguido por todos los demás.
—Me van a volver loco —se acerca al pelinegro para susurrarle al oído entre dientes—, así que hazlo rápido.
—Bueno, ya, ya... —Elle les hace un gesto con las manos, pidiéndoles que se calmen, acto seguido voltea hacia Light y sin perder más tiempo aprieta los labios y los planta por solo un segundo sobre los del otro.
—¡Buuu! —Near pone una palma a un lado de su boca simulando un megáfono mientras con la otra muestra el pulgar hacia abajo— Hacen parecer que los besos en los doramas son explícitos a comparación de eso.
—¡Siii, besalo en serio! —Pide Misa, aplaudiendo emocionada.
Ambos se rascan la nuca mientras se balancean tensos, no obstante están sabedores que los demás no desistirán hasta obtener lo que quieren.
—Hagámoslo de una vez. —Dice Light dando media vuelta para quedar frente a frente, acto seguido aprieta los labios.
Elle también repite ese gesto y luego se inclina hacia el castaño, uniendo sus labios por varios segundos. Sin separarse, abren los ojos para ver al resto, quienes aplauden satisfecho, eso significa que pueden dar por terminado el espectáculo. Quizá la presión del momento les adormece la razón, porque en lugar de separarse cierran despacio los ojos y ambos entreabren los labios, permitiendo que sus lenguas se salunden por un momento.
—-
Notas de autor: si la historia está siendo de su agrado, les agradecería hacérmelo saber al menos con un votito <3
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